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Las implicaciones del gÉnero

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Por Elsa Lever M.

 

“Género no se refiere a ‘cosas de mujeres’, sino a una perspectiva totalizadora”

En esta primera colaboración quiero plantearles el sentido de esta columna mensual, a manera de presentación, y agradecer a Octavio Islas por la invitación a ser parte de Razón y Palabra.

Desde el ejercicio como docente y como comunicóloga me he percatado de las graves desigualdades de oportunidades y acceso a una gran cantidad de estudios, servicios,  empleos, derechos, justicia, y todo por razones de género. Desafortunadamente, sigue siendo necesario visibilizarlo. He aprendido que dicha desigualdad es cultural y está inserta en todas las áreas y, por tanto, es posible detectarla, cuestionarla, investigarla, documentarla y divulgarla. De ahí también el interés social por estos temas, porque hay una urgente necesidad de cambiar las condiciones inequitativas de nuestra sociedad, de nuestra cultura, y encontrar además nuevas formas y caminos para hacerlo, y sólo el conocimiento y la información bien documentada pueden intervenir en el cambio de mentalidades, donde la academia juega un papel preponderante.

Además, no es una problemática que se circunscriba a México. Las manifestaciones y transformaciones de la cultura en México, es decir las representaciones, los imaginarios, las cosmovisiones,  el proceso de las identidades y el peso de los medios de comunicación, todo atravesado por el género, son parte a su vez de las manifestaciones y transformaciones de una cultura regional, latinoamericana. Aun cuando nuestro país posee sus especificidades, también comparte situaciones comunes con el resto de países de América Latina.

Hoy más que nunca se necesitan de estudios, investigaciones, proyectos que busquen rescatar la identidad latinoamericana, así como una crítica a los procesos que han frenado su construcción; América Latina está viviendo grandes cambios económicos y políticos, por ello necesitamos perspectivas que nazcan desde la visión multidisciplinar, integradora, y la transversalización que da la mirada de género.
El género es una dimensión compleja en varios sentidos, entre ellos los políticos, socio-culturales, ideológicos, psicológicos y biológicos; es decir, la construcción de un objeto límite desde la ciencias sociales, ya que los datos corporales son construidos socialmente.
De esta forma, “género” no se refiere a “cosas de mujeres”, sino a una perspectiva totalizadora cuyo centro es la identificación de las relaciones que se establecen entre los varones y las mujeres, en los distintos contextos históricos, así como la forma en que se construye la diferencia genérica y el papel que ésta juega en la estructuración del poder en la sociedad.
Lo que quiere decir que, con base en un hecho biológico: el sexo (nacer mujer o varón), cada cultura y cada época ha construido el ser y hacer femenino y masculino y, junto con esa imposición, la diferencia y la desigualdad.
Es decir, las mujeres y los hombres nacemos biológicamente diferentes (una diferencia mínima, por cierto), pero a partir de ahí,  empezando por nuestros padres y médicos, toda la sociedad se encarga de “educarnos” en la idea socialmente construida de ser “femenina” o “masculina”, ser un “hombre” o ser “una mujer”. A esto se añade que esa idea socialmente construida de los roles que le “tocan” y “corresponden” a cada sexo, está tan arraigada y nos antecede hasta antes de nacer, que pasa por natural, como parte de la naturaleza de cada sexo, como esencia del ser hombre o del ser mujer.  De ahí la frase acuñada por Simone de Beauvoir, “no se nace mujer: se llega a serlo”, aludiendo a esa construcción social del “ser mujer” y negando con ello su supuesta determinación biológica y natural. Y si cada persona no nace, sino que es construida, se puede llegar a “no serlo”.
El concepto de género describe las verdaderas relaciones de poder entre hombres y mujeres. Es decir, una perspectiva desde el género debe tomar en cuenta de modo específico las consecuencias para las relaciones entre los individuos y su conexión con los sistemas de poder.
Ahora bien, en cuanto las relaciones de género son construcciones sociales, poseen un carácter transformable. Si han sido y son un producto social, la sociedad puede transformarlas, definirlas hacia la eliminación de las diferencias que existen en detrimento tanto de un género como del otro.
Por eso me interesa, desde esta columna, que se hable de las implicaciones del género en nuestras vidas, en nuestros quehaceres profesionales, en nuestras acciones privadas y públicas. Los medios, la educación, la cultura,  todo en la sociedad está atravesado por esas diferenciaciones desventajosas según se transite en esta vida como mujer o como hombre.

Mucho se ha dicho, pero falta aún más. Música, cine, publicidad, literatura, medios, Internet, activismo, academia, discurso, noticias… todo será parte de Feminetas. Les invito a enriquecer este foro.

 

Directora de la revista electrónica www.mujeresnet.info, es licenciada en Periodismo por la UDF, con maestría en Comunicación por la UNAM, y diplomada en Género y en Feminismo por el PUEG-UNAM y el CEIICH-UNAM, respectivamente. Ha escrito para diversos medios, imparte conferencias y es docente.
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