El día de ayer despedimos a Carlos Maya. Se fue como vivió: haciendo lo que quería procurando pasar inadvertido.Me aplicó la de siempre: sorpresivamente. Lo despedimos como grande su familia, sus pares de la Pedagógica, sus hijos y yo. Las cosas se hicieron a su manera aunque nos falta la última etapa: llevarlo a "Michigan" como él decía. El dolor de la ausencia es inmenso y las cosas no volverán a ser como el martes 15 a las 8:30 cuando me dijo "regreso a ver el futbol" y se fue a verlo a palco preferencial. Fueron casi cuatro décadas juntos que celebraríamos en diciembre de este año... un buen de tiempo.

Priscila, Carlos y yo hemos decidido estar juntos; no estoy en el espacio que compartí con él ni en el teléfono de siempre, sólo en cel y por este medio. Y es por este medio que agradezco a mi mamá, a Cris, a mis hermanos, a los Primos Félix, a mis tías y a la gran Familia Maya el haber estado con nosotros en este complicado momento. Les pido a los primos y a los Maya que reenvíen al mensaje a quienes no están en mi directorio y que nos acompañaron. A mis amigos les informo la desagradable noticia, más que nada para que en el próximo encuentro no me pregunten "¿Cómo está Carlos?" De cualquier manera, espero encontrar un nuevo sentido a mi vida y creo que cuento con el apoyo de ustedes. Les envío un saludo y mi agradecimiento de antemano...

Claudia Benassini Félix
17 de junio de 2010

 

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