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MIS ACCIONES MARCARÁN A LOS DEMÁS

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Por: Tamara Guillemot
Número 66

 

La mayoría de los padres buscamos siempre, de acuerdo a nuestras posibilidades, la mejor escuela para nuestros hijos. Buscamos un lugar en donde la educación impartida sea de acuerdo a nuestros valores, principios y creencias. Sabemos, en general que los niños y/ o adolescentes son formados en una primera instancia en casa, por los padres y a veces por los hermanos, con conocimientos generales y en la escuela con diferentes conceptos: desde sus primeros números y colores, hasta complicadas ecuaciones. Desgraciadamente, por muchas razones en esta época hemos dejado muchas cosas a un lado en la parte de la educación  y nos hemos vuelto seres laxos en cuanto a modales y valores. Al querer ser los padres perfectos y tratar de no cometer los “errores” que nuestros padres cometieron con nosotros, hemos criado a seres que con su comportamiento dejan mucho qué desear.

La ética se inspira en la pregunta ¿cómo hemos de vivir? de Sócrates. La forma en que le demos contestación puede ser la pauta al camino que queremos tomar. Queremos formar en nuestros niños una conciencia moral autónoma, que los pueda guiar en los caminos más escabrosos. Pero es muy importante que esa guía tan importante la den los padres. Los padres marcan las pautas en nuestras actitudes. Debemos recordar que todo niño tiende a imitar todo tipo de conductas.

El psicólogo Albert Bandura menciona en sus investigaciones que los factores cognitivos ayudan a los niños o a cualquier persona a decidir si lo que se observa se imita o no. El cuestionamiento interno dice entonces: es esto bueno o malo y lo quiero o no lo quiero hacer. Esto también marca los modelos sociales significativos que se deben seguir. Obviamente los niños toman siempre como modelo a los padres, maestros, amigos y hasta los personajes que se muestran en la televisión como bien lo sabemos. De aquí que debemos de tener en cuenta que se debe enseñar siempre que todo acto tiene una consecuencia: positiva o negativa. Las conductas positivas deberán siempre ser deseables y reforzadas.  Entonces ¿voy a premiar a mi hijo por una conducta negativa? ¿Voy a dejar que imite a ese personaje de caricatura que no tiene modales y que le falta al respeto a sus padres?

El profesor también es un modelo que sirve de aprendizaje. Es un modelo más a seguir para todo niño.  El maestro muestra y exige comportamientos y normas sociales y de conducta que los alumnos deben de cumplir. Podemos entonces mencionar a  Barrhus Frederic Skinner quien a través de su condicionamiento operante dice que la conducta humana es manipulable. El ambiente que rodea a cualquier sujeto es determinante ya que lo afecta, ya sea de forma positiva o negativa y él determina si éstas conductas las aumenta o las evita. Es así como se puede comprobar que todo comportamiento es aprendido como bueno o malo.

Debemos hacer entender a nuestros hijos y alumnos que la consecuencia de cualquier acto recae en el individuo que la realiza. Es así como debemos ser un ejemplo a seguir y siempre tratar impulsar actos positivos para el bien personal y común de esos seres que nos rodean. La calidad de tiempo que les dediquemos será de crucial importancia para su desarrollo como personas éticas e intachables moralmente. Si queremos que nuestros hijos y educandos sean de este tipo... ¿qué estamos esperando entonces? Kant escribió: “Actúa de modo que tus máximas sean tales que puedas aceptar todas sus consecuencias”.


Tamara Guillemot Calderón
Mtra en Humanidades por el Ateneo Filosófico. Profesora de planta del Departamento de Ciencias de la Conducta del ITESM CEM. Ha impartido clases de Redacción, Comunicación Oral, Ética, persona y sociedad, Valores en el ejercicio. México.

 

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