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TÉCNICA DESCRIPTIVA EN LA MARA DE RAFAEL RAMÍREZ HEREDIA

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Por: Rafael Furlong
Número 68

En primer lugar, agradezco a los organizadores de la Universidad del Estado de México y al Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM mi alma mater, la oportunidad de promover la lectura y el estudio de un autor mexicano de la altura de Rafael Ramírez Heredia. Cualquiera que intente buscar crítica sobre el autor en cuestión, se dará cuenta que no hay suficientes ensayos sobre su obra. Este hecho y el nivel literario del creador justifican mi ponencia. Además, leyendo algunos comentarios sobre Rafael Ramírez Heredia, uno se da cuenta de que uno de los aspectos menos analizado es la técnica descriptiva de dicho autor.

En segundo lugar, el objetivo específico que persigo es profundizar en el conocimiento de un aspecto en la obra de Rafael Ramírez Heredia. Me ocupo de la novela titulada La Mara, publicada en el 2004 por Punto de Lectura. Es necesario aclarar que a pesar del título, la novela se centra en el problema de la inmigración ilegal a México.

En cuanto a la metodología que me guía, es el análisis estilístico, éste se ha convertido en mi obsesión a lo largo de los años. Probablemente, esta pasión se deba a mi dedicación a la creación lírica como escritor. Asimismo, la elegí por ser uno de los aspectos destacados de Rafael Ramírez Heredia en la novela antes mencionada, así como su uso virtuoso de la narración libre indirecta que se tratará aquí de manera muy breve hacia el final de esta ponencia.

Ahora bien, lo primero que llama la atención en la obra de Rafael Ramírez Heredia son sus descripciones descarnadas, éstas difícilmente podrían ser más crudas. Indu-dablemente, una de las intenciones del autor es mostrarle al lector la violencia brutal a la que se ven sometidos los hombres del Sur cuya miseria los empuja hacia el espejismo de Norteamérica.

Es imborrable en mi memoria la vívida descripción que hace Ramírez Heredia del asesinato de una víctima de la Mara: Un joven inmigrante ilegal es arrojado a las ruedas del tren en movimiento, justo frente a la vista del hermano que ha sido golpeado, insultado hasta la saciedad y cuyo brazo ha sido amputado de un machetazo. Así como tampoco es posible olvidar la eficaz narración que el periodista mexicano Marco Lara Klahr, experto en el fenómeno de los maras, hace de un escarmiento a un joven enamorado de una chica de una pandilla diferente. En este caso, los maras le extraen uña por uña, le sacan los ojos y luego lo queman vivo. El título de su libro es Hoy te toca morir y está publicado por Editorial Planeta

Y regresando a Ramírez Heredia, el autor pinta un entorno con las más crudas pinceladas, a la manera de los naturalistas, dentro de un contexto determinista socioeconómico.

En fin, entre las “pinceladas” de este creador que más atrajeron mi interés se encuentran diversas clases de tropos literarios que él utiliza con gran maestría e imaginación. Véase en seguida cómo utiliza tales recursos y su efecto.

PERSONIFICACIÓN.

En la primera página de la obra en cuestión, el narrador dice: “Con la oscuridad cayendo desde la alturas del Tacaná,…” (Ramírez: 2006, 11). Resulta muy eficaz la personificación, en cuanto a que transmite con precisión un rápido cambio de iluminación y al utilizar el verbo “caer” transmite una connotación negativa que resulta adecuada a la trágica aventura de los migrantes, foco temático central en la obra.

Un par de páginas adelante se lee: “ Ximenus siente a la oscuridad excitarse con el movimiento de las sombras.” (Ramírez: 2006, 13). La cita tiene un doble valor, por una parte asocia al personaje Ximenus con la oscuridad, lo que sugiere una relación con el mal; y en segundo lugar, evoca imágenes frecuentes en el Realismo Mágico en que los lugares en los que se desarrollan las historias cobran vida y se convierten en ambientes armónicos, adecuados y sensibles a lo que les ocurre a los personajes.

El siguiente caso que atrapó mi atención fue una inversión del mecanismo de personificación, llamémosle cosificación o materialización:

…arriba de los carros de hierro se inicia el combate por obtener un mejor sitio. Se pistonean los pujidos. A un hombre se le desfigura el rostro por la patada lanzada desde una posición más alta en el ferrocarril. (Ramírez: 2006, 13).

Al decir, se pistonean los pujidos, en la voz del narrador, el autor está cosificando la reacción de los indocumentados al recibir las agresiones físicas y resulta en total armonía y deliberadamente empalmado con la imagen sonora del tren cuyos sonidos, al iniciar su marcha también parece que emitiera pujidos por el esfuerzo que “realiza”.

Sobre la misma línea temática, el narrador enlista los obstáculos que habrán de enfrentar los inmigrantes ilegales:

…el trayecto es enorme y las dificultades sin número, los calores ardidos, las sierras sin frontera, las neblinas hondas, el país acechando para tumbar del tren a los migrantes (Ramírez: 2006, 14).

Al final del listado de la cita anterior, está la personificación hiperbólica que intensifica el efecto dramático y que recuerda, una vez más, el uso de imágenes similares en las novelas del Realismo Mágico.

En seguida, un ejemplo más de personificación: El movimiento migratorio requiere de vehículos que transporten a los indocumentados, así que los medios de transporte adquieren una relevancia especial. El tren aparece con frecuencia y de allí su importancia en la obra. Léase esta cita: “El tren incrusta su frente en la oscuridad que enmarca el trazo de los árboles” (Ramírez: 2006, 15). Esta personificación es excelente porque une el tren a la oscuridad y como se verá más adelante, el tren será un aliado involuntario o cómplice de las fuerzas de la oscuridad representadas por los mareros quienes asesinarán a un migrante lanzándolo a las ruedas del tren.

No termina el primer capítulo y el narrador menciona, nuevamente, al tren:

…a los lados de este mismo ferrocarril de avanzar asmático por entre la selva ajena, seres de tatuajes enramados en el cuerpo y lágrimas estáticas viajan por senderos oscuros esperando que el tren se detenga? (Ramírez: 2006, 17)

La personificación en la frase: ferrocarril de avanzar asmático, sirve para crear la expectación de que el tren se podrá detener, para desgracia de los migrantes, según ya se advirtió líneas atrás.

Ramírez Heredia muestra su destreza expresiva al encadenar tropos literarios, como por ejemplo: “La música trepa en el olor a mierda de la calle” (Ramírez: 2006, 19). En esta cita, el autor mezcla sinestesia y personificación en un encuadre escatológico, acorde a un estilo que semeja al de los naturalistas1.

SÍMIL.

El símil le sirve a Ramírez Heredia, lo mismo para caracterizar como para describir más claramente el ambiente en el que se desarrolla la novela. Por ejemplo, al enriquecer su descripción violenta del primer ataque a indocumentados :

Se escuchan el desliz de los lamentos. Las amenazas y las ofertas. Todo en voz baja, como si fuera un pacto nunca acordado. (Ramírez: 13).

El símil “…como si fuera un pacto nunca acordado” lo escribe el autor, no a través de adjetivos que pudieran estorbar sino como los mejores escritores, describe a través de la acción. Por la expresión queda claro que no es un ataque desordenado sino bien planeado y por supuesto bien liderado.

El autor mejora la expresividad de su narración al mezclar varios tropos, véase qué hace ahora:
…el sonido del silbato unido a los ruidos que el tren despide como si despertara de una siesta muy larga. (Ramírez:14).

Aquí utiliza el autor, un símil unido a una imagen personificada. Esta imagen personificada del tren –paradigma simbólico del enlace entre el subdesarrollo y la nación del norte, representa la esperanza para los migrantes ilegales- que se va a repetir, de tal modo que el ambiente personificado cobra vida e interés gradualmente.

El autor insiste en mencionar el tren enriqueciéndolo expresivamente mediante el uso del tropo:

Veracruz que es símbolo, también un puerto y al mismo tiempo un territorio. Un puerto junto al Golfo de México, igual al título del país por donde el tren corre como si fuera aprendiendo a caminar igual a ellos, los que no saben del rosario de trampas en las estaciones…(Ramírez:16).

Ramírez Heredia ensarta, a través del narrador, dos símiles al hilo que le permiten personificar al tren, describiendo más ricamente su lento ascenso por las innumerables montañas de México y “dibujar” mejor el lento avance de los inmigrantes ilegales hacia un añorado destino.

Asimismo, el símil contribuye a enraizar un personaje a su ambiente:
“…por las calles llenas de hoyos, de olores que él identifica como si fueran parte de su cuerpo sin bañar con la pestilencia de los orines y el sudor que se clava en la piyama de Don Nico,…” (Ramírez: 24).

Esta descripción de Don Nico, logra eficazmente transmitir la decadencia tanto del personaje como de su entorno, como si el personaje se mimetizara con lo que lo rodea para ya no ser percibido y así ocultar su estado disminuido. Más adelante, se confirma esta decadencia del personaje, una vez más, a través de un símil: “..en la pantalla del televisor derrumbado como Don Nico”. Más clara no puede ser la caracterización del personaje.

El símil es utilizado para mejorar la descripción de la intensidad de la lucha de los migrantes:
“Los migrantes, que lucharon como si en ello les fuera la vida…” (Ramírez: 17).
El símil es un tanto irónico, acaso para contrastar con su ignorancia de que lo peor está por venir, puesto que en realidad los migrantes sí van arriesgando la propia vida y muchos de ellos la perderán en el camino.

En la cita que se hará de inmediato, el símil contribuirá a arrojar, de modo más claro, un dato esencial sobre los personajes que representan a los viajeros ilegales:

Los migrantes saben de lo largas que serán las noches. Ruegan por tener la suficiente fortaleza para seguir aferrados a su reducto, que defenderán con malévola fibra. Como lo hacen al atardecer las aves en los árboles, temen a todo aquello que altere el orden establecido. (Ramírez: 16).

El símil es particularmente eficaz para “dibujar” mejor la vulnerabilidad de los migrantes al expresar su miedo aparejándolos con animales tan débiles como las aves que buscan refugio en los árboles.

En suma, queda en claro que el símil es una herramienta que Ramírez Heredia maneja diestramente en la caracterización del ambiente y de los personajes.

METÁFORAS Y ALEGORÍAS.

Así como el símil es utilizado para caracterizar a los personajes, el autor también utiliza la metáfora para este propósito, véase este ejemplo: “…admiró la entrada de Ximenus que barría con la cabeza el dintel de la puerta” (Ramírez: 269).

Ahora bien, el autor de La Mara recurre al habla común en busca de metáforas que todo mundo entiende, por ejemplo, se refiere a los indocumentados como: “los que no saben del rosario de trampas en las estaciones, comenzando en una que le dicen La Arrocera” (Ramírez:16). Y aún más común, la cita a continuación. “…diciendo que lo iba a consultar con la almohada” (Ramírez: 273). Sin duda, este recurso facilita la lectura de la novela y la hace más cercana al lector, al utilizar el mismo lenguaje de éste último.

Llama la atención como el autor escoge alegorías que parecen surgidas del ambiente pueblerino tan próximo a la selva en donde se desarrolla la novela:

…a imaginarse lo que se siente meterse a la boca del jaguar como si fuera juego de cipotes.. ahí es donde tuerce el cuello el jabalí… (Ramírez: 282)

El uso de estas alegorías parece un acierto estilístico puesto que le recuerda al lector que los personajes de la novela representan a gente que vive a unos pasos de la selva y por lo tanto su visión del mundo es distinta.

Ahora, si se desea calificar el estilo de Ramírez Heredia, lo primero que surge a la mente no son los tropos sino su estilo tremendista. Por ejemplo, él utiliza la hipérbole mezclada con una metáfora escatológica para obtener un mayor impacto en el lector, es decir, al autor no le basta con que el narrador diga que uno de los personajes manchó su propio nombre sino que va más allá: “…su nombre se llenó de estiércol sin poder hacer nada” (Ramírez:26). Esta característica, se puede observar en otras novelas del autor, como El Rayo Macoy o La esquina de los ojos rojos.

Por otra parte, el autor utiliza la alegoría para hacer sus descripciones más interesantes para el lector, debido a que constituyen minificciones paralelas a la línea narrativa central de la novela, por ejemplo,
…espacio en que Ximenus prepara el maquillado del alma para después meterla en el cajón de sus secretos escondidos en esas habitaciones donde se dispone a robarle la fuerza al vuelo de las aves…(Ramírez:45)

Más adelante, utiliza de nuevo, la alegoría –mezclada con personificación e hipérbole- para referirse a los indocumentados frente al río, adviértase el tono que utiliza:
Cada uno de los que miran la corriente forman parte del acuclillado círculo pegado al río. Los extremos se cierran con claves distintas a las de un mundo terco en despreciar el goce de la vida en su último segundo. (Ramírez: 83)

Sin duda, el tono es catastrofista, mas no irreal, dados los múltiples peligros a los que se enfrentan en la realidad los que huyen del subdesarrollo y todas sus plagas; por sólo poner dos ejemplos de tales plagas, en Guatemala existen actualmente 434 pandillas y en Nicaragua 268; en Colombia se cometen 63 asesinatos por cada 100 mil habitantes y 26 en Guatemala (El Centro: Jueves 14 de febrero de 2008).

Más aún, Ramírez Heredia utiliza la alegoría como una forma de eufemismo, en algunos casos, por ejemplo: “o mejor cierre los ojitos porque si los abre tendrá que aceptar que la blanquita es otro paso en la escalera” (Ramírez:138). Queda claro que en la cita anterior, el diminutivo contribuye a lograr una intención eufemística, recurso de uso frecuente en el habla cotidiana de diversos países latinoamericanos, lo que contribuye a ubicar mejor la novela.

El uso de la alegoría es magistral en Ramírez Heredia puesto que la elección de las metáforas encadenadas suele ser idónea porque contribuyen a la precisión o a una mayor fuerza expresiva, véase el caso que en así se expresa: “¿Qué coralillo interno le iba dando de piquetes?” (Ramírez:156). No hay duda de que escoger a una víbora para expresar metafóricamente el fuerte efecto dañino que afectaba al personaje y que así se transmite claramente puesto que así se entiende mejor la intensidad de la preocupación.

Véase en este otro caso cuál es el estado de ánimo del personaje y cómo se expresa:

…y si alguien se atreve a meterse a su casa y él lo descubre, le va a tumbar la sonrisa con un plomazo… (Ramírez:221-222)

Las metáforas encadenadas reflejan nítidamente el enojo del personaje. El valor adicional en esta cita es que el autor utiliza metáforas que pertenecen al habla popular y por tanto contribuyen a la verosimilitud del personaje, puesto que “habla” como naturalmente hacen los mexicanos en tales circunstancias y ubicados en un entorno semejante.

Las alegorías le sirven al autor para reportar los pensamientos de los personajes tal y como ellos parecen verbalizarlos:

…porque esas comisiones de última hora le caen en pandorga, camina midiéndole el agua a los camotes, o sea que en estas jugadas no se puede ir como si fuera a misa, no , si el personal es de colmillo largo, el cabrón Moro trae siempre los cocodrilos alborotados en la panza…

El texto es un encadenamiento notable de metáforas, es notable porque reflejan la situación de manera enfática y al propio tiempo explicativa, es curiosa también la mezcla de vocabulario culterano como “pandorga” (un antiguo juego medieval que consistía en una figura antropomórfica que tenía un escudo en una mano y sacos de arena en la otra, había que golpear el escudo y rápidamente huir porque la figura giraba y quien no se quitaba a tiempo era golpeado) (DRAE:1992); y vocabulario procaz como “cabrón”; esta mezcla refleja el contraste que se vive en la realidad latinoamericana, en la que conviven personas de muy distintas realidades socioeconómicas, culturales y de niveles de información abismalmente distintos.

Nuevamente, el autor mezcla diversos niveles de lenguaje en el texto que sigue, ahora con un recurso adicional que lo mejora:

Calatrava mira por el espejo retrovisor y observa los rostros de los que viajan atrás, serios también, atentos como si todos estuvieran manejando la camioneta (1) que responde sin trabas, potente la cabrona (2), quiere comentarlo pero no es tan sonso pa no darse cuenta de (3) que el horno no está pa bollos (4) y eso significa que los comandantes andan con el fundácalo lleno de cadillos (5) y detiene…

En esta cita, el autor mezcla un símil (1) con una personificación procaz (2), otro símil (3); y termina con dos alegorías (4)(5). El elemento adicional es el uso del humor, primero a través de un hecho absurdo (1) que sin embargo es común: Los conductores que van como pasajeros en un vehículo y se comportan como si ellos fuesen manejando. Luego, personifica procazmente a la camioneta, lo que resulta igualmente humorístico. Continúa el texto y se puede advertir una afirmación negativa que refleja una pobre autoestima: Al decir que no es tan sonso, admite implícitamente que es algo sonso, lo que causa gracia por lo indirecto y aparentemente involuntaria admisión de tal falla. Enseguida, (4) la alegoría popular que incluye un apócope que revela a una persona de pobre educación (“pa” bollos) cuya deficiencia hace reír al lector (Consúltese La risa de Henri Bergson).

Finalmente, concluye la cita con un neologismo eufemístico pero cacofónico y prosaico (“fundácalo” por fundillo o culo) acompañado de una metáfora muy eficaz que revela de manera enfática una molestia: “cadillos” son flores silvestres con espinas y fruto, lo cual mueve a risa sólo de imaginar a los comandantes con tal molestia en dicha parte de su anatomía.

El autor juega con el lector y en ocasiones mezcla alegorías en las que puede hacerse una doble lectura; por ejemplo:

…piensa que si les agarra la mañana se va a desayunar en el mercado, con la acción le entran las ganas de una buena comida, está seguro de que algo se está cocinando desde que el lic, que nunca lo había tomado en cuenta, lo mandó llamar y con mucha calma …

Esta cita tiene en la alegoría una doble interpretación que sin causar enredos enriquece la expresión puesto que muestra la riqueza de la actividad mental del hombre con su capacidad de tener varias líneas de pensamiento simultáneamente.

Las alegorías utilizadas en la novela en cuestión combinan en ocasiones, referentes opuestos, analícese la cita a continuación:
…a él qué le importa que otros se lleven a la buchaca la tajada del tigre, cada cual da la tarascada conforme la capacidad de su hocico. (Ramírez:309)

La cita antes hecha combina referentes de la ciudad (buchaca-billar) que de la selva (tigre). Esto es un acierto porque refleja el ambiente de corrupción que vive el protagonista de la novela (Don Nico).

Y es precisamente en tal entorno (frontera Guatemala-México) que se justifica la metáfora utilizada en seguida, que además está acompañada de un símil para mayor expresividad: “…a imaginarse lo que se siente meterse a la boca del jaguar como si fuera juego de cipotes” niños. (Ramírez:281). Si el entorno fuese puramente urbano, la metáfora y el símil no quedarían tan bien en este pasaje en particular, dada la doble presencia de selva y ciudad.

La lectura de La Mara es particularmente divertida cuando utiliza el sentido del humor y específicamente en los casos en los que emplea tropos literarios que parecen emerger del pueblo mismo:

…eran gonorreítas pinches que se curaban con un flechazo de penicilina, y hoy no; está el sida que es peor que la rabia que trasmiten los murciélagos… (Ramírez:133)

En la cita anterior, se descubre la habilidad expresiva del autor a través del uso de una metáfora hiperbólica, lo cual la hace risible; y además, el autor la une a un símil para mejorar su descripción.

La metáfora popular también le sirve a Ramírez Heredia para reflejar los sentimientos o actitudes de quien las utiliza, por ejemplo: “Así son los dones del mundo, puros cagados.” (Ramírez:167). La cita expresa la animadversión que el personaje siente por la gente que detenta el poder o el dinero.

Sin duda, uno de los valores importantes –como referencia parahistórica- de La Mara es que reproduce para el lector el habla genuina de los referentes de los personajes, por ejemplo:

…si aquí todos son unos lenguas largas pa poner apodos a la gente, que el Chali, y que El Burrona se lo puso el verga de Julio … porque el muy tarugo no sabe o se hace pendejo…” (Ramírez:131)

En esta cita, el autor toma del habla popular y procaz, expresiones que constituyen sin duda, lenguaje metafórico que contribuye a establecer el nivel socioeconómico de los personajes.

Más adelante, el autor utiliza, incluso metáforas escatológicas:

y aunque las cagadas le llegan como aguacero de mayo, ni modo, hay que tener suficiente papel pa limpiarse, pero eso sí, que nada se le meta al alma, que es el único lugar donde deveras se resienten las cosas, o sea él capotea las embestidas,… (Ramírez: 250-251).

Es interesante esta cita porque el narrador se mimetiza con el personaje y en narración indirecta libre se expresa como lo haría el personaje. Adviértase, asimismo, que al final de la cita termina con una alegoría taurina eficaz expresivamente y que se deriva de una metáfora frecuente en el habla cotidiana, como por ejemplo en expresiones como ésta: “Luis capoteó bien los problemas”.

Otro caso en el que el narrador se mimetiza con los personajes es el siguiente:

…donde las chicas viven de día en el bar Tijuanita y por las noches sirven de cogedero sabroso, porque sabroso debe ser desnudarse y desnudar dentro de esos olores, algún día ella le va a decir a Felipe Arredondo que nada más por ver qué se siente se metan a uno de los cuartos a revolcarse como locos, a cubrirse de esos olores… (Ramírez: 273)

El narrador adopta aquí, sin duda, el tono en el que podía expresarse, cínicamente, Lita y como se puede advertir la cita evoluciona, en narración indirecta libre, y expresa el pensamiento de Lita, la esposa de Felipe, quien explota a las inmigrantes. Al final de la cita se observa un símil y una expresión metafórica que expresa claramente el pensamiento del personaje.

Esta mimetización del narrador con los personajes va más allá de sólo reproducir el pensamiento y el habla de los personajes, considérese esta cita:

Calatrava se pone al volante, saluda al Burrona y a Meléndez, arranca el motor, le va dando su caladita a la máquina, porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, el Moro le dice que agarre pa Hidalgo, despacio porque tiene que tomarle el son a la camioneta grande, tipo Van… (Ramírez: 315)

Esta cita, en narración libre indirecta, muy bien escrita porque el narrador se desliza sutilmente, de su papel estrictamente de narrador a la parte que se supone “dice” el personaje; y porque incluye un fragmento que el autor utiliza hábilmente como recurso humorístico, esto es una frase a manera de leit-motiv del personaje y que es una verdad de Perogrullo, rescatada del humor popular y que en la cita está indicada en negrillas.

Por otra parte, el autor recoge metáforas populares para diversos fines, incluso para contribuir a la caracterización de los personajes, reflexiónese en este ejemplo:

Creemos que es nuestra obligación advertir que de las cincuenta exóticas perlas que con pompa y boato enorgullecen nuestro local, ninguna es mexicana, y escuchen el porqué: esas potrancas son matreras y levantiscas… (Ramírez:189-190)

Lo trillado de las metáforas en esta cita contribuye a redondear la caracterización y la ubicación del personaje que se expresa de tal manera, es la típica presentación que se hace de cabareteras en centros nocturnos.

La Mara es un libro valioso no sólo por el manejo del lenguaje sino también porque denuncia la complicidad de los Maras con las autoridades migratorias y va al fondo puesto que es muy claro que el origen de los Maras está en la miseria latinoameri-cana. Como caso representativo está el de Jovany que en su infancia y adolescencia duerme en un mismo cuarto con toda su familia y al lado de su hermana a quien termina por acosar sexualmente.

Por otra parte, Ramírez Heredia pareciera explicar cuando menos en parte, que la corrupción de algunas autoridades se debe a salarios de hambre, según se colige de estas citas: “…nadie puede vivir con el puro sueldo pelón…” (Ramírez: 251). “…aquí es raro el que no le entre al entre” (Ramírez: 253). No es posible dejar de señalar el uso hábil del lenguaje, el autor utiliza aquí una imagen metafórica del habla cotidiana y luego, una metáfora tejida en un juego de palabras que utiliza eficazmente la repetición, probablemente, para grabarlo mejor en la mente de los lectores. Es evidente que el personaje se está justificando, sin embargo, de alguna manera es innegable que se trata de una de las muchas variables de la corrupción.

Más aún, el autor denuncia la descomposición social y la manera en como explotan a las migrantes que sueñan con una vida mejor allende la frontera mexicana:

A partir de las dos ceremonias, Lita tuvo sexo con aquellas personas con las que los negocios la obligaban, y sólo con ellas, y permitió que Felipe Arredondo probara las veces que quisiera a las chica que la doña iba preparando para el trabajo en los bailaderos, para el jolgorio retozante en las fiestas particulares, o como camellos en la venta de llos Alivios para el Sueño Inmortal, como ella les decía a las metanfetaminas, al crack, a la cocaína y a lo que el burrona o el Moro o Meléndez le llevaban en forma de polvo o de comprimidos, sabiendo que mientras menos preguntara sobre esas ventas mejor le iba a ir;… (Ramírez: 271)

La descomposición social se advierte en la manera en como Lita se prostituye con sus clientes, en como facilita que su esposo (Felipe Arredondo) tenga relaciones sexuales con otras y al final de la cita en la que se percibe claramente, su actitud corrupta por omisión.

Además, esta cita sintetiza las tres formas en que explotan a las inmigrantes ilegales: Como bailarinas, prostitutas y como transporte viviente de droga, esto último, a riesgo de su propia vida. En la cita, se puede notar como el autor recoge del habla cotidiana, el símil y la metáfora usual en estos casos de transporte de droga dentro del cuerpo de seres humanos: “… como camellos” (Ramírez: 271)

En suma, Rafael Ramírez Heredia es un narrador que utiliza los recursos poéticos para hacer de La Mara una novela vívida que impacte las conciencias de quienes se piensan ajenos a una problemática tan grave como las de los indocumentados y la violencia a la que son sometidos con la connivencia de autoridades corruptas y algunos grupos de La Mara, en México.

Concluya esta ponencia con una cita de La Mara en la que Rafael Ramírez Heredia, a semejanza de los grandes autores, rompe una regla de redacción –la que se refiere a la repetición del nexo “que” o queísmo- para transmitir del modo más eficaz, las obsesiones de un personaje:

En ese tiempo no sabía cuánto les faltaba para llegar, ni qué cosa era una
frontera, ni cuántas noches el Laminitas le iba a buscar las calenturas. Carajo, pa´qué le hizo pensar tantas cosas. Que se le revolviera el jodederal de exabruptos que le recordaban a su papá. Que lo sintiera como si fueran las manos de Sabina. Que le pusiera enfrente los chillidos de doña Jaci. Que descubriera las ganas de que su mamá lo arrulle. Que las manos del Laminitas lo condujeran a lugares que no quiere mostrarle a ninguno en ninguna parte (Ramírez:62).

Es verdaderamente un uso virtuoso del “queísmo” puesto que transmite la angustia del personaje.

Rafael Ramírez Heredia, descanse en paz y seguramente satisfecho de su gran oficio como escritor.

Agradezco su atención.



Referencias

Bergson, H. (2008). La risa. México: Alianza Editorial.
Carballo, El. (1994). Protagonistas de la Literatura Mexicana. México: Ed. Porrúa
Franco, J. (1986) Historia de la literatura hispanoamericana . México: Ed. Ariel. 476 p.p.
Fuentes, C. (1976). La nueva novela hispanoamericana . México: Ed. Joaquín
Mortiz. 98 p.p.
Lara Klahr, Marco. (2006). Hoy te toca la muerte. México: Ed. Planeta.
Ramírez Heredia, R. (1984). El Rayo Macoy. México: Ed. Punto de Lectura.
_________________ (2004). La Mara. México: Ed. Punto de Lectura.
_________________ (2006). La esquina de los ojos rojos. México: Ed. Alfaguara.
Rodríguez, Judith. (S/D Manuel Zavala y Alonso Ed.). Muere Rafael Ramírez Heredia. http://www.arts-history.mx/semanario/especial.php?id_nota=27102006175702 (28/06/08)
Rojas, C. (S/D). La escritura incansable. http://www.literaturainba.com/escritores/bi.o_rafael_ramirez.htm (28/06/08).
S/D Rafael Ramírez Heredia S/D http://www.rafaelramirezheredia.com.mx/
S/D (2008).Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Ramírez_Heredia 28/06/08
S/D Rafael Ramírez Heredia S/D http://www.ficticia.com/autores/rherediasem.html
28/06/08.
(S/D). (2008, 14 de febrero). Revive pena de muerte. El Centro (Diario). México, p. 22.


Notas:


1“El naturalismo es un estilo artístico, sobre todo literario, basado en reproducir la realidad con una objetividad perfecta y documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares...Características: Anticlerical, sátira y denuncia social, feísmo y tremendismo; con frecuencia centrado en la prostitución, pobreza, violencia, alcoholismo; social determinista”. (S/A. Naturalismo. Wikipedia. Recuperado 29 de julio, 2008, de http://es.wikipedia.org/wiki/Naturalismo, julio 2008)

Rafael Furlong
Profesor del Instuto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campues Estado de México.

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