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EL PASCUENSE

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Por Paloma Gil

 

En medio del Océano Pacífico, en lo que sus habitantes llamaron “el ombligo del mundo”, se encuentra la más que famosa la isla de Pascua. Un mítico y mágico rincón que forma parte importante del imaginario popular de cualquier cultura actual, pero que siempre consideramos un pequeño paraíso tan lejano que nunca contemplamos la posibilidad de ponernos en marcha para conocerlo en persona.

Viajar a la Isla de Pascua no es tan complicado ni tan caro. Sin duda es un viaje larguísimo, se mire desde donde se mire es larguísimo, pero es un viaje interesante y muy enriquecedor. Los pascuences de pura cepa, es decir, los nativos, la isla se llama Rapa Nui, ellos mismos se denominan a sí mismo “rapanui”, su cultura es la “cultura rapanui” y su idioma… necesariamente, es el rapanui. Por supuesto. Es una palabra muy bien aprovechada, porque sirve para englobar tantos conceptos como uno quiera. Siempre y cuando estos hagan referencia a la Isla de Pascua.

Pues bien, en cuanto a lo que comunicación se refiere en Rapa Nui tienen varias formas de expresarse. O más bien, tenían. En el pasado, lo hacían mediante petroglifos o glifos cuando querían dejar constancia escrita de acontecimientos o mediante nudos, cuando se referían a números y cuentas, al más puro estilo ábaco, de toda la vida. Los glifos se conocen como rongo-rongo y debido a la desaparición de los ancianos que conocían el código mnemotécnico para leerlos, hasta la fecha es imposible descifrarlos. Se presupone que está compuesto por sílabas y logogramas, es decir, imágenes que representan un ser, un objeto o una idea, pero nunca palabras enteras y mucho menos frases. La tradición cuenta que se inventó hacia el siglo XII d.C. Lo más curioso es su sentido, en bustrófedon inverso, lo que quiere decir que se lee de izquierda a derecha hasta que se acaba la línea, después se continúa en la siguiente, la de abajo, pero de derecha a izquierda. Y además, por cada cambio de línea, se gira la tabla 180º, así que una línea está de cabeza con respecto a la siguiente… un auténtico embrollo. ¿No es cierto?

También lo hacían, por ejemplo, con los maravillosos moai de piedra. Que servían, principalmente para representar a una persona de cierta relevancia (un rey, un sacerdote, un noble, etc.) y que, una vez muerta esta persona y debidamente sacralizado el moai, es decir, esculpido, trasladado a un ahu o plataforma sagrada, erecto sobre la misma y con sus ojos puestos, se convertía en la imagen de esa  persona, como si se le infundiera el propio espíritu desde el otro mundo. Y es que los rapanui no tenían muchos dioses como tal, por lo que invocaban a los ancestros para buscar ayuda. Así pues, el moai era una estatua sagrada que comunicaba los rasgos físicos, tal vez idealizados, del personaje a representar y a la vez, la época en que se hizo, la situación histórica de los que la hicieron y si nos ponemos estupendos, otras muchas cuestiones.

Pero sin duda, la forma de comunicación que más nos interesa es su lenguaje. Se trata de una lengua polinésica oriental. Desde luego no es el idioma original del pueblo rapanui, puesto que éste fue prácticamente extinto, por problemas internos hace algunos siglos y por el hecho de que todo su legado era oral, lo que dificulta sensiblemente la recuperación del mismo, pero sí que han hecho un esfuerzo por reconstruir en la medida de lo posible ese idioma. Su fonética es típicamente polinesia, tienen cinco fonemas vocálicos y un puñado de consonantes, concretamente 14, la mayoría de ellas nasales y oclusivas. Su morfología recuerda a otra lengua polinesia, el marquesano, pero la fonología es claramente más cercana al maorí. Y es un idioma bastante reducido, por ejemplo, llama mucho la atención que carece de palabras que designen objetos que no conocían, como ciertos animales, frutas o la propia nieve, pero también carece de términos que designen expresiones equivalentes a “por favor”, “perdón”, “compasión”…

Actualmente no existen más de 2500 hablantes del rapanui, 2000 de ellos en la propia isla, puesto que el idioma oficial es el español, ya que forma parte de Chile. Pero la Ley Indígena lo protege desde hace unos años y pretenden darle una mayor difusión y aceptación, por ejemplo, se ha designado una comisión de estructuración de la lengua pascuence, que ha elaborado una gramática fundamental y un diccionario etimológico, teniendo en cuenta los préstamos léxicos derivados del francés, del inglés y del español en tiempos de colonias y del hebreo y del latín empleados por los misioneros que fueron a extender la religión católica hasta la isla.

Sean cuales sean las razones que nos muevan para llegar hasta Rapa Nui, la Isla de Pascua siempre será un rincón agradable donde pasar las vacaciones y un estupendo destino para conocer y ampliar nuestra cultura, al tiempo que disfrutamos de una excelente gastronomía, un patrimonio histórico y cultural muy original y de gran valor y, por supuesto, nos adentramos en los misterios de una civilización casi perdida.

 


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