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La Red como escenario polÍtico

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Por: Raúl Trejo

La tentación de emplear Internet para desacreditar a los adversarios no ha sido menor para los dirigentes políticos mexicanos en la actual temporada electoral. Espacio abierto a todas las posiciones y expresiones, refractario a la censura y con una ubicuidad de la que carece cualquier otro medio de comunicación, Internet ha despertado el interés de panistas agresivos y ávidos de notoriedad como Germán Martínez, el presidente nacional de ese partido que les tomó la medida con sus videos a los líderes priistas de los que se ha burlado ferozmente.

Los priistas, más inhábiles para aprovechar las nuevas tecnologías –y de hecho simplemente más renuentes a cualquier innovación– han tenido una presencia fundamentalmente testimonial y oficial en la Red. Es claro que Internet no es su espacio. En otros partidos, prevalecen la confusión y la ausencia de una política comunicacional específica en el empleo de Internet. El PRD abruma a los visitantes de su sitio web con los videos de sus dirigentes nacionales, como si los interesados en la información de ese partido no hubieran visto tales mensajes, demasiadas veces, en televisión.

Los políticos mexicanos no han aprendido a utilizar Internet. Los videos del ya mencionado Germán Martínez tienen alguna notoriedad porque los medios convencionales se ocupan de ellos pero no por su repercusión específica en línea. Tales mensajes confirman animosidades de los panistas, concitan el aplauso de quienes simpatizan con ese partido y desatan la irritación de sus malquerientes. Pero es difícil considerar que le reditúen nuevas simpatías a la causa del PAN.

Mientras mantienen esa ruta de ensayos y errores, es pertinente recordar qué hicieron los partidos en y con Internet en las elecciones federales anteriores.

2006: limitada cobertura

entre los electores

La capacidad de la Red para dotar de información y contexto a los posibles electores pero además para nutrir de respaldo político e incluso financiero a los actores políticos como ha sucedido cada vez más en naciones con mayor acceso a Internet, ha quedado comprobada en experiencias como las elecciones de 2008 en Estados Unidos. En México, sin embargo, la todavía escasa cobertura de Internet hace imposible considerar que ese sea un mecanismo determinante en las decisiones electorales de los ciudadanos.

En 2006, se estimaba que había algo más de 18 millones y medio de mexicanos con acceso regular a la Red. De ellos, más de 6 millones y medio eran niños y jóvenes de entre 6 y 17 años. Eso implica que en ese año, únicamente 12 millones de ciudadanos en aptitud de votar tenían acceso a Internet. Si supusiéramos que todos ellos contaban con credencial de elector y estaban registrados para votar en las elecciones del 2 de julio de 2006, esos ciudadanos con acceso a Internet (que eran 11 millones 948 783) habrían constituido el 16.74% de los 71 millones 374 373 mexicanos que conformaban la lista nominal con la que se realizó la elección federal de ese día.

Por otro lado, de acuerdo con una encuesta de la empresa Parametría publicada en marzo de 2006, únicamente el 7% de los ciudadanos declaraba que se enteraba “algo” o “mucho” de las noticias políticas y electorales a través de Internet. Ese dato coincide con el 7.6% de ciudadanos que, a pregunta de la empresa Consulta Mitofsky, dijeron en el mes de abril que en el último mes habían recibido algún correo electrónico con propaganda electoral. El 91.4% de los encuestados informaba que no había recibido correo alguno de esa índole (muchos de ellos simplemente porque no contaban con acceso a Internet).

Más correos por Calderón,

más contra AMLO

En las campañas presidenciales de 2006, los partidarios de Felipe Calderón recibieron tanta propaganda electoral por correo electrónico como los partidarios de Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo con el mismo sondeo de Consulta Mitofsky, el 9.6% de los ciudadanos que esperaban votar por el candidato presidencial del PAN había recibido mensajes electrónicos de índole electoral, en tanto que el 9.4% de los adherentes del candidato del PRD había conocido propaganda por ese medio.

La misma indagación encontró que los usuarios mexicanos de Internet consideraban que había más mensajes en contra de López Obrador (32.4%) que en contra de Calderón (5.3%) al menos en las fechas en las que se levantó aquella encuesta. Esa diferencia podía deberse a diversas causas, entre ellas una mayor eficacia del equipo de campaña del PAN para utilizar los recursos digitales, o quizá al hecho de que entre los usuarios de Internet serían más los que simpatizaron con ese partido. En todo caso, hay que recordar que la legislación electoral mexicana no incluye a Internet entre los medios susceptibles de ser regulados durante las campañas electorales, de tal manera que la disparidad de mensajes políticos enviados por correo electrónico no fue, al menos formalmente, expresión de inequidad a favor o en contra de uno u otro candidatos.

Orientación de los correos electrónicos recibidos por los ciudadanos hacia abril / mayo de 2006

 

La Red afianza convicciones

ya existentes entre la gente

Igual que con la televisión y la radio, resulta imposible determinar en qué medida la propaganda en y por Internet influyen en las decisiones ciudadanas. Cualquier elector está expuesto cotidianamente a centenares de mensajes, muchos de ellos expresamente proselitistas, que lo mismo pueden afianzar que contribuir a modificar sus convicciones políticas. En otras experiencias nacionales se ha podido advertir que, por lo general, los internautas reciben mensajes de correo electrónico y visitan sitios web de las opciones políticas con las que ya simpatizan.

Internet suele servir para afianzar convicciones y tendencias políticas ya existentes, más que para modificarlas o como instrumento de persuasión entre quienes no tienen una certeza política ya definida. Y, contradictoriamente con las posibilidades de interacción y expresión que la Red ofrece a diferencia de los medios de comunicación tradicionales, por lo general en ella hay escasa discusión de ideas. La deliberación, el análisis de propuestas, el cotejo de candidatos y opciones políticas, encuentran exiguo margen en un espacio fundamentalmente definido, tratándose de contenidos electorales, por la confrontación y la descalificación.

En las campañas de 2006, las campañas negativas que se extendieron por la televisión y la radio encontraron amplio eco en Internet. De acuerdo con la investigación que emprendió Gabriela Warkentin acerca de esa zona de las campañas mexicanas: “En los blogs encontramos, sobre todo, descalificaciones y ataques; en los sitios web, descalificaciones y ataques; en los foros de conversación de los repositorios de videos, descalificaciones y ataques. Una de las bitácoras más activas durante todo este proceso, El Sendero del Peje (http://senderodelpeje.blogspot.com/) es uno de los ejemplos más claros en este sentido. Se trata de una de las bitácoras o blogs mexicanos más visitados en todo el ciberespacio, pero cuyo contenido se centra en acciones, descalificaciones y ataques, todo con miras a apoyar de manera irrestricta a Andrés Manuel López Obrador”.

Interactividad, desdeñada

por los partidos

En efecto, en ese y otros sitios construidos a propósito de la campaña de 2006 –y algunos de los cuales siguieron funcionando después de ese año– ha sido difícil encontrar intercambio y deliberación. Las visiones únicas, la defensa a ultranza de las posiciones con las que simpatizan sus autores y en consiguiente la desautorización de quienes se les oponen, fueron frecuentes en los sitios de campaña. Un estudio del profesor Octavio Islas acerca del contenido de los sitios oficiales de los candidatos presidenciales en aquel año encontró que, tanto en la forma con en el fondo, “los sitios webs de los candidatos presidenciales no estimulan la participación ciudadana, el análisis y el debate de ideas. El usuario encuentra múltiples dificultades para encontrar rápidamente información relevante sobre el desarrollo de las campañas o sobre los candidatos… Los contenidos que hoy exhiben los sitios web de los principales candidatos a la presidencia de la República sencillamente se apartan de la necesidad de promover un efectivo diálogo con la ciudadanía. La propaganda es el mensaje. La comunicación representa la asignatura pendiente. En tal imaginario el ciudadano simplemente figura como destinatario. Los sitios web de los candidatos a la presidencia no conciben la posibilidad de emplear inteligentemente Internet para promover una cultura política participativa”. Los sitios web analizados en ese cotejo fueron www.lopezobrador.org.mx , www.mexicoconmadrazo.org.mx , www.campa.org.mx , www.felipe-calderon.org.mx y www.patriciamedcado.org.mx

Lejos de aprovechar las opciones de participación y reciprocidad que hay en Internet, en donde los receptores de información pueden ser a su vez autores de sus propios mensajes, los sitios de contenido político y electoral parecieran concebir a sus posibles audiencias como simples destinatarias pasivas de esos contenidos. Y cuando hay participación, por lo general es para reproducir el tono camorrista que ya define a esos espacios en la Red. Así sucede en todo el mundo y México no fue la excepción durante las campañas de 2006.

Más aún, se ha asegurado que además de contenidos agresivos menudearon los ataques a sitios web de contenido político. El ya citado Octavio Islas escribió en otro texto: “Incurrieron en reprobables prácticas de ‘propaganda negra’ a través de Internet tanto miembros activos de partidos políticos, simpatizantes independientes y aficionados a la informática como numerosos hackers dispuestos a servir al mejor postor”.

Madagascar, la parodia

contra López Obrador

Durante la campaña electoral mexicana en 2006 la colocación de videos en la Red fue un recurso utilizado por simpatizantes de diversas fuerzas políticas. Aunque se trata de un mensaje difundido después del proceso electoral es pertinente recordar el éxito de audiencia que, pese a las ya señaladas limitaciones que tiene la cobertura de Internet, recibió un video satírico en contra de López Obrador.

Los autores de ese video, del que hubo varias versiones, utilizaron escenas de la película de caricaturas Madagascar, junto con una tonadilla burlona, para ridiculizar la actitud del para entonces ex candidato presidencial que se rehusaba a aceptar el resultado de las elecciones del 2 de julio.

A los partidarios de López Obrador ese video, los exasperó en la misma medida que les deleitó a muchos de quienes no compartían las actitudes de ese dirigente político. A partir de los registros de descargas en varios sitios proveedores de videos en línea como YouTube y Google Video, pudimos estimar que entre julio y diciembre de 2006 el video fue bajado por lo menos en 500 mil ocasiones. Eso significa que al menos dicha cantidad de gente lo vio. Pero como el video puede ser guardado en la computadora y reenviado a otras personas, se puede asegurar que fue contemplado por un número mucho mayor.

Ese video fue contemplado y reenviado, y así festejado y denostado, por varios millones de mexicanos. Pero nadie puede asegurar que uno solo de ellos modificó, gracias a ese sketch digital, la opinión que ya tenía acerca de López Obrador.

 

 

Referencias

- Consulta Mitofsky, “La campaña en la Red. Encuesta nacional en viviendas”. Abril de 2006. Encuesta levantada del 28 de abril al 2 de mayo de 2006.

- INEGI, Encuesta nacional sobre disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares, 2007.

- Octavio Islas, “El empleo de Internet en el desarrollo de las campañas de los candidatos a la presidencia de México”. Razón y palabra, revista electrónica, número 51, junio – julio de 2006, http://www.razonypalabra.org.mx

- Octavio Islas, “La variable extraña: propaganda negra”, en Carmen Beatriz Fernández, Ciberpolítica. ¿Cómo usamos las tecnologías digitales en la política latinoamericana?. Konrad Adenauer Stiftung, Buenos Aires, 2008

- Parametría, “El mito de los efectos de las campañas”. Excélsior, 22 de marzo de 2006.

- Gabriela Warkentin, “Entre la mediocracia y la república YouTube: Los medios de comunicación y el proceso electoral”, en Jacqueline Peschard, coordinadora, 2 de julio. Reflexiones y alternativas. UNAM, 2007

 

 


Dr. Raúl Trejo Delarbre
Investigador, Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, México.

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