La comunicación,
un sendero

RAZÓN Y PALABRA, Número 1, Año 1, enero-febrero 1996


COMUNICACIÓN, CULTURA Y LIBERALISMO SOCIAL EN EL MÉXICO MODERNO


Dr. Javier Esteinou Madrid.

Profesor Investigador del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, D.F.


Nota: los números entre paréntesis remiten a la fuente bibliográfica.

El modelo de desarrollo modernizador que gradualmente ha adoptado México al final del siglo XX en sus estructuras culturales para incorporarse al nuevo orden mundial surgido después de la guerra fría, basado mayoritariamente en el supuesto del "mágico poder regulatorio" de la "Mano Invisible" de las fuerzas del mercado para dirigir la participación social (1); ha comprobado en una década sus enormes limitaciones y las deformaciones humanas que ha producido. Por ello, después del fracaso de dicho modelo ahora se requiere la búsqueda e implementación de nuevas políticas para lograr la participación de la sociedad a través de otros procesos de comunicación y contribuir, con ello, a resolver las agudas contradicciones culturales de nuestra nación.

En este sentido, es fundamental substituir dentro del contexto de la modernidad la idea de crear un "Estado Mínimo" o "Ultra Mínimo" en el área cultural de México a través de la adopción indiscriminada de la política del "laissez faire informativo"; para ahora introducir la concepción estratégica del "Nuevo Estado Básico para la Sobrevivencia Social" sin el cual no podrá construirse un orden civilizatorio superior que mantenga las condiciones elementales de la convivencia en comunidad, especialmente, en la medida en que en el país somos crecientemente sociedades de masas cada vez mayores (2). Un "Nuevo Estado Básico para la Sobrevivencia Social" que no se limite a ejercer la labor meramente de vigilancia policiaca, de atención a las urgencias inmediatas, de cubrir el servicio de recolección de basura, asistencia de los bomberos, etc., sino sobretodo que haga posible la participación democrática de la población en los procesos de creación de cultura y comunicación colectivos. Es decir, un Estado al servicio del hombre y no el hombre al servicio del mercado.

Debemos recordar que ya en el siglo XIX las profundas alteraciones que produjo el funcionamiento autónomo del mercado autoregulado en México generaron tantas contradicciones sociales que dieron origen al capitalismo salvaje e hicieron indispensable el surgimiento del Estado Benefactor para corregir dichos antagonismos insostenibles. Por ello, desde principios del siglo XX se intentó substituir la lógica de la supremacía del mercado, por otra lógica más sensible y humana de justicia y participación social (3).

Incluso, constatamos que las principales naciones que impulsaron el modelo neoliberal del "Estado Mínimo" en los años 80s, como fueron los gobiernos de Ronald Regan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en la Gran Bretaña, a mediados de la década de los 90s, son corregidos drásticamente por los respectivos gobiernos de William Clinton en Norteamérica y de John Major en Inglaterra para fortalecer de nuevo al Estado Benefactor y resolver las grandes contradicciones que produjeron la aplicación irrestricta de las leyes del mercado en estos países. Dicha neointervención del Estado plantea ajustar el rumbo autónomo del mercado a través de una acción mas activa de éste en la gestación de las macro políticas de crecimiento, pero no supone suprimirlo (4).

Es por esto que, ante el nivel límite de evolución en el que nos encontramos como civilización nacional y frente a la creciente realidad de establecer la "Iniciativa del Mercado" en el campo de la cultura y la comunicación colectiva del país, debemos considerar que así como una cantidad de actividades estratégicas para el desarrollo del Estado Mexicano no pueden dejarse en manos del sector mercantil, a riesgo de que desaparezcan, como es el caso de la medicina preventiva, la generación del transporte urbano público, el impulso a la ciencia básica, la producción de infraestructura urbana (5), etc; así tampoco puede delegarse a éste la construcción de una "Cultura social para la sobrevivencia Nacional". Esto debido, a que aunque, paradójicamente, a largo plazo, la planificación cultural es la inversión económica más rentable que existe en México; a corto plazo, no es lucrativa dentro de los criterios de "ganancia pecuniaria" y de corto plazo que establece la actual concepción neoliberal de la vida.

Por ejemplo, en el campo de la física el descubrimiento del "Boscon de Higgs" o el invento del acelerador de partículas más costoso del mundo "SSC", no pudieron desarrollarse sin la aportación multimillonaria de los Estados de la Comunidad Económica Europea y del Estado Americano (6). De igual forma, la formación de una cultura ecológica, de una cultura de conservación de las especies que componen la conservación de las cadenas para la reproducción de la vida, de una cultura de la defensa de los ancianos, de una cultura del cuidado del Planeta Tierra, de una cultura de la convivencia civil, de una cultura de revaloración de lo nacional, de una cultura de la promoción de la vida, de una cultura de la reforestación, de una cultura de la humanización de las ciudades, etc. que son niveles de cerebralidad mínimos que requerimos construir y conservar culturalmente para sobrevivir en nuestra nación; tendrán que ser creados por el Estado y la sociedad civil, ya que para el sector privado-mercantil no son rentables efectuarlas.

Ante este panorama de creciente desigualdad comunicativa y espiritual que se establece en nuestra región con la acción mayoritaria de las leyes del mercado, es necesario que el Estado Mexicano cree las condiciones de otro equilibrio cultural a través de la elaboración de una nueva política de "Liberalismo Social en el Terreno Comunicativo", que actualmente no existe y se requiere urgentemente producir para coexistir en nuestro territorio. Para ello, hay que considerar que, por ejemplo, así como en México en el campo económico, el Estado reprivatizó la banca estatal y paralelamente impulsó la banca de desarrollo para apoyar a los sectores más desfavorecidos, o que así como vendió empresas públicas para destinar fondos a los proyectos de equilibrio social vía el "Programa Nacional de Solidaridad" (7); ahora, es necesario que así como ha permitido crecientemente el juego de los principios del mercado en el área cultural, se apoye la dinámica de la "Comunicación Social" que surge desde las necesidades de expresión y participación ideológica más apremiantes de los grupos mayoritarios del país.

No debemos olvidar que la aplicación de la lógica del mercado en el terreno cultural sin un programa social que lo guíe y complemente se convertirá en una dinámica de abuso de los más dotados sobre los menos favorecidos; y la implementación de la racionalidad del mercado en el área informativa con justicia comunicativa creará las bases de la "Política de Comunicación Social de Mercado" que será la médula del Nuevo Orden Mental que se requiere construir en México, el continente y el mundo (8).

Con ello, se podrán rescatar los aspectos positivos que ofrece la economía de mercado en el campo cultural, como son la eficiencia, la competitividad, la libertad individual, la apertura de mercados, la adopción de nuevos financiamientos, la igualdad de oportunidades, etc; y al mismo tiempo se aplicarán los contrapesos culturales de nivelación mental necesarios para sobrevivir que no están incluidos dentro del frío cálculo económico del neoliberalismo mexicano. Frente a esto es imprescindible considerar que la práctica del libre juego de las fuerzas culturales y comunicativas, por si mismas, no generarán automáticamente un proceso de comunicación superior en México; sino que para lograrlo se requiere la presencia y la acción de procesos sociales planificadores, con alto nivel de participación de la sociedad civil nacional. Contrapesos planificadores que no sean burocráticos, estatistas, paternalistas o populistas; pero que sí vinculen los principales requerimientos de desarrollo social nacional con la dinámica de producción cultural.

De lo contrario, los grandes límites naturales, que por sí misma, fija la economía de mercado sobre las dinámicas comunicativas, generarán más contradicciones culturales que las pretende resolver por la acción de la oferta y la demanda; y que solo podrán ser resueltas con la introducción de la "Racionalidad de la Comunicación Social" en el campo de lo público. De no construirse esta política de liberalismo social en el área comunicativa y cultural del país, cada vez más, se vivirá el profundo divorcio existente entre necesidades materiales y espirituales de crecimiento social y la formación de la cerebralidad colectiva para resolverlas.

En este sentido, por nuestro propio bien como continente, hoy estamos obligados a preguntarnos con todo rigor ¿Hastá dónde a mediano y largo plazo este modelo de desarrollo a través del "Tratado de Libre Comercio" creará una cultura que propicie el verdadero crecimiento de nuestras comunidades nacionales o producirá un retroceso del avance del Hombre? ¿Qué acciones culturales debemos de realizar para reforzar nuestras identidades nacionales dentro de los marcos de los principios del mercado? ¿Cómo producir una cultura del desarrollo social mexicano dentro de la dinámica de la oferta y la demanda? ¿Cómo conciliar las presiones de un modelo económico que tiende a deformar la estructura cultural de nuestro país para incrementar sus niveles de acumulación material, con la necesidad urgente de formar una cultura global para la sobrevivencia humana y el respeto a la vida? ¿Cuáles deben ser los contenidos culturales de una política nacional de comunicación social en el México de final del siglo XX?.

De no hacernos estos cuestionamientos, y otros más, con honradez y severidad, encontraremos que en plena fase de modernización nacional, se habrán modificado las estructuras económicas, políticas, jurídicas, tecnológicas, etc. de nuestra sociedad; pero no se habrán transformado las estructuras mentales profundas que, en última instancia, son las que sostienen y le dan vida a nuestra nación. Bajo estas circunstancias la sociedad mexicana estará avanzando con los "ojos vendados" por un precipicio mental muy peligroso y dentro de algunos años veremos y sufriremos las consecuencias devastadoras que habrá dejado sobre nuestras conciencias y comportamientos colectivos la presencia de la lógica de mercado en el terreno cultural y espiritual de nuestro país.


NOTAS:

(1) En el TLC el mercado fijará precios a los básicos, Excélsior, 27 de marzo de 1992; ¿De qué sirve la democracia si pervive el mercantilismo en América Latina ?, Excélsior, 3 de junio de 1992; Está en duda que el mercado solucionará mágicamente los problemas económicos, El Financiero, 26 de noviembre de 1993.Regreso

(2) La lógica del mercado, El Financiero, 4 de agosto de 1992; Regula la existencia de la sociedad, Excélsior, 31 de mayo de 1992; Base del Estado corporativo, Excélsior, 2 de junio de 1992; Intervencionismo del Estado. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 3 de junio de 1992; Izquierda y totalitarismo. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 4 de junio de 1992; La teorfa del Estado. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 5 de junio de 1992.Regreso

(3) El retiro del Estado impone retos capitales al neoliberalismo, Excélsior, 28 de septiembre de 1993; El cambio debe ser garantía de justicia, Excélsior, 28 de septiembre de 1993; La nueva cara del regulador económico, Excélsior, 28 de septiembre de 1993; Peligro el capitalismo salvaje, Excélsior, 2 de noviembre de 1993.Regreso

(4) Sí al neoestatismo para guiar y no remplazar al mercado, Excélsior, 13 de abril de 1992; Corrige J. Major a M. Thatcher y fortalece al Estado Benefactor, Excélsior, 15 de julio de 1992; Profundo rechazo en Wall Street a Clinton. Temor a un incremento de tasas de interés e inflación, El Financiero, 13 de noviembre de 1992; El Neointervencionismo Estatal, El Financiero, 23 de noviembre de 1992; Clinton: ¿ Un nuevo Liberalismo Social ?, El Financiero, 24 de noviembre de 1992; Clinton. intervencionista astuto si concilia Estado y mercado, Excélsior, 26 de noviembre de 1992.

La aplicación del liberalismo a ultranza en Estados Unidos durante más de 15 años provocó que una pequeña minoría se enriqueciera desproporcionadamente, mientras la mayoría social se convirtiera en más pobre, sin encontrar en el "paraiso capitalista" la felicidad prometida. De igual forma, la implementación durante varios años de la dinámica de la "mano invisible" en Inglaterra descuidó la educación pública al grado que en 1992 solo el 34% de los jóvenes entre 16 y 18 años gozaban de un sistema de capacitación, contra 47% en Alemania y 66% en Francia. El Neoliberalismo continúa haciendo "agua" en Estados Unidos, El Universal, 2 de octubre de 1993.Regreso

(5) Las fuerzas del mercado solas no resuelven problemas: MCS, Excélsior, 20 de mayo de 1992; La disputa entre liberalismo y nacionalismo amenaza a la paz mundial, Excélsior, 2 de diciembre de 1992.Regreso

(6) ¿Realmente debemos confiar todo a la Iniciativa Privada?: El caso de la Física, El Financiero, 1 de noviembre de 1991.Regreso

(7) Liberalismo social nuestra filosofía: Contra Estatismo y Neoliberalismo absorbente, El Financiero, 5 de marzo de 1992. El liberalismo social, Excélsior, 7 de marzo de 1992; El liberalismo social: Nuestro camino, Uno Más Uno, 8 de marzo de 1992; ¿Neoliberalismo social ?, Uno Más Uno, 11 de marzo de 1992; Entre la política y la economía. La condición de los serviles, Excélsior, 13 de marzo de 1992; El liberalismo social fortalece la soberanía, Uno Más Uno, 13 de marzo de 1992; Recursos a los marginados con mecanismos de mercado, Excélsior, 14 de marzo de 1992; Que del liberalismo, Uno Más Uno, 17 de marzo de 1992; De nuevo sobre el liberalismo, Uno Más Uno, 10 de marzo de 1992; El liberalismo social se vive con el Pronasol, Excélsior, 21 de marzo de 1992; Ni la soberanía es obsoleta, ni existe un modelo único, Excélsior, 22 de marzo de 1992; El liberalismo social no es un antagonismo, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992; El liberalismo social no tiene cabida en una sociedad pasiva y apolítica, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992; El liberalismo social permite rechazar por igual, capitalismo salvaje y populismo, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992.Regreso

(8) Occidente debe olvidar la privatización a ultranza, Excélsior, 1 de junio de 1992; Mercado con política social: Salinas, Excélsior, 23 de noviembre de 1993.Regreso


DOCUMENTACIÓN CONSULTADA.

- ¿De qué sirve la democracia si pervive el mercantilismo en América Latina?, Excélsior, 3 de junio de 1992.

- ¿ Neoliberalismo social ?, Uno Más Uno, 11 de marzo de 1992.

- ¿Realmente debemos confiar todo a la Iniciativa Privada?: El caso de la Física, El Financiero, 1 de noviembre de 1991.

- Base del Estado Corporativo, Excélsior, 2 de junio de 1992.

- Clinton, intervencionista astuto si concilia Estado y mercado, Excélsior, 26 de noviembre de 1992.

- Corrige J. Major a M. Thatcher y fortalece al Estado Benefactor, Excélsior, 15 de julio de 1992.

- De nuevo sobre el liberalismo, Uno Más Uno, 10 de marzo de 1992.

- El cambio debe ser garantía de justicia, Excélsior, 28 de septiembre de 1993.

- El liberalismo social fortalece la soberanía, Uno Más Uno, 13 de marzo de 1992.

- El liberalismo social no es un antagonismo, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992.

- El liberalismo social no tiene cabida en una sociedad pasiva y apolítica, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992.

- El liberalismo social permite rechazar. Por igual, capitalismo salvaje y populismo, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1992.

- El liberalismo social se vive con el Pronasol, Excélsior, 21 de marzo de 1992.

- El liberalismo social, Excélsior, 7 de marzo de 1992.

- El liberalismo social: Nuestro camino, Uno Más Uno, 8 de marzo de 1992.

- El Neointervencionismo Estatal, El Financiero, 23 de noviembre de 1992. Clinton: ¿ Un nuevo Liberalismo Social ?, El Financiero, 24 de noviembre de 1992.

- El Neoliberalismo continúa haciendo "agua" en Estados Unidos, El Universal, 2 de octubre de 1993.

- El retiro del Estado impone retos capitales al neoliberalismo, Excélsior, 28 de septiembre de 1993.

- En el TLC el mercado fijará precios a los básicos, Excélsior, 27 de marzo de 1992.

- Entre la política y la economía. La condición de los serviles, Excélsior, 13 de marzo de 1992.

- Está en duda que el mercado solucionará mágicamente los problemas económicos, El Financiero, 26 de noviembre de 1993.

- Intervencionismo del Estado. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 3 de junio de 1992.

- Izquierda y totalitarismo. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 4 de junio de 1992.

- La disputa entre liberalismo y nacionalismo amenaza a la paz mundial, Excélsior, 2 de diciembre de 1992.

- La lógica del mercado, El Financiero, 4 de agosto de 1992.

- La nueva cara del regulador económico, Excélsior, 28 de septiembre de 1993.

- La teoría del Estado. Orígenes y modalidades del Estado, Excélsior, 5 de junio de 1992.

- Las fuerzas del mercado solas no resuelven problemas: MCS, Excélsior, 20 de mayo de 1992.

- Liberalismo social nuestra filosofía. Contra Estatismo y Neoliberalismo absorbente, El Financiero, 5 de marzo de 1992.

- Mercado con política social: Salinas, Excélsior, 23 de noviembre de 1993.

- Ni la soberanía es obsoleta, ni existe un modelo único, Excélsior, 22 de marzo de 1992.

-Occidente debe olvidar la privatización a ultranza, Excélsior, 1 de junio de 1992.

- Peligro el capitalismo salvaje, Excélsior, 2 de noviembre de 1993.

- Profundo rechazo en Wall Street a Clinton. Temor a un incremento de tasas de interés e inflación, El Financiero, 13 de noviembre de 1992.

- Que del liberalismo, Uno Más Uno, 17 de marzo de 1992.

- Recursos a los marginados con mecanismos de mercado, Excélsior, 14 de marzo de 1992.

- Regula la existencia de la sociedad, Excélsior, 31 de mayo de 1992.

- Sí al neoestatismo para guiar y no remplazar al mercado, Excélsior, 13 de abril de 1992.


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