Número 10, Año 3, Abril-Junio 1998

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 Redes,Comunidad Virtual y Cibercultura
 

 Por: Jesús Galindo Cáceres
 

 Redes.

1)  El lenguaje de los vínculos.

Cubre una región del espacio, no son puntos sino relaciones las que le dan su extensión, algunos lugares están más nutridos de vínculos que otros, pero la conexión se presenta, no hay lugares fuertes sino urdimbre y trama, la fuerza depende de todos, cada vínculo sabe que los otros están ahí, ninguno conoce la totalidad de lo posible, pero actúa en comunidad, dentro de la energía que circula y se expresa por la unión, cada uno aporta su resistencia y su impulso, la formación está ahí cuando la estructura se debilita y parece desintegrarse, la configuración está ahí cuando el movimiento conjunto exige el poder que todos conforman.  Es la red, la presencia invisible de lo fijo, la figura visible de lo móvil.  La red, cuando hace falta el sistema opera en una unidad extensa y poderosa, cuando no ocurre nada sigue presente.  La red, voluntades hermanadas en una vocación de conjunto, independencia y autonomía que la mimetiza con el mundo de los órdenes fijos y estables.  La red, la que permanecerá cuando la catástrofe arrase lo evidente, la que actuará cuando sea necesario y pertinente.  La red, el lugar que está en muchas partes, el centro que no conoce ubicación, el sentido que emerge y luego desaparece, la posibilidad que organiza a todas las posibilidades cuando el corazón de una telaraña ha muerto.

Todos formamos parte de redes, no habría otra posibilidad, es la ley de la vida social.  No son evidentes del todo pero actúan cuando hace falta y entonces nos sorprenden.  Otras veces son movilizadas a voluntad, se sabe de su existencia y a propósito las ponemos en acción.  Somos parte de redes, pero no somos expertos en su formación ni en su desarrollo.

Cuando nos aparecen tienen otros nombres, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo.  Actúan según la calidad de los vínculos que hemos formado.  Si hemos invertido energía en ellas, nos cubren con su extensión cuando hace falta, si hemos faltado a su fortalecimiento nunca se hacen presentes.  Y a veces, por efectos de configuración social, aún en nuestra ausencia nos reconocen y apoyan.  La familia, los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo, pueden estar ahí, pero depende de nuestra inversión la cosecha.  Y por otra parte la configuración puede ayudar.  Si estamos en una forma social que favorece la colaboración, con poca energía recibimos mucho sin esperarlo.  Las redes no son instrumentos, pero funcionan como tales, se configuran en las circunstancias concretas.  Las redes no son corporaciones garantizadas, pero toman la forma de tales y nos ayudan en situaciones particulares.

Las redes operan bajo la lógica de pares, nada hay que esperar de ellas, sólo se es parte, y de pronto operan como un cuerpo unificado y sentimos su poder.  En cierto sentido las redes son más fuertes cuando nos pasamos trabajando para ellas., donándoles energía, y sin recibir nada a cambio.  Alguna vez, tal vez nunca, necesitamos de ellas, y si todos los miembros la han fortalecido su energía manifiesta es inmensa, todo puede una red cuando ha sido configurada con el entusiasmo del que nada espera.

Sólo cuentan los vínculos.  Haz un recuento de tus relaciones sociales.  Imagina por un momento con cuanta gente tienes relación cotidiana.  Ahora imagina la calidad de esas relaciones, esos son tus vínculos.  Si no tienen uniones afectivas fuertes, lazos de intimidad, entonces estás aislado, sólo cuentas con la inercia institucional.  Sólo cuentas con el lugar formal que lo social te ha otorgado, si ese orden muta, se modifica, cambia, entonces estás en la más absoluta soledad.  Pero si tienes vínculos, asociaciones por el gusto, por el respeto, por la admiración, por el poder de tu actuación cotidiana que gana amigos y afectos, entonces estás sólido, nada te faltará.  Y ojo, el punto clave, el asunto no es individual.  Si formas parte de una agrupación de cálidos afectos y mutuas atenciones, entonces es la red la que fructifica, todos están en el marco de posibilidades mayores.

Las redes se constituyen desde la intencionalidad generosa, gratuita, desde el gozo, el placer de compartir, de conversar, de estar, de relacionarse.  En este juego se configuran tramas que permiten más de lo que inhiben.  El punto clave está en la figura del sistema abierto, las redes pueden ser de distintas dimensiones, tamaños, calidades, pero todas pueden estar limitadas o estar disponibles.  Las primeras tienen posibilidades, pero sólo dependen de sus recursos, como las familias tradicionales.  Las segundas tienen también posibilidades, pero no dependen sólo de sus recursos, al estar abiertas, disponen de energías exteriores, que son propias cuando así se requiere.  El estar dispuesto a vínculos nuevos, a nuevas relaciones, abre las redes y las fortalece.  La matriz original no desaparece, se transforma, se reconfigura en mayores vínculos, en muchas más posibilidades.
 

2)  Las lógicas horizontales y verticales.

El mundo de la información es el hogar de las relaciones verticales.  En la Información la configuración social se repliega sobre sí misma, los actores ordenan su conciencia y su intención como entes separados del exterior, por ello requieren información de afuera, para procesarla, y actuar en consecuencia.  El mundo de la información es el orden de la competencia, del conflicto, de los seres aislados y con egos siempre hambrientos de lo que les puede conceder alguna ventaja.

El mundo de la comunicación es el hogar de las relaciones horizontales, en la comunicación la configuración social se despliega hacia el exterior, los actores ordenan sus conciencias y sus intenciones como totalidades vinculadas, formando parte de otras totalidades que las incluyen y a su vez son incluidas.  Por eso requieren lazos, vínculos con todo lo que los rodea y los integra.  Sólo hay un medio, el que lleva a la relación con la totalidad, sabiendo que todo es totalidad, no hay partes, sólo vínculos entre entidades complejas que se relacionan unas con otras en matrices complejas de vínculos y dependencias de todos con todos.  De ahí que no haya en el mundo de la comunicación más orden que el de la colaboración, de la creación, de la conformación de lo posible.

Dos formas de relacionarse y vincularse, dos estrategias de acción.  En una el individuo, la parte, es lo fundamental, lo único, lo más valioso, el ego que se protege y actúa con todo el contexto como aliado o como enemigo.  En la otra no hay parte sólo hay todo, los vínculos marcan la configuración de lo posible, lo necesario.  Dos visiones de la vida muy distintas, la una vigente y parte del orden imperante, la otra emergente y única opción de futuro para cada vez más regiones.

Mundos posibles.  Lo que podemos hacer, lo que necesitamos hacer, depende de los mundos que percibimos, de las posibilidades que podemos imaginar.  No es sencillo.  El mundo contemporáneo vive una bifurcación, de una parte la lucha por conservar el esquema de vida que se ha ido configurando a lo largo el siglo, por el otro lado la búsqueda de alternativas a la forma de vida que supone gasto de energía injusto y con desperdicio, con desigualdades sociales insalvables, con envenenamiento del planeta y con el tiempo contado.  Mundos posibles.  Hacia dónde moverse, qué hacer.

Lo que venga requiere de información, lo necesario supone sistemas de comunicación cada vez más complejos y extensos.  La vía por venir no es muy ancha en formas básicas.  Necesitamos toda la información disponible sobre lo que somos, pensamos, sentimos, imaginamos, deseamos, podemos, debemos, y por otra parte, necesitamos estructuras sociales de vinculación que permitan que esa información se transfigure en opciones, en soluciones, en alternativas.  Esto no será posible sin vínculos, sin contacto de unos con otros, sin diálogo de todos con todos, hasta donde sea posible.  Siempre lo posible.

Las lógicas de lo vertical y lo horizontal se pueden mover en figuras dialécticas que agiten y movilicen a la vida social.  Se requiere voluntad, disposición, apertura, valor, audacia, corazón.  La información existe, la tenemos en exceso, concentrada en ciertos lugares, desperdiciada, desconectada del imaginario social.  Necesitamos llevarla a todas partes, ejercitar las facultades de la difusión, de la divulgación.  Y por otra parte construir los nuevos sistemas de comunicación, de creación de la vida, de configuración de lo alterno.  Un mundo desaparecerá, pero otros muchos emergerán.

La cultura de la información requiere ser impulsada, que los actores sociales en sus redes necesiten más información de la que suponen.  Para ello la información debe estar ahí, todos los recursos son indispensables, aprovechar los medios tradicionales y sobre todo impulsar a las nuevas tecnologías de información, sobre todo a la internet.  La cultura de comunicación requiere ser construida, por lo general necesitamos poco de los demás en sociedades ordenadas y plenas de institucionalidad.  Un giro será provocado, el orden aparente oculta el desastre de la falta de energía y la necesaria ausencia de reflexividad constructiva.  No, a cambio debemos promover la reflexibilidad, la capacidad de mirarse crítica y constructivamente de los actores sociales, y por otra parte desarrollar las redes que posibiliten los vínculos que permitan la sobrevivencia y la colaboración.  Vienen tiempos difíciles, necesitamos de todos, a todos vinculados en la opción de crear mundos alternos.  Enfrente tenemos la lucha brutal por la sobrevivencia, la ciega y solitaria batalla por vivir a costa de los demás y a cualquier precio.  No, hay alternativas, la cultura de información y la cultura de comunicación en una configuración de redes de lo posible, de lo creable, de lo construible.

La ecología de comunicación y de información en armonía dialéctica es configurable en la forma de redes sociales.  Entonces todo lo posible tendrá una extensión que lo pueda realizar, actores que lo puedan hacer, situaciones que lo puedan continuar.  Las redes permiten, posibilitan, siempre lo posible, el tiempo puede ser reinventado, tanto el pasado como el imaginario del futuro, el tiempo de las redes es el presente, un tiempo energético pleno de emoción, de afecto, de fuerza, de intención.  Las redes tramarán la salida del desastre que se avecina, son nuestro salvoconducto, nuestra opción viable y pertinente.
 

"Torsos"
Rufino Tamayo, 1968
 

Comunidad virtual.

3)  La sociedad de información y la sociedad de comunicación.

En nuestras redes hay algo que las configura desde la ecología mental, algo que ordena las relaciones y las interacciones más allá de lo inmediato, un dispositivo general de organización de la percepción y de la acción.  En el sentido de orden de pauta, lo entenderemos como una forma cultural, pero aquí necesitamos explorarlo como forma social.

La forma social general organizadora de la vida es la de la sociedad de información.  Nos ordenamos en jerarquías, en relaciones fijas, estables, verticales, alrededor de estructuras macro que nos dan tranquilidad y seguridad a cambio de nuestra dependencia y sometimiento.  Entendemos que así es la vida, que así es el mundo, pero no, no es así, en sentido definitivo y absoluto, aparece así, es construido por la complicidad de todos, y con esa misma colaboración puede cambiar, transformase por completo.  Pero no lo creemos.

Nuestras redes de pares son débiles y escasas, en ciertas circunstancias casi inexistentes.  La familia está jerarquizada y construida en estereotipos y formas fijas de roles y comportamientos, esto se garantiza con nuestra participación en formas ritualizadas de interacción que se repiten una y otra vez en la dirección de lo mismo.  El segundo gran ámbito de sociabilidad es aún más rígido en ciertos contextos, el trabajo es una obra de teatro donde las relaciones de subordinación y dominación constituyen la trama básica de los vínculos y los contactos.  Lo horizontal es pobre, innecesario, la forma sociedad de información lo cubre casi todo con su dominio.

En este marco situacional emerge desde hace tiempo la forma sociedad de comunicación.  Su estructura es distinta en lo que corresponde a la dirección de las relaciones sociales, pero también es rígida y busca la estabilidad y la regularidad.  La forma sociedad de información es piramidal, exige que haya un arriba dominante y un abajo dominado, y que lo de arriba sea ocupado por pocos, incluso llegando a uno solo, el gran dictador, la figura única del orden y la dirección social.  Esta forma se reproduce fractalmente, en forma hologramática, en todos los ámbitos de organización se construyen las redes de relación en triángulo, con jerarquías evidentes y fijas, con un orden que viene siempre de arriba y de uno sólo.  Las familias, las empresas, los gobiernos, los clubes, las asociaciones sociales y políticas, todos buscan la forma del triángulo en la sociedad de información.  Y eso supone que la información debe llegar por necesidad sólo hacia arriba, porque de arriba viene el orden, el sentido de la acción y su dirección.  En la forma sociedad de comunicación ese esquema se altera.

Sucede que la organización en un sentido ecológico no puede sostener el tipo vertical salvo con la condición de renuncia total de los de abajo a la toma de decisiones, con la reflexividad y el procesamiento de información correspondiente.  Cuando esta condición desaparece, entonces el orden social busca el acuerdo, no antes de luchas y conflictos para mantener la estructura.  El orden horizontal se inaugura, es necesario para el acuerdo en un nivel que afectará otros niveles, aunque la verticalidad se mantenga como forma general.  La estructura rígida se flexibiliza un poco, el triángulo tiende a
escalonarse, la información se procesa en esos escalones y luego se presenta reconfigurada a los otros pares y a los niveles inferiores y superiores.  El orden se complica, la información tiene formas distintas según los intereses sectoriales o grupales.  La organización se hace compleja, ya no hay una vía de alimentación de información directa a la punta y otra vía de órdenes de la punta hacia la base.  La imagen ahora es de diversos puntos procesando información y negociando con ella con otros puntos, no con todos, la estructura sigue siendo vertical en lo general.

Se entiende que la forma sociedad de comunicación se configura en una diversidad de corpúsculos de tamaño y peso, que hacia su interior requieren sistemas de información eficientes sobre lo que sucede en el resto del mundo para operar en él.  Los de abajo tiene menos condiciones para organizarse de este modo, pero aún así lo ensayan, arriba se abre la punta y el espacio de dominación se configura en lo múltiple y tal vez hasta diverso.

Nuestra vida social contemporánea tiene una configuración compleja que implica ambas formas de tipo social, en nuestra vida diaria convivimos con ellas, a veces menos de una, a veces demasiado de otra.  El orden general sigue siendo el de la sociedad de información, pero la otra ha avanzado y complicado nuestra existencia con diversos puntos de voluntad de orden que operan sobre nuestros cursos cotidianos una y otra vez.  Una especie de oferta que busca coptarnos y enredarnos en su propuesta y aspiración.  Nuestra mirada puede de pronto confundirse con aparentes diferencias, con supuestas pluralidades, con apabullantes multiplicidades.  El medio muestra muchas opciones para cada vez más puntos de decisión.  Y el ciudadano común requiere invertir energía en la exploración y evaluación de todo ello.  Lo puede hacer sólo en grupo.  O bien puede ir más lejos, puede ensayar su propia opción, y dar un paso adelante en la complejidad.
 

4)  La comunidad de comunicación.

Hay regiones sociales que viven en la aparente diversidad de opciones, casi siempre bajo el salvoconducto del consumo en una forma de mercado muy desarrollado.  La forma sociedad de comunicación tiene un punto de tensión, supone la reflexividad individual y grupal, más la individual, en un contexto que sigue siendo rígido, configurado por fuerzas y voluntades que son distantes y opacas.  Lo que puede suceder entonces es que esos individuos empiecen a conversar en sentidos distintos de los que requiere la sociedad estructurada y cerrada.  El problema no es el espacio para dialogar, se supone existe, el problema no es la diversidad de opciones sobre las cuales meditar, de hecho están presentes y piden atención, el problema está en que el actor reflexivo no participa del orden social sino como un actor secundario, y no le basta.

Esto sucede en ciertos sitios, en ciertos momentos, pero acontece, individuos reflexivos dialogan entre sí y caen en la cuenta de que pueden hacer lo que los grandes, y sin su interferencia, que pueden construir partes de su mundo con la libertad que la vida social les ha concedido.  Y pasan de la pasividad comunicativa a la actividad creativa y constructiva.  Este es el germen de redes sociales distintas a las anteriores.  No se trata de participar con mayúsculas en la estructuración grande del mundo, la forma heredada de la sociedad de información, de lo que se trata es de construir mundos alternos dentro de la gran matriz.  Esto puede suceder porque a estas redes no les interesa ser hegemónicas, es más, no les interesa la hegemonía en absoluto, hay lugar para todo y para todos, y es más, es mejor, es más estimulante, es un reto, es enriquecedor.  Es Comunidad de comunicación.

Con la aparición de esta generación de actores libres y creativos, el mundo puede cambiar más de lo que se suponía en algún momento anterior.  La norma es la diversidad, la tendencia es que por doquier aparezcan iniciativas y grupos de acción en distintos sentidos.  La sociedad se complejiza al máximo.  El orden único y absoluto representado en una sola moral, una sola forma de vivir y de actuar, es estallado por la transformación de todo por todas partes.  Los tradicionales se asustan, se tornan agresivos, defienden su forma de vida estable y rígida, pero la emergencia es irremediable, adquiere la forma de la moda y de la necesidad de experimentarlo.

En sentido general el asunto tiene otro rostro, el del cambio de civilización, el de la aparición de una nueva forma cognitiva de percibir y organizar la vida.  Hay un punto en que el exceso de la sociedad de comunicación no es una figura del consumismo y del diletantismo, es algo más, la inauguración de un sistema social distinto, abierto y diverso, multiconectado, multinteractivo.  La imagen de una sociedad construida no por aparatos de lo piramidal, sino por redes horizontales de todo tipo interactuando entre sí y ampliando sus posibilidades con cada contacto y vínculo. No es una ilusión, es una potencia transformadora de nuestro mundo contemporáneo.

La comunidad de comunicación supone sistemas de relación antes inéditos o poco centrales.  La información sigue siendo importante, las redes habilitan sistemas que permitan la circulación de todo tipo de referencias a una multitud de asuntos.  A diferencia de la sociedad de información y de comunicación ahora estos contenidos son utilizados por una enorme cantidad de personas y grupos, la información es útil socialmente en la estrategia de desarrollo de las redes de construcción de la vida social nueva.  La infraestructura informática es también muy útil, la internet se convierte así en una metáfora de los tiempos por venir.  Las supercarreteras de información son una base de articulación entre redes que de otro modo sería muy difícil.  El movimiento de lo diverso y lo múltiple se monta sobre las facilidades tecnológicas de la información.

El punto clave de la nueva socialización son los sistemas de comunicación.  En la sociedad tradicional sirven y toman las formas convenientes para reforzar la autoridad única y legítima, las formas del pasado, las relaciones verticales y jerárquicas, la irreflexibilidad, la sumisión.  En la sociedad de comunicación se ponen al servicio de la llamada democracia política que permite que los grupos se organicen para luchar con los demás por el poder único heredado formalmente de la sociedad tradicional, o dispone lo necesario para que el mercado se expanda y cubra todas las regiones y los ámbitos de vida.  En la comunidad de comunicación los sistemas de comunicación suponen una urdimbre y una trama de enorme complejidad, de vínculos y contactos entre una variedad de entidades de todo tipo.  Los sistemas de comunicación posibilitan la interacción múltiple y fluida entre las redes, no sólo entre individuos y grupos, sino entre redes de redes hasta formar una gigantesca red de configuración plástica flexible y de un orden y organización ecológicas, sin centro, sin referente único, de conectividad y diversidad constante.

La comunicación establece su prioridad dialéctica sobre la información.  Todos crean, todos dialogan, todos acuerdan, todos aprenden, todos crecen, porque interactúan, porque son diversos, porque son múltiples, porque son pares de relaciones horizontales.
 

"Mujer con Sombrero"
Rufino Tamayo, 1971
 
 Cibercultura.

5)  La cultura como texto, como gramática y como escritura.

Las redes sociales se articulan a formas de sistemas de información y sistemas de comunicación.  El patrón de comportamiento ajustado a una guía de acción nos lleva al mundo de la cultura, configuración con altas connotaciones de estabilidad.  Hay formas culturales diversas, pero también hay conceptos de cultura alternos, y lo más importante, existe la posibilidad de construir formas culturales distintas.  Siendo en principio la cultura el mundo del sentido, del significado, asociado a formas fijas y estructuradas, tiene un perfil asociado a formas sociales que permite ver diferencias en tipo de asociación según su configuración de complejidad.  Las tres metáforas con que serán exploradas estas grandes formas son el texto, la gramática y la estructura.

Las sociedades de información tienen una base de cultura texto, todo lo que significa, lo que connota sentido de la vida y lo social está cifrado y fijado en formas simbólicas donde el texto y la lectura del texto están cifrados en un mismo tono y dirección.  Esto permite que el grupo gobernante escriba el texto vida social y que los gobernados lo escenifiquen al pie de la letra, es una puesta en escena guiada por la dirección marcada por los únicos escritores que además son los dirigentes de la organización.  Hay formas sociales antiguas y no tanto, configuradas en este esquema.  La cultura la escriben unos y la viven todos, la mayor parte sólo aprende el texto y después lo escenifica.  Son las culturas cerradas del dogma, de la autoridad única, de la única forma de vida, del control total de unos sobre otros.

Las sociedades de información totales tienen un control absoluto sobre el sistema de información social, el grupo en el poder maneja todos los hilos de lo que circula sobre lo que es pertinente para dominar.  La religión fue un campo adecuado para organizar esta forma de orden.  El sistema de comunicación está construido en forma vertical, conectando lo pertinente con la punta de la pirámide, los demás contactos son irrelevantes o de segunda.

Estas formas evolucionaron y se complejizaron, como apuntamos en otro lugar, la sociedad de información se perfeccionó, hasta llegar a la sofisticación actual del sistema financiero informático.  Mientras tanto la sociedad de comunicación fue emergiendo, el punto clave es la posibilidad de lectura alterna a oficial, de la textualidad simbólica que ordena y organiza.  En nuestra trayectoria este momento se configura en la ruptura del dogma en la reforma protestante.  Al perder control del comportamiento guiado por un valor, un sentido, un significado preestablecido, con la complicidad del súbdito, el mundo medieval se derrumbó.  Ahora los actores sociales podrían leer el texto mundo desde su propia conciencia e individualidad, construir su reflexividad y marco de significación.  Ahí el libro adquiere otra connotación y libera al sistema de información hacia el sistema de comunicación de escritores y lectores fuera del orden del poder anterior.  Pero lo que se libera es la lectura, la escritura está aún bajo serios controles y lo sigue estando hasta la fecha, aún en el mundo editorial gigantesco que vivimos en la actualidad.

Esta sutileza de la posibilidad de lectura libre promueve el interés por la escritura libre.  En este movimiento el mundo moderno se ordena y reorganiza de nuevo.  La posibilidad latente de un escritor, creador de mundos, por cada lector, cada ciudadano común, está latente, y es altamente revolucionaria.
 

 El siglo XX y su antecedente promueven la vida social de los medios de difusión masiva.  El contar con lectores promueve el interés de las voluntades de poder por escribir para ellos.  El modelo es el de pocos escritores y una multitud de lectores.  La sociedad de información se complejiza en la emergencia de la sociedad de comunicación, plena de opinión y de deseos de participar en el poder central que lo organiza y dirige todo.  En ese tiempo se desarrolla con gran intensidad el aparato educativo, un promotor de lectores en forma masiva, y un formador de escritores en forma muy selectiva.  Los demonios no se liberan del todo, la regla sigue siendo que unos nacen para mandar, para crear, y los demás para obedecer, para seguir las directrices de los creadores especiales y escasos.

Las sociedades se diversifican y expanden en mercado y se presentan nuevas condiciones y formas de configuración social.  En el primer mundo aparece el lector escritor, un individuo que sobreeducado en la importancia de su personalidad única, entra en contacto con otros y forma redes de individuos que se perciben como potenciales constructores de vida social alterna e independiente de los hilos de la dominación.  Este es un fenómeno que constituye en frente de lucha distinto a los conocidos, se le denomina cultura para separarlo de la política tradicional de las sociedades de información y de comunicación.  Aquí aparecen sistemas de información alternos y formas sistemas de comunicación, que promueven la autonomía regional y sectorial de grupos y redes de grupos.  El poder oficial no mira con simpatía este movimiento, y por la vía económica del mercado o la vía política de la institucionalización corporativa, trata de ligar lo independiente con el orden común.  Y ahí vamos, este es el territorio de una parte del mundo actual.
 

6)  El hipertexto y la cultura del mundo cibernético.

Los mundos posibles aparecen a partir de las formas cognitivas que construyen su configuración.  La posibilidad constructiva siempre está ahí, pero la configuración cognitiva puede estar cerrada a su desarrollo.  Así, hay formas sociales que promueven posibilidades porque están configuradas como sistemas abiertos, pero también hay formas sociales que inhiben cualquier esfuerzo de visiones de lo alterno, funcionan como sistemas cerrados.  Hay formas sociales como la sociedad de información, donde sólo la punta del triángulo puede crear, tiene iniciativa constructiva.  Y hoy, ante la emergencia de la comunidad de comunicación cualquier individuo estará en posibilidades de crear, las desarrollará, y lo más importante, multiplicará las opciones por las interacciones con los demás.  La figura de la red de redes vuelve a aparecer como la imagen de esta sociedad donde todos crean e interactúan en la creatividad.

Forma social de velocidad, de metabolismo agitado del tiempo.  El cambio es parte de su genética de movimiento.  En las sociedades anteriores el cambio era una molestia, se dosificaba, se manipulaba, aparecía como un accidente, como una distorsión indeseable, ahora no, el metabolismo de la percepción del tiempo y el espacio exige que el movimiento sea constante, no inhibe el fluido social, en cierto sentido lo acelera.  En este marco la información y la comunicación tienen una configuración y una trayectoria distintas a las anteriores.

El sistema de información se transforma de una estructura rígida, estable, fija, formalmente ordenada, preestablecida, a una estructura flexible, maleable, móvil, informal, emergente.  Para una configuración de redes como sistemas abiertos en interacción, la información cambia a gran velocidad, pero también las formas que la organizan, y las necesidades que la motivan.  El sistema de información interconecta a todas las partes de la red de redes, permite el movimiento de referentes de cualquier parte a cualquier parte, en forma simultánea, múltiple.  La diferencia con el sistema privado, exclusivo, de la sociedad de dominación es definitiva.

El sistema de comunicación es la base estructural de la red de redes, los vínculos y contactos guían todo, mueven todo.  La interactividad y la conectividad constituyen la matriz de las posibilidades que generan posibilidades.  Las redes están abiertas, en ese sentido exploran posibilidades, deciden opciones y afectan con su comportamiento a otras redes, que están en situación semejante.  El resultado es una multiplicidad de exploraciones, de creaciones, de acciones y reacciones, que llevan la configuración de la red de redes de una dirección a otra, de una forma a otra, de una configuración y trayectoria a otras.

La cultura cibernética es reflexiva y constructiva, pero también es horizontal, o para decirlo mejor, es rizomática, las conexiones se pueden dar en todas direcciones, ya no hay arriba y abajo, centro y periferia.  Las formas sociales no son tan fijas y estables como las previas, lo que da una sensación de caos y desastre desde las culturas anteriores.  Pero no, es distinta, tanto que puede ser irreconocible, tanto que nuestra percepción actual no da para imaginar su movimiento a largo plazo.  Lo que sí permite es ver un proceso de reconstitución social general en donde las múltiples trayectorias se jalan unas a otras en un espacio estructural que ya no es tan mecánico y estático.  El mundo social se descristaliza, entra en una fase gaseosa inestable y de alto poder creativo.

La red de redes se representa en la metáfora del hipertexto.  La imagen es la de la interacción constructiva en el ciberespacio.  Varios individuos dialogan sobre un paquete de asuntos, todos conocen de la presencia del otro en la exploración de los temas.  Se encuentran en un juego semejante al de una partida de naipes, pero en este caso no compiten, colaboran.  Uno trae información y la comenta, otro añade elementos y ajusta, otro más interviene y modifica, y así diciendo.  La pregunta es, de quién es el texto, es un texto lo que se está configurando.  Al final todo el proceso desaparece y los mismos personajes inician otro viaje cibernético con otros compañeros y sobre otros temas.  La base de datos se ha reconfigurado, la interacción anterior alteró lo que había, el nuevo curso de acción parte de nuevos postulados.  Pero hay nuevos participantes, no tienen los antecedentes.  Necesitan una formación tal que les permita percibir con velocidad lo que ha cambiado.  Ellos serán reconfiguradores del sistema de información por la intensidad del sistema de comunicación.  Al mismo tiempo otros grupos y redes también actúan y modifican al sistema de información.  En cierto momento las redes se cruzan, interactúan entre ellas, saben de su existencia, el ciberespacio les ayuda a relacionarse desde otro tiempo y espacio percibidos.  Pero además tienen agrupamientos afectivos fuertes, confían, están abiertos, se reconfiguran y ajustan en diversos niveles de relación y afectividad.  Este mundo no está lejos, está en camino, se conforma a cada momento sobre los mundos anteriores.  Supone nuevas mentalidades, percepciones distintas, intenciones alternas.  Tal vez una nueva ética está en proceso, tal vez una nueva vida social, tal vez estemos hablando de una nueva civilización, lo cierto es que se trata del cambio, del cambio y su metabolismo.
 
 
 

 
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