Número 10, Año 3, Abril-Junio 1998

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Comunidad Virtual y Cibercultura. El Caso del EZLN en México

 Por: Jesús Galindo C.
 

Viene un mundo distinto, aparecen en el espacio social síntomas de una  configuración desconocida. Los visionarios apuntan paisajes y situaciones nunca vistos y que son comprensibles. Nuestras categorías no son suficientes, nuestros esquemas conceptuales construyen claridades dudosas, algo no está siendo nombrado. Mientras una parte de la vida refuerza la certidumbre de que algo cambia pero en general todo sigue ahí, otra parte nos produce escalofríos, el mundo ya no es reconocible. Este es el plano base de la paradoja, aunque entendemos y soportamos una relativa incertidumbre, hay algo más, algo que inquieta y seduce, el futuro está abierto y todo es posible, y queremos saber, queremos vincularnos con lo que viene.

La noticia del levantamiento del EZLN ha conmovido a un sector social considerable, sobre todo a cierto grupo que parecía dormido, entregado a su vida diaria sin discontinuidad grave aparente, pero que en el fondo deseaba el cambio, la destrucción de los hilos aburridos y odiados de su cómoda presencia. He ahí dos fenómenos que aparentemente son independientes pero están profundamente unidos, por una parte un movimiento guerrillero de novela, por otra parte los lectores idóneos que esperaban justo la novela de la guerrilla sui generis. Y este encuentro merece una mirada atenta y curiosa.

Y si bien el fenómeno de comunicación de ciertos emisores que coincide con ciertos receptores,  construyen así un sistema de interacción hacia los mundos posibles ya es un acontecimiento extraordinario y de interés, el que el EZLN configure una relación amorosa con grupos sociales de todo tipo, algunos inéditos en el enamoramiento, por otro lado con el componente tecnológico y de cultura cibernética  abre un capítulo en la historia con otro índice y connotaciones. Lo que suceda en México a raíz del levantamiento del EZLN dentro del esquema perceptual presente es una invitación clara a la imaginación y los mundos posibles, pero lo que implica la dimensión de su acontecer en los términos de comunidad virtual y cibercultura, requiere de otro esquema perceptual que abre otros mundos posibles. Y sobre esta doble noticia nos ocuparemos en las próximas páginas.

 

"Flor Solar"
Antonio Peláez, 1968
 

La comunidad virtual. La interacción creativa emergente

La investigación social tradicional se mueve entre dos planos de observación. Por una parte intenta dar cuenta de lo que se presente, y operar como una voz cronista de la vida social, con la pretención de capturar todo con mayor detalle y precisión que la mirada común. Por otra parte supone que lo que aparece tiene un origen desconocido para la percepción común que ensaya un significado, y que la mirada sociológica podrá descifrar lo que sostiene a la realidad más allá de su evidencia. La intención sociológica es ambiciosa y a la vez constructiva. Tiene la certidumbre de mirar más allá de la mirada común, y de mirar lo evidente con mayor atención y detalle.

Esta configuración es muy consistente con el mundo perceptual contemporáneo de los discursos de la virtualidad. La perspectiva de lo virtual supone que lo evidente está construido por un modelo que sólo la mirada capacitada puede inteligir. El laboratorio de lo virtual procede de esa manera. La imagen percibida en un ejercicio tecnológico de composición visual es sólo la punta de un iceberg, un pequeño referente de lo que hay detrás. Al entrar en contacto con imágenes sintetizadas se tiene la oportunidad de moverse de inmediato en dos dimensiones, la de lo aparente y la de la configuración sintetizadora.
El mundo virtual tecnológico de las computadoras y los ingenieros ha confirmado la relación entre evidencia y modelo que la configura. La reflexividad conceptual conecta desde la mente ingenieril a la mente sociológica, de forma semejante a la síntesis de una imagen por un modelo previo: la imagen social también es sintetizada por un modelo explicitable, y si sabemos cuáles modelos construidos componen las imágenes de los mundos virtuales, es posible inferir de las imágenes sociales los modelos que las construyen, y el origen de esos modelos.

La percepción de lo real es un primer momento de la actividad sociológica, el segundo es la inducción del modelo que la sintetiza, de la estructura de sentido que la compone y sostiene. Un programa semiótico para la sociología. La distancia de la real a lo virtual es cada vez más tenue, el umbral que separa sus lugares analíticos es sólo la competencia de conocer el modelo que está detrás e interactuar con él en forma directa. La vida social ha sido hasta hoy un juego de mundos reales que se nos imponen a los actores, con la condición de no conocimiento de su razón, de su configuración sintética. A partir de ahora la metodología de lo virtual permite construir mundos a partir de modelos, mundos virtuales, pero también deconstruir los mundos reales reconstruyendo y reconfigurando los modelos que les dan sentido y los sostienen.

La configuración de la construcción perceptual de los mundos que vivimos está delimitada por las diferentes comunidades perceptuales, así construidas por el modelo de sintetización que comparten. No todos los actores sociales perciben lo mismo, y este fónomeno es vital para las relaciones, vínculos y formas de comunicación. Sólo la comunidad perceptual permite la circulación de imágenes por el espacio social correspondiente, si no se comparte el modelo no hay posibilidad de interacción de sentido, sea ésta virtual o real. Esta configuración permite observar al espacio social como un conglomerado de comunidades de sentido que se ponen en contacto entre sí por un punto del modelo que las hace sintetizar en común. De esta manera un grupo se comunica con gran intensidad por un modelo compartido en gran porcentaje, y puede comunicarse con un grupo distinto debido a que comparte algo con él, lo cual configura un segundo orden de comunidad, y así diciendo.
La gran diferencia de sociedades anteriores y la actual es la complejidad de estos órdenes de contacto e interacción. Hoy se pueden comunicar en mayor número de fases y planos mayor cantidad de grupos, porque está presente un mayor número de contactos entre sus respectivos modelos de síntesis. La ecología de información ha crecido en forma impresionante, y ha estimulado y reconfigurado simultáneamente a la diversidad, creando puntos de contacto y comunicación antes inexistentes. La percepción aparece así en forma más compleja y cubriendo una porción grande del espacio social de forma horizontal. Este es el momento de reconocer nuevas comunidades en nuevas ecologías informáticas y de comunicación. El espacio social se renueva y se conecta, la mente ecológica se complejiza y expande.

Las ecologías de información que han impactado a las comunidades perceptuales tradicionales están configuradas por estructuras que se construyen tecnológicamente. Los medios de información electrónicos llevaron a su expansión máxima a las sociedades de dominación —un centro, una dirección, un emisor y múltiples receptores—, pero lo que sucede con la red INTERNET es un fenómeno sin precedentes. Por primera vez en la historia es posible que multitudes se pongan en contacto simultáneamente, más allá del límite espacial, y con posibilidades interactivas. Lo que Internet ha traído a la vida social de final de siglo es una nueva era de la comunicación y la información.

La red permite la puesta en escena de toda la información conocida, accesible a cualquier usuario de la red, y con la competencia interactiva de corregir, anexar, reconfigurar. Por el momento es un lugar peculiar, virtual, que ha potenciado las visiones y ambiciones de información y comunicación previas. Ahora se puede conocer todo, tener acceso a todo, con sólo conectarse a la red. Ahora se puede conversar con cualquiera, en grupo, con sólo estar conectado a la red. Y todo esto sin desplazamiento físico por el espacio real de los cuerpos y sus limitaciones. El espacio ha cambiado de pronto, la relación individual y grupal con el mundo social está modificada de raíz.

La interacción comunicativa se ha extendido, las posibilidades como sistema abierto se han incrementado. Estamos ante un nuevo escenario de las relaciones sociales, pero también ante nuevos tipos de relaciones sociales. Es decir, los cambios sobre nuestras formas sociales previas van configurando el espacio social y sus reglas hacia otra cosa, otro espacio, otra sociedad, otra percepción y construcción de mundos.

Y estos son elementos que pueden apreciarse en el caso del EZLN en México. Aparecen nuevas comunidades de sentido, su configuración está dada por medios tradicionales, pero también por nuevos medios. Todo el fenómeno político ha estado envuelto en una atmósfera de política común, que se intenta resolver en forma común, pero ha pasado algo más, las soluciones sintetizadas con anterioridad y que habían probado su eficiencia no cubren la totalidad de lo acontecido. El cuerpo político tiene nuevos límites, escapa a las percepciones tradicionales y sus medios. Para todos ha sido una revelación, y aunque todo apunta a que la siguiente etapa del fenómeno tendrá un escenario tradicional, queda la duda, no todo está percibido, no todo está incluido en lo que hoy se actúa, ya no es lo mismo, el fenómeno EZLN es otra cosa, incluso no percibida por los actores directos.

La creación colectiva ha sido distinta, estamos ante rasgos de una nueva ecología de información y comunicación, la presencia de Internet como configurador innovador, pero también ante una nueva cultura, la percepción de México y de sus actores es otra para muchos, distinta para casi todos. La certidumbre es contudente, la tecnología de información ha sido central en la configuración social y ecológica del EZLN, Internet ha sido un factor importante, tal vez clave, para la construcción de la imagen del fenómeno, sobre todo hacia el exterior de los actores directos del conflicto y en su proyección nacional-internacional.

Lo más llamativo de todo el fenómeno ha sido la configuración de algo que puede ser visible conceptualmente gracias a la reflexión sobre lo virtual, la composición de una comunidad virtual que agrupa a actores de distinto orden y ámbito, desde lo nacional a lo internacional, desde los sectores populares hasta los medios y altos, de las clases semiilustradas hasta las sofisticadas clases intelectuales. La comunidad virtual es un concepto emergente de una sociedad emergente. Bien vale un momento su exploración.

La comunidad virtual es la configuración de espacios de colaboración. Supone múltiples entidades independientes en evolución simultánea gracias a una interacción constante. Una forma social compleja, tan compleja como las actuales, distinta y con una economía de movimientos físicos superior. Su corazón es la voluntad de construirse, es una producción simbólica colectiva de mundos representados y compartidos. En la comunidad virtual todos participan y construyen, todos comparten lo construido.Lo que garantiza la horizontalidad y acceso a la información es la estructura de la red, no hay centro, todos son modos de circulación y producción.

Una comunidad de este tipo supone cierta infraestructura tecnológica y cierta cultura de relación con ella. Por eso la comunidad virtual va unida a la cibercultura y se configura en relaciones mutuas con ella. Pero está el asunto de la tecnología como condición elemental. Esto marca los límites de su conformación en México, pero no define su existencia ni su presencia en fenómenos como el del EZLN.

Lo que tenemos es una configuración espacial de contacto con dos espacios sociales unidos y de naturaleza distinta, el que corresponde al ciberespacio, y el que corresponde al mundo social institucional previo. Este es quizás el tema central que emerge del fenómeno aquí apuntado. Un espacio social construido por medios tradicionales, como los medios de comunicación impresos y electrónicos, se ve conmovido por un levantamiento guerrillero en una de las zonas más pobres del país, Chiapas. Hasta aquí todo es normal. Se inicia una batalla de información y contrainformación entre los medios controlados por la mentalidad oficial, y los medios que abren su espacio a la voz del EZLN. La figura de Marcos es muy importante en este frente. Una parte de la sociedad mexicana se impresiona por las imágenes de los guerrilleros indígenas, rostros y figuras lejanas de los esteriotipos mestizos y criollos. Muy bien, pero además se abre un frente inédito, el de Internet, y se produce la diferencia, un público internacional se vincula al conflicto local y nacional mexicano y toma partido por los débiles. El efecto es inesperado, se configura una opinión pública internacional sin la mediación de los foros tradicionales. La escalada es definitiva, la voz oficial es vencida por un medio muy activo e ineractivo que no puede ser controlado. Los semejantes se identifican, y además de otros motivos para vincularse, toma como suya la causa del EZLN. La comunidad virtual viva en el ciberespacio se postula como una aliada de la comunidad del espacio social de la prensa y los medios electrónicos. El efecto es inmeso, la comunidad virtual crece y se hace presente. Lo que está siendo construido, sea de la naturaleza que sea, tiene un efecto real. Lo real y lo virtual se vinculan y los espacios se interconectan. Este es un fenómeno nunca visto, no hay respuestas estereotipadas ante él, no existen instrumentos construidos para luchar contra él. La sociedad del futuro aparece, se asoma de repente, y todo mundo a reflexionar y a enterarse.

El ciberespacio es virtual en el sentido técnico, no nos resiste, depende de nosotros, nosotros lo construímos, somos muy poderosos viviendo en él. Ese espacio se montó sobre el real, el de los tanques y los ejércitos, el que sí nos resiste, y lo afectó, lo configuró de forma novedosa e imprevista. Esa es la historia del siguiente punto.
 

"La Cápsula Errante"
Antonio Peláez, 1966
 

El EZLN y su efecto social y virtual

Empecemos por delimitar el fenómeno del EZLN. Por una parte está el ámbito de análisis que se ocupa de su historia, origen y antecedentes, condiciones y contextos de aparición, que busca entender su efecto social y político, su trayectoria. Todo esto forma parte de un esquema perceptual ortodoxo que parte de la identificación del EZLN como un agente real de actividad política. De inmediato aparecen las hipótesis sobre las causas de su emergencia, sobre sus posibilidades de permanencia o triunfo, de las condiciones de alianza y conflicto con otros sectores reales de la acción política en México, y algunos más allá. Todo esto ubica al grupo como un actor político en un escenario real de lucha, donde se configuran sus posibilidades de éxito o de fracaso. Hay mucha tinta derramada sobre todo ello, con distintos énfasis y posturas, con diversos niveles de información, con desiguales grados de involucramiento. Todo eso está bien, es parte del fenómeno y objeto también de observación y reflexión. Pero hay otra mirada posible, entre otras, que primero observa al fenómeno como parte de una agenda de noticias de interés, de temas que requieren el análisis y el comentario. De esta perspectiva derivan otras líneas de observación. Desde ahí se construye el comentario siguiente.

Una cosa es el EZLN como actor real en situaciones supuestamente reales, y otra cosa es percibir al EZLN como una imagen virtual configurada en un espacio de información también virtual, que tiene efectos reales, sea o no real lo que la imagen representa. Este es otro escenario de percepción. Aquí no importa si el EZLN es verdadero o no, lo que interesa es que su efecto sí modifica comportamientos y percepciones. Ese es el punto.

México es un espacio social de diversos públicos y actores. Como actores la vida se configura en los comportamientos concretos realizados en situaciones concretas, con sus límites y posibilidades. Pero al mismo tiempo estamos configurados en la complejidad de lo virtual, leemos información, la interpretamos, la vivimos simbólicamente, somos público de los medios de información, de los impresos y de los electrónicos. En esta segunda dimensión de la vida social somos otros, no el que se ve obligado a trabajar, a limpiar, a comer, a interactuar, sino el que se mueve con aparente desenfado entre las páginas de un periódico o cambiando los canales de televisión. Ser público nos configura como actores del mundo virtual, de caminantes por paisajes representados, construidos, sintetizados, por lo expertos en elaboración de mensajes mediáticos.

El EZLN también es un actor del mundo real, se mueve en la región del norte de Chiapas, se enfrenta al ejército federal, a guardias blancas de caciques del lugar, tiene relaciones con miembros locales de la iglesia católica, del gobierno estatal y federal, y con una multitud de periodistas, intelectuales, emisarios, curiosos, que pasan por ahí. Ese es su mundo real, un mundo pequeño y complejo. Pero no es ese mundo el importante para los públicos que han seguido sus andanzas a través de los medios y del ciberespacio, el mundo importante es el que se ha ido construyendo con representaciones de ese mundo real, y se ha reconfigurado con elementos informativos sobre la historia, la cuestión ética, la nueva era, la injusticia universal, el cristianismo popular, el feminismo, la poesía, y otros muchos mundos simbólicos. El EZLN ha sido un platillo a la carta, según el lector se ha construido la versión sobre lo que es o puede ser. Mundo virtual, simbólico, el mundo importante para el EZLN como fenómeno social y virtual.

En el espacio social aparece una primera diferencia respecto al EZLN como imagen, hay un sector que es afectado por ella y otro no. El que no es afectado tiende a reducir con el tiempo. La noticia se posicionan en la agenda pública, y poco a poco va cubriendo mayor población involucrada en el seguimiento de los acontecimientos. El debut del EZLN es clave, un acto de presentación escénica de primer actor. Es el primero de enero de 1994, el primer día del Tratado de Libre Comercio, el país ha sido configurado con la feliz noticia virtual de ingreso al primer mundo, y entonces aparece la guerrilla con otra versión de las cosas. La confusión es total, los periódicos se agotan, la gente busca información en la radio y la televisión. De este primer acto impactante deviene la curiosidad y el descrédito, las especulaciones son el tono básico de los comentarios críticos. Pero lejos de desaparecer de la agenda su presencia se consolida a través de las semanas y los meses. Hay un momento en que todos los públicos tienen relación con el fenómeno.

En un segundo corte aparece un subsector configurado informativamente en la perspectiva a favor del EZLN, y otro que se retrae o muestra escéptico, o francamente en contra. En el primer caso emerge una comunidad virtual de seguidores del movimiento, y en particular de las cartas de Marcos. Lo que Marcos propone les simpatiza, el estilo de la proposición los cautiva, aparece un involucramiento masivo de un sector femenino que no manifestaba una postura cercana a la actividad guerrillera hasta ese momento. Marcos compite con un personaje de telenovela de esos meses, Juan del Diablo, de “Corazón Salvaje”. La figura masculina construida en la valentía, la honestidad, la fuerza, la ternura y la poesía, pone en común a personas de todo el país, sobre todo a sectores medios e ilustrados.

El punto culminante de este sector se presenta cuando es movilizado a la calle, ante una covocatoria en el periódico La Jornada, que puede manifestarse en el Zócalo, en el centro de la ciudad de México. El Zócalo se llena, y no una vez, tres veces en una semana, los participantes son mayoritariamente jóvenes, adolescentes, universitarios. La situación no puede pasar desapercibida, ni el PRI, partido en el gobierno llena la plaza mayor del país con tanta facilidad. Estamos hablando de entre doscientos mil o cien mil personas cada vez, en una ciudad donde moverse es un grave problema, y donde manifestarse es un inconveniente a veces necesario. La juventud responde al EZLN y se convierte en su comunidad virtual predilecta.
Nace entonces un tercer nivel de comunidad virtual, el que inicia la construcción del mundo según el EZLN. Durante esos días en el Zócalo sucede algo extraordinario, los jóvenes se ven, se miran haciendo lo que nadie había podido, en unas cuantas horas, y pasando la voz. Se saben poderosos, el efecto es moralizador, y tanto el EZLN como sus enemigos se conmueven por el hecho. La pregunta ahora es, ¿qué tenían en común esos jóvenes?, ¿qué compartían simbólicamente en ese momento?, y hoy la pregunta sería, ¿qué tienen aún en común?, ¿qué comparten simbólicamente hoy día?. Este tercer nivel prometía mucho, se movilizó y actuó con decisión. Pero parece que a partir de entonces nada más importante sucedió. Hubo un referendum con una mediana, aunque importante participación, organizado por la solidaridad con el EZLN. El mismo movimiento convocó a un congreso, la moderna convención de Aguascalientes. Pero esa comunidad virtual no volvió a verse con el mismo vigor, la misma vitalidad, la misma esperanza. Una fuerza se desató, pero no logró ser conservada y proyectada.

En otro frente el proceso fue paralelo y también de acontecimiento inéditos. Si por una parte la comunidad virtual de las ciudades del país, y con esto se quiere decir algunas, tomó la calle y fue vista por todos los demás actores reales. La comunidad de segundo nivel continuó estando ahí, presente, atenta, siguiendo los discursos poéticos de Marcos, y los comentarios y noticias sobre el avance o retroceso de la guerra y de las negociaciones de paz. Esa comunidad aún existe, su ámbito es lo simbólico, no bajará a la calle por ahora, pero algo se despertó en ella y no quiere renunciar a lo que ahora siente. Esta comunidad no se conoce en realidad, se intuye, conversa en pequeños grupos, se desilusiona y frusta por lo que no ha sido. Está acostumbrada a la vida virtual, al deseo configurado en el poder simbólico. Quizás no sea combatiente, pero puede actuar simbólicamente. No ha sido convocada aún con fuerza, se desintegra y dispersa en el anonimato consumidor de noticias, pero está ahí, aún está ahí.

De este segundo nivel se complejiza otra configuración, la del ciberespacio. La comunidad de segundo orden tiene su manifestación activa en la otra calle, no la del espacio real, la del ciberespacio. Desde el principio mismo del movimiento fueron apareciendo en la figura INTERNET informaciones sobre lo que pasaba, declaraciones de los protagonistas, comentarios e interrelaciones de los espectadores de la virtualidad. El ciberespacio fue tomado por los simpatizantes del EZLN, su avance tuvo flujos y reflujos sin opositor al frente. La comunidad de actores del ciberaspacio creció y se hizo presente. Este frente fue descuidado por los enemigos del EZLN, y de hecho ahí fue derrotado. La relación entre este espacio y el real es un reto a la percepción y a la inteligencia creativa.

En una lista privisional de los públicos conectados en el ciberespacio aparecen los siguientes:

1) Redes sobre asuntos indígenas y usuarios interesados
2) Redes sobre asuntos latinoamericanos, y sobre México en particular
3) Redes sobre asuntos de paz a nivel internacional
4) Redes sobre derechos humanos
5) Redes de feministas interesadas en las zapatistas
6) Redes sobre asuntos políticos, en particular los relacionados con los espacios locales,
     autogestivos, etc.
7) Buscadores de información sobre temas de interés en la agenda de noticias internacionales.

Como puede observarse, la coincidencia del primer auge de Internet con la emergencia del zapatismo produjo la configuración de una comunidad virtual internacional, que teniendo diversos intereses y lugares de origen, se posicionaron en la agenda sobre el EZLN y México. El lugar común sería algo así como “Simpatía por el débil”, pero hay más, todos estos individuos y grupos tejieron una ciberrealidad sobre lo que sucedía en Chiapas, y esto se realizó con la interacción de información y representaciones que ellos mismo sintetizaron. En este punto cabe la pregunta de si lo que sucedía en realidad en Chiapas coincide con lo que sucedía en el ciberespacio sobre Chiapas. La respuesta necesita ser muy cauta. De principio es importate recordar que el ciberespacio impacto al espacio real. El EZLN pudo influir en las acciones del gobierno federal mexicano y del Ejército federal en particular gracias a la movilización de información e imágenes en Internet. La virtualidad afectó fuertemente al mundo real. Y eso es un punto de partida indispensable.

El EZLN está involucrado en una revolución que no aparece en los titulares de los diarios y en las notas relevantes de los noticieros de radio y televisión. Su configuración virtual lo coloca entre por lo menos dos lógicas muy distintas de creación social. Por una parte está el siglo XIX y su énfasis en los protagonismos y su eco hacia el resto de la sociedad, formas de vida social y política anteriores a los medios de comunicación electrónicos y a la aparición de las comunidades virtuales que ellos construyeron. Por otra parte está el siglo XXI y sus horizontes de configuración social y política permeadas de virtualidad y de formas simbólicas antes que realidades físicas. Tal vez el EZLN venza en sus intenciones locales y regionales en Chiapas, tal vez no. Lo que si es seguro es que inauguró en México y en buena parte del espacio virtual formas de organización e interacción que suponen redes horizontales y participaciones múltiples y directas en los acontecimientos, más allá de los rifles y las balas. Esto lo sabe el EZLN, ahora intenta obtener beneficio de la coincidencia con una nueva época de la vida social.

El EZLN no ha manifestado una línea de acción creativa propositiva con una centralidad del ciberespacio, tiene aún una visión instrumentalista de la información. Tendrán que ser otros los que propongan a la forma red horizontal del ciberespacio como algo más que un medio para la vida. Esta doble configuración está en el corazón del fenómeno zapatista, una paradoja, mientras los actores luchan por un mundo real que teminará venciéndolos, han descubierto para otros las posibilidades del mundo virtual para revolucionar el mundo social total. Revolucionarios más allá de sus premisas y opciones manifiestas, promotores de cambios que no están incluídos en sus peticiones. Una paradoja, una más de este final de milenio.
Hasta ahora la atención sobre el EZLN ha estado puesta en los informes de guerra y las pláticas de negociación; en este sentido los guerrilleros son los protagonistas y todos los demás son enemigos o espectadores. El fenómeno de comunidad virtual sólo ha sido distinguido por algunos, y el énfasis ha sido sobre lo acontecido en el ciberespacio en una especie de circo tecnológico de nuevo cuño. El asunto es otro. El fenómeno del EZLN configuró otro fenómeno aún mayor al suyo, el de la creación de diversos niveles de comunidad virtual que muestran las posiblidades de otra forma de organización y cambio. La verdadera revolución está ahí, en las posibilidades abiertas por esa comunidad virtual, que no sólo es espectadora de un fenómeno noticioso interesante e importante, sino actor directo y protagónico de lo que sucede.
Los protagonistas del fenómeno EZLN están en la llamada sociedad civil, con todos esos jóvenes que llenaron el Zócalo, todos esos lectores de La Jornada que sienten que su vida se llena de esperanza y de deseo de cambio, son todos esos creadores de mundos virtuales que a diario han interactuado en el ciberespacio desde enero de 1994. Toda esa gente es la clave de los mundos posibles inaugurados por el zapatismo. Como un auténtico fenómeno de la postmodernidad, el EZLN disparó la diversidad, la multiplicidad, la imaginación, la creatividad. Todas estas redes del nuevo espacio social emergente pueden o no consolidarse, lo importante es que aparecieron, que seguirán apareciendo, que son indicios de una nueva forma de sociabilidad, de una nueva forma de vida política, de participación y coordinación. En la experiencia del EZLN hay muchos más que encapuchados y rostros indígenas, la vida misma autoorganizándose y manifestando múltiples nuevos rostros es la mejor noticia de todas.

 

"La Ceremonia"
Emilio Ortiz, 1974
 

Cibercultura

Confirmar que algo sucede no es el problema básico; el asunto central es evaluar el tamaño de lo que pasa. Si la cultura puede ser entendida como la dimensión simbólica de la configuración social, se constata que dicha dimensión está cambiando en órdenes, pero también en órdenes emergentes incomprensibles a primera vista. La pauta básica del cambio previsible es la presencia de nuevos objetos simbólicos tales como la comunidad virtual, el hipertexto, o la telepresencia. Es normal que nuevos fenómenos ocurran y que la distancia con los antecedentes se vaya haciendo presente. Pero la pauta que no es del todo comprensible es la que promueve una nueva configuración cognitiva, una nueva forma de percepción y pensamiento, una nueva metalidad que vincula en formas inéditas al tiempo y al espacio, a los individuos y a los grupos y colectividades. La nueva cultura implica no sólo nuevos objetos simbólicos, también nuevos sujetos, una nueva forma de unir a sujetos y objetos en un espacio cognitivo sorprendente y deslumbrante.

El espacio virtual que el ciberespacio implica, también constituye un nuevo tiempo. El mundo previo estaba separado por el espacio físico: los individuos se desplazan junto con los objetos a través de ese espacio y el único referente de sentido lo constituía ese mundo físico fundante. El control de esta especialidad suponía un empleo de energía y acción que configuraba el tiempo social, la intención y la atención invertidas en acciones de cuerpos sólidos moviéndose por un espacio concreto y definitivo. La realidad existió como una dimensión de lo perecedero, de lo que fuerza al movimiento físico. Las claves de la vida social dependían sólo del mundo físico y su manejo corporal. Y entonces apareció la gran diferencia, el mundo virtual y su efecto sobre lo llamado real.

Para moverse en lo real lo humano se construyó en lo simbólico, la composición semiótica de su percepción le expandió su memoria y su imaginación, desarrolló su competencia congnitiva hacia lo ausente pero comprensible. El lenguaje trajo todo lo conocido a un presente simbólico. Pero todo lo conocido estaba ahí, en el mundo físico, era constatable que su realidad le daba pertinencia de existencia semiótica. Pero aún faltaba lo mejor. El mundo simbólico se ocupaba también de lo que podía ser, aunque no tuviera un referente físico directo por el momento, la imaginación podía configurar lo ausente y después darle presencia real en el mundo físico. Los mundos posibles quedaron inaugurados con el despegue semiológico de la relación entre lenguaje y tecnología. Y aún faltaba más, el despegue del mundo real hacia mundos simbólicos que también pudieran ser habitados como los reales, la virtualidad inaugura la posibilidad de vivir en mundos sin límites, sin fronteras, sin condiciones físicas de la realidad, por lo menos sin mucha de ellas. Y esto lleva a la vida social y a la percepción humana a otro nivel de construcción cognitiva. Y la tecnología permite que cada actor configure los mundos que su deseo e imaginación le impulsen a elaborar, y a vivir en ellos, y a compartir con otros la misma posiblidad. Esta es una nueva era, la cibercultura ha llegado y no sabemos hasta dónde nos pueda llevar.

La cibercultura forma el horizonte de vida social implicado en situaciones como las antes nombradas, en ese sentido es una ruta de acontecimientos que se van afectando unos a otros dejando un sustrato que configura poco a poco una nueva civilización, una nueva forma general de orden social, de formas de relación e interacción, de sentimiento y pensamiento, de concepción de la vida misma y de la sociedad misma. Las tecnologías de información son en ese sentido parte de lo que anuncian, elementos materiales que construyen lo no evidente, la nueva forma general del sentido. Esto ha venido sucediendo a lo largo de muchos años, y en la segunda parte del siglo XX ha tomado velocidad, y en el tránsito hacia el siglo XXI ya presenta un cuerpo de situaciones que indican que un salto se ha producido en el proceso, que se han conectado energías y formas sociales de tal manera que algo nuevo está tomando fuerza y se está expandiendo hacia nuevos mundos de posibilidades inimaginables.

El punto en este momento es darse cuenta de los síntomas de estas transformaciones profundas proyectadas hacia los tiempos por venir. Las tecnologías de información son una ventana adecuada para asomarse al futuro, aunque no sea la única, y quizás ni la más importante. Pero son tan llamativas y seductoras que permiten sumergirse en el posible con cierta facilidad, aunque después haya que nadar hacia otros medios de substancias menos evidentes y tan sugerentes como ellas, como las nuevas religiosidades, por ejemplo.

En esta tarea los medios de comunicación masiva aparecen como un fenómeno clave para iniciar la exploración de la nueva cultura, y la ruptura con la forma cultural anterior, la que hasta el siglo XIX se había configurado en forma estable desde varios siglos atrás. En realidad todo esto es muy sutil, los cambios evidentes opacan las transformaciones profundas, y todo puede quedar en hipótesis de interpretación de diversas calidades.

Los medio electrónicos de información colectiva configuran una cultura de relación distinta a la teconología. La sociedad occidental se había movido hacia una estructura urbana gigantesca, consumiendo enormes cantidades de recursos de todo tipo. La forma del desarrollo social había dependido de pronto de la producción de mercancías manufacturadas industrialmente en grandes cantidades, el nicho del consumo estaba en su punto. La nueva sociedad emergente a partir del siglo XX necesitaba conectar a sus productores con sus consumidores urbanos, aparecen los medios y el proceso toma el curso de la sociedad de consumo actual. El punto es que el espacio cambia, la radiodifusión pone en contacto a lo distinto y distante.

En una intención mercantil-comercial, el radio y la televisión presentan todo tipo de información atractiva a los consumidores tratados como audiencias de nuevos centros de difusión de imágenes y símbolos, las empresas de medios. El efecto de esta situación es importante, fluye información que nunca antes había estado a disposición de grandes contingentes sociales. Aparece un aparato de educación informal imprevisto, los medios forman a varias generaciones en lo diverso e interesante. Van aprendiendo a manejar sus recursos audiovisuales para atraer y convencer. La lección propagandística de la Segunda Guerra Mundial hace escuela, todos aprenden, los medios son poco a poco y de pronto, el corazón de la vida simbólica de la sociedad contemporánea, desplazando a los aparatos de Estado ordinarios y a la acción de las iglesias. Los medios forman a las audiencias en varios niveles, desde su status de consumidores hasta su status de creadores, de productores de vida simbólica. El mundo cambia de pronto, de pronto, y no se da cuenta, continúa su movimiento como si todo siguiera igual, pero no, la diferencia calaba a fondo.

Esta forma estructurante llega a nuestra región junto con los afanes industrializadores-modernizadores, y con los intereses comerciales de formación de mercados nacionales de escala conveniente a los ritmos productivos de la industria. Los medios entran en las ecologías sociales y culturales de las ex-colonias europeas como una cuña entre la sociedad de los que se integran al movimiento global del mercado internacional, y los que quedan por fuera, en esferas de vida social provenientes de otras épocas, de otras civilizaciones. En México la complejidad toma su asiento desde principios del siglo XX, pero es después de los sesentas cuando lo extraño empieza a brotar por todas partes.

La sociedad del contacto con el mercado internacional se torna hegemónica en el grado mayúsculo, los consumidores urbanos están, después de algunas décadas de formación, subordinados a una estructura que tiene un doble frente, el de la situación de compra en el mercado, y el juego de empleo y salario correspondiente, y el frente del deseo de compra configurado en los medios electrónicos de información, sobre todo la televisión. Pero el deseo no corresponde del todo con la realidad del mercado, una tensión se genera en dosis pequeñas hasta configurar un estado general de movimiento hacia las condiciones de vida prometidas por los medios, un juego de frustración y de intensa búsqueda del objeto del deseo. Y la otra sociedad, aparentemente arrinconada e insignificante aún respira y vive la tensión de la marginalidad, de la explotación, del abandono y el abuso. El contraste hace mella en las percepciones, pero el gran espaparate perceptual, la televisión, sólo muestra de soslayo lo que sucede. El EZLN hace su aparición en la trayectoria de este estado de cosas.

Los medios electrónicos habían formado a varias generaciones. Al igual que en otros países tanto sectores medios como sectores populares se configuraron simbólicamente bajo el cobijo de la televisión y la radio, con una presencia importante también de la prensa y el cine. Esta educación había hecho algo que no estaba incluido en el programa mercantil original, había llenado de mundos a las mentes consumidoras. El asunto es que no sólo configuraron consumidores puntuales y adictos, sino cuidadanos de la cultura contemporánea llenos de inquietudes, curiosos, con necesidades de información y de vida alterna. Cuando el EZLN hace su aparición este cuerpo social se manifiesta de diversas maneras, pero en general toma el levantamiento como un síntoma de que las cosas pueden cambiar, como un indicador de que lo alterno es posible, y de que su propia mentalidad está vinculada a los aires de cambio en formas estructurales. Y los medios fueron los formadores en buena parte de esa percepción.

La paradoja anterior muestra lo necesario que es explorar lo que ha pasado en este medio siglo en México bajo los ojos de una percepción no decimonónica. Al mirar el fenómeno del EZLN la percepción del siglo XIX compara de inmediato la situación con la guerra de Independencia del cura Hidalgo, o con la guerra de principios de siglo, la revolución del diecisiete. La mirada crítica observa los acontecimientos en el rumbo de lo posible comparado con esas guerras, o con las guerrillas de la revolución de Fidel Castro en Cuba. Y toda la energía analítica se invierte en un esquema de fuerzas, conflicto y estrategias de triunfo. Pero hay más, mucho más, pues la mirada de antes de los medios de información colectiva no puede percibir nada más. Y este es el punto central, una nueva mirada se requiere para percibir lo nuevo. Así de sencillo.

La cibercultura lo primero que muestra es la configuración de un nuevo espacio social, el ciberespacio, y a continuación nos implica en la complejidad que este nuevo espacio trae para el espacio social tradicional. Los que ya están en contacto con el ciberespacio modifican su relación con el otro espacio, y la virtualidad se torna una condición crítica que permite ver la totalidad del tiempo espacio con una nueva percepción. Las ideologías no juegan aquí el papel central, aunque tienen aún una importancia muy grande. La noticia es la percepción configurada por detrás de las ideologías vigentes cuando éstas se mueven en el ciberespacio. La red de Internet promueve una estructura social distinta a la actual, pero aún estructurada en buena parte por la vigente y hegemónica. Pero es vital distinguir la diferencia, la lógica de dominación supone una jerarquización y un control central que la nueva estructura no respalda. La lógica de red, de relaciones e interacciones horizontales impulsa otra forma social de no dominación, más bién de cooperación de participación. Y ese es el punto.
Alrededor del EZLN se configuró un movimiento que permitió hacer visible no sólo las condiciones de vida de ciertas regiones del estado de Chiapas, sino también las condiciones de organización y relación social del ciberespacio y de las comunidades virtuales. El EZLN no sólo permitió la expresión de las voces provenientes de la selva y la montaña del sur de México, también permitió escuchar a otras voces provenientes del ciberespacio. Cada asunto tiene su lugar, la importancia de cada dimensión del fenómeno no necesita ser escamoteada. Pero es muy importante reconocer la emergencia de la cibercultura en el seno de culturas modernas y pre-modernas que la reciben bien y promueven su difusión.
 

Apunte Final

El espacio social mexicano fue conmovido por la emergencia de un grupo militar autonombrado Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Esta conmoción afectó a todos los sectores de la centralidad política y económica, el año del noventa y cuatro fue de incertidumbre y confusión; el año del noventa y cinco de pesimismo y expeculación. Pasados casi tres años desde el levantamiento, la situación queda como una mesa de negociaciones que se alarga sin una conclusión previsible a corto plazo, un control paulatino del gobierno federal, una desmovilización del EZLN y sus aliados. El problema vuelve a ser la situación económica general, y la situación política oficial en el tránsito a una democracia de partidos con reglas claras y equitativas. Hay indicadores de que todo ya pasó, que el EZLN es ya parte del pasado y pronto formará parte del olvido. Pero hay más, mucho más.

Lo que el fenómeno EZLN mostró al público de medios mexicanos e internacional, lo que permitió en  la configuración de comunidades virtuales y de ejercicio de posicionamiento del ciberespacio de Interntr, eso es parte del presente y del futuro, cualquier futuro que se aproxime. No hay olvido para lo que forma parte de la estructura misma de la vida social, no hay desplazamiento de aquello que configura la misma percepción que decide qué desplazar. Todo esto es real, la virtualidad nos ha enseñado que lo que modela es más poderoso que las imágenes que produce, y el fenómeno del EZLN no forma parte sólo de las imágenes de nuestro tiempo, forma parte del nuevo molde, del nuevo eje estructurador del tiempo mismo.
 
 
 

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