Número 10, Año 3, Abril-Junio 1998

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 La Renovación del Museo de Historia Natural
de la Ciudad de México
 

   Por: Marco Barrera Bassols y César Carrillo Trueba
 

24 de octubre de 1964. Como parte de una iniciativa del gobierno para dotar a la ciudad de México de una infraestructura cultural moderna, se inauguró el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México en la nueva sección del bosque de Chapultepec. En una superficie de 15 000 m2 se levantan cuatro espacios de exhibición que suman 7 500 m2, en donde se presentan temas novedosos como el origen de la vida y la evolución y distribución de los seres vivos. La creación de un departamento de servicios educativos es otra de las innovaciones, similar a la del recién inaugurado Museo Nacional de Antropología, que también forma parte de este impulso educativo del Gobierno Central del Distrito Federal.
 

33 años después...

A más de tres décadas de su inauguración, el Museo de Historia Natural se encuentra en una situación deplorable. Mientras que el Museo Nacional de Antropología y el Museo de Arte Moderno fueron cobijados por instituciones federales, el Museo de Historia Natural quedó bajo la jurisdicción del Departamento del Distrito Federal. Si sus primeros años fueron gloriosos -incluso fue capaz de dar origen al Instituto de Ecología A.C.-, con el tiempo fue perdiendo su estructura, y sus funciones y objetivos terminaron por desdibujarse. La jerarquía administrativa en que quedó inmerso, carente de cualquier política cultural, lo fue anquilosando, a pesar de los intentos de algunas de sus direcciones por sacarlo a flote.

La falta de mantenimiento de su infraestructura y exhibiciones -que son prácticamente las mismas con que se inauguró-, una planta de trabajadores reducida al mínimo, así como la ausencia de otro presupuesto que los ingresos autogenerados son algunos de los problemas que actualmente enfrenta el museo, agudizados por la política de la última administración del Departamento del Distrito Federal, que pretendía dejar en manos del patronato el proyecto de renovación.

El nuevo gobierno del Distrito Federal parece dispuesto a acabar con esta situación. El proyecto de crear una institución de Cultura con objetivos, políticas y estructuras bien definidos, constituye una promesa de revitalización de la cultura en la ciudad. En el marco de esta restructuración, el Museo de Historia Natural tiene un papel central.
 

"La Vieja del Ganso"
Rafael Coronel, 1973
 

Nuevos paradigmas

El paso del tiempo no sólo provoca el deterioro de edificios y objetos, también el de las ideas. La concepción del museo como escaparate de la cultura, bajo la que se construyeron los principales museos de la ciudad, ha sido severamente criticada por museólogos y museógrafos de diferentes partes del mundo. El anquilosamiento de muchos de los museos creados con esta idea ha llevado a la búsqueda de una relación con el público, de una retroalimentación por medio de la interacción con distintos sectores de la población que dé vida a las exposiciones. Esta búsqueda se debe también quizá a un cambio generacional en el ámbito museográfico.

Por otro lado, la manera en que se ve a la ciencia ha cambiado radicalmente en los últimos años. Esto obliga a una transformación sustancial no sólo de los contenidos científicos, sino también en la forma de presentar la actividad científica, y las teorías y los hechos que las sustentan. La filosofía, historia, sociología y psicología de la ciencia han creado una imagen distinta de esta actividad social.

La misma idea de naturaleza ha sufrido serias modificaciones, en gran medida debido a la crisis ambiental que vive el planeta. Ya no es posible presentar a la naturaleza sin incluir la actividad humana. El hombre ya no puede ser visto como un ser fuera de la naturaleza y mucho menos como su amo, capaz de dominarla y controlarla. La búsqueda de una nueva relación entre las sociedades y su entorno inmediato y planetario es imprescindible.

Estos cambios ocurren en un contexto conceptual que permea el pensamiento del siglo a venir con ideas como la integralidad y la pluriculturalidad. No más divisiones entre áreas del saber, ni entre ciencias, humanidades y artes; no más segregación de las culturas. Todas las culturas poseen el mismo derecho a expresarse sin imposiciones ni jerarquías, al igual que todo ser humano posee el derecho a expresar su creatividad cultural. Es por ello que no se puede hablar de la naturaleza ni de la ciencia sin apelar a las humanidades y a las artes, y sin dar cabida a la infinidad de saberes que mantienen vivos las diferentes culturas que pueblan el planeta.

Es claro, por lo tanto, que no es posible remendar o solamente actualizar los contenidos de las exhibiciones del museo. Es necesaria una renovación total, que integre todos estos elementos en una museografía con discursos accesibles a niños, jóvenes y adultos. Estos últimos, curiosamente, se sienten cada vez más rezagados ante el conocimiento que de estos temas tienen los niños, generalmente adquiridos por medios de comunicación masiva como la televisión.
 

El proyecto Trópico lunar

La mayor diversidad biológica del planeta se halla en la zona delimitada entre los trópicos. México, país esencialmente tropical en donde confluyen dos zonas biogeográficas, es uno de los países de mayor diversidad biológica en el mundo. Su territorio se encuentra casi por completo en el llamado trópico lunar, la única zona del globo en donde la luna alcanza el cénit. Su diversidad cultural es tan grande como la biológica y la relación de ambas ha dado como resultado una gran variedad de plantas cultivadas y semicultivadas, lo que ha acrecentando la diversidad genética existente en su territorio.

Todos estos factores obligan a reconsiderar la temática de la mayoría de los museos de historia natural que hay en el mundo y a proponer un tratamiento de los temas principales que esté centrado en la historia de este patrimonio natural que contiene el territorio nacional, incluyendo su relación con los seres humanos que lo poblaron así como la historia y situación actual de éstos. El museo debe tener por lo tanto un sello propio.

Así, se propone un eje temático general que inicie con una área de exhibición dedicada a la Tierra y su historia, que permita crear en el visitante una conciencia planetaria, esto es, entender que lo que sucede en cualquier punto del planeta es importante para todos sus habitantes. Seguirá el tema del origen de la vida y la evolución de los seres vivos, incluyendo al hombre y las modificaciones que su labor de selección ha provocado en otros organismos, intentando reconstruir la historia natural del territorio nacional. Los principales ecosistemas de México serán tratados ampliamente, con énfasis en la relación que en cada uno de ellos han establecido los humanos por medio de sus acciones. Los problemas de la destrucción ambiental estarán ampliamente documentados. Partiendo de lo general a lo particular, una área de exhibición será dedicada a la historia de la cuenca de México y a la problemática que actualmente se vive en ella. Finalmente se buscará provocar una reflexión acerca de las soluciones posibles a estos problemas y del papel que la sociedad debe desempeñar en ello, creando y apoyando nuevas maneras de relacionarse con la naturaleza.

Las referencias a lo acontecido y lo que acontece en el resto del planeta estarán presentes en todos los temas, así como las reflexiones acerca de la actividad científica, su historia y la existencia de otros saberes que se mantienen vivos en gran parte del mundo, incluido México, y que han resultado de mucha utilidad en la búsqueda de alternativas a la crisis ambiental que se vive hoy día.
 

El museo como un todo

Para lograr la renovación total del museo es necesario llevar a cabo una serie de acciones, algunas de carácter inmediato, que permitan dotar al museo de una coherencia y una conectividad en todas sus áreas.

La primera tarea será el dotar al museo de una estructura interna que responda a sus objetivos y funciones, y que permita llevar adelante el proyecto de renovación.

La renovación de su infraestructura material es otra tarea urgente, ya que los edificios no han contado con el mantenimiento preventivo y profundo requerido.

La preservación, restauración y el inventario de las colecciones que pertenecen al museo son indisociables del proyecto de renovación. Éstas constituyen el acervo que se empleará para las nuevas exhibiciones y son la liga del museo con la investigación, actividad que lo mantiene al tanto de nuevas ideas y propuestas.

Se crearán nuevos mecanismos jurídicos y financieros para poder obtener recursos de fundaciones y organismos de diversa índole, que permitan asimismo involucrar a diversos sectores de la sociedad en el proyecto.

Se constituirá un consejo consultivo integrado por investigadores de distintas áreas de las ciencias, las humanidades y las artes, cuya labor será la de asesorar al museo.

La creación de una asociación de amigos permitirá al público más interesado en estos temas participar y estar al tanto de las actividades del museo, al tiempo que constituye un apoyo importante para éste.

Es fundamental renovar los servicios educativos del museo. Se piensa terminar con el sistema de guías que llevan en un solo día a un grupo de hasta 50 niños a recorrer todo el museo. Se pretende trabajar por temas, con actividades en cada área de exhibición. Quizá los grupos visiten solamente una de ellas en un día, pero si se les logra interesar lo suficiente, partirán con inquietudes y ganas de regresar, ya sea nuevamente con la escuela o por ellos mismos.

Asimismo se impulsará un programa de talleres al aire libre  en un espacio destinado a este fin. Se programarán conferencias y películas, se volverán a impartir cursos de verano y se diseñará un programa de estancias en sitios de interés biológico, sobre todo en donde haya experiencias de manejo de recursos exitosas.

La creación de una mediateca es necesaria para poder proporcionar a estudiantes de distintos niveles la información básica sobre los temas de las exposiciones, con especial énfasis en los que conciernen a la cuenca de México, su entorno inmediato.

Un programa de publicaciones dirigido a diferentes públicos acompañará tanto la renovación como cada exposición temporal y se intentará que éste incluya una pagina en la red.

Se fortalecerá el área de investigación y colecciones con miras a la articulación de la difusión que realiza el museo con las tareas de investigación. Esto dotará al museo de un mayor dinamismo.

Se recuperarán los espacios exteriores del museo y de ser posible se establecerá una relación con el lago, que se encuentra un tanto abandonado. La conformación de un jardín botánico que muestre la vegetación original y actual de la cuenca de México, así como algunas secciones con plantas útiles del país puede ser de gran utilidad didáctica.

Se pretende hacer del Museo de Historia Natural un "museo madre" en el que se produzcan exposiciones que itineren en las distintas delegaciones del Distrito Federal y en otros estados del país.

Por la temática que trata el museo, es fundamental establecer una estrecha relación con comunidades rurales y urbanas que actualmente realizan experiencias exitosas en el manejo y uso de recursos. El museo puede servir como un espacio para que se conozcan con detalle las dificultades y los aciertos en el proceso de hacer realidad el llamado desarrollo sustentable. El reciclamiento de agua y basura en la ciudad, los cultivos orgánicos, el manejo de fauna silvestre, el cultivo en la selva, el aprovechamiento agroforestal y muchas otras experiencias más se podrán mostrar por medio de ferias de productos, exposiciones temporales, películas, etc. Esto contribuirá a mostrar que sí existen soluciones a la problemática ambiental que aqueja al país y que ellas dependen también de los habitantes de las ciudades.

Todas estas acciones se llevarán a cabo por etapas. Se pretende adaptar algunas salas para mantener el interés del público por el museo y así poder dar inicio a los trabajos de renovación. Se estima que una vez concluida, ésta puede tener una vigencia de 9 años, tras los cuales será necesario revisar los contenidos al igual que la museografía.
 

El eterno retorno

El tiempo erosiona todo lo que encuentra a su paso. Es muy probable que dentro de 10 años existan nuevos paradigmas y nuevas generaciones de museólogos, museógrafos, científicos, comunicadores y estudiosos de la ciencia, artistas plásticos, arquitectos, etcétera, etcétera. Es casi seguro que encontrarán que el museo ha envejecido, que ya no refleja el estado de las cosas. Es un hecho que plantearán la necesidad de renovarlo. El eterno retorno no es sólo un mito...
 
 
 
 
 
 
 
 

-Marco Barrera Bassols: Museógrafo. Director del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México

-César Carrillo Trueba: Biólogo. Subdirector de Investigación y Colecciones del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México

Regreso.
 
 

 

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