Número 15, Año 4, Agosto - Octubre 1999


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EPÍSTOLAS SOBRE COMUNICACIÓN Y ORALIDAD

Por:

Héctor Schmucler
Universidad Nacional de Córdoba | Argentina

Daniel Murillo
Instituto Mexicano de Tecnología del Agua

 

Hacer una entrevista a través de correo electrónico es inusual. Eso le pareció a Héctor Schmucler cuando se lo planteé. Pero la forma de acercarse a este famoso comunicólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Córdoba no podía ser de otra manera, así es que aprovechamos el espacio virtual para realizar una intercambio escrito, una especie de género epistolar ciberespacial. De este experimento se desprende el texto que el lector tiene ahora en pantalla.

Daniel Murillo (DM).-En este fin de milenio, la tecnología está presente en todos los actos humanos. En los últimos cien años la técnica ha avanzado a pasos agigantados, las preguntas en la ciencia han aumentado y han cambiado, en la poesía las formas y los contenidos han variado...¿Cuál ha sido el cambio sustancial en la comunicación en este siglo?

Héctor Schmucler (HS).- Me gustaría responder modificando el espíritu con que se formula la pregunta. Creo que la diferenciación entre parcelas donde estaría ubicada la tecnología por un lado y por otro la comunicación responde ya a una mirada técnica de la realidad. Considero que no hay comunicación por una parte y mundo técnico por la otra. Lo tecnológico no es, sustancialmente, una práctica sino una manera de situarse en relación con la naturaleza y con los seres humanos con los que convivimos. Dicho de otra manera, comunicación y tecnología marchan al unísono. De acuerdo con el lugar que se le otorgue a la comunicación como forma de convivencia entre los hombres, se generarán las técnicas adecuadas para satisfacerla. Según mi parecer, por lo tanto, la actitud comunicativa no es un derivado de las tecnologías que se inventan sino lo contrario: parafraseando el viejo aforismo, podríamos decir "dime qué piensas de la comunicación y te diré qué tecnología utilizas". Este desdichado Siglo que concluye ha visto decaer paulatinamente las formas del vivir en común que es uno de los aspectos de la comunión. Las tecnologías que se han inventado -incluída la escritura descorporeizada que estamos utilizando en esta entrevista- no hacen otra cosa que reforzar el criterio de que la comunicación es un mero contacto (como el que realiza correctamente cualquier máquina) en oposición a la mirada antropológica que recién evocaba cuando hablaba de comunión.

De lo dicho hasta ahora surge, espero que con discreta claridad, que mis preocupaciones son menos instrumentales que filosóficas. Lo que está en juego es el Ser del ser humano y no el ajustado funcionamiento del mecanismo social. De todas maneras en este dominio tecno-comunicativo, y hablando de las formas concretas en que los seres humanos habitan el mundo, no es difícil percibir que las diferencias se han acentuado y que el poder de decisión sobre el destino de la humanidad se ha ido concentrando, cada vez más, en menos manos.

DM.- Supongamos que un silencio invade a los medios de comunicación: un silencio auditivo y de imágenes. ¿Qué pasaría con los imaginarios colectivos? ¿Qué con la comunicación?

HS.- No puedo imaginar en nuestra época un silencio de los medios de comunicación. Somos puro ruido. Tal vez la promesa apocalíptica- la promesa de un nuevo mundo- sea el silencio donde las palabras suenen originariamente.

DM.- ¿Sería esto regresar a la oralidad (y a las culturas orales) en contraposición a esta era de proliferación mediática en los medios de comunicación?

HS.- No creo que la oposición civilizatoria se encuentre entre culturas orales y culturas gráficas como pensaba McLuhan. Lo oral, por sí mismo no tiene especial significación. La pura habladuría puede ser un rasgo de la palabra pronunciada por una boca o por la sucesión idiota de imágenes televisivas. Es cierto, sin embargo, que la palabra, cuando surge de un ser humano, posee ciertos temblores, ciertas imperfecciones, que toleran la intimidad y el reconocimiento. Detrás de la imágenes virtuales sólo podemos reconocer el vacío de la perfección electrónica.

DM.- La palabra tiene múltiples caras: sirve para nombrar, para inventar, para aseverar...¿Cuál es el acercamiento posible entre el lenguaje de la ciencia y el lenguaje poético?

HS.- El tema de la poesía merece una atención particular, si entendemos por tal una manera de enfrentarnos con la trascendencia y no un mero juego estético. En este sentido lo poético persiste desde hace algunos miles de años y entiéndase que cuando hablo de lo poético no me refiero exclusivamente a las formas "versificadas" de la expresión, sino a todo aquello que podemos abarcar en el concepto de arte. Entre una tragedia de Sófocles y una película de Tarkovski sólo median diferencias de detalles pero el tema sigue siendo el mismo: el misterioso destino de los seres humanos. En consecuencia considero que es riesgoso, para una buena comprensión de lo que nos sucede, establecer series de preguntas que instalan semejanzas entre lo radicalmente distinto: la "comunicación" del arte nada tiene que ver con la comunicación en cuanto mecanismo de transmisión de datos. La primera exige la respuesta responsable de cada uno: pertenece al campo de la ética. La segunda, convoca a la eficacia y admite la abstracción de los cuerpos.


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