Razón y Palabra

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Número 16, Año 4, Noviembre 1999- Enero 2000


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Cuartos Textos

Por: Sergio Carrara


Hay en las cuatro paredes de mi cuarto un hermoso reloj antiguo que ya no
funciona. Sus manecillas detenidas casi desde siempre, señalan
imperturbables la misma hora: las siete en punto.

Casi todo el tiempo, el reloj es sólo un inútil adorno en una blanquecina y
vacía pared.

Sin embargo hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes en que el
viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares marcan
las siete y los cu-cu y los gong de las demás máquinas hacen sonar por siete
veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida.

Dos veces por día, a la mañana y a la noche, el reloj se siente en absoluta
armonía con el resto del universo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que
funciona a la perfección.....

Pero pasado ese instante, cuando los otros relojes han acallado su canto y
las manecillas siguen sus monótonos caminos, mi viejo reloj pierde su paso y
permanece fiel a aquella hora que alguna vez detuvo su andar.

Y yo amo ese reloj y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez me
siento más parecido a él.

También yo estoy parado en un tiempo, también yo me siento clavado e
inmóvil, también yo soy de alguna manera un adorno inútil en una pared
vacía.

Pero tengo también fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.

Durante esos tiempos, yo me siento que vivo. Todo está claro y el mundo se
transforma en maravilloso. Yo puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más
cosas en esos instantes que en todos los otros. Esas conjunciones armónicas
se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.

La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que
podría hacerlo durar para siem-Pre. Pero no fue así. Como a mi amigo el
reloj, también a mí se me escapa el tiempo de los otros.

.........Pasados estos momentos, los otros relojes que anidan en otros
hombres, continúan su giro y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi
trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar que acostumbro a llamar
vida.

Pero yo sé que la vida es otra cosa.

Yo sé que la vida, la vida de verdad es la suma de aquellos momentos que
aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.

Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.

Sólo hay momentos de plenitud y aquellos que no lo sepan e insistan en
querer vivir siempre, quedarán condenados al mundo gris y repetitivo andar
de la cotidianidad.

Por esto te amo, viejo reloj, porque somos la misma cosa tú y yo.

Adaptación de " El reloj parado a las siete " de Papini recopilado por Ana.

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Abriendo la puerta

Yo era un anciano en aquel tiempo. Aunque estaba débil, me gustaban las
emociones fuertes y para alimentar mi certidumbre de ser viejo acostumbraba
masticar los relámpagos que día a día estremecían las puertas. Además, lo
conocía todo... ¡era un sabio, que joder! Al final de cuentas esos umbrales
siempre habían sido cuidados por mí y los sonidos que poblaban este lado del
mundo me decían una y otra vez las mismas cosas.

Después crecí, claro, y el aroma de la albahaca me arrastró
hacia otras tierras y otros portales.

Había migrado, y algo apenas perceptible me estaba
transformando. Mi piel iba perdiendo poco a poco sus arrugas y mis nuevos
cabellos ardían con el color del fuego.

Al cabo pude oírlo. En algún momento incierto de lugares, un
coro de niños cantándole a lo desconocido logró atravesar la costumbre de
las puertas. El cielo empezó a caerse. Sentí que mi arrogancia cedía frente
al impulso del vigor creciente. La música nunca había tenido secretos para
mí ¿qué era ahora este rubor viril, este arrebato de pasión incontrolable?

Las voces de los chicos seguían creando armonías imposibles y el
cielo se rasgó en un grito. La sonoridad acabó empujándome al delirio.

Dancé, cayendo, un himno de orgasmos y caricias; un arreglo
insensato compuesto por turgencias, escalas, colores primarios y zumbidos.

El cielo se derrumbó en silencio. Bailaba frenético cuando las manos de mi
compañera me aferraron, surgiendo imprevistas; certificando que el futuro
tiene siempre la temperatura del deseo. Allí supe que el amor sabe a
almendras y lleva un tímido flequillo cubriendo su frente diamantina.

La música, entretanto, seguía brotando y junto a su tibia
intensidad mis dientes menguaban de tamaño hasta perderse. Los labios se
prendieron a un tierno Si bemol hecho de piel morada y curtida.

Flotaba en la inmensidad cuando la luz me deslumbró. El amnios
se vistió de un rojo majestuoso. Creo que el vientre de mi madre se
estremeció al abrir la puerta. Sus dedos aferraban el bronce pero fue mi
influjo quien giró el picaporte. Para ese entonces había dejado de saberlo
todo y la música ya no me llegaba. Ella era yo mismo surgiendo inagotable.
 
 

Carlos Pagés

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Adicto a ti

Tus labios se contornean ante mi

Como una cobra bailando al son de la flauta

Son mi encantador

Soy tu serpiente

Mi boca aspirada por tu danza

Intenta inútilmente resistirse

Esa succión incontenible

Transforma al mundo en un grano de arena

Y yo ahí, esperando que se abran para mi

Desesperado de pasión

Sin poder besarte ...

Sergio Carrara

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La calificación

Es sumamente enriquecedor para las relaciones humanas modificar la costumbre
de no calificar a las personas. Ni hablemos de evitar la descalificación.

Marcar los errores y callar las virtudes es moneda corriente, cuando en
realidad es mucho mejor al revés.

Críticas en público y elogios en privado o mudos. No va.

Que estemos acostumbrados a la agresividad y a la competencia destructiva,
no quiere decir que nos haga bien. Que esté generalmente aceptado no quiere
decir que sea bueno. No quiere decir que no se pueda modificar

Si bien nos gusta y nos hace bien, a veces ser calificados nos da vergüenza.

Es por falta de costumbre
Aceptamos la realidad que nos toca vivir como algo estático y sostenemos
indefinidamente situaciones que nos hacen sufrir. Esto tampoco es definitivo
e inmodificable

Suelen se nuestro entorno familiar personas críticas y descalificadoras. Que
sean parientes no quiere decir que no nos puedan lastimar. Es muy divertido
pedir a estas personas que nos elogien 10 veces, que nos encuentren 10
virtudes que nosotros tenemos. Causa gracia ver como les sale humo del
cerebro y cuando encuentran alguna, se les traba la lengua y no les salen
las palabras

Cambiar no una tarea nada fácil. Y mas difícil es todavía modificar a
nuestro entorno. Hasta podríamos decir que es imposible modificar la
conducta de cualquier persona
( incluidos nosotros mismos ) sin la plena convicción, la fuerza, el coraje
y la aceptación de las consecuencias

En general, cuando una relación lastima, lo mejor es tomar distancia a la
brevedad, resultando un despilfarro de salud y energía empecinarse en
modificar lo inmodificable

Las palabras pueden ser la mas dulce de las caricias o el mas ponzoñoso de
los venenos. Está en manos de quien las dice. El asunto es que los adultos
necesitamos caricias como los bebes para que nuestra vida sea hermosa y
plena de sentido

Sergio Carrara

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Ahora les quiero contar una experiencia: me ha gustado mucho la parábola que
me llegó a través de Sergio Carrara y que transcribo más abajo. Tanto me
gustó que la quise copiar con mi vieja máquina de escribir que, también,
funciona muy bien, exceptuando una sola tecla. Pero, entonces me sentí
totalmente menoscabado al descubrir con horror que no todas las teclas son
iguales, porque la tecla que falla en mi vieja máquina es ... la equis. No
obstante, doy gracias al cielo por no estar entre los nabos a los que les
falla la W.

Ahí va la transcripción:

Usted es una persona clave.......

Aunque el modelo de mí máquina de escribir es viejo, funciona muy bien,
exceptuando una sola tecla........

Usted pensaría que con todas las otras teclas funcionando adecuadamente ,
que una sola tecla fuera de servicio no se notaría , pero aparentemente ,
una sola tecla fuera de servicio , arruinaría todo el esfuerzo.....

Usted puede decirse a sí mismo.....: "Bueno, solo soy una persona entre
tantas; nadie notará si no doy lo mejor de mí...."

Pero sí hace una diferencia , ya que para que una organización sea efectiva,
necesita de la participación activa de todos y cada uno en su mejor
capacidad.....

Así que la próxima vez que usted crea que no es importante , recuerde mi
vieja máquina de escribir......

Usted es una persona clave.......

Un abrazo

Franco

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Que tengan un muy buen día!!!

Espero que les guste .

Dos ángeles que viajaban pararon a pasar la
noche en el hogar de una
familia rica. La familia era grosera y rechazó la
estancia de los ángeles en el
cuarto de huéspedes de la mansión. En su
lugar, los ángeles fueron hospedados en un espacio frío
del sótano. Hicieron su cama
en el suelo duro, entonces, el ángel más viejo
vio un agujero en la pared y lo
reparó. Cuando el ángel más joven le preguntó
por qué lo hizo, el ángel
viejo le contestó que "las cosas no son
siempre lo que parecen".

La noche siguiente, los ángeles se hospedaron
en un hogar muy pobre, pero
el granjero y su esposa eran
muy hospitalarios. Después de compartir el
poco alimento que tenían, los esposos dejaron
dormir a los ángeles en la cama de
ellos para que estuvieran cómodos el resto de
la noche.

Cuando el sol salió a la mañana siguiente
los ángeles encontraron
al granjero y a su esposa hechos pedazos: su
única vaca, de la cuál
obtenían dinero por su leche, posaba muerta
en el campo. El ángel joven se
enfureció y le preguntó al ángel viejo por
qué permitió que esto
sucediera.

El primer hombre tenía todo y le ayudaste, la
segunda familia tenía muy
poco y estaban dispuestos a compartir todo y
dejaste morir a su única vaca.

"Las cosas no siempre son lo que aparentan"
le contestó el viejo ángel.

Cuando permanecíamos en el sótano de la
mansión, noté que había oro en ese
agujero de la pared. Puesto que el
propietario era tan obsesionado, avaro
y poco dispuesto a compartir su buena fortuna,
sellé la pared para que él
jamás lo encuentre. Entonces, ayer en la
noche cuando nos dormimos en la
cama de los granjeros, el ángel de la muerte
vino por su esposa. Le di la
vaca en lugar de ella. "Las cosas no son
siempre lo que parecen". Esto es a
veces exactamente lo qué sucede cuando las
cosas no resultan de la manera
que esperamos. Si tienes fe, necesitas
confiar en ese resultado y esta
será tu única ventaja.

Puede ser que no lo sepas hasta tiempo más
adelante.

Piensa de esto:
Si te es difícil conseguir dormir esta noche,
apenas recuerda a la
familia sin hogar que no tiene ninguna ni
una cama para dormir.

Si te encuentras atorado en el tráfico no te
desesperes, hay gente en este
mundo para la cual conducir sería un
privilegio.

Si tienes un mal día en el trabajo piensa en
el hombre que lleva tres
meses buscando trabajo.

Si te desesperas por lo mal que te ha ido con
tu pareja, piensa en la
persona que nunca ha conocido el amor.

Si te afliges pasar de otro fin de semana,
piensa en la mujer en los
estrechos calamitosos, trabajando doce horas
al día, siete días a la semana,
para que $50 pesos alimenten a su familia.

Si tu coche te deja millas lejos de pedir
ayuda. Piensa en el paralítico
quién amaría la oportunidad de tomar esa
caminata

Si notas un pelo gris nuevo en el espejo;
Piensa en el paciente con
cáncer que desea tener pelo.

Si te encuentras perdido en tu vida y
preguntándote cuál es tu propósito,
sé agradecido, hay gente que no vivió lo
suficiente para conseguir esa
oportunidad Si te encuentras víctima de la
amargura de la gente, ignorancia,
pequeñez o inseguridades; Recuerda que las
cosas podrían ser peores. ¡¡¡Tu
podrías ser una de ellas!!!!

Si decides enviar esto a un amigo; ¡¡¡podrías
aclararle el día a alguien!!!!

Guzmán


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