Razón y Palabra

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Número 16, Año 4, Noviembre 1999- Enero 2000


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INTERPRETANDO A SERRAT:
ANÁLISIS CREATIVO DE UN DISCURSO POÉTICO

Por: Sonia Echezuría

(Venezuela)

"Aquellas Pequeñas Cosas"

(Música y letra de J.M. Serrat)

Uno se cree

que los mató

el tiempo y la ausencia.

Pero su tren

vendió boleto

de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas

que nos dejó un tiempo de rosas

en un rincón,

en un papel

o en un cajón.

Como un ladrón

te acechan detrás de la puerta.

Te tienen tan

a su merced

como hojas muertas,

que el viento arrastra allá o aquí...

que te sonríen tristes y

nos hacen que

lloremos cuando

nadie nos ve.

En el mundo de la creación, donde esto es aquello sin dejar de ser esto, "aquellas pequeñas cosas" que pensamos estaban lejos o muertas vuelven una y otra vez. Nos acosan. Joan Manuel Serrat construye una nueva realidad llena de sentido, de significado, de sentimiento partiendo de lugares comunes a todos como el rincón, como el papel, como el cajón. Aquellas pequeñas cosas, protagonistas, se pasean de principio a fin en la pieza. Pícaras sonríen, se esconden, acechan y nos hacen llorar. Pero, ¿qué son aquellas pequeñas cosas?. ¿Algo más que pequeñas cosas?

Recuerdos. ¿Pero qué son recuerdos? Aquellas pequeñas cosas de las que no podemos librarnos voluntariamente y que voluntariosas se apoderan de nuestra mente. Tercas permanecen, fugases huyen. Poesía. Imaginar a la primera persona que intentó nombrar -segundidad- a recuerdos, esa cualidad sentida -primeridad- tan abstracta, interna, arbitrariamente subjetiva, definitivamente nos remonta a un acto de creación. Connotación. Los recuerdos bien podrían llamarse "aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas". Rosas, otra realidad concreta cuya imagen el autor emplea para presentar su manera auténtica de experimentar el acto de recordar.

El escritor ve con palabras. Ve y hace ver, siente y hace sentir a través de la palabra. Construye un mundo cargado de significado valiéndose del uso analógico de una realidad cargada de sentido, plural, simultánea. Entonces es posible que los recuerdos sean "aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón". También es posible que como un ladrón acechen detrás de la puerta y aquí Serrat fusiona la carga significativa del significante ladrón a los sugeridos recuerdos innominables del poema. Presenta una realidad imaginaria donde los recuerdos, como fieras peligrosas, como seres inmisericordes, esperan al menor descuido de sus víctimas para atacar y someter.

De acuerdo con Jean Colen toda creación es lenguaje desviado, pero no toda desviación delata un hecho poético ya que la poesía "no destruye sino para reconstruir". En la canción de Serrat nunca aparece la palabra recuerdos, sin embargo, estos no podrían estar mejor representados. Aquellas pequeñas cosas que nos tienen a su merced como si fuésemos hojas muertas son los recuerdos de Serrat. Y posiblemente los recuerdos del poeta que escucha a Serrat. Desprotegidos, livianos, desprendidos, secos estamos a la orden de nuestros recuerdos. En este plano de la realidad los recuerdos no son los poseídos, son los que poseen. Serrat se muestra seducido y amenazado. Rendido. Una realidad ha sido fundada y sus componentes: tiempo, tren, rincón, papel, ladrón, rosas, hojas, etc. no han dejado de ser, de significar, todo lo contrario, son y significan más que nunca, llenos de sí y del otro, fundidos unos en otros con la intención de presentar una realidad imaginaria donde todo es posible, donde los recuerdos compran un boleto de ida y vuelta, nos acechan, sonríen tristes y nos hacen llorar cuando nadie nos ve.

Chuangtsé explica que "no hay nada que no sea esto; no hay nada que no sea aquello. Esto vive en función de aquello". Se podría decir que en el mundo del imaginario -y tal vez, en el mundo real- no hay esto que no quiera ser aquello. No hay esto que no quiera ser seducido por aquello. Quizá con el objetivo poético de fundar lo otro. El nacimiento de lo otro, donde yacen esto y aquello irremediablemente unidos. "Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia" pero aquellas pequeñas cosas vienen y van; no son ladrones, no tienen rostro, pero acechan y sonríen. Etéreas, poseen.

Estamos ante un discurso creativo. La canción de Joan Manuel Serrat, titulada "Aquellas Pequeñas Cosas", presenta imágenes construidas a partir de significantes indiferentes

-cosas, tren, ladrón, papel, viento- que inauguran una realidad dentro del universo de lo imaginario. Realidad esta objetivamente falsa pero subjetivamente verdadera. La pieza es la expresión de la impresión que el acto recordar generó en el autor. Expresión auténtica y poéticamente lógica capaz de conmover a quien la escuche. Ambigua, caprichosa, llena de sentido. Triste, juguetona, rigurosa en su planteamiento: los recuerdos son "aquellas pequeñas cosas". Sin duda la fuerza expresiva de la canción radica en la modalidad de representación de la realidad. Las imágenes afectivas de las realidades a las que se refiere el autor nos ayudan a componer y a descifrar el sentido connotativo de la canción. La carta de amor, la rosa marchita, la foto rota están sin estar en algún lugar de este discurso poético. Un llanto, una sonrisa, una mirada lejana pueden volverán al escuchar esta canción.


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