Razón y Palabra

Medios Audiovisuales

Número 16, Año 4, Noviembre 1999- Enero 2000


| Número del mes | Anteriores | Contribuciones | Sobre la Revista | Sitios de Interés | Directorio | Ediciones Especiales |

NO VALE LA PENA

Por: Sonia Echezuría

(Venezuela)

La pasé muy bien ayer al recibir esa critica tan positiva por parte de mí jefe. Disfruto ser halagado. Elaine también me trató lindo cuando me dijo que estaba enamorada de mí. Supongo que tendré que terminar lo nuestro pero no puedo dejar de reconocer lo bien que se siente cuando una persona te abre su corazón y te da el control sobre sus emociones. Es una sensación de poder y placer que te invita a hacer daño, a causar dolor. Me gusta.

Es tarde.

Ahora me explico el gentío y el colón, hay policías de por medio. Hay que ver que este país es un chiste malo, basta que se atraviese la autoridad para que el poco orden que existe se quebrante. Oye, la cosa es con tiros y todo. Ese pasó cerca.

¿Y este dolor repentino de cabeza? ¿Qué pasa? No. Siento un escalofrío en el cuero cabelludo. Un frío profundo comienza a apoderarse de mi cerebelo. Creo que la cosa es fulminante. Mejor apago el carro. No puedo creer lo que me está sucediendo. Un líquido ardiente comienza a derramarse por mi nuca, mi pecho y mi espalda. Cesó el dolor. Mi visión comienza a nublarse, sólo escucho el fluir escandaloso de mi sangre. Mis manos y mis piernas no responden. Sin control caigo sobre el volante. A través del parabrisas veo gente acercándose a mi carro. Coño, ya me lo van a rayar.

Todo parece indicar que es así como va a terminar mi vida. Nunca me lo imagine. Es cierto, escuché que la cosa estaba fea en la ciudad y que cada día corríamos más peligros pero no pensé que algo como esto me pudiera acontecer. Es lógico, estaba demasiado ocupado buscando dinero, trabajo, mujeres y diversión como para inquietarme por tonterías. Que vaina, me voy a morir. Mejor dicho, me estoy muriendo. Dejo unas cuantas cosas pendientes, lo lamento por los involucrados pero no tuve suficiente tiempo. Si por lo menos pudiera cancelar la reunión de las 3. Supongo que debo aceptar que no voy a llegar. Quizás debería pedirles el favor de que los llamen.

No, no vale la pena.



Regreso al índice de esta edición