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Número 16, Año 4, Noviembre 1999- Enero 2000


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Los satélites artificiales de comunicación en el siglo XXI

Por Fernando Gutiérrez y Octavio Islas C.
Investigadores del Departamento de Comunicación del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
fgutierr@campus.cem.itesm.mx, oislas@campus.cem.itesm.mx

En los últimos años, la tecnología satelital ha recobrado gran importancia en el terreno de las comunicaciones. El desarrollo de la fibra óptica parecía que iba a obstaculizar la evolución de los satélites artificiales de comunicación, como consecuencia de sus características de transmisión (Velocidad, Capacidad, Durabilidad…), pero pocos pensaron en los diversos retos que debía enfrentar esta tecnología de comunicación (geográficos, climáticos, y sobretodo financieros).

Para cumplir el propósito de ampliar las comunicaciones, integrando todos los rincones de la tierra, la exploración terrestre no ha sido suficiente. La fibra óptica ha proporcionado grandes ventajas en materia de comunicaciones, pero los altos costos de inversión para su desarrollo se han convertido en una limitante muy importante. Por tal motivo los satélites artificiales de comunicación aún se presentan como una buena opción. Relativamente los costos de inversión son menores, y el alcance es mayor.

Los satélites artificiales geoestacionarios posicionados sobre el ecuador aproximadamente a 36,000 km. de la superficie terrestre, son idóneos para la comunicación en casi todos los puntos de la tierra. En 1957 se lanzó el primer satélite artificial Sputnik I de la entonces URSS, 42 años después operan aproximadamente 600 satélites geoesíncronos o geoestacionarios (GEOs). En México se cuenta con tres satélites geoestacionarios: Solidaridad I (1994) y Solidaridad II (1995), que sustituyeron a los satélites Morelos I y Morelos II (1985), y el Satmex 5, primer satélite comercial mexicano que lanza una entidad privada (Satmex) y que proporciona cobertura a casi todo el continente americano.

La función de los satélites de comunicación será muy importante, durante los siguientes 10 años, principalmente en áreas como: Internet, Educación a distancia, Radiodifusión (Televisión comercial, Televisión corporativa, Televisión Directa al Hogar, y Televisión por cable), Telefonía (Internacional, rural), y Telemedicina. Por ejemplo, en el caso del sector educativo, desde hace 5 años Edusat desarrolla programas de alfabetización a distancia en todo el país, cubriendo todos los niveles. También gracias a la transmisión vía satélite, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey ha desarrollado el concepto de "Universidad Virtual", consolidándose así como líder en Latinoamérica en el área de educación a distancia.

Según Satmex - empresa privada que ganó la concesión para la operación de los satélites mexicanos en 1997 y está integrada por Telefónica Autrey, Loral Space & Communications, y el gobierno mexicano - los satélites artificiales de comunicación serán el medio más eficiente y rentable para apoyar el crecimiento de la infraestructura de comunicaciones que requieren los países en desarrollo y se consolidarán como un aliado en la actividad económica de los países industrializados.

A través de las redes satelitales de órbita baja se desea enlazar a todo el planeta con un menor costo de inversión que cualquier otra tecnología de comunicación. - Los satélites de órbita baja se encuentran a una distancia menor que los satélites de órbita geoestacionaria, en posición perpendicular al ecuador (aproximadamente a una altitud de 900 a 1300 km de la superficie de la tierra) -.

De acuerdo a las investigaciones de Ana Luz Ruelas, en su texto titulado "México y Estados Unidos en la Revolución Mundial de las Telecomunicaciones", algunos de los proyectos conocidos sobre redes satelitales de órbita baja son los siguientes:

Proyecto 21 (propiedad de Inmarsat con un costo mayor de 1000 millones de dólares); Iridium (una constelación de 66 satélites con un costo de 3.4 mil millones de dólares, propiedad de 18 empresas de diferentes países encabezados por Motorola); Globalstar (compuesto aproximadamente por 48 satélites con cobertura global y regional en Estados Unidos, y con un costo de 1.8 mil millones de dólares); Odyssey (Una red de 12 satélites con un costo de 1.3 mil millones de dólares, propiedad de un consorcio de manufactura de tecnología aeroespacial); Elipso I y II (comprende aproximadamente a 18 satélites en dos planos para proveer únicamente servicio nacional, su costo es de 180 millones de dólares, y es propiedad de 6 compañías norteamericanas de comunicaciones móviles, manufactureras de electrónica y tecnología inalámbrica, y del banco inglés Barclays). Aries (Una red que integra a 48 satélites de órbita polar en cuatro planos, su costo es de 292 millones de dólares y es propiedad de inversionistas privados y empresas de comunicaciones de Estados Unidos); Teledesic. (Proyecto de comunicaciones que integra a 840 satélites del tamaño de un refrigerador, su costo es de 9 mil millones de dólares, y es propiedad de Craig McCaw, William Gates, McCaw Development y Kinship Partner).

Prácticamente a principios del siguiente siglo, no habrá punto en la tierra sin la posibilidad de comunicación. Las barreras físicas que apartaban zonas enteras de los cinco continentes, como desiertos, montañas, océanos, selvas y polos glaciares ya no serán un obstáculo para las comunicaciones. Los satélites artificiales proporcionarán cobertura a regiones donde la comunicación por redes terrestres es prácticamente imposible, o sumamente costosa. Por ejemplo La Alianza Global Loral, de la cual forma parte Satmex, repartirá servicios de video que incluyen difusión de televisión, aplicaciones de señal directa al hogar, televisión empresarial, servicios ocasionales, noticias, servicios de Internet, voz y datos. Estos servicios se ofrecerán a lo largo del continente americano y Europa, y durante este año se extenderá su cobertura hacia Asia/Pacífico, India, Rusia, el Medio Oriente y Sudáfrica.

Aunque las transmisiones satelitales también tienen algunas desventajas como las demoras de propagación, la interferencia de radio y microondas, y el debilitamiento de las señales debido a fenómenos metereológicos (lluvias intensas, nieve, y manchas solares), las ventajas son mayores. Por tal motivo, países como Brasil, Francia, India, Japón, China, Australia, Gran Bretaña, Italia, Panamá, México y Argentina, además de los pioneros (Rusia, Estados Unidos y Canadá) cuentan con un sistema satelital de comunicaciones.

 

 

La comunicación a través de satélites ha contribuido a la transformación de dos de las dimensiones humanas: espacio y tiempo. Por tal razón ya no se experimenta asombro ante la difusión de un evento o acontecimiento que puede llegar a cualquier parte del mundo en el momento que sucede. La distancia y el tiempo ya no son limitantes de la comunicación.

Indudablemente la unión de la tecnología satelital y las redes de comunicación terrestres serán uno de los grandes retos del siglo XXI. Su consolidación permitirá el desarrollo de nuevos productos que pueden resultar de gran interés para las sociedades. Es muy probable que en los siguientes años se presencie el surgimiento de un nuevo medio de comunicación que derive de la fusión de tecnologías de comunicación como la televisión, radio, impresos e internet.

El texto "México y Estados Unidos en la Revolución Mundial de las Telecomunicaciones" de Ana Luz puede consultarse en la siguiente dirección: http://lanic.utexas.edu/la/Mexico/telecom/cap2.html

Para mayor información sobre satélites en México pueden consultarse las siguientes direcciones:

Satmex http://www.satmex.com.mx

Comisión Federal de Telecomunicaciones http://www.cofetel.gob.mx



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