Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Mayo - Julio
2000

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Simbología solar de Malinalco
 
Por Armando Barrañón Cedillo
Número 18

Resumen.- Se presenta una interpretación de los símbolos solares que aparecen en el complejo astronómico de Malinalco y en los frescos del convento de Malinalco, considerándolos como expresiones de un substrato común al del chaman aislado en Asia. Se plantea la influencia de este complejo cultural, expresada en la simbología del árbol celeste, la flor solar y la amistad con los animales que son temas medulares de los cantares mexicanos y la plástica azteca. Esta simbología aparece en los frescos del convento de Malinalco, donde se traduce a los indígenas el tema cristiano del paraíso, obra maestra de pintores nativos entrenados en el Convento de Tlatelolco.

I INTRODUCCIÓN.

   Sabemos que el simbolismo astronómico de las religiones clásicas,  como es el caso de las religiones mesoamericanas, tuvo su génesis en los signos gráficos del Musteriense que reflejaban la sucesión en el Tiempo de los eventos como relaciones cuantitativas ordenadas. Sobre este antecedente se construirían los calendarios astronómicos lunares que encontramos en el paleolítico superior. Estos registros simbólicos de los ciclos lunares y las estaciones, enlazados con el movimiento solar guardan una relación estrecha con el fondo psicológico y lógico que estructura a la actividad científica.[1]
   La religión azteca fue, como todas las religiones, un sincretismo en la medida en que tiene un prehistoria al absorber a los sistemas de creencias anteriores o contemporáneos a ella. La dinámica social que genera la forma específica que toma el agregado de elementos culturales que forma a una religión específica puede tomar la forma concreta de crisis económicas, alteraciones geográficas, colonizaciones o emigraciones que dan lugar a un nuevo pueblo. Conforme aparecen los imperios, estas religiones se funden en la religión imperial que absorbe los cultos locales, como ocurrió en Egipto donde varios cultos dieron lugar a la religión oficial con dioses que eran venerados también en Grecia. Aún en la época cristiana había obispos que adoraban a Serapis y era común que los presbíteros cristianos fueran adivinos y curanderos. Lo mismo ocurrió en la zona hindú de influencia musulmana, donde un himno habla de  “los hijos del Islam, los adoradores del hijo de la Virgen, los parsis y los hijos del brahmán”, con exclamaciones que unen los cuatro cultos: “ ¡Allah ho Akbar! ¡ Ave Maria!  ¡Ahura mazda! ! Naray-Yana. [2]
    Las migraciones del continente asiático a América, que son la fuente de la población prehispánica, desplazaron un complejo cultural conservado a través del tiempo. Esto se manifiesta en conceptos religiosos y médicos como la “Pérdida del alma, intrusión de cuerpos extraños nocivos, métodos místicos de ascenso a los cielos y descenso a los infiernos en busca de la salud del paciente, práctica de limpias y otras creencias y procesos terapéuticos, presentan tal cantidad de elementos comunes en América y Asia que es imposible pensar en simples paralelismos”[3] Entre los distintos procedimientos empleados por los médicos nahuatlacas,  se encontraba  la succión para extraer objetos del cuerpo del enfermo, los cuales se materializaban en forma de papel, piedras u otros objetos [4]. Otro elemento común a los pueblos provenientes de esta gran migración es el mito de los amores de la Señora-Estrella que desciende del cielo y que se halla en el folklore de innumerables tribus desde Alaska hasta la Patagonia[5].

II EL COMPLEJO CULTURAL DEL CHAMAN.

   Los chamanes son hombres que se separan de su sociedad debido a la intensidad de su experiencia religiosa, la que los convierte en místicos que poseen una técnica extática. Desde un punto de vista morfológico, el chamanismo es vecino de las religiones indoeuropeas donde el Gran Dios celeste tiene una gran importancia, existen mensajeros  e hijos pero no hay diosas. Tanto en el caso de los indoeuropeos como los prototurcos, el chamanismo se inserta en una sociedad patriarcal, donde el jefe de familia tiene un gran prestigio y la economía es la de los cazadores y pastores.  Durante el siglo XIX los chamanes fueron considerados diabólicos por los observadores y los etnógrafos.
   Mientras que en Asia la vocación del chaman es decidida por los espíritus, en América del norte es voluntaria. En el chamanismo siberiano y del Asia central, coexisten el chamanismo hereditario y el inducido por los dioses y los espíritus; manifestándose la vocación ya sea de manera espontánea o mórbida. En la América del Norte también se da el chamanismo hereditario aunque debe ser revelado a través de una experiencia extática.
   Desde un punto de vista psicológico, el chamanismo ha sido concebido como una histeria inducida por el frío intenso, las noches largas, la soledad del desierto, la falta de vitaminas, que provoca una  debilidad nerviosa en los habitantes de las regiones polares.  Es en las zonas polares donde se da el chamanismo de una manera espontánea, alcanzando la ceremonia chamánica su cúspide al abandonar el alma el cuerpo del chaman para dirigirse al Cielo o descender a los Infiernos. Por el contrario, en la zona subártica el chaman necesita recurrir a los narcóticos o tan sólo dramatizar el ataque epiléptico que precede el viaje del alma. Esta estructura epileptoide o histeroide que se presenta en los medicine.-men, ha sido usada por Paul Radin como argumento para apoyar su tesis del origen psicopatológico de los brujos y sacerdotes, que no se relaciona directamente con una cuestión geográfica o climática..
   Las alucinaciones que componen su iniciación no son caóticas sino que poseen una estructura definida y su contenido teórico es exuberante. Los espíritus auxiliares pueden también inducir convulsiones además de estos sueños y torturar a los niños cuando no disponen de candidatos para chaman hasta que los hacen nerviosos y dormilones.
   El chaman muestra una notable integración mental, que se percibe en la perfecta coordinación de sus movimientos, el sorprendente dominio de su memoria y en general su autocontrol no conducen a pensar que exista una debilidad nerviosa. Inclusive hay un dominio del lenguaje que rebasa a los parámetros de la población a que pertenece, como ocurre con el chaman yakoute que maneja alrededor de 12000 palabras  mientras que el resto de sus paisanos llegan sólo a comprender 400.  Se considera al chaman guardián de las tradiciones, cantor, poeta, músico, filósofo y médico, todo lo cual desmiente esta supuesta debilidad nerviosa y revela la importancia de la instrucción teórica que acompaña a la iniciación del chaman. Al recibir de su maestro la iluminación, puede ver con los ojos cerrados, en la obscuridad y los eventos futuros asi como los secretos de los demás. Esta es la misma luz de los místicos de la teología cristiana, la luz de colores que señala el éxito de las meditaciones budistas, la esencia misma del atman de los Upanishads y la que conduce al alma en su viaje  a la reencarnación o la liberación en el Libro de los Muertos tibetano.
   De varias maneras el  chaman recibe la revelación de su profesión. Puede ser un hombre que en la noche se le aparece con una pluma de águila en las manos. Es el espíritu de la Noche que está en todas partes y no tiene nombre, sus mensajeros son el águila y el búho. La Madre Ave de Presa tiene una cabeza de águila y plumas de hierro, se posa sobre el Árbol, pone sus huevos y los incuba, necesitando tres años de incubación los grandes chamanes, dos los medianos y los pequeños uno. El sólo ver un espíritu ya sea en sueños o en vigilia es suficiente para considerar que el iniciado tiene ya una condición “espiritual”, pues ya no tiene una existencia profana. Al crear los hombres, los dioses enviaron un águila para luchar contra la enfermedad y la muerte. Como los hombres no la entendían ni confiaban en ella, los dioses le ordenaron dar el poder de curar a uno de los hombres. Este fue el primer chaman que nació del comercio entre el águila y una mujer junto a un árbol. Asi, el Ser Supremo en forma de águila.solar crea a los ancestros. Para los caribes, el primer chaman escuchó el canto de los espíritus femeninos en el río y de ellos obtuvo los instrumentos de su profesión[6].
   En la Amazonia, el elegido para convertirse en chaman bororo encuentra un pájaro en la selva acompañado de un enjambre de papagayos[7]. En el Amazonas, el novicio se auxilia del tabaco y del canto para realizar el vuelo del alma, auxiliado por el pájaro kumalak y otros pájaros que viven en las montañas le prestan sus alas para que pueda acompañarlos a bailar[8]. En la Guayana británica, los novicios chamanes de los caribes del Barama entran en trance bailando frenéticamente después de beber una infusión de tabaco para relacionarse con el espíritu del jaguar[9]. Entre los Matako, los chamanes establecen una relación mística con un árbol que se encuentra en una isla en medio de un lago repleto de lagartos  y pirañas y sobre cuyas ramas se posan las almas como pájaros[10]. Entre los Toba-Pilaga, el “espíritu de las serpientes” se aparece al elegido en el bosque y le concede el poder de curar a los enfermos por mordedura de serpiente[11].
    Cada vez que el chaman se transforma en animales como el coyote o el jaguar, se restablece la amistad mística entre los hombres y los animales, supuesta en las religiones de los paleocazadores. Parte de las creencias mágico-religiosas de la época prelítica se han conservado en las mitologías que hoy conocemos. Ayudado por los espíritus auxiliares o por un maestro, el chaman aprende la lengua secreta de los animales, que es la de toda la Naturaleza. Para aprender la lengua de los pájaros se come una serpiente o cualquier otro animal que sea recipiente de las almas de los muertos o epifanía de los dioses. Al transformarse en pájaro, el chaman puede realizar el viaje al Cielo o al más allá. Esta amistad con los animales ha sido identificada muy frecuentemente con el Paraíso(Figs. 2,3, 4 y 7).
   Convertirse en esqueleto, como lo hace el chaman, significa renovarse completamente, pues en la muerte ritual  se rebasa la condición humana y se renace integrado a la matriz de la Gran Vida. El renacimiento por descuartización o el fuego aparece en el desmembramiento de Pelias por sus hijos, de Pelope por Tántalo y el papel de herrero que se le concede Jesucristo y los santos[12].
   Al realizarse la conquista espiritual de América, en el primer momento de contacto los indígenas  identificaron a Cristo con un héroe civilizador y a los santos con los chamanes[13]. En Brasil, los jesuitas criticaban a los chamanes por inventar todo tipo de tretas para mantener su influencia sobre los indígenas, prometiéndoles devolver la juventud a los viejos, una mayor fertilidad y amenazándo con convertirlos en pájaros si los rechazaban[14]. En 1549 se capturaron en Perú trescientos indígenas provenientes de las costas brasileñas, los que habían atravesado el continente buscando una tierra donde alcanzaran la inmortalidad. Sus encendidos relatos motivaron la conquista española del Omagua y Dorado, pues creyeron que se les confirmaba  la leyenda del Dorado [15]. El corregidor Rodrigo Yaguariguay, que organizó una fallida revuelta contra los españoles, era adorado por los indios como Dios Padre y su esposa era considerada la Santa Virgen mientras que su hija era llamada Santa María niña [16]. En 1778, un mesías chiriguano que se proclamaba Dios anunciando el Juicio Final e identificaba a su mujer con la Virgen María, fue perseguido por los franciscanos de la misión de Abapo[17].

 III MALINALCO EN LA HISTORIA.

   En Malinalco se encuentra un santuario dedicado a la iniciación de los caballeros águilas y jaguares, estando las esculturas zoomorfas colocadas en círculo sobre una banqueta de roca. Muestran la estilización característica del are mesoamericano pues se han esculpido en relieve sólo los rasgos más importantes de los animales desde el punto de vista de su función heráldica religiosa[18 ].
   El santuario de Chalma, vecino de Malinalco, es considerado un ejemplo típico de los santuarios de sustitución promovidos por los agustinos, con una fama que rivaliza con el de Guadalupe en el Tepeyac y a él acuden indígenas desde estados vecinos como Querétaro, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, y aún desde partes tan remotas como la Huasteca potosina. Los primeros recados que se tienen de este santuario aparecen el la crónica del Padre Florencia, escritas en el siglo XVIII. En los alrededores de este santuario hay una cueva, donde se encontraba un ídolo que fue reemplazado en 1540 por un crucifijo, al que se conoce como el Santo Señor de Chalma[19].

III.1 Malinalco prehispánico.

   El símbolo malinalli aparece en  el calendario náhuatl para designar el duodécimo de los trece días y quiere decir heno [20]. Los nacidos en este signo, también llamado “matorral”, debían sufrir cada año una enfermedad grave. tal como le ocurre a los matorrales que todos los años se secan y después reverdecen[21].
   El cronista Chimalpain nos relata que en el siglo VII,  Año 10 tochtli, Malinalco estaba sujeta a la alianza establecida entre los reinos de Culhuacán, Otumba y Tula. Los de Culhuacán se habían asentado en el Valle de México y derrotado a Xochimilco, Cuitláhuac, Mizquic y Coyoacan[22]. Malinalco fue conquistada en el siglo X por toltecas procedentes de Jalisco y Zacatecas que usaban el arco y la flecha, lo que les daba una superioridad militar sobre sus enemigos por ser armas desconocidas en esa época. Fue la misma ventaja que tuvieron las reducidas tropas inglesas al vencer a los franceses cuatro siglos después, gracias al manejo del tiro rápido, sincronizado y graneado[23].
   Malinalco participó en el siglo XIII, junto con Texcaltépec y Toluca, en la guerra contra los aztecas, quienes habían derrotado a los tepanecas. Del corazón enterrado de Copil, tlaciuhqui de Texcaltépec y muerto en este combate, brotó el nopal donde se posó el águila que devora a las tunas, símbolo de México-Tenochtitlan [24]. Este es el símbolo solar que aparece en una bóveda del convento de Malinalco y en el que se inspira la figura de águila en el observatorio solar de Malinalco (Fig. 1)

- Oh Ténuch,  hace algún tiempo que estamos aquí. Partirás enseguida e irás a observar, entre los tules, entre las cañas, en donde fuiste a enterrar el corazón dcel tlaciuhqui Cópil, en qué condiciones se encuentra. Según me dice nuestro dios Huitzilopuchtli, allí germinará el corazón de Cópil. Y tú partirás, tú que eres Ténuch irás a ver, allí donde brotó el tenuchtli, al corazón de Cópil; allí, sobre él, se yergue un águila que devora. Y aquel tenuchtli será, ciertamente, tú, tú Ténuch; y el águila que ves, ciertamente yo. Ello será nuestra fama en tanto que exista el mundo. Nunca se perderá la fama y la honra de Mexico Tenuchtitlan.

   Este Cópil, cuya cabeza fue depositada en Acopilco y su corazón enterrado en un tular, era hijo de Malinálxochitl y sobrino de Huitzilopochtli. En ese tular se edificó el templo mayor, lugar de adoración del dios Huitzilopochtli, ya que ahí se posó el águila que devora, señal del final de la peregrinación azteca.[25] Para consagrar este templo, se sacrificó al guerrero culhua  Chichicuáhuitl, después de tomarlo prisionero, como lo menciona el Cödice Boturini.[26]

III.2 Malinalco en la Colonia.

   Durante la conquista, Malinalco resistió el ataque de Andrés de Tapia al mando de ochenta peones y diez de a caballo y reforzado por indios de Cuernavaca, a quienes castigó por atacar a Cuernavaca después de haberse sometido ésta al rey español. Refugiados los malinalcas en las alturas de Malinalco, donde no podían llegar los caballos y disfrutaban de abundantes manantiales de agua, los españoles destruyeron lo que estaba en el llano y regresaron a Cuernavaca. Días después los malinalcas dieron la obediencia a Cortés, sirviéndole en lo sucesivo[27].
   Durante la expansión franciscana realizada de 1525 a 1531, se construye el convento de San Francisco de México y la presencia franciscana en la vecindad de Tenochtitlan se consolida al fundar los conventos de Tepeaca, Cuautitlán, , Tlalmanalco, Coatepec-Chalco, Toluca y Cuernavaca.. Hacia el norte, fray Andrés de Olmos fundará la misión de Pánuco cerca de 1530[28 ]. Los franciscanos que arribaron a la Nueva España en la segunda barcada, Fr. Antonio Maldonado, Fr. Antonio Ortiz, Fr. Alonso de Herrera y Fr. Diego de Almonte, fundaron este convento de Cuernavaca y de él fueron visitas Ocuila y Malinalco, así como la tierra caliente “que cae al mediodía hasta la mar del Sur”[29].
    En el capítulo de 1537, con el fin de conquistar espiritualmente la región de Tierra Caliente, los agustinos enviaron a fray Juan de San Román y fray Diego de Alvarado, llamado de Chávez, a Tiripitío. A este último fraile se le atribuye la fundación de la casa de Ocuila, vecina de Malinalco. Después de Tiripitío, la ruta hacia la región de Tierra Caliente se avanzó al construir el convento de Tacámbaro. En el capítulo de1540 se finaliza la fundación de Malinalco, junto con la de Cupándaro que se encuentra entre Ocuila y Tacámbaro. En 1545 la provincia agustina deja de depender de la de Castilla y adquiere autonomía bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús[30].
   En el período de 1545 a 1555 Malinalco se sumó al auge de la sericultura en la Nueva España al plantarse moreras en su territorio y en la región de Tierra Caliente. Esta actividad, que fue inicialmente promovida por los frailes y los encomenderos, fue impulsada por Cortés en sus dominios. Así lo hizo en Coyoacán y Cuernavaca, aunque a su muerte las tierras expropiadas a los indios para el cultivo de la morera fueron regresadas a sus antiguos dueños y la sericultura fue abandonada[31].
    En el primer tercio del siglo XVII Malinalco albergaba a uno de los tres ingenios más importantes de la Nueva España, que eran por entonces propiedad del Colegio Máximo perteneciente a la orden de los jesuitas. Esta orden había seguido los consejos del famoso comerciante Alonso de Villaseca y habían comprado lotes semidesarrollados que les permitieron extender su hacienda ganadera de Santa Lucía a 150 000 hectáreas, hasta hacerla colindar con  Guadalajara, Ixmiquilpan y Chilapa, a finales del siglo XVII.[32] Sabemos que las condiciones de trabajo en estos ingenios eran peligrosas pues el cuatequil,  que era un trabajo rotativo obligatorio, fue suprimido en la Nueva España debido a que en la famosa epidemia de 1576-1579 se dio una escasez de mano de obra que condujo a la prohibición de estas tandas cuando los trabajos que se realizaban eran dañinos como fue el caso de los ingenios.[33]
  El 22 de febrero de 1765, el Marqués de Cruillas indultó de tributo a la cabecera y alrededores de Malinalco, tomando en cuenta los estragos que causaba la epidemia de viruelas. Estos tributos habían sido fijados mediante el auto acordado el 17 de mayo de 1764, con lo que se aumentaba la dependencia de los indios gañanes o laboríos con respecto a los dueños de las haciendas. Así se desplazó gradualmente la principal fuente de tributación de los pueblos a las haciendas, conforme éstas aumentaron en tamaño y acogieron a un mayor número de indios peones[34].

IV EL CHAMANISMO EN EL OBSERVATORIO DE MALINALCO.

   Malinalli es el símbolo de las hierbas que nacen en un cráneo y designa también a la deidad lunar de cuatrocientos pechos, Mayahuel, quien amamanta a la Vía Láctea y es la diosa del pulque destrozada por Huitzilopochtli [35].
   Fueron los olmecas, asentados en la zona del Golfo quienes adoraron por primera vez como dios al jaguar. Su imagen satura la cerámica y la plástica monumental olmeca por lo que Covarrubias ha hablado de la obsesión felina que caracteriza al estilo olmeca. Tal vez Tepeyóllotl, advocación de Tezcatlipoca, dios de las cuevas y la deidad que de acuerdo con Krickeberg muy probablemente se veneraba  en la cueva de Malinalco[36], haya sido un préstamo de los olmecas a los nahuas.[37]
   Malinalco era considerado un centro importante para la práctica de la brujería, pues sus pobladores eran los más supersticiosos de Mesoamérica, al grado de que se le llamaba lugar “de donde salían los brujos”. De ellos surgió la costumbre arraigada en Cholula, Tlaxcala y el Marquesado, de colocar banderetas pequeñas a los árboles frutales como el zapote, aguacate, ciruelos, tunales y magueyes. Fray Diego Durán aconseja eliminar esta costumbre pues es señal  de una evangelización imperfecta, por estar acompañada de ofrendas de pan, vino e inciensos[38].
  Los dioses de Chalman tienen en la cara pintado un huacal y sus labios son rojos, el adorno que los caracteriza es un disco en la frente y otro en la nuca, además de una banderola en la cabeza. Una mitad del escudo está pintada color sangre y tienen un témetl rojo en la mano[39].
   La diosa guerrera 13-Águila, reina de los Chalma,  posada sobre un cactus y emplumada y con el rostro bañado de sangre, es identificada con el Sabino de Chalma en el poema XIII de la colección de Sahagún [40]:

¡ El Aguila, el Aguial, el Quilaztli,
con sangre tiene cercado el rostro:
adornada está de plumas!
   ¡  Plumas-de-Aguila  vino,
vino a barrer los caminos:
   Ella, Sabino de Chalma, es morador de Culhuacan !
[...]
   - Es 13-Aguila nuestra Madre,
la reina de los de Chalma,
¡ Su cactus es su gloria !
   - ¡ Que mi príncipe Mixcóatl me llene !
Nuestra Madre la Guerrera,
el Ciervo de Colhuacan:
de plumas es su atavío.
   La Señora de Chalman tiene una gran boca de hule y su rostro esta pintado de color rojo oscuro. La cabeza es de papel y tiene un adorno en la nuca. En la camisa tiene bordadas flores de río y porta un faldellín blanco, con sonajas y sandalias blancas. Su escudo está pintado de color sangra y un corazón y flores de quetzal rematan su bastón[41].
   En un poema dedicado a la deidad acuática Atlahua, originaria del Tlalocan, se relata la conversación entre el dios y sus adeptos, en la cual se celebra el poder fecundante de la lluvia que como una escoba de abeto barre y fecunda las tierras [42]:
- Yo soy el de Chalma, yo soy el de Chalma,
el de las sandalias de penitente, el de las sandalias de penitente,
oscila el sol de mi frente  oscila
   - Grande, grande es tu manojo de abeto,
es la escoba  de la diosa Quilaztli:
tu manojo de abeto.
   Yo a ti clamo cual a Señor de las cañas,
que se sangra sobre tu escudo:
yo a ti clamo cual Señor de las cañas.
   La relación entre el sabino y la  fecundidad se manifiesta en el siguiente fagmento dedicado a Xipe Totec, dios de la vegetación y personificación del Falo Creador [43]:
 Mi dios lleva a cuestas esmeraldas de agua:
por medio del acueducto es su descenso.
Sabino de plumas de quetzal,
verde serpiente de turquesas,
me ha hecho mercedes.
  Fue en Malinalco donde se asentó Malinalxóchitl, hermana de Huitzilopochtli, después de ser señalada como hechicera por los aztecas en su peregrinación a Tenochtitlan. Fue acusada de utilizar a los animales ponzoñosos para matar a sus enemigos y de por transformarse en cualquier animal, razones por las que fue abandonada por consejo de los sacerdotes aztecas. Según la Crónica Mexicana y las Relaciones originales de Chalco Amaquemecan, esto ocurrió en Michoacán. En la crónica de Fray Diego Durán se dice que los malinalcas y tarascos pertenecían a un mismo pueblo[44].
    La plástica de los tlacuilos del Convento de Malinalco recoge este elemento devocional femenino y lo plasma como punto de contacto en la forma de las imágenes de la Mater Dolorosa (Figs.8, 9 y 10), donde la Virgen toma el papel central dentro del culto cristiano. Junto a estos frescos se encuentra en la bóveda la representación del águila en el aguiar, imagen solar descrita en los poemas de los cantares mexicanos y que posada en el árbol celestial representa el éxtasis chamánico propio de los príncipes aztecas (Figs. 1 y 11).

IV.1 Malinalco y el culto solar del águila y el jaguar.

    El carácter océlotl, gobernaba la segunda cuenta de los trece días y se le consideraba de mal agüero. Los que nacían en este signo eran proclives a obtener cargos y privilegios por medio de la fuerza y la iranía, siendo además aficionados a la guerra y partidarios de las buenas causas. Al océlotl le correspondía la primera casa o día y la segunda tocaba a quauhtli, que es el águila. Los que nacían en este signo compartían las mismas cualidades que los del signo anterior, pero les gustaría robar y adueñarse de lo ajeno, llegando a ser avariciosos, por ser el águila un ave de rapiña[45]..
   En el mito náhuatl de creación del mundo, dos dioses se consumen en el fuego para crear el sol [46].

“ Y cuando vino a salir el sol, pareció muy colorado, parecía que se contoneaba de una parte a otra; nadie lo podía mirar, porque quitaba la vista de los ojos, resplandecía y echaba rayos de sí en gran manera; y sus rayos se derramaron por todas partes; y después salió la luna, en la misma parte del oriente, a par del sol: primero salió el sol y tras él salió la luna; por el orden que entraron en el fuego por el mismo salieron hechos sol y luna”.

   Inmediatamente después de este autosacrificio  de los dioses, un águila y un jaguar pasan por este fuego, razón por la cual las plumas del águila están ennegrecidas y la piel del tigre está manchada. De este mito se tomó la costumbre de llamar a los grandes guerreros quauhtlocélotl, es decir, “águila-jaguar”, imagen que refleja la ideología del estado teocrático-militarista azteca. Gracias a este estrato ideológico se dio la expansión territorial azteca, pues el premio para los aztecas muertos en la guerra era convertirse en colibríes que se nutrían del néctar de las flores solares [47]
   En el segundo mes, conocido como Tlacaxipehualiztli, se sacrificaba un prisionero haciéndolo luchar contra dos caballeros águilas y dos caballeros jaguares, los cuales bailaban al pelear. Si el prisionero era un buen guerrero, era derrotado entre los cuatro caballeros. Estos caballeros salían de lo alto del templo, bajaban las escaleras en procesión detrás de los sacerdotes, hasta llegar a la piedra donde victimaban a los cautivos[48]. Un poema náhuatl nos describe el mito que se recrea en este sacrificio[49]:

“Al cabo de cuatro noches, de cuatro días, se ponen en pie nuestro padre, nuestro jefe. Y dicen en seguida los príncipes chichimecas:
- Ea, hay que darles nutrimiento. Tomemos por su soporte, tomemos por su trasero el Vaso de Aguila (Cuauhxicalli) y al Tubo de nuestro sustento (Tonacapiaztli). ¿ Será posible que causemos hambre anuestro creador, a nuestro hacedor ? Ea, hagamos el esfuerzo.
   Vienen luego dos, Micuexi y Macuexi, a los cuales les dan un canto para que mediante él flechen.
[...]   Luego flecharon cactus y grama. De ellos sale sangre. Criaron personas y las pusieron al sacrificio... Dicen ahora los chichimecas:
   - Hagamos frente a la llanura, a la estepa. Hagamos el esfuerzo, pongamos en obra el afán. Con lo cual emprenden la marcha”.

   En lo alto del templo se encontraba una piedra llamada cuauhxicalli, la cual tenía las armas del sol, hacia la que subía el sacrificado deteniéndose  en los escalones para arremedar el movimiento del sol. Una vez arriba invocaba la imagen solar  que se hallaba encima del altar[50].
   En el patio llamado Cuauhxicalco, había dos piedras redondas de una braza, una en forma de rueda (temalacatl) y otra llamada cuauhxicalli (ánfora del Águila). En ella cuatro caballeros, llamados tigre mayor y menor así como águila mayor y menor, sacrificaban a los cautivos[51].
   La sala del palacio donde se reunían los capitanes llamados tlatlacochcalca y tlatlacateca para formar el consejo de guerra,  se llama quauhcalli, voz formada por cuauhtli (águila) y calli (casa),  Casa de las Águilas[52].Sobre esta Casa de las Águilas se edificó, después de la conquista española, la Iglesia Mayor de México[53] Por su valor a estos caballeros se les llamaba águilas o tigres por la valentía y el arrojo que mostraban en el combate. Gozaban de la mayor estimación por parte de los reyes, gozando de los mayores privilegios y exenciones siendo inapelable el consejo que daban al rey en tiempos de guerra. Estaban consagrados al culto del sol y disfrutaban de mercedes reales cuando destacaban en la guerra, las cuáles eran recibidas al concederles el rey el título de tequihua (hombre valiente). Sus insignias e indumentaria eran la siguiente [54]:
  Y era que le tomasen los cabellos de la coronilla, medio a medio de la cabeza, y trenzábanselos con una trenza colorada y, con la mesma trenza, le ataban juntamente un plumaje de plumas verdes y azules y coloradas, y de la lazada salía un cordón que colgaba a las espaldas y, al cabo de él, una borla colorada. Y esto era señal de que había hecho una hazaña, porque en haciendo dos le ponían dos borlas, según  los hechos.
   Hecho esto, el mesmo rey le daba una rodela y unas coracinas todas de plumería, muy galanas, y en el campo de la rodela, unas señales que le servían de armas, y una celada, a su modo, que le servía de divisa, con grandes plumas.  Vestíalos de ricas mantas y bragueros; dábales joyas, collares y orejeras y bezotes, exentándolos de todo género de alcabalas, tributos, pechos, etc.  Dábales privilegios, para que él y sus hijos pudiesen usar algodón  y traer cotaras y tener las mujeres que pudiesen sustentar, y desde aquel día podía entrar en palacio y sentarse con los demás en el aposento de las águilas
   La estatuaria azteca consagró obras importantes sobre el tema de estos caballeros que entregaban al Sol la substancia mágica que contiene la sangre, poniendo énfasis en el estoicismo y la energía que caracterizaban a estos esforzados guerreros[55]. El siguiente fragmento está dedicado a la bravura de las águilas divinas y la furia de los tigres [56]:

“El campo de batalla es el lugar:
donde se brinda en la guerra el divino licor,
donde se matizan las divinas águilas,
donde rugen de rabia los tigres,
donde llueven las variadas piedras preciosas de los joyeles,
donde ondulan los ricos colgajos de plumas finas,
donde se quiebran y hacen añicos los príncipes.”
   Después del sacrificio ritual, se depositaban los corazones, que eran llamados quauhnochtli(tunas del águila),  en una vasija y a los sacrificados se les llamaba quauhteca (morador del país del Águila)[57]. En otro sacrificio se guardaban los cabellos, arrancados a los esclavos destinados al sacrificio, en un vaso llamado cuaucáxitl [58]. Otro dios que recibía sacrificios humanos era el dios Quauitlícac [El que se para como águila], compañero del dios Páinal y que tenía un templo dedicado a su veneración en el barrio de Popotlan en Tacuba [59]. En otra festividad, dos guerreros portaban dos mazas corriendo en relevos hasta el patio del templo de Huitzilopochtli que se llamaba Quauhqiuáuac[60].
   A los guerreros que habían capturado cinco rivales en la guerra, se les honraba con el título de quauhyácatl, que quiere decir águila que guía, reglándoseles un “un barbote largo, verde, y borla para ponerse en la cabeza, con unas listas de plata entrepuestas en la pluma de la borla, y también le daba orejeras de cuero, y una manta rica que se llamaba cuechintli”[61].
   En este poema perteneciente a  la colección Tepepulco se habla de la diosa Madre, que se encuentra emplumada sobre un cactus redondo[62]:
¡ La deidad sobre los cactus redondos:
Nuestra Madre, Mariposa de obsidiana!
   Mirémosla: en las Nueve Llanuras
con corazones de ciervos se nutre.
    Es Nuestra Madre, la Reina de la Tierra:
con greda nueva, con pluma nueva se halla emplumada.
    Este es el tema de madre que aparece en la figura del águila en el aguiar, rodeada del glifo que significa elagua florida y situada en la bóveda que cubre a la escalera del convento de Malinalco(fig.11).

IV.2   Malinalco y la flor solar del Arbol chamánico del mundo.

   El tema de las flores engloba no sólo el manto primaveral que cubre los campos[63], sino también el maíz que alimenta los hombres y que es llamado “flor de nuestra carne”, además de designar a los sacrificados que son considerados como “divinas flores”[64]   Estas flores rojas divinas que brotan en las batallas, adornan los libros sagrados y están consagradas al Dios Águila, que descarna príncipes y que impera en el templo cuidado por el emperador Moctezuma [65].
    El río de flores compone al agua florida representa también a la sangre divina. Las tunas de águila representan los guerreros prisioneros que han de ser sacrificados y junto a las flores se encuentran los hermosos pájaros cuyo canto es fantástico y en los cuales se convertían los guerreros muertos en combate, para acompañar al sol en su curso celestial [66]. Este es el árbol florido, en el que según un poema se regocija el poeta Nezahualcóyotl, convertido en quetzal y  entonando bellos cantos, rodeado de flores y de los pájaros cantores xiuhquéchol, tzinizcan y tlauhquéchol [67]. Una serie de poemas nahuatlacas hablan sobre esta disposición de los príncipes entre las flores del Árbol florido [68]:

“   Echando múltiples brotes
está el árbol floreciente
de la Hermandad:
la raíz de la Sociedad
se ha hecho de los príncipes unidos
con que perdura aquí.
   Sólo veré la unión gloriosa de Aguilas y Tigres,
sufro pero deleito a la Hermandad
con que perdura aquí.”
   Las religiones mesoamericanas utilizaron a la flor mulipétala con círculos concéntricos, el girasol o chimalxóchitl, para representar al sol estático y en plenitud. Cuando esta flor multipétala tiene centro en espiral, designa al Sol que realiza su curso. Y si se trata de una media flor con el mismo centro en espiral, se alude al momento en que sale o se oculta al Sol. En los casos en que esta flor tiene cuatro pétalos, se hace referencia a la delimitación que hacen los solsticios de los cuatro rumbos del universo (Fig. 6).
   La espiral desdoblada en el centro de la flor refiere a la actividad solar en lo que ésta se relaciona con el mundo humano, por lo que se le ha dado el nombre de “forma del año”, es decir, el día y la noche, los solsticios, etc. . En el glifo ollin, que está compuesto por dos espirales desdobladas y entrelazadas, se condensan estos aspectos: la ubicación de los solsticios y los rumbos del universo cuyo centro se halla en el centro de la Tierra [69].
   Estas flores representan la alegría del mundo, su impulso vital, cuya hermosura es pasajera como la de los hombres. La brevedad de la vida y su plenitud se expresa en el éxtasis guerrero de los caballeros Aguilas y Tigres, donde se unen por un momento los ritmos universales y el latido del corazón humano, como lo expresa el siguiente fragmento [70]:
  “ En ningún tiempo, en ningún tiempo cesará
tañer y cantar al sol:
   goza, oh príncipe mío,
tú no siempre estarás en la tierra:
hemos de irnos mañana o pasado.
   Da deleite a los Aguilas y Tigres:
nuestra gala única son las flores.
Todo el mundo en la tierra piensa:
y sólo un momento son hermosas
y brotan a nuestros ojos las flores.
   Oh, tú por quien se vive,
¿ cuál es tu riqueza, cuál es tu ramillete ?
   ¡ Flores preciosas que a maíz huelen,
se tomen prestadas en la tierra !
¿ Qué ? ¿ Hemos de llevarlas al Lugar de los descarnados ?
¿ Las llevaremos a tu casa ?”
   Pero esta dicha se ve interrumpida por la conciencia de la caducidad de esta existencia, que es la misma que hay en las flores de los campos, como lo menciona un canto de Huexotzinco [71]:
“ Llega hasta acá la amargura y el dolor
de los que viven en el interior del que da la vida:
¡ haya llanto entre Aguilas y Tigres:
todos pereceremos, no quedará ninguno.”
   En el símbolo de la flor se representa filosóficamente el concepto del tiempo, que lleva a la angustia de la muerte, de la que no se salvan los príncipes ni los sabios [72]:
“Azules flores, rojas, tornasoles
   se entrelacen: ¡ guirnaldas de tu frente !
¡ Con sólo secas, mortecidas flores
te amortajas, oh rey Nezahualcóyotl !
Tenedlo bien en cuenta, príncipes Aguilas y Tigres:
 no para siempre durará nuestra amistad:
un brevísimo tiempo, y a Su Casa nos vamos.”
   Son las flores solares, que engalanan al caballero Águila cuando baila en éxtasis y que conoce la región del misterio, lugar final de los hombres [73]:

“ Con las flores del Aguila tú enredas al grupo de los nobles,
a la congregación de los amigos, oh bailador,
el licor del cacao embriaga y engalana a los hombres,
y con su canto, con sus flores va a engalanarse él
a la región del misterio,
¡ acaso allá cantan también los mexicanos !”
   En el símbolo del Arbol Floreciente, cuyo néctar alimenta a los quetzales y a las aves fabulosas, se reproduce esta imagen del chaman transfigurado. En este poema se recrea el simbolismo del culto solar azteca que se representa en la bóveda del convento de Malinalco y que animaba al centro de iniciación tallado en roca de piedra en el centro ceremonial dedicado a la iniciación de los caballeros águilas y caballeros tigres [74]:
“  Ya se extienden, ya se extienden nuestros cantos,
en la casa de las joyas, en la casa del oro
se ensancha el Arbol Floreciente:
se estremece, se remece:
¡beban miel en él los quetzales,
beban miel en él las aves doradas y las aves rojas!
¡ Tú te has convertido en el Arbol Floreciente:
abres tus ramas, tú las inclinas hacia abajo:
has venido a erguirte en la presencia del dios:
has brotado ramas nuevas: nosotros múltiples flores!
   ¡Yérguete aún, echa brotes en la tierra!
¡Tú te mueves: caen flores (cuando) tú te estremeces!”

    En los frescos de Malinalco se representan las flores solares para ilustrar a los catecúmenos el concepto europeo del paraíso que es traducido por los tlacuilos como el paraíso solar azteca(Fig. 5).  La plástica del observatorio solar de Malinalco también recoge este tema al ilustrar en los relieves que se encuentran en su interior las figuras del tigre y el águila, animales con los que se representa el drama de la evolución del sol y la luna en el espacio sideral.

V CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS.

    La religión azteca, como las demás religiones del mundo, tuvo la capacidad de asimilar los sistemas de creencias de los pueblos vecinos y las manifestaciones de la vida espiritual que le precedieron. Es muy probable que el complejo cultural del chaman, que se difundió con las migraciones a través del estrecho de Behring, haya florecido en tierras americanas influyendo en el desarrollo simbólico de la religión azteca, la cual adoptó los temas esenciales de la experiencia extática chamánica. Tal vez en Malinalco se haya dado la escisión definitiva con este substrato, que sin desaparecer, fue absorbido por el sacerdocio azteca. De esta manera Malinalco, lugar donde se despreció a una líder de este culto acusándola de hechicera, marcaría el declive del prestigio chamánico entre los aztecas y sería señal de que en ese momento se encontraba ya en total decadencia para los aztecas. Curiosamente, los frescos que decoran el convento de Malinalco para conversión de los indígenas, nos han dejado clara huella de la presencia de este mundo imaginario.

VI FIGURAS.


Figura 1.- Representación del águila, símbolo solar, en su aguiar. Convento de  Malinalco. (Foto de A. Barrañón.)


           Fig.2.- Detalle de los frescos del convento de Malinalco.
     Se muestran los pájaros rodeados de plantas con
propiedades extáticas,  representado al paraíso. (Foto de A. Barrañón.)



Fig.3.- Detalle de los frescos del convento de Malinalco. Muestra el tema del ave posada en las ramas del árbol celestial para representar el paraíso. (Foto de A. Barrañón.)


Figura 4.- Muestra al conejo (tochtli), símbolo lunar
 degustando los frutos del árbol del paraíso.
(Foto de A. Barrañón.).


Fig. 5.- Detalle de los frescos del convento de Malinalco. Representa el paraíso cristiano incorporando glifos (Foto de A. Barrañón.)


Fig. 6.- Detalla de la boveda del Convento de Malinalco
con la representaciones de la flor solar de cuatro pétalos.

aztecas y plantas con propiedades
psicotrópicas.(Foto de A. Barrañón.)



Fig 7.- El tema del ave posada en el árbol del mundo es el leitmotif del fresco del paraíso en el Convento de Malinalco.(Foto de A. Barrañón.)


Fig. 8.- Mater Dolorosa, tlacuilos del

Convento de Malinalco. (Foto de A. Barrañón.)



Fig. 9.- Mater Dolorosa, tlacuilos del Convento de Malinalco. (Foto de A. Barrañón.)


Fig. 10.- De profundis, tlacuilos del

Convento de Malinalco. (Foto de A. Barrañón.)


Fig. 11.- Detalle del águial en el aguiar donde se
aprecia el glifo del agua florida.

 

REFERENCIAS.

[ 1 ]  Boris Frolov, “L’art paleolithique: prehistoire de la science ?”, Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, X Congreso. México, 1981, Comisión XI. Arte Paleolítico, p. 64, 69, 70.
[ 2 ]  Van der Leeuw, G. Fenomenología de la religión. México: FCE, 1964, pp. 578-580.
[ 3 ]  López Austin, Alfredo. Textos de medicina náhuatl. México: UNAM, 1993, p. 15.
[ 4 ]  López Austin, Alfredo. Textos de medicina náhuatl. México: UNAM, 1993, p. 15.
[ 5 ]  Métraux, A. Religioni e riti magici nell’America Meridionalle. Milano: Il Saggiatore, 1971, p. 132.
[ 6 ]  Métraux, A. Le shamanisme chez les Indiens de l’Amérique de Sud tropicale., p. 210.
[ 7 ] Métraux, A. Le Shamanisme chez les Indiens de l’Amerique du Sud tropicale, “Acta americana ”, vol. II, México 1944; I, pp. 197-219; II, pp. 320-341.
[ 8 ] A. Butt. Réalité  et idéal dans la pratique chamanique, “L’Homme”, t. II, n. 3, Paris (sept-dic. 1962), pp. 5-52.
[ 9 ] J. Gillin. The Barama river Caribs of British Guinea, “Papers of the Peabody Museum of American Archeology and Ethnology”, Harvard University Press, vol. XIV, n. 2 (1936), pp. 169-173.
[ 10 ]Métraux, A. Religioni e riti magici nell’America Meridionalle. Milano: Il Saggiatore, 1971, p. 119.
[ 11 ]Métraux, A. Études  d’ethnographie Toba-Pilaga (Gran Chaco), “Anhtropos”, vol. XXXII (1937).
[ 12 ] Eliade, Mircea. Le chamanisme et les techniques archaïques de l’extase. Paris: Payot, 1983, p. 68-69.
[ 13 ] Métraux, A. Les hommes-Dieux chez les Chiriguano et dans l’Amerique du Sud, “Revista del Instituto de Etnología de la Universidad Nacional de Tucumán”, t. II, parte I, 1931, pp. 61-91.
[ 14 ]  Jesuita Anónimo. Enformacaon do Brazil e de suas Capitanias (1584), “Revista do Inst. Hist. E geogr. brasileiro”, t. VI, Rio de Janeiro 1844, p. 92.
[ 15 ] Métraux, A. Religioni e riti magici nell’America Meridionalle. Milano: Il Saggiatore, 1971, p. 26.
[ 16 ] P. Lozano. Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, ed. de A. Lamas. Buenos Aires, Biblioteca de la Plata, 1873-1875, t. III, pp. 330-363.
[ 17 ]  P. Mingo. Historia del Origen, Fundación y progresos del Colegio de Propaganda fide de Misioneros Apostólicos franciscanos observantes de la Villa de Tarija, p. 15
[ 18 ]  Westheim, Paul. Ideas fundamentales del arte prehispánico en México. México: Era, 1991, p. 49.
[ 19 ]Ricard, Robert. La conquista espiritual de México. México: FCE, 1991, p. 302.
[ 20 ] “El primer día de los trece es del primer carácter, que se llama cicpactli; el segundo de otro carácter que se llama ácatl que quiere decir caña; el tercer día es de otro carácter que se llama calli, quiere decir casa; el cuarto día es de otro carácter que se llama cuetzpallin, que quiere decir lagartija; el quinto día es de otro carácter que se llama cóatl, que quiere decir culebra; ...el duodécimo día es de otro carácter que se llama malinalli, que quiere decir heno...”, en  Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 223.
[ 21 ] Durán, fr. Diego.  Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 230.
[ 22 ] Chimalpain Cuauhtlehuanitzin. Memorial Breve acerca de la Fundación de la Ciudad de Culuhuacán. México: UNAM, 1991, p. 3.
[ 23 ] Calderón, Francisco R. Historia económica de la Nueva España en tiempo de los Austrias. México: FCE, 1988, p.55.
[ 24 ]  Chimalpain Cuauhtlehuanitzin. Memorial Breve acerca de la Fundación de la Ciudad de Culuhuacán. México: UNAM, 1991, p. 7.
[ 25 ]González Torres, Yólotl. El sacrificio humano entre los mexicas. México: FCE, 1994, p. 246.
[ 26 ] Códice Boturini, p. 47, trad. Luis reyes.
[ 27 ]Cortés, Hernán. Cartas de Relación. México: Porrúa, 1993, pp. 148-151
[ 28 ]Ricard, Robert. La conquista espiritual de México. México: FCE, 1991, p. 141.
[ 29 ]Mendieta, fray Gerónimo de. Historia Eclesiástica Indiana. México: Porrúa, 1993, p. 248.
[ 30 ]Ricard, Robert. La conquista espiritual de México. México: FCE, 1991, p. 154.
[ 31 ]Calderón, Francisco R. Historia económica de la Nueva España en tiempo de los Austrias. México: FCE, 1988, p.333
[ 32 ] Calderón, Francisco R. Historia económica de la Nueva España en tiempo de los Austrias. México: FCE, 1988, p. 298-299.
[ 33 ] Calderón, Francisco R. Historia económica de la Nueva España en tiempo de los Austrias. México: FCE, 1988, p.248.
[ 34 ] Zavala, Silvio. La encomienda indiana. México: Porrúa, 1992, p. 676.
[ 35 ] Westheim, Paul. Ideas fundamentales del arte prehispánico en México. México: Era, 1991, p. 92.
[ 36 ] Krickeberg. Felsplastik und Felsbilder bei den Kulturvölkern Altmexikos.
[ 37 ] Westheim, Paul. Ideas fundamentales del arte prehispánico en México. México: Era, 1991, p. 254.
[ 38 ] Durán, fr. Diego. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 284-285.
[ 39 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 887.
[ 40 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 118-121.
[ 41 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 892.
[ 42 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 138.
[ 43 ]Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 143-144.
[ 44 ] Limón Olvera, Silvia. Las cuevas y el mito de origen. México: CONACULTA,  1990, p. 68-69.
[ 45 ]Durán, fr. Diego.  Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 231.
[ 46 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 433.
[ 47 ]“   Y al varón le hace merced que sea fuerte, valiente y vencedor en la guerra, y le hace merced que sea contado entre los soldados fuertes y valientes que se llama cuauhpétlatl, ocelopétlatl; y también (le) hace merced de riquezas y deleites, y de otros regalos que él suele dar a los que le sirven, y también le da honra y fama[...] Ausentaos de los pueblos, id en pos de los soldados viejos a la guerra, desead las cosas de la milicia: seguid a los valientes hombres que murieron en la guerra, que están ya holgándose y deleitándose y poseyendo muchas riquezas, que chupan la suavidad de las flores del cielo y sirven y regocijan al señor sol, que se llama Tiacauh, quauhtleuánitl, in yaomicaui   .”. en: Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 335.
[ 48 ] “ Peleaban contra ellos cuatro, los dos vestidos como tigres y los otros dos como águilas; y antes que[ comenzasen a pelear levantaban la rodela y la espada hacia el sol y luego comenzaban  a pelear uno contra uno; y si era valiente el que estaba atado y se defendía bien acometíanle todos cuatro; en esta pelea iban bailando y haciendo muchos meneos los cuatro.
   Cuando iban a acuchillar a los ya dichos hacían una procesión muy solemne de esta manera: salían de lo alto del cu que se llamaba Iopico muchos sacerdotes, aderezados con ornamentos que cada uno representaba a uno de los dioses; eran en gran número, iban ordenados como procesión (y) detrás de todos iban los  cuatro, dos tigres y dos águilas, que eran hombres fuertes; iban haciendo ademanes de pelea con la espada y con la rodela, como quien esgrime, y en llegando abajo iban hacia donde estaba la piedra como muela donde acuchillaban los cautivos, y rodéabanla todos y sentábanse en torno de ella, algo redrados, en sus icpales que llaman quéchol icpalli, estaban todos ordenados. ”, Tomado de  De las ceremonias y sacrificios que se hacían en el segundo mes que se llamaba Tlacaxipehualiztli, en: Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 101.
[ 49 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 132.
[ 50 ] Durán, fr. Diego. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 107.
[ 51 ]Durán, fr. Diego.  Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 230.
[ 52 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 466.
[ 53 ]Durán, fr. Diego. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 106.
[ 54 ] Durán, fr. Diego. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México: Porrúa, 1984, p. 113.
[ 55 ]A. Caso. Trece obras maestras de la Arqueología Mexicana. México, 1938, p. 95 .
[ 56 ]Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 76.
[ 57 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 101.
[ 58 ]Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 512.
[ 59 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 145.
[ 60 ]Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 145.
[ 61 ] Sahagún, Bernardino. Historia General de las cosas de Nueva España. México: Porrúa, 1992, p. 480.
[ 62 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 118.
[ 63 ]“   En las juncias de Chalco, donde es la casa del dios,/el verde luciente tordo  y el tordo de rojo color gorjean:
sobre ruinas de piedra preciosas cantando gorjea el ave quetzal./Donde se tiende el agua florida, entre flores de jade olorosas,/con flores se enlaza el pájaro tornasol:/en medio de ellas canta, en medio de ellas trina el ave quetzal,/.../Bailan las flores olientes a cacao al son del tamboril:/viven cuajadas de roció y se reparten./Ya llegaron las flores, las flores primaverales:/bañadas están en la luz del sol:/¡ múltiples flores son tu corazón y tu carne, oh dios !/
¿ Quién no ambiciona tus flores, oh dios dador de la vida ?/ Están en la mano del que domina la muerte:/
se abren los capullos, se abren las corolas:/se secan las flores si las baña el sol./ Yo de su casa vengo, yo flor perfumada:/alzo mi canto, reparto mis flores:/¡ Bébase su néctar, repártanse las flores:/
abre sus flores el dios, de su casa vienen las flores acá !.”/”, en: Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 100.
[ 64 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 118.
[ 65 ] Bernardino Sahagún. Ms. Cantares Mexicanos, en: Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 118-121.
[ 66 ]“ ¡ Tu cuerpo y tu pensamiento/son brotes de hierba, oh príncipe Télitl,/una esmeralda es tu corazón,/
flor fragante de maíz, o de cacao./ Tú estás enlazado al Arbol Florido/a las flores que ríen en Tamoanchan:/
¡sobre estera de flores medran aquellas flores,/ y raíz no conocen !”
, en: Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 181.
[ 67 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 101.
[ 68 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 210.
[ 69 ] Constanza Vega Sosa. “El curso del sol en los glifos de la cerámica azteca tardía”,  Estudios de Cultura Náhuatl, Vol. 17 (1984), p. 125.
[ 70 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 187.
[ 71 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 197.
[ 72 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 201.
[ 73 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 204.
[ 74 ] Garibay K., Angel María. Historia de la literatura náhuatl. México: Porrúa, 1971, p. 212.


Armando Barrañón Cedillo
Depto. de Ciencias Básicas, UAM-Azcapotzalco, Av. San Pablo 24, Col.Reynosa-Tamaulipas, D.F.

.