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Comunicación-desarrollo para "otro occidente"
 
Por Adalid Contreras Baspineiro
Número 18

Analizar las relaciones entre comunicación y desarrollo supone combinar tres puntos de partida: la realidad presente, el futuro posible y la memoria acumulada. Combinación compleja cuya aplicación práctica nos muestra que el desarrollo está en deuda con la sociedad; la comunicación está en deuda con el desarrollo; y la teoría está en deuda con las experiencias. La realidad no cambia sustancialmente, y los enfoques del desarrollo y de la comunicación se mueven en jugadas de ajedrez que están pasando de la defensa al ataque, pero sin avisorar todavía los modos que pongan en jaque las causas de la exclusión y la pobreza.

Aunque por su propia naturaleza toda comunicación podría asumirse como conectada -per se- a alguna forma de desarrollo, esto no es así. Debe estar intencionalmente dirigida y sistemáticamente planificada a la consecución de cambios concretos, tanto en la sociedad como en las instituciones y los indivíduos, con vocación por el cambio, el bienestar, la calidad de vida, la organización, la esperanza, el servicio público y la democracia. La comunicación relacionada al desarrollo es medio y fin, aspecto y estrategia global, y está comprometida con modelos y proyectos, macro o microsociales, y con los procedimientos que se implementan para plasmarlos (Alfaro, 1993: 11)

1. TIPOLOGIAS DE COMUNICACION Y DESARROLLO

Luis Ramiro Beltrán clasifica las experiencias de comunicación y desarrollo en: i) Comunicación de Desarrollo, ii) Comunicación de Apoyo al Desarrollo, y iii) Comunicación Alternativa para el Desarrollo Democrático (1995: 1). A esta tipología añadimos la Comunicación-Desarrollo o Comunicación con Desarrollo (Contreras, 1999: 23)

i) Comunicación de Desarrollo

Noción de que los medios masivos de comunicación tienen la capacidad de crear una atmósfera pública favorable al cambio, la que se considera indispensable para la modernización de sociedades tradicionales por medio del progreso tecnológico y el crecimiento económico (Beltrán, 1995: 1), en el contexto de la modernización o conjunto de transformaciones que produce el desarrollo industrial, y a los cuales los países subdesarrollados tendrían que acceder superando linealmente sucesivas fases para salir de su estado tradicional o arcaico, mediante su asimilación o adaptación a un orden de crecimiento económico e integración nacional, moderno.

Bajo estas condiciones, la comunicación de desarrollo esun proceso de incorporación de los países en desarrollo dentro del sistema comunicativo mundial para la difusión de la tecnología industrial, las instituciones sociales modernas y el modelo de sociedad de libre mercado (Mattelart, 1987: 178), donde el creciente flujo de información sería un elemento importante para configurar un sentimiento nacionalista a favor del desarrollo (Schramm, 1967: 66-67, en Benavides, et. al, 1998), y los medios de comunicación de masas ocupan un lugar central, en la medida que se entienden como un subsistema clave para generar el cambio social (Rogers y Shoemaker, 1974: 8), mediante la persuasión, educación y aculturación no conflictiva de la población expuesta a mensajes exaltadores del progreso, movilidad social, realización personal, innovaciones, alfabetización y consumismo.

ii) Comunicación de Apoyo al Desarrollo

Noción de que la comunicación planificada y organizada -sea o no masiva- es un instrumento clave para el logro de las metas prácticas de instituciones y proyectos específicos que buscan el desarrollo (Beltrán, 1995: 1), en campos tan diversos como la salud, la educación, el medio ambiente, la producción, la organización social, las situaciones de desastre, etc.

La comunicación instrumentalizada a las acciones de cambio sufre reduccionismos didactistas en los procesos educativos; reduccionismos tecnologistas en la concepción y manejo de los medios; reduccionismos organicistas en el énfasis en los liderazgos y organización social; y reduccionismos epistemológicos en la exaltación de los mensajes como base para la igualación de emisores y receptores.

iii) Comunicación Alternativa para el Desarrollo Democrático

Noción de que, al expandir y equilibrar el acceso y la participación de la gente en el proceso de comunicación, tanto a niveles de medios masivos como a los interpersonales de base, el desarrollo debe asegurar, además de beneficios materiales, la justicia social, la libertad para todos, y el gobierno de la mayoría (Beltrán, 1995: 1). Se acuna en una explicación de las causas del subdesarrollo en relaciones estructurales de dependencia por la polarización entre países y sujetos ricos y pobres.

La dependencia cultural se expresa en desequilibrios internacionales de los flujos informativos manejados por fuentes extranjeras de información y programación. El cuestionamiento y resistencia que hace América Latina a la dependencia o "imperialismo cultural", marca los rasgos de una postura crítica que sugiere un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación y la Información (NOMIC) para la "descolonización de la información" (García, 1980) y la elaboración de Políticas Nacionales de Comunicación.

La comunicación alternativa sería el nuevo modo en que se traduciría la comunicación para el desarrollo (Benavides, et. al., 1998: 131). Enfoque crítico, de concepción impugnadora y movilizadora, con sentido concientizador y basado en rupturas con toda expresión oficial.

iv) Comunicación - Desarrollo o Comunicación con Desarrollo

Nuevas cartografías van a derivar en otras concepciones sobre la relación entre comunicación y desarrollo. La comunicación se enriquece con los estudios de recepción y consumo cultural, diseñando un paradigma que valora las mediaciones y resignificaciones en la apropiación y uso de los mensajes desde la complejidad de las culturas. Mattelart nos habla del "retorno al sujeto", al rol activo del receptor y usuario de los flujos y redes de comunicación; y Martín-Barbero nos va a proponer entender la comunicación en sus mediaciones, desde la densidad de las relaciones cotidianas sin diferencias entre una cultura de masas y otra altruista popular-liberadora en la trama espesa de los mestizajes y las deformaciones de lo urbano, de lo masivo (Martín-Barbero, 1987: 10)

La ciudadanía desborda las reivindicaciones políticas con demandas que se ubican en el significado mismo de la vida: la sexualidad, la ecología, el racismo, la drogadicción, los derechos humanos, la salud, la educación... Se reconceptualiza el desarrollo, para entenderse como una apuesta cultural de cambio enfocado desde los objetivos últimos del desarrollo mismo, vale decir, desde el cumplimiento de las aspiraciones de la gente (Ul Haq, 1995: 3). Y las concepciones sobre la comunicación abren su espacio de realización destrampándola de los límites de los medios para ubicarla en el espesor profundo de la cultura. Se hace comunicación-desarrollo desde un lugar situado, desde el lugar donde se enuncia la palabra, que es el lugar del sujeto, tomando distancia desde la revelación del "aura" que sugiere Benjamin, o desde la apropiación crítica desafiada por Freire.

2. NUEVOS ESCENARIOS Y VIEJAS REALIDADES

El crecimiento económico conlleva exclusión y pobreza

Hay ajustes y crecimiento macroeconómico, pero a cambio de una mayor pobreza y deterioro social debido a la perversa forma de distribución social de la riqueza. El número de pobres aumenta en la región a razón de dos personas por minuto con ingresos menores a los dos dólares diarios; cerca de 200 millones de latinoamericanos (46% de la población total) no satisface sus necesidades básicas; 94 millones (22%) se encuentra en una situación de extrema pobreza.; y 60 millones (18%) viven en situación de hambre crónica (Moncada, 1999, Herrera, 1996)

Las oportunidades están distribuidas de manera dispar por el aumento de la concentración del ingreso, los recursos y la riqueza entre personas, empresas y países. Por ejemplo, los activos de los tres principales multimillonarios superan el PNB combinado de todos los países menos adelantados y sus 600 millones de habitantes (PNUD, 1999: 3)

Revolución de la (in)comunicación

La incidencia de la revolución tecnológica en el mundo contemporáneo ha llevado a designarlo como la sociedad de información, que Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, define con cuatro atributos: planetaria, permanente, inmediata e inmaterial (de Oliveira, 1996: 13-14)

El cambio de milenio viene acompañado de un cambio de época, dando paso a un nuevo tipo de organización social del trabajo, de los intercambios, de la experiencia y las formas de vida y poder que se ha dado en llamar una sociedad global de redes, sustentada por una economía cuya base es la utilización del conocimiento (Brunner, 1999:4). América Latina tiene una participación insignificante, en una relación donde mientras mayores son las exigencias del conocimiento, menor es nuestra gravitación en el mundo emergente. Así, nuestra presencia en el mercado global de tecnologías de información es del 2%; nuestros científicos contribuyen con menos del 2% de publicaciones especializadas; y tenemos sólo un 1% de los hosts de internet (Cortés, 1999: 6)

Nuestro rezago expresa también una nueva forma de estratificación entre "inforicos" e "infopobres". La educación es una entrada a la alta sociedad de la red. El ingreso compra acceso. El acceso otorga datos y conocimiento. El inglés habla. La lógica de mercado se hace programación de moda, ligera y gustosa. La propiedad de los medios se concentra en redes comercialmente cada vez más poderosas e influyentes políticamente. Las imágenes y sentidos que circulan por los medios son cada vez más ajenos. Hay prácticamente una ausencia mediática del "otro occidente", y nuestro continente no está siendo generador de propuestas (software)

Descrédito de la política y privatización de la comunicación

La democracia está instalada como sistema formal, sin apropiación ciudadana, razón por la que su institucionalidad es precaria. Se trata de una cultura política transplantada y condensada en instituciones formales, necesarias, pero ajenas, distanciadas y disociadas de los modos de ver y sentir de los pueblos. La democracia se ha vuelto insignificante en términos de participación. La falta de confianza en los partidos políticos, en los gobernantes y en los poderes del Estado explica por qué lo único no mestizo en América Latina es la política (Martín-Barbero, 1999: 10)

Las regulaciones actuales benefician más la dinámica de los mercados que los derechos de la gente. Paradójicamente, mientras en el continente los estados se están liberando de su responsabilidad en la comunicación, dejando al mercado y al libre ejercicio de la iniciativa privada las reglas del juego, en los países centrales el incentivo a la producción cultural y difusión de productos propios es creciente.

¿Etica?

La ética de la competitividad se ha pintado de eficacia privada e ineficiencia estatal; de ganancia con pobreza; de acumulación sin distribución social. Esto es inmanente al modelo. Cuando el afán de lucro de los participantes en el mercado se descontrola, desafían la ética de los pueblos, y sacrifican el respeto por la justicia y los derechos humanos (PNUD, 1999: 2)

3. DESCENTRAR EL DESARROLLO EN LA SOCIEDAD

Rearticular la relación entre comunicación y desarrollo en tiempos de búsqueda e incertezas, implica valorar las incertidumbres, porque lo inaprensible e incomprensible se constituyen en una característica metodológica de esta época (Benavides, 1998: 111-112) y las sociedades se están reubicando a marcha forzada en procesos sin piso ni lugar fijo, en una especie de marcha a mitad de camino con dirección hacia un lugar desconocido (Martín-Barbero, 1998: 210)

En este ambiente, partir de la pregunta es más contundente y eficaz que reproducir viejas certezas y fundamentalismos. Como propuesta de avisoramiento de nuevos futuros y como camino constructor de horizontes que se hacen paso a paso, resulta oportuno admitir con Morín, que la complejidad es un tejido de conjunto, el tejido obtenido a partir de hilos diferentes que se transforman en uno solo. Todo eso se cruza y se vuelve a cruzar, se teje y se vuelve a tejer para formar la unidad de la complejidad; pero esa unidad no destruye la variedad ni la diversidad de las complejidades que la entretejieron. Cada hilo es singular en sí mismo, pero cada hilo tiene camino recorrido (historicidad) para llegar a ser lo que es (complejidad) (en Baldeón y Karam, 1999: 8)

Esta visión, heterotópica, le da la razón a Foucault cuando plantea que la realidad no es representable desde una totalidad y unicidad (sea desde la totalidad de la razón o de la totalidad del sujeto, las dos alas del desarrollo sugeridas por Touraine), sino desde un espacio descentrador, desde el "otro occidente", que pone en conflicto la razón y los sujetos, y se manifiesta en una comunicación también conflictiva, confrontativa, de profunda y cotidiana creación cultural con múltiples fórmulas de cambio y búsqueda de bienestar. Una forma de construcción social en alteridad permanente que desafía a pensar desde lugares diferentes a los centros y autoridades sin caer en el particularismo, señalándose metas en el acá precario y posible.

Definitivamente, somos países Ch´enko, o sociedades abigarradas, que condensan todos los tiempos históricos, geografías y culturas en síntesis que no homogenizan, sino por el contrario se dispersan y definen en la riqueza de lo diverso. Hay que repensar América Latina desde esta diversidad en sentido incluyente, soñándolo y construyéndolo viable desde el valor de su diferencia. La comunicación tiene que comprometerse con los simbolismos culturales propios y múltiples, para articularse verdaderamente con el desarrollo, entendido como el proceso de transformación de una sociedad de un campo de historicidad a otro (Touraine, 1995: 463)

Nos hemos movido siempre en el terreno de la táctica (modo de lucha que no teniendo lugar propio al retirarse, lucha siempre desde el terreno del adversario), hay que construir ahora el espacio de la estrategia (modo de lucha del que tiene un lugar propio al que se puede retirar para planear el ataque), lo tenemos en la cultura que no tiene obsesión por aquel occidente moderno o postmoderno, sino por el otro occidente, solidario y equitativo, nuestro, donde el desarrollo se rehace, como la comunicación, en las profundidades de la cultura.

4. PREMISAS PARA LA COMUNICACION-DESARROLLO POSIBLE, Y URGENTE

1o. Participación ciudadana en la construcción del Estado

No es posible construir desarrollo sin una intervención activa del Estado en la promoción y definición de los procesos de comunicación. Seguir dejando el juego de la comunicación a la libre oferta y demanda, equivale a validar un sistema desigual signado por la concentración de la propiedad, la ligereza de las programaciones, y el incentivo de producciones sensacionalistas que trabajan por consumidores y no por ciudadanos.

En procesos que deben avanzar desde la ciudadanía, recogiendo su participación, empoderándola en distintos espacios, nuestros países necesitan estructuras estatales más fuertes para el desarrollo humano, no para el mercado; para la lucha contra la pobreza, no para la legitimación de la diferenciación y exclusión inhumanas; para la inclusión protagónica de la ciudadanía ejerciendo poder y, de este modo, construyendo democracia.

La institucionalidad estatal en el campo de la comunicación debe abandonar su inclinación al uso de los medios en función proselitista pro-gubernamental, abriéndose a su responsabilidad de fomentar procesos educativos y de afirmación cultural, posibilitando la existencia justa y democrática de todas las voces, incentivando la producción cultural propia, y generando políticas y estrategias que partan del ser humano. Sobre esta base, se deben impulsar procesos de glocalización, u ocupación de espacios con la osadía de (re)construir identidades en alteridad con otras.

2o. (Re)valorar las políticas y estrategias de comunicación

Es necesario definir e implementar políticas de comunicación dirigidas a promover el desarrollo. Este desafío implica el diseño de políticas públicas democráticas de comunicación a largo plazo (Exeni, 1998: 92), poniendo el proyecto social por encima del interés académico y del interés mercantil. No se trata de reponer la propuesta de las políticas nacionales de comunicación, pero es necesario recuperar su inspiración, para dar paso a la construcción de políticas ciudadanas que legitimen el derecho a la comunicación (Contreras, et. al., 1998)

Se trata de recuperar el pensamiento crítico en su capacidad operativa y rigurosidad metodológica, para que, traspasando las fronteras de los tiempos históricos y enriqueciéndose con los vericuetos de la cultura, nos contagie su persistencia y fidelidad con un continente nómada que necesita establecer desde múltiples esquinas sus fuerzas justicieras diseñando políticas, estrategias y planes.

3o. Aprender de la práctica, poner la teoría al día

En América Latina las experiencias de comunicación siempre se han adelantado a la teoría. Poner la teoría al día, supone ampliar el desafío al campo de las metodologías de investigación y de planificación para que la gestión de los proyectos de comunicación-desarrollo se justifiquen en los sujetos historizados, con enfoques y métodos que tienen que partir de la comunicación y de las mediaciones. En definitiva, los centros de formación académica tienen que abrirse a la vida.

4o. Comunicación-desarrollo cuestión de educación

Se trata de refundar las relaciones entre comunicación y educación, superando el carácter y sentido instrumental que se le otorgó a la comunicación reducida a una especie de material didáctico para propagar artística y amenamente el mensaje preelaborado.

Los saberes y lenguajes cotidianos generados en la comunicación circulan en los medios, en las calles, en las paredes que circundan las trincheras del discurso escolarizado y no logran entrar en ellas, oficialmente, para generar un entrecruzamiento de aprendizajes, también desde la vida entre la experiencia cultural ilustrada desde la que enseñan los maestros y la experiencia cultural cotidiana desde la que aprenden los alumnos.

El entrecruzamiento real entre educación y comunicación se va a dar entonces en los procesos de apropiación de la cultura -real o virtual- cotidiana que está circulando en el sistema comunicativo, con sus particulares formas de ver, percibir, aprender, representar y expresar.

5o. Información y periodismo por el desarrollo

Es urgente desarrollar procesos de información y periodismo por el desarrollo, recogiendo y difundiendo noticias que enfaticen en logros, en esperanzas, en resolución de problemas, en la previsión de atentados a la vida, en el seguimiento a los logros, potencialidades, demandas y reivindicaciones positivas, debatiendo, integrando, construyendo...

Urge devolverle dignidad a la palabra, lo que implicará tomar distancia de la dictadura del rating light y trabajar otros sentidos del gusto, desde el desarrollo, haciéndolo interesante y accesible al consumo con popularidad. En un mundo saturado de basura electrónica, de exhibición de la violencia y del lujo descarado, de corruptos y mediocres convertidos en modelos sociales, la comunicación-desarrollo no puede asociarse a los recursos de la publicidad fetichista ni de la seducción sensacionalista, de imágenes sin sentido de sociedad. En pactos amplios y plurales que involucren a todas las instituciones y todos los medios, todos, es necesario trabajar la pasión por la palabra, la palabra con sentido, con contenido, con historia. La palabra expresada con belleza. La palabra construida con serenidad, con memoria y con destino. La palabra convocante a la solución de los grandes problemas que aquejan a nuestras sociedades (basado en Prieto, 1998: 33-58)

Los mecanismos de autoregulación necesitan perfeccionarse ya no sólo en el marco de los principios de la libertad de prensa, sino también en el conjunto de desafíos de la libertad de decisión y expresión ciudadana. Es necesario el reconocimiento de los comunicadores de los medios educativos y para el desarrollo, con posibilidades de su profesionalización no sólo en el exclusivo mundo academicista, sino en el entorno de su propio trabajo.

Se han producido cambios sobre los alcances y la autonomía del derecho a la información, dándose que de una actitud absolutista se ha pasado a reconocer que existen otros derechos complementarios e incluso algunos que están por encima, por ejemplo en relación con derechos como la intimidad, la honra, el buen nombre o el libre desarrollo de la personalidad (Rey, 1998: 35). En esencia, se tiene que forjar el derecho a la comunicación en su doble dimensión: el derecho ciudadano a una información digna; y el derecho ciudadano a su participación y expresión.

6o. Comunicación-desarrollo con pactos éticos por la vida

El mundo ha cambiado y es necesario descentrar y reubicar los modos de verlo y entenderlo. Para ello se tienen que dejar de lado los fundamentalismos. Es un principio ético posibilitar la participación de una ciudadanía a la que no le basta la representación, sino que reivindica su derecho a expresarse. No basta el acceso, sino promover y facilitar el fortalecimiento de la capacidad expresiva y comunicativa.

Es necesario un pacto ético sobre el uso de los medios de comunicación, tradicionales y nuevos, porque si bien son instrumentos, a la vez son también promotores de nuevos lenguajes, sensibilidades, modos de ser, estar y pensar que coadyuvan a que la mundialización sea un proceso producido desde adentro de las sociedades. El pacto en torno a la producción y la difusión tiene que reivindicar las producciones de calidad y de factura continental, con énfasis en el desarrollo.

Volver a la comunicación en su sentido original como relación, participación y puesta en común. Colocada la calidad de vida en el centro de atención, se convierte en el factor articulador de las variables económicas, educativas, subjetivas, políticas, de ejercicio de los derechos humanos, todas juntas, sin jerarquías, sino en equilibrio, no como una suma de partes, sino como una articulación propia de la existencia humana.

Considerar los grandes temas como la deuda externa, la pobreza, la exclusión, la democracia y el desarrollo para entrar al nuevo milenio generando consensos amplios, construyendo un nuevo compromiso con la ética del universalismo expresado en la Declaración de los Derechos Humanos y que, hoy por hoy, se puede resumir en un tarea urgente: ¡¡no más pobreza ni exclusión!!

5. HUELLAS PARA INVADIR EL FUTURO

El desarrollo es integral y ya no puede seguir siendo asumido desde sus segmentos y particularidades. El elemento transversal de sus diferentes pisos, económico, organizativo, social, ideológico, cultural, personal-subjetivo, tecnológico, etc. es la comunicación realizada en la cultura.

La comunicación-desarrollo equivale a las huellas que se tienen que dejar y que tienen que seguir provocando encuentros en función de horizontes comunes y de respuestas urgentes. Comunicación-desarrollo significa el reto de asumir la heterogeneidad como un valor articulable a la construcción de un nuevo tejido de lo colectivo, de nuevas formas de solidaridad produciendo dinámica social ligada a alguna noción de comunidad, ciertamente no estancada en el pasado sino invadiendo el futuro. Allá, en esa proyección, la utopía sigue vigente.

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Adalid Contreras Baspineiro
Sociólogo y comunicólogo boliviano. Director Ejecutivo de la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCIC-AL, UCLAP, Unda-AL). Presidente del G-8, Red de Redes de Comunicación de América Latina y el Caribe, que agrupa a ALER, AMARC, CIESPAL, FELAFACS, FIP, OCLACC, PROA, RNTC, VIDEAZIMUT y WACC.

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