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Internet, ¿y después?; Wolton, Dominique; Editorial Gedisa; Barcelona; 2000
 
Por María Scherer Ibarra
Número 20

La última obra de Dominique Wolton, director de investigaciones del CNRS (Centre National de Recherche Scientifique), explica a lo largo de un capítulo como la televisión y -de un modo más general-la radio y la prensa, salen de una lógica de la oferta mientras que los nuevos medios de comunicación proceden de una lógica de la demanda.

El director del proyecto 'Comunicación y Política' en dicho centro, autor también de Elogio del gran público y Sobre la comunicación, destaca que no deben ponerse a competir los medios masivos con los llamados 'nuevos medios'. Ambos son útiles y, advierte, "pronto nos daremos cuenta de que la elección entre las dos depende mucho de la naturaleza de los servicios y de las preferencias de los individuos, sin que haya ninguna jerarquía en esta elección".

Estoy de acuerdo con Wolto. Aunque a veces se sugiera, preferir el ordenador a la televisión no es una prueba de inteligencia o de adaptación al progreso.

Sin embargo, al progreso se le identifica con las nuevas tecnologías. Se habla de la 'revolución de Internet' y se dice que "la sociedad del mañana está en los teclados".

Creo que aún somos muchos más -millones, de hecho- quienes accesamos a los medios tradicionales. Particularmente en el tercer mundo, los internautas son minoría. Dice Wolton al respecto: "…la realidad es mucho menos multimedia de lo que los discursos afirman".

El autor sostiene que las nuevas tecnologías de comunicación gustan tanto, en particular a los jóvenes, "por la idea de apertura, el rechazo a la omnipresencia en los medios de comunicación de masas, el deseo de responder a la innegable angustia antropológica, la atracción por la modernidad y finalmente, la búsqueda de nuevas solidaridades con los países más pobres".

Me parece un poco romántica la última razón del investigador, pero estoy de acuerdo que después de años de que la teoría de la comunicación nos expuso la enajenación de los medios masivos, optar por un medio 'hecho a nuestro modo' hace sentir que uno se separa del proceso de alienación.
Wolton atribuye también el éxito de las nuevas tecnologías a tres circunstancias, que resume en tres palabras 'clave': autonomía, organización y velocidad.

Coincido: navegamos y nos sentimos protagonistas, sin intermediarios. Nos sentimos libres y receptores autónomos, incluso con cierta sensación de poder. Nos entusiasma la variedad de las ofertas virtuales. "A causa de su abundancia, los sistemas de información se parecen un poco a los supermercados: es "la gran comida" de la información y de la comunicación", expresa Wolton.

Agrega que las nuevas tecnologías adquieren una dimensión social pues representan en parte 'una nueva oportunidad' para todos aquellos que han fracasado en la primera. En este sentido difiero. Soy, en lo personal, una consumidora más frecuente de los medios masivos que de los nuevos 'medios', pero no me siento inadaptada en el contexto de la llamada 'era de la información' ni agradezco una segunda oportunidad.

Wolton clasifica al correo electrónico y las funciones anexas de tratamiento de texto como las aplicaciones más seductoras de Internet. "Escribir, intercambiar, almacenar y borrar, sin límite, sin esfuerzo, continuamente, fuera de las obligaciones del tiempo y del espacio, constituyen el principal triunfo de los sistemas automatizados", dice. Me parece ésta una afirmación cierta, los resultados de búsquedas sencillas, y rápidas, seducen.

Apoyo también por eso otra de sus reflexiones: el progreso es real también por el acceso a las bases de datos. "Escoger, acceder, circular uno mismo y crearse su propia información permite no sólo ganar tiempo, sino también acceder a reservas de conocimientos totalmente imprevistos. Indudablemente, hay una apertura para el gran público en algunos servicios documentales. Resulta a la vez práctico y directo. Es evidente que, para muchas profesiones, el acceso a los bancos de datos necesarios para la evolución de éstas es una ventaja".

Sin embargo, anota Wolton y lo respaldo, el límite de esto lo constituye la competencia, que existía antes o simultáneamente a la aparición de las tecnologías. Hace falta, también, saber qué información pedir y qué uso hacer de ella. "El acceso directo no suprime la jerarquía del saber y de los conocimientos. Hay algo de fanfarronada en el hecho de creer que uno se puede instruir sólo con tener acceso a las redes", remata Wolton.
Otro aspecto positivo que concede a los nuevos medios concierne al hecho de que las nuevas tecnologías satisfacen una necesidad de actuar. Es el do it yourself que encontramos en todas las esferas de la vida práctica.

Aunque sin destacarlo demasiado, lo cual me parece injusto, el investigador francés acepta que los nuevos medios de comunicación animan la capacidad de creación. Creo que aunque recrean la cultura de los medios tradicionales en cuanto al soporte de la imagen, la red ha creado su propia cultura y su estilo particular, más propio de la posmodernidad.

Fiel a su postura crítica, Wolton subraya que es necesario no confundir nueva tecnología y nueva cultura y advierte que debemos cuidarnos de mirar a la red como "soporte de una nueva solidaridad mundial".

"En un mundo con falta de utopías, donde la caída del comunismo no ha hecho más que confirmar la victoria de un capitalismo que sólo propone una sucesión imprevisible de crisis y de fases de expansión, ¿por qué no buscar otros principios de solidaridad? Después de todo, la globalización se impone y sabemos que hace, a unos y a otros, más interdependientes y frágiles, de modo que hay algo de tranquilizador en encontrar en los sistemas de información automatizada la base de una nueva solidaridad mundial".

En contra de la postura sarcástica del autor, considero que si bien estas son sólo buenas intenciones, "utopías" como él mismo señala, constituyen quizá, la parte humanista de estos nuevos medios.

Extensa parte del libro de Wolton está dedica a distinguir entre medio de comunicación y sistema de información, donde ubica a Internet. Las diferencias entre ambas son:

-Sus funciones

-La inserción social de las nuevas tecnologías. "El mundo de los medios es estable en la medida que el de las nuevas tecnologías es inestable. Los medios de comunicación han encontrado su inscripción social y cultural, mientras que la red todavía no lo ha hecho", refiere.

-Los medios profesionales y las culturas. "Mientras que el mundo de la radio y la televisión enseguida ha conseguido prestigio, un prestigio vinculado a la política, a la cultura, al espectáculo, a la prensa…, el mundo de la informática no ha conocido esta notoriedad. Es cierto que los ordenadores han seducido, pero el ámbito de los técnicos y de los ingenieros goza de poca publicidad". En este punto, parece que Wolton olvida que los mensajes, idealmente, no son producidos por ingenieros 'poco publicitados' sino, precisamente, por los expertos en comunicación.

Para que haya comunicación mediática, sostiene, hace falta un vínculo entre el emisor, el mensaje y el receptor, y "un gran número de actividades en Internet no sugieren la lógica de los medios de comunicación". Me parece que de pronto Wolton se excede en sus críticas a las nuevas tecnologías. Internet ofrece, aunque no en todos sus rincones y sus sitios, el vínculo que menciona. El correo electrónico funciona en buena medida como el teléfono (mejor, quizá) y en varias ocasiones la interactividad rebasa la calidad de comunicación que se alcanza en otros medios.

Remata: "Además, la definición de un medio de comunicación no evoca sólo la representación de su público, sino que también integra una visión de la relación entre la escala individual y la escala colectiva, es decir, una cierta visión de las relaciones sociales. Es por ello que los medios de comunicación siempre están vinculados a alguna comunidad de lengua, de valores, de referencias. No existen medios de comunicación mundiales porque no existe lector ni oyente ni telespectador mundial".
Indica que con la red estamos al lado de la emisión, "es decir, de la capacidad de transmisión sin una reflexión previa sobre el receptor, que puede ser cualquier internauta en el mundo. Por el contrario, sólo puede haber medio de comunicación si existe alguna reflexión sobre lo que pueden ser la demanda y el público".

Así expone que estas 'estrictas' condiciones explican la existencia de numerosos sistemas de información que no son medios de comunicación aunque, aún cuando sean más productivos que éstos en términos de producción y de distribución de la información. De otro modo dice: "La radio o la televisión puede ser un sistema de información peor la Red, y ésta, un peor sistema de comunicación". Como mencioné, me parece que en Internet encontramos suficientes ejemplos para demostrar que puede ser, o bien no ser, un medio de comunicación. En la variedad está la riqueza.

"Actualmente nos equivocamos sobre el significado profundo de la Red. Vemos en ella un ámbito de comunicación libre, sin obligaciones, un espacio de libertad con relación a todas las obligaciones que vencen los medios de comunicación clásicos, mientras que lo esencial de su innovación no está allí, sino en la construcción de sistemas proveedores de información de todo tipo. Estamos frente a un sistema de información integrado, cuya finalidad está más del lado de una economía-mundo que del lado de una mejora de las relaciones interpersonales", concluye.

Apoyo el señalamiento crítico de Wolton al consumismo promovido por Internet. También a la situación del individuo frente a los nuevos medios, que describe así: "Con Internet, hemos entrado en lo que el autor llama 'la era de las soledades interactivas'. Esto es la evidencia de la inmensa dificultad que existe para encontrar en contacto con los demás. El símbolo de esta suma de las soledades interactivas se ve en la obsesión creciente de muchos por estar localizables. Por el contrario, vemos dibujarse extrañas angustias en ellos, como no recibir bastantes llamadas o no ver llegar el correo electrónico. No sólo la multiconexión no garantiza una mejor comunicación, sino que, además, deja intacta la cuestión del paso de la comunicación a la comunicación humana".

Sin embargo, estoy convencida de que la 'era de las soledades interactivas' comenzó antes de la aparición de los nuevos medios. Vivíamos ya en un mundo fragmentado antes de Internet. Como ha concluido Denis McQuail en varios de sus textos, los medios (masivos) cohesionan como fragmentan.

* * * * *

La más despiadada crítica de Wolton a las tecnologías de la comunicación aparece cuando habla de la modernidad. Considera falso que el gran éxito de éstas consista en haber alcanzado a todos los públicos, todos los medios sociales y culturales. De entrada, yo creo que es la afirmación del escritor la que es falsa. ¿Cómo puede decir que los nuevos medios han alcanzada a todos los públicos? Evidentemente, no toma en cuenta a las naciones desarrolladas, marginadas de sus beneficios.

El autor manifiesta que el símbolo de la sociedad actual es el tríptico: sociedad de consumo, democracia de masas y medios de comunicación de masas. Advierte que el gran público de los medios de comunicación de masas es el equivalente, en cultura, al sufragio universal en política. "La revolución de la comunicación es una ruptura radical, pero también una realidad adaptada a la sociedad de masas del siglo XX", dice.

Wolton expone con preocupación que "apenas nos hemos acostumbrado a esta escala de los medios de comunicación de gran público cuando llega una nueva revolución con la multimedia que individualizan y permiten acceder a un número incalculable de cadenas de televisión y servicios informáticos".

Me parece que no hay razón para la alarma; el ser humano ya pasó por revoluciones informativas. No sin rupturas, por supuesto, pero todo avance implica crisis, y desorden.

Para el autor la paradoja de la comunicación es la siguiente: "si la historia larga de la comunicación, la de las tecnologías es, por el contrario, extraordinariamente reciente. Y los hombres todavía no se han habituado a unos sistemas de comunicación que cambian considerablemente su percepción del mundo, su modo de vida y de trabajo, y ya deben prepararse para la etapa siguiente. Aún así, hay pocas discusiones sobre las tecnologías de la comunicación y es porque la idea central que se trata es la del progreso. El ideal del progreso se ocupa de la reflexión, evitando que no se plantee esta simple cuestión: ¿Para qué sirven las tecnologías de comunicación? ¿Qué relación hay entre las necesidades de comunicación de los hombres y de las sociedades y esta explosión de tecnologías? ¿Qué desigualdades y qué relaciones de fuerza se desprenden de ello? ¿Qué problemas resuelven estas tecnologías? El dogma actual, sin embargo, identifica la felicidad individual y colectiva con la capacidad de estar conectado y multiconectado con la consecuencia siguiente: toda crítica y todo escepticismo expresa y descubre un rechazo al progreso y al porvenir, ya que la idea del progreso se identifica estrictamente con las nuevas tecnologías de comunicación".

Considero exagerado manifestar que las preguntas que plantea no han sido, por lo menos, consideradas y estudiadas. Es verdad que son más quienes plantean una aceptación ciega a las nuevas tecnologías, pero así ha sido en el pasado. Falta que una, o varias mentes lúcidas describan el problema, y lo ilustren, con mayor claridad.

El autor ofrece esta tesis: "todo cambio técnico o estructuración de un nuevo mercado, no es una ruptura en una economía generalizada de la comunicación, puesto que una economía de la comunicación a escala individual o social es diferente a una tecnología. Si una tecnología de comunicación juega un papel esencial, es porque simboliza, o cataliza, una ruptura radical que existe simultáneamente en la cultura de esa sociedad. No ha sido la imprenta la que, por sí misma, ha cambiado Europa, sino es el vínculo entre la imprenta y el profundo movimiento de reconocimiento ejercido por la Iglesia Católica. Es la Reforma la que ha dado el sentido a la revolución de la imprenta; y no la imprenta la que ha permitido la Reforma". Cierto. Es, a mi juicio, una afirmación llena de sabiduría.
Concluye así que es precisamente el rechazo a pensar verdaderamente en la comunicación lo que explica la influencia excesiva del discurso tecnológico y económico.

Resumen: "Si las tecnologías son el elemento evidente de la comunicación, la esencia es, entonces, el modelo cultural que transportan y el proyecto relacionado con el rol y la organización del sistema de comunicación en una sociedad; pero el salto adelante en las técnicas presenta la ventaja considerable de evitar una reflexión del conjunto y de ofrecer una comprensión, aparentemente, inmediata".

Pienso que también influye el hecho de que la tecnología es una moda, y las modas van en la misma dirección: la sumisión, la ciega creencia en la tecnología y en el mercado, la certeza de que todo va a cambiar gracias a la tecnología, que abre paso a la modernidad.

No obstante, apoyo a Wolton cuando asegura que cada nueva generación tecnológica resuelve algunos de los problemas anteriores, desplaza a otros y crea otros nuevos. Puntualiza que la moda de un nuevo medio "no constituye una superación de la problemática de los medios de comunicación de masas, sino que más bien constituye una adaptación a la evolución actual, a una individualización de los gustos de los comportamientos. Pero en el proceso se dejan intactos muchos problemas más complicados de nuestras sociedades, como la cuestión de la comunidad nacional o de la convivencia cultural en el seno de la comunidad internacional".

El debate de estos problemas no se ha dado, según el autor, porque la sociedad occidental experimenta un síntoma de desconfianza en la comunicación a gran escala. La comunicación, estudiada en su plano individual, es siempre acusada de transformarse en arma de manipulación en el plano colectivo. Puede tener razón Wolton pero hasta cierto punto porque ya nadie habla de manipulación masiva. Todas las teorías coinciden en el punto de la soberanía del receptor. Su comentario suena desfasado.

Añade: "Esta desconfianza es paradójica porque se considera a la vez a la comunicación como un valor de emancipación. Desde el siglo XVI, es el complemento y la condición de todas las emancipaciones del individuo. Durante el siglo XX, se vinculó la comunicación a la llegada de la democracia de masas, con el sufragio universal y la información para todos. La lucha por la igualdad, la libertad individual son inseparables de la problemática de la comunicación".

"Sin embargo, simultáneamente en el siglo pasado, hemos creído que la transmisión más eficaz acentuaba los mecanismos de influencias, y, como se pasaba de la sociedad liberal individual a la sociedad igualitaria de masas, hemos insistido en castigar violentamente el efecto de estandarización y de manipulación de los medios de comunicación de masas. Esto es lo que explica la seducción de las nuevas tecnologías, pues poseen todas las virtudes rechazadas por los medios de comunicación de masas; quizás porque el carácter individual y lúdico parece abrir una nueva etapa".

Respeto una idea central de Wolton en el libro que se refiere a que las nuevas tecnologías, como los medios masivos, "traducen" el problema de la comunicación interpersonal.
Con respecto a su señalamiento de que la desconfianza en los medios masivos es provocada en buena medida por la ausencia de interés por los numerosos trabajos teóricos sobre la posición de la comunicación en la cultura occidental, difiero. Exagera de pronto el autor. Sobran los estudios, precisamente en la sociedad occidental, y sobran también, sus lectores.

Ejemplifica: "Cuando afirmamos que la generalización de las redes de ordenadores y de satélites permitirá una mejor comprensión dentro de la comunidad internacional, estamos confundiendo, voluntariamente o no, comunicación normativa y comunicación funcional. Así reducimos la capacidad de comprensión entre pueblos, culturas y regímenes políticos que, por otro lado, todo separa, al volumen y al ritmo de intercambios entre las colectividades permitido por las redes. ¡Como si la comprensión entre las culturas, los sistemas simbólicos y políticos, las religiones y las tradiciones filosóficas dependiera de la velocidad de circulación de las informaciones!…Como si intercambiar mensajes más rápido significara entenderse mejor". Esto puede incluso provocar el efecto contrario, ciertamente. Me sorprende el paso del investigador de declaraciones sabias, lúcidas, a exageraciones y prejuicios difíciles de explicar.

Tiene razón, sin embargo, cuando detalla que la idea de una gran filosofía de los medios de comunicación de masas apareció, después de los años setenta, 'desfasada' y la continuidad económica y tecnológica finalmente se la llevó. Nos hemos olvidado, al paso de las nuevas tecnologías, de discusiones de la importancia del derecho a la información. En Internet aparecen miles de contenidos que denigrarían y escandalizarían a los consumidores de los medios masivos. Por eso el autor pide reivindicar el papel social y cultural para los medios y la comunicación.

La negativa de la sociedad que no demanda conocimientos de comunicación tiene, a su juicio, varias razones:

-El fantasma del poder total y de la manipulación de los medios de masas.
-La dificultad del análisis de los procesos de comunicación.
-La omnipresencia de las tecnologías en todos los actos de la vida cotidiana.
-El temor de las elites que se han sentido amenazadas por los medios de comunicación masiva que han desplazado las fronteras entre cultura de elite, cultura mediana y cultura de masas, sin reconsiderar su papel.
-La debilidad de una demanda de conocimiento por parte de la sociedad-
-La amplitud del movimiento con el cual las elites, los políticos y los periodistas, contrariamente a lo que había pasado con los medios masivos, se movilizan por las nuevas tecnologías.

* * * * *

Luego de su incisiva crítica, Wolton ofrece sus conclusiones al modo de propuestas para 'repensar' los nuevos medios de comunicación. En mi opinión, es una aportación brillante.
La tesis de este libro se basa en que es urgente desatar el yugo de la tecnología en lo que respecta a la comunicación, ya que lo esencial de ésta no es de orden cultural y social. "Lo esencial es la manera en que los hombres se comunican entre ellos y la forma en que una sociedad organiza sus relaciones colectivas. Si la comunicación está, por tanto, siempre definida por los elementos, técnico, cultural y social, y si la dimensión tecnológica cambia rápidamente, las otras dos dimensiones son al menos igual de importantes".

Afirma Wolton que la historia de la comunicación y de sus teorías muestra tres fenómenos: "una verdadera revolución existe cuando hay un encuentro entre una innovación tecnológica y mutaciones culturales y sociales en los modelos de comunicación, hecho éste que resulta extraño. Después, las tres dimensiones interaccionan, evidentemente, son las dimensiones sociales y culturales las más importantes, incluso aunque parezcan en general menos espectaculares que las innovaciones tecnológicas. Las nuevas tecnologías no bastan para cambiar la sociedad, para modificar la organización social y el modelo cultural de comunicación".

"De momento, las nuevas tecnologías, igual que los medios de comunicación de masas, reflejan la misma sociedad, la sociedad individualista de masas, las nuevas tecnologías tienen la ventaja de estar al mismo nivel que la lógica individualista dominante en la sociedad, mientras que los medios de comunicación de masas están al mismo nivel que la problemática del gran público y la democracia de masas. Una mutación cultural y social de la comunicación aportará quizás mañana otra significación a las nuevas tecnologías, pero esto aún es incierto".

Por tanto, sugiere que para prevenir inevitables contradicciones vinculadas a la instalación masiva de las nuevas tecnologías de comunicación es conveniente recordar que éstas no surgen de la nada. Recordemos que esas tecnologías, aunque se ha anunciado, no anulan el papel y la utilidad de las otras tecnologías, sobre todo las de los medios de comunicación. ¿Cuántas veces se ha difundido que las revistas y los diarios desaparecerán y sólo quedarán modernas versiones virtuales? La tecnología ofrece alternativas, por ejemplo para quien está lejos y no accede a un ejemplar impreso, pero no anulan a los medios impresos, como tampoco a los electrónicos.

Añade: "..en todo estado de causa, si los modelos culturales y sociales de la comunicación no evolucionan conjuntamente ante la llegada de las nuevas tecnologías, habrá, tras una fase de adaptación, profundas resistencias".

El problema no es la llegada de las nuevas tecnologías, creo, ni que sean el futuro. Los medios de comunicación, viejos y nuevos son, en realidad, complementarios.

Wolton alerta sobre el actual peligro grave que concierne al determinismo tecnológico que ve en la tecnología la esencia de la comunicación. ¿Por qué? "En primer lugar, porque la amplitud de sus aplicaciones durante los diez años siguientes será tal que existe el riesgo de que aparezcan numerosos conflictos sociales, políticos y económicos. Las otras dos dimensiones, sociales y culturales, efectuarán entonces un regreso más o menos pacífico para compensar esta sobredeterminación. Después, porque la revolución tecnológica está tan vinculada a intereses económicos potentes, vinculados ellos mismos al proyecto de la globalización económica, que será necesaria más y más energía y voluntad para evitar que esta dimensión económica y funcional de la comunicación conduzca a la dimensión normativa". Convence Wolton.

Sus conclusiones, a continuación:

-El objetivo de la comunicación no es tecnológico, sino que concierne a la comprensión de las relaciones entre los individuos y entre éstos y la sociedad. Es la elección entre socializar y humanizar la tecnología o tecnificar la comunicación. "Lo esencial de la comunicación no es de tipo tecnológico, sino antropológico y cultural; por eso la productividad de las tecnologías no puede jamás sustituir a la lentitud y las imperfecciones de la comunicación humana, sino que, por el contrario, esto explica por qué se dotan regularmente las tecnologías de comunicación con la capacidad de resolver los problemas de comunicación humana y social".
-Desarrollar los conocimientos para relativizar la ideología tecnológica. "Si bien las nuevas tecnologías constituyen un evidente progreso tecnológico, ello no basta para crear un progreso en la historia y en las teorías de la comunicación. Todo lo que es nuevo no es moderno. Todo lo que es moderno no es mejor".
-Es importante una oferta de calidad por medio de los medios de comunicación. "El progreso no se sitúa exclusivamente del lado de la lógica de la demanda que se realiza en las nuevas tecnologías. La lógica de la oferta es un verdadero reto, no tecnológico sino cultural". Me parece justo la idea de ofrecer al público una gama amplia de productos y contenidos de comunicación, de manera que todas las diferencias culturales y sociales encuentren una oportunidad de satisfacción. Los medios deben representar y satisfacer, a todos.
-La comunicación a distancia no sustituirá a la comunicación humana directa. "Cuanto más puedan comunicarse los hombres a través de medios sofisticados, interactivos, más ganas tendrán de verse; el reto de la comunicación tecnológica no se sustituye por la necesidad de la comunicación directa". Es verdad, pero Wolton olvida que la tecnología, ante la imposibilidad de comunicarnos, por ejemplo con los que viven lejos, es un bálsamo.
-No se deben singularizar demasiado estas tecnologías, porque nos olvidamos que pertenecen a una historia muy antigua. "Además, las tecnologías han podido dominar la naturaleza y la materia a costa de cambios económicos y sociales y de desequilibrios que nadie había previsto". Quiero rescatar en este punto un gran aprendizaje que nos brindó la lectura de Neil Postman, en el sentido de que siempre hay un precio que pagar por el progreso.
-Es preciso desconfiar de la multiconexión. "Es suficiente ver la esclavitud que representa el teléfono móvil para entender lo que es la enajenación de la conexión. Son las máquinas las que se conectan, además, no los hombres".
-Si la comunidad internacional es una realidad en constante construcción, la mundialización de la comunicación no sabrá ser su símbolo. "No hay nada más falto que la idea dominante, según la cual la mundialización de las tecnologías es el medio de conseguir esta comunidad internacional. Son, sin duda, una condición necesaria, ya que no es posible la cooperación sin un mínimo de medios técnicos que permitan la circulación de la información, aunque esta cooperación minimalista deja del lado el sentido esencial que concierne a las condiciones de acercamiento y de intercomprensión".

Wolton cierra el libro con una buena ilustración:

El teléfono y la radio, para ejemplificar -dos medios de comunicación antiguos-recuerdan también que lo esencial de su papel consiste en la ayuda modesta, aunque indispensable, que aportan a los hombres para que se entiendan mejor: tratar de entenderse, a falta de verse. Me pregunto: ¿Acaso no ofrecen las nuevas tecnologías esta misma posibilidad? Vence en ocasiones a Wolton su desconfianza, que critica en el caso de los medios masivos, en contra de las nuevas tecnologías. Aunque hace aportaciones valiosas, noto en su obra un prejuicio. Lamento que le haya faltado al autor el equilibrio..


María Scherer Ibarra
 

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