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El periodismo de investigación en El Salvador: Una visión futurista
 

Por Antonio Herrera Palacios*
Número 22

"¡Qué precisión! ¡Qué tenacidad! ¡Usted rastreó esta historia de corrupción aun cuando llegaba a los propios dueños de este periódico! No recuerdo haber visto un trabajo de investigación periodística superior. Está despedido."
(Tomado del libro Jugar Limpio, de John L. Hulteng, y publicado originalmente en el The Miami News)

Por naturaleza propia el periodismo debe ser investigativo. De hecho, la investigación forma parte importante en el proceso de recolección y transmisión de información hacia la opinión pública. Si esto es así, ¿qué debemos entender entonces por periodismo de investigación? La respuesta no es fácil; de hecho, definir esto ha sido motivo de debates en toda América Latina.

Relacionado con esta misma interrogante, Gerardo Reyes explica en su libro Periodismo de Investigación que "Hay muchas personas que creen que el periodismo de investigación es un invento cinematográfico estadounidense lanzado hace veinte años con motivo del estreno de una película que muestra a dos intrépidos periodistas trabajando día y noche para deponer a un presidente". Las interpretaciones sobre esto pueden ser variadas. Particularmente, considero que esta comparación tiene mucho significado, en el sentido que pareciera que realizar investigación periodística con seriedad es solamente ciencia-ficción.

Las razones de esta creencia se basan en el hecho de que, al hablar de periodismo investigativo, estamos haciendo alusión a aquel que va más allá del simple hecho noticioso, al que trasciende de la simple investigación de la nota del día, a la que está presionada por la hora del cierre. En este aspecto es precisamente en donde debe buscarse la diferencia entre el periodismo informativo o noticioso y el investigativo. Reyes sostiene sobre este aspecto que la diferencia radica en dos puntos: tiempo y profundidad.

Dadas estas pequeñas ideas introductorias sobre lo que es el periodismo investigativo, podremos analizar cuál es el desarrollo o el estado en que éste se encuentra en El Salvador y cuáles son las perspectivas.

Un pasado sin investigar

Tradicionalmente en El Salvador, la prensa, en general, sirvió a los intereses de muy pocos. Hablar de investigación periodística prácticamente era una tema vedado. La situación política, social y militar que vivió el país, no permitía ni tan siquiera hablar sobre el tema. Algunos medios, por ejemplo, en la época del conflicto armado, sufrieron las consecuencias directas de profundizar en algunas investigaciones, que por la misma razón conflictiva eran temas delicados y porque sobre todo se protegían intereses particulares. Periódicos como la Crónica del Pueblo fueron virtualmente desmembrados hasta obligarles a cerrar. Otros más sufrieron atentados que, independientemente del sector que vinieran los ataques, simple y sencillamente no permitieron el desarrollo del periodismo investigativo.

A esto, y no menos importante, debe agregarse el hecho de la falta de profesionalización de los periodistas y los bajos salarios producto de esa carencia académica. Pero además, y por qué no decirlo, del aprovechamiento de los empresarios de medios para remunerar mal a aquellos que empíricamente se formaron en las salas de redacción y que de alguna manera eran fácilmente manejables a los intereses empresariales. Esto no sólo no permitió el desarrollo de un periodismo investigativo, sino que además contribuyó a fomentar la corrupción de periodistas que durante muchos años recibieron prebendas de funcionarios del estado o de intereses empresariales.

La nueva realidad

No cabe duda que el periodismo salvadoreño ha entrado a una nueva etapa. La guerra, si se quiere, obligó a una mayor profesionalización. Ahora el periodista tiene más conciencia de su rol y está preparado académicamente mejor. Se están dando ya los primeros pasos de un periodismo investigativo. "En El Salvador la guerra tuvo al menos un resultado positivo, por cuanto la prensa comenzó a surgir como un cuerpo más cuestionante y profesional". (Marylene Smeets)

Esos pasos han sido dados por los dos principales periódicos nacionales, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, y están abriendo cierta brecha abordando algunos temas de interés que antes era difícil de investigar. Los principales temas relacionados con el combate de la corrupción muy poco se han tocado. Principalmente los casos judiciales han acaparado la investigación y algunos temas relacionados con la economía.

Esa brecha se abrió en 1994, dos años más tarde de la firma de los Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la Ex Guerrilla, con la aparición del semanario Primera Plana. Por primera vez en el país se comenzaron a tocar temas que no gustaron a muchos, pero que sirvieron de inspiración a las nuevas generaciones de periodistas que se formaban en ese entonces en las aulas universitarias. "El semanario Primera Plana, pese a que se clausuró después de nueve meses, ha ejercido influencias considerables sobre el periodismo en El Salvador. Fundado en 1994 por ex-guerrilleros, esta revista quiso establecer seriamente el periodismo "esculcafangos" en El Salvador. El corresponsal veterano Thomas Long, que fue asesor del proyecto, dice: "Estábamos publicando reportajes que otros medios no publicaban en aquella época". (Marylene Smeets )

A partir de aquí y, pese al cierre de Primera Plana, provocado por el ahogamiento económico de los anunciantes que bloquearon sus pautas publicitarias al semanario, el periodismo salvadoreño comenzó a tomar otro rumbo. Los frutos se pueden ver hoy día en publicaciones como Vértice, de El Diario de Hoy y Enfoques, de La Prensa Gráfica.

Pero no todo es color de rosa. Al inicio de este artículo, he citado el texto de una caricatura que ilustra la conversación entre un director de periódico y un reportero. La comparación es simple: el periodista puede investigar, pero siempre y cuando no se lesionen los intereses del medio. El principal problema radica allí, en el medio mismo, en su estructura y en su forma de concebir el ejercicio periodístico, no tanto en quienes ejercen directamente -es decir los reporteros- sino en quienes les dirigen.

Aún no se ha cambiado la mentalidad de que cuando se tocan los intereses comerciales del medio, la labor social del periodismo queda relegada a un segundo plano. Temas que menoscaben la integridad o imagen de una empresa que es potencialmente un cliente que deja muchos ingresos para el medio, son prácticamente intocables.

Hace unos dos años, en una capacitación de la Asociación de Periodistas Contraportada, que trataba el tema del periodismo de investigación, un colega de un noticiario de televisión narró el caso de un reportaje que hablaba sobre la contaminación que una empresa local estaba produciendo no sólo al medio ambiente, sino a quienes trabajaban en ella. Se habían documentado casos de personas que habían adquirido cierta enfermedad e inclusive de fallecidas como producto de la contaminación. El noticiario anunció horas antes la publicación del reportaje para su espacio de la noche. Sin embargo, en horas de la mañana los propietarios de esa empresa se presentaron, hablaron con el director y por la noche, después de haberlo publicitado grandemente, éste no se publicó. No hubo explicaciones, los televidentes quedaron burlados y las llamadas telefónicas para acusar al periodista de "vendido" no se hicieron esperar. El periodismo quedó por los suelos.

Más allá de esto, los periodistas están tratando de involucrar a los propietarios para que se tome realmente conciencia del papel de la prensa con la sociedad. Esto no es una tarea fácil ni será algo que se logre de la noche a la mañana. Lo importante es que se sigan propiciando espacios de acercamiento entre periodistas y dirigentes. Entonces, el rol activo del periodista es fundamental para seguir abriendo esa brecha.

El director del periódico Co Latino, Francisco Elías Valencia, considera que si bien es cierto que en el país se ha comenzado a ejercer periodismo investigativo, hace falta desarrollar uno de sus principales componentes: la profundidad. Aunque se ha profundizado en el análisis de algunos temas, esto no quiere decir que la información lograda sea totalmente sustanciosa, pues en un país como El Salvador en el que aún predominan los intereses particulares, el acceso a las fuentes de información sigue siendo un problema de mucha consideración, sobre todo si estas se relacionan con los aparatos del estado. A esto debe agregarse la capacidad o sagacidad del periodista para recolectar la información.

La investigación del periodista

Debe también hacerse una análisis sobre la labor del periodista. Un punto importante a considerar es la investigación que el periodista hace para recabar sus datos. La periodista guatemalteca Celeste Rodríguez, de elPeriódico considera que "no es ético conseguir información sobre temas que puedan convertirse en portada del medio e incluso del resto de medios que circulan en el país, si para lograrlo se cae en vicios iguales a los que puedan estarse señalando en las notas investigativas (sobornos, compra de información)". Traigo a cuenta esta reflexión, puesto que si bien es cierto debe generarse una nueva cultura de investigación periodística, ésta debe basarse en ciertos principios éticos.

Celeste agrega sobre este punto, que hay quienes lo consideran permisible si con esa información se pueden señalar actos anómalos, principalmente si en ellos están involucrados funcionarios públicos. Vale decir a este respecto, que la Asociación de Periodistas Salvadoreños -APES- ha trabajado en la elaboración de un Código de Ética que regule de alguna manera la actividad periodística.

Recalcando este punto, me parece oportuno citar del libro Jugar Limpio, de John L. Hulteng, la siguiente reflexión: "La finalidad primordial de la recolección y distribución de noticias y opiniones es la de servir al bienestar general a través de la información y de capacitarla para elaborar un juicio sobre las cuestiones de su tiempo. Los hombres y mujeres vinculados con la actividad periodística que abusan del poder, de su rol profesional para beneficio propio o con propósitos indignos defraudan esta confianza pública".

La alusión es clara. Si bien es cierto el periodista investigador y, sobre todo aquel que busca esclarecer hechos de corrupción, debe realizar su investigación, pero sin menoscabo de los principios éticos que guían el ejercicio periodístico, porque el peligro de caer en actos de corrupción para conseguir cierta información está latente. No se trata de dar fórmulas mágicas, simplemente se trata de saber dilucidar hasta dónde se puede llegar, pues cada caso tiene o tendrá sus propias características.

Un punto que me parece igualmente importante sobre este aspecto es el papel de las universidades que actualmente trabajan en la formación de futuros profesionales del periodismo. Al menos unos 3500 estudiantes se encuentran en proceso de formación y a ellos debe inculcárseles desde las aulas, los principios éticos del ejercicio periodístico, el valor de la investigación y sobre todo, el papel activo que ellos deben jugar en este proceso de transición que vivimos actualmente y que en un futuro quizá nos pueda permitir desarrollar un verdadero periodismo investigativo, sin ataduras, sin protección de intereses comerciales y con la visión clara de la función que el periodismo tiene con la sociedad.

Debe caer el telón aquel que dice que la prensa es el cuarto poder. Los periodistas y los empresarios no pueden tomar más este precepto, porque el poder corrompe y ciega. Concluyó retomando uno de los principios de Joseph Pulitzer que dice: "El periodista tiene una posición que es toda suya. Sólo él tiene el privilegio de moldear la opinión, tocando los corazones y apelando a la razón de cientos de miles cada día. He aquí la más fascinante de todas las profesiones".



Referencias bibliográficas de apoyo:

- Periodismo de Investigación, Gerardo Reyes. Editorial Trillas, Primera Edición 1996. México
- Jugar Limpio, John L. Hulteng. Ediciones DEVENIR, Buenos Aires 1993.
- "El periodismo en la etapa de posguerra en Guatemala y El Salvador", Marylene Smeets.
Sala de Prensa, No. 10, agosto de 1999, www.saladeprensa.org (sección Periodismo de Investigación).
- "Alma Mater, La idea fundacional de Joseph Pulitzer", publicación de la Secretaría General Departamento de Información y Prensa de la Universidad de Antioquia, Colombia, Abril de 1999.


*Antonio Herrera Palacios
es periodista y docente de la Universidad Tecnológica de El Salvador. Con una maestría en Educación Superior, actualmente está en proceso de obtener el Doctorado en Ciencias de la Información, en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, España. Este texto fue publicado en Sala de Prensa. (http://www.saladeprensa.org No. 24, octubre de 2000, Año III, Vol. 2).

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