Por Darío Klein*
Número 22
"Revelar
al mundo algo que le interesa profundamente y que hasta
entonces ignoraba, demostrarle que ha sido engañado en algún punto
vital para sus intereses temporales o espirituales, es el mayor
servicio que un ser humano puede prestar a sus semejantes"
John Stuart Mill
1.
AMPLIACIÓN DE LA AGENDA MEDIATICA
La tarea de "perro guardián"
que el sistema democrático le asigna a la prensa se ve potenciada
cuando hablamos de periodismo de investigación. Consideramos que
ninguna otra forma de periodismo cumple esta misión con más idoneidad.
El director del diario ABC,
Luis María Ansón, lo explica claramente:
"El periodismo de investigación
asume la parte más delicada y difícil en esa misión de defensa
de la transparencia democrática, al sacar a luz los casos, a menudo
ocultos e invisibles por su propia naturaleza".
1.1. El periodismo de investigación
agrega información
Si los medios de comunicación de
masas construyen la realidad social e inciden en lo que la opinión
pública conoce, el periodismo de investigación colabora en esa tarea
aportando nuevos temas para la agenda mediática y ampliando el espectro
de los acontecimientos noticiosos.
Como veíamos hacia el final del capítulo
anterior, la producción noticiosa habitualmente se inicia con acontecimientos,
que son la materia prima de la noticia.
Sin embargo, el periodismo de investigación
se separa del resto de las prácticas periodísticas de los mass media
porque, en su caso, acontecimiento y noticia son lo mismo.
Una investigación periodística, por
su naturaleza de ir a buscar aquello que se resiste a ser revelado,
descubre o crea el acontecimiento.
La publicación de una historia de
investigación es un acontecimiento en sí misma y normalmente introduce,
agrega o revive un tema en la agenda mediática. De esta manera,
no hace más que enriquecer el debate público, agregándole temas
y argumentos.
2.
EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN, PERRO GUARDIAN DE LA SOCIEDAD
Pero el periodismo de investigación
no solamente agrega cantidad de temas al marco cognitivo democrático.
Sobre todo, agrega calidad.
Javier del Rey plantea que "la
calidad de la democracia depende de la calidad de la comunicación
que se produzca en la democracia" (Del Rey, 1989, p. 229),
y afirma que "sólo se consigue una efectiva democratización,
o una mayor democratización en una sociedad democrática, en razón
de sus instituciones, mediante un aumento de la calidad y de la
racionalidad de la comunicación social que en ella se produce"
(ibid., p. 33) y que "un incremento en la calidad de la comunicación
supone siempre perfeccionamiento y consolidación de la convivencia
en democracia" (ibid., p. 215).
Y, como lo indicaban los periodistas
de investigación españoles, con expresiones como "es periodismo
puro" (Eduardo Martín de Pozuelo), "es periodismo en estado
puro" (Francisco Mercado) o "cualquier labor periodística
debería ser de investigación" (Ramón Tijeras), el periodismo
alcanza su mayor grado de calidad y profesionalismo justamente con
el periodismo de investigación.
Mayoritariamente, los reporteros
y la bibliografía actual sobre periodismo coinciden en que solamente
el periodismo de investigación logra efectivamente iluminar las
zonas oscuras de la sociedad, conquistar el conocimiento a propósito
de algo y reducir la incertidumbre.
En las modernas y complejas democracias
modernas, es precisamente en el periodismo de investigación donde
se produce una comunicación social de mayor racionalidad y calidad.
El profesor Ted J. Smith, publicó
en 1991 un artículo en el que criticaba el trabajo de los periodistas
en general y decía que no estaban cumpliendo su rol de perro guardián,
entre otras cosas, porque:
- el ejercicio periodístico es básicamente
una actividad de escaso rigor intelectual y con marcada tendencia
a la simplificación;
- los periodistas suelen carecer
de conocimientos técnicos adecuados para la mayor parte de las
cuestiones complejas de la vida actual;
- el trabajo periodístico se ejecuta
sin la reflexión y el sosiego que son deseables en una adecuada
labor crítica (Martínez Albertos, 1994, p. 18).
Precisamente, esos defectos anotados
por Smith son los que pretende solucionar el periodismo de investigación.
Ese vacío que puede presentar, en algunos casos, la prensa que no
investiga, es justamente el que la investigación seria logra llenar.
Los formatos informativos habituales
no dan la posibilidad de reflexionar, de buscar más allá de lo evidente,
de explicar complejidades.
Como lo plantea James Deaking:
"Los noticieros vespertinos
de la TV disponen de unos 21 minutos para cubrir un mundo inmenso,
desordenado y complicado. Las consecuencias son la superficialidad
e incomprensión" (Deaking, 1991, p. 31).
Eugene Roberts, por su parte, lo
resume así:
"La sociedad -especialmente
nuestra sociedad democrática- empieza a fallar cuando no es adecuadamente
informada. ¿Informa a sus lectores un periódico que se niega a
hacer periodismo en profundidad, periodismo de investigación?
La respuesta es, enfáticamente, no. Sin el deseo de llevar a cabo
periodismo de investigación, un periódico falla a sus lectores.
Les da cobertura incompleta" (Roberts, 1988, p. 12).
Según Philip Meyer, el punto débil
del tradicional periodismo de actualidad es:
"que el periodista carece
de una certeza de criterio para calibrar las fuentes en conflicto
y se ve forzado a utilizar el tradicional objetivismo, el cual
implica la temeraria suposición de que todas las voces profesan
un equivalente afán por la verdad" (Meyer, 1993, p. 37).
Por eso, Martínez Albertos asegura
que:
"El papel del 'watch-dog'
se materializa justamente mediante la elaboración de los 'reportajes
de investigación" (Martínez Albertos, 1994, p. 24).
Y agrega:
"Por consiguiente, preguntarnos
sobre la vigencia de las tesis del perro guardián es preguntarse
sobre la utilidad práctica, en la vida de las comunidades políticas,
del reportaje investigativo. Más aún, podríamos concluir que la
revisión y puesta al día de la tesis del perro guardián viene
condicionada por la consideración de cuáles son los requisitos
técnicos y deontológicos para la preparación y redacción última
de un correcto reportaje de investigación" (Martínez Albertos,
ibid., p. 24).
John Suart Mill, al ligar su concepto
de libertad al de verdad y hablar de la utilidad de la heterodoxia,
hace una descripción que goza de especial significación, aplicada
al análisis del periodismo de investigación:
"revelar al mundo algo que
le interesa profundamente y que hasta entonces ignoraba, demostrarle
que ha sido engañado en algún punto vital para sus intereses temporales
o espirituales, es el mayor servicio que un ser humano puede prestar
a sus semejantes" (Stuart Mill, 1979, p. 77)
Al fin y al cabo, todo se reduce
a la necesidad de una prensa libre en las sociedades democráticas.
Y creemos que el lugar donde dicha libertad se demuestra más patentemente
es precisamente en el periodismo de investigación.
Esta práctica periodística supone
el extremo más osado de la libertad de expresión: una prensa que
investiga y denuncia a las propias instituciones que garantizan
su libertad.
3.
EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN ENRIQUECE EL DEBATE
Como vimos previamente, Robert Dahl
identificaba el grado de riqueza del debate público como un elemento
fundamental para medir la democratización.
Y precisamente, mediante la ampliación
de la agenda de temas y a través de una mayor calidad y racionalidad
en la comunicación, las revelaciones de los periodistas de investigación
no hacen más que enriquecer ese debate.
El debate público no solamente se
potencia a través de la presentación de todas las partes, de todos
los puntos de vista, de todas las caras de la moneda.
Es más, en sociedades tan complejas
como las actuales, ese embotellamientos de mensajes a veces simplemente
aumenta la confusión del público y, contradictoriamente, puede dar
lugar a un deterioro en la comunicación.
El periodismo de investigación independiente
intenta solucionar ese problema. Intenta desenmarañar y captar más
claramente la compleja realidad que nos rodea.
Javier del Rey lo explica de la siguiente
manera:
"No es suficiente la pluridad
de emisores y no es suficiente la libertad que para todas las
opiniones quería y propugnaba el filósofo inglés (Stuart Mill):
al periodista se le supone amplia formación porque su tema es,
en definitiva, hurgar en la sociedad, distinguir entre medios
y fines, priorizar, y conseguir racionalidad en el tratamiento
de los temas socialmente relevantes" (Del Rey, 1989, p. 47).
La simple presentación de versiones
antagónicas de los hechos ya dejó de ser efectiva. Hoy, cada vez
más, el poder político, social, privado y/o cultural tiende a inmunizarse
contra la falsación y la crítica.
Por eso, los medios de comunicación
independientes tienen la función de contestar las versiones promulgadas
por el poder con la versión, contrastada y verificada, más cercana
a la verdad.
Montserrat Quesada afirma que:
"las sociedades modernas y
los tiempos actuales exigen que la libertad de información y la
crítica pública del poder no se construyan solamente a partir
de simples opiniones de los más atrevidos. Es necesario que tales
opiniones vayan respaldadas por la solidez de los hechos y para
ello el trabajo de investigación es tarea ineludible" (Rodríguez,
1994, p. 11).
Hagan o no hagan periodismo de investigación,
los medios cumplen la función de construir la realidad social. Esta
realidad será más o menos cercana a la verdad, más o menos completa,
más o menos diáfana, dependiendo de la calidad del periodismo al
que acceda la sociedad. Y ni el periodismo de actualidad, ni el
periodismo de declaraciones, ni las filtraciones interesadas y ni
siquiera el periodismo de denuncia logran la claridad, la profundidad
y la certeza que sí puede lograr el periodismo de investigación.
Ninguna de esas prácticas periodísticas
cumple tan acertadamente la tarea de perro guardián de las instituciones
democráticas. En todos estos casos, el producto periodístico simplemente
refleja versiones interesadas de la realidad que no colaboran a
la racionalidad ni aclaran tan eficientemente aquellos aspectos
de la realidad que permanecen en la penumbra.
Como nos dijo Philip Meyer, el padre
del periodismo de precisión:
"Una sociedad democrática
necesita modos de poner a prueba la realidad. Los políticos y
los grupos de interés definen la realidad para que ésta se amolde
a sus necesidades. Los periodistas de investigación pueden poner
a prueba sus versiones de la realidad acumulando hechos que puedan
crear una realidad más objetiva".
Además de controlar a las instituciones
y enriquecer el debate público, el periodismo de investigación tiene
como función justamente cuidar a la propia democracia, denunciando
a aquellos que subvierten las reglas del juego democrático.
Y así como las investigaciones pueden
abarcar todo el espectro de la realidad que va desde lo individual
a lo institucional o desde lo social a lo político, su papel de
control, de sacar temas a luz, de desentrañar lo oculto, lo ocultado
y lo olvidado, de aclarar lo complejo, se cumple también a lo largo
y ancho de la sociedad y no se reduce solamente a los aspectos electorales.
3.1. Combate contra la complejidad
Volvamos una vez más a Robert Dahl,
quien, como ya vimos, argumentaba que el tamaño de las sociedades
modernas, dinámicas y pluralistas
convertían a estas sociedades en
entramados cada vez más complejos y generaban instituciones y gobiernos
cada vez más inabarcables.
Ante esta situación ineludible, el
periodismo de investigación cumple la función de ayudar a los ciudadanos
a participar en las decisiones que afectan a sus vidas, desenredarles
y llevarles de manera lo más clara posible una síntesis de la realidad
que los rodea.
En otras palabras, tal como afirma
la hipótesis de partida, construir un marco cognitivo más rico y
adecuado a la creciente complejidad de las sociedades democráticas
o en proceso de democratización.
No solamente es un hecho que los
ciudadanos no tienen prácticamente otra forma de acceder a las decisiones
de las instituciones que rigen su vida que a través de los medios
masivos, sino que, ante la complejidad de la sociedad y el gobierno,
no pueden hacerlo sin un tipo de periodismo de calidad que logre
racionalizar y organizar ese mundo.
A estas alturas seguramente sería
ocioso repetir que ese es uno de los fines del correcto periodismo
de investigación.
Dice Eugene Roberts:
"A medida que el gobierno
se vuelve más grande y más complejo, lo mismo que la sociedad,
a medida que la ciencia y la tecnología explota, a medida que
los temas se vuelven más opacos y arrolladores, el periodismo
convencional se vuelve cada vez más inadecuado" (Roberts,
1988, p. 12).
Por eso, Philip Meyer sostiene que,
para los periodistas:
"hubo un tiempo en que todo
lo que hacía falta era amor a la verdad, vigor físico y cierta
gracia literaria. Todavía el periodista necesita esos recursos,
pero ya han dejado de ser suficientes. El mundo se ha vuelto tan
complicado, el incremento de información disponible tan ingente,
que el periodista tiene que ser alguien que investiga y no sólo
que transmite, un organizador y no sólo un intérprete, así como
alguien que reúne y hace accesibles los hechos" (Meyer, 1993,
p. 25).
*Darío Klein
periodista uruguayo, es miembro del Consejo
Editorial de Sala de Prensa.
Actualmente trabaja en la cadena de televisión estadunidense CNN,
en Atlanta, como editor periodístico y periodista de investigación.
Es doctor en periodismo, por la Universidad
Complutense de Madrid, con una tesis realizada sobre Periodismo
de Investigación, de la cual reproducimos éste que es el capítulo
V. Este texto fue publicado en Sala de Prensa.
(http://www.saladeprensa.org
No. 29, marzo de 2001, Año III, Vol. 2). |