Por Mario
Alfredo Cantarero
Número 22
"Resulta curioso
cómo los medios de comunicación de masas, que son
tan agresivos para examinar el desempeño del resto de los
actores sociales y políticos, no lo son con ellos mismos,
menos aún existen pautas para evaluar sus efectos más
allá de asuntos circunstanciales."( Raúl Trejo
Delarbre: 1995:8)
En los últimos
años, como resultado de la apertura política posibilitada
por los Acuerdo de Paz, los medios de comunicación social
han estado dando muestras de un ejercicio más profesional
y con mayores libertades políticas, especialmente la televisión
y la prensa, a través de sus espacios de discusión
o de sus suplementos dominicales, puestos que han sometido muchos
temas de trascendencia nacional al debate público.
Con este hacer pública
la información sobre lo que ocurre, lo que ha ocurrido o
lo que ocurrirá, los medios de comunicación social,
desde su labor específica, han estado ejerciendo presión
social y política para que las instituciones de gobierno
funcionen normalmente. Ejemplos de presión informativa han
sido los casos de Katya Miranda, Los Casinos, la explosión
del polvorín en un cuartel de la Fuerza Armada, la delincuencia
dentro de la PNC, el espionaje telefónico, etc. De no haber
circulado públicamente la información sobre estos
temas, quizá los temas o los problemas nunca se hubieran
asumido seriamente en las instituciones competentes.
Sin embargo, se manifiestan
algunas informaciones cuyo contenido y enfoques llaman a la reflexión
sobre el papel del periodismo en la sociedad, específicamente
sobre los límites al derecho de informar y sobre quién
debería fiscalizar a los medios de comunicación social,
para que funcionen "como deben" en una democracia moderna.
Se considera importante
el punto porque no puede ser que los periodistas por sí mismos
se atribuyan facultades omnipotentes al decir cualquier cosa sobre
cualquier persona o institución con el pretexto de la libertad
de expresión, sin importarles que en varios casos se destroza
la vida de personas inocentes, se atropella injustamente el trabajo
o la imagen de alguna institución o se somete a psicosis
colectiva a la población con imágenes amarillistas
o espectacularizantes.
LA IMAGEN MEDIÁTICA,
RECONOCIMIENTO SOCIAL
No considero a los
medios de comunicación social como entidades omnipotentes,
capaces de cambiar opiniones o comportamientos de las personas mecánica
y unidereccionalmente; pero sí creo que actualmente los medios
son parte constitutiva de la cultura y que son capaces de determinar
los márgenes de discusión en la sociedad. Como dice
Rodrigo Miquele Alsina, prestigioso académico catalán,
los medios son capaces de imponer su agenda en el proceso de construcción
social de la realidad (1989) Pero, ¡gracias a Dios!, no deciden
cómo debemos pensar y actuar en la vida cotidiana.
En este margen de
posibilidades de los medios, como fuentes para la construcción
del ambiente público, disponen del poder necesario para favorecer
el bien común y procurar el respeto de los derechos individuales
y colectivos; además, pueden maniobrar discursivamente para
estropear o dañar los derechos individuales y colectivos,
en el espacio público.
Como he dicho en
otras oportunidades, la imagen mediática, es decir, la representación
que crean los medios en la sociedad es una viñeta imborrable.
Ante los ciudadanos, el imputado aparecido en la televisión
o en los periódicos no es "presuntamente ladrón",
sino "ladrón al que hay que temerle porque de lo contrario
los dejará sin cartera". Por esta característicaimperante
de la imagen de los medios, con la disculpa o el perdón no
se puede resarcir el daño. Queda una mancha social imborrable.
Pero también,
la imagen que crean los medios de comunicación social puede
beneficiar a los sujetos o instituciones sociales. En este sentido,
la información de los medios puede promoverlo al estrellato
o lanzarlo para que se estrelle.
Por esta razón
mediática, los actores sociales o políticos piensan
sus acciones desde la comunicación pública; más
que pensarlas desde el punto de vista de la pertinencia y beneficio
para la nación. Ver su información en el espacio público
es sinónimo de éxito
de sus actividades.
ENTRE PRIORIDADES,
LO PRIMERO ES COMERCIAR
En la actualidad
a los medios de comunicación colectiva se les reconoce, además
de las de entretener, informar y orientar, otras tres funciones
claves en la sociedad posmoderna: la de comerciar, la de fiscalizar
y la de arbitrar socialmente. Indudablemente, en el país,
la función de comerciar también es la que determina
en primera y última instancia a los medios de comunicación
social.
El negocio en las
comunicaciones es clave en la medida que se constituye en el sustento
de las empresas y el que posibilita la independencia comunicativa.
Un medio de comunicación cuya función comercial ande
mal tiene pocas posibilidades de subsistir en la competencia comunicacional.
Los medios subsidiados tienen menos oportunidades de independencia
profesional. En ambos casos, se cierran los espacios que permitan
ofrecer productos comunicacionales, pertinentes cultural, moral
y técnicamente hablando.
En el caso contrario,
los medios que abusan del componente comercial, cometen el pecado
de inutilizar las otras posibilidades o de subyugar la información,
la orientación, la fiscalización o el arbitraje social.
Esta degeneración lleva al amarillismo
informativo, al desequilibrio
en el contenido redaccional y publicitario, al amarre de la
información
a los intereses mercantilistas de algunos anunciantes.
EMPUJANDO A LAS INSTITUCIONES
PÚBLICAS
La función
de fiscalizar, en sociedades como la nuestra, se torna imprescindible,
en la medida que sirven para diagnosticar permanentemente el funcionamiento
de las instituciones públicas, con la finalidad de posibilitar
de que trabajen adecuadamente en pro de la instauración de
la democracia. Se trata de aquella información a través
de la cual los medios de comunicación social dan cuenta del
funcionamiento y la gestión social de las instituciones del
Estado. Por ejemplo: manejo de los fondos públicos, el servicio
médico hospitalario del ISSS, la emisión fraudulenta
de títulos en algunas universidades privadas o estatales,
aprobación de leyes en la asamblea legislativa, los cuestionables
servicio en todas las instituciones del gobierno. Etc.
En esta dirección
es loable el trabajo de muchos medios, especialmente en el área
de prensa y televisión, con la fiscalización mediática
en los sonados casos: FINSEPRO e INSEPRO, Katya Miranda, casinos,
espionaje telefónico y otros. Tal ha sido el beneficio proveído
que, sin la intervención de los medios informativos, las
instituciones responsables de solucionar los problemas no hubiesen
actuado como lo han hecho en cada uno de ellos.
PROVEEDORES DE INFORMACIÓN
O ÁRBITROS PÚBLICOS
Además, los
medios han estado actuando como intermediarios entre los sectores
sociales como proveedores de información. Significa que la
información se constituye como en un espacio donde los actores
sociales o políticos se informan, dialogan, discuten, actúan,
modelan y se promueven políticamente. Sobre esto es frecuente
oír de los funcionarios públicos: "yo no lo sabía;
me he dado cuenta a través de los medios..."
Asimismo, las instituciones
privadas o públicas obtienen de ellos la referencia sobre
lo que ocurre no sólo en su entorno social sino en su propio
ámbito de acción, a partir de la cual pueden pulsar
la calidad el servicio que están ofreciendo, diagnosticar
los problemas de su competencia para luego ofrecer soluciones o
alternativas viables, etc. Un caso ejemplar fue lo del estallido
del polvorín en un cuartel de San Salvador: mucha de la información
que situó a la Fuerza Armada y a todo el gobierno provenía
de la información periodística. Del buen ejercicio
del arbitraje social de los medios de comunicación social
se benefician todos los sujetos que tienen que ver con los problemas
del país. Sin embargo, como todas las esferas de la vida
cotidiana, el trabajo periodístico es una actividad humana,
en la que se pueden cometer errores, que pueden ser benéficos
o nefastos para los sujetos o las instituciones sociales.
INFORMACIÓN
PERIODÍSTICA, ABANICO DE POSIBILIDADES SOCIALES
Como hemos señalado
anteriormente, la imagen que difunden los medios de comunicación
se constituye en un reconocimiento social, que en el espacio público
tiene dos posibilidades favorecer el bien común o atentar
contra los derechos individuales o colectivos; que su prioridad
no es necesariamente informar a la población para servirla
sino comerciar como cualquier negocio; que tiene suficiente poder
público en su función social de fiscalización
para empujar a las instituciones públicas en el cumplimiento
de su función constitucional; y que, modernamente, se han
convertido en una suerte de proveedores de información en
la sociedad, con lo que se han constituido en el espacio predilecto
del debate político o el soporte de datos necesarios para
que dichas instituciones diagnostiquen y actúen socialmente.
En ese abanico de
posibilidades sociales que tienen los medios de comunicación
social a través de la información periodística,
en unos casos pueden actuar responsablemente a favor de los intereses
comunes de la sociedad, como cuando se presiona políticamente
para ejercer, agilizar y procurar justicia, por ejemplo en la cobertura
de la niña Katya Miranda; en otros, por su propia naturaleza,
pueden actuar
irresponsablemente
en contra de intereses colectivos y en beneficio de pocos, como
cuando se acusa, se culpa y se condena a los sujetos, a las instituciones
o a sectores sociales, por ejemplo, en la cobertura del movimiento
social de los médicos, a los cuales se los responsabilizó
subrepticia o abiertamente como los malos de la película
sobre la crisis del sistema de salud en el país, o de las
muertes que ocurrieran durante la duración del movimiento
laboral. Por sobre estas posibilidades de la información
periodística, es necesario aclarar teóricamente y
situarlas en su justa dimensión en el debate público,
de tal forma que, si es necesario normar el ejercicio
informativo, particularmente
creo que es una necesidad, se lo haga considerando la complejidad
del asunto y se beneficie a todos los involucrados y a la sociedad
en su conjunto.
LEY DE LA SELVA PERIODÍSTICA,
UN QUEBRANTO SOCIAL
Algunos reporteros,
bastantes editores y muchos propietarios de medios creen, como fieles
devotos de la tesis de la SIP, que "la mejor ley que existe
para regular el ejercicio periodístico, es ninguna ley..."
Al revisar todos los factores que configuran la
práctica periodística
en este país, esta postura no se sostiene teóricamente
por las siguientes razones: · Se trata de un planteamiento falaz.
Cuando en lógica se niega algo se afirma en tanto que se
trata de negar algo que existe o se supone que existe: "La
mejor ley es la que no existe" es porque "existe"
o "posiblemente existe". Más parece que con esta
tesis se está tratando de negar una realidad por conveniencia
comercial o política. Podría ser también por
desconocimiento del tema. · Se niega un derecho humano fundamental.
Implícitamente se propugna por un argumento bastante grotesco
en tiempos de pos-modernidad: la ley de la selva. En la sociedad
actual se tiende y se pretende actuar conforme a derecho. Tratándose
de una actividad humana, con enormes responsabilidades sociales
y políticas en una sociedad dominada por la información,
la práctica periodística no puede estar exenta de
las normativas legales. Incluso en la selva se respeta una normativa.
· Se trata de una
postura parcializada. De entre los sujetos que participan en el
proceso informativo (las fuentes, los medios, los periodistas y
los usuarios), en este planteamiento se privilegia la visión
de los empresarios de los medios, quienes, aún cuando son
un importante sujeto en el proceso de comunicación, no pueden
tener toda la potestad de juzgar a quienes quieran porque sí,
apriorísticamente, sin posibilitarles a los imputados mediáticos
el derecho de defensa o el de presunción de inocencia.
· Se irrespeta a
los derechos universales. Todos los salvadoreños, cualquiera
que sea su condición social, su posición política
o su situación jurídica, constitucionalmente tienen
el derecho a que se los presuma inocentes hasta que se les demuestre
lo contrario. Por otra, cada uno de nosotros tiene el derecho universal
a que se nos informe profesionalmente con apego a la verdad y de
acuerdo con las necesidades informativas de toda la población;
no sólo a las necesidades de los empresarios de la información.
CAMBIO DE CINTA:
DEL LIBRE EJERCICIO A LA INFORMACIÓN VERAZ
Cuando empresarios
de los medios de comunicación o los periodistas hablan sobre
el tema de "la libertad de prensa" o de "la libertad
de expresión", tratan de entender a toda costa que el
ejercicio libre del periodismo está marcado, en los fundamental,
por la presencia de restricciones y limitaciones a los periodistas
y a las empresas. Se ha entendido durante mucho tiempo que la actividad
periodística es unidireccional, pues la empresa encarga a
los periodistas la búsqueda y recolección de las noticias,
con el propósito de trasladársela al público
receptor. En este sentido, las empresas, más que los periodistas,
han decido qué se difunde, cómo se difunde, dónde
se difunde y cuándo se difunde. Los criterios de esas decisiones
no devienen del reconocimiento de las necesidades informativas del
receptor, sino en función de vender más ejemplares
o captar más públicos. Como consecuencia de estos
criterios, los medios en su tratamiento informativo diario se han
centrado en el escándalo –político, económico
y social-, o en pasiones del ser humano. Con base a esto, se puede
afirmar que el periodismo actual, con especial en el salvadoreño,
vive en su lógica cotidiana del espectáculo, de la
calamidad y de la desgracia de las personas y de la sociedad en
general.
En esta perspectiva,
José María Casasús (1992:42-43) reflexiona
sobre la creciente desvinculación del trabajo de los periodistas
con respecto a las necesidades de los receptores y respecto a las
cuestiones que afectan a su cotidianidad. Se trata esto de los llamados
"eventos periodísticos", cuya relevancia procede
de haber sido construidos como relevantes por el propio discurso
periodístico, como ocurrió la información sobre
n
sus propias noticias. Se trata de la contratación directa
de sus propias encuestas de preferencias electorales. Los periódicos
con mayor tiraje y los telenoticieros con mayor cobertura patrocinaron
en las últimas dos elecciones sondeos de opinión electoral,
que a todas luces se trataba de una intromisión parcializada
en el proceso político. Se cree que los usuarios de la información
(televidentes, radioescuchas, lectores) pasivamente tienen la obligación
de exponerse a cualesquiera de esos temas y con cualquier enfoque
según cualquier idea que se les ocurra a los empresarios
o a los periodistas, o, en primera instancia, de las genialidades
de los publicistas y los anunciantes. En el país algunos
sectores involucrados ( gremios o grupos de periodistas, defensores
de los derechos humanos, asociaciones de empresarios de medios)
no comprenden que el ejercicio profesional del periodismo conlleva
en su esencia garantizar al público receptor el derecho de
estar debidamente informado.
El problema de las
restricciones y las limitaciones al ejercicio periodístico,
es un problema que le incumbe al receptor de la información
periodística, en tanto que pueden constituirse en obstáculo
para que esa información sea veraz, precisa y libre. Además
de que la información sea veraz, satisfaga el interés
general y no viole el ejercicio de otros derechos humanos fundamentales,
tales como la vida privada, el honor, la reputación, la imagen
y el principio de presunción de inocencia.
Sin embargo, en pleno
siglo XXI, plantear la información como derecho de recibir
información periodística en forma veraz, conlleva
limitar el poder de las empresas y exigir que la información
no sea manipulada, distorsionada y ocultada.
LAS PRESIONES CONTRA
LA INFORMACIÓN VERAZ
Hemos establecido
que el problema del ejercicio informativo no sólo debe plantearse
como asunto de restricciones y limitaciones desde la perspectiva
de los empresarios de las comunicaciones, o desde el enfoque de
periodistas "ofensivos" de instituciones políticas
y sociales, sino a partir de una concepción que implica a
los demás sujetos involucrados en el proceso informativo.
Nos referimos a las fuentes, a los periodistas, a los propietarios
de los medios y a los usuarios de la información. Verlo desde
otra perspectiva es limitar la realidad del periodismo. En este
sentido, la discusión debe pasar del "cacareado"
libre ejercicio del periodismo al tema de la información
veraz.
En nuestro país
la información no acaba de ser del todo profesional, precisamente
por las exacerbadas ataduras, condicionamientos o presiones exógenos
que ejercen una serie de sectores sobre el contenido noticioso de
los medios de difusión. Esta situación
invita a reflexionar
sobre qué hacer para atenuarlas en beneficio del desarrollo
de la profesión y de los usuarios de la información
periodística. Entre otras, se encuentran las siguientes presiones
fundamentales:
u La "Cherocracia"
política
Todavía privan
las estructuras de poder de manera directa y sustancial por medio
del sistema tejido de "compadrazgos" partidarios, sectoriales
o personales sobre el compromiso de servir a la población
con noticias rigurosas. Refiriéndose al periodismo de investigación
en El Salvador, Mario Ernesto Morales y otros( 1999:91) recogen
el testimonio de varios periodistas en el que se patentiza la determinación
de "los compadrazgos" sobre el ejercicio periodístico:
"cuando se realiza una investigación, en la que se implica
a sectores afines al medio de comunicación, se cancela de
inmediato". Incluso se percibe en los periodistas "mecanismos
de defensas" o "estrategias" -para usar el término
utilizado por Gaye Tuchman (julio de 2000), prestigiosa investigadora
de fenómenos periodístico-, con los cuales actúan
rutinariamente para evitarse complicaciones con "esas amistades
de los jefes o de los dueños de los medios", como dice
un reconocido periodista del medio escrito. Saben entonces sobre
quién no hablar en contra, sobre quiénes elogiar y
a quiénes desprestigiar para coexistir en este ambiente de
"compadres". Esto es nocivo para la democracia y para
la veracidad de la información que se trabaja diariamente.
¨ "Fuerzas económicas"
Los medios de comunicación
social están determinados por los rasgos distintivos del
funcionamiento del mercado de las comunicaciones en nuestro país:
existen enormes presiones precisamente debido a la orientación
exageradamente "mercantilista" de algunos medios de comunicación
masiva. Esta característica resulta de la limitada concepción
del mercado de la información periodística, que reduce
el contenido delmedio de comunicación a los tópicos
publicitarios de modo indiscriminado, y margina, consecuentemente,
a la función informativa a un plano de "segunda categoría".
En primera y en última
instancia, la razón económica es la que posibilita
los "compadrazgos políticos" y determina las rutinas
informativas. Para convivir con esta razón "omnipotente",
los periodistas han aprendido a "cundundiar" diariamente
a las empresas o a los políticos que más invierten
publicitariamente en el medio, es decir, hacen de los actos publicitarios
de grandes empresas "hechos noticiables". Las empresas
o los políticos esperan que los periodistas los "cundundeen".
Contradecir esta regla en el país significa "un suicidio"
para el medio o un "fracaso para la carrera profesional"
de cualquier periodista.
Coexistir con ella,
una actitud de inteligencia para sobrevivir en el ambiente, o "andar
en la jugada", como dicen los periodistas más experimentados..
Asumirla a plenitud como buen guerrero, una de las mejores razones
existenciales "para dejar de ser maceta" y "alzar
vuelo" a la condición humana de la comodidad, como dicen
los periodistas que fueron entrevistados.
LAS "IRRESPONSABILIDADES"
EN LA COCINA DE LAS SALAS DE REDACCIÓN
Hablando de ataduras
también las hay endógenas, aquellas que se cuecen
en la cocina de las rutinas productivas de las salas de redacción,
devenidas de criterios que pueden fundamentarse en la falta de formación
profesional, en la amistad, en la costumbre, en la experiencia vital
de saberse "guardar las espaldas" en la estructura organizativa
al interior del medio y de otras "prácticas cuestionadas",
las cuales van perdiendo vigencia, por "seductoras" que
parezcan en esta profesión generalmente tan mal remunerada.
Se trata de las siguientes:
¨ Acusaciones porque
sí. Amparándose en la "objetividad", en
la "neutralidad", en varias ocasiones se les da cobertura
a "hechos", en los que se culpa a personalidades o a instituciones,
porque a los "conferencistas convocantes" -de "esos
poquitos pero bullistos" que andan por allí-, se les
ocurre "acusar a medio mundo" de no pensar o de no hacer
las cosas como ellos. Los medios difunden esas declaraciones, sin
disponer de los datos que las consoliden.
Sin duda, estos tienen
intereses políticos o personales, a partir de los cuales
acusan, muchas veces, sin tener pruebas contundentes. Sin contrastación
o verificación se publican las declaraciones, por supuesto
con los entrecomillados correspondientes. Aun cuando tradicionalmente
en la práctica periodística se ha justificado esta
forma de
producir la noticia
argumentando que es responsabilidad de las fuentes. Me parece que
sólo entrecomillar las declaraciones no es la evidencia probatoria
de sus noticias.
De cara al "reconocimiento
social" de la imagen que difunden los medios y al principio
constitucional de "presunción de inocencia", esta
costumbre profesional es atentatoria contra los procesos legales
establecidos en las leyes penales de la República, y violadores
de los derechos humanos fundamentales.
¨ Débiles
evidencias probatorias. Hay noticias que no presentan las evidencias
complementarias para sostener un "hecho" noticiable. En
muchas ocasiones, se le da vuelo a cualquier "rumor" o
"chambre" que se diga de parte de esos prominentes sujetos
públicos que aparecen todos los días en los medios
como "expertos de todos los temas habidos y por haber".
¿Qué ha pasado con las personas que fueron imputadas, procesadas,
encontradas inocentes y liberadas, sobre cuyos casos los medios
difundieron públicamente sus imágenes e identidades?
¿Quién resarce su honorabilidad mellada por aquellas noticias
difundidas? ¿Tienen derecho los medios a divulgar indiscriminadamente
cualquier información? ¿Quién debe normar el ejercicio
profesional para no caer en esa suerte de irresponsabilidad legal?
¨ Abuso de las "prominencias".
Sin que muchas "organizaciones de la sociedad civil" representen
a la sociedad civil, los medios informativos les ofrecen demasiada
representatividad política, como ocurre con algunos gremios
de medio ambientalistas, de defensores de los derechos humanos,
de los consumidores, etc. Así los espacios informativos o
de opinión se constituyen, como dicen algunos periodistas
entrevistados, en "Ruedas de caballitos". Es común
encontrar noticias difundidas que no presentan las opciones de verdad
en conflicto, sino que solamente publican las versiones de los "todólogos"
especialistas de la realidad nacional.
Parece ser que las
nociones de "prominencia de las fuentes informativas personales"
imperantes entre los periodistas en las salas de redacción
se limitan a dos condiciones que deben cumplir las personas proveedoras
de datos sobre determinados acontecimientos noticiables: 1) que
las apadrine una institución de siglas conocidas; mientras
más "famosas", mejor; y 2) que tenga la capacidad
de organizar financiera y
comunicacionalmente
la convocatoria. Las excepciones a estas nociones se ubican en el
lindero del espectáculo o del accidente espectacular. "Los
desconocidos", "los no apadrinados" y "los que
no convocan a conferencia de prensa" no existen ni pueden existir
como sujetos noticiables.
¨ Descontextualizaciones.
Por desconocimiento técnico en el manejo del discurso de
las fuentes o muchas veces por mala fe o por encomienda, las declaraciones
de la fuente se sacan de las circunstancias sociales donde se emitieron,
con lo cual se le crean sentidos diferentes a los datos ofrecidos
por los sujetos entrevistados.
¨ Creación
de ficciones. Por el tradicional criterio periodístico de
que la muerte y el espectáculo venden periódicos y,
en consecuencia, publicidad, en muchos casos se "crean las
noticias" o se "espectacularizan hechos", como son:
Los patrocinios de reiteradas encuestas en épocas de elecciones
y la "deificación" de la selección nacional
de fútbol en las eliminatorias mundialistas,"las noticias
de los movimientos tectónicos". Sin duda, "la virtualización"
de la realidad atenta contra el desarrollo de la historia de una
manera "irresponsable".
¨ Marginación
de los públicos en los hechos importantes. Rara vez se consulta
la opinión o la declaración de los sectores sociales
en general o de los involucrados en especial sobre temas de trascendencia
nacional, en los cuales todos están involucrados, como ocurre
con los casinos, el funcionamiento del PARLACEN, los aumentos de
salarios de los diputados, el funcionamiento de la "Promocionada
Reforma Educativa", la seguridad ciudadana, el sistema de salud,
etc.
DUROS CON LOS DEMÁS,
BLANDOS INTERNAMENTE
Tanto por presiones
externas y ataduras internas en el propio proceso de producción
de la noticia, los periodistas cometen una serie de "acciones
irresponsables", que de no superarlas en la práctica
cotidiana parecería que se acepta que los medios de comunicación
están por encima de la sociedad y de cualquier entrega de
cuentas. Es de reconocer que en muchos casos los medios han asumido
posiciones críticas, reflexivas y, varias veces, inquisidoras
sobre acontecimientos importantes en este país. En esta dirección,
me parece muy responsable la posición del Diario de Hoy,
al que se le han sumado otros, sobre "el despilfarro de los
dineros de todos los contribuyentes en salarios injustificados a
"cuestionados asesores técnicos" de algunos diputados.
Posturas sin las cuales la población no se hubiera dado cuenta
de los usos que están haciendo de su dinero, ni políticamente
no se estuvieran actuando sobre ellos. Sin embargo, generalmente
los medios de comunicación no son autocríticos. Al
respecto, Raúl Trejo Delarbre (1995:8) dice: "Resulta
curioso cómo los medios de comunicación de masas,
que son tan agresivos para examinar el desempeño del resto
de los actores sociales y políticos, no lo son con ellos
mismos, menos aún existen pautas para evaluar sus efectos
más allá de asuntos circunstanciales."
RESPONSABILIDAD,
COMPROMISO ESENCIAL
La libertad de información
como derecho fundamental estará mejor garantizada si los
trabajadores de los medios "se esfuerzan por tener el más
alto sentido de responsabilidad, y se hallan profundamente compenetrados
en las obligaciones morales, de ser verídico y de buscar
la verdad en el relato, en la explicación y en la interpretación
de los hechos" (Código de la comisión de Derechos
Humanos de la ONU) Sumariamente, dicho código contempla cinco
artículos: Primer artículo: establece que el personal
de prensa y de información debe hacer "todo lo que esté
a su alance por asegurarse de que la información que reciba
el público sea exacta en cuanto a los hechos" y debe
comprobar sus fuentes. Segundo artículo: considera como no
compatibles con una conducta profesional la "búsqueda
de ventajas personales y la promoción de intereses privados
contrarios al bienestar general", condena como delitos profesionales
la calumnia, la difamación, el libelo deliberado, las acusaciones
infundadas y el plagio. "Toda información publicada
que resulta serperjudicialmente inexacta debe ser rectificada en
forma espontánea e inmediata", los rumores y noticias
no confirmados deben ser indicados y tratados como tales.
El tercer artículo:
sugiere que sólo sean asignadas por el personal de prensa
e información, tareas compatibles con la integridad y dignidad
de la profesión y quienes publiquen una información,
asuman completa responsabilidad por ella, a menos que en su momento
la hayan rechazado explícitamente. Esa identificación
entre libertad de información y responsabilidad de los informadores,
se llevará a cabo cuando se busquen garantía para
la primera, o cuando se discutan obligaciones de los segundos.
No basta con penalizar
los abusos en su funcionamiento o el diseño y transmisión
de los mensajes que ofrecen. Debe reconocerse la importancia de
los medios y de quienes trabajan en ellos.. Si se reconoce que se
han cometido errores profesionales, que han afectado a personas
de carne y hueso, a instituciones públicas y a los usuarios
de la noticia, debe asumirse con responsabilidad el compromiso de
superar las dificultades, no dándose golpes de pecho sino
superándolas con las acciones pertinentes y duraderas.
RESPETO POR LA VERDAD:
RECONOCIMIENTO Y COMPROMISO
Como partes constitutivas
y esenciales de las sociedades modernas, los medios de comunicación
social no pueden concebirse como una suerte de "Semidioses"
omnipotentes. Deben de regirse y estar regidos por las leyes establecidas
y por las normas de la connivencia humana.
Pero no se trata
de revivir el viejo debate sobre si es pertinente o no la censura,
el control legal o el libertinaje ( "que la mejor ley es la
que no existe". Se propone ver el asunto en una perspectiva
más realista y menos utópica o romántica. Según
el Código de la comisión de Derechos Humanos de la
ONU, formulado en 1952, por un grupo de
intelectuales especialistas
en la materia, la libertad de información como derecho fundamental
estará mejor garantizada si los trabajadores de los medios
"se esfuerzan por tener el más alto sentido de responsabilidad,
y se hallan profundamente compenetrados en las obligaciones morales,
de ser verídico y de buscar la verdad en el relato, en la
explicación y en la interpretación de los hechos"
Siguiendo el tenor del articulado de este código, los periodistas
deben reconocer y asumir en la práctica los siguientes compromisos:
1. Elaborar y difundir
noticias exactas. Deben hacer "todo lo que esté a su
alance por asegurarse de que la información que reciba el
público sea exacta en cuanto a los hechos", "deben
comprobar sus fuentes" y contar con la prueba material del
hecho.
2. Separar los intereses
personales. Una conducta profesional no es compatible con la "búsqueda
de ventajas personales y la promoción de intereses privados
contrarios al bienestar general",
3. Evitar los delitos
profesionales. Por respeto a las leyes penales y a la honorabilidad
de las personas, se debe evitar la calumnia, la difamación,
el libelo deliberado y las acusaciones infundadas. Esta corrección
debe hacerse tanto en el ámbito superficial como en el profundo.
4. Reconocer y rectificar
los errores. "Toda información publicada que resulta
ser perjudicialmente inexacta debe ser rectificada en forma espontánea
e inmediata". Aunque en el país existe legalmente el
derecho de respuesta, en la práctica los medios se hacen
del "ojo pacho". Debe ser un compromiso profesional hacer
público la expresión del derecho a respuesta como
las disculpas por la información difundida con imprecisiones.
5. Nombrar correctamente
el tipo de información dudosa. Los rumores y noticias no
confirmados deben ser indicados y tratados como tales. Como he dicho
ya, no basta, en una actitud Pilatos, con citar indiscriminadamente
los famosos complementos adverbiales "según fuentes
cercanas a la institución X..." o "según
fuentes anónimas...", sino denominar adecuadamente la
calidad de la información y la identidad de la fuente informativa,
según la disponibilidad de datos probatorios y de las circunstancias
de seguridad para la fuente.
CONCILIACIÓN
ENTRE LIBERTAD Y REPONSABILIDAD INFORMATIVAS
Como dice Delarbre,
"esa identificación entre libertad de información
y responsabilidad de los informadores, se llevará a cabo
cuando se busquen garantía para la primera, o cuando se discutan
obligaciones de los segundos".
Cuando se aborda
el tema de cómo garantizar la responsabilidad de los informadores,
surge la no tan genial sugerencia "deben penalizar los abusos
en el funcionamiento de los medios", para que "no se salgan
del carril", y que deben establecerse controles férreos
sobre el diseño y la transmisión de mensajes periodísticos,
especialmente de los que son "amarillistas" como los publicados
por CUATRO VISIÓN. La instancia que debe controlar esto es
Unidad del Espectáculo Público, del Ministerio del
Interior. Desde una perspectiva más seria y responsable,
se puede afirmar que no basta con penalizar los abusos en el ejercicio
periodístico con censuras estatales al estilo de la GESTAPO
o de la KGB, propio de regímenes tiránicos. Esta afirmación
lleva a otra pregunta: ¿Cómo hacer entonces para conciliar
el libre ejercicio del periodismo con la responsabilidad de informar
exactamente sobre los hechos, según las necesidades de los
usuarios de la noticia, con respeto a las leyes penales y a la dignidad
humana?
Sin pretender agotar
el tema, someto a consideración las siguientes acciones estratégicas:
1. El reconocimiento
del enorme compromiso social del periodismo. Los propietarios y
los periodistas deben reconocer que los medios informativos tienen
una importancia en el desarrollo del país, en la cultura
y en la convivencia social. Esto supone admitir que se han cometido
errores profesionales en el ejercicio de la labor informativa, que
han afectado a personas de "carne y hueso", a instituciones
públicas y a los usuarios de la noticia. Con base al reconocimiento,
debe asumirse con responsabilidad el compromiso de superar las dificultades,
no dándose golpes de pecho en rezos públicos, sino
superándolas con las acciones pertinentes y duraderas.
2. El otorgamiento
de las condiciones básicas para el ejercicio. Internacionalmente
hay consenso, "del diente al labio", que deben facilitarse
las condiciones necesarias para garantizar la libertad de información.
En el terreno de los hechos concretos no hay un acuerdo generalizado
en el cómo posibilitar esas circunstancias favorables, para
que los periodistas puedan ejercer sin las restricciones y limitaciones
actuales su labor de trasladar la noticia veraz al público
usuario.
No hay visos cercanos
de querer discutir el asunto, porque ofrecer esas condiciones básicas
implica por lo menos:
1) Que los empresarios
de los medios deberán reconocer la importancia social de
legalmente debe consignarse la libertad de información y
la profesionalización de los informadores en la Carta Magna.
Hemos dicho que la
manera de conciliar el libre ejercicio del periodismo con la responsabilidad
de informar exactamente sobre los hechos debe ser conforme al derecho,
respetando la dignidad humana y dando respuesta a las necesidades
de información de los usuarios de la noticia. Asimismo, que
supone (re)conocer el deber social del periodismo y otorgarle las
condiciones básicas en el orden socioeconómico a
los periodistas para
que desempeñen sus funciones profesionales dignamente.
Además, para
posibilitar esa conciliación, el gremio de periodistas debe
pensar y ejecutar otras acciones de tipo estratégico como
la asunción de reglas de garantía jurídicas
y sociales, es decir, la promoción de una reforma constitucional
referida al derecho de información y al establecimiento de
la figura de un procurador de los derechos del usuario de la información.
COMPROMISO PROFESIONAL,
UN DEBER DE TODOS
Se trata de contar
con pautas que permitan un desempeño profesional orientado
por normas consensuadas por todas las organizaciones de periodistas
existentes y asumidas individualmente por todos o la mayoría
de los periodistas, asociados o no.
De no ser así,
cualquier "intento" por desarrollar profesionalmente el
periodismo en el país "caerá en saco roto"
o, como diría Don Marquis, "... tirar un pétalo
al Gran Cañón y esperar a que suene el eco".
En esa dirección,
conviene optar por una normativa profesional, cuyas reglas no sólo
"cacareen" el libre ejercicio del periodismo o el etéreo
"deber ser", sino que se comprometa a respetar las leyes,
los principios penales y los derechos humanos. Esto debe estar contemplado
en un código deontológico moderno, en el que se contemple
el respeto al ser humano, al principio de inocencia y a la sostenibilidad
de naturaleza, y que promueva los derechos individuales y colectivos,
el bien común, la cultura, los principios democráticos,
desde una perspectiva salvadoreña y desde una enfoque de
nación. No conviene al país, desde ningún punto
de vista, seguir con el pleito inútil entre los discursos
de "oposición" y de la "burguesía",
de "cultura hegemónica" y "cultura popular",
de "periodismo revolucionario" y "periodismo burgués",
porque es una discusión estéril que nada aportó
en la época de contención política, ni aportará
al entendimiento crítico de la realidad del periodismo en
estos momentos de distensión. Tampoco ha beneficiado a los
trabajadores de la información que, dicho sea de paso, siguen
con su angustia existencial diaria del "salario que no alcanza"
y de "la inseguridad laboral en los trabajos".
El poder de una profesión
en un Estado _su dignidad, su responsabilidad y su legitimidad sociales_
no se alcanza con discursos "ideologizados", sino con
la capacidad de entender y orientar su trabajo en un terreno democrático.
De lo que se trata es de competir a través de las ideas y
de la inclusión, no de las demagogias prometéicas
y exclusionistas. Su esfuerzo debe encaminarse a "examinar
el poder y superarlo, de instigar, empujar y también de proponer
creativamente, tiene que ser tan impertinente con el poder como
consigo mismo", como dice Todd Gitlin refiriéndose al
paradigma de la crítica social (CIC, No.3, julio de 2000)
Esto supone políticamente
superar la debilidad y la fragmentación actuales del gremio,
profesionalizarse en términos cualitativos, encontrar su
identidad social honesta y sin prepotencias y vivezas mezquinas,
negociar pragmáticamente y establecer alianzas con otros
actores sociales relacionados con la información y crear
propuestas viables de políticas formativas para los colegas,
informativas para los medios y culturales para una nación
hambrienta de propuestas, en beneficio de toda la nación
y con respeto de los derechos ajenos.
CIMIENTOS DE UN ESTILO
PERIODÍSTICO VIGOROSO
En este nuevo milenio,
me supongo que los medios de comunicación salvadoreños
cuentan con un libro de estilo bien definido (expresión de
la política informativa y concreción de una manera
de pensar y de decir adecuadamente lo que pasa en la sociedad salvadoreña.
Sin embargo, con toda modestia y respeto me permito sugerir los
siguientes ejes de contenido de la reglamentación profesional
del trabajo periodístico:
1) La determinación
de los hechos que se abordarán: previsibles y no previsibles,
históricos y de actualidad, finitos y de seguimiento, enfoques,
dimensiones y otros.
2) Definición
de lenguajes con que se designarán los hechos, en los que
se establezcan las normas básicas en el uso de términos
referidos a la geografía, a la traslación o transliteración
de lenguas extranjeras, la designación de fuentes y otros.
3) Contrastación
de fuentes informativas y establecimiento de políticas de
democracia
informativa, para
superar las "ruedas de caballitos", que muchas veces no
responden a los intereses informativos del público sino que
son convenientes a los intereses de determinados grupos de poder.
4) Disposición
del material probatorio para poder difundir informaciones delicadas
jurídica, política, moral y socialmente.
5) Diferenciación
entre intereses personales, institucionales y periodísticos
dentro de una noticia de modo manifiesto o velado para evitar los
compadrazgos políticos o económicos entre medios y/o
periodistas y sectores sociales o políticos. 6) Identificación
de valores noticiables más apegados a la dimensión
cívica de la información -como la seguridad social,
la memoria histórica, la identidad cultural, la necesidad
de orientación social o educativa, la educación sexual,
los servicios básicos,la democracia participativa, los derechos
humanos, la solidaridad, la historia mediata y otros- y menos a
la dimensión exageradamente comercial y espectacular de
la noticia, como
los chambres políticos, la sangre corriendo por los arriates,
el despedazado brutalmente o el accidentado espectacular. En todo
caso habría que equilibrar.
7) Establecimiento
de la independencia profesional de las salas de redacción,
en el sentido de posibilitar toda la libertad y las condiciones
de trabajo necesarias para la elaboración técnica
de la información de acuerdo con las necesidades informativas.
Esto evitaría las posibilidades de corrupción y de
conflicto de intereses.
CORRECCIÓN
CONSTITUCIONAL EN FAVOR DE LA INFORMACIÓN.
Si no hay una norma
constitucional que asegure específicamente la libertad de
informar y de ser informado exactamente, en este país no
se podrá hablar de otras perspectivas profesionales que garanticen
otras acciones en favor del desarrollo del ejercicio periodístico
honesto y profesional.
La Constitución
Política debe reformarse, para ubicarla en el concierto de
las sociedades modernamente democráticas, de tal manera que
ese "ambiguo" y "confuso" artículo 6
sea superado por otro u otros jurídicamente más precisos,
en los que se reconozca el libre acceso a las fuentes informativas,
la profesionalidad del empleo, el respeto a los derechos constitucionales
por parte de los periodistas y la garantía socioeconómica
de los mismos. Como se ha establecido en su oportunidad, actualmente
la legislación salvadoreña adolece de vacíos,
imprecisiones y de ambigüedades con relación a la información
periodística. Por ejemplo, el artículo 6 de la Constitución
se refiere sólo a la libertad de expresión, término
amplísimo que no puede ni debe confundirse con el libre ejercicio
periodístico; es más el mismo artículo está
redactado en un estilo cantinflesco del "Sí, pero no".
Lo que se contempla en la normativa penal existente, más
que posibilitar la información exacta y profesional, es un
retraso para un trabajo profesional, que, por la excesiva discrecionalidad
otorgada al juez, en casos "extremadamente etéreos de
seguridad nacional", puede llevarlo a cometer arbitrariedades
en contra del periodista y del derecho ciudadano a estar debidamente
informado.
Solamente con una
ley fuerte, precisa y específica de la profesión,
que posibilite y facilite el libre ejercicio periodístico
y la elaboración de una información veraz, se puede
generar un periodismo más profesional y responsable. Con
ambigüedades jurídicas no hay posibilidad de nada en
favor del gremio de periodistas y de los usuarios de la información.
PROCURADOR DE LOS
DERECHOS DE LA INFORMACIÓN
Se trata de una figura
jurídica y concreta que proteja los intereses del usuario
de la noticia, con el propósito de garantizar una información
exacta y respetuosa de las necesidades informativas de la población
y de los derechos de la fuente de información. En estos momentos,
todos los usuarios de la información noticiosa no tenemos
ninguna posibilidad y el espacio de reclamar a los medios por nuestros
derechos. Sin ningún contrapeso en el proceso informativo,
los usuarios de la información periodística no podemos
solicitar o demandar informaciones diarias de acuerdo a nuestras
necesidades, no podemos reclamar para que por lo menos haya disculpas
públicas por los errores en el manejo de datos o por el tratamiento
de los temas. Completamente, los medios informativos deciden, a
partir de una suerte de "sabiduría periodística"
o de "olfato propio", como suelen llamarle, qué
debemos consumir en las noticias. Las cartas al director o los espacios
para que la comunidad opine, y en raros casos los sondeos de opinión,
están bien como posibilidades válidas; pero deben
crearse otros espacios más constantes y más seguros
donde se esté fiscalizando social y profesionalmente a los
medios informativos. Así como existe en el país un
procurador de los Derechos Humanos que, supuestamente, defiende
los derechos de los salvadoreños frente a los abusos de poder
del Estado, debe incorporarse una procuración de los derechos
de los usuarios y de las fuentes informativas frente de a los abusos
de los medios de comunicación social.
Planteo la medida
de la instauración de la figura del Procurador de los derechos
de la información en dos direcciones:
· Una parte que sea
asumida por la Procuraduría de la Defensa de los Derechos
Humanos, en donde por medio de una unidad especializada se procuren
los derechos de los usuarios de la noticia frente a los abusos de
los medios de comunicación, por medio de consulta permanentes
a la población sobre el servicio informativo que ofrecen
y, además, la administración de quejas y procuración
de justicia.
· Otra parte que
sea asumida por el propio medio de comunicación, en cuya
estructura organizativa se cree la figura del procurador, quien
administre las quejas de los usuarios y procure justicia informativa.
Esto supone que este procurador interno, además de cumplir
con la idoneidad profesional en el ramo, debe contar con independencia,
con un espacio para publicar información sobre su procuración.
RECUENTO DEL ENORME
RETO PROFESIONAL
El "cambio de
cinta" (pasar de la discusión del libre ejercicio a
la información veraz), en el marco del reconocimiento de
la trascendencia de la práctica periodística en la
sociedad salvadoreña (pasar de la razón comercial
de la noticia a la razón social de la proveeduría
o del arbitraje social de la información), supone un cambio
estratégico en la actuación de los medios y de los
periodistas del país.
Superar las presiones
externas contra la información ("la cherocracia",
los sobornos económicos y la todavía presente intolerancia
política), las irresponsabilidades en el manejo de las nociones
de "objetividad" en la elaboración de la noticia
(acusaciones infundadas, las faltas de evidencia probatoria, el
abuso de las "prominencias", las descontextualizaciones,
las ficciones informativas y la marginación de los públicos
usuarios), para establecer un ejercicio realmente profesional, implica
la búsqueda y consolidación, por una parte, del poder
de la unión del gremio y, por otra, el establecimiento de
una política informativa más moderna. Asumir el compromiso
de seguir un código deontológico integral y realista
como un proyecto personal (en el cual se concilie la libertad de
informar con la responsabilidad de hacerlo profesionalmente y con
apego a las leyes), así como facilitar las condiciones básicas
a los periodistas (en las que puedan ejercer "con el estómago
lleno y el corazón contento" y con el futuro asegurado),
supone que todos y cada uno de los miembros del gremio opten personalmente
por ser honesto en cada una de las acciones del proceso productivo
de la noticia. Además, se necesita que las autoridades pertinentes
(Asamblea Legislativa y todo el sistema judicial) establezcan normativas
esenciales (crear normativas para el ejercicio profesional en condiciones
adecuadas) para garantizar la ejecución de la ley cuando
se trate de abusos en el manejo de la información periodística.
Solamente así se puede establecer un estilo periodístico
vigoroso, de acuerdo con las normas profesionales y con respeto
a los derechos humanos de los implicados y de acuerdo con las necesidades
informativas de la población salvadoreña.
El cumplimiento de
esas opciones, compromisos y responsabilidades, sin duda alguna,
requiere de un control y autocontrol de la práctica por medio
de una procuración interna y externa del trabajo informativo,
de acuerdo con las exigencias informativas de la población
salvadoreña. Obliga, también, a disponer de una legislación
pertinente y a respetar los derechos humanos de los implicados en
los hechos. Reconociendonuestra idiosincrasia en las relaciones
sociales (popularmente se dice que, además, de "mentirosos"
y "mala paga", somos "incumplidores de las promesas"),
se necesita de una normativa encaminada a garantizar el acatamiento
de esos compromisos informativos.
DE UNA CULTURA DE
LA ANARQUÍA A UNA CULTURA PROFESIONAL
Lo anterior habría
que concebirlo de modo que sea un proyecto que perdure en el ejercicio
periodístico. Pienso que supone, por los menos las siguientes
acciones a largo plazo:
1. Adecuación
de los planes de estudio en las instituciones de educación
superior. Debe buscarse la introyección y asunción
del respeto a los derechos humanos, del conocimiento de la legislación
pertinente, y, además, simularse su práctica en la
producción periodística profesional. Estos supone
"descapsularse" y abrirse a modificaciones curriculares
más modernas, que ubiquen la amplitud de la profesión
periodística a formas de producción, distribución
y consumo de la información, y al manejo de los lenguajes
de los medios y de sus nuevas tecnologías. Además,
tienen el compromiso de superar el modelo teórico de la profesión
como un simple amanuense o leedor de noticias, o preparador de excursiones.
Significa ubicar la profesión desde la perspectiva trasdisciplinar,
en donde se expliquen todas sus características desde las
diferentes ciencias humanas, políticas, éticas y económicas.
La modernización
de las universidades, en esta área profesional, requiere
la búsqueda de los estándares de eficiencia académica.
Esto supone establecer el rigor científico tanto al profesorado
como a los estudiantes. Sólo así se pueden acercar
al vasto conocimiento acumulado por las ciencias de la comunicación
y por los niveles de complejidad que supone comprender el fenómeno
comunicativo. También, como parte de sus funciones, las universidades
deben convertirse, por medio de la ejecución de políticas
serias de investigación de las comunicaciones en el país
y la socialización de los resultados, en proveedoras de información
científicas a la comunidad profesional; obviamente, esto
se convierte en algo así como en una conciencia crítica
del funcionamiento de los medios y una fuente de propuestas para
superar las dificultades
profesionales. En
esta misma dirección, el Ministerio de Educación está
llamado, ¡No imponer un único modelo educativo!, a incorporar
en la ley de Educación Superior ejes
fundamentales sobre
los conocimientos y habilidades que debe poseer un comunicador,
desde la perspectiva científico-profesional. Y, por supuesto,
dejar la libertad de enfoques y de mercados objetivos, como ocurre
en la educación superior de España. En nuestro país
actualmente varios planes de estudio adolecen de conocimientos básicos
necesarios para un profesional de la comunicación, hasta
el extremo de ofrecer libertades para cualquier tema como "conocimientos
culinarios" y "prácticas de asados de carne y promoción
de excursiones".
2. Incorporación
en las rutinas productivas de los periodistas. En el "día
a día" del ejercicio periodístico supone concretar
las siguientes acciones: buscar la identidad de la profesión
y propugnar por el respeto de los colegas en las relaciones intra
e interorganizativas como en las relaciones con las fuentes informativas.
La identidad de la profesión y el establecimiento de las
condiciones básicas para ejercer cómoda y honestamente
el trabajo no se consiguen con unas relaciones laborales donde el
peor enemigo es el propio compañero: "el pone dedo",
"el trinquetero", "el lambiscón", "la
serpiente", "los prepotentes pavos reales", etc.
Debe buscarse la cohesión el gremio: un conjunto de profesionales
que desempeñan una misma profesión, con los mismos
problemas y con las mismas expectativas, solidarios en las buenas
y en las malas, cooperadores para el bien común, como miembros
de una misma familia. Esto implica ser autocrítico del propio
trabajo y crítico del trabajo de los demás, con sentido
propositivo en la consecución de la libertad de informar
y del derecho de ser informado verazmente.
3. Adecuación
jurídica. Potenciar y consolidar las libertades en el ejercicio
periodístico supone la obligación de ser veraz con
la información ofrecida. Para establecer esta coherencia
entre la libertad y la obligación, las fuentes y de las instancias
judiciales deben actuar decisivamente, desde un cambio de mentalidad
hasta la actitud de promover una legislación adecuada y moderna.
Instancias como la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio de Justicia
y la Asamblea Legislativa deben involucrarse en la solución
de la problemática: discutir, consensuar y aprobar un planteamiento
jurídico encaminado a definir correctamente en nuestra legislación
primaria y secundaria el derecho a informar y el derecho a ser informado
adecuada y profesionalmente.
Esta participación
activa conlleva la formación de leyes modernas, la profesionalización
de abogados expertos en el tema y la vigilancia por el cumplimiento
de los derechos relacionados al ejercicio periodístico.
Fuentes
consultadas
El Código
de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (1952), citado
por Martínez de Souza, José (1981):
Diccionario general
del periodismo, Madrid.
Trejo Delabre, Raúl
(1995): De la Crítica a la ética. Medios y Sociedad.
El nuevo contrato público, MéxicoK
Alsina, Rodrigo
Miquele (1989): La Construcción de la noticia. Barcelona.
Piados.
Casasús,
José María (1992)": Set hipòtesis de treball
sobre història de la recepció del text periodistic",
ANÀLISI, nº14, pp 33-46.
Tuchmann, Gaye (2000):
"La objetividad como ritual estratégico: una análisis
de las nociones de objetividad de los periodistas"; en CIP
DIGITAL, No.4., España.
Gitlin, Todd (2000):
"La política de la comunicación y la comunicación
de la política", en DIGITAL, No.3, España-
Mario
Alfredo Cantarero
Profesor de Metodología de la investigación
en comunicación, Escuela de Ciencias de la Comunicación, Universidad
"Dr. José Matías Delgado",El Salvador, Centro América. |