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Mayo - Julio 2001

 

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Espacio, ciberespacio, hiperespacio
 

Por Suely Fragoso
Número 22

A abundância de metáforas que descrevem a World Wide Web em termos da espacialidade do mundo 'real' sugere a possibilidade da existência de paralelismos entre o espaço de nossa experiência cotidiana e a percepção que temos da abstração a que denominamos ciberspaço. A partir desta constatação discutem-se similaridades e diferenças entre a conceituação e experiência dos espaços 'reais', teórico-matemáticos e do ciberespaço, procurando identificar a espacialidade eventualmente experienciada na World Wide Web.

El advenimiento y el desenvolvimiento de las tecnologías digitales viene provocando aceleradamente modificaciones no apenas en la organización social, económica y política mundial, pero, también - y tal vez principalmente - en los modos de percibir, pensar y hacer sobre el mundo dicho 'real' y la propia condición humana. Evidentemente, esa consideración no implica en que el curso de la transformación tecnológica y la naturaleza de las tecnologías sean determinantes de las formas de experiencia y de acción de los sujetos y grupos socio-culturales, sino apenas que existe un diálogo entre las prácticas tecnológicas y la percepción, el raciocinio y la acción, individuales y colectivas. Las estructuras socio-culturales y económicas influencian el desarrollo tecnológico, al mismo tiempo que sufren sus efectos. Incluídos en esa concepción, también los modos de ser y de pensar sobre si mismo y sobre el mundo influencian y son influenciados por la disponibilidad y configuracion de nuevas tecnologías.

Entre las varias nociones que el advenimiento y el desarrollo de las tecnologías digitales de comunicación prometem afectar, se destacan, por su centralidad, las cuestiones del espacio y del tiempo. Una parcela significativa de los trabajos dedicados a investigar el impacto de las tecnologías digitales sobre la conceptuación y la percepción del espacio y del tiempo discute la potencial acentuación, en el llamado 'ciberespacio', de distorciones en las experiencias del tiempo y del espacio inaguradas por mídias anteriores. Ejemplares de esa tendencia son los alertas sobre el potencial alienante de la mediatización digital de un número cada vez mayor de actividades. Delante de una 'realidad virtual' que dé continuidad a las formas de representación practicadas por ejemplo en el cine y en la televisión, las fronteras entre lo real y lo imaginário pueden asumir um carácter cada vez más difuso. También las nociones de proximidad y de distancia, duramente afectadas por tecnologías de transmisión de información anteriores, podrían tornarse todavía menos significativas en función de la extrema aceleración viabilizada por tecnologías de comunicación digital.
Un foro previlegiado para abordar los posibles reflejos y desdoblamientos del desarrollo de los sistemas de la realidad virtual y de las redes digitales de comunicación sobre los estatutos del espacio y del tiempo es el llamado 'ciberespacio', entendido como conjunto de informaciones codificadas binariamente que transita en circuitos digitales y redes de transmisión. A partir de intrincadas relaciones establecidas en ese sistema, emergen las referencias a un 'espacio informacional', indicando el carácter teórico que fundamenta la concepción de la espacialidad del ciberespacio. No obstante la aparente falta de correspondencia entre ese espacio informacional y el espacio físico que llamamos 'real', son comunes, las referencias sin embargo a la interacción, navegación y existencia en el ciberespacio. La abundancia de metáforas que describen la experiencia virtual en términos de espacialidad del mundo 'real' y la facilidad con que esas mismas metáforas son incorporadas a la cultura apuntan para la posibilidad de existencia de paralelismo entre la espacialidad de nuestra experiencia cotidiana y la percepción que tenemos de la abstracción a la cual la denominamos de ciberespacio. Delante de las "ciudades Bits" por donde navegan "ciudadanos-de-la-red", de las HomePages divididas en cuarto, sala y cocina (Sorenseen, B., s. d., s. p.), de los dominios y Sites, surge la cuestión: existe espacio en el ciberespacio?. Los caminos que pueden conducir a la comprensión de las implicaciones de esa pregunta comienzan con una breve investigación de los modos como concebimos y experimentamos el espacio que llamamos "real".

Espacio
Antes de declarar la no-espacialidad de la experiencia en el ciberespacio en función del teor abstracto de su concepción y manifestaciones, es necesario recordar que también el espacio dicho 'real' es aprendido y concebido bajo influencia de las peculiaridades fisiológico- anatómicas del sujeto de la percepción, de las circuntancias, de la cultura y de la organización social y económica en que se encuentra injerido el mismo sujeto.

Dos modos fundamentales de concebir el espacio 'real' han estado presentes en el pensamiento occidental por lo menos desde la Antiguedad Clásica, alternandose en cuanto a la preponderancia de su aceptación junto a la comunidad científica y convergiendo para formar lo que, en los dias actuales, corresponde a la conceptuación de espacio desde el cual opera la mayoría de las personas. Esos conceptos pueden ser genericamente identificados por las expresiones 'espacio absoluto' y 'espacio relacional': el espacio absoluto existe anterior e independientemente de los elementos que lo ocupan, y sus características fundamentales serian la homogenidad y la infinitud; el espacio relativo surge de las relaciones entre los objetos que lo componen.

Sujetos de la cultura occidental del final del siglo XX, concebimos el espacio en el sentido absoluto, conforme los presupuestos teóricos con los cuales operamos la mayor parte del tiempo (por ejemplo, la Física Newtoniana y la Geometría Euclidiana). Percibimos el espacio, sin embargo, a partir de las relaciones que los elementos, dentro de nuestro campo de visión, establecen entre si y con nuestro cuerpo. En un exámen de articulación de la espacialidad a partir de las prácticas cotidianas, Michel de Certeau verifica diferencias análogas entre la conceptuación del espacio y la experiencia espacial. A partir de una diferenciación entre nociones de lugar y espacio que corresponden respectivamente, a grueso modo, al que estamos llamando de espacio absoluto y experiencia espacial, Certeau verifica el dinamismo con que la experiencia cotidiana organiza el espacio a partir de las operaciones que lo orientan, circunstancian y temporalizan (de Certeau, p.201-203). Concebimos el espacio absoluto, pero nuestra experiencia parece ser, en gran parte, más afinada con la noción del espacio relacional.

El espacio percibido, relacional, no se identifica con el espacio Euclidiano, absoluto.

Por más que lo consideremos un buen modelo, 'la Geometría Euclidiana no es más que el resultado de un ejercicio de abstracción matemática' (Gray, 1996, p. 651). Ni la tridimensionalidad con que aprendemos las formas del mundo de nuestra vivencia cotidiana corresponde directa o necesariamente a la realidad espacial objetiva. Dos ejemplos pueden ilustrar esta cuestión. En primer lugar, la capacidad de descripción matemática de fenómenos naturales a partir del establecimiento de la Geometría Fractal resulta, en gran parte, de la inclusión de la posibilidad de trabajar con dimenciones fraccionarias o irracionales en oposición las dimensiones enteras euclidianas. En la Geometria Euclidiana, un punto tiene dimensión cero, una línea tiene dimensión 1 (longitud), una superficie tiene dimensión 2 (longitud y anchura) y un volumen tiene dimensión 3 (longitud, anchura y altura). Ya de acuerdo con la Geometría Fractal, "se puede decir que ciertas curvas planas muy irregulares tienen 'dimensión fractal' entre 1 y 2..." (Mandelbrot, 1984, p. 6).

También la posibilidad de la concepción de elementos con dimensiones enteras superiores a tres desafia el paradigma euclidiano. Derivando de las formulaciones matemáticas teóricas, la hipótesis de que habitamos un espacio de cuatro o más dimensiones fue pensada como la posible solución de una serie de obstáculos en los modelos físicos y matemáticos del siglo XIX, y encuentra soporte por ejemplo en las ecuaciones y experimentos de A. Einstein (Duval, 1999, s. p.). Para algunos autores, es posible que el fenómeno que denominamos 'tiempo' no sea más que la forma limitada de como nuestros sentidos pueden aprender eventos que acontecen en una cuarta dimensión exclusivamente espacial (Sainte-Lagüe, 1962; Duval, 1999, s. p.). Para contornar los límites de la percepción de la cuarta dimensión espacial eventualmente impuestos por nuestra conformación anatómico-fisiológica, varios trabajos proponen explicaciones que parten de analogías con seres hipotéticos los cuales, habitando un espacio tridimensional, pueden aprender apenas la existencia de dos dimensiones Euclidianas.

Incapacitados de percibir relaciones de profundidad, estos seres planos no tendrían medio de experimentar la tercera dimensión al menos que un elemento tridimensional 'cruzase' su mundo bidimensional. Un ejemplo clásico de la experiencia de esos seres bidimensionales es el llamado 'fenomeno naranja', o sea, la caída de una naranja a través del plano por ellos habitado. Para los seres planos, el fenómeno acontece de la siguiente forma: inicialmente surge una pequeña mancha amarilla, que al expandirse revela un círculo interior de color menos intenso, recortado por rayos blancos. Los círculos concéntricos se expanden hasta cierto límite, comienzan a disminuir de tamaño hasta que reste nuevamente apenas la circunferencia amarilla, que por fin también disminuye y desaparece completamente (Saite-Lagüe, 1962). Literalmente, se trata de una representación bidimensional de un objeto en movimiento en el espacio tridimensional. Para aquellos que la viabilidad de la existencia de una cuarta dimensión espacial, un fenómeno de percepción análogo caracterizaría nuestra experiencia tridimensional de un objeto de cuatro dimensiones que 'atravesase' el espacio que llamamos 'real'. Todo lo que prodríamos ver sería 'franjas' tridimensionales de ese objeto que estuviera localizado exactamente en nuestro universo perceptivo (Duval, 1999, s. p.).

La expresión hiperespacio es también utilizada con relativa frequencia con relación a los sistemas basados en hipertexto (1) de un modo general, y al ciberespacio en particular. De modo general, este tipo de apropiación del término hiperespacio no viene acompañado de consideraciones sobre el establecimiento de un espacio multidimensional a partir de los hiperlinks. Mismo T. Nelson, que tendría formulado el término hipertexto en la década de los 60, apenas indirectamente relaciona la noción de la matemática de hiperespacio al 'espacio informacional' construido con hiperlinks: "[d]e acuerdo con Nelson, la mayor influencia vino del vocabulario de las matemáticas, en que el prefijo 'hiper' significa 'extendido y generalizado'" (Bardini, 1997, s. p.). La complejidad del espacio informacional posible de construir con sistemas de hipertexto e hipermedia apunta, de cualquier modo, para una constitución verdaderamente hiperespacial.

Ciberespacio
El neologismo 'ciberespacio' (cyberspace) es atribuido a W. Gibson, que lo tendría formulado en Neuromancer (1984):
Ciberespacio. Una alucinación conceptual experimentada diariamente por millones de operadores en cada nación, por niños que aprenden conceptos matemáticos... Una representación gráfica de los datos abstraidos de los bancos de cada computador en el sistema humano. Inconcebible complejidad (Gibson,1993, p. 67).

Conveniente para denominar el conjunto de las informaciones que transitan en los servidores y en los terminales conectados a la Internet, la expresión ciberespacio se popularizó con la rápida expansión del número de usuarios de la red en la década de los 90.

Para gran parte de los usuarios no-especialistas, la Internet corresponde a la sumatoria de correo electrónico y World Wide Web (WWW o simplemente Web). La WWW es el resultado de la asociación del concepto de hipertexto al proyecto de desarrollo de un sistema de dominio público que haga visible la tranferencia de archivos entre computadores operando a partir de sistemas operacionales incompatibles (Berners-Lee, 1996, s.p.). Basada en la convergencia de varios factores tecnológicos, políticos, económicos y culturales, la utilización de la Web aumento vertiginosamente en pocos años, introduciendo para millones de personas alrededor del mundo las prácticas de comunicación mediada por computador, la hipermedia y el concepto de 'ciberespacio'. En correspondencia con la fracción del ciberespacio con la qual se encuentran mas familiarizados los usuarios no-especialistas, en la cual algunos autores vislumbran la materialización - o, en ese caso, virtualización más allá de la mera potencialidad - del ciberespacio conforme descricto por Gibson (SØrenseen, s. d., s. p.), la Wordl WideWeb pasó a ser genericamente identificada como 'el ciberespacio'.

La lectura completa de Neuromancer revela especificidades de la concepción ficcional del ciberespacio que no están presentes en el trecho inicial arriba reproducido, y que distancian el concepto en Gibson de la presente configuración de la Wordl Wide Web. A lo largo de la trilogia ciberespacial de Gibson (2), queda clara la vinculación entre la expresión 'representación gráfica de los datos' y una intención de realismo representacional más afinada con el paradigma de desarrollo de los sistemas de 'realidad virtual' que con la experiencia actual de la navegación en la WWW. En la obra de Gibson, la estructura y la visualización del ciberespacio son norteadas por correspondencias bastantes directas con la arquitectura, la organización económica, social y política y la geografia del mundo 'real':

'Mierda', dice el constructo, aquellas cosas son el edificio de la RCA.
Tú conoces el viejo edificio de la RCA? El programa Kuan se sambulló por las decenas de idénticas torres y datos, cada una réplica en neon azul del rascacielos de Manhattan.
Tú ya viste la resolución así de alta? (Gibson, 1993, p. 303)

Claro. Yo conseguí línea directo. La primera vez. Yo sólo estava viendo, sanbullido bien alto, allá más o menos por el sector de comercio pesado en Rio. Grandes negocios, multinacionales, el gobierno del Brasil encendido como un árbol de Navidad (Gibson, 1993, p. 303).
Wig, calor de la primera juventud y gloria, se había reventado en un pase a través de los sectores poco ocupados de la matriz que representan aquellas áreas geográficas que eran conocidas como el Tercer Mundo (Gibson, p. 172).

La intención de reproducción o creación de 'mundos virtuales realistas' no es extraña a las propuestas para el futuro de la World Wide Web. A partir del desarrollo de estrategias para la incorporación de modelos digitales tridimensionales a Web Sites, entre los cuales el lenguaje VRML (3) todavía es el de mejor desempeño, un número cada vez mayor de modelos de elementos existentes en el mundo nominado como 'real' y de simulaciones de una determinada versión de nuestra experiencia cotidiana del espacio vienen siendo publicados en la WWW (4). Así como los paralelismos entre la geografía y la arquitectura del mundo físico y la distribución y aparencias de volumenes en el ciberespacio propuestos en la obra de Gibson, la inclusión de modelos tridimensionales en la Web podria ser comprendida como un esfuerzo para la intensificación del carácter espacial de la WWW.

La percepción de la espacialidad en el ciberespacio, sin embargo, es independiente de la inclusión de modelos tridimensionales a la World Wide Web. Así como aprendemos la espacialidad del mundo físico a partir de la percepción de las relaciones que los varios elementos que lo constituyen estabelecen ente si, también el espacio de la Web puede ser revelado para los usuarios comenzando por la identificación de las relaciones establecidas entre varias "páginas' (5) - apartir de los links. De hecho, una vez que surge de las relaciones establecidas entre los varios elementos que la componen - en el caso de la Wordl Wide Web, los vários Web Sites - el ciberespacio sería, por definición un espacio del tipo relacional.

Por lo menos en el actual momento tecnológico, el camino recorrido de una para otra 'página'de la World Wide Web no es anunciado en las ventanas de los navegadores típicos. De ese modo es posible experimentarlacional de la espacialidad experimentada en la World Wide Web, pues desde el punto de vista del sujeto que navega, la transición de una para otra página es percibida como un movimiento del o en el ciberespacio. El usuario selecciona el link que inicia la transición, y consecuentemente controla la partida en dirección a la otra página. También la demora en la transmisión de datos, característica del actual estado de desarrollo tecnológico, dura un intervalo de tiempo más que perceptible la transición de una para otra pagina enfantizando temporalmente los recorridos entre las páginas (Soreneen, s.d., s. p.). Los 'caminos' que vinculan los diferentes elementos que constituyen la World Wide Web pueden permanecer invisibles para el ver unificador que mapea, pero son percibidos por el sujeto que navega en el ciberespacio y que aprende su espacialidad tanto a partir de lo que ve como en función del 'recorrido' que realiza entre una y otra instancia visualizable. Millones de usuarios 'navegan' por la World Wide Web todos los dias, y al final de cada sección en el ciberespacio, llevan consigo una impresión de la estructura espacial señalizada por los caminos recorridos.

La analogía con la percepción de la espacialidad urbana es bastante clara: también la configuración del espacio urbano surge de travesías durante las cuales se identifican las relaciones que los elementos de la ciudad establecen entre si. La experiencia del espacio urbano es relacional y en gran parte reducida a la visualización de superficies (Salingaros,1999, s.p); también la capacidad de orientarse en la ciudad apunta para la percepción de su espacialidad sin implicar, necesariamente, la capacidad de mapear los caminos posibles. Estos y otros paralelos entre la experiencia de la navegación en la WWW y la percepción cotidiana de la espacialidad urbana explica la abundancia de metáforas de cuño arquitectónico y urbanístico en la descripción y en el análisis de la experiencia de la Web; 'ciudades bits', 'aurita virtual', 'telépolis', etc. En 1996, J.D. Bolter identificó además otras características comunes al espacio urbano y al ciberespacio, particularmente el carácter colectivo de su institución, la heterogenidad y los modos de aprehensión de los dos fenómenos. Para Bolter, la ciudad contemporánea es caracterizada por una dualidad en que

...cada habitante persigue sus propios intereses, y sin embargo las actividades de todos combinan para direccionar y hacer viva la ciudad como un todo. El ciberespacio, o por lo menos la Internet, poseen esta cualidad. Quizás ni una ni otra metáfora disponible pueda capturar como la de la ciudad la tensión por medio de la cual la acción individual conduce a un sentido colectivo de coherencia (Bolter, 1996, s. p.).

De la adopción de la metáfora de la ciudad -para la World Wide Web, derivan neologismos que describen los sujetos que navegan por el ciberespacio a partir de referencias a la condición urbana. Las 'ciudades virtuales' son habitadas por netcitizens y ciberflaneurs. Esas y otras metáforas fuertes, como las de la navegación y del laberinto, tienen el mérito de poner en términos familiares estructuraciones tecnológicas inéditas, como también lo hicieron en períodos anteriores expresiones como 'carruaje sin caballos'y 'radio con imágenes'. Es necesario no olvidarse, sin embargo, que, al mismo tiempo en que crean imagenes elucidativas, las metáforas tienden a confirmar la aprehensión del elemento al cual se refieren las especificidades del concepto adecuado para la construcción del sentido configurado.

Por qué encontramos (ciber)ciudades en un continente o espacio que suponemos nuevo?. Serían las ciudades alguna novedad para la especie humana?. Por qué encontramos figuras centenarias como flauners, situacionistas y urbanistas utópicos en un Nuevo Continente?. La respuesta es que -así como cuando se descubrió cada nuevo continente - Lo que se puede descubrir es lo que ya se conoce (Marchant, 1997, s p., s. p.).

Hiperespacio
Sin perder de vista que las metáforas nos revelan sobre experiencias de navegación en la World Wide Web, es necesario hacer un esfuerzo para identificar también aquellas particularidades de la espacialidad del ciberespacio que puedan eventualmente haber permanecido obscurecidas por figuras del lenguaje. En contraposición a la experiencia urbana, por ejemplo, la diversidad de los varios elementos que pueden componer las páginas de la WWW es homogeneizada especialmente por la enuncialización en la tela plana del monitor. Páginas que contienen textos,dibujos, gráficos y fotografias son traducciones para el medio electrónico de composiciones que podrían ser realizadas en otros planos estáticos, por ejemplo hojas de papel.

De ahí deriva, y ahí se esgota, la metáfora de la página. La enunciación de imágenes en movimiento, por ejemplo animaciones o secuencias de video digitalizadas solicitaría otra metáfora. Una analogía posible, nuevamente de cuño arquitetónico, seria la de la pared (posiblemente grafitada con dibujos y textos) en la cual se proyecta una película que contiene una ventana a través de la cual son vislumbrados eventos en desarrollo. La metáfora de la pared grafitada no da cuenta, sin embargo, de posibilidades como la determinación por el usuário de la interrupción o repetición de las 'películas', o los 'eventos' virtuales que observa. También páginas conteniendo modelos tridimensionales extrapolan las posibilidades de la metáfora de la pared con una ventana a través de la cual se vislumbra un paisaje pues apesar de estar 'de lado de acá' de la pared, el usuario puede mover los elementos, visualizarlos 'del otro lado' de la ventana.

El ciberespacio se constituye a partir del cruzamiento entre elementos de los más variados tipos: 'páginas' estrictamente bidimensionales; representaciones de las cuales es adicionada una dimensión temporal a partir de la inclusión de animaciones y secuencias digitalizadas de vídeo; representaciones interactivas y en perspectivas de modelos tridimensionales, combinaciones de varias formas de representación en una pantalla , etc. La percepción de la espacialidad World Wide Web se articula por medio de la identificación de los trayectos posibles etre los diferentes tipos de representación. Preso 'de lado de acá' de la pantalla, el usuario puede recorrer con los ojos la superficie en la cual los diferentes elementos son enunciados, seleccionar links y determinar, todavía que de forma bastante restricta, algunos eventos posibles de realización 'del otro lado'. Cada vez que selecciona un link, al mismo tiempo, el usuario mueve el ciberespacio y se mueve de modo que queda delante de la representación bidimensional de un elemento diferente. Mismo que el paso de una página para otra acontesca muy rapidamente, la noción de la continuidad que el usuário trae de su experiencia cotidiana conduce a la indiferencia de la existencia de un espacio 'entre' las páginas en el cual se da el trayecto.

Diferentemente de las experiencias de travesía a ciegas en el día a día del mundo que llamamos 'real', por ejemplo en acensores o vehículos sin ventanas, los trayectos realizados en la WWW configuran una estructura espacial que no necesariamente permite al usuario prever los destinos de links semejantes o los varios puntos de llegada disponibles a partir de una única página. La experiencia de movimiento, la inferencia del espacio 'entre las páginas', apunta para una estructura espacial mas compleja de lo que aquella que el usuario experimenta diariamente. Trayectos en el ciberespacio son movimientos en un espacio peculiar cuyos elementos no se encuentran distribuidos tridimensionalmente, y en el cual los varios puntos de llegada pueden tener dimensionalidades de las más variadas: la linearidad del texto, la bidimensionalidad de las imágenes planas, el dinamismo de las animaciones, la tridimensionalidad de los modelos en VRML,etc.

A los espacios con más de tres dimensiones se les da el nombre de 'hiperespacio'. Hiperespacios y elementos hiperespaciales, como por ejemplo los hipercubos (6), pueden ser representados visualmente en dos o tres dimensiones, pero la mente humana tiene dificultades para operar en sistemas espaciales de ese tipo. La aprehensión en cuatro o más dimensiones es, sin embargo fundamental para el estudio de sistemas complejos, en los cuales las características de cada elemento precisa ser representada por cuatro, cinco o más variables.

La semejanza entre la experiencia de navegación en el ciberespacio y un ejemplo elaborado por Riemann para explicar la posibilidad de existencia de más de tres dimensiones espaciales es contundente. Como varios otros autores que abordaran el asunto, Riemann construyó su ejemplo a partir de lo hipotéticos 'seres planos' incapaces de percibir relaciones de profundidad, que habitarían un espacio tridimensional. Al contrario de imaginar un objeto tridimensional atravesando el mundo de los seres planos como el 'fenómeno naranja' anteriormente descrito, Riemann propone la imágen de dos hojas de papel, cada una de ellas representando un universo bidimensional distinto, que se tocan exactamente en el local en que existe un pequeño corte en cada hoja (Figura 1). Un 'ser plano'recorre la superficie de su universo bidimensional hasta que llega a la abertura en que las dos superficies se encuentran. Inadvertidamente, el 'ser plano'atraviesa la abertura creada por los cortes en contacto, pasando de su universo bidimensional 'A' para el otro universo bidimensional 'B'. Mientras para un observador capaz de percibir la tercera dimensión simplemente pasó de una superficie para otra, la criatura que no es capaz de concebir la profundidad, y por eso no dispone de conceptos como arriba o abajo, está desorientada. Reconoce el hecho de haberse desplazado espacialmente, pero no consigue comprender como tendría ido para un otro universo, diferente del suyo. "teoricamente, el ser pasó 'a través' de un espacio desconocido; su movimiento generó (aunque movimentadamente) una tercera dimensión en un mundo 2D. Este espacio, la fisura paradojalmente vacía entre las dos hojas de papel, sólo existe retrospectivamente" (Tolva, 1996, s. p.) y deriva de la inferencia de la continuidad espacial a partir de la viabilidad de realización de la travesía.


Figura 1: representación esquemática del 'ser plano'atravesando el Corte de Reimann (adaptado de Tolva,1996,s. p.).
Análogamente a partir de los links que selecciona el usuario Web atraviesa fronteras entre diferentes agrupamientos de información, aprende el hecho de haber efectuado movimiento pero no consigue visualizar en que sentido o dirección el desplazamiento sucedió. Como el 'ser plano'que atraviesa el corte Reimann inadvertidamente , el usuario de Worid Wide Web deliberadamente experimenta la múltiple dimensionalidad de espacio informacional, unificada en la memória de la experiencia de navegación.

Independientemente de cualquier posibilidad de que la especie humana efectivamente habite un universo multidimensional, estando limitada a la percepción de apenas tres dimensiones por su configuración anatómico-fisiológica o cultural, la aprehensión de la espacialidad hiperdimensional del ciberespacio probablemente colabora para el desarrollo de formas multidimensionales de raciocinio requeridas para análisis de sistemas complejos, esto es, de fenómenos que emergen de elementos definidos cada uno, por más de tres variables. Más importante sería, sin embargo, si la experiencia multidimensional del ciberespacio pudiese servir de punto de partida para cuestionamientos sobre los límites de la comprensión no apenas de la percepción humana, también de las verdades políticas, sociales y científicas a partir de las cuales se contruye la 'objetividad' de una determinada concepcíon de espacio. La aprehensión de la hiperespacilidad del ciberespacio podría dar continuidad al proceso de identificación de las discordancias entre la experiencia perceptiva y el concepto cartesiano (absoluto) de espacio al respecto de la cual considera P. Virilio:
Confesar que lo esencial para el ojo humano es invisible, y que, dado que todo es una ilusión, tanto la teoría científica cuanto el arte no serían mas que manipulaciones de nuestras ilusiones, iba contra los discursos políticos- filosóficos que desarrollaba, con el deseo de infalibilidad y una fuerte tendencia a la charlatanicie ideológica. Evocar públicamente la formación de imágenes mentales, sus aspectos psíquico-fisiológicos portadores de su fragilidad y de sus límites era violar un secreto de Estado bastante comparable al secreto militar, dado que cubría un modo de manipulación de masas casi infalible (Virilio, 1989, pp. 36-37).

No es por acaso que una de las obras más significativas desarrolladas sobre la hipótesis del espacio hiperdimensional no es un tratado matemático, más una contundente crítica social elaborada sobre la forma de ficción. Flatland, un romance de E. A. Abbott publicado por la primera vez en siglo XIX, discute las posibles implicaciones de la interacción con múltiples dimensiones a partir de la experiencia de un personaje, 'A Square', cuyas restricciones perspectivas son análogas a las de los 'seres planos'hipotéticos ya discutidos en este texto. A partir de las confrontaciones con un universo de tres dimensiones. La Square pasa necesariamente a cuestionar el orden social económico y político de Flatland, es preso a su historia guardada en secreto inclusive "con la destrucción de todos los oficiales que habían oído" (Abbott, 2000, s. p.).

En el presente momento, en que las características del ciberespacio todavía no están plenamente configuradas, el carácter multidimensional de la hipermedia y la diversidad de las varias páginas que se entrecruzan para componer la Wordl Wide Web enfrentan la resistencia acirrada de propuestas de conformación de la estructura espacial de la Web a los principios de la geometría Euclidiana, a través de la inclusión de elementos tridimensionales 'realistas' en la red y del desenvolvimiento de estrategias linearizadas para reducir lo que convencionó en llamar de 'desorientación' típica de la navegación hipertextual. Frente a la posibilidad de que el desarollo del ciberespacio venga a ser norteado por el paradigma de representación que llamamos 'realista', resta celebrar la Wordl Wide Web como la conocemos apropiando a la referencia de Abbott, en el capítulo de Flatland, en que la Square es introduzido en los misterios del espacio tridimensional:

Oh, admirable nuevo mundo....Cuando encontramos nuevos mundos....en vano luchamos para preservar el orden que ya conocíamos, y finalmente dejamos de resistir y nos entregamos al nuevo modo de ver las cosas, donde quiera que éste nos pueda llevar, sabiendo que nuestras experiencias jamás nos parecerán las mismas. (Shakespeare, La Tempestad, apud T. F. Banchoff, 1990, s. p.).


Notas y referencias bibliográficas:

1.- La expresión hipertexto designa, en el contexto de este trabajo, el establecimiento de conexiones persistentes (links) entre selecciones (anclas) en archivos digitales que son presentados sobre la forma de texto. El usuario puede navegar a través de las informaciones seleccionando y siguiendo estos links.
2.- Neuromancer (1984), Count Zero (1987) y Mona Lisa Overdrive (1988)

3.- Virtual Reality Modelling Language.
4.- Algunos ejemplos serían G. Quintieri, 1999, Universal Media "Seaside" Demo, disponible on-line a partir de http://www.livinglinks.com/UniversalMedia/demos/seaside/ [jan 2000]; Canoma Sofwware, VRML Example, disponible on-line en http://www.canoma.com/vrml/latest/hamilton/scene.html [jan 2000] y El País, Museu Virtual De Artes El Paísi;1997, disponible on-line a partir de http://diarioelpais.com/muva/# [jan 2000].
5.- La expresión 'página de la World Wide Web es, significa, cada documento identificado individualmente por los Browsers de acceso a la Web. Las limitaciones de la metáfora serán discutidas más adelante.
6.- Hipercubos son figuras geométricas no-dimensionales construidas de forma análoga a un cubo

 


Suely Fragoso
 

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