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Por Suely Fragoso
Número 22
A abundância de metáforas
que descrevem a World Wide Web em termos da espacialidade do mundo
'real' sugere a possibilidade da existência de paralelismos
entre o espaço de nossa experiência cotidiana e a percepção
que temos da abstração a que denominamos ciberspaço.
A partir desta constatação discutem-se similaridades
e diferenças entre a conceituação e experiência
dos espaços 'reais', teórico-matemáticos e
do ciberespaço, procurando identificar a espacialidade eventualmente
experienciada na World
Wide Web.
El advenimiento
y el desenvolvimiento de las tecnologías digitales viene
provocando aceleradamente modificaciones no apenas en la organización
social, económica y política mundial, pero, también
- y tal vez principalmente - en los modos de percibir, pensar y
hacer sobre el mundo dicho 'real' y la propia condición humana.
Evidentemente, esa consideración no implica en que el curso
de la transformación tecnológica y la naturaleza de
las tecnologías sean determinantes de las formas de experiencia
y de acción de los sujetos y grupos socio-culturales, sino
apenas que existe un diálogo entre las prácticas tecnológicas
y la percepción, el raciocinio y la acción, individuales
y colectivas. Las estructuras socio-culturales y económicas
influencian el desarrollo tecnológico, al mismo tiempo que
sufren sus efectos. Incluídos en esa concepción, también
los modos de ser y de pensar sobre si mismo y sobre el mundo influencian
y son influenciados por la disponibilidad y configuracion de nuevas
tecnologías.
Entre las varias nociones que el advenimiento y el desarrollo de
las tecnologías digitales de comunicación prometem
afectar, se destacan, por su centralidad, las cuestiones del espacio
y del tiempo. Una parcela significativa de los trabajos dedicados
a investigar el impacto de las tecnologías digitales sobre
la conceptuación y la percepción del espacio y del
tiempo discute la potencial acentuación, en el llamado 'ciberespacio',
de distorciones en las experiencias del tiempo y del espacio inaguradas
por mídias anteriores. Ejemplares de esa tendencia son los
alertas sobre el potencial alienante de la mediatización
digital de un número cada vez mayor de actividades. Delante
de una 'realidad virtual' que dé continuidad a las formas
de representación practicadas por ejemplo en el cine y en
la televisión, las fronteras entre lo real y lo imaginário
pueden asumir um carácter cada vez más difuso. También
las nociones de proximidad y de distancia, duramente afectadas por
tecnologías de transmisión de información anteriores,
podrían tornarse todavía menos significativas en función
de la extrema aceleración viabilizada por tecnologías
de comunicación digital.
Un foro previlegiado para abordar los posibles reflejos y desdoblamientos
del desarrollo de los sistemas de la realidad virtual y de las redes
digitales de comunicación sobre los estatutos del espacio
y del tiempo es el llamado 'ciberespacio', entendido como conjunto
de informaciones codificadas binariamente que transita en circuitos
digitales y redes de transmisión. A partir de intrincadas
relaciones establecidas en ese sistema, emergen las referencias
a un 'espacio informacional', indicando el carácter teórico
que fundamenta la concepción de la espacialidad del ciberespacio.
No obstante la aparente falta de correspondencia entre ese espacio
informacional y el espacio físico que llamamos 'real', son
comunes, las referencias sin embargo a la interacción, navegación
y existencia en el ciberespacio. La abundancia de metáforas
que describen la experiencia virtual en términos de espacialidad
del mundo 'real' y la facilidad con que esas mismas metáforas
son incorporadas a la cultura apuntan para la posibilidad de existencia
de paralelismo entre la espacialidad de nuestra experiencia cotidiana
y la percepción que tenemos de la abstracción a la
cual la denominamos de ciberespacio. Delante de las "ciudades
Bits" por donde navegan "ciudadanos-de-la-red", de
las HomePages divididas en cuarto, sala y cocina (Sorenseen, B.,
s. d., s. p.), de los dominios y Sites, surge la cuestión:
existe espacio en el ciberespacio?. Los caminos que pueden conducir
a la comprensión de las implicaciones de esa pregunta comienzan
con una breve investigación de los modos como concebimos
y experimentamos el espacio que llamamos "real".
Espacio
Antes de declarar la no-espacialidad de la experiencia en el ciberespacio
en función del teor abstracto de su concepción y manifestaciones,
es necesario recordar que también el espacio dicho 'real'
es aprendido y concebido bajo influencia de las peculiaridades fisiológico-
anatómicas del sujeto de la percepción, de las circuntancias,
de la cultura y de la organización social y económica
en que se encuentra injerido el mismo sujeto.
Dos modos fundamentales de concebir el espacio 'real' han estado
presentes en el pensamiento occidental por lo menos desde la Antiguedad
Clásica, alternandose en cuanto a la preponderancia de su
aceptación junto a la comunidad científica y convergiendo
para formar lo que, en los dias actuales, corresponde a la conceptuación
de espacio desde el cual opera la mayoría de las personas.
Esos conceptos pueden ser genericamente identificados por las expresiones
'espacio absoluto' y 'espacio relacional': el espacio absoluto existe
anterior e independientemente de los elementos que lo ocupan, y
sus características fundamentales serian la homogenidad y
la infinitud; el espacio relativo surge de las relaciones entre
los objetos que lo componen.
Sujetos de la cultura occidental del final del siglo XX, concebimos
el espacio en el sentido absoluto, conforme los presupuestos teóricos
con los cuales operamos la mayor parte del tiempo (por ejemplo,
la Física Newtoniana y la Geometría Euclidiana). Percibimos
el espacio, sin embargo, a partir de las relaciones que los elementos,
dentro de nuestro campo de visión, establecen entre si y
con nuestro cuerpo. En un exámen de articulación de
la espacialidad a partir de las prácticas cotidianas, Michel
de Certeau verifica diferencias análogas entre la conceptuación
del espacio y la experiencia espacial. A partir de una diferenciación
entre nociones de lugar y espacio que corresponden respectivamente,
a grueso modo, al que estamos llamando de espacio absoluto y experiencia
espacial, Certeau verifica el dinamismo con que la experiencia cotidiana
organiza el espacio a partir de las operaciones que lo orientan,
circunstancian y temporalizan (de Certeau, p.201-203). Concebimos
el espacio absoluto, pero nuestra experiencia parece ser, en gran
parte, más afinada con la noción del espacio relacional.
El espacio percibido, relacional, no se identifica con el espacio
Euclidiano, absoluto.
Por más que lo consideremos un buen modelo, 'la Geometría
Euclidiana no es más que el resultado de un ejercicio de
abstracción matemática' (Gray, 1996, p. 651). Ni la
tridimensionalidad con que aprendemos las formas del mundo de nuestra
vivencia cotidiana corresponde directa o necesariamente a la realidad
espacial objetiva. Dos ejemplos pueden ilustrar esta cuestión.
En primer lugar, la capacidad de descripción matemática
de fenómenos naturales a partir del establecimiento de la
Geometría Fractal resulta, en gran parte, de la inclusión
de la posibilidad de trabajar con dimenciones fraccionarias o irracionales
en oposición las dimensiones enteras euclidianas. En la Geometria
Euclidiana, un punto tiene dimensión cero, una línea
tiene dimensión 1 (longitud), una superficie tiene dimensión
2 (longitud y anchura) y un volumen tiene dimensión 3 (longitud,
anchura y altura). Ya de acuerdo con la Geometría Fractal,
"se puede decir que ciertas curvas planas muy irregulares tienen
'dimensión fractal' entre 1 y 2..." (Mandelbrot, 1984,
p. 6).
También la posibilidad de la concepción de elementos
con dimensiones enteras superiores a tres desafia el paradigma euclidiano.
Derivando de las formulaciones matemáticas teóricas,
la hipótesis de que habitamos un espacio de cuatro o más
dimensiones fue pensada como la posible solución de una serie
de obstáculos en los modelos físicos y matemáticos
del siglo XIX, y encuentra soporte por ejemplo en las ecuaciones
y experimentos de A. Einstein (Duval, 1999, s. p.). Para algunos
autores, es posible que el fenómeno que denominamos 'tiempo'
no sea más que la forma limitada de como nuestros sentidos
pueden aprender eventos que acontecen en una cuarta dimensión
exclusivamente espacial (Sainte-Lagüe, 1962; Duval, 1999, s.
p.). Para contornar los límites de la percepción de
la cuarta dimensión espacial eventualmente impuestos por
nuestra conformación anatómico-fisiológica,
varios trabajos proponen explicaciones que parten de analogías
con seres hipotéticos los cuales, habitando un espacio tridimensional,
pueden aprender apenas la existencia de dos dimensiones Euclidianas.
Incapacitados de percibir relaciones de profundidad, estos seres
planos no tendrían medio de experimentar la tercera dimensión
al menos que un elemento tridimensional 'cruzase' su mundo bidimensional.
Un ejemplo clásico de la experiencia de esos seres bidimensionales
es el llamado 'fenomeno naranja', o sea, la caída de una
naranja a través del plano por ellos habitado. Para los seres
planos, el fenómeno acontece de la siguiente forma: inicialmente
surge una pequeña mancha amarilla, que al expandirse revela
un círculo interior de color menos intenso, recortado por
rayos blancos. Los círculos concéntricos se expanden
hasta cierto límite, comienzan a disminuir de tamaño
hasta que reste nuevamente apenas la circunferencia amarilla, que
por fin también disminuye y desaparece completamente (Saite-Lagüe,
1962). Literalmente, se trata de una representación bidimensional
de un objeto en movimiento en el espacio tridimensional. Para aquellos
que la viabilidad de la existencia de una cuarta dimensión
espacial, un fenómeno de percepción análogo
caracterizaría nuestra experiencia tridimensional de un objeto
de cuatro dimensiones que 'atravesase' el espacio que llamamos 'real'.
Todo lo que prodríamos ver sería 'franjas' tridimensionales
de ese objeto que estuviera localizado exactamente en nuestro universo
perceptivo (Duval, 1999, s. p.).
La expresión hiperespacio es también utilizada con
relativa frequencia con relación a los sistemas basados en
hipertexto (1) de un modo general,
y al ciberespacio en particular. De modo general, este tipo de apropiación
del término hiperespacio no viene acompañado de consideraciones
sobre el establecimiento de un espacio multidimensional a partir
de los hiperlinks. Mismo T. Nelson, que tendría formulado
el término hipertexto en la década de los 60, apenas
indirectamente relaciona la noción de la matemática
de hiperespacio al 'espacio informacional' construido con hiperlinks:
"[d]e acuerdo con Nelson, la mayor influencia vino del vocabulario
de las matemáticas, en que el prefijo 'hiper' significa 'extendido
y generalizado'" (Bardini, 1997, s. p.). La complejidad del
espacio informacional posible de construir con sistemas de hipertexto
e hipermedia apunta, de cualquier modo, para una constitución
verdaderamente hiperespacial.
Ciberespacio
El neologismo 'ciberespacio' (cyberspace) es atribuido a W. Gibson,
que lo tendría formulado en Neuromancer (1984):
Ciberespacio. Una alucinación conceptual experimentada diariamente
por millones de operadores en cada nación, por niños
que aprenden conceptos matemáticos... Una representación
gráfica de los datos abstraidos de los bancos de cada computador
en el sistema humano. Inconcebible complejidad (Gibson,1993, p.
67).
Conveniente para denominar el conjunto de las informaciones que
transitan en los servidores y en los terminales conectados a la
Internet, la expresión ciberespacio se popularizó
con la rápida expansión del número de usuarios
de la red en la década de los 90.
Para gran parte de los usuarios no-especialistas, la Internet corresponde
a la sumatoria de correo electrónico y World Wide Web (WWW
o simplemente Web). La WWW es el resultado de la asociación
del concepto de hipertexto al proyecto de desarrollo de un sistema
de dominio público que haga visible la tranferencia de archivos
entre computadores operando a partir de sistemas operacionales incompatibles
(Berners-Lee, 1996, s.p.). Basada en la convergencia de varios factores
tecnológicos, políticos, económicos y culturales,
la utilización de la Web aumento vertiginosamente en pocos
años, introduciendo para millones de personas alrededor del
mundo las prácticas de comunicación mediada por computador,
la hipermedia y el concepto de 'ciberespacio'. En correspondencia
con la fracción del ciberespacio con la qual se encuentran
mas familiarizados los usuarios no-especialistas, en la cual algunos
autores vislumbran la materialización - o, en ese caso, virtualización
más allá de la mera potencialidad - del ciberespacio
conforme descricto por Gibson (SØrenseen, s. d., s. p.),
la Wordl WideWeb pasó a ser genericamente identificada como
'el ciberespacio'.
La lectura completa de Neuromancer revela especificidades de la
concepción ficcional del ciberespacio que no están
presentes en el trecho inicial arriba reproducido, y que distancian
el concepto en Gibson de la presente configuración de la
Wordl Wide Web. A lo largo de la trilogia ciberespacial de Gibson
(2), queda clara la vinculación
entre la expresión 'representación gráfica
de los datos' y una intención de realismo representacional
más afinada con el paradigma de desarrollo de los sistemas
de 'realidad virtual' que con la experiencia actual de la navegación
en la WWW. En la obra de Gibson, la estructura y la visualización
del ciberespacio son norteadas por correspondencias bastantes directas
con la arquitectura, la organización económica, social
y política y la geografia del mundo 'real':
'Mierda', dice el constructo, aquellas cosas son el edificio
de la RCA.
Tú conoces el viejo edificio de la RCA? El programa Kuan
se sambulló por las decenas de idénticas torres y
datos, cada una réplica en neon azul del rascacielos de Manhattan.
Tú ya viste la resolución así de alta? (Gibson,
1993, p. 303)
Claro. Yo conseguí línea
directo. La primera vez. Yo sólo estava viendo, sanbullido
bien alto, allá más o menos por el sector de comercio
pesado en Rio. Grandes negocios, multinacionales, el gobierno del
Brasil encendido como un árbol de Navidad
(Gibson, 1993, p. 303).
Wig, calor de la primera juventud y gloria, se había reventado
en un pase a través de los sectores poco ocupados de la matriz
que representan aquellas áreas geográficas que eran
conocidas como el Tercer Mundo (Gibson, p. 172).
La intención de reproducción o creación de
'mundos virtuales realistas' no es extraña a las propuestas
para el futuro de la World Wide Web. A partir del desarrollo de
estrategias para la incorporación de modelos digitales tridimensionales
a Web Sites, entre los cuales el lenguaje VRML (3)
todavía es el de mejor desempeño, un número
cada vez mayor de modelos de elementos existentes en el mundo nominado
como 'real' y de simulaciones de una determinada versión
de nuestra experiencia cotidiana del espacio vienen siendo publicados
en la WWW (4). Así como
los paralelismos entre la geografía y la arquitectura del
mundo físico y la distribución y aparencias de volumenes
en el ciberespacio propuestos en la obra de Gibson, la inclusión
de modelos tridimensionales en la Web podria ser comprendida como
un esfuerzo para la intensificación del carácter espacial
de la WWW.
La percepción de la espacialidad en el ciberespacio, sin
embargo, es independiente de la inclusión de modelos tridimensionales
a la World Wide Web. Así como aprendemos la espacialidad
del mundo físico a partir de la percepción de las
relaciones que los varios elementos que lo constituyen estabelecen
ente si, también el espacio de la Web puede ser revelado
para los usuarios comenzando por la identificación de las
relaciones establecidas entre varias "páginas' (5)
- apartir de los links. De hecho, una vez que surge de las relaciones
establecidas entre los varios elementos que la componen - en el
caso de la Wordl Wide Web, los vários Web Sites - el ciberespacio
sería, por definición un espacio del tipo relacional.
Por lo menos en el actual momento tecnológico, el camino
recorrido de una para otra 'página'de la World Wide Web no
es anunciado en las ventanas de los navegadores típicos.
De ese modo es posible experimentarlacional de la espacialidad experimentada
en la World Wide Web, pues desde el punto de vista del sujeto que
navega, la transición de una para otra página es percibida
como un movimiento del o en el ciberespacio. El usuario selecciona
el link que inicia la transición, y consecuentemente controla
la partida en dirección a la otra página. También
la demora en la transmisión de datos, característica
del actual estado de desarrollo tecnológico, dura un intervalo
de tiempo más que perceptible la transición de una
para otra pagina enfantizando temporalmente los recorridos entre
las páginas (Soreneen, s.d., s. p.). Los 'caminos' que vinculan
los diferentes elementos que constituyen la World Wide Web pueden
permanecer invisibles para el ver unificador que mapea, pero son
percibidos por el sujeto que navega en el ciberespacio y que aprende
su espacialidad tanto a partir de lo que ve como en función
del 'recorrido' que realiza entre una y otra instancia visualizable.
Millones de usuarios 'navegan' por la World Wide Web todos los dias,
y al final de cada sección en el ciberespacio, llevan consigo
una impresión de la estructura espacial señalizada
por los caminos recorridos.
La analogía con la percepción de la espacialidad urbana
es bastante clara: también la configuración del espacio
urbano surge de travesías durante las cuales se identifican
las relaciones que los elementos de la ciudad establecen entre si.
La experiencia del espacio urbano es relacional y en gran parte
reducida a la visualización de superficies (Salingaros,1999,
s.p); también la capacidad de orientarse en la ciudad apunta
para la percepción de su espacialidad sin implicar, necesariamente,
la capacidad de mapear los caminos posibles. Estos y otros paralelos
entre la experiencia de la navegación en la WWW y la percepción
cotidiana de la espacialidad urbana explica la abundancia de metáforas
de cuño arquitectónico y urbanístico en la
descripción y en el análisis de la experiencia de
la Web; 'ciudades bits', 'aurita virtual', 'telépolis', etc.
En 1996, J.D. Bolter identificó además otras características
comunes al espacio urbano y al ciberespacio, particularmente el
carácter colectivo de su institución, la heterogenidad
y los modos de aprehensión de los dos fenómenos. Para
Bolter, la ciudad contemporánea es caracterizada por una
dualidad en que
...cada habitante persigue sus
propios intereses, y sin embargo las actividades de todos combinan
para direccionar y hacer viva la ciudad como un todo. El ciberespacio,
o por lo menos la Internet, poseen esta cualidad. Quizás
ni una ni otra metáfora disponible pueda capturar como la
de la ciudad la tensión por medio de la cual la acción
individual conduce a un sentido colectivo de coherencia (Bolter,
1996, s. p.).
De la adopción de la metáfora de la ciudad -para la
World Wide Web, derivan neologismos que describen los sujetos que
navegan por el ciberespacio a partir de referencias a la condición
urbana. Las 'ciudades virtuales' son habitadas por netcitizens y
ciberflaneurs. Esas y otras metáforas fuertes, como las de
la navegación y del laberinto, tienen el mérito de
poner en términos familiares estructuraciones tecnológicas
inéditas, como también lo hicieron en períodos
anteriores expresiones como 'carruaje sin caballos'y 'radio con
imágenes'. Es necesario no olvidarse, sin embargo, que, al
mismo tiempo en que crean imagenes elucidativas, las metáforas
tienden a confirmar la aprehensión del elemento al cual se
refieren las especificidades del concepto adecuado para la construcción
del sentido configurado.
Por qué encontramos (ciber)ciudades en un continente o espacio
que suponemos nuevo?. Serían las ciudades alguna novedad
para la especie humana?. Por qué encontramos figuras centenarias
como flauners, situacionistas y urbanistas utópicos en un
Nuevo Continente?. La respuesta es que -así como cuando se
descubrió cada nuevo continente - Lo que se puede descubrir
es lo que ya se conoce (Marchant, 1997, s p., s. p.).
Hiperespacio
Sin perder de vista que las metáforas nos revelan sobre experiencias
de navegación en la World Wide Web, es necesario hacer un
esfuerzo para identificar también aquellas particularidades
de la espacialidad del ciberespacio que puedan eventualmente haber
permanecido obscurecidas por figuras del lenguaje. En contraposición
a la experiencia urbana, por ejemplo, la diversidad de los varios
elementos que pueden componer las páginas de la WWW es homogeneizada
especialmente por la enuncialización en la tela plana del
monitor. Páginas que contienen textos,dibujos, gráficos
y fotografias son traducciones para el medio electrónico
de composiciones que podrían ser realizadas en otros planos
estáticos, por ejemplo hojas de papel.
De ahí deriva, y ahí se esgota, la metáfora
de la página. La enunciación de imágenes en
movimiento, por ejemplo animaciones o secuencias de video digitalizadas
solicitaría otra metáfora. Una analogía posible,
nuevamente de cuño arquitetónico, seria la de la pared
(posiblemente grafitada con dibujos y textos) en la cual se proyecta
una película que contiene una ventana a través de
la cual son vislumbrados eventos en desarrollo. La metáfora
de la pared grafitada no da cuenta, sin embargo, de posibilidades
como la determinación por el usuário de la interrupción
o repetición de las 'películas', o los 'eventos' virtuales
que observa. También páginas conteniendo modelos tridimensionales
extrapolan las posibilidades de la metáfora de la pared con
una ventana a través de la cual se vislumbra un paisaje pues
apesar de estar 'de lado de acá' de la pared, el usuario
puede mover los elementos, visualizarlos 'del otro lado' de la ventana.
El ciberespacio se constituye a partir del cruzamiento entre elementos
de los más variados tipos: 'páginas' estrictamente
bidimensionales; representaciones de las cuales es adicionada una
dimensión temporal a partir de la inclusión de animaciones
y secuencias digitalizadas de vídeo; representaciones interactivas
y en perspectivas de modelos tridimensionales, combinaciones de
varias formas de representación en una pantalla , etc. La
percepción de la espacialidad World Wide Web se articula
por medio de la identificación de los trayectos posibles
etre los diferentes tipos de representación. Preso 'de lado
de acá' de la pantalla, el usuario puede recorrer con los
ojos la superficie en la cual los diferentes elementos son enunciados,
seleccionar links y determinar, todavía que de forma bastante
restricta, algunos eventos posibles de realización 'del otro
lado'. Cada vez que selecciona un link, al mismo tiempo, el usuario
mueve el ciberespacio y se mueve de modo que queda delante de la
representación bidimensional de un elemento diferente. Mismo
que el paso de una página para otra acontesca muy rapidamente,
la noción de la continuidad que el usuário trae de
su experiencia cotidiana conduce a la indiferencia de la existencia
de un espacio 'entre' las páginas en el cual se da el trayecto.
Diferentemente de las experiencias de travesía a ciegas en
el día a día del mundo que llamamos 'real', por ejemplo
en acensores o vehículos sin ventanas, los trayectos realizados
en la WWW configuran una estructura espacial que no necesariamente
permite al usuario prever los destinos de links semejantes o los
varios puntos de llegada disponibles a partir de una única
página. La experiencia de movimiento, la inferencia del espacio
'entre las páginas', apunta para una estructura espacial
mas compleja de lo que aquella que el usuario experimenta diariamente.
Trayectos en el ciberespacio son movimientos en un espacio peculiar
cuyos elementos no se encuentran distribuidos tridimensionalmente,
y en el cual los varios puntos de llegada pueden tener dimensionalidades
de las más variadas: la linearidad del texto, la bidimensionalidad
de las imágenes planas, el dinamismo de las animaciones,
la tridimensionalidad de los modelos en VRML,etc.
A los espacios con más de tres dimensiones se les da el nombre
de 'hiperespacio'. Hiperespacios y elementos hiperespaciales, como
por ejemplo los hipercubos (6),
pueden ser representados visualmente en dos o tres dimensiones,
pero la mente humana tiene dificultades para operar en sistemas
espaciales de ese tipo. La aprehensión en cuatro o más
dimensiones es, sin embargo fundamental para el estudio de sistemas
complejos, en los cuales las características de cada elemento
precisa ser representada por cuatro, cinco o más variables.
La semejanza entre la experiencia de navegación en el ciberespacio
y un ejemplo elaborado por Riemann para explicar la posibilidad
de existencia de más de tres dimensiones espaciales es contundente.
Como varios otros autores que abordaran el asunto, Riemann construyó
su ejemplo a partir de lo hipotéticos 'seres planos' incapaces
de percibir relaciones de profundidad, que habitarían un
espacio tridimensional. Al contrario de imaginar un objeto tridimensional
atravesando el mundo de los seres planos como el 'fenómeno
naranja' anteriormente descrito, Riemann propone la imágen
de dos hojas de papel, cada una de ellas representando un universo
bidimensional distinto, que se tocan exactamente en el local en
que existe un pequeño corte en cada hoja (Figura 1). Un 'ser
plano'recorre la superficie de su universo bidimensional hasta que
llega a la abertura en que las dos superficies se encuentran. Inadvertidamente,
el 'ser plano'atraviesa la abertura creada por los cortes en contacto,
pasando de su universo bidimensional 'A' para el otro universo bidimensional
'B'. Mientras para un observador capaz de percibir la tercera dimensión
simplemente pasó de una superficie para otra, la criatura
que no es capaz de concebir la profundidad, y por eso no dispone
de conceptos como arriba o abajo, está desorientada. Reconoce
el hecho de haberse desplazado espacialmente, pero no consigue comprender
como tendría ido para un otro universo, diferente del suyo.
"teoricamente, el ser pasó 'a través' de un espacio
desconocido; su movimiento generó (aunque movimentadamente)
una tercera dimensión en un mundo 2D. Este espacio, la fisura
paradojalmente vacía entre las dos hojas de papel, sólo
existe retrospectivamente" (Tolva, 1996, s. p.) y deriva de
la inferencia de la continuidad espacial a partir de la viabilidad
de realización de la travesía.
Figura 1: representación
esquemática del 'ser plano'atravesando el Corte de Reimann
(adaptado de Tolva,1996,s. p.).
Análogamente a partir de los links que selecciona el usuario
Web atraviesa fronteras entre diferentes agrupamientos de información,
aprende el hecho de haber efectuado movimiento pero no consigue
visualizar en que sentido o dirección el desplazamiento sucedió.
Como el 'ser plano'que atraviesa el corte Reimann inadvertidamente
, el usuario de Worid Wide Web deliberadamente experimenta la múltiple
dimensionalidad de espacio informacional, unificada en la memória
de la experiencia de navegación.
Independientemente de cualquier posibilidad de que la especie humana
efectivamente habite un universo multidimensional, estando limitada
a la percepción de apenas tres dimensiones por su configuración
anatómico-fisiológica o cultural, la aprehensión
de la espacialidad hiperdimensional del ciberespacio probablemente
colabora para el desarrollo de formas multidimensionales de raciocinio
requeridas para análisis de sistemas complejos, esto es,
de fenómenos que emergen de elementos definidos cada uno,
por más de tres variables. Más importante sería,
sin embargo, si la experiencia multidimensional del ciberespacio
pudiese servir de punto de partida para cuestionamientos sobre los
límites de la comprensión no apenas de la percepción
humana, también de las verdades políticas, sociales
y científicas a partir de las cuales se contruye la 'objetividad'
de una determinada concepcíon de espacio. La aprehensión
de la hiperespacilidad del ciberespacio podría dar continuidad
al proceso de identificación de las discordancias entre la
experiencia perceptiva y el concepto cartesiano (absoluto) de espacio
al respecto de la cual considera P. Virilio:
Confesar que lo esencial para el ojo humano es invisible, y que,
dado que todo es una ilusión, tanto la teoría científica
cuanto el arte no serían mas que manipulaciones de nuestras
ilusiones, iba contra los discursos políticos- filosóficos
que desarrollaba, con el deseo de infalibilidad y una fuerte tendencia
a la charlatanicie ideológica. Evocar públicamente
la formación de imágenes mentales, sus aspectos psíquico-fisiológicos
portadores de su fragilidad y de sus límites era violar un
secreto de Estado bastante comparable al secreto militar, dado que
cubría un modo de manipulación de masas casi infalible
(Virilio, 1989, pp. 36-37).
No es por acaso que una de las obras más significativas desarrolladas
sobre la hipótesis del espacio hiperdimensional no es un
tratado matemático, más una contundente crítica
social elaborada sobre la forma de ficción. Flatland, un
romance de E. A. Abbott publicado por la primera vez en siglo XIX,
discute las posibles implicaciones de la interacción con
múltiples dimensiones a partir de la experiencia de un personaje,
'A Square', cuyas restricciones perspectivas son análogas
a las de los 'seres planos'hipotéticos ya discutidos en este
texto. A partir de las confrontaciones con un universo de tres dimensiones.
La Square pasa necesariamente a cuestionar el orden social económico
y político de Flatland, es preso a su historia guardada en
secreto inclusive "con la destrucción de todos los oficiales
que habían oído" (Abbott, 2000, s. p.).
En el presente momento, en que las características del ciberespacio
todavía no están plenamente configuradas, el carácter
multidimensional de la hipermedia y la diversidad de las varias
páginas que se entrecruzan para componer la Wordl Wide Web
enfrentan la resistencia acirrada de propuestas de conformación
de la estructura espacial de la Web a los principios de la geometría
Euclidiana, a través de la inclusión de elementos
tridimensionales 'realistas' en la red y del desenvolvimiento de
estrategias linearizadas para reducir lo que convencionó
en llamar de 'desorientación' típica de la navegación
hipertextual. Frente a la posibilidad de que el desarollo del ciberespacio
venga a ser norteado por el paradigma de representación que
llamamos 'realista', resta celebrar la Wordl Wide Web como la conocemos
apropiando a la referencia de Abbott, en el capítulo de Flatland,
en que la Square es introduzido en los misterios del espacio tridimensional:
Oh, admirable nuevo mundo....Cuando encontramos nuevos mundos....en
vano luchamos para preservar el orden que ya conocíamos,
y finalmente dejamos de resistir y nos entregamos al nuevo modo
de ver las cosas, donde quiera que éste nos pueda llevar,
sabiendo que nuestras experiencias jamás nos parecerán
las mismas. (Shakespeare, La Tempestad, apud T. F. Banchoff,
1990, s. p.).
Notas
y referencias bibliográficas:
1.- La expresión
hipertexto designa, en el contexto de este trabajo, el establecimiento
de conexiones persistentes (links) entre selecciones (anclas) en
archivos digitales que son presentados sobre la forma de texto.
El usuario puede navegar a través de las informaciones seleccionando
y siguiendo estos links.
2.- Neuromancer (1984), Count
Zero (1987) y Mona Lisa Overdrive (1988)
3.- Virtual Reality Modelling
Language.
4.- Algunos ejemplos serían
G. Quintieri, 1999, Universal Media "Seaside" Demo, disponible
on-line a partir de http://www.livinglinks.com/UniversalMedia/demos/seaside/
[jan 2000]; Canoma Sofwware, VRML Example, disponible on-line en
http://www.canoma.com/vrml/latest/hamilton/scene.html
[jan 2000] y El País, Museu Virtual De Artes El Paísi;1997,
disponible on-line a partir de http://diarioelpais.com/muva/#
[jan 2000].
5.- La expresión 'página
de la World Wide Web es, significa, cada documento identificado
individualmente por los Browsers de acceso a la Web. Las limitaciones
de la metáfora serán discutidas más adelante.
6.- Hipercubos son figuras geométricas
no-dimensionales construidas de forma análoga a un cubo
Suely
Fragoso
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