Por Silvia Gereda*
Número 22
Para conocer los
riesgos a que se expone el periodista de investigación de hoy, es
indispensable conocer cómo surgió la Guatemala militarizada.
El papel de la prensa y de los periodistas
se complica y se vuelve más tortuoso en tiempos de guerra. Para
apreciarlo en su justa dimensión basta retroceder veinte años y
situarse en la salvaje y violenta Guatemala de finales de la década
de los años setenta y principios de los ochenta. La sociedad estaba
llena de radicalismos, se "pertenecía" a la derecha anticomunista
o se era marxista; no había matices. La democracia política, los
derechos humanos, las libertades públicas, entre ellas la de expresión,
simplemente no existían.
Treinta y seis años de guerra nos
dejaron DATOS NUMÉRICOS TANTOS muertos, huérfanos y periodistas
asesinados y exilados. Durante tres décadas el Estado implantó un
aparato de represión y bajo el pretexto de la lucha contra el comunismo
infiltró y controló a todos los sectores de la sociedad guatemalteca.
El plan consistió en crear oficinas
manejadas por personal militar, que se dedicaban a accesar la información
confidencial de los guatemaltecos. Se instalaron oficinas de control
en todas las aduanas, finanzas públicas, migración, puertos, aeropuertos
y la compañía de teléfonos. La Policía Nacional también fue militarizada
y desde sus mandos se dirigieron operaciones de violación a los
derechos humanos, desapariciones forzadas y secuestros de miles
de guatemaltecos, incluyendo periodistas.
El control absoluto que los militares
tuvieron sobre el país, los corrompió y muchos de los que pelearon
la guerra se creyeron con el derecho de un botín. Lo que empezó
con el control de la vida de los guatemaltecos, se transformó en
una red del crimen organizado, en donde se manejaban contrabando,
robo de vehículos, narcotráfico, secuestros, ilegales, asesinatos
por encargo y desaparición de opositores políticos.
En esta etapa, y en el marco de este
dramático escenario, la prensa y los periodistas intentaron cumplir
con su misión esencial: el resultado fue el asesinato alevoso de
sesenta y seis periodistas, entre ellos cuatro directores propietarios
de periódicos importantes, el exilio de otros y la mediatización
e ideologización de la prensa.
Luego vino una segunda etapa, donde
la prensa de manera generalizada optó por la senda de la autocensura,
que se tradujo en la publicación de noticias e información superficial
e irrelevante. La prensa como institución seguía la política del
avestruz e ignoraba la realidad.
En tanto la prensa callaba con justificado
temor y la población ignoraba en buena medida lo que sucedía. En
el año de 1,986, Guatemala entra en un proceso de transición democrática
eligiendo abrumadoramente a un gobierno civil.
Sin embargo, durante estos quince
años de democratización, las estructuras del Estado paralelo militar,
continúan intactas y su desarticulación y desintegración dista mucho
del espíritu plasmado en lo que fueran los Acuerdos de Paz.
Inteligencia militar y sus respectivas
dependencias, mantienen el poder, y si bien su rostro es efímero,
ejercen una presión real tras el trono.
Aún en medio de esa vorágine de terror
y delincuencia, la prensa guatemalteca como colectividad rompió
con la autocensura, y estableció un compromiso con la democracia,
la libertad y el fortalecimiento de un verdadero Estado de Derecho.
En estos años de transición la prensa
ha ido incluso, más allá de su función habitual y ha impulsado esfuerzos
cívicos contra la impunidad y a favor de la depuración de los poderes
del Estado, que culminaron con la renuncia de todos los congresistas
y de la Corte Suprema en pleno, en cambios constitucionales, en
renuncias de funcionarios públicos corruptos, incluyendo poderosos
militares.
Estos y otros esfuerzos de la prensa
y de los periodistas, se han traducido a los largo de los últimos
quince años, en intentos fracasados de los diferentes gobiernos
de turno y de los grupos de poder en agredirlos, intimidarlos, amenazarlos,
hostigarlos, asfixiarlos financieramente y más recientemente en
descalificarlos y desacreditarlos.
Para fortuna de los guatemaltecos
-no obstante los tropiezos de siempre y los naturales gajes del
oficio- hay prensa y periodistas para rato.
Los
riesgos del periodismo de investigación
El año pasado, la llegada del Frente
Republicano Guatemalteco al gobierno, presidido por el General Efraín
Ríos Montt y otros militares acusados de participar en el conflicto
armado, empeoraron la situación de la prensa.
En lo que a amenazas y riesgos se
refiere, ha existido un retroceso a las épocas de las dictaduras
militares, donde los periodistas que criticaban al régimen eran
amenazados, asesinados o difamados. Las amenazas y agresiones se
han convertido en el pan de cada día para quienes hacemos investigación.
Como nunca antes, el aparato estatal
ha implementado campañas de desprestigio utilizando todos los canales
de televisión y numerosas radios de corte oficialista, que son dirigidos
por el actual ministro de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda,
Luis Rabbé, que ha sido acusado de corrupción.
- Amenazas de muerte y agresiones
En 1992, durante el régimen del ex
presidente Jorge Serrano Elías, hoy prófugo de la justicia guatemalteca
y residente en Panamá, un grupo militar intentó convencer al gobernante
de dar un autogolpe de Estado disolviendo el Organismo Judicial
y el Congreso.
En estos años Guatemala vivió una
de las crisis más grandes de los últimos tiempos, en la que la prensa
independiente jugó un papel trascendental para el retorno a la constitucionalidad.
Sin embargo, no haberse plegado al
gobierno le valió al en ese entonces presidente de Siglo Veintiuno,
Jose Rubén Zamora un intento de agresión física e inclusive ser
encañonado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército y otro militar
de alto rango. Esquelas de muerto, arreglos florales de tipo fúnebre,
papeles anónimos y llamadas profiriendo amenazas de muerte estuvieron
a la orden del día. Dos granadas fueron detonadas frente a las casas
de dos directivos del diario e inclusive atacaron a balazos al presidente
de este medio.
Ocho años después, la situación no
ha variado mucho. El mes pasado tres periodistas del módulo de investigación
fuimos amenazados de muerte. Yo, en lo personal fui agredida y otro
periodista encañonado con armas de grueso calibre, tras una publicación
que sacó a luz pública que el presidente de un banco del Estado
se enriquecía ilícitamente.
Yo fui agredida por la espalda, cuando
salía de cursar mis clases de Literatura en la Universidad, por
un individuo que me amenazó con matarme a mí, a mi familia y a los
reporteros si continuábamos con los reportajes. Días después, cuatro
automóviles coparon el paso de Martín Juárez Ruiz un reportero del
módulo de investigación y tras bajarse del auto pusieron ametralladoras
en su cara y lo amenazaron con darle muerte a él y al equipo de
elPeriódico si continuábamos las publicaciones.
Las denuncias fueron interpuestas
en los organismos competentes, y hemos tenido que llegar al extremo
de mantener a un reportero custodiado con dos patrullas y cinco
agentes de la policía para proporcionarle seguridad.
Durante el gobierno de Alvaro Arzú,
y tras la firma de la paz, surgió un comando antisecuestros que
operaba en forma ilegal y que era dirigido desde el Estado Mayor
Presidencial por militares. Además, muchos de sus funcionarios y
familiares estuvieron involucrados en actos de corrupción y se enriquecieron
ilícitamente.
Cuando elPeriódico denunció estos
hechos, el Presidente de la República enfureció y ejerció presión
sobre los anunciantes publicitarios de elPeriódico y la Revista
Crónica, para que no pautaran más.
El mismo Presidente les enfatizaba
que si apoyaban económicamente a estos medios, se interpretaría
como que estaban en contra del régimen. Ante el temor de ser descalificados,
muchos accedieron llegando a retirar la publicidad, al extremo de
causar casi una asfixia económica a elPeriódico y la quiebra y cierre
definitivo de la revista Crónica.
- Intervenciones telefónicas y seguimientos
El año pasado, a escasos dos meses
de haber asumido el gobierno eferregista, el módulo de investigación
de elPeriódico descubrió que existía una red clandestina de inteligencia
que era dirigida por el jefe de seguridad del Presidente de la República,
un militar acusado de cometer múltiples violaciones a los derechos
humanos durante el conflicto armado.
Este aparato de inteligencia se dedicaba
a hacer intervenciones telefónicas y seguimientos a los opositores
del régimen.
Durante la investigación y tras su
publicación, pudimos observar que vehículos polarizados, algunas
veces sin placas, otras con placas del Estado o robadas, se paraban
a la entrada de las oficinas y hacían seguimientos obvios con el
fin de amedrentar. En muchas ocasiones se observó dentro de los
autos a individuos que fotografiaban o filmaban a los miembros de
la redacción.
Luego, los teléfonos de los periodistas
fueron intervenidos, las llamadas que uno realizaba a las oficinas
del diario eran contestadas por la recepcionista de la Policía Nacional
o de otra dependencia estatal; las líneas telefónicas se cruzaban
e inclusive se llegaban a escuchar dentro de la conversación el
sonido de las grabadoras y hasta de tonos de faxes. Luego vinieron
las amenazas de muerte.
El fin de estos personajes ha sido
espiar los movimientos de sus opositores, conocer su vida privada
y familiar y luego extorsionarlos o chantajearlos.
Gracias a un mensaje intimidatorio
que fue dejado en mi buzón de mensajes del celular, la Misión para
las Naciones Unidas logró establecer que el número del teléfono
de quien llamó pertenecía a un allegado militar. Se interpuso una
denuncia pública ante el Ministerio Público, que nunca fructificó.
Durante el período de Arzú y Serrano
inteligencia militar presentaba reportes falsos al Presidente de
la República y su Gabinete para desprestigiar a los directores de
los medios que les criticaban. Acusaciones de narcotráfico, supuestos
intentos de complot y otros chismes infundados como el pago de dinero
de los opositores, despertaban la furia de los gobernantes, que
se declararon públicamente enemigos de la prensa.
Sin embargo, durante el gobierno
eferregista, las medidas han llegado más lejos y a extremos nunca
antes vistos. En Guatemala, cuatro canales de televisión pertenecen
al mexicano Ángel Remigio González, un financista de campaña del
ahora Presidente de la República y cuñado del actual Ministro de
Comunicaciones, Luis Rabbé, quien además fue director de los noticiarios
locales. El otro canal, es estatal. Aprovechando el monopolio de
los medios electrónicos, el Ministro de Comunicaciones inició una
campaña de desprestigio contra periodistas de elPeriódico y Prensa
Libre, luego de que fue publicado un reportaje donde se evidenciaba
corrupción en el Estado y se denunciaba el monopolio televisivo.
Los canales reprodujeron entrevistas
con personas afines al régimen o políticos que aseguraban que la
prensa escrita mentía, abusaba y calumniaba al gobierno. Su objetivo
era hacernos perder la credibilidad. Al tiempo que hacía estos montajes
televisivos, se envió hasta las oficinas de elPeriódico a una turba
de gente que se hacían pasar como simpatizantes del Ministro Rabbé
y que enfurecidos, con papeles en llamas, palos y botellas en mano
intentaron ingresar a la sala de redacción para agredirnos por difamar
supuestamente al funcionario. Reporteros, un colegio de párvulos
que se ubica a la par de nuestras oficinas y los vecinos, vivimos
momentos de terror donde creímos que íbamos a ser linchados. Se
pidió protección a la policía, pero ésta acudió hasta que la turba
se había marchado.
Un grupo de reporteros y fotógrafos
que se infiltró con los supuestos manifestantes logró determinar
que los mismos no eran más que trabajadores del Ministerio de Comunicaciones
y que habían sido transportados por carros del Estado.
El ministro fue exculpado por el
Presidente de la República, la denuncia obra en los tribunales de
justicia y al parecer no se han iniciado investigaciones.
El acoso de Rabbé y el gobierno han
seguido a la orden del día, al extremo que el presidente de elPeriódico,
Jose Rubén Zamora y Gonzalo Marroquín, de Prensa Libre han sido
acusados a través de los canales de televisión de complotar contra
el gobierno. Montajes de historietas anónimas donde se les acusa
de ser empresarios fracasados, borrachos y conspiradores, aparecen
todos los días en la pantalla chica.
Un aspecto curioso es que el hermano
del Ministro Rabbé funge como jefe de Inteligencia del Ejército,
y es precisamente a él a quien se le atribuyen estos montajes con
información tendenciosa y falsa.
Junto con esta nueva herramienta
antiperiodística, cabe mencionar que la inteligencia militar de
este gobierno se dedica a fabricar rumores para desprestigiar a
los periodistas y su vida personal. Las mujeres periodistas son
acusadas de ser promiscuas o tener amantes; a los hombres de ser
alcohólicos, degenerados o vendidos a la oposición.
- Presión para despedir a directivos
de la prensa
Otro riesgo que corre el periodista
es la presión que ejerce el gobierno para que los directivos lo
despidan del medio de comunicación. En épocas de Serrano y de Arzú,
los mandatarios ejercieron presión para que el director de Siglo
Veintiuno, Jose Zamora fuera despedido. Se citaba a los propietarios
de los medios para exigirles el despido del periodista bajo amenaza
de ser acusados enemigos del régimen. Gracias al apoyo de la comunidad
internacional el esfuerzo de Serrano fue infructuoso. Pero en época
de Arzú, las peticiones de despido se convirtieron en realidad y
tras criticar al régimen de turno, Zamora fue removido de su puesto.
Posteriormente, el diario entró en una fase de apoyo gubernamental.
Más recientemente, la emisión televisiva
Temas de Noche, dirigida por José Zarco y el programa Radial Punto
de Encuentro, de Marielos Monzón fueron cerrados por presiones gubernamentales,
tras criticar a las autoridades.
- Elaboración de investigaciones
paralelas donde se implantaba pruebas
En el régimen de Alvaro Arzú, también
se creó un ente paralelo al sistema de justicia, denominado la OFICINITA.
Este aparato que operaba en el Ministerio Público coordinaba que
todas las investigaciones que tuvieran relación con militares o
allegados del gobierno.
Este grupo paramilitar infiltrado
en el Ministerio Público desviaba la investigación, implantaba pruebas
falsas y fabricaban historias para defender a los suyos y evitar
que llegaran hasta los tribunales de justicia.
Por esta época, el hermano de un
columnista de elPeriódico fue asesinado brutalmente a inmediaciones
de una base militar. Hugo Ordóñez, el columnista, relató que el
Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Marco Tulio Espinoza,
ofreció favores del comando antisecuestros e inclusive la liberación
del entonces secuestrado a cambio de que el presidente de elPeriódico,
Jose Rubén Zamora aceptara conversar con él, pues la línea editorial
de elPeriódico había denunciado los abusos de su gestión. Zamora
no accedió a la entrevista y días después Ordóñez fue encontrado
dentro de un pozo de agua, torturado y con un tiro de gracia. Las
investigaciones posteriores fueron desviadas, con testigos falsos
e implantación de pruebas, para exculpar a los principales sospechosos,
los militares.
Durante el autogolpe de Serrano las
oficinas de Siglo Veintiuno fueron rodeadas por 200 oficiales que
con sus fusiles amenazaban con disparar. Por varios días el gobierno
envió censores que pretendían revisar el contenido de las notas,
pero éstos fueron rechazados y no se les dejó ingresar. Los periódicos
tuvieron que circular clandestinamente e inclusive Siglo Veintiuno
publicó una edición denominada Siglo Catorce, que aparecía en blanco
y negro, evocando el regreso al siglo oscurantista.
El periodista Omar Cano fue enviado
a investigar tala ilegal de árboles en uno de los departamentos
más ricos del país. A su llegada descubrió que un grupo de la base
militar se dedicaban a la tala y exportación ilegal de los mismos.
Al ser descubierto se inició una persecución en su contra para exterminarlo
y se vio obligado a partir al exilio. Hace ocho años reside en Canadá.
- Cárcel e implantación de evidencias
En épocas de Serrano el columnista
Hugo Arce, de Siglo Veintiuno, fue detenido en un retén. La policía
le colocó dinamita y cocaína en su carro, luego en base a estas
pruebas formularon un parte policiaco falso e inmediatamente fue
enviado a prisión.
El sistema de computadoras del módulo
de Investigación fue intervenido por personas desconocidas (hackers)
para extraer información y conocer de antemano las publicaciones.
En un caso el ex jefe del Estado
Mayor de la Defensa y el director de la Dirección de Inteligencia
tenían en su poder copias de los documentos que se los reporteros
estaban elaborando para una publicación donde aparecían implicados.
En otros casos, principalmente cuando
se programaban publicaciones que involucraban a militares, las computadoras
registraban haber sido judicadas por desconocidos en horas de la
madrugada y los documentos finales estaban alterados, con datos
falsos o modificados.
En un caso extremo, se consiguió
borrar un documento en la fase de preedición y cuando ya estaban
diagramados y listos para ir a la imprenta.
Se ha conseguido detectar personal
infiltrado por inteligencia militar o sectores de poder en distintas
áreas elPeriódico, principalmente en la administrativa. Personas
que son contratadas en bandos medios o bajos y que al tener acceso
a las oficinas conocen los movimientos de quienes allí trabajan
y están enteradas de los temas que se están elaborando. Por ello
fue indispensable separar al Módulo de Investigación a un lugar
privado.
- Fafas o dinero a cambio de favores
El ex presidente Serrano quiso comprar
con viajes y posiciones públicas a varios directores de medios.
A otros altos ejecutivos, les daba una cuota mensual de diez mil
quetzales para detener las críticas en su contra. Mientras tanto,
en el gobierno de Álvaro Arzú se ofrecía pautar anuncio y hacer
contratos millonarios a cambio de no atacar al gobierno.
Durante le actual régimen eferregista,
algunos funcionarios que han sido acusados de corrupción han intentado
desprestigiar a los reporteros que investigan pregonando que éstos
les pidieron miles de dólares en soborno a cambio no publicar.
Cómo
protegerse
Cuando existen publicaciones delicadas,
que pueden costar hasta la vida de los reporteros, es recomendable
hacer triangulación con poderosos e influyentes medios de comunicación
del extranjero, principalmente de países desarrollados.
La idea es entregar la información
a la prensa internacional y que ésta la publique en sus páginas.
Luego, utilizando como fuente el medio extranjero se reproduce en
el diario local la nota.
Esta práctica puede dar protección
al periodista y disolver responsabilidades y a la vez no se deja
de publicar temas relevantes.
- Cooperación horizontal entre medios
locales e internacionales
Otro método es publicar notas de
alto riesgo en dos o tres medios al mismo tiempo. Además, si la
nota implica a algún país vecino se puede trabajar en conjunto con
periodistas extranjeros. La idea es disolver responsabilidades y
en ciertos casos, tener más impacto.
A través de fundaciones prestigiosas
se puede coordinar la visita de un equipo de periodistas investigadores
del exterior. Ellos podrían desarrollar algún tema muy delicado,
permanecer varias semanas o meses, salir del país y luego enviar
la publicación.
- Premios y redes del exterior
Los premios y reconocimientos en
el exterior pueden servir para conseguir algún grado de inmunidad.
A los gobiernos les da cierto temor las repercusiones internacionales
que pueda tener un ataque hacia los miembros de la prensa que tienen
reconocimiento en el exterior.
- Construcción de redes locales
e internacionales
Es necesario organizar una red de
apoyo internacional. Existen grupos que se dedican a brindar apoyo
en los momentos de crisis. A través de cartas y visitas al país
estas organizaciones logran ejercer presión sobre los gobernantes.
El acompañamiento de la comunidad
internacional es relevante y de gran importancia. Ante cualquier
amenaza es indispensable interponer la denuncia en los principales
órganos de la defensa del periodista. Ellos se encargarán de ejercer
presión y medidas cautelares para salvaguardar la vida de los amenazados.
Este extremo es principalmente importante en los países subdesarrollados
y con democracias frágiles.
Embajadores o miembros de países
amigos pueden ser un contacto para brindar asistencia a los periodistas
en riesgo. A través de giras o congresos auspiciados por estos gobiernos
se puede exponer en los distintos países que tienen importancia
política para el país, la situación crítica de la prensa.
Esto hará que el gobierno se comporte
de manera más recatada y cuide sus pasos.
- Seguridad del Estado sugerida
por Naciones Unidas
Cuando existen amenazas, el Estado
se encuentra en la obligación de brindarle protección al periodista,
cuando los casos son extremos es necesario solicitar patrullas y
equipo de seguridad para que el gobierno se comprometa frontalmente
a la protección del agredido.
Además, solicitar a la Relatoría
de Naciones Unidas este apoyo ayudará a facilitar los trámites y
garantizará más transparencia.
Es indispensable tener contactos
con individuos del gremio periodístico. En foros como estos se pueden
establecer contactos que más adelante darán apoyo en los momentos
de crisis y ayudarán al intercambio de información.
Es importante que los periodistas
aprendamos a darle el merecido espacio a todos los profesionales
que en su carrera son amenazados y apoyarlos para que puedan tener
la necesaria cobertura internacional.
- Sistemas para prevenir infiltración
en computadoras y celulares
El grupo estadounidence CryptoRights,
ubicado en Canadá se dedica a brindar asesoría a periodistas que
tienen problemas de intervención. Mediante un curso de criptología
se enseñan métodos sencillos para evitar que las señales sean interceptadas.
* Silvia Gereda
es directora de elPeriódico
de Guatemala. Esta ponencia fue presentada durante el III Congreso
Latinoamericano de Periodismo, organizado por Celap
en la ciudad de Panamá el pasado mes de mayo, y fue publicada en Sala
de Prensa (http://www.saladeprensa.org
No. 32, junio de 2001, Año III, Vol. 2). |