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Por Daniel Murillo
Número 23
Las
escuelas profesionales de comunicación en México ofrecen
programas de estudio que se dividen, por lo general, en dos grandes
rubros: el teórico y el práctico. Sin embargo, la
realidad profesional del comunicador, es decir, el posible campo
que se abre en una perspectiva laboral, no deja de centrarse en
los medios de comunicación como los lugares únicos
para ejercitar el trabajo del comunicador.
El problema de fondo es precisamente
que las escuelas de comunicación están orientadas
a crear comunicadores, no comunicólogos. La diferenciación
la baso en los siguientes rasgos: un comunicador se presenta como
el enlace entre el emisor y el receptor, en un modelo clásico
(guionista, director, productor, periodista, etc.), es decir, centrado
en el medio y en el mensaje; en cambio, el trabajo de un comunicólogo
se orienta hacia la definición de estrategias de comunicación,
de evaluación, de métodos y de los enlaces creados
entre un actor de comunicación y otro, un Ego y un Alter.
Si bien los medios de comunicación
pueden funcionar como ese Ego, generalmente no existe un canal de
regreso: los estudios de audiencia se refieren al rating, como si
un número nos indicara precisamente el alcance de nuestros
mensajes. Para el comunicólogo el dato no es lo importante,
sino los procesos que se crean mediante la comunicación,
la intervención social, la acción, la respuesta. La
academia de comunicación en México centra más
la formación de profesionales en una realidad mediática,
más que en la intervención en la realidad o en procesos
sociales. Por ello ha sido incipiente el diseño de planes
de estudio en otras formaciones dentro del campo disciplinario de
la comunicación, como la llamada "comunicación
para el desarrollo". Porque en estos tiempos neoliberales lo
importante es el medio, no el receptor.
Cuando cambiemos los polos y encontremos
al Alter del cual todo mundo habla pero nadie comprende (primero,
porque no es escuchado), entonces comenzaremos a cerrar el ciclo
y crearemos la retro-alimentación. Si no, estaremos entablando
un diálogo con la tecnología que, a fin de cuentas,
junto con los procesos económicos, es el gran monstruo que
ha creado la humanidad y que la está llevando a la neurosis.
Mtro.
Daniel Murillo Licea
Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua
Sociedad de Escritores de Morelos, México |