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Por Eliseo Rabadán
Fernández
Número 25
El libro Televisión:
apariencia y verdad, Editorial Gedisa (2000) es el último
publicado por el filósofo español Gustavo Bueno, pero
es, además, un libro cuyo alcance crítico puede ser
equiparado a otros tales como Manufacturing consent.The political
Economy of the Mass Media, de Noam Chomsky y Edward Herman,
que ha sido traducido por Carme Castell y publicado en España
como Los guardianes de la libertad. (Propaganda, desinformación
y consenso en los medios de comunicación de masas), por
Editorial Crítica (1990).
Las diferencias entre los planteamientos
de Bueno acerca de la actividad de la televisión, entendida
como un sistema complejo, con respecto a los planteamientos chomskianos,
pueden establecerse situándonos en las coordenadas de dos
distintos modos de concebir la filosofía y el lenguaje. Estas
diferencias pueden ser visualizadas desde la oposición entre
Descartes y Espinoza, inspiradores, en última instancia,
de Bueno y Chomsky, respectivamente. Existe una "estructura
profunda y otra superficial, dirá Chomsky, cuando hablamos
y ello tendrá efectos en la acción humana, derivados
de una especie de "conciencia sustancial". Pero, en el
caso de Bueno, quien no acepta , y precisamente critica que haya
algún tipo de sustancialismo de la materia o de la forma,
cuando se "construye una actividad científica, que trate
de explicar los fenómenos.
Estos planteamientos de carácter
filosófico, nos llevan, como Bueno explica a lo largo de
su obra de referencia, a cuestiones que tienen que ver con la gnoseología,es
decir, con "la actividad orientada a la determinación
de la constitución y límites internos de una ciencia
positiva concreta". Esto, cuanto a la gnoseología especial,
si la aplicamos al estudio de la televisión, nos lleva, siguiendo
a Bueno en su trabajo, a la necesidad de organizar los estudios
acerca del funcionamiento de la televisión, entendida como
un medio de comunicación de masas, desde la gnoseología
general, es decir, desde "la determinación de una idea
general de ciencia capaz de servir de metro o patrón para
estimar el grado de cientificidad característico de una ciencia
determinada". Esto conlleva dos trámites, el primero
de los cuales Bueno lleva a cabo en los cuatro primeros capítulos
del libro, y el segundo a partir del capítulo cinco.
El primer trámite consiste
en la gnoseología general analítica, "destinada
a determinar "anatómica " o estructuralmente las
partes formales constitutivas de todas las ciencias [en este caso
se ciñe a la "ciencia de la comunicación o de
la información ,en el sentido que le da, por ejemplo, Felicísimo
Valbuena en su libro Teoría general de la información],
para lo que hace uso del lenguaje(sintaxis, semántica y pragmática)
como hilo conductor.
El segundo trámite de la
gnoseología general consiste en el "estudio sintético",
que lleva a cabo los análisis pertinentes cuanto a "la
constitución dinámica o "fisiológica"
de las ciencias en funcionamiento"1.
Ya desde la introducción
nos advierte Bueno de que "quienes tienen algún trato
no meramente infantil con semejante ente [la televisión]
lo verán siempre envuelto por Ideas ontológicas tales
como "realidad", "verdad", "apariencia".
Esto, podemos recordar, lo advierte también Chomsky, al considerar
que existe un "modelo de propaganda", desde cuya "praxis"
se nos manipula el pensamiento, precisamente por el modo como manejan
los periodistas, políticos e intelectuales que manejan la
información, de modo tal que a Chomsky y le parece que se
utilizan las Ideas en sentido orwelliano, por medio de un permanente
uso de lo que él llama "doble lenguaje".
Respecto de las "apariencias",
Bueno llega a decir que cuando no podamos establecer con precisión
si ellas son veraces o falaces, habrán de ser consideradas
como "apariencias indeterminadas".
Las apariencias falaces, en la crítica de Bueno, pueden ser
clasificadas como:
A)configurativas
B)por conexión
En cuanto a las apariencias veraces,
pueden ser consideradas bajo tres criterios de clasificación,
a saber:
A)sinalógicas
B)isológicas
C)mixtas
Y para que no nos veamos, acaso,
inmersos en un complejo "nudo" reticular gnoseológico,
que a quienes no son filósofos, les pueda parecer demasiado
pretencioso, sigamos adelante a partir de esta tesis expuesta por
Bueno en la introducción del libro:
"Las verdades sólo pueden establecerse desde las apariencias,
lo que no impide que a través de estas apariencias puedan
establecerse relaciones terciogenéricas que, en todo caso,
deberán siempre estar vueltas de cara a las apariencias".
No se trata de que la televisión
llegue a constituir un "mundo tres", en el sentido de
Popper, un mundo en el cual "emerge" una conciencia que
llega a ser ella misma, en tanto construcción cultural a
partir de la conciencia, que ha interactuado con el aparato fisiológico
(toda la estructura tecnológica de producción de imágenes
y mensajes televisados por la telepantalla). Se trata de una red,
una "simpoké" en la que las Ideas mencionadas
van entretejiéndose con la constante interactuación
entre lo que está en el Mundo y lo que está en las
Pantallas de la televisión.
Los tres géneros de materialidad,
que Bueno postula para comprender y clasificar lo que está
en el Mundo, resultan clave para entender al "ente" televisivo.
Para ello es, una vez más, necesario recurrir a otra obra
clave de Bueno. Se trata de los Ensayos materialistas, de
la editorial Taurus, aunque también puede ser de gran utilidad
el citado Diccionario filosófico de Pelayo García
que podemos encontrar en internet.
Desde las coordenadas gnoseológicas
mencionadas, Bueno propone el siguiente plan de estudio de la televisión,
a saber:
Se establecen las relaciones posibles
entre la apariencia (lo que está en la pantalla del televiso)
y la verdad, lo que está realmente en el mundo), de tal manera
que pueden establecerse cuatro "modelos",que Bueno va
a denominar como:
1)modelo positivista
2)modelo poético (de poiesis)
3)modelo mimético
4)modelo circular
El mecanismo de análisis
de la televisión en su relación con las Ideas de apariencia
y verdad se lleva a cabo mediante el proceso siguiente:
1- una vez hecha y explicada la constitución de cada modelo,
se procede a explicar sus lineamientos generales
2- determinar la concepción de la apariencia que procede
asignar a cada modelo
3- hacer el bosquejo de verdad que cada uno de los cuatro modelo
establece
4- buscar otros contextos para contrastarlos con los del modelo,
en los que se expongan criterios de Verdad y Apariencia
5- contrastar los conceptos de Verdad y Apariencia que se manejan
en cada uno de los modelos, con los conceptos que se manejan desde
las diversas Teorías de la Ciencia
6- se buscará establecer los "componentes normativos"
que puedan ir asociados a los diferentes modelos.
Consideramos que el paso sexto es
crucial en el libro de Bueno, ya que en él se comprueba la
enorme fertilidad de su propuesta gnoseológica para los estudios
ontológicos, en cuanto podemos "criticar",sin caer
en metafísica sutancialista, ni caer en reduccionismos funcionalistas,
por ejemplo, la complejidad de este medio de comunicación,
y ello, siempre desde una perspectiva dialéctica materialista.
Así, tendremos que el modelo
positivista tiene una correspondencia con la teoría descripcionista
de la ciencia, en la que la materia, digamos, es "dominante"
sobre la "forma". No importa demasiado la teoría
abstracta, mientras el "control" sobre los fenómenos
sea funcionalmente adecuado.
Así, tenemos que, como dice
el propio Bueno al respecto del modelo positivista:
"ese idealismo de Berkeley
tendría que ver, como su verdadero correlato metafísico,
con las concepciones sociológicas del poder en televisión
que defiende la teoría crítica. El Mundo, vienen
a decir Adorno, Eco- el Eco de La transparencia perdida (1988)-,
Sartori o Bourdieu, es construcción del Poder que, mediante
las apariencias de la telepantalla, ofrece a la muchedumbre televidente
mensajes dirigidos a controlarla, en beneficio de su gloria".
Y, en la línea del debate
entre el "modelo de propaganda" defendido por Chomsky
y el criterio de James Petras, que no acepta que haya un Poder absoluto
de manipulación, ya que, al igual que Bueno, Petras defiende
al menos algunas de las tesis del materialismo histórico,
de tal manera que es imposible aceptar sin más que los seguidores
de este modelo positivista de la televisión posean la verdad
plena sobre el asunto.
Bueno nos comenta que "Un idealismo
que pasa por alto las realidades objetivas que el materialismo histórico
subraya en el proceso mismo de la construcción de esas apariencias
objetivas que ellas envuelven".
Lo que quiere señalarse es
el peligro que encierra ese idealismo de las apariencias de la "teoría
crítica". Por otra parte, consideramos una interesante
propuesta estudiar las teorías de Chomsky desde este libro.
Respecto a los planteamientos de
Bueno acerca del modelo poético, sugiero una atenta lectura
de las referencias a Nietzsche y Schopenhauer,de tal manera que
nos pueden ser útiles para entender mejor las propuestas
que se hacen a diario por parte de "filósofos posmodernos",
de sobra conocidos. Encuadrado esto en el momento normativo, nos
señala Bueno que "El criterio más sólido
que el modelo poético de televisión podría
hacer valer para diferenciar críticamente los contenidos
que pasan por la telepantalla sería el criterio estético".
Esto es algo que observamos, no sin cierta preocupación,
cuando se "educa" a las nuevas generaciones a través
de esta consideración en la que el Mundo, desde la apariencia
estética de lo real, es visto como una vida "dionisíaca",
en los términos de Nietzsche. Es la ingenuidad de Schiller,
el gran romántico alemán del XIX, que proponía
una educación estética para toda la Humanidad.
Por cierto, en cuanto a su correspondencia
con teorías de la ciencia, se pude establecer la correspondencia
entre el modelo poético con el Teoreticismo. Acaso "la
sociedad abierta" de Popper constituya un modelo estético
en el cual ,la sociedad "industrial avanzada" de Marcuse,
no necesite, para sublimar la enajenación del trabajo, de
la Revolución, sino de una adecuada educación estética,
a través de los modelos de realidad de la televisión,
por medio de la cual la insatisfacción enajenanate se sublima
en ciudadanos consumidores "felices".
El modelo mimético se correspondería,
en la tesis de Bueno, con la teoría adecuacionista de la
ciencia.
En el modelo circular: "ni
la televisión es una parte del mundo, ni el mundo es un "mundo
entorno" de la televisión". Este modelo se corresponde
con la teoría del cierre categorial. La relación entre
apariencia y verdad es considerada desde esta teoría de la
ciencia, en el contexto de la televisión, como dos "conceptos
conjugados", es decir, que sus relaciones, su conexión,
no es "de contrariedad, ni de contradicción, ni de mera
correlación", más bien su conexión "ha
sido formulada según las diversas alternativas de un sistema
de conexiones metaméricas típicas (yuxtaposición
de A y B; reducción de A a B , o de B a A;
fusión de A y B en un tercero; o articulación
de A y B en terceros.
Entre los conceptos conjugados podemos
encontrar, precisamente, los de materia y forma. Será
a partir de esta "conjugación",de donde Bueno desarrolle,
a partir del capítulo cinco de su libro sobre la televisión,
una crítica, desde el modelo circular, de lo que es la "constitución
dinámica del funcionamiento de la televisión, es decir,
su fisiología", como habíamos señalado
al principio de este breve comentario.
La distinción entre televisión
formal y televisión material resulta en este sentido, fundamental
en cuanto a la "formación de las verdades y las apariencias
en este medio de comunicación. La distinción entre
televisión material y formal es importante para establecer
si hay alguna estructura esencial en la televisión que sirva
para establcer diferencias de hecho entre ella y los demás
medios de comunicación.
Según plantea Bueno, lo que
va a diferenciar "específicamente" a la televisión,
respecto de la prensa, radio, es una característica que él
va a denominar la "clarividencia". Consideramos, desde
luego, que se trata de un concepto muy complejo, ya que aporta una
multitud de elementos novedosos, que, desde luego, habrán
de ser discutidos por especialistas, y no es mi pretensión
entrar en el debate en este comentario, pero sí quiero señalar
la necesidad de abrir un debate urgente sobre esta propuesta. Un
texto del propio libro de Bueno nos puede mostrar la relevancia
teórica, para la teoría de la información,
y en concreto, de la televisión como fuente de información,
de este concepto:
"Ese "momento destructivo"
de la televisión acaso se nos muestra, ante todo, en el
logro de lo que consideramos la característica principal
de la tecnología televisiva: la clarividencia. ¿Qué
otra cosa es la clarividencia televisiva sino la "destrucción
irónica" de la opacidad de las naturalezas que se
interponen entre el ojo y otros objetos visibles, sin necesidad
de retirar, atravesar o perforar sus naturalezas opacas,sino "envolviéndolas
con luz", utilizando, no ya la rueda de cangilones, olas
velas de las carabelas, o las calabazas de cuello estrecho, sino
las ondas electromagnéticas? (...) La televisión,
como tecnología de apariencias y de verdades, es también,
por ello, estrictamente social y no individual".
Este aspecto social es visto por
Bueno como otra de las ironías de la televisión,en
el siguiente sentido: no es que la televisión sea un"aparato
ortopédico", podemos recordar aquí las tesis
de Mc Luhan, que consideraría la televisión como una
mera prolongación de nuestra vista. Más bien se trata
de que que esos sujetos operatorios que están detrás
de la cámara, cuando enfocan el mundo, deben, necesariamente,
ocultar unas partes para que puedan ser mostradas otras. Esto no
implica que los receptores de las imágenes y mensajes de
la televisión sean meros sujetos pasivos (Mc Luhan sostenía
que la televisión ,al ser un "medio frío",
no permitía que el receptor participara activamente en la
interpretación del mensaje). En la teoría del cierrre
categorial se habla de sujetos operatorios, y en este caso el receptor
el teleespectador es un sujeto operatorio.
Bien, terminaremos este comentario aludiendo a las "diversas
modulaciones" de la Verdad en la televisión.
Desde la perspectiva de la clarividencia,
que es necesario encuadrar en la distinción entre televisión
formal material, es decir, en helecho de que lo que las cámaras
permiten
técnicamente lograr, la clarividencia, es algo que se transforma,
digamos, según la apariencia y verdad, por medio de la manipulación
del tiempo y el espacio ,es decir, si un hecho es televisado en
directo o en diferido. Aquí radica el "núcleo"
de lo que es la televisión en cuanto formadora de apariencias
y verdades, pero no es que el público sea manipulado, sino
que el público "acepta", según sus propios
intereses, lo que se le ofrece como verdades y apariencias.
No podemos terminar sin recordar
la tesis de "la espiral del silencio" de Noëlle Neumann,
según la cual, la tendencia social a no verse aislado de
lo que "opina" la mayoría. Su libro La opinión
pública, nuestra piel social, puede resultar interesante
en el contexto de esas diversas modulaciones de la verdad de la
que Bueno nos hace una precisa clasificación en lo que considero
la parte más relevante, por su implicación política,
de este libro complejo, pero muy esclarecedor.
Notas:
1
Es necesario,en este asunto,
consultar el libro de Bueno Teoría del cierre categorial,
publicado por Editorial Pentalfa,en cinco volúmenes, pues
en él se expone la base teórica de lo que es la crítica
filosófica presentada en Televisión: verdad y apariencia.
También tenemos la posibilidad de introducirnos en elestudio
de la teoría del cierre categorial por medio del Diccionario
filosófico, de Pelayo García,que se puede consultar
en el web de internet siguiente: <http://www.filosofia.org>
Dr.
Eliseo Rabadán Fernández
Universidad de Oviedo,
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