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Febrero - Marzo 2002

 

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Educación, comunicación e imaginarios sociales
 

Por Luz Zareth Moreno Basurto
Número 25

"¿Quiere decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?
Eso depende mucho de dónde quieras ir, dijo el gato.
No me importa mucho, dijo Alicia.
Entonces es indiferente por el camino que vayas, dijo el gato".

Lewis Carol, Alicia en el país de las maravillas

En la actualidad no son pocos los mecanismos ni las instancias que construyen realidades. Además de la escuela, iglesia y familia, los medios de comunicación de masas también contribuyen en la elaboración de autodescripciones y memorias sociales, Luhmann (1996) citado por Pintos (2001), a través de las cuales, de manera paulatina, se moldea la percepción de los espectadores con el objetivo de que realmente se crea lo que se observa en ellos. Así la construcción de plausibilidades de un sistema social dado se fundamenta en el marco de referencia que se plasma en los imaginarios sociales1.

Dicha creación y recreación de realidades en los media ha resultado una actividad sumamente productiva, debido en parte al alto nivel de penetración que han alcanzado radio y televisión sobre todo. En México más del 96% de los hogares a nivel nacional, tiene al menos un aparato de radio y cerca del 87% posee como mínimo un televisor (Gómez, 1998). En España el 96% de los niños entre 4 y 10 años, ven la televisión cada día, el 93% la ven más de tres horas diarias en promedio y para el 56% representa la única actividad en su tiempo libre (Ferrés, 1994).

Al transformar la información en una mercancía, se constituye un nuevo sector productivo, el de realidades, cuyo papel central se vierte en las tecnologías que conectan a los consumidores, productores y vendedores. La cadena se transforma y el pago por el bien o servicio se realiza de manera indirecta, cuando las audiencias compran aquellos productos que anuncian las empresas mediáticas.

Este sistema de mercado de realidades posibilita la existencia de grupos dominados y dominantes2, puesto que el poder se centraliza en una fracción minoritaria de la población que se encarga de elaborar discursos que justifiquen el orden social que prevalece y por ende decide acerca de la realidad. La contribución de los medios e imaginarios en este punto, es legitimar cierta ideología que evite generar prácticas o movimientos de transformación que pongan en peligro la organización existente en las sociedades. En este sentido la difusión de los mensajes producidos por los mass media tiene la peculiaridad de repetir una y otra vez la misma información con el empleo de diferentes recursos que aminoren esta igualdad; caracterizados por emitir productos redundantes, colaboran entonces en la realización y distribución de lo que se conoce como discurso autoritario, consistente en "la ideología dominante que la clase en el poder utiliza para homogeneizar la sociedad"3.

La existencia de relaciones sociales y sistemas de comunicación autoritarios permiten contemplar la presencia de lo opuesto, ya que se es con respecto a otro, de ahí que concibamos lo negro en función de lo blanco, lo bueno con respecto a lo malo y así sucesivamente. De forma similar en la sociedad y por ende en la comunicación, lo alternativo se sitúa en oposición a lo autoritario.

Lo alternativo visto como un camino que posibilita procesos de comunicación no lineales, sirve para explicar también, las relaciones sociales alternativas a partir de las cuales el sentido del circuito de la comunicación y sus elementos hacen plausible la participación del ser humano en sociedad. Aunque dicha comunicación alternativa no se explique desde ésta, sino a partir de las relaciones sociales alternativas (Prieto, 1991).

Lo alternativo en la comunicación
Aunque el término de comunicación alternativa no es reciente, pues comenzó a utilizarse en la década de los años setenta (Prieto, 1998), pensar en él hoy día se vuelve difícil, puesto que la generalidad de las relaciones sociales son desequilibradas y verticales. No obstante una construcción de la realidad alternativa es posible, en virtud de la necesidad que existe para producir mensajes que encarnen concepciones diferentes a las que se difunden cotidianamente en los mass media.

La comunicación alternativa como resultado de la praxis social, pretende modificar en algún sentido la realidad, cuestionar el statu quo y ostentar una diferencia cualitativa respecto a los productos que únicamente poseen finalidad mercantil y/o de entretenimiento banal, a pesar de las limitantes del contexto mismo donde se pretende desarrollar.

Las diferencias en relación a la comunicación autoritaria que continúan, se sitúan a nivel del emisor, receptor, mensaje, canal y código.

Comunicación autoritaria
Comunicación alternativa
La elaboración del producto queda en manos de especialistas. La elaboración del producto puede o no estar en manos de especialistas y se remite a situaciones concretas que interesan al grupo.
El mensaje contiene un mínimo de información, es repetitivo, redundante, califica los datos, no hay originalidad, crea y reproduce estereotipos.

El mensaje abandona las frases hechas, los lugares comunes y se vincula con la realidad de los participantes.

El código es impuesto. El código es propuesto.
La difusión es monopólica. La difusión pertenece a todos.
El proceso de recepción es limitada, predeterminada, acrítica y acepta lo que le es conveniente a la clase dominante. El proceso de recepción es compartida, genera discusión e intercambio, hay una conciencia y no sólo existe una oferta.

Entendemos por comunicación alternativa aquella que es factible a través de diversos medios y formas, por lo tanto:

"No nos referimos exclusivamente a medios que, por su naturaleza, sean distintos de los masivos; o para decirlo de otro modo, no planteamos una alternativa a los media como tales, sino en cuanto a instrumentos del poder; y a la inversa, el medio no es así lo alternativo (o no lo es necesariamente) sino el instrumento de una opción promovida por un grupo de personas o por un sector social"4.

Una de entre muchas opciones viables a elegir en este campo de lo alternativo, desde nuestro punto de vista, es la comunicación educativa, ya que contraria a la comunicación autoritaria (que atribuye mayor relevancia al producto o venta), la primera concede más importancia al interlocutor. Además de que el discurso que promueve busca compartir, abrir caminos a la reflexión , apoyar la recuperación de la experiencia, relacionar texto y contexto, jugar y gozar la expresión, respetar al otro y permitir la riqueza de la comunicación cotidiana. Su implementación facilita al individuo la comprensión de diferentes procesos, acompaña el aprendizaje y ofrece recursos para leer su contexto social y realidad (Prieto, 1998).

En virtud de esta capacidad que posee la comunicación educativa para crear, recrear y leer realidades con visión alternativa y pese a lo complejo que resultaría instaurarla en el ámbito escolar, su incursión sería alentadora, pues el alumno dejaría de ser el polo terminal del proceso y formaría parte activa de éste. Asimismo la posibilidad de formar sujetos reflexivos y críticos aumentaría, debido entre otros factores, a la pedagogía de la pregunta5 que acompaña esta noción.

La incorporación de la comunicación educativa en la enseñanza formal parte de lo descrito en un inicio, cuando señalamos que para explicar a la comunicación alternativa se debe partir de las relaciones sociales alternativas y que mejor lugar que las escuelas consideradas centros del saber e instituciones reproductoras de realidades, para combatir el discurso autoritario que prevalece y conlleva a la formación de imaginarios sociales que benefician a la clase que ostenta el poder a través de los medios de comunicación masiva y los otros sectores que contribuyen en la producción de realidades.

Al respecto somos optimistas, no sin olvidar la problemática que enfrentamos, ya que las disociaciones que existen sobre la escuela y el tipo de instrucción que se genera dentro de ella, aleja e incluso se opone a las implicaciones y consecuencias de instaurar la alternancia. Resulta obvio que se atentaría contra el orden vigente y por ende la imagen social transmitida por esta institución se tambalearía. Vamos aún más lejos y a pesar de esto, concebimos la pertinencia de implementar la comunicación educativa en los sistemas de enseñanza formales, aunando las nuevas tecnologías y los media como herramientas que facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La incorporación de la comunicación educativa en la escuela
Si entendemos la educación como un proceso social bilateral, por el cual se transmiten elementos culturales, condicionados por valoraciones y contextos históricosociales Scherz (1966) citado por Prieto (1998) podremos darnos cuenta que constantemente adquirimos patrones que nos hacen actuar en función del rol que desempeñamos socialmente. Así el aprendizaje como "el cambio que se produce en las relaciones estables entre: a) un estímulo percibido por el organismo de cada individuo, y b) la respuesta dada por el organismo"6 se efectúa dentro y fuera de las instituciones educativas.

La relevancia del proceso de aprendizaje en el ámbito de la comunicación es que al igual que el primero, tiene como objetivo lograr una modificación en la conducta del receptor y si observamos detalladamente, los medios de comunicación masiva y las nuevas tecnologías, también contribuyen en la educación de las sociedades, pues como lo hemos señalado a lo largo de esta reflexión, tengan o no explícitamente el objetivo de enseñar lo hacen. Así (Torres, 1999) la enseñanza parte de la educación, que exige de la comunicación, debido a que sin esta última no se puede generar la primera; entonces la relación entre comunicación y educación es una constante.

Si los medios tienen y han tenido un papel importante en la educación en que jóvenes y adolescentes se desarrollan ¿por qué no utilizarlos con fines distintos a los mercantiles?

Las relaciones de los medios con la educación han sido particulares; bajo el fundamento de que los primeros aportan información efímera, superficial o sensacionalista, la escuela los ha contemplado como entes extraños, ajenos a los objetivos que persigue. Los mass media por su lado manifiestan su poder de convocatoria y dejan sin recursos a la institución educativa, situación que pronuncia la competencia existente entre ambas instancias.

Ante la incidencia y protagonismo de los medios y las nuevas tecnologías en la vida de hombres y mujeres en su interacción con la realidad en la forma de entender el mundo, la educación "necesita de una renovación y una transformación más profunda, y ello de un modo triple: en sus programas, en sus métodos y en sus objetivos"7. Incluso Illich (1979) citado por Amézquita y Moreno (2001) para el logro de una sociedad capaz de educar, no son necesarias instituciones cada vez más poderosas, puesto que los conocimientos no se imponen desde afuera de forma autoritaria, sino que se asimilan de forma activa, con el fin de hacer significativo el aprendizaje.

En esto las posibilidades que brindan los medios de comunicación masiva y las nuevas tecnologías, sobre todo en lo concerniente al almacenamiento, procesamiento y aplicación de los contenidos para desarrollar diferentes recursos discursivos. Ahí la alternancia del medio, ya que en la escuela predomina el lenguaje escrito u oral y no se utilizan otros mecanismos; faltaría analizar lo relativo al mensaje, código, emisor y receptor, aunque no existe lo totalmente alternativo, ni totalmente autoritario (Prieto, 1998).

Contamos con múltiples formas de incorporar los mass media y nuevas tecnologías a la educación formal. Sin embargo, enfatizaremos la propuesta realizada por Joan Ferrés de educar con, educar para y educar en. El primer rubro se sitúa en su utilización como herramienta didáctica8, el segundo con recepción crítica y el tercero con la elaboración de programas instructivos.

Finalmente la comunicación educativa simplemente es una opción y en este sentido, cada quien con las suyas. Lo importante es enfatizar cómo los desarrollos tecnológicos han revolucionado la forma en que el ser humano recibe, procesa, almacena y utiliza la información, así como la manera en que aprende, se entretiene, utiliza su tiempo libre e interactúa con los demás, ya que la realidad misma y sus interpretaciones cambian en función de lo anterior, por ende los imaginarios sociales que se construyen se modifican también.

Los medios sólo son eso y el éxito de entablar una comunicación educativa en la escuela, no depende únicamente de su incursión en el aula; la cuestión es más compleja, porque intervienen las instituciones educativas, sus políticas, sus docentes, sus directivos, sus programas y la preparación de su personal en áreas afines al manejo de equipo y lenguaje mediático. Recordemos que parte de la alternancia radica en el tipo de relaciones sociales que se establezcan en los grupos.
Pensamos que la educación formal tiene que mejorar su rendimiento para ser más competente y eficaz, pero si una institución como ésta que se supone provee a los individuos de interpretaciones sobre el entorno no enseña a ver televisión, escuchar radio y en general a leer críticamente ¿para qué mundo educa? La escuela tiene la obligación de ayudar a las nuevas generaciones de alumnos a interpretar los símbolos de su cultura (Ferrés, 1994).


Notas:

1 Juan Luis Pintos, catedrático e investigador de la Universidad de Santiago de Compostela explica que los Imaginarios Sociales son esquemas, construidos socialmente, que estructuran la experiencia social y engendran comportamientos e imágenes "reales". Se remite en particular a aquello que puede ser creíble.
2. Daniel Prieto en su texto Diseño y comunicación, indica que lo dominante se ejerce desde la imposición de concepciones y evaluaciones de la realidad, así como en prácticas sociales.
3. Prieto, D. (1991). Diseño y comunicación. México: Premia Editora. p.85.
4. Simpson, M. (1998) en La escuela y los medios de comunicación masiva. México: El Caballito. p. 134.
5. Freire citado por Prieto (1998) en La pasión por el discurso la entiende como "no la retórica, la vociferante, la que clama a gritos la respuesta, sino la orientadora, la destinada a aclarar el pasado y el futuro, la organizada de tal manera que llama la respuesta como una forma de avanzar en la reflexión. Más aún, un discurso educativo ayuda a preguntarse, abre espacios a la interrogación por el contexto, por el propio ser". p. 114.
6. Berlo, D. (2000). El proceso de a comunicación. Buenos Aires: El Ateneo. p. 67.
7. Pérez, J. M. (2000). Comunicación y educación en la sociedad de la información. España: Paidós. p. 183.
8. Este rubro se acerca a lo que Ríos y Cebrián en su texto Nuevas tecnologías de la información y de la comunicación aplicadas a la educación denominan Tecnología Educativa, que se ocupa del "diseño, la reestructuración, la presentación y la optimización de instrumentos, medios y programas de intervención didáctica". p. 16.


Referencias:

* Amézquita, I. y Moreno, M. (2001). La odisea liberadora de los juegos de rol. México: CONEICC-ITESO.
* Berlo, D. (2001). El proceso de la comunicación. Buenos Aires: El Ateneo.
* Cortés, R. (1998). La escuela y los medios de comunicación masiva. México: El Caballito.
* Ferrés, J. (1994). Televisión y educación. Barcelona: Paidós.
* Gómez, C. (1998). Comunicación y educación en la era digital. México: Diana.
* Pintos, J.L. (2000). Construyendo realidad (es): Los Imaginarios Sociales. (En línea). http://web.usc.es/~jlpintos
* Prieto, D. (1998). La pasión por el discurso. México: Ediciones Coyoacán.
* Prieto, D. (1997). Diseño y comunicación. México: Ediciones Coyoacán.
* Ríos, J. M. y Cebrián, M. (2000). Nuevas tecnologías de la información y de la comunicación aplicadas a la educación. Málaga: Ediciones Aljibe.
* Torres, H. J. (1999). Caracterización de la comunicación educativa. Razón y Palabra (Revista electrónica), 13 (4) en http://razonypalabra.org.mx


Lic. Luz Zareth Moreno Basurto
Catedrática y Profesora de tiempo en la Universidad Latina de América en la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación. Actualmente cursa la Maestría en Educación con Especialidad en Comunicación en la UV del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.