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Por Fernando Olszanski
Número 27
El desarrollo del castellano
como segunda lengua en muchos países avanza de manera más
que sorprendente. El caso de Estados Unidos sea tal vez el más
llamativo. El hecho de que durante la última campaña
presidencial ambos contendientes, Al Gore y George Bush hayan dado
sendos discursos en la lengua de Cervantes, lo demuestra con creces.
La profecía del Presidente saliente, Bill Clinton, de que
él sería el último Presidente monolingüe,
está siendo claramente marcada. Algunas palabras de origen
español ya empiezan a florecer como normales dentro del léxico
de los norteamericanos, incluso en aquellos que no tienen estrecha
relación con la lengua. Palabras como fiesta, amigo, empiezan
a ser de uso cotidiano. Esta es una tendencia sana y provechosa
para los hispano parlantes en el país del norte, es una revalorización
retrasada del pasado histórico y geográfico del español.
También el avance del castellano
en Europa es considerable. Algo que no sorprendería en los
países comprometidos con la Unión Europea, pero sí
en aquellos de Europa oriental. Los hoteles y empresas turísticas,
empiezan a dar servicios en castellano, como tuve suerte de comprobarlo
personalmente en un reciente viaje.
Pero lo que me lleva a hablar sobre
ésto es que residiendo en Japón desde hace un año,
he podido comprobar que la tendencia llegó a estas tierras
asiáticas. Realmente está lejos de alcanzar al inglés,
que por lengua de negocios corre con ventaja; pero como tercera
lengua mantiene posibilidades intactas.
El mayor impacto publicitario está
dentro de la propia industria automotriz japonesa. Todas las fabricantes
buscan denominaciones latinas para sus modelos. Se pueden leer nombres
como Amigo, Presea, Moderno, Alto, Rosa,
Familia, y la lista continua de manera interminable. La tendencia
llega igualmente a la comida, una de las principales cadenas de
restaurantes en las islas japonesas, lleva como nombre Gusto.
Asevero que sí es una moda, pero ha superado lo pasajero.
Ya ha dejado las mega ciudades para trasladase al interior del país,
ahora es fácil leer títulos en negocios como Mi
casa, Taverna, Fiesta Latina, a la par de nombres
japoneses.
¿Pero en qué se basa
éste fenómeno hispanoamericano en el lejano archipielago
japonés? La respuesta es una tanto compleja, pero en general,
este movimiento se apoya en el retorno de los Nikkeis a Japón.
¿Quiénes son los Nikkeis?
Son descendientes de japoneses en segunda o tercera generación
que debido a las constantes crisis en los países latinamericanos,
han decidido volver a las fuentes tratando de mejorar su situación.
(El caso de Alberto Fujimori, ex Presidente del Perú, es
el más resonante. Hoy es un desocupado de lujo caminando
por las calles de Tokyo) Este desplazamiento genera inconvenientes
idiomáticos y culturales. La forma de mantenerse fuertes
en los lazos afectivos con el pasado reciente, es abriendo negocios
de orientación Latina. Han aflorado bares y restaurantes
ofreciendo toda la gama de comida hispana; en el rubro bebidas,
el ejemplo del Pisco Sauer es más que llamativo, imponiéndose
en la preferencia de muchos. Estos latinos han traidos ritmos caribeños
y sudamericanos, como la Salsa, Mambo, Tango, Cumbia o Merengue.
Los jovenes japoneses pagan fortunas a profesores de origen cubano,
colombiano o portorriqueño por una sesión de aprendizaje
de estos bailes.
Otro punto de apoyo para los Nikkeis
fue la organización del Mundial de Fútbol, un deporte
aún no completamente desarrolado en el Japón. En la
primera liga nipona, juegan muchos brasileños, peruanos,
argentinos y provenientes de otros países hispanos. La falta
del conocimiento de la cultura latina les abrió las puertas
a los Nikkei para otra profesión, la enseñanza del
idioma que mejor conocen, el castellano. De los equipos clasificados
para Corea-Japón, siete eran hispano parlantes, el idioma
de mayor porcentaje de asistencia. Se necesitaron asesores, traductores,
guías que acompañen y asistan a las diferentes delegaciones.
Muchos jóvenes y no tanto se acercaron a aprender el idioma,
tanto en las universidades como de manera particular. Uno de los
éxitos secundarios y no tan resonantes, pero para nada menos
efectivo de la Copa Mundial.
Desde hace unos diez años, existe un diario en español,
el International Press, que antiguamente salía sólo
en portugués. Actualmente tiene dos ediciones diferentes
en ambos lenguajes. Todavía es semanario, per el nivel de
suscripciones aumenta cada mes.
Las lenguas japonesa y española
estan más cercanas de lo que muchos suponen. No tocaré
el tema de la escritura por supuesto, allí no está
mi punto. Sino en la pronunciación. Es más fácil
para un japonés hablar castellano que inglés. La cantidad
de similitudes entre los idiomas es sorprendente. La palabra DAME,
en japonés significa, no hagas eso; AJO y VACA, estan
cercanas a lo que los españoles dicen gilipollas,
o los argentinos boludo o los mexicanos huevón.
El único sonido en la lengua japonesa que no está
en el castellano, es la sílaba TSU, algo no tan complicado
de asimilar. A ellos les cuesta las "R", las pronuncian
como "L", pero con la práctica eso se supera. Otras
palabras en común, con diferente significado son: Tango,
Kampo, Tambo, Sake, Noto, etc.
Esta suma de aportes atildados en
la música, el baile, la cultura y el fúbol, agregando
una fuerte presencia inmigratoria, hacen del idioma español
una opción que pasa por encima de una simple moda. Empieza
a ser una realidad cotidiana. Ahora el idioma es buscado, es el
objetivo de muchos japoneses. El mercado latino a pesar de la crisis,
todavía es importante. El idioma español es hablado
por varios millones de personas en el mundo. Es la lengua oficial
de una veintena de países, y segunda lengua de muchos otros,
el mejor ejemplo es los E.E.U.U.
Los destinos para las vacaciones estan cambiando de manera abrupta.
Sigue en las preferencia de los nipones, visitar Europa, logicamente
España está en ésa lista. Pero las playas y
países caribeños empiezan a desplazar a las playas
asiáticas. Hoy por hoy, suena más exótico bailar
merengue en arenas de Dominicana que comer comida tailandesa en
Phuket o bucear en Bali.
Llama la atención que en
un país tan opuesto a la cultura latina en general como lo
es Japón, exista una marcada tendencia hacia lo español.
Esa tendencia podría desaparecer, y con lógica, mañana.
Mantenerla depende de muchos factores, de la persistente inmigración,
de la aparicición de una nueva moda, del cambio de los gustos
de los jovenes, pero entre ellos, el volumen de negocios entre Iberoamerica
y Japón puede hacer la diferencia. Los continuos vaivenes
económicos de los países latinoamericanos, abren y
cierran posibilidades de inversión de manera constante; una
nación ávida de materias primas como Japón,
está más que interesada en esos recursos.
Hasta ahora la relación con
el castellano ha sido de placer, de alegría, el día
que se transforme además de eso en relación de negocios,
será más duradera y efectiva. Los japoneses parecen
prepararse para ése momento, en general ellos no dejan cosas
al azar. Es hora de que aquellos países que despertaron ésa
pasión, escuchen con atención éste juego.
Fernando
Olszanski
Escritor, actor y fotógrafo.
Ha publicado la novela, "Rezos de Marihuana", y el poemario,
"Parte del Polvo" |