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Por Javier Esteinou Madrid
Número 28
I.- LA ADOPCION DEL NUEVO MODELO
DE DESARROLLO NEOLIBERAL
El agotamiento del modelo
de desarrollo tradicional de México seguido a lo largo de
los últimos 15 años, las presiones impuestas por los
bancos extranjeros para renegociar la monumental deuda externa y
la consecuente crisis sociopolítica que de esto se ha derivado,
provocó que el Estado Mexicano abandonara su estrategia tradicional
de consolidación interna a través del clásico
esquema de substitución de importaciones seguido desde la
década de los años cuarentas en el país. A
partir de este momento el gobierno mexicano adoptó como salida
básica de crecimiento nacional, especialmente desde 1982,
el proyecto de anexión urgente al mercado mundial que propone
financiar la recuperación y la expansión interna de
nuestra economía a partir del incremento de las exportaciones
y del aumento de inyección de capital externo.
Con este nuevo cambio en nuestra
política de desarrollo, se anunció el término
de la etapa paternalista y proteccionista heredada de los gobiernos
pos revolucionarios que fue la fase en la que vivió inmersa
la sociedad mexicana en décadas pasadas y que dio origen
al "Estado Asistencial" ó "Estado Subsidiador",
que se caracterizó por aplicar "la teoría de
que el Estado ideal sería aquel en el que todo espacio social,
sin faltar ninguna área, debería estar subsidiado"1.
Dentro de este marco, se produce un cambio radical en el modelo
económico tradicional de substitución de importaciones
distinguido por la presencia de un complejo sistema de proteccionismos
generalizados, arraigada burocracia, fuertes controles financieros,
sesgo antiexportador, exenciones fiscales, enormes regulaciones
legales, grandes mercados domésticos cautivos, abundancia
de mano de obra a bajo costo, tasas de interés preferenciales
para la promoción industrial y ausencia de competencia internacional;
y se crea otro modelo industrial basado en la desregulación
jurídica, la competitividad productiva, el pragmatismo financiero,
la promoción mayoritaria de la inversión extranjera,
la apertura comercial, el establecimiento de precios libres, la
eficiencia laboral, la privatización de empresas públicas,
la menor participación del Estado en la economía,
el acceso abierto a todos los mercados, la intervención del
sector privado en el financiamiento de la infraestructura, acelerada
transnacionalización de la infraestructura económica,
el empleo intensivo de alta tecnología, el adelgazamiento
de la obesidad estatal, la creciente interdependencia con los procesos
económicos internacionales, la consistencia en las políticas
de desarrollo gubernamental y la globalización de la economía
para incorporarse al Nuevo Orden Económico Mundial que ha
creado la Comisión Trilateral después del fin de la
Guerra Fría2.
De esta forma, el Estado reconoció
que las economías nacionales ya no podían actuar de
manera autónoma e independiente; y que por consiguiente,
nuestra sociedad ya no podía sobrevivir fuera de los nuevos
procesos de globalización económica y de la división
internacional del trabajo que está imponiendo la moderna
reestructuración del Modo de Producción Capitalista
a escala planetaria3. De lo contrario,
la resistencia al cambio mundial provocaría el marginamiento
internacional de nuestra sociedad, a través de la suspensión
de créditos externos, nula inversión de capital extranjero,
retraso tecnológico, grandes presiones foráneas, convulsiones
políticas internas, recesión productiva, etc.; con
el consecuente estancamiento profundo de nuestra economía
y la cancelación de la viabilidad del proyecto de Nación
a corto y mediano plazo.
Así, se reconoció
públicamente el fin de un ciclo de crecimiento nacional denominado
"Desarrollo Estabilizador" que funcionó durante
40 años y se aceptó que era necesario entrar en un
"nuevo modelo de desarrollo económico", donde ahora
se requiere que el aparato productivo y político se modernice
para hacerle frente a la competitividad mundial o el "ímpetu
de transformación que hoy vive el mundo arrasaría
nuestra patria"4. Especialmente,
cuando después del fracaso mundial de la negociaciones de
la Ronda de Uruguay y del Acuerdo General Sobre Aranceles Aduaneros
y Comercio (GATT), la guerra comercial entre bloques económicos
es uno de los signos centrales que determinarán los próximos
tiempos5.
Para ello, el Estado Mexicano creó
los procesos económicos, políticos y sociales pertinentes
para que nuestro país saliera del antiguo eje trasatlántico
euroamericano que ejerció la hegemonía a escala planetaria
en este siglo y se integre a la nueva reorganización profunda
del capitalismo occidental, vinculándose con los 3 nuevos
polos del desarrollo mundial: el Mercado Común Europeo
que está compuesto por 19 países que empezarán
a funcionar a partir de 1993 (Alemania Unificada, Gran Bretaña,
Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Grecia, Irlanda,
Luxemburgo, Portugal, España Finlandia, Islandia, Noruega,
Suecia, Suiza, Lichtenstein Austria y los nuevos países socialistas
de la Europa del Este que se anexen a este bloque)6;
el Mercado Común de América del Norte que será
compuesto por Estados Unidos, Canadá y México7;
y finalmente, el Mercado de la Cuenca del Pacífico formado
por 24 países ribereños, 23 isleños y capitaneado
por los "4 tigres asiáticos" que son Taiwan, Singapur,
Hong Kong, y Corea del Sur8.
Dentro de la formación de
esta nueva geopolítica mundial por bloques comerciales y
políticos se observa que la tendencia de integración
mayoritaria que sufrirá nuestro país, por razones
geográficas e históricas, no será el vincularse
en igual medida con las 3 nuevas zonas hegemónicas; sino
que la inercia de nuestra añeja dependencia estructural al
norte nos llevará a asimilarnos cada vez más rápido
a la economía norteamericana que a la asiática y la
europea, e incluso a la latinoamericana con la constitución
del Mercado Común Centroamericano. Ante ello, es importante
precisar que no obstante que las declaraciones oficiales señalan
que "México no se propone formar parte de un bloque
cerrado o hermético, ni mucho menos integrarse a un solo
mercado, sino que busca lograr una amplia liberalización
comercial con los cinco países centroamericanos, así
como con el resto de América Latina, Europa y los países
del Pacífico"9; lo
cierto es que en la cotidianidad práctica nuestro proceso
económico básicamente se desarrolla en función
a las necesidades de la industria del norte.
Basta recordar, por ejemplo, que
sólo el 70 % del total anual del comercio exterior de México
se realiza con los Estados Unidos, con Canadá el 1%, con
la Comunidad Económica Europea el 14 %, con las naciones
de la Cuenca del Pacífico el 7 % y con América Latina
nada más el 6 %10.
Por lo tanto, siendo realistas "la
tesis de la integración a la economía mundial que
hoy se maneja en abstracto, significa en concreto para nuestro país
la reorganización de la economía nacional en base
a la dinámica de expansión de la economía norteamericana,
con la que se realiza como con ninguna otra nación iberoamericana
la mayor parte de nuestro comercio y de nuestras transacciones financieras.
Finalmente, para coronar todos los
preparativos económicos y políticos anteriores el
Estado decidió firmar el "Acuerdo Trilateral de Libre
Comercio" entre México, Estados Unidos y Canadá
con el fin de crear el segundo mayor mercado del mundo con 360 millones
de consumidores (El primero lo formará Europa con 400 millones
de consumidores). Hacia la consolidación de este horizonte
es por donde apuntarán la elección y realización
de todas las iniciativas y esfuerzos económicos, políticos,
sociales y culturales futuros del nuevo modelo de desarrollo neoliberal
adoptado a partir de principios de la década de los ochentas
en el país11.
II.- LA CULTURA Y LA TELEVISION
ANTE LA NUEVA DINAMICA MODERNIZADORA
Frente a este reciente panorama
histórico de formación de nuevas zonas hegemónicas,
especialmente, con la formación del Tratado de Libre Comercio
ente México, Estados Unidos y Canadá , creemos que
es central y urgente preguntarnos ¿Si con el proceso de
industrialización que se generó con la substitución
de importaciones de 1930 en adelante, la estructura cultural de
la sociedad mexicana fue transformada rápidamente por radio
y televisión para crear una mentalidad consumista, desparticipativa,
y una erosión de nuestra identidad nacional; ahora, qué
nos sucederá espiritualmente como sociedad y como individuos
al entrar a la fase de integración mundial y vincularnos
de forma acelerada al mercado internacional sin planificar el uso
de nuestros medios de comunicación, especialmente de la televisión?.
¿Qué acontecerá con nuestras estructuras de
pensamiento y sentimientos cuando el país vive una etapa
de retroceso cultural, de pérdida de memoria histórica
y de inmadurez cerebral; y ahora, con el Tratado de Libre Comercio,
se incrementará la saturación ideológica de
nuestra base cultural por medio de la acción de las redes
de televisión y del complejo del video de los nuevos bloques
comerciales que actuarán sobre nuestra sociedad?. ¿Cómo
conservar el proyecto cultural independiente del Estado Nación
Mexicano en una atmósfera de creciente globalización
comunicativa, de apertura de fronteras mentales y de formación
de culturas supranacionales?. ¿ Qué va a ganar y qué
va a perder culturalmente México con la firma del Tratado
de Libre Comercio?. ¿Qué tanto la nueva estructura
cultural e informativa que está creando la modernidad, sirve
para que nuestra sociedad verdaderamente se desarrolle y crezca
material y espiritualmente?. ¿Qué aspectos de la cultura
nacional deben ser negociados y cuales no ante el Acuerdo Trilateral
de Libre Comercio?.
De aquí, la necesidad urgente
de reflexionar sobre nuestra cultura y la acción de los medios
de comunicación, particularmente de la televisión,
para conservar su esencia nacional dentro de la dinámica
de acelerado cambio modernizador que vive el país; pues el
proceso de la globalización mundial nos lleva a la creación
de un nuevo orden cultural que modificará los contenidos
y las fronteras ideológicas de los actuales Estados nacionales.
De lo contrario, el alma cultural de nuestra sociedad correrá
el gran riesgo de quedar sepultada por los nuevos espejismos de
la modernidad y sus derivados simbólicos parasitarios de
ésta nueva fase del desarrollo de la sociedad capitalista
internacional.
Ante esta realidad pensamos, que por la irresponsabilidad que
se mostró al no planificar el uso de los medios electrónicos
en las últimas 3 décadas, la falta de voluntad política
para formar desde los canales masivos una cultura para el desarrollo,
la debilidad de los gobiernos pos cardenistas para defender la cultura
nacional, y la complicidad de las autoridades públicas ante
la penetración del proyecto transnacional en el terreno psíquico;
hoy el Estado Mexicano ha perdido un enorme terreno para formar,
a través de las industrias electrónicas, un fuerte
nacionalismo, una sólida identidad y cohesión nacional
que sirvieran como punto de despegue para el proyecto de crecimiento
interno. Esto, a menos de que sucedan en nuestro país
profundos cambios políticos que renueven la posibilidad de
retomar los intentos de desarrollo autónomo, independiente
y democrático que hoy parece que se han pospuesto.
Es decir, sin conocer y asimilar todavía a fondo las alteraciones
culturales que nos produjo la Conquista Española hace 480
años y las mutaciones mentales que nos ocasionó desde
la década de los años cincuentas la presencia de la
sociedad de consumo con el proyecto de substitución de importaciones
durante la industrialización nacional; ahora, nuevamente
sin estar preparados culturalmente nos vuelve a sorprender la profunda
dinámica de la reestructuración económica,
política e ideológica mundial con la "ola modernizante"
y nuestra sociedad, una vez más, se incorpora a ese proceso
sin la creación de un proyecto cerebral propio. Así,
sin haber terminado de definir su proyecto nacional y sin haber
resuelto sus conflictos de país subdesarrollado; la sociedad
mexicana de nuevo es arrastrada por la dinámica del capitalismo
altamente avanzado para construir otro modelo de desarrollo internacional
y encajarse en los huecos marginales que deja esta profundísima
transformación planetaria.
III.- LOS MEDIOS DE COMUNICACION ANTE LA APERTURA Y LA GLOBALIZACION
NACIONAL.
Dentro
del modelo de desarrollo moderno que ha adoptado nuestro país
a través del establecimiento del Tratado de Libre Comercio,
debemos tener presente que para que este se consolide no sólo
requiere, a nivel infraestructural, la transformación de
los procesos productivos y la modificación de la estructura
de las vías materiales de transporte; sino que también
demanda, a nivel supra estructural, la adecuación profunda
de los medios de comunicación simbólicos a las nuevas
condiciones económicas que han surgido. Esto significa, que
la apertura de fronteras nacionales a los nuevos mercados mundiales
no sólo exige, en primer término, producir las mercancías
y servicios con competitividad, y en segundo término, transportarlos
con eficiencia del lugar de su manufactura a su zona de venta; sino
que, obligatoriamente, también necesita, en tercer término,
anunciarlas masivamente para que puedan ser consumidas.
Vinculando este horizonte con los
medios de comunicación, encontramos que aunque en términos
de hechos (no de discurso) los canales de información y en
particular la televisión se encuentran todavía muy
desfasados del proyecto modernizador, pues este se ha dado ampliamente
en el campo económico normativo, un poco en el político-cultural
y casi nada en el terreno comunicativo; sabemos que para que el
modelo de desarrollo neoliberal se pueda realizar en México,
es indispensable la presencia de nuevas condiciones legales, productivas,
tecnológicas, laborales, jurídicas, etc., pero además
exige la presencia insustituible de una nueva conciencia masiva
neoliberal que respalde y afiance las acciones anteriores. Dicha
conciencia intentará producir, a través de los medios
electrónicos de comunicación, las condiciones subjetivas
necesarias para el funcionamiento de nuestra sociedad dentro de
las nuevas relaciones competitivas del mercado mundial.
De esta forma, así como
el capitalismo Mexicano para afianzarse en su fase de industrialización
creó a mediados del siglo XX un tejido cultural consumista
que con el tiempo se convirtió en la religión de las
ciudades, desde la cual los individuos construimos gran parte de
nuestro sentido mas profundo para vivir y apoyamos el modelo de
acumulación material; ahora, el "capitalismo modernizador"
para consolidarse en su etapa neoliberal de apertura de fronteras
requiere producir otros rasgo de la identidad nacional a través
de una nueva estructura de valores algunos de cuyos puntales son
la eficiencia, la tecnificación, el pragmatismo, la supercompetencia,
la privatización, la obsolescencia, la desregulación,
la desestatalización, la internacionalización, la
globalización, etc.
Nueva estructura axiológica
que se distinguirá por cancelar los valores del antiguo "Estado
del Bienestar" nacional generado a partir de la Revolución
de 1910, e introducir los valores del moderno "Estado Neoliberal"
que mantiene como centro de gravedad el "laisse faire"
del proyecto de acumulación ampliada en el campo de la comunicación,
la cultura, la conciencia y el espíritu.
En este sentido, podemos decir
que sobre las bases del primer sincretismo cultural que realizó
nuestro país en el siglo XX con la sociedad norteamericana
después de la Segunda Guerra Mundial; ahora iniciamos otro
segundo sincretismo con la cultura norteamericana a partir de la
formación del Tratado de Libre Comercio y la presencia intensiva
de la ideología de la modernidad en nuestra sociedad. Es
decir, con la incorporación de nuestra sociedad a los procesos
de globalización internacional no comienza la penetración
cultural, la pérdida de identidad nacional y la instauración
de los principios capitalistas en el campo de nuestra conciencia
colectiva; pero si se inicia a través de las industrias culturales,
y en particular de la televisión, una nueva fase acelerada
de inversión de valores nacionales mediante la circulación
de nuevas ideologías para apuntalar el fortalecimiento del
sistema productivo y la distribución desregulada de mercancías
que exige el moderno programa de crecimiento neoliberal que ha elegido
seguir el sector cúpula del Estado Mexicano para las próximas
décadas.
De esta forma, podemos afirmar que
con la globalización se intensificará la proliferación
de diversos órdenes y expectativas pragmáticas del
conocimiento y de la vida. En particular, "se da un mayor énfasis
científico y tecnológico en nuestra tradición
intelectual; que hasta el momento ha sido más propicia a
la influencia de la cultura humanista y jurídica"12.
Así, proyectando sobre el
campo de la conciencia colectiva las determinantes estructurales
que gradualmente impondrá el nuevo programa de crecimiento
nacional, catalizado por el Tratado Trilateral de Libre Comercio
observamos que la moderna subjetividad que producirán los
medios electrónicos en el futuro estará caracterizada,
en parte, por fomentar el individualismo por sobre las relaciones
solidarias. Acentuar la competitividad por sobre el trabajo compartido
("Tequio"). El canibalismo salvaje por sobre la fraternidad.
La marcada admiración por lo extranjero que por lo nacional.
El interés por la no planificación colectiva sino
por la altamente privatizada. La lucha por la libertad y felicidad
aislada y no por la grupal. El valor supremo de la "eficiencia"
por sobre otras metas humanas superiores. El abandono de los valores
tradicionales para asimilar los "modernos". El dinero
como base del reconocimiento y la valoración social. El hedonismo
y la "Cultura del Yo", como nuevo cristal para mirar la
vida. La tecnificación extrema como sentido del éxito
y no el diálogo y el acercamiento humano, etc.
De esta manera, a partir de la presencia
del proyecto neoliberal en la sociedad mexicana sociedad nos enfrentamos
a la redefinición y cambio profundo de nuestra identidad
psíquica, cultural y humana como sociedad pluriétnica
y pluricultural; para ahora incorporar otros marcos de cosmovisión
y de prácticas de la existencia desde las premisas de la
"modernidad". Bases de visión de la vida que no
son otra realidad que la mirada de la reproducción ampliada
del capital a escala planetaria.
Ello debido a que las leyes internacionales
del nuevo patrón de acumulación de capital que se
está gestando y que permean todos los niveles de la sociedad,
están exigiendo en la esfera cultural que el alma colectiva
que se construya en el país a través de los canales
electrónicos de información se base en una visión
de la vida más cosificada y transnacionalizada que nos lleve
a saber cada vez más del gran mundo externo y cada día
menos de nosotros como República y como personas. En una
idea, se busca producir culturalmente a los "hombres universales"
y a los "ciudadanos del mundo", capaces de consumir cualquier
mercancía producida por los acuerdos comerciales de los nuevos
bloques hegemónicos. No debemos olvidar que la expansión
de la economía multinacional obliga crecientemente a crear
un "global supermarket" para reproducirse a escala ampliada
en todo el planeta, ante lo cual la existencia de Estados nacionales
y de políticas culturales regionales aparecen como un fuerte
estorbo que hay que superar"13.
En este sentido, nuestra sociedad
hoy vive una profunda contradicción en su alma cultural,
pues mientras en el fondo el México Profundo o nuestra "Civilización
Negada" compuesta por una milenaria realidad pluriétnica
y pluricultural, silenciosamente, lucha por reafirmarse y expresarse;
el México de la modernidad o el "México Imaginario"
que se incorpora a la dinámica de la globalización
oligolpólica, pretende homogeneizar, estandarizar y masificar
las manifestaciones culturales y los gustos en la comida, las expresiones,
la música, los bailes, el vestido, las tradiciones, los afectos,
los valores, en una idea, el universo de la vida cotidiana, para
crear condiciones mas propicias para la expansión del mercado
super transnacional en nuestra sociedad14.
Por otra parte, reforzando la misma
orientación encontramos que en la superficie simbólica
de la sociedad mexicana los discursos oficiales del gobierno y de
los grandes empresarios señalan que "la firma del Tratado
de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá no menguarán
la soberanía ideológica"15.
Sin embargo, pese a que en la fachada de nuestra sociedad se presentan
las declaraciones oficiales anteriores sobre la intranscendencia
del Tratado de Libre Comercio en nuestra cultura nacional; lo cierto
es que, en realidad, en las entrañas de nuestra vida cotidiana
hoy estamos ante el silencioso embate de nuestras culturas y diferencias
ideológicas tradicionales para destruirlas o reacomodarlas
dentro del nuevo esquema de división del mundo por modernos
bloques hegemónicos. Recomposición mental que gradual
y silenciosamente está unificando los campos imaginarios,
las aspiraciones profundas y las cosmovisiones de los seres a través
de la construcción de un nuevo concepto de relaciones humanas,
de placer, de triunfo, de trabajo, de felicidad, de moral, de religión,
de etnia, etc., en una idea, de un nuevo sentido y estilo de vida
determinado por las nuevas exigencias de maduración del comercio
mundial. Situación que se condensa en la creación
del nuevo "México Imaginario de la Fase de la Globalización
Mundial", que se opone al México profundo y real
de finales del siglo XX.
Ante ello, es conveniente considerar
que si la historia de la publicidad en México a lo largo
de los últimos 40 años ha demostrado que con tal de
vender las mercancías para acelerar el proceso de circulación
del capital, esta estuvo dispuesta a banalizar e incluso prostituir
finamente la imagen de la mujer para presentarla fundamentalmente
como un objeto de uso sexual, a añadirle cualidades falsas
o "fetichizar" los productos para hacerlos más
atractivos, a crear necesidades artificiales en los consumidores
para alentar la compra, a hacer creer que el valor de las personas
se deriva de la marca que eligen y no en el porcentaje en que se
conocen a sí mismos, a impulsar que el éxito de los
individuos se da en la medida en que se acumulan pertenencias y
no en el grado en que se es humano, a modificar la identidad nacional
para revalorarse socialmente a través de la adquisición
progresiva de más productos transnacionales, etc.; ahora,
es posible pensar que al entrar en la fase de desarrollo de "libres
fronteras" se construirá masivamente a través
de las industrias culturales una visión del hombre y de la
vida cada vez más condicionada por los requerimientos de
expansión y fortalecimiento del mercado universal y no de
la humanización de los individuos.
IV.- EL SURGIMIENTO DEL NEOCONSUMO
NACIONAL
Motivado por la necesidad
de movilizar el enorme flujo de mercancías que acceden al
país por la apertura de fronteras comerciales a través
de la incorporación de nuestra sociedad al Sistema General
de Aranceles y Comercio (GATT) y de la firma del Tratado de Libre
Comercio, se produce en nuestra República a través
de la televisión una nueva mentalidad neoconsumista que actúa
como cemento de identidad que articula a las clases sociales. Dicha
ideología se caracteriza por introducir la propuesta que
plantea que para ser modernos, estar al día y mantenerse
adaptados a la permanente dinámica de cambio que se vive
en el mundo, hay que consumir constantemente los nuevos productos,
especialmente extranjeros, que produce la modernidad: consumo, igual
a progreso social.
De ésta forma, la apertura
económica del mercado mexicano produce una acelerada modernización
del consumo nacional, ya que la sociedad mexicana, sin estar preparada,
ahora produce muchos productos que se venden en otras latitudes.
Así, comparando la vinculación que se da entre producción,
innovación y consumo, observamos que en relación al
consumo se ha dado un disparo brutal en la velocidad de reacción
de los consumidores que se han lanzado a la adquisición de
los productos importados; mientras que la velocidad de reacción
de las empresas nacionales para producir los bienes que se requieren
de es 100 veces menor; y la velocidad de la industria para introducir
innovaciones es 1,000 veces menor. De esta manera, con la introducción
del proyecto neoliberal en el país se configura un mercado
moderno de consumo, antes que una infraestructura de producción
e innovación industrial16.
Esta realidad plantea la seria posibilidad
de que nuestra sociedad se convierta en una "simple bodega"
o un "mega super mercado transnacional" receptor de los
productos, especialmente chatarras, elaborados fuera del país,
sin nula o reducidísima capacidad de producción propia.
Panorama que puede sintetizarse precisando que ante la apertura
México tiende a convertirse, cada ves mas, en un país
consumidor, y dejar de ser una Nación productora de bienes,
con la consecuente disminución o desaparición de la
planta productiva frente a la salvaje competencia mundial17.
Ante este contexto psíquico
colectivo parecería como si las nuevas mercancías
que nos provienen del exterior estuvieran actuando otra vez sobre
nuestra conciencia como las lentejuelas y las cuentas de vidrio
que utilizaron los primeros conquistadores para cambiar nuestros
metales preciosos por baratijas extrañas.
En este sentido, podemos afirmar
que a unos meses de festejar el "Aniversario de los 500
años del Descubrimiento y la Evangelización de México"
por los españoles, especialmente después de la firma
de los preparativos para el "Acuerdo del libre Comercio con
Norteamérica"; hoy vivimos en el campo de nuestra identidad
una segunda "Evangelización Comercial" silenciosa,
a través de los medios de comunicación electrónicos
y de otras infraestructuras culturales para convertirnos, desde
las leyes del mercado en MEX-USA, y subordinarnos ya no al devenir
español, sino ahora a la propuesta del "Destino Manifiesto
Norteamericano".
V.- LA CULTURA EN LOS TIEMPOS
DEL TRATADO DE LIBRE COMERCIO
La oscuridad ante el retroceso
del proceso de comunicación que vivimos en el país,
no solo es responsabilidad de nuestro gremio profesional, sino ante
todo del Estado Mexicano quien ante este panorama cada vez mas aniquilador
del nivel de calidad de vida, en lugar de producir éste a
través de los medios electrónicos y de otras infraestructuras
mentales una cultura profundamente humana que es una de las demandas
mas intensas que se palpa en las necesidades de los grupos sociales
después de un largo período de derrumbe del interior
de nuestra comunidad; hoy entramos en la salvaje propuesta de aceptar
indiscriminadamente los principios de la cultura neoliberal. Bases
que en la práctica real plantean que en vez de fortalecer
nuestro espíritu nacional frente a este período de
apertura cultural, este erosione más sus valores para incorporarnos
eficientemente y sin restricción alguna a la nueva estructura
de competencia de los mercados mundiales.
Es decir, ante el florecimiento
en nuestro país de las tesis neoliberales que sostienen el
adelgazamiento, la privatización, el retiro, la desregulación,
la globalización y la transnacionalización de todos
los campos de lo público; hoy se formula, cada vez mas, con
mayor convencimiento que la rectoría cultural de la sociedad
mexicana no debe conducirse por la acción interventora del
Estado, sino por el equilibrio "natural" y perfecto que
produce el juego de las libres reglas del mercado entre productores
y consumidores. De esta forma, para adecuar el espacio cultural
de la sociedad mexicana a las nuevas necesidades del mercado, se
altera la concepción tradicional de la actividad comunicativa
que la comprendía como un producto social y se pasa, con
mayor velocidad, a entenderla ahora como una simple mercancía
mas que debe estar regida por los principios de la oferta y la demanda.
Dentro del nuevo contexto de cambio
nacional que vive la sociedad mexicana que se caracteriza porque
ésta es dirigida por las leyes del mercado por encima de
otros principios de desarrollo; se argumenta que para conducir culturalmente
al país, antes hay que modernizar a los medios de comunicación,
y en particular a la televisión, a través de volverlos
eficientes. Nueva eficacia que se entiende no como el acto de producir
un crecimiento de la conciencia social de la población frente
a las trabas que le impiden avanzar; sino como la tarea de alcanzar
el simple grado de autosuficiencia económica en los medios
gubernamentales a costa del precio cultural que sea.
Realidad que con tal de lograr
el autofinanciamiento económico que exige el nuevo modelo
neoliberal, ha renunciado al contenido mas elemental de la comunicación;
para ahora trasladar los modelos productivistas al campo de esta
y concebirla "modernamente" en el sentido mas instrumental
posible, como un simple intercambio de relaciones entre máquinas
y no como la gestación de procesos creativos que generen
la participación, el acercamiento, el descubrimiento, la
aceptación, la colaboración y la transformación
de los individuos y de los grupos entre si, para humanizarse más
y trascender. Así, el proyecto "modernizador" ha
entendido y practicado superficial y autoritariamente la comunicación
como un mero traslado de información de un sector a otro
y no como un fenómeno de crecimiento de la conciencia colectiva
para descubrir con claridad que significa ser Hombre. Por consiguiente,
se piensa que mientras mas datos se transfieran de un área
a otra a través de cerebros electrónicos bancos de
datos, satélites, fibras ópticas, video conferencias,
teléfonos, microondas, etc., se será una persona,
un grupo o un país mas "moderno".
De esta forma, en lugar de reflexionar
y proponer como los medios estatales de comunicación pueden
colaborar a impulsar el desarrollo del país a través
de la producción de los nuevos niveles de conciencia colectiva
que requiere el urgente proyecto de crecimiento de la sociedad mexicana;
la propuesta neoliberal anula la raquítica función
social de promoción de la cultura, impulso a la educación,
aliciente a la participación democrática, fomento
a la conscientización, apertura a la pluralidad, etc., que
de forma débil diariamente desempeñaron estos en años
anteriores, y ahora los convierte bajo el velo la "modernidad"
en medios de realización intensiva del proceso de circulación
capital al volverlos prioritariamente aceleradores del circuito
de venta de las mercancías. Por lo tanto, al permitir
que cada vez mas los medios estatales sean gobernados por las leyes
del mercado y no por las directrices de la planificación
nacional del crecimiento cerebral, emotivo y espiritual de la población;
el Estado Mexicano abandona paulatina y silenciosamente su obligación
social de crear las condiciones subjetivas para el crecimiento equilibrado,
que anémicamente ejerció en el pasado vía estos;
para ahora dar paso libre a la acción de las primitivas leyes
del capital en el campo de la cultura y la conciencia.
En este sentido, podemos decir que
con la modernización neoliberal el Estado Mexicano renuncia
cualitativamente a la conservación de su alma cultural, propiciando
el fin ideológico del Estado-Nación y entrega nuestro
proyecto cultural y comunicativo a los intereses del mercado salvaje
que crean los monopolios nacionales y transnacionales, con el fin
de incorporarse ágilmente al proyecto mundial de la nueva
acumulación y concentración de la riqueza por bloques
económicos planetarios.
No debemos olvidar que las enseñanzas
de la historia mental del país han mostrado que a todo profundo
cambio económico ocurrido en nuestra sociedad le ha seguido
la realización de una paralela transformación cultural.
Por ello, pensamos que para que se pueda realizar el paso acelerado
de la creciente liberalización de nuestra economía,
tarde o temprano, se exigirá la liberación igualmente
progresiva de nuestras fronteras culturales a través de los
avanzados medios electrónicos, especialmente, de la televisión:
una sociedad abierta a la globalidad internacional en el campo
económico, necesariamente requiere una contar con una apertura
cultural del mismo grado para poder funcionar armónicamente.
VI.- LOS NUEVOS OBSTACULOS
La presencia de los
principios de mercado sobre el proceso de funcionamiento de la comunicación,
significa que la opción para construir vía la televisión
una mentalidad colectiva de carácter preventivo o correctivo
frente a nuestros grandes problemas de desarrollo nacional como
son la protección ecológica, la producción
de alimentos, la atención a los sectores marginados, la promoción
de la mujer, la aceptación de los grupos indígenas
que son los fundadores de este territorio, la conservación
de especies naturales, la atención de los ancianos, el combate
a la erosión de la tierra, etc., en una idea, el impulso
a una cerebralidad social más desarrollada; cada vez será
más difícil lograrla vía las industrias culturales,
pues éstas son áreas poco rentables para las leyes
del mercado que progresivamente gobernarán mas el proyecto
de la televisión pública18.
Es decir, debido a que la nueva forma de financiamiento que plantea
el modelo neoliberal lleva a que los medios gubernamentales se comercialicen
más, y por lo tanto, sean los patrocinadores quienes determinen
el contenido de transmisión de los canales, será cada
vez más difícil promover una "cultura de desarrollo
social" desde estos, pues el esquema de sostenimiento de dichas
empresas buscará crecientemente la obtención de la
máxima ganancia monetaria a corto plazo.
Por consiguiente, se puede pensar
que debido a las profundas transformaciones urbanas que se han
dado al interior de la población nacional a la desarticulación,
global que vive el proyecto cultural gubernamental, a los avances
tecnológicos que se han conquistado en el terreno audiovisual
y a la renuncia del Estado Mexicano para ejercer la real conducción
mental del país, la dirección cultural de la sociedad
mexicana, especialmente, de las clases medias metropolitanas, será
realizada, cada vez más, desde las industrias audiovisuales,
particularmente, transnacionales. Situación que en la medida
en que se consolide llevará al país a una mayor dependencia
estructural del exterior y en algunos casos a la parálisis
cultural, pues crecientemente conoceremos más sobre lo secundario
y no sobre lo central para nuestro desarrollo. Realidad que en el
grado en el que se afiance acentuará nuestra crisis nacional,
y por consiguiente, ahondará nuestro estado generalizado
de infelicidad humana.
Ante esta realidad comunicativa
observamos cotidianamente la presencia de un Estado Mexicano crecientemente
más débil, pues no cuenta con un proyecto cultural
para la rectoría de los medios de comunicación electrónicos,
particularmente de la televisión; sino que el mismo los ha
abandonado, mayoritariamente, a los caprichos de las "libres
fuerzas del mercado" interno y externo. Esto es, ante el financiamiento
crecientemente mercantil de los medios de comunicación hoy
somos cada vez más testigos de la derrota del proyecto cultural
del Estado y de la sociedad civil en el terreno cerebral para mantener
y ampliar el programa de identidad y democratización nacional
a través de la superestructura audiovisual de la República.
En este sentido, presenciamos que
contrariamente a las tesis modernizadoras del Estado Mexicano
que plantean que éste se desregula y se privatiza para ya
no ser más un Estado propietario, sino una entidad orientadora
y directora de la sociedad; en la práctica constatamos que
en el terreno cultural el Estado se ha convertido en una realidad
progresivamente más endeble que no tiene capacidad para dirigir
a la sociedad mexicana hacia un proyecto cultural propio y autónomo.
Bajo esta perspectiva, podemos decir
"que el México Profundo está de nuevo bajo el
riguroso control del México Imaginario que, como pocas veces,
ha hecho suyo el proyecto de las potencias dominantes. Sin embargo,
ese México Profundo sigue vivo y su contradicción
con el México Imaginario no ha desaparecido, sino todo lo
contrario se ha agudizado"19.
VII.- ¿ QUE HACER ?: HACIA
LA FORMACION DE UNA NUEVA POLITICA NACIONAL DE CULTURA Y COMUNICACION
Considerando el retiro progresivo del modelo público de televisión
en el país y de los proyectos culturales de asistencia social,
creemos que ante la anexión cada vez más acelerada
de nuestra sociedad a las leyes culturales del mercado internacional
que se está dando a través de nuestra vinculación
al Sistema General de Aranceles y Comercio (GATT), de la apertura
a los países de la Cuenca del Pacífico, de la integración
muy dinámica a la economía norteamericana y canadiense
a través de la firma del "Tratado de Libre Comercio"
y de la relación con el nuevo Mercado Común Europeo
para 1992; si el Estado Mexicano no construye un proyecto cultural
nacional crecientemente más sólido, a través
del empleo racional de los medios de comunicación electrónicos,
y en particular, de la televisión, estará cavando
su propia tumba, de forma cada vez más profunda. Esto, debido
a que permitirá que se destruyan en la conciencia de la población
las bases mentales que requiere mantener para existir como Estado
Nacional.
Destrucción que rápidamente
tiende a acentuarse pues el proyecto neoliberal del Estado presiona
para que los medios de comunicación funcionen como negocios
y no como servicio público. Especialmente, cuando en esta
fase de "modernización" las leyes del mercado atraviesan
de manera mas profunda la estructura de los canales de información;
y por consiguiente, son las "fuerzas de la libre competencia"
las que ascendentemente gobiernan el proyecto cultural de las industrias
audiovisuales y no el proyecto de desarrollo social y humano de
la población.
De aquí, la importancia
estratégica de reactivar prioritariamente el liderazgo del
Estado desde su avanzada cultural y no desde las simples trincheras
económicas tradicionales que lo que hacen es subordinar la
vocación de expansión universal del espíritu
nacional a las necesidades coyunturales de reproducción del
capital. No podemos olvidar que no hay Nación que se desarrolle
que no tenga una conciencia nacional fuerte y en ese sentido detrás
del nacionalismo mexicano hoy existe una ausencia de integración
nacional.
Por ello, ante el sistema de contenidos
de los medios de comunicación electrónicos altamente
desintegradores del país, pues no fomentan la participación
democrática, ni la expresión de la pluralidad de opiniones,
y por lo tanto, la formación de una conciencia crítica;
la única forma de enfrentar la vertiginosa transformación
mental que se nos viene con la liberación de fronteras, es
la construcción de una sólida política nacionalista
de comunicación para el país.
Pensamos que la única forma
de saltar sanamente hacia la modernidad que nos impone la dinámica
de evolución mundial es asimilar el cambio desde los marcos
del conocimiento profundo de nuestra cultura y no desde los seductores
espejismos modernizantes que en el campo del desarrollo se esfuerzan
por proponernos los países avanzados y nuestras elites nacionales
para fortalecer su estructura de hegemonía y de acumulación
material.
Es decir, para abrirnos al exterior
de manera madura y no volvernos a perder como sociedad en el mar
de las opciones del "progreso tecnologizante y civilizado"
que nos ofrece el glamour de la "modernidad", es requisito
indispensable profundizar con mayor profundidad en el conocimiento
de quienes somos como sociedad, que riqueza tenemos, cuáles
son nuestras necesidades y que alternativas de solución tenemos
frente a ellas. De lo contrario, nos relacionaremos en desventaja
con una dinámica que produce infinitas ilusiones sobre lo
que es el desarrollo y que por consiguiente históricamente
nos atrapará una vez más.
Ante ello, debemos preguntarnos
¿Qué nos sucederá como sociedad si nos vinculamos
en un acuerdo de libre comercio con el exterior con una base cultural
deprimida y erosionada como hoy la tenemos?. ¿Con qué
actitudes y normas debemos relacionarnos con las seductoras dinámicas
culturales externas, cuando somos un país que tiene una media
mental de 6 años de primaria, una deserción escolar
en educación básica cercana al 45 %, una inversión
en ciencia y tecnología inferior al 0.52 % del Producto Interno
Bruto, una infraestructura nacional de solo 2,000 bibliotecas públicas,
es decir una sala de lectura por cada 41 bares, una planta humana
de 22 investigadores por cada 100 mil habitantes, una escuela por
cada 10 cantinas, una creciente fuga de cerebros, un ausentismo
escolar que produce una pérdida anual de 1,500 millones de
dólares?, etc.
Ante esta situación, es
necesario tener presente que para que la sociedad mexicana se
desarrolle a través del "Moderno Estado Mexicano",
especialmente, en los tiempos del Tratado de Libre Comercio, es
necesario aplicar muchas acciones administrativas, legislativas,
políticas, infraestructurales, organizativas, etc., pero
además de estas actividades a nivel material, es indispensable
ejecutar intensos y muy sólidos proyectos culturales orgánicos
que respalden las acciones de gobierno y desarrollo nacional. Para
ello, es central que el Estado Mexicano abandone sus tradicionales
desviaciones "aristocráticas", "folkloristas",
"elitistas" y "culturalistas" que ha practicado
durante varias décadas y que han entendido la acción
cultural de forma restringida como la expresión de las sensibilidades
más refinadas en todos los órdenes de las artes y
de los conocimiento; y la replante ahora en un sentido amplio como
la producción de una nueva Cultura Orgánica que responda
a las principales problemáticas cotidianas que la sociedad
mexicana tiene que resolver para sobrevivir.
Ello significa, que el Estado Mexicano
debe fundamentalmente canalizar la mayoría de su energía
financiera, material, artística y espiritual hacia la producción
de una nueva cultura agrícola para la producción de
alimentos que disminuya las más de 9 mil toneladas de nutrientes
que actualmente importamos para existir. Una nueva cultura natural
que evite que se sigan destruyendo más de 200 especies animales
y vegetales que se han aniquilado en lo que va de este siglo en
nuestra República. Una nueva cultura local que aminore la
migración de más de 10 mil personas diarias a las
principales ciudades del país. Una nueva cultura forestal
que disminuya la erosión de más de 500 mil hectáreas
anuales que se destruyen en nuestra reserva territorial. Una nueva
cultura acuífera que permita darle una valor racional al
agua para aprovecharla civilizadamente y ahorrar el 30 % del líquido
potable que hoy se desperdicia irresponsablemente en las urbes.
Una nueva cultura ecológica que contribuya a disminuir las
más de 6,000 toneladas diarias de partículas contaminantes
que se acumulan en la atmósfera del Valle de México
y las principales ciudades del país, y que silenciosamente
cada vez más nos suprimen la vida.
Una nueva cultura femenina que permita
la amplia participación social de las mujeres mexicanas que
son el 50 % de la población nacional. Una nueva cultura energética
que nos lleve a vivir lo más justamente la transición
por la que atraviesa el país al pasar de la era del petróleo
a otra fase de desarrollo motriz. Una nueva cultura nutricional
que posibilite disminuir la inanición en más del 60
% de la población nacional, especialmente infantil, que permanentemente
vive sin los mínimos alimenticios requeridos para sobrevivir.
Una nueva cultura de la organización que integre alrededor
de nuestros conflictos sociales básicos a los 85 millones
de habitantes que vivimos en el país, pues todavía
somos una sociedad que esta por organizarse plenamente. Una nueva
cultura que permita valorar y amar profundamente lo mexicano para
afirmar nuestra cada vez más débil identidad nacional
y evitar la rapidísima pérdida de nuestro proyecto
cultural del país ante la apertura de fronteras. Una nueva
cultura para las emergencias nacionales, especialmente, de naturaleza
sísmica en el Valle de México cuando sabemos que los
especialistas sismólogos de la Universidad Nacional Autónoma
de México han anticipado la presencia de fuertes movimientos
de las capas telúricas para los próximos años
como ya se comprobó, una vez más, con el temblor de
6 grados en la escala de Richter del 25 de abril de 1989 , etc.20.
Hoy, es indispensable considerar que la edificación del
nuevo Estado Mexicano no se puede construir sobre la base de los
viejos valores sociales, especialmente, cuando fueron dichos principios
los que nos llevaron a la profunda crisis estructural que actualmente
vivimos. En esta coyuntura es indispensable reconocer que el verdadero
Estado Moderno, no surge de la realización de simples cambios
administrativos, de las "aperturas políticas",
de las transformaciones tecnológicas, de la apertura a la
inversión extranjera, del adelgazamiento gubernamental, de
las modificaciones de la retórica oficial, etc., sino que,
en última instancia, parte del cambio mental de la población.
Esto es, las verdaderas bases del
Moderno Estado Mexicano tienen que surgir de la profundidad y coherencia
que posea su proyecto cultural y no de las simples respuestas coyunturales
atrevidas que se pretendan implementar en el terreno económico
y político. Por lo que es indispensable construir, a través
de los canales de información, nuevos valores que produzcan
una nueva visión cotidiana sobre nuestras personas, nuestras
vidas, nuestra Nación, nuestra historia y sobre la misión
del hombre en el planeta tierra.
De lo contrario, se intentará
implementar un proyecto de desarrollo material de la sociedad mexicana,
sin un programa racional colectivo que lo respalde. Esto implicará
gobernar sin bases mentales, pues se intentará modificar
el estómago, los brazos y los pulmones del país, sin
transformar la cabeza social, lo cual, creará un gobierno
descerebrado. Esto es, el ejecutivo gobernará en una atmósfera
esquizofrénica pues la cabeza del ente social, en el mejor
de los casos, pensará en los valores de las exquisiteces
sensoriales, mientras el cuerpo masivo luchará por sobrevivir
en el crudo remolino de la realidad nacional.
Es por ello, que en ésta
fase de acelerada integración de los procesos culturales
nacionales a la dinámica de centralización y globalización
de las economías mundiales más avanzadas, es una obligación
prioritaria de existencia del Estado Mexicano el que no abandone
el uso y la creación de los procesos de comunicación
y cultura a los dictados salvajes de las "libres fuerzas del
mercado", que lo que buscan, en última instancia, es
la permanente acumulación de capital; sino que planifique
el funcionamiento de éstos para producir una Nueva Cultura
Cotidiana que propicie el desarrollo y la sobrevivencia del país.
De lo contrario, si no proyectamos el uso de los canales
de difusión y en especial de la televisión, alrededor
de un proyecto de transformación mental para el crecimiento
de nuestra sociedad, de nada servirá la realización
del resto de las reformas modernizantes que ha impulsado el actual
Estado Mexicano, pues el cerebro del país estará desvinculado
de su cuerpo social; con lo cual, nuestra nación tarde o
temprano se volverá a desmoronar, y cada vez más,
con mayor intensidad.
Notas:
1
Salinas de Gortari, Carlos; Nos modernizamos o el cambio mundial
amenaza al país: Salinas, Excelsior 11 de abril de 1989.
Para ampliar este panorama consultar
Urge modernizar todo el aparato productivo en bienes y servicios,
Excelsior, 8 de octubre de 1988; Describe los esfuerzos de México
por integrarse a la economía mundial la carta de intención
al FMI, Excelsior, 25 de abril de 1989; No será irrestricta,
ni se hará de golpe la apertura comercial: CSG, Excelsior,
28 de abril de 1989; Está agotado el modelo fácil,
Excelsior, 9 de mayo de 1989; En Marzo la economía del
país estará lista para su desregulación: Córdoba,
Excelsior, 21 de junio de 1989; Ni liberalismo a ultranza, ni
estatismo ultrajante: Zedillo, Excelsior, 30 de junio de 1979;
Sucumbió el paternalismo hoy se necesita eficiencia; Peligran
los avances por el déficit en paraestatales, Excelsior,
28 de julio de 1989; La apertura comercial es una decisión
permanente: Secofin, Excelsior, 16 de agosto de 1989.
2
Enterramos este año "políticas populistas
desquiciantes" surgidas en 1970: CCE, Excelsior, 10 de
septiembre de 1989; Fin del ciclo. Verdadera modernidad, Excelsior,
20 de septiembre de 1989; Traumático cambio económico
de México en 10 años: Banamex, Excelsior, 11 de
diciembre de 1989; Fin de la "Guerra Fría".
Las coordenadas del Nuevo Orden, Excelsior, 9 de enero de 1991;
Termina el armamentismo que caracterizó a la guerra fría,
Excelsior, 20 de enero de 1991; Cambio de modelo industrial, Excelsior,
6 de abril de 1991; El nuevo orden internacional, El Financiero,
18 de febrero de 1991; Nuevo orden mundial, El Financiero,
21 de febrero de 1991; Laberinto económico. Nuevo orden
mundial, Excelsior, 24 de febrero de 1991; El T.L.C. no socava
la soberanía y si impide la ley de la selva, Excelsior,
6 de marzo de 1991; ¿1862, 1916, 1991?. El paso decisivo,
Excelsior, 26 de julio de 1991; De la economía de mercado,
El Financiero, 28 de julio de 1991.
Por encima de la actual tendencia
hacia la conformación de grandes bloques económicos
y vastos mercados regionales, la Comisión Trilateral pretende
la globalización de la economía, el comercio, las
finanzas y la política. Así, casi 20 años después
de la fundación de la Comisión el mundo se mueve hacia
una de sus primeras etapas de globalización: La conformación
de grandes bloques regionales económicos y comerciales. El
Mercado Común Europeo, la Cuenca del Pacífico y el
Tratado de Libre Comercio Norteamericano son por lo pronto un primer
escalón hacia la abierta globalización.
Una vez sentadas las bases:
división planetaria en hemisferios norte-sur, desmantelamiento
de la ideología nacionalista y reconocimiento de la economía
como eje político-económico del mundo moderno, la
Comisión Trilateral pretende constituirse en el centro neurálgico
del poder mediante la administración de las finanzas, la
economía y la tecnología a nivel global. En cuanto
a la estrategia de la Comisión para cooptar al Tercer Mundo,
ésta contempla 4 fases:
a.- Jerarquizar a los países
en desarrollo de acuerdo con su nivel de industrialización
o a su disponibilidad de recursos naturales.
b.- Otorgarles un tratamiento diferenciado en materia comercial,
financiero y tecnológico en las negociaciones internacionales
multilaterales.
c.- Retomar el control sobre el abastecimiento y los precios de
las materias primas, sobre todo el petróleo procedente de
los países en desarrollo.
d.- Presionar a los países en desarrollo avanzado como son
México, Brasil y Arabia Saudita a fin de que pongan en práctica
sus economías, en especial el comercio exterior, liberalizando,
al mismo tiempo, sus políticas de importación y de
recepción de inversiones extranjeras.
Mediante esto último pretenden llevar a cabo la reubicación
de la industria internacional, de acuerdo con los intereses y prioridades
de los países industrializados. La Comisión Trilateral
mente maestra de la globalización, El Financiero, 28
de junio de 1991.
Dicho nuevo orden internacional estará basado en el monopolio
de la fuerza de los Estados Unidos, al grado de que después
de la victoria sobre Kuwait y el consecuente control mundial del
petróleo, este podrá obligar a Japón y Alemania
(sus principales competidores) a apoyar a la economía estadounidense.
El nuevo orden basado en el monopolio de la fuerza de EU,
El Financiero, 24 de enero de 1991.
3 Globalización: El
caso de México (Primera parte), El Financiero, 6 de junio
de 1991; Globalización: El caso de México,
(Segunda parte), El Financiero, 20 de junio de 1991; Débil
esfuerzo para integrar al país al proceso de globalización,
El Financiero, 10 de junio de 1991.
4 Al respecto revisar En 1992
el país debe estar abierto a la Comunidad Económica
Europea, Uno Más Uno, 23 de abril de 1989; Ofrece
Europa a México más inversiones y abrir sus mercados
a nuestros productos, Uno Más Uno, 21 de mayo de 1989;
Estamos listos para enfrentar el reto del mercado único
en 1992, Excelsior, 27 de mayo de 1989; Los logros de la
gira de CSG por Europa base para construir un México moderno,
Uno Más Uno 16 de julio de 1989; Viaje de Carlos Salinas,
Uno Más Uno, 18 de julio de 1989.
5
Fracaso en el GATT, El financiero, 10 de diciembre de 1990;
Ganan fuerza los acuerdos bilaterales. El fracaso en el GATT,
Excelsior, 10 de diciembre de 1990; Nueva etapa comercial. ¿Fracasó
el GATT?, Excelsior, 12 de diciembre de 1990; Regionalización:
Una nueva tendencia internacional ante el fracaso de la Ronda de
Uruguay y del GATT, El Financiero 28 de junio de 1991.
A partir de este fracaso las
tendencias económicas que adoptarán los Estados capitalistas
en la década de los noventas serán las 3 siguientes:
a.- El surgimiento y fortalecimiento
de las inclinaciones proteccionistas.
b.- La presencia de grandes conflictos en materia comercial entre
los países industrializados.
c.- La conformación de bloques económicos.
6 Después del acuerdo pactado
entre la Comunidad Europea y la Asociación Europea de Libre
Comercio se aceptó que el nuevo Mercado Común estuviera
formado ya no por 12 países, sino por 19 abarcando desde
Islandia hasta el Mediterráneo, con un promedio de 400 millones
de consumidores. Concentran 19 países Europeos un Acuerdo
de Libre Comercio, El Financiero, 23 de octubre de 1991; La
CEE y EFTA formarán un megamercado de 400 millones de consumidores
en 93, Uno Más Uno, 23 de octubre de 1991; Libre comercio
desde Islandia hasta el Mediterráneo, Excelsior, 23 de
octubre de 1991; Dejan de lado viejas contiendas europeas,
Excelsior, 24 de octubre de 1991.
Esta realidad quizás se modifique con los años pues
ya existe la propuesta del Banco Europeo para la Reconstrucción
y el Desarrollo (BERD), para que se cree un mercado común
continental que integre a las 35 naciones de Europa y evite la desintegración
de las democracias nacientes. Un mercado común continental
formado por los 35 países de Europa podría superar
el nuevo bloque de Norteamérica, Uno Más Uno,
26 de octubre de 1991.
7 Al respecto revisar El acuerdo
de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá, Revista
Comercio Exterior, Vol. 39, No. 4, abril de 1989, México
D.F., P-339, 347.
8 Más nexos con la Cuenca
del Pacífico, Uno Más Uno, 28 de abril de 1988;
La hegemonía en el sistema capitalista empieza a desplazarse
hacia el Pacífico, Excelsior, 3 de mayo de 1989; La
Cuenca del Pacífico: Un nuevo espacio estratégico,
Uno Más Uno, 4 de mayo de 1988; Vitalidad regional: Cuenca
del Pacífico, Excelsior, 14 de mayo de 1989; Latinoamérica
está lejos del Pacífico, Uno Más Uno, 19
de agosto de 1989.
9 P. Aylwin no modificó
la política económica, Excelsior, 26 de abril
de 1991; Rechaza México formar parte de un bloque cerrado:
CSG, Excelsior, 7 de mayo de 1991; Liberalización
económica con 8 países, Excelsior, 9 de mayo de
1991; Comercio mas libre para evitar grupos cerrados al intercambio:
Salinas, Excelsior, 2 de julio de 1991.
10 Con la Cuenca del Pacífico
7 % del comercio de México, Excelsior, 29 de julio de
1991; Globalización: el caso de México, El
Financiero, 14 de julio de 1991; Competencia regla del futuro,
El financiero, 26 de junio de 1991.
11 Un Mercomún Norteamericano
25 % mayor que el europeo, Excelsior, 27 de septiembre de 1990;
Con el ALC el mayor mercado del mundo, El Financiero, 25
de octubre de 1990.
12 Las culturas aisladas
perecen; sólo las comunicadas sobreviven: . Fuentes,
La Jornada, 20 de julio de 1991.
13 Nuestro retraso social,
no tecnológico, Excelsior, 30 de mayo de 1989.
14 Reto incorporar modernidad
con identidad étnica, Excelsior, 4 de julio de 1991.
15 Los atrasos económicos
y tecnológicos provocan la pérdida de soberanía
e identidad, El Financiero, 20 de junio de 1991, No menguará
el TLC soberanía ni cultura: Serra Puche, El Financiero,
21 de junio de 1991.
Esta posición ha llegado a tal extremo, que el titular de
la Secretaría de Comercio, el Lic. Serra Puche, ha declarado
que en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio el caso de
la cultura no es importante. Es más, se indica que dentro
de éste contexto trilateral "no hablamos del problema
de la cultura, sino de que haya programas. Tenemos nuestras restricciones
loas americanos y los canadienses las suyas. Lo que es cierto es
que el cambio tecnológico está ocurriendo a una velocidad
tal que será muy difícil detener programaciones porque
van a llegar por medio de antenas parabólicas. Entonces eso
es cosa de sentarnos a ver este asunto con una actitud moderna".
México no acepta un TLC con sólo buenas intenciones,
Excelsior, 12 de septiembre de 1991.
16 La apertura comercial
sólo trajo modernización en el consumo, aseguran varias
instituciones, El Financiero, 15 de octubre de 1991.
17
"Grave proceso consumista"
en México por la apertura comercial: SIPPE, Uno Más
Uno, 15 de octubre de 1990; Con eso de la apertura comercial
hay que comprar de todo, Excelsior, 7 de mayo de 1991; Riesgo
de que México sea una bodega de productos extranjeros,
El Financiero, 12 de junio de 1991.
18 Sobre este punto el director
de IMEVISION señala que el consorcio "aspirará
a no ser una carga financiera para el Estado, sino a incrementar
la calidad de las transmisiones para ser un medio eficaz en la promoción
de productos y servicios, para ser una empresa próspera financieramente
hablando... Ante todo IMEVISION busca ser una compañía
prósperamente rentable, por lo cual el perfil de los canales
de la emisora será el de una televisión de calidad
que tienda a convertirse en un atractivo para las inversiones publicitarias"
La primera competencia que debemos ganar debe ser ante nosotros
mismos: Alvarez Lima, Uno Más Uno, 11 de diciembre
de 1988.
19 El "México
Profundo" sigue vivo, Excelsior, 31 de julio de 1991.
20
Datos presentados en el programa radiofónico de Tomás
Mojarro, Palabras sin reposo, Radio UNAM, 25 de abril de
1989.
Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, D.F., México. |