Por Marisa Avogadro
Número 28
Malbec de mi tierra
Rubíes, granates,
como esperando la mano
de pulir.
Granos terciopelo
resbalando por labios de seda.
Néctar y aromas se mezclan:
las frambuesas, las frutas rojas, las violetas.
Guindas y cerezas se funden,
en un mar de chocolates, vainillas y fresas.
Zumo de vida,
de amor y de encuentro.
De trabajo sostenido
en la tierra.
De suelos rojizos
y un espíritu que alienta.
Vida de rojo y néctar
Rojos. Estaban en ebullición.
Fuertes, sonrosados.
Casi como globos, se mecían.
La brisa frotaba
los redondos cuerpos,
como sonidos de tonada,
que esbozan el trabajo y el esfuerzo.
Fruta, vino, amor,
razón de alegría.
Simplemente uva,
de racimos, de vides,
Hecha de néctar y sueños,
que entre olvidos y recuerdos
van y vienen.
Blanco de vinos...
Resbalan dorados tenues
y se deshacen marcados verdes.
Frutales, frescos y ácidos,
En su boca se funden despacio.
Y vuelven los almendros en flor
y el aroma a racimos cortados.
Se mezclan dulces y secos
en su paladar abocado.
Porque llegan a la memoria
Los tilos, las vainillas, los manzanos.
Amarillos, verdes y mantecas.
Néctar, sabor y vino blanco.
Mag.
Marisa Avogadro
Periodista, catedrática
y escritora argentina. |