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Agosto - Septiembre 2002

 

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Cadenas de e-mail: Un poderoso sistema de influencia
 
Los argentinos se muestran cada vez más participativos. Las interminables listas de correo electrónico reflejan la profunda necesidad de palabra que tiene el pueblo. Hoy, por esta vía tecnológica, se convoca a reuniones y se presentan opiniones sobre la desnuda realidad del país

Por Soledad Avaca
Número 28

Los días 19 y 20 de diciembre de 2001, el pueblo argentino -cacerola en mano- le dijo basta a sus políticos. El empuje de aquella manifestación espontánea, que se congregó en diversos puntos del país, logró destituir de sus cargos públicos a los entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo y Presidente de la Nación, Fernando de la Rua.

El estallido social movilizó a gran parte de la población y, desde ese momento, el común denominador de las distintas clases sociales fue la profunda necesidad de expresar el rechazo hacia sus gobernantes. Fue así, precisamente, como la informática se introdujo en la vida política del país y logró tener diversas repercusiones.

Gracias al ingeniero Ray Tomlinson, quien a finales de 1971 inventó el correo electrónico, hoy, millones de personas en el mundo pueden relacionarse desde sus ordenadores. Quizás, sin imaginárselo, logró que la mensajería electrónica entre computadoras revolucionara las comunicaciones.

Actualmente, en la Argentina, aquellas personas que cuentan con los medios tecnológicos suficientes, mantienen contacto y manifiestan su enojo por la cruda realidad del país.

Las innumerables denuncias de corrupción política y malestar social, como consecuencia de la defectuosa función de los representantes, acompañó la vorágine de la nueva tecnología, que ayudó a propagar las descargas populares en la Red. Las acciones de protesta ciudadana lograron organizarse por esta vía y la Web resultó un vehículo primordial.

Las cadenas de correo electrónico inundaron las computadoras con diversas opiniones y propuestas para intentar paliar la crisis. A su vez, dichos correos electrónicos se rebosaron de un sinfín de escraches a los políticos y el ciberespacio apareció como uno de los lugares más comunes de la palabra popular sobre el descrédito de la representatividad política.

En poco tiempo, las asambleas barriales y organizaciones informales comenzaron a publicar sus llamados a la población por este medio. Hoy se convoca todo tipo de reuniones, piquetes, cacerolazos y hasta circulan escritos con una cuota de humor sobre la situación que está atravesando el país. Asimismo, existen también mensajes con fines de ayuda solidaria, en los que se propone la unión del pueblo para socorrer a los más necesitados.

Un sinnúmero de textos improvisados -y solo algunos bien preparados- generó un estallido de bits en los monitores argentinos. Los mensajes electrónicos consiguieron representar la pluralidad de opiniones y las diferentes corrientes de pensamiento político.

Unir las fuerzas para que no se recorten más presupuestos, para que se devuelvan los depósitos a los ahorristas o, para que se termine con la corrupción y la desocupación, parecen ser los temas más tratados. Con este accionar, el pueblo intenta ratificar el significado de democracia: "gobierno del pueblo por el pueblo" y así revalidar el verdadero sentido de este sistema de gobierno.


Soledad Avaca
Periodista argentina