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Octubre - Noviembre 2002

 

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Inmigración: entre la seguridad, el terrorismo y la guerra
 
Breve Análisis de la Situación Migratoria entre México y Estados Unidos

Por Eduardo B. Hernández
Número 29

Arizona, EU.- A un año de que los presidentes de México y Estados Unidos prometieran formular un plan para permitir que millones de inmigrantes mexicanos indocumentados vivieran y trabajaran legalmente en EU, las expectativas de concretar un acuerdo migratorio entre ambos países continúan desvaneciéndose. En la opinión de grupos que abogan por la inmigración, la creciente preocupación acerca de la seguridad nacional, derivada de los actos terroristas del 11 de Septiembre, así como la debilitada economía y las próximas elecciones para el Congreso norteamericano, han ocasionado que se pierdan las esperanzas de alcanzar un convenio migratorio antes del fin del año 2002.

En la opinión de los críticos, los ataques terroristas han cambiado para siempre el tono de las negociaciones, causando que los asuntos migratorios se perciban como temas de seguridad nacional. Tampoco piensan que sea posible que el Congreso estadounidense agobie al Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) con un nuevo programa migratorio masivo, cuando, al mismo tiempo, continua con sus planes de desmantelar el INS. El Senado estadounidense, a su vez, está considerando fusionar al INS con el Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security), cuya creación ha sida propuesta por el presidente Bush. Y la Cámara de Representantes ya aprobó una propuesta de ley para dividir el Servicio de Inmigración y Naturalización en dos departamentos, uno que se ocuparía de la aplicación de la ley, y el otro de los servicios migratorios, ambos bajo una sola agencia.

Los grupos que abogan por una reducción en la inmigración agregan que quienes la favorecen, no logran entender que EU vive en una era en la cual la guerra contra el terrorismo y la seguridad nacional son sus principales preocupaciones, pues existe la amenaza potencial de que alguien vulnere sus fronteras pasando de contrabando un artefacto pequeño de destrucción masiva y hacerlo detonar en una ciudad grande.

Perfil Histórico y Cambiante
Analistas del fenómeno de la migración atribuyen el actual patrón migratorio al precedente que se estableció durante el intercambio laboral entre México y Estados Unidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, bajo el "Programa Bracero" (1942-1964). La demanda de brazos en EU, requerida entonces dentro de un marco legal, creó un paradigma para futuras generaciones de hombres y mujeres, quienes continuaron emigrando a pesar de la inexistencia de un acuerdo laboral, siendo impulsados no sólo por su necesidad económica, pero a causa de una noción presupuesta acerca de la necesidad de fuerza laboral en EU.

Mientras el actual flujo de recursos humanos de México hacia Estados Unidos no difiere mucho al desplazamiento de trabajadores que ha venido ocurriendo durante los últimos cincuenta años, y la motivación económica implícita continua siendo un factor primordial de la migración, algunos cambios demográficos y laborales han transformado el perfil del inmigrante mexicano hacia el final y el comienzo de las centurias contiguas. Tradicionalmente, el inmigrante mexicano era agricultor, proveniente de áreas rurales de México, y trabajaba igualmente en la agricultura, sobre todo en los estados del suroeste de EU. En la actualidad, la demografía inmigrante incorpora individuos de casi cada rincón del país mexicano, lo mismo procedentes de poblaciones pequeñas como de ciudades medianas y grandes, y quienes se dispersan a través de casi todo el territorio estadounidense. Debido a esta diversidad regional, la composición cultural y étnica del inmigrante ha abierto otros campos de trabajo no tradicionales, como lo es la agricultura, a industrias como la hotelera, del procesamiento de alimentos, la construcción, y la fabricación, aunque la agricultura continua siendo la ocupación principal.

Prioridades Diferentes
El 5 de Septiembre del 2001, Vicente Fox estuvo en Washington para una visita de Estado de dos días. En esa ocasión, el presidente mexicano declaró: "Ha llegado la hora de dar a los migrantes y a sus comunidades el lugar que les corresponde en la historia de nuestras relaciones bilaterales. Ambos países les debemos mucho". Fox dependía de ese acuerdo migratorio para demostrar al pueblo de México, incluyendo a los 21.5 millones de mexicanos que residen en EU, que cumpliría su promesa de campaña. Bush, por su parte, percibió el asunto como una oportunidad para cortejar a los millones de votantes hispanos.

En aquel entonces, un convenio parecía inminente. Los dos gobiernos, de hecho, ya se encontraban negociando los detalles de un plan que hubiera legalizado a unos tres millones de indocumentados mexicanos, y que les hubiera permitido permanecer en EU como trabajadores huéspedes. Seis días después, EU y el mundo se conmocionarían por los ataques terroristas en suelo estadounidense. Las negociaciones se interrumpieron. El asunto de la migración fue repentinamente sustituido por la preocupación de la seguridad en la frontera. A pesar de lo sucedido, algunos expertos en asuntos migratorios entre México y EU, prevén que un acuerdo entres los países vecinos pudiera ser obtenido el próximo año, especialmente si el partido demócrata gana control de la Cámara de Representantes, y si mantienen su ligera mayoría en el Senado. Pero aún esa suposición pudiera desvanecerse si otro ataque terrorista ocurriera, y si la economía no se recupera.

Retos Presentes; Futuro Incierto
El gobierno estadounidense ha dejado en claro que la guerra en contra del terrorismo y la seguridad nacional son la prioridad en su agenda internacional y doméstica. Un día después de haber conmemorado el primer aniversario de Septiembre 11, el presidente Bush habló en la asamblea general la Naciones Unidas para advertir que si la ONU falla en hacer a Irak cumplir con las regulaciones a las que se comprometió después de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, EU tomará una acción militar en contra el gobierno de Sadam Hussein. Y si el espectro de la guerra se materializa, ningún otro asunto internacional tomará precedente.

Pero la problemática migratoria continuará presentando los mismos retos, los cuales no podrán seguir postergándose por mucho tiempo. Estos retos son ineludiblemente comunes a ambas naciones, y se pudieran resumir en los siguientes puntos:

- El mayor número de indocumentados (3.8 millones, de acuerdo a la Oficina del Censo) son mexicanos.
- El Departamento del Trabajo estadounidense prevé en el futuro una escasez de fuerza laboral. Según los cálculos de esta agencia, para el año 2010, habrá 10 millones de empleos más que el número de trabajadores disponibles.
- El número de trabajadores mexicanos creció más del doble en la década de los años noventa, mientras que el número de trabajadores estadounidenses creció solamente en 13 por ciento durante el mismo periodo, de acuerdo a un estudio realizado por la American Immigration Law Foundation.
- La economía mexicana no puede producir suficientes empleos para el número de individuos en busca de trabajo.

En México
Jorge Castañeda declaró al diario "Reforma" que el gobierno mexicano ha intentado mantener vivo el tema migratorio entre los dos países durante los últimos meses. De acuerdo a sus declaraciones, México lanzará una "gran ofensiva" diplomática después de las elecciones de Noviembre, para conseguir llegar a un acuerdo migratorio, y afirmó que se continuará usando todos los recursos políticos posibles para persuadir al gobierno estadounidense para que regularice la situación de los millones de indocumentados que viven y trabajan en EU.

El canciller mexicano resaltó que a causa de la imposibilidad de concretar una reforma migratoria, el gobierno de México se ha enfocado en otras áreas que han dado resultados y beneficiado la vida de los mexicanos residentes en EU. Uno de ellos fue la aceptación de la matrícula consular como un medio seguro de identificación oficial en la unión americana. Esta forma de identificación permite a la población mexicana realizar trámites con las dependencias de gobierno e instituciones bancarias y financieras estadounidenses.

Pero dentro del actual contexto de creciente seguridad y guerra contra el terrorismo, además del ultimátum de George W. Bush a la ONU respecto a Irak, la situación de millones de indocumentados que ya viven y trabajan en este país no apremia ni obliga a EU a actuar con la premura con la que el gobierno mexicano quisiera regularizar la situación de los millones de mexicanos que viven marginados de un estatus legal, congruente con su contribución a la economía estadounidense.

La prioridad de la gran potencia mundial no se encuentra en los campos de trabajo de su suelo, sino en resguardar sus fronteras, y perseguir a los "bin Ladens" y a los "Husseins" del mundo, para evitar que la realidad del terrorismo vulnere su territorio, como en el 11 de septiembre del 2001.


Eduardo B. Hernández
Instituto Hispano de Asuntos Sociales