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Breve Análisis de la Situación
Migratoria entre México y Estados Unidos
Por Eduardo B. Hernández
Número 29
Arizona, EU.- A un año de
que los presidentes de México y Estados Unidos prometieran
formular un plan para permitir que millones de inmigrantes mexicanos
indocumentados vivieran y trabajaran legalmente en EU, las expectativas
de concretar un acuerdo migratorio entre ambos países continúan
desvaneciéndose. En la opinión de grupos que abogan
por la inmigración, la creciente preocupación acerca
de la seguridad nacional, derivada de los actos terroristas del
11 de Septiembre, así como la debilitada economía
y las próximas elecciones para el Congreso norteamericano,
han ocasionado que se pierdan las esperanzas de alcanzar un convenio
migratorio antes del fin del año 2002.
En la opinión de los críticos,
los ataques terroristas han cambiado para siempre el tono de las
negociaciones, causando que los asuntos migratorios se perciban
como temas de seguridad nacional. Tampoco piensan que sea posible
que el Congreso estadounidense agobie al Servicio de Inmigración
y Naturalización (INS) con un nuevo programa migratorio masivo,
cuando, al mismo tiempo, continua con sus planes de desmantelar
el INS. El Senado estadounidense, a su vez, está considerando
fusionar al INS con el Departamento de Seguridad Nacional (Department
of Homeland Security), cuya creación ha sida propuesta por
el presidente Bush. Y la Cámara de Representantes ya aprobó
una propuesta de ley para dividir el Servicio de Inmigración
y Naturalización en dos departamentos, uno que se ocuparía
de la aplicación de la ley, y el otro de los servicios migratorios,
ambos bajo una sola agencia.
Los grupos que abogan por una reducción
en la inmigración agregan que quienes la favorecen, no logran
entender que EU vive en una era en la cual la guerra contra el terrorismo
y la seguridad nacional son sus principales preocupaciones, pues
existe la amenaza potencial de que alguien vulnere sus fronteras
pasando de contrabando un artefacto pequeño de destrucción
masiva y hacerlo detonar en una ciudad grande.
Perfil Histórico y Cambiante
Analistas del fenómeno
de la migración atribuyen el actual patrón migratorio
al precedente que se estableció durante el intercambio laboral
entre México y Estados Unidos durante y después de
la Segunda Guerra Mundial, bajo el "Programa Bracero"
(1942-1964). La demanda de brazos en EU, requerida entonces dentro
de un marco legal, creó un paradigma para futuras generaciones
de hombres y mujeres, quienes continuaron emigrando a pesar de la
inexistencia de un acuerdo laboral, siendo impulsados no sólo
por su necesidad económica, pero a causa de una noción
presupuesta acerca de la necesidad de fuerza laboral en EU.
Mientras el actual flujo de recursos
humanos de México hacia Estados Unidos no difiere mucho al
desplazamiento de trabajadores que ha venido ocurriendo durante
los últimos cincuenta años, y la motivación
económica implícita continua siendo un factor primordial
de la migración, algunos cambios demográficos y laborales
han transformado el perfil del inmigrante mexicano hacia el final
y el comienzo de las centurias contiguas. Tradicionalmente, el inmigrante
mexicano era agricultor, proveniente de áreas rurales de
México, y trabajaba igualmente en la agricultura, sobre todo
en los estados del suroeste de EU. En la actualidad, la demografía
inmigrante incorpora individuos de casi cada rincón del país
mexicano, lo mismo procedentes de poblaciones pequeñas como
de ciudades medianas y grandes, y quienes se dispersan a través
de casi todo el territorio estadounidense. Debido a esta diversidad
regional, la composición cultural y étnica del inmigrante
ha abierto otros campos de trabajo no tradicionales, como lo es
la agricultura, a industrias como la hotelera, del procesamiento
de alimentos, la construcción, y la fabricación, aunque
la agricultura continua siendo la ocupación principal.
Prioridades Diferentes
El 5 de Septiembre del
2001, Vicente Fox estuvo en Washington para una visita de Estado
de dos días. En esa ocasión, el presidente mexicano
declaró: "Ha llegado la hora de dar a los migrantes
y a sus comunidades el lugar que les corresponde en la historia
de nuestras relaciones bilaterales. Ambos países les debemos
mucho". Fox dependía de ese acuerdo migratorio para
demostrar al pueblo de México, incluyendo a los 21.5 millones
de mexicanos que residen en EU, que cumpliría su promesa
de campaña. Bush, por su parte, percibió el asunto
como una oportunidad para cortejar a los millones de votantes hispanos.
En aquel entonces, un convenio parecía
inminente. Los dos gobiernos, de hecho, ya se encontraban negociando
los detalles de un plan que hubiera legalizado a unos tres millones
de indocumentados mexicanos, y que les hubiera permitido permanecer
en EU como trabajadores huéspedes. Seis días después,
EU y el mundo se conmocionarían por los ataques terroristas
en suelo estadounidense. Las negociaciones se interrumpieron. El
asunto de la migración fue repentinamente sustituido por
la preocupación de la seguridad en la frontera. A pesar de
lo sucedido, algunos expertos en asuntos migratorios entre México
y EU, prevén que un acuerdo entres los países vecinos
pudiera ser obtenido el próximo año, especialmente
si el partido demócrata gana control de la Cámara
de Representantes, y si mantienen su ligera mayoría en el
Senado. Pero aún esa suposición pudiera desvanecerse
si otro ataque terrorista ocurriera, y si la economía no
se recupera.
Retos Presentes; Futuro Incierto
El gobierno estadounidense
ha dejado en claro que la guerra en contra del terrorismo y la seguridad
nacional son la prioridad en su agenda internacional y doméstica.
Un día después de haber conmemorado el primer aniversario
de Septiembre 11, el presidente Bush habló en la asamblea
general la Naciones Unidas para advertir que si la ONU falla en
hacer a Irak cumplir con las regulaciones a las que se comprometió
después de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, EU
tomará una acción militar en contra el gobierno de
Sadam Hussein. Y si el espectro de la guerra se materializa, ningún
otro asunto internacional tomará precedente.
Pero la problemática migratoria
continuará presentando los mismos retos, los cuales no podrán
seguir postergándose por mucho tiempo. Estos retos son ineludiblemente
comunes a ambas naciones, y se pudieran resumir en los siguientes
puntos:
- El mayor número de indocumentados (3.8 millones, de acuerdo
a la Oficina del Censo) son mexicanos.
- El Departamento del Trabajo
estadounidense prevé en el futuro una escasez de fuerza laboral.
Según los cálculos de esta agencia, para el año
2010, habrá 10 millones de empleos más que el número
de trabajadores disponibles.
- El número de trabajadores
mexicanos creció más del doble en la década
de los años noventa, mientras que el número de trabajadores
estadounidenses creció solamente en 13 por ciento durante
el mismo periodo, de acuerdo a un estudio realizado por la American
Immigration Law Foundation.
- La economía mexicana
no puede producir suficientes empleos para el número de individuos
en busca de trabajo.
En México
Jorge Castañeda
declaró al diario "Reforma" que el gobierno mexicano
ha intentado mantener vivo el tema migratorio entre los dos países
durante los últimos meses. De acuerdo a sus declaraciones,
México lanzará una "gran ofensiva" diplomática
después de las elecciones de Noviembre, para conseguir llegar
a un acuerdo migratorio, y afirmó que se continuará
usando todos los recursos políticos posibles para persuadir
al gobierno estadounidense para que regularice la situación
de los millones de indocumentados que viven y trabajan en EU.
El canciller mexicano resaltó
que a causa de la imposibilidad de concretar una reforma migratoria,
el gobierno de México se ha enfocado en otras áreas
que han dado resultados y beneficiado la vida de los mexicanos residentes
en EU. Uno de ellos fue la aceptación de la matrícula
consular como un medio seguro de identificación oficial en
la unión americana. Esta forma de identificación permite
a la población mexicana realizar trámites con las
dependencias de gobierno e instituciones bancarias y financieras
estadounidenses.
Pero dentro del actual contexto
de creciente seguridad y guerra contra el terrorismo, además
del ultimátum de George W. Bush a la ONU respecto a Irak,
la situación de millones de indocumentados que ya viven y
trabajan en este país no apremia ni obliga a EU a actuar
con la premura con la que el gobierno mexicano quisiera regularizar
la situación de los millones de mexicanos que viven marginados
de un estatus legal, congruente con su contribución a la
economía estadounidense.
La prioridad de la gran potencia
mundial no se encuentra en los campos de trabajo de su suelo, sino
en resguardar sus fronteras, y perseguir a los "bin Ladens"
y a los "Husseins" del mundo, para evitar que la realidad
del terrorismo vulnere su territorio, como en el 11 de septiembre
del 2001.
Eduardo
B. Hernández
Instituto Hispano de Asuntos
Sociales |