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De la sociedad de información a la comunidad de comunicación
 

Por Jesús Galindo Cáceres
Número 29

La cibercultura en evolución a través de la vida social de las tecnologías de información y comunicación.

Presentación
Lo sucedido en el siglo veinte ha dejado un impacto en diversos ámbitos de la vida social con acentos de profunda transformación. Mirado el fenómeno desde la trayectoria del siglo diecinueve la visión es de una forma, mirado desde el horizonte de lo posible en el futuro la visión es distinta. Esta aparente contradicción marca la diferencia entre un campo de percepción y otro, entre un punto de vista constructivo y otro. Podría afirmarse que la teoría de lo social sintetizada en ambos casos es tan distinta como sus condiciones de imaginación y contextualización. Este espacio de relatividad es parte del pensamiento contemporáneo y por venir. Todo se resuelve en el punto donde se encuentra el oficio lógico y la creación lingüística. La ciencia social nunca había sido tan humilde en sus pretensiones, tan poderosa en su configuración. Esta es la era de los mundos posibles, de los investigadores mezcla de artistas e ingenieros. La era de la construcción de lo posible en la técnica de su fundamento y ejecución.

Una de las tareas por emprender en este momento de emergencia es la conceptual. Para mejor percibir necesitamos nuevos elementos de sentido. Las operaciones necesarias para ello están a la vista pero no la habilidad para manejarlas. Se requiere un balance que permita comprender en lo nuevo la permanencia del pasado y el mensaje de movimiento hacia el futuro. También es indispensable un orden y una coherencia sólo donados por la formalidad lógica. Y se supone un impulso constructivo vigoroso inspirado en la vocación de saber, de entender, de nombrar al mundo. El oficio de creación semiótica nos acompaña, pero su urdimbre reflexivo-constructiva tiene desarrollos disparejos. La síntesis conceptual supone como nunca equilibrio dinámico, al mismo tiempo que permite observar al presente debe posibilitar imaginar los pasados y los futuros posibles.

La dimensión ecológica de la vida social, la que ensaya una mirada de la totalidad simultánea con una visión de los particulares, es una fuente de la mentalidad sociológica actual. Otra fuente es la que viene del pensamiento complejo y su ambiciones de vencer a la simplicidad reductora . Y otra más la que viene de la ciencia del siglo veinte, la cuántica, la cibernética, la memética. De todo ello debe valerse el oficio sociológico de hoy. Y en cuanto a los objetos, la información parece ser, junto con la energía, el elemento central constructivo del mundo ante nosotros. A continuación un apunte de síntesis conceptual que pretende formar parte del movimiento creativo del pensamiento y la inteligencia para mirar y actuar en el siglo veintiuno.

I. Sociocibernética de una tipología de lo social. De la sociedad de información a la comunidad de comunicación
La tipología se configura a partir del cruce entre dos pares de conceptos, sociedad y comunidad, e información y comunicación. El primer par viene de la tradición sociológica que opone lo moderno y lo premoderno, aquella que tiene en Tönnies a su representante más ejemplar. El segundo par proviene del pensamiento comunicológico que fundamenta en estas dos categorías su proyecto analítico, Pascuali, el filósofo venezolano es uno de sus representantes más significativos, propone las dos categorías acompañadas de la de comunión, a partir de Kant, para fundar una de las líneas latinoamericanas de investigación de la comunicación. El resultado, cuatro tipos sociales, comunidad de información, sociedad de información, sociedad de comunicación y comunidad de comunicación. Nuestro mundo occidental se organiza en el movimiento de la sociedad de información a la sociedad de comunicación. El horizonte de lo posible muestra a la comunidad de comunicación como un futuro potencial, y a la comunidad de información como la base de nuestra vida social en general.

La comunidad de información tiene la forma de las sociedades antiguas, el espacio social se estructuraba por un solo sistema de información, la determinación por este único sistema era vigilada, coordinada, reforzada por un sector de la ecología especializado en ello. En este sentido todos los miembros de la sociedad eran semejantes, formados por un mismo molde. La imagen de las sociedades formadas por las religiones antiguas.

La sociedad de información también viene de la antigüedad, es una formación de diferentes conviviendo en un espacio homogéneo. En este tipo nos detendremos más en el próximo apartado. Por ahora basta con decir que es una forma social con variaciones, y que se caracteriza por la complejidad del tejido social, es el tipo de las grandes sociedades. El sistema de información único continua siendo la figura central de la construcción de la vida, pero ahora los públicos pueden ser variados y diversos. Los grandes imperios tienen esta forma, la figura de la conquista de territorios y la dirección de un inmenso espacio social por un orden único es su característica. Nuestra vida política actual sigue teniendo mucho de esta forma.

La sociedad de comunicación aparece en las formas de la democracia griega y romana, dentro de nuestra trayectoria occidental, pero adquiere presencia general hasta el siglo diecinueve después de la revoluciones de la reforma religiosa y liberal francesa. Aquí tenemos también un espacio social muy amplio, el sistema mundo de Wallerstein es su marco histórico. Pero aparece la cualidad de la diversidad de los sistemas de información. Ya no es uno solo el que gobierna y se reproduce en todo el espacio social, aunque se presentan rasgos de ese fenómeno. Ahora lo que sucede es que distintos sistemas de información compiten por la hegemonía o la mayoría, y son tolerados por el que ocupa el lugar del poder en forma relativa. Es la forma de las sociedades democráticas actuales. Donde el diálogo entre los distintos se hace necesario. Donde la interacción entre los diversos supone procesos de acuerdo y sistemas de comunicación que los sustenten. Forma social que supone la inversión de energía en comunicación como nunca antes, por la ausencia de un sistema de información general que garantiza la convivencia entre los semejantes. Este también requiere una mirada atenta posterior.

Y la comunidad de comunicación. Sólo se ha presentado en ecologías pequeñas y en circunstancias de gran libertad y tolerancia acompañadas de riqueza material. Pero llegó Internet y todo cambio. Por primera vez en la historia de la humanidad aparecieron comunidades virtuales de pares construidos en la diversidad conviviendo en formas horizontales. En cierto sentido se reproduce el nicho ecológico de la antigüedad de las relaciones de iguales, pero hoy con la característica de iguales muy distintos en otros aspectos alternos al que los vincula, y miembros de formas sociales distantes y distintas. La comunicación no sólo es una necesidad emergente, como en caso anterior, sino un estilo de vida, una cosmovisión, el corazón de la sociabilidad. Los sistemas de información son múltiples y en mutación constante, lo único que permite el equilibrio ecológico es el poder de los sistemas de comunicación, la fuerza y densidad de la cultura de comunicación, el hábito de convivencia entre distintos. Lo más alejado de la presencia del sistema de información único uniformador. Pero aún así se requiere algo en común, pero construido en el movimiento del cambio, la comunicación sobre la información por vez primera.

En este juego tipológico la información y la comunicación son la clave de la percepción de la organización de lo social. El punto por desarrollar es como sucede esa configuración en variantes típicas. La cibercultura, la forma social de asociación de percepción, comportamiento y tecnología de información y comunicación, puede ser una guía aclaradora. Y así será propuesta en el siguiente punto. Hay cuatro formas cibercultura en la tipología, y con ellas cuatro formas distintas de cosmovisión y de acción sociales.

II. Las tecnologías de información y comunicación en la construcción de lo social
Las nociones de información y comunicación están en el juego lingüístico de nuestra época, su construcción conceptual depende del punto de vista desde donde se ordene el campo semántico. Para entrar en un argumento sobre la forma tecnológica posible desarrollada por estas nociones es necesario un momento de bosquejo de ambas y de la noción de tecnología.

Las dimensiones tiempo-espacio serán útiles para este ejercicio. La información tiene una vocación de espacio, su principio constructivo es la representación de la extensión, de ahí parte toda la necesidad tecnológica del manejo de coordenadas pertinentes para configurar texto del cosmos. La historia de la escritura es el máximo ejemplo de está tendencia, la información adquiere valor social al permitir fijar las representaciones construidas del mundo en texto semiótico, y de ahí la importancia de todas las tecnologías de la memoria y de la integración de lo percibido. La cualidad mayor de la información se presenta cuando el momento analítico del universo desplegado se sintetiza en el momento del universo simplificado. La ambición del proyecto de la forma información es la biblioteca, pero sobre todo la ecuación. Y entonces el tiempo es vencido, la duración se transforma en permanencia, lo efímero en estable, la información puede representar en forma espacial al cambio, y en ello radica su mayor reto. Esta peculiaridad es clave para entender la dimensión social constructiva de esta noción, su poder de implicar el espacio social en un texto, su capacidad de representar al movimiento, al cambio, a la trayectoria, en una forma semiótica. Hay formas sociales donde la síntesis de información llevó al control del tejido social, un solo sistema de información era suficiente para programar y dirigir. El siguiente momento de la historia aparece cuando la posibilidad de sintetizar sistemas de información, de representación social se abre, se multiplica, entonces surge la libertad y la creación, y como consecuencia la comunicación.

La comunicación parte del supuesto de por lo menos dos entidades separadas, cada una con una forma de sistema de información que la ha construido y que ha programado sus guías de acción y percepción, y que en cierto sentido son distintas, por lo tanto necesitan configurar un espacio de posibilidad para poner en común sus diferencias, para compartirlas, para integrarlas, o sólo para marcarlas. La comunicación es efecto de un contexto ecológico de posibilidad, donde las diferencias se encuentran, pueden ponerse en contacto y establecer una estrategia para vincularse cooperando, coordinando, corepresentando. De ahí que la comunicación parte de los sistemas de información, pero implica la ignorancia parcial o total del sistema del otro, por lo cual se requiere un nuevo sistema, de comunicación, para poner en común en parte o en su totalidad los mutuos sistemas de información. La condición de principio es el reconocimiento de la diferencia, de la distancia, y la necesidad de la aproximación, de la vinculación. No siempre ha sido así, la violencia es una forma común de incomunicación, la dominación es la forma más extendida de la no comunicación, dentro de cierto patrón de comportamiento no siempre está incluida la premisa de la aceptación de la diferencia y la distancia. Lo que sucede en las formas sociales de la no comunicación es que la voluntad busca asimilar al otro, aniquilarlo, o se subordina para sobrevivir. Relaciones sociales verticales frente a horizontales, de sistemas únicos de información o de convivencia de sistemas diversos de información, que cooperan, colaboran y contribuyen a un patrón asociado de percepción y de elaboración de representaciones. La formas sociales de la comunicación tienen sus antecedentes desde la antigüedad, pero es sólo hasta la época moderna en que se conforman en un patrón de construcción social, aún no consolidado hasta la fecha, pero presente en los sistemas de información que programan y dirigen a los comportamientos democráticos, dialógicos, dialécticos, de la convivencia de los diferentes.

La formas tecnológicas de la información y la comunicación lo que buscan es resolver problemas y preguntas emergentes de las situaciones donde el vector constructivo de una y otra opera. La mente tecnológica requiere resolver problemas y contestar preguntas. En el caso de la información se refieren al orden de la representación, en el caso de la comunicación al orden de la interacción. La tecnología es un logos especial ocupado en resolver y responder, las preguntas y los problemas provienen de los distintos ámbitos de la vida social. Por tanto, la propuesta tipológica del primer punto implica la emergencia y desarrollo de formas tecnológicas para enfrentar a la construcción social desde la perspectiva de la información o la comunicación. Esto conlleva la conformación de conceptos, métodos, modelos, teorías e ingenierías específicas. Y así ha sido, en la antigüedad hubo desarrollos en tecnología de información y comunicación, más en la primera que en la segunda, y en el mundo por venir la configuración se ha invertido, las necesidades de comunicación son cada vez mayores y urgentes, desde las relaciones de pareja y de familia, hasta las relaciones de gobierno y de convivencia general en un espacio social cada vez más abierto y diverso. Mirar a las tecnologías de información y comunicación hoy es observar la presencia de la continuación de patrones constructivos del pasado en nuevas situaciones y contextos, y la emergencia de nuevas situaciones que exigen nuevas opciones constructivas. El caso es que las cosmovisiones de la información y la comunicación son ahora contemporáneas, y pueden luchar y colaborar en forma simultánea.

La comunidad de información requiere de un grupo pequeño, cerrado, de iguales, que trabajan por los mismos objetivos, y donde no hay casi ninguna diferencia de rango o jerarquía. El sistema de información es muy ecológico, como deben serlo todos los sistemas de información en la vida social, pero con límites claros. La vida social es un ritual que se repite en torno a un lenguaje elemental y una configuración semántica cerrada a las matrices situacionales de sobrevivencia cotidiana. Un mundo donde vivir es convivir, y las actividades cotidianas son aquellas necesarias para que el grupo se mantenga unido, se proteja y autoabastezca. Las tecnologías de información son muy elementales, se reducen a lo que garantiza el contacto entre los miembros del grupo mediante un lenguaje elemental, la educación en actividades de reproducción ordinaria, y algunos elementos de religiosidad en relación a los muertos y a algunos otros animales y fenómenos naturales. En síntesis están presentes todos los componentes de la vida social pero en un rango de simplicidad coherente con la forma de vida de los primeros grupos humanos. Mucho hay que indagar sobre esta forma social y sus principios constructivos, a ello se dedica la Antropología más arqueológica en frontera con la Paleontología.

La sociedad de información es mucho más cerca de nosotros, los actuales seres sociales. Aquí la gran diferencia es la invención del lenguaje escrito. Estamos en el rango de las llamadas sociedad históricas, aparece el arte, la religión, el estado, y la gran estructura de organización que cubre amplios territorios y periodos de tiempo. De hecho esta sigue siendo la forma más generalizada de vida social aún hoy día. Aquí el mundo se norma para los muchos y para la mayor cantidad de tiempo posible. Este es el momento de las grandes civilizaciones que emergen alrededor de la tecnología de la agricultura y las formas de la vida sedentaria. Nace la cultura con mayúsculas, aparece la educación como una institución para programar los comportamientos de grandes masas a partir de sistemas de información sintetizados por elites, la división social del trabajo se generaliza en forma de propietarios y trabajadores, es la época de los esclavos y del proletariado. El centro de todo el fenómeno son los grandes sistemas de información que fundan civilizaciones alrededor de formas culturales claras y distintas. La llamada historia humana es el relato de este tipo social y sus variaciones imperiales, monárquicas, dictatoriales, estatales, aquí quedan incluidos lo mismo el viejo imperio egipcio, que la antigua China, los griegos y romanos, la época feudal europea, las monarquías, el surgimiento de las naciones, llegando incluso a las guerras mundiales y la caída del muro de Berlín.

La sociedad de información es la más estudiada, la más representada. Su tecnología de información y comunicación llega hasta nuestros tiempos, estamos hablando del libro, de la imprenta, del arte, de los símbolos religiosos, de la composición de íconos y rituales. Esta cargada del dominio por la afectividad y la emoción, la pasión. Es la forma de la guerra de exterminio, del racismo y la segregación, de la explotación de unos por otros, del esclavismo, de la intolerancia, de la tortura, de la cultura de la violencia, de la cultura de la crueldad. Y mucho más. Las variantes son muchas, estudiar de nuevo a la historia oficial escrita desde la lógica del poder y de la fuerza, ahora desde la información y la programación social de los comportamientos y las formas de percepción, es un cambio, y una nueva opción.

La sociedad de comunicación es la gran novedad en la llamada época moderna, aparece con la emergencia del liberalismo, del discurso de la libertad, de los principios constructivos de la individualidad, de la creatividad, de la posibilidad de la convivencia de diversos sistemas de información en un mismo espacio social. Nunca más el uniforme y la ideología única, nunca más un estado protegido por el discurso divino totalizador. Nunca más la dominación por un texto y una sola forma de interpretación. Ahora la pluralidad, la diversidad, la defensa de lo distinto, la protección a la singularidad, la promoción de lo múltiple, la aceptación de las minorías, de los extraños, de los excéntricos. Y por tanto la necesidad de formas de convivencia, de concertación, de acuerdo, de lectura e interpretación, de traducción. En cierto sentido las tecnologías de información de la sociedad de información continúan vigentes, pero ahora muchos pueden escribir y expresar. De ahí la novedad, necesidad de inventar los modos y maneras de escuchar, de dialogar. Se hacen necesarios sistemas de comunicación, como los de las instituciones democráticas, la educación dialógica, la política participativa, la religiosidad tolerante y ecuménica. Nuestro mundo contemporáneo en las llamadas sociedades democráticas. Mucho por comprender.

Y de pronto llega Internet y la comunidad de comunicación. Las comunidades virtuales inauguran lo inédito, formas sociales de los distintos y distantes en interacción de todos con todos, la sociabilidad total gracias a la infraestructura de la red de redes. Aquí se inicia una nueva era. No hubiera sido posible sin la sociedad de comunicación, que abre el espacio al cambio y a la diferencia convivida. De ahí que falte mucho aún para su generalización. Una buena parte del planeta aún vive bajo la forma de la sociedad de información, en algunas partes se desarrolla la emergente sociedad de comunicación, falta complejidad para la comunidad de comunicación. Pero sucede que una impulsa a la otra. En la virtualidad se están desarrollando espacios de promoción a la sociedad democrática y a la sociedad autoritaria. Si eso fuera todo nada habría cambiado. La noticia es el tamaño y la diversidad de estos nuevos espacios, y la velocidad con que se han desarrollado. El impacto hacia el futuro es imprevisible. De ahí que la pregunta sobre el movimiento de la sociedad de información a la comunidad de comunicación sea necesaria y urgente. Tema para el siguiente punto.

III. El movimiento de la sociedad de información hacia la comunidad de comunicación. Cibercultura y mundos posibles
Vivimos en la forma sociedad de información desde hace cuatro mil o seis mil años. Identificar los elementos centrales del sistema de información general de esta forma es desentrañar los principios constructivos de lo que se ha entendido por cultura y civilización durante todo ese tiempo y aún hoy. Son muchas las variantes, en tanto tiempo la sociedad de información ha tenido muchos rostros y cuerpos. Quizás una imagen sintética es la de la dominación, el sistema de información visto desde una perspectiva holográfica ha estado presente tanto en individuos como en grupos, y en todo tipo de asociaciones, corporaciones, instituciones, naciones, y estados. Sólo puede haber uno, este es un comando que ha obsesionado a través de la historia a los seres humanos. De ahí que los valores y las prácticas de la democracia tiendan a tomar forma en la dominación. La democracia también es una forma de la sociedad de información, se encuentra en el límite, en la frontera hacia otra forma. Pero la democracia también es el principio constructor de la sociedad de comunicación.

El punto es que en poco más de doscientos años la sociedad de comunicación se ha extendido por buena parte del planeta, la parte más rica y dominante. En ese tiempo su sistema de información general se ha duplicado y ha adquirido raíces en Occidente, y poco a poco se ha difundido al resto del planeta. Hoy convive con la sociedad de información en diversos escenarios. En algunos compite, en otros entra en conflicto, en otros más negocia y se mezcla. Los rostros de la sociedad de comunicación y la democracia también son hoy múltiples, algunos muy diferenciados. En cada ámbito o región es posible intentar identificar al sistema de información que está construyendo al espacio social particular, los ingredientes de ambas formas mencionadas están presentes, los pesos específicos son dispares, el reto de su conocimiento una necesidad.

Este encuentro de formas constructivas tiene futuro, de la misma manera que la comunidad de información de la antigüedad no ha desaparecido, y forma parte de los sectores populares de todo el mundo, con su pensamiento mágico y la renuencia a una individualidad activa e independiente, así la sociedad de información continuará presente en algún sentido, y en tanto la sociedad de comunicación cambiará y mutará. El punto llamativo es lo que sucede cuando aparece el cuarto tipo, la comunidad de comunicación.

La tipología lo que permite es un juego de posibilidades analíticas y formales. Si por una parte es posible mirar a las formas sociales e identificarlas con los tres primeros tipos, el cuarto tipo apunta hacia otras posibilidades. El mundo que emerge con las llamadas nuevas tecnologías de información y comunicación, sobre todo la de la internet, puede ser configurado en los tres tipos primeros, puede ser entendido por los principios constructivos implicados en ellos. Pero algo distinto aparece con la figura de las comunidades virtuales, y con el hecho mismo de la virtualidad. Algo que permite imaginar que un nuevo cosmos está amaneciendo, un universo de vínculos y relaciones que son de una cualidad distinta a lo conocido, y que parecen proyectar desarrollos y evoluciones hacia algo desconocido por completo, nuevo e impresionante. Quizás sólo la ciencia ficción con su libertad en la construcción de escenarios a partir del juego entre matrices situacionales actuales y contextos de posibilidad hacia el futuro, ha nombrado lo que puede ser, dando con ello muestras de las sociedades por venir, entre ellas las construidas por la forma comunidad de comunicación.

La comunidad de comunicación es tan distinta en su configuración de la sociedad de información vigente, que parece imposible, un horizonte utópico que responde más al señalamiento de carencias y debilidades de la sociedad actual que a un verdadero programa de construcción social . Y esto puede ser así, un ejercicio literario de crítica al presente. Pero en eso está la semilla del poder constructivo. Una de las cualidades del cuarto tipo es que sus habitantes viven proceso intensos de creatividad e interacción estética de esa vitalidad formal. Lo que hoy sólo pueden unos cuantos es vida cotidiana para todos en el horizonte de lo posible. Y es clave que hoy algunos imaginen lo posible, de ahí se nutre el sistema de información en proceso que construirá las sociedades del futuro en forma institucional.

La sociedad de información está ligada a la cosmología de la cultura, la comunidad de comunicación a la cosmología de la cibercultura. La cultura es la forma social del sentido y la práctica en su estado más estable y fijo. Cuando mayor peso tiene es cuando adquiere el carácter de permanente, de indestructible, de continuidad completa y perfecta. Es la situación en la cual el sistema de información social se reproduce sin cambios, sin ajustes, sin aprendizajes, sin vínculos al exterior. En algunos lugares sociales opera de manera ideológica como consigna y valor. Es el nicho y la perspectiva de los conservadores más fundamentalistas, y desde ahí una larga clasificación de actores y actitudes. En cambio la cibercultura tiene una forma de sistema abierto, busca vincularse al exterior, tiene una gran curiosidad por lo distinto y distante, una vocación de lo múltiple y diverso. En ese sentido el cambio y la transformación son su forma de vida y reproducción. Los individuos bajo la cibercultura tienen una altísima cultura de información, una sed de conocimientos, y una densa cultura de comunicación, hábitos de contacto, interacción, vínculo, con los distintos y diversos. Entre la cultura como forma tradicional de continuación del pasado en el presente hacia el futuro, y la cibercultura como forma de ruptura y discontinuidad del los procesos formales en expresiones de intensa exigencia estética, hay dos modos alternos de percibir y de actuar.

La necesidad de información lanza a los espacios sociales a la búsqueda de un sistema que ordene y organice la extensión inmensa de lo posible. De ahí a la formación de un sistema social construido por ese sistema de información sintetizado por tal ambición de orden hay un paso. Y de ahí las dictaduras y las monarquías. Parece que las sociedades de información han buscado solucionar sus preguntas y problemas en un proceso semejante al descrito. Y para ello han sintetizado tecnologías pertinentes. Pero con una condición, la voluntad que ordena debe tender a ser una. Cuando aparecen otras voluntades se presenta la lucha, el combate para que venza el más fuerte e imponga su sistema de información. Pero hay otro proceso paralelo en la historia social y biológica, el de la simbiosis, la cooperación, la convivencia. La sociedad de comunicación vía la democracia reconoce este otro principio y lo pone a operar en la creación de instituciones que garanticen la inclusión de todos, aunque sean distintos, aunque provengan de diversos sistemas de información programadores de la percepción y la acción. Este movimiento inclusivo ha llevado a la convivencia de los diferentes, y creado un mundo de posibilidades emergentes. El horizonte más evolucionado de este proceso es la comunidad de comunicación.

La Internet y la informática han puesto la infraestructura para que más mundos se conecten en más puntos. Esto ha creado el cibermundo en convivencia con los mundos anteriores . A este proceso se le ha denominado la construcción del hipermundo, es decir la convivencia de los mundos diversos, distintos y distantes, a través del cibermundo, y en ese movimiento la configuración de un nuevo espacio nunca visto, todos incluidos, todos en contacto posible, todos afectándose, todos interactuando en redes y comunidades multiarticuladas, el hipermundo. Este escenario es quizás el tiempo espacio donde se construirá la forma comunidad de comunicación, donde la religión, el estado, el arte, y todas las formas de la sociedad de información serán transformadas.

Cerrando y abriendo
Este siglo será aún más deslumbrante que el anterior, el movimiento parece estar marcando configuraciones que nos alejan de lo que hemos sido y nos internan en nuevas situaciones y contextos de posibilidad. Al parecer uno de los elementos protagónicos en esta escena son las nuevas tecnologías de información y comunicación, desde la informática, la telemática, la hipertextualidad, hasta la nanotecnología y la síntesis de lo virtual. Este contexto modificará la vida social en formas imprevisibles, y la evolución tecnológica continuará y su impacto será aún mayor. La tesis ecológico cultural de la centralidad del fenómeno tecnológico necesita una nueva lectura y una puesta al día. En ese ajuste se hace necesario un nuevo mundo de percepción conceptual. La matriz conceptual del siglo diecinueve ha dado para mucho, permitió comprender lo sucedido en el siglo veinte en buena parte, pero también se quedó corta. Ahora la urgencia es de nuevos puntos de vista que construyan visiones tiempo-espaciales más amplias e integradoras. Si no avanzamos en esta tarea nuestro porvenir estará sujeto a las formas de la admiración o la intolerancia, la sorpresa constante por ignorancia. La mirada sociológica necesita más mesura y precisión. Así que tendremos que pensar en parte todo de nuevo, y en parte reordenar nuestros vigentes esquemas preceptúales.

Los parámetros del tiempo y el espacio siguen siendo de gran utilidad, y necesitan retomarse desde las visiones de la cuántica y la complejidad. Pero existen nuevas dimensiones que pueden reordenar todas nuestras visiones y organizar algunas nuevas, tal es el caso de la información y la comunicación, y las de la energía y el poder. El pensamiento sistémico es una herramienta constructiva que permite visiones globales y particulares además del movimiento constructivo más allá de la interdisciplina. La memética de origen biológico puede impulsar una nueva veta en las visiones sociológicas. Nuevos enfoques se van acomodando para formar un nuevo campo de conocimiento general. El diálogo entre las tradicionales disciplinas decimonónicas debe aumentar, es conveniente que acelere el paso. Una nueva matriz conceptual y metodológica se está generando. El mundo social puede ser comprendido desde otras perspectivas.

Y en este movimiento habrá cambios, algunos ensayos, rupturas, sistemas de información emergentes. Como en la visión de la cultura en su encuentro con la cibercultura, dos percepciones distintas del metabolismo y la acción sociales. También la noción misma de lo social puede cambiar en forma drástica. Una visión de lo social a partir de la imagen de lo sólido e institucional, frente a una visión reticular, matricial, probabilística. El cambio ya se está viviendo en el mundo del mercado, llegará al muy resistente mundo de la política, forma parte activa del mundo de la percepción y la estética. Mundos alternos conviven en el mismo tiempo-espacio, mundos opuestos habitan dentro de entidades en apariencia uniformes. La creación no es un privilegio, es una oportunidad. Los actores sociales tienden a destruir para modificar, o a proponer para edificar. El orden único está debilitado, el cosmos mira de frente a su par, el caos. Todo puede pasar, y se puede imaginar y configurar, palpar en una forma de vida. El horizonte de lo posible se abre para todos. El concepto mismo de lo humano y lo no humano está bajo crítica y reformulación. Construir sistemas de conocimiento es hoy como nunca una labor necesaria, placentera y productiva.


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Dr. Jesús Galindo Cáceres
Ingeniero social. Tejedor y teórico de redes sociales y de investigación. Promotor y actor protagónico del desarrollo de la cultura de información y de la cibercultura..