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Por José Manuel de
Pablos, José Pestano y C. Mateos Martín
Número 29
La persistencia de la tecnología
Hablar de teletrabajo en el contexto actual es hablar de tecnologías,
mejor, de nuevas tecnologías. Todavía más afinado:
de una aplicación práctica de una serie de nuevas
tecnologías, esto es, de la interacción de la telemática
al trabajo personal. Telemática, siempre, citada como teleinformática
o informática a distancia. Pura magia tecnológica.
No se ha de olvidar que hemos hablado
de "interacción de la telemática al trabajo personal".
Este factor, el "personal", será clave, porque
el teletrabajo parece que sólo va a tener aplicación
cuando se trata de actividades muy personales o individuales, no
masivas o industriales. Este extremo marcará el servicio
que se pueda desprender a partir de este concepto emergente, de
gloriosa y pertinente aplicación a la sociedad informada
y comunicada; es una referencia para la actuación empresarial
y los compromisos políticos de los estados y de las organizaciones
supraestatales, como ocurre en el caso de la Unión Europea5,
que depositan su confianza en la cultura del mercado.
Las tecnologías siempre han
estado formando parte de las culturas. No hay duda alguna. Si hoy
escuchamos hablar, a veces sin razón y de forma vacua, de
nuevas tecnologías, tendremos que hallar nuevas culturas.
Antes, parece conveniente insistir sobre un detalle de particular
interés: la persistencia de la tecnología. Ya sabemos
qué es la tecnología: un proceso o procedimiento,
a veces complejo, pero no siempre, para efectuar una variada serie
de actividades humanas, con el fin de obtener un resultado, materializado
en un trabajo, sinónimo de un producto material o fruto de
ese trabajo o proceso, siempre para ser utilizado por el ser humano
en pos de una mejora de su calidad de vida.
Otra cosa sería absurda...
y a veces vemos que es así. Cuando en la antigüedad,
después de moler el grano y obtener un polvo que al principio
no tenía nombre, hasta que se llamó harina, porque
sólo se nominan las cosas o los seres cuando son o existen,
y alguien transformó esa harina en una cosa nueva, que a
partir de ese preciso instante y no antes se llamó pan y
servía para comer la harina de otra forma y en otros momentos,
en nuevas condiciones, la tecnología alimentaria manifestaba
pasos hacia delante; progresaba para atender una necesidad de la
sociedad en la que se originaba. Con el tiempo, los primeros hornos
de leña donde la harina se convertía en pan se modernizaron,
se hicieron industriales, alimentados por combustibles fósiles;
el pan se empezó a crear de cientos de formas diferentes,
tanto por su presentación y gusto como por su forma, ingredientes,
nombre, estilo, sabor añadido y peso.
La tecnología seguía
avanzando y se aliaba con el progreso, en este momento de la historia
ya en el terreno de lo industrial, desde una primitiva tecnología
que como la nueva seguía fabricando el mismo producto: pan.
La gran diferencia la encontramos en la enorme variedad de panes
hoy disponibles, frente a un primer pan igual del principio. El
producto es lo mismo: harina con agua y otros ingredientes menores
todo ello transformado en pan. No ha cambiado el producto porque
se aplique una tecnología arcaica, una vieja o primera tecnología
o el pan se fabrique hoy con nuevas tecnologías. Es más,
podrá seguir habiendo gente que lo prefiera hecho con leña
y no calentada la masa con electricidad, petróleo o gasóleo.
Modernizar un proceso, mantener
el producto
En todo caso, lo que encontramos es que las nuevas tecnologías
modernizan el proceso pero mantienen el producto. Éste es
el gran principio de las nuevas tecnologías, entender que
sólo son piezas para aligerar un procedimiento, para obtener
el mismo producto con mayores facilidades, tal vez con menor esfuerzo
humano, detalle este último que engloba tanta gloria como
miseria. De la grandeza de las nuevas tecnologías pasamos,
peor, chocamos, como decimos, con la miseria pareja de las nuevas
tecnologías: hay buenas nuevas tecnologías y hay malas
nuevas tecnologías6, según
se destinen a mejorar la calidad de vida de los seres humanos o
usen a éstos como sujetos pasivos que han de soportar la
tiranía de algunos flecos secundarios y sin valor humanístico
de las nuevas tecnologías; según la aplicación
terminal que se dé a las nuevas tecnologías.
Incidencia de NNTT en el medio
natural
Es obvio que si este lado maligno de las NNTT produce beneficios
materiales a algunos individuos, entonces de nada les va a importar
que originen destrozos irremediables en el medio ambiente o en la
salud de las personas. Ésta de hoy es una cultura económica
donde manda la rentabilidad. Ejemplos del servicio maligno de las
NNTT los hay sobradamente y el actual terror mundial por la destrucción
de la benéfica y sedante capa de ozono es tal vez la señal
más alarmante de la escasa preocupación de los poderosos
por la mera existencia de la vida sobre la Tierra, sólo entretenidos
por seguir en su presente sistema productivo, antinatural y no ecológico,
que ahora enmascaran bajo la voz "globalización".
Las sucesivas reuniones de ámbito
mundial para tratar del salvaje destrozo de los recursos generales
públicos (agua, aire, mares, bosques...) y el gran fracaso
de una tras otra sólo sirve para subrayar lo que acabamos
de decir. Sólo importa el enriquecimiento más inmediato
de los ya ricos y poderosos; a lo sumo, a lo más que se llega
-como una concesión- es a trasladar las industrias contaminantes
a países pobres o a exportar a éstos los productos
cancerígenos que el primer mundo por fin decide que no se
sigan comercializando en su territorio; todo ello, es más
que obvio, con gran carga nada solapada de cinismo y sin ética.
En todo caso, las nuevas tecnologías siempre van a socavar
los pilares caducos de las viejas culturas con vida a plazo fijo,
porque es consubstancial a cualquier proceso neotecnológico
remozar las viejas culturas, siempre modernizándolas, a veces
deteriorándolas con esa brutal insistencia en evitar el aspecto
humanístico y ponerse la careta del materialismo más
ciego, bruto, ácido y torcido.
La aparición de una nueva
cultura remozada por una imperante nueva tecnología, en el
caso de los fenómenos comunicativos, ha originado prácticamente
la desaparición de esa obsolescencia -al menos desde el plano
tecnológico, aunque no en el campo ético- que se llama
derechos de autor en los países occidentales donde la neotecnología
de la fotocopiadora de textos es moneda común y de poco valor
material. Lo mismo sucede con la grabación de sonidos o con
la revolución audiovisual que en muchos países supone
la invasión de magnetoscopios caseros, o sea, vídeos
personales para efectuar operaciones fraudulentas7.
Lo mismo se podría decir de las copiadoras de discos compactos.
Esta presencia ha surgido en los
últimos años como si se tratara de otro electrodoméstico
más, con la misma permanencia habitual de la aspiradora,
el televisor o el legendario y muy familiar aparato receptor de
radio. Las NNTT, así, acaban sin reparo ni rubor con el respeto
ancestral a copiar el texto ajeno o a piratear música o producciones
cinematográficas, cuando no a copiar descaradamente programas
informáticos, si no vienen protegidos desde la fábrica.
Con estas acciones, lesivas para los creadores y los fabricantes,
dicen éstos, pocos entienden que se esté dañando
los intereses de un tercero, haciendo mal a alguien, realizando
un acto indispuesto con la ética. El verbo piratear ha dejado
de ser sinónimo de ilegal, para transformarse en una voz
cuasi simpática y sin consecuencias negativas para quien
copia para uso personal al amparo de las facilidades impresionantes
que ofrecen las nuevas tecnologías de la información
que acabamos de señalar.
Indudablemente, se está produciendo
un cambio social, una alteración de la cultura genérica
modelada con los patrones de una otra tecnología que nunca
fue siquiera calificada como nueva tecnología y parece el
hijo adoptado de un matrimonio o pareja de hecho de la postmodernidad.
"Supermanización"
y consecuencias
Parejo a esta nueva cara de la cultura social de disponer de muchas
copias de tantas obras creativas ajenas, lo que indudablemente podrá
beneficiar todo status intelectual, porque nunca como hasta ahora
se puede leer tanto, escuchar tanta música o ver tanto cine
gastando menos dinero de bolsillo, encontramos otro matiz de la
presencia de las nuevas tecnologías: lo mismo se hace en
menos tiempo, con el empleo de menos gente, de menos esfuerzo personal.
Con menos trabajo
La faena se diluye y surge en cantidad cada vez superior el número
de personas en paro, desempleados, algo habitual en las modernas
sociedades occidentales. En otras palabras, el personal laboral
que opera con nuevas tecnologías se "supermaniza",
se ve poderoso, más suficiente, capaz de hacer más
que antes cuando usaba una tecnología anterior a la mágica
nueva tecnología que le ocupa ahora.
La primera consecuencia es que la
empresa para la que trabaja ve cómo con el mismo personal
se produce más. Si se trata de un país capitalista,
donde lo único que prima son los resultados de cuentas anuales,
la alegría es desbordante entre los inversionistas, y el
hombre empleado, los operarios conservadores de unas técnicas
o conocimientos artesanos recibidos de otras personas ya jubiladas,
pasa a ser una figura utópica y romántica. Prescindible.
Las mejoras e innovaciones tecnológicas persiguen la flexibilidad
del trabajo, o lo que es lo mismo, la devolución de trabajadoras
y trabajadores a los inicios de la sociedad industrial8
. Desde siempre sabemos que este sistema productivo al que aludimos
no tiene nada que ver con el romanticismo.
A partir de este estadio pueden
suceder cosas diferentes:
a) La compañía produce
en mayor volumen y vende más sin necesidad de incrementar
sus plantillas o número de empleados, con lo cual puede suceder
que todo siga como estaba antes. No es lo más frecuente9
.
b) Para mantener esa nueva situación
le aconsejen desquitarse de los viejos operarios hechos a una tecnología
obsoleta y desfasada y con algunos problemas para acomodarse a la
novedad. En tales casos, la situación es bastante sencilla,
porque los viejos operarios son, en el aparente menos malo de los
casos, gentilmente invitados, con los incentivos que sean necesarios,
para jubilarse cualquiera que sea su edad laboral y sus posibilidades
de seguir rindiendo10. Ya dijimos
que nada de romanticismos. Estamos, entonces, ante una alteración
de los antiguos equilibrios culturales, cuando el obrero se jubilaba
llegada una cierta edad conocida desde tiempo atrás, pactada
de antemano y asumida, sabida con tiempo más que suficiente
para hacerse psicológicamente al nuevo estado de vida. Él
y su familia.
Este efecto maligno y salvaje de
la aplicación económica de las nuevas tecnologías
habrá roto un viejo equilibrio cultural y social, al aumentar
de forma considerable y por completo artificial el número
de personas jubiladas sin haber llegado a la edad natural de su
retiro. Son jubilados sin júbilo por su nuevo estado. Se
trata de una falsa jubilación, entonces. Este aumento del
volumen de jubilados artificiales -dirán que es una medida
necesaria para hacer rentable y competitiva la empresa y mantenerla
abierta- será otro factor que ayude a modelar la nueva cultura
que origina la aplicación de las nuevas tecnologías
en un momento determinado y en un tipo de sociedad muy delimitada
en cada momento histórico.
c) Podrá suceder, igualmente,
que la empresa precise la contratación de nuevos y jóvenes
operarios para mantener su aumento de ventas, pero puede que éste
sea el caso menos probable11.
Lo que sí queda claro a estas alturas de este futuro que
estamos describiendo -no adivinando- es que las nuevas generaciones
se han de formar más y mejor: sólo va a haber trabajo
para los mejor preparados... que además sean los menos conflictivos.
La competencia interpersonal será
cada vez más feroz, sobre todo cuando las necesidades de
mano de obra se podrán reducir y no quisiéramos que
esto se interpretara como una versión apocalíptica
del próximo futuro. Si las empresas no necesitan tanta mano
de obra, nadie crea que van a aumentar sus índices de nueva
contratación o de viejo empleo.
Lo que parece que va a pasar, como
ya se empieza a adivinar en algunos países europeos, es que
se marcha hacia un modo de producción orientalizado, una
especie de establecimiento de relaciones medievales entre los siervos,
la generalidad o casi de la población, y los señores,
o sea, las grandes corporaciones y entidades bancarias, nacionales
o multinacionales, cada vez más poderosas y dueñas
de su nación o del mundo. Todo hace prever que así
será el próximo futuro por la malsana aplicación
de nuevas tecnologías, sobre todo de la información
en sus más variadas alternativas; si no lo remedia Internet
o ésta no queda reglamentada de forma torticera por el poder
oficial.
d) La contratación casi perenne
que ha dado tanta tranquilidad a los oficios ligeros se termina
o está a punto de concluir, cambiada por duras políticas
oficiales de contrataciones temporales que después encuentran
el refugio amargo del paro pagado o malpagado por el estado, en
los casos donde el desocupado laboral reciba ayuda estatal, tal
es el caso de España, pero no el de Argentina ni de tantos
otros países.
e) En los lugares donde los sindicatos
han sido fuertes y poderosos, las asociaciones de defensa laboral
del obrero se han cercenado de las maneras más dispares.
En el Reino Unido, donde los sindicatos de tipógrafos siempre
habían luchado duramente en pro de sus afiliados, se han
barrido y quedado vacíos de personal al despedir masivamente
a los viejos tipógrafos con la llegada de las primeras generaciones
de aplicaciones informáticas a la elaboración de periódicos,
después de un duro pulso en el que mantuvieron cerrado The
Times durante bastante tiempo, para acabar, como siempre, rompiéndose
la cuerda por su parte más fina y débil.
Incidencia de las NNTT en el
trabajo
Lo anterior quiere subrayar la profunda incidencia que las nuevas
tecnologías en general y las de la información particularmente
tienen en el trabajo, en la cultura laboral de cualquier sociedad,
al margen de cuál sea su grado de desarrollo cultural.
Desde hace algún tiempo se habla de la panacea de las NNTTI
y del mundo feliz que éstas van a originar, hasta el punto
de que se podrá trabajar en casa -teletrabajo llaman a este
concepto-, sin necesidad de hacer los actuales desplazamientos a
cada centro laboral.
El teletrabajo se presenta como
una concepción relativamente novedosa de la organización
de los modos productivos. Pero en su versión de trabajo en
casa no resulta nada nuevo, ya que era la forma habitual de trabajar
hasta la llegada de la sociedad industrial. En la sociedad agrícola,
el trabajo se circunscribía al territorio próximo,
de manera que el campesino se desplazaba una distancia relativamente
corta desde su casa a los campos de cultivo; en esta forma de organización
social también existía teletrabajo, entendido éste
como un trabajo a distancia del principal centro productivo, puesto
que la actividad del comercio y la ocupación del comerciante
llevan desde antiguo aparejadas esta connotación de desarrollarse
en ciertos casos lejos del lugar donde se producen las mercaderías,
pero esto afectaba a una serie de individuos identificables. En
las ciudades de la Edad Media ocurría otro tanto. El trabajo
se desarrollaba en el taller situado en los bajos del domicilio
del maestro artesano o situado en el mismo barrio; en todo caso,
el trabajo era presencial y el tiempo empleado para desplazarse
desde el hogar al taller o al campo suponía una mínima
parte de la jornada laboral.
La sociedad industrial cambia el
escenario del trabajo por una regimentación de la fuerza
laboral, que empieza por la reubicación de los trabajadores
cerca de los centros fabriles. El desarrollo de los medios de transporte
y de las infraestructuras asociadas a los mismos hacen posible desplazamientos
cada vez más largos en el espacio para 'ir a trabajar', y
'racionales' en el tiempo, puesto que este tiempo invertido en desplazamientos
laborales se computa, evidentemente, en el tiempo libre del trabajador.
En todos estos casos, y para la mayoría de la población,
el trabajo seguía siendo presencial: era necesario permanecer
durante determinado tiempo ante una situación productiva,
de manera que se pudiera apreciar, y a veces 'medir', la producción
de cada operario.
Precisamente, los medios de transporte
asociados al comercio suponen una aproximación a las primeras
versiones modernas del teletrabajo, considerado como un trabajo
a distancia del centro productivo principal. Así entendemos
los trabajos de distribución de mercancías, el transporte
de viajeros, el viajante de comercio, el servicio postal y otras
ocupaciones que se desarrollan, al menos durante un tiempo determinado,
lejos de la empresa o la fábrica. El trabajo periodístico
conoce el teletrabajo bien pronto, puesto que el primer periodista
sale a la calle durante una parte de su jornada laboral dispuesto
a buscar noticias, contrastar fuentes, investigar o documentarse.
En el caso del periodismo escrito, los modos productivos cambian
paulatinamente, hasta realizarse en la actualidad, en muchos más
casos que los deseables, desde el escritorio; pero en el ámbito
del periodismo audiovisual resulta aun necesario captar sonidos
e imágenes en el exterior, de manera que la fábrica
de noticias incorpora a su rutina productiva la ausencia de la sala
de redacción de cámaras, técnicos de sonido
o periodistas. Por lo tanto, si entendemos teletrabajo como el modo
productivo en el que el trabajador pasa al menos una jornada a la
semana fuera de su centro productivo habitual, y esta jornada se
computa en términos de horas discretas, hace mucho tiempo
que los periodistas, en particular los que trabajan en medios audiovisuales,
desarrollan actividades propias del teletrabajo.
Nos encontramos ante un problema
de definición léxica. La polisemia en este caso se
deriva de las múltiples aplicaciones de un término
feliz, en el centro de un sistema cultural que prima los neologismos
que venden de forma sencilla cuestiones complejas; como hemos visto,
'tele-trabajo' ni siquiera puede considerarse un neologismo, puesto
que ya existía algo similar en tiempos remotos, pero parece
que a nadie le interesa demasiado abundar en esto. Por eso, no resulta
raro encontrar con Holti y Stern hasta seis concepciones diferentes
de lo que significa teletrabajo12
.Al fin y al cabo, lo que interesa es la utilización ligera
de términos, que suenen adecuadamente para describir entes
que pertenecen al dominio de una nueva concepción de la sociedad,
iluminada por la luz de las apariencias, preocupada más por
vender que por el producto que se vende13.
Una reflexión, en este campo
y aplicada a la actualidad, dice: cuando el empresario que invierte
su capital se diera cuenta de que el trabajo se hace sin necesidad
de tener presente al operario, lo primero que le ofrecerá
será trabajar en su casa, si así lo desea éste,
sí, pero desde fuera de su nómina, a tanto el precio
de su trabajo14.
La valiosísima y muy práctica
telemática se transformaría en un método para
sedar las nóminas de empleados fijos de una determinada empresa:
sueldo cada semana o mes, vacaciones pagadas, seguros sociales,
pagas extras, jubilaciones, pago durante la baja por enfermedad
o parto, beneficios sociales..., en definitiva, la sentencia del
estado del bienestar.
Es ésta otra forma de aplicación
maligna de las nuevas tecnologías. Lo cierto es que quien
hará estas lecturas no va a ser el personal sino el empresario
y el dueño, así que la conclusión está
más que patente, sobre todo si las instancias oficiales se
esconden bajo el paraguas del dejar hacer liberal, peor, neoliberal,
al margen de cuál sea la etiqueta formal del gobierno de
turno.
El teletrabajo en términos
generales, tal y como se anuncia, sólo va a ser válido
para el patrón y el directivo propietario de la empresa,
pero no será lo normal entre la masa de trabajadores ni siquiera
para una selección cualificada de los mismos. Distinta, sin
duda, será la función que de la telemática
hagan investigadores o profesionales.
Otra, igualmente, es la dependencia
que una actividad laboral tenga del trabajo realizado en la distancia,
cuando la lejanía sea parte de la función, cuando
la empresa sea cautiva del trabajo a distancia, si no de todo su
volumen, sí de parte de él. En todo caso, como quedó
dicho al principio, hablamos de telemática y trabajo personal,
no general, no generalizado, no de la masa trabajadora.
Una de las pocas actividades donde
se da perfectamente esta situación es la del Periodismo,
en cualquiera de sus facetas: el escrito, la radio y la televisión
informativa. En otras palabras, en la esfera de la comunicación
social de masas, en los mass media.
El tono de cautividad de la actividad
viene dado por la necesidad de dar cumplida acogida a hechos acontecidos
fuera del más cercano entorno del centro de difusión
informativa, sea éste un diario, una emisora de radio o los
servicios informativos de una televisora. La necesidad de disponer
de emisores informativos alejados del centro de producción
ha hecho necesario la presencia de redes de corresponsales, quienes
desde siempre han sido teletrabajadores, aunque en muchas ocasiones
con calidad de meros colaboradores y no de personal plenamente integrado
en la plantilla formal de la empresa de comunicación15.
Diferente ha sido cuando se trata de una empresa importante, cuando
ha tenido que servir a la cautividad indicada desplazando a parte
de su personal, una minoría, sí, desde el centro de
producción a los puntos alejados donde va a surgir la noticia
interesada para sus fines informativos, o sea, comerciales.
Lo anterior quiere decir que incluso
antes de la telemática, antes de la existencia generalizada
de la informática con aplicación a labores periodísticas,
al margen del sistema de comunicación, sea éste prensa
o periodismo gráfico, radio o televisión, el trabajo
a distancia ha estado presente en los medios informativos, para
aplicaciones periodísticas u otras, respondiendo a la planificación
que se lleva a cabo en las redacciones16.
En realidad, las prácticas profesionales orientadas a la
producción industrial de información establecen pautas
a seguir, incluso después de implantarse las nuevas tecnologías
en la empresa, un modo de seguir haciendo lo mismo con nuevos medios.
Esta tendencia inercial también se da en otras ocupaciones17.
Cuando aparece la informática y después la telemática,
el proceso de adaptación a los medios, al Periodismo, se
hace de forma natural y lo analógico empieza a ser digital
como algo natural y esperado, no fue traumático, como de
hecho lo ha sido en los centros de producción18,
donde el proceso pudo haber sido violento, en el sentido que se
ha dibujado en las líneas anteriores.
Cuando el corresponsal pudo dejar
de emplear el télex y los redactores dejaron de recibir las
notas de agencia en un teletipo sin acentos ni mayúsculas,
cuando el primero empezó a transmitir desde un ordenador
y el segundo a recibir en el sistema informático central
de su redacción, unos y otros eran actores del cambio de
generación tecnológica y testigos del fundamento de
toda nueva tecnología: se hace lo mismo, pero con menor esfuerzo
físico; se logra la misma función con un procedimiento
diferente, aligerado, pero con la misma intención.
Al ser el Periodismo una actividad
cautiva de la lejanía, además de ser una función
de corte intelectual, o sea, muy personal, no masiva en el estadio
de la producción, el teletrabajo siempre ha estado presente:
- antes, en su principio, mediante
un teletrabajo analógico cuando los textos llegaban escritos
a mano, en el caso del periodismo gráfico, o sea, aquel
que se basa en lo gráfico (tipográfico, fotográfico...).
- después, cuando llegan los primeros artefactos electrónicos,
se benefició de una tecnología que era nueva, pero
a su vez intermedia, porque ni el télex ni el teletipo
tenían características de permanencia. Eran claramente
muestras de tecnologías intermedias, entre lo analógico
de primera generación y lo que habría de venir.
- hoy, de forma emergente, en unas primeras etapas digitales,
el teletrabajo se hace adulto y el periódico y los otros
tipos de medios lo aprovechan en sus aspectos informativos, pero
también con destino a otras modalidades comunicativas.
- tanto hoy como en el futuro inmediato, el trabajador que produce
elementos creativos dentro de la empresa de comunicación
tampoco puede desligarse de su papel de constructor cultural.
Aquí, las redes y la Red tienen un potencial sumamente
rico y novedoso, en los modos y las formas de modos de producción
realmente novedosos, en el que aspectos colaborativos, cooperativos,
descentralizados y deslocalizados pueden contribuir a la construcción
de una realidad mediática más ajustada a su referente19.
Al haber necesidad de estas situaciones,
al no poderse desligar la empresa de comunicación de este
trabajo realizado fuera y más o menos lejos de los centros
de producción y control, el rasgo de cautividad que tiene
la actividad origina que no haya aspectos lesivos para el trabajo
realizado al amparo de esta nueva forma de transmisión, que
no de realización.
Por lo tanto, trasladar el trabajo
informativo fuera de los centros de producción resulta habitual
en la profesión periodística y más aún
en el caso del ámbito de la radio y la televisión,
pero ¿sabe el profesional cuáles son los riesgos de
este tipo de situaciones?, ¿alguien llegó a comentarle
algo de esto cuando estudiaba en su Facultad? Si analizamos algunos
de los aspectos negativos20
del teletrabajo en el contexto de la información de actualidad,
escrita o audiovisual, encontramos otras claves que darán
lugar a situaciones para las que resulta necesario prever respuestas.
El teletrabajo periodístico en casa, una forma de teletrabajar,
traslada al hogar el lugar habitual de trabajo. Durante una serie
de horas al día o a la semana, el periodista realiza su ocupación
desde su residencia habitual; esto significa la necesidad de contar
con medios adecuados en los que intervienen ordenador, módem,
teléfono, cámara digital, etc.
Cuando relacionamos las infraestructuras
que debe poseer también este lugar de trabajo hogareño,
podemos quedarnos sólo en la línea de transmisión
telefónica y en su velocidad de transmisión de datos.
Sin embargo, el trabajo en casa supone en un número importante
de casos una actividad dentro del espacio común a otros seres
que componen la unidad familiar. Si en la infraestructura no se
contempla un lugar de trabajo adecuado, con el aislamiento necesario,
la independencia relativa que supone para unos y otros poder seguir
desarrollando actividades domésticas junto con laborales,
el teletrabajo en casa del periodista estará produciendo
problemas domésticos añadidos.
Esto se da también en el
caso de los 'suplementadores': profesionales que se llevan una determinada
cantidad de trabajo para casa, después de desarrollar su
jornada laboral21. Ésta
es una categoría en la que encontramos además a muchos
docentes, y que tiende a crear espacios privados dentro de la esfera
privada familiar, con distintas soluciones para cada entorno, pero
que deben por lo menos ser objeto de reflexión.
En el escenario de un teletrabajo
desarrollado en el hogar o fuera de éste, el mayor o menor
tiempo que pase un trabajador sin tener contacto con sus compañeros
influirá en su comportamiento, temperamento y maneras profesionales.
Esto no cuestiona la validez profesional de nadie ni el trabajo
de un corresponsal en el extranjero o de un enviado especial, si
no que plantea el aislamiento profesional22
como una disfunción laboral que puede ser origen de problemas.
El contacto profesional es una componente
más del proceso de participación social de trabajador
como ser humano. Se establecen multitud de relaciones dentro del
centro de trabajo que guían los actos técnicos del
profesional sin necesidad de libro de estilo. Cuando esto no existe,
sino que se sustituye por medios tecnificados como el correo electrónico,
se eliminan elementos sustanciales de la comunicación que
en muchos casos son más pertinentes que la información
oficial. En la empresa informativa, la comunicación interpersonal
fluye tanto de forma oral como en otros soportes más duraderos
en los que rige como principio de supervivencia el que 'no se debe
poner todo por escrito'.
La clave de toda la situación
se encuentra en que, en el caso del Periodismo, el teletrabajo significa
una nueva tecnología que altera un proceso ya existente,
mientras que en otras actividades no se trata de una nueva tecnología,
sino de la mera tecnología --de su nueva implantación--
que antes ni siquiera se aplicaba a un ámbito que antes no
existía como tal proceso laboral. Como consecuencia de estos
fenómenos, la producción se deslocaliza y la audiencia
se transforma en unidades individuales23.
Si en el primer caso implica un
avance en una actuación cautiva de la distancia, en el segundo
es una implantación novedosa. Es la misma diferencia que
hay entre una repoblación forestal y la población
forestal de especies antes inexistentes en ambiente más o
menos hostil o peligroso con la llegada de algo nuevo. En este primer
caso, se trata de poner lo mismo donde antes había eso mismo:
no hay agresividad; en el segundo caso, hay agresividad, porque
se trata de instalar algo donde antes no había, de ahí
el peligro potencial que implica esta aventura.
El teletrabajo es una aventura en
ambientes donde hasta ese momento no ha habido una dependencia del
trabajo en la distancia, tal y como siempre ha sucedido con y en
el Periodismo, en cualquiera de sus modalidades.
Cuando intentamos profundizar en
los aspectos positivos de la relación entre el teletrabajo
y el periodismo también encontramos elementos de interés,
aunque con una incidencia relativa en las 'mejoras del desempleo'
o en la 'aparición de nuevas ocupaciones'24.
Las nuevas posibilidades de autoempleo utilizando las redes se convierten
en un modo distinto de organización de la propia vida. La
contratación por servicios es una fórmula habitual
entre los freelances del sector audiovisual; en estos casos
no se puede hablar de manera general de empleo precario, puesto
que se trata de profesionales y técnicos que se contratan
mientras existe trabajo25 .
No es lo mismo que precarizar a periodistas para que hagan durante
años la misma ocupación, que es una salida utilizada
con demasiada frecuencia por las empresas informativas.
Periodismo y teletrabajo son viejos
aliados; al estar presente esa dependencia, no ofrece mayor problema
cuando se aplica al trabajo fuera del centro de producción.
La aplicación, por el contrario, del teletrabajo en el seno
del centro de producción --la redacción central de
un medio, por ejemplo-- sí puede ser una utopía, excepto
en los casos no masivos sino muy particulares del comentarista o
articulista. Éste podrá ser fruidor de los beneficios
del teletrabajo26. Será
difícil que esta situación afecte a la generalidad,
excepto cuando un proyecto nuevo se fundamenta desde esta teoría,
cuando el ente que haga de empresa o de empleador trate de beneficiar
su producto de la magia de la telemática y acepte el teletrabajo
como fórmula competitiva que haga posible un órgano
de difusión con menos medios materiales y una presencia personal
bastante aligerada, pero con mayores posibilidades comunicativas
y mayor capacidad de riqueza informativa. Será cuestión
de elegir una u otra fórmula, con la certeza de que Periodismo
y teletrabajo, analógico o digital, eso es lo de menos, son
viejos aliados.
Notas:
1
Texto adaptado a partir del primer capítulo del libro La
Red es nuestra (José Manuel de Pablos, Barcelona: Paidós
Ibérica, 2001)
5
A lo largo de los años 90,
la UE orientó su política específica en esta
área concreta a partir del Libro Blanco de Delors y el informe
Bangemann. A este respecto, véase Comisión de las
Comunidades Europeas, 1993 y 1994.
6 Respecto al uso autoritario
de la técnica, Mumford plantea la necesidad de intervenir
humanamente sobre el sistema tecnológico. Si se deja que
el sistema tecnológico decida por sí mismo, en el
caso actual, el precio que nos hace pagar por suministrarnos bienes
y servicios para asegurar el consumo "es oneroso, pues el sistema
anda tan lejos de estar bajo una efectiva dirección humana
que es capaz de envenenarnos a todos para darnos de comer o de exterminarnos
con tal de lograr la seguridad nacional" (1964: 59).
7 Por supuesto que es legal tener
vídeo personal para copiar programas de televisión
o para realizar una copia privada de un material adquirido. Estos
derechos de copia privada se pagan al comprar una cinta de vídeo
o casete; aquí nos referimos a la obtención de copias
piratas.
8 Véase Rosa Franquet:
La mujer en el hogar tecnológico, en Telos. Cuadernos
de Comunicación, Tecnología y Sociedad, nº 13,
Madrid, 1988. Según la autora, la expresión 'flexibilización
del trabajo' resulta ser un eufemismo para ocultar diversas operaciones
de explotación de los trabajadores, en las que la mujer lleva
de momento las de perder (p.110 y ss.).
9 Éste sería el
caso de Francia, en el que las políticas de empleo gubernamentales
amortiguan los efectos de la introducción de las nuevas tecnologías
en las empresas; en este proceso de suma nula se producen también
despidos, recolocaciones y otros ajustes de personal (Castells,
1997: 278).
10 Las formas de relación
entre capital y trabajo tienen una consecuencia decisiva sobre los
trabajadores de las empresas. A veces, se trata simplemente de eliminar
empleo directo, para lo cual, "en vez de equipar con nuevas
herramientas sus fábricas, las firmas solían cerrar
sus plantas que estaban sindicalizadas y abrían otras nuevas,
por lo general sin un sindicato, incluso cuando no cambiaban de
región para su nueva ubicación" (Castells, 1997:
279).
11 Este sería el caso
de Japón estudiado por Watanabe "donde se obligaba a
las compañías a mantener el empleo vitalicio, éste
aumentó y se disparó la productividad como resultado
de la formación y el esfuerzo del equipo de trabajo superior"
(Castells, 1997: 278).
12 Holti y Stern (1987) encuentran
en su estudio seis tipos distintos de trabajo a distancia: trabajo
en casa, desarrollado exclusivamente desde el hogar; facilidades
compartidas: se utilizan oficinas o localizaciones dotadas de medios
telemáticos para distintas empresas; empresas de servicios
a distancia: en las que los que se encuentran a distancia son los
usuarios, proveedores y clientes; oficinas satélites: sucursales
de la oficina principal; proceso de producción fragmentado:
en el que las diferentes unidades producen una porción del
producto final y trabajo móvil: al que se adscriben los trabajadores
que no tienen un lugar fijo de trabajo.
13 Aguirre Romero, Joaquín:
Nuevas fronteras y escenarios culturales en la Sociedad de la
Información, en VV. AA. Periodismo y fronteras culturales.
Tauro. Madrid. 2000.
14 Begoña Iturbe (1995)
realiza una aproximación crítica y equilibrada en
cuanto a los aspectos negativos y a las ventajas del teletrabajo.
Señala como inconveniente que el teletrabajo "puede
ser una fórmula de trabajo precario y mal pagado, que propicie
la explotación del trabajo a domicilio de minorías
menos favorecidas" (p.19).
15 Para una aproximación
al trabajo remoto del periodista actual véase José
Fernández Beaumont "La prensa cambia de papel"
en AA. VV., Apuntes de la sociedad interactiva, Fundesco,
Madrid, 1994.
16 Véase a este respecto
Justo Villafañe, Enrique Bustamante y Emili Prado: Fabricar
noticias. Mitre. Barcelona. 1987.
17 Véase Antonio Lucas
Marín: La participación en el trabajo: El futuro
del trabajo humano. Lumen. Buenos Aires. 1995.
18 En el caso de la empresa
radiofónica, la introducción de las tecnologías
infotelemáticas ha supuesto una reducción clara de
puestos de trabajo, sustituidos a veces por robots. Véase
al respecto José Pestano: "La digitalización
del medio radiofónico periodístico", en Latina
de Comunicación Social 37, <http://www.ull.es/publicaciones/latina>
enero de 2001.
19Según Joaquín
Aguirre (2000), "la Red se ha convertido en la gran alternativa
para la producción cultural. Y era lógico que así
sucediera, porque es el espacio posible del riesgo, del debate,
del encuentro fructífero. La ventaja de la Red es que es
un escenario doble, reversible: es un espacio de producción
y es un escenario de visualización" (p. 31).
20 Seguimos aquí la propuesta
de Begoña Iturbe (1995), quien recoge diversos elementos
coincidentes en el ámbito de lo negativo. Destaca, entre
otros, los conflictos entre vida privada y pública, el aislamiento
profesional, la indefensión ante riesgos no cubiertos y el
desplazamiento del trabajo a países con menor coste salarial.
21 Véase Castells (1997)
o. c.
22 Iturbe (1995).
23 Xosé López
(2000) lo plantea así: "Necesitamos tener en cuenta
que la deslocalización de la producción tiende a imponerse
y que estamos pasando de la difusión de masas a la difusión
individualizada" (p.109).
24 Iturbe (1995).
25 José Álvarez
Marcos (1999) recoge los datos de un "informe del Colegio de
Periodistas de Cataluña, que señala como el 40 por
ciento de los periodistas catalanes son colaboradores o freelances,
que cobran por trabajo difundido. Porcentaje que irá aumentando
a medida que nuevos profesionales se incorporen al mercado de trabajo",
(p. 185).
26 Begoña Iturbe (1995)
relaciona diferentes aspectos positivos del teletrabajo entre los
que destacamos la mejora del desempleo, la aparición de nuevas
ocupaciones, desarrollo más independiente del individuo,
ayuda al equilibrio regional y la cohesión de zonas remotas,
racionalización del transporte público e incremento
de la productividad.
Referencias:
Aguirre Romero, J. Mª. "Nuevas
fronteras y escenarios culturales en la sociedad de la información",
en VV. AA. Periodismo y fronteras culturales. Tauro. Madrid.
2000.
Álvarez Marcos, J. A.: Tecnologías
para la información periodística. MAD. Sevilla.
1999.
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Alianza. Madrid. 1997.
Comisión de las Comunidades
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para el siglo XXI. Libro blanco". Boletín de las
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Comisión de las Comunidades
Europeas: "Europa y la sociedad global de la Información.
Recomendaciones del Consejo Europeo". Boletín de
las Comunidades Europeas, Bruselas. Junio, 1994. (Informe Bangemann).
De Pablos Coello, J. M. : La
Red es nuestra. Paidós Ibérica. Barcelona. 2001.
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Periodismo, herido. Foca Investigación. Madrid. 2001.
Fernández Beaumont, J. F.:
"La prensa, en la era de la información, en Telos
44, Madrid, diciembre-febrero, 1996.
Franquet, R. "La mujer, en
el hogar tecnológico", en Telos 13, Madrid, 1988.
Holti, R. y Stern, R.: Distance
Working. Futuribles. París. 1987.
Iturbe, B.: "El teletrabajo:
un fenómeno económico y social", en Telos.
Suplemento de la Revista número 41, 'El Horizonte de la sociedad
de la información', UIMP - Fundesco, marzo-mayo, 1995.
Lucas Marín, A. La participación
en el trabajo: El futuro del trabajo humano. Lumen. Buenos
Aires. 1995.
López García, X. "La
comunicación del futuro se escribe con L de local",
en Ámbitos 5, Sevilla, 2º semestre de 2000.
Mumford, L.: "Técnicas
autoritarias y democráticas", en Kranzberg y Davenport
(eds.), Tecnología y cultura. Gustavo Gili. Barcelona.
1978 (artículo publicado originalmente en 1964).
Pestano, J.: "La digitalización
del medio radiofónico periodístico", en Latina
de Comunicación Social 37, enero 2001, La Laguna - Tenerife,
en la siguiente dirección electrónica (URL):
<http://www.ull.es/publicaciones/latina/2001/zenlatina37/133pestano.htm>
Villafañe, J.; Bustamante, E.; Prado, E.: Fabricar noticias.
Mitre. Barcelona. 1987.
Dr.
José Manuel de Pablos
Catedrático de Periodismo.
Universidad de La Laguna (Tenerife), España.
Dr.
José Pestano
Consejería de Educación, Cultura y Deportes. Gobierno
de Canarias, La Laguna (Tenerife), España
Lic. C. Mateos Martín
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la UCM - Máster
en Comunicación y Gestión Política (UCM) |