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Por Víctor Montoya
Número 29
Kathy S. Leonard, lingüista,
catedrática, fotógrafa e investigadora estadounidense,
es autora de Una revelación desde la escritura: entrevistas
a narradoras bolivianas y Una revelación desde la escritura:
entrevistas a poetas bolivianas, publicados el año 2001
por la Editorial Peter Lang Publishing en Nueva York. Se tratan
de dos libros que registran, sobre la base de entrevistas, la vida
y obra de veinticuatro narradoras y poetas bolivianas.
En su juventud, tras haber vivido una infancia solitaria y reprimida
en California, tomó la decisión de lanzarse al vértigo
de un mundo desconocido, con el único propósito de
enfrentarse a las nuevas sensaciones y desafíos que le planteaba
la vida. Así, perceptible a las nuevas experiencias y conocimientos,
recorrió por varios países de Latinoamérica,
registrando con su cámara fotográfica las diversas
imágenes de un continente contradictorio y fascinante. Más
tarde, en su calidad de lingüista, y ansiosa por conocer otras
vidas, otros idiomas, otras razas y culturas, sus pasos la llevaron
a Argentina, México, Guatemala, Perú, Chile, Ecuador
y Bolivia, donde supo descubrir el tesoro escondido de un país
que, aun siendo uno de los más pobres en términos
económicos, es rico en materias primas, cultura y geografía.
En Bolivia experimentó la
mágica combinación entre las regiones bajas del trópico
y las majestuosas montañas del altiplano, y encontró
culturas milenarias y variaciones lingüísticas que estimularon
su pasión por el estudio de los idiomas ancestrales y el
modus vivendi de las comunidades que sobrevivieron a la colonización
y el desprecio. En este país andino realizó también
el sueño de entrevistar a las narradoras y poetas contemporáneas,
con el fin de llevárselas en su maleta hacia el Norte, donde
publicó dos libros con el material que acopió a base
de una grabadora y computadora portátiles.
Kathy S. Leonard, con el entusiasmo
y la expectativa de siempre, ha estado en Bolivia para presentar
el fruto de sus investigaciones, lo mejor de su voluntad de acero
y su experiencia profesional, sin pedir nada a cambio, acaso ni
los agradecimientos por el fecundo trabajo que desarrolló
en provecho de la difusión de la literatura boliviana en
su país de origen. De paso, como todo corazón violentamente
apasionado por lo novedoso y desconocido, rompió una vez
más las fronteras nacionales y las franjas de distorsión
que impone la realidad de los países donde se funden con
la misma intensidad el esplendor del pasado precolombino y el presente
neoliberal, como si fuesen las dos caras de una misma moneda.
¿Qué le llamó
la atención en la literatura femenina de Bolivia? Pienso
que ese carácter sencillo, introspectivo y rotundo que brota
de los versos y relatos de quienes se sobreponen a los dictados
de la censura inoficial y los prejuicios sociales. Kathy S. Leonard,
autora de Una revelación desde la escritura, sabe
de algún modo que en estas escritoras, de talento innato
y virtudes a toda prueba, está concentrada la sabiduría
popular, pues ellas reflejan la situación concreta de la
mujer boliviana -obrera, campesina, ama da casa, intelectual-, a
partir de una experiencia individual y colectiva.
Esta catedrática de idiomas, sencilla y afectiva, se acercó
a la literatura boliviana con sensibilidad e inteligencia, pensando
en la necesidad de rescatar lo que es rescatable. De ahí
que el resultado de su investigación sea óptimo y,
por lo tanto, digno de ser conocido no sólo por los estudiosos
de la literatura, sino también por los lectores en general,
pues las páginas de los dos volúmenes de Una revelación
desde la escritura, cargadas de sorpresas y experiencias vividas,
son fuentes que destilan la savia de la creatividad y el saber femenino
en Bolivia.
Está por demás señalar
que esta estudiosa de la literatura hispanoamericana es un puñado
de sentimientos, que se abre cual un ramillete de flores ante un
pueblo que aprendió a amar desde la primera vez que llegó
sin conocer a nadie, pero seducida por el misterio de enfrentarse
a una geografía maravillosa y a una población que
ya entonces le hacía ecos en su pecho. Así, estando
en el aeropuerto de El Alto, una mañana lluviosa de febrero
de 1996, sin más recursos que un equipaje, una cámara
fotográfica, una computadora portátil y un libro-guía
para turistas norteamericanos, comprendió que ingresaba a
un territorio conmovedor e inolvidable. Ella misma, recordando sus
primeras impresiones, nos revela en la introducción de los
libros: Bajé del avión con las piernas inseguras
y los pulmones apretados, luchando por respirar a unos 12,500 pies
de altura y entré en un mundo que hasta hoy no ha dejado
de maravillarme.
Kathy S. Leonard, como pocas investigadoras
extranjeras, primero se zambulló en las tradiciones y costumbres
ancestrales de la cultura boliviana, para luego hablar de éstas
con propiedad y conocimiento de causa; es más, a diferencia
de los turistas trashumantes, tuvo la certeza de escarbar la superficie
de un territorio desconocido, para hallar los tesoros que andaba
buscando intuitivamente. Así encontró la riqueza cultural
de un país multifacético y un hermoso cofre literario
que por mucho tiempo permaneció en el silencio y el olvido,
sobretodo esa parte que corresponde a las artesanas de la palabra
escrita, cuyas voces hoy aparecen registradas en dos antologías
de indudable calidad ética y estética.
Esta amiga de Bolivia y los bolivianos,
que domina el idioma español como si fuese su lengua materna,
puso una piedra fundamental en el trayecto de varias escritoras
que no siempre cuentan con el respaldo de las instituciones culturales
ni el beneplácito de sus colegas varones, quienes olvidan
con frecuencia considerarlas en las antologías y los textos
de estudio, quizás porque todavía viven sujetos a
los atavismos culturales y al prejuicio de que la literatura de
las mujeres es menor o peor literatura que la cultivada por
los hombres.
De modo que la elaboración
de estos dos volúmenes, que le tomó seis años
de investigación y trabajo obsesivo, es un desafío
contra los estamentos de una sociedad relativamente conservadora,
donde perviven los resabios de un sistema patriarcal, que no siempre
supo ponderar la inteligencia y creatividad femeninas. Por eso mismo,
esta catedrática de la Universidad Estatal de Iowa en la
ciudad de Ames, consciente de su labor intelectual y su propuesta
emancipadora, no dudó en rescatar del silencio aquellas voces
que no siempre encontraron ecos en su entorno social. En tal virtud,
rescató lo más representativo de la prosa y poesía
femenina actual, puesto que las autoras consignadas brillan con
luz propia en la constelación de la literatura nacional;
más todavía, algunas de ellas lograron consolidar
obras que poco a poco se van abriendo un espacio merecido en el
contexto de la literatura universal.
Según los datos proporcionados
en Una revelación desde la escritura, nos enteramos
que el proyecto de las entrevistas surgió en 1994, año
en el que, buscando con fascinación y esmero los cuentos
de autoras latinoamericanas para incluirlas en las antologías
Fire from the Andes: Short Fiction by Women from Bolivia,
Ecuador and Peru (1997) y Cruel Fictions, Cruel Realities:
Short Stories by Latin American Women Writers (1998), entró
en contacto con algunas narradoras bolivianas, cuyo registro escritural
y capacidad creativa cautivó su intelecto y corazón,
y condujo sus indagaciones hacia el seno de una de las literaturas
más secretas e interesantes del continente americano.
El descubrimiento de este cofre
literario, que deslumbró uno de los puntos más neurálgicos
de su quehacer profesional, hace pensar que por fin halló
lo que anduvo buscando a ciegas, a tientas. De ahí que sus
palabras cobran vida cuando dice: Durante mis investigaciones
descubrí una gran cantidad de mujeres que escribían
y publicaban en Bolivia, tanto narradoras como poetas, la mayoría
desconocidas en su propio país. Cuando me di cuenta de que
no sería posible incluir más que unas cuantas obras
en la antología, y como no deseaba pasar por alto a tantas
autoras con talento, tomé la decisión de continuar
mi trabajo con escritoras bolivianas y producir dos volúmenes
de entrevistas, uno de narradoras y otro de poetas. Pero algo
más, aparte de las entrevistas, hubo la necesidad de incluir
en los volúmenes una breve biografía, una ficha bibliográfica,
una fotografía y un ejemplo de la obra de cada una de las
autoras que integran Una revelación desde la escritura,
dos maravillosos libros que registran la vida y obra de veinticuatro
escritoras de reconocido prestigio en el ámbito de la literatura
nacional.
El volumen dedicado a las poetas
destaca los nombres de: Yolanda Bedregal (La Paz, 1916); Alcira
Cardona Torrico (Oruro, 1926); Matilde Casazola Mendoza (Sucre,
1943); Gladys Dávalos Arze (Oruro, 1950); Mery Flores Saavedra
(La Paz, 1935); Blanca Garnica (Cochabamba, 1944); Norma Mayorga
de Villarroel (La Paz, 1950); María Soledad Quiroga (Chile,
1957); Rosario Quiroga de Urquieta (Cochabamba, 1950); Mónica
Velásquez Guzmán (La Paz, 1972) y Blanca Wiethüchter
(La Paz, 1947).
El volumen dedicado a las narradoras incluye los nombres de: Virginia
Ayllón Soria (La Paz, 1958); Velia Calvimontes Salinas (Cochabamba,
1935); Patricia Collazos Bascopé (La Paz, 1951); Elsa Dorado
de Revilla (Oruro, 1931); Beatriz Kuramoto (Santa Cruz, 1954); Beatriz
Loayza Millán (La Paz, 1953); Rosa Melgar de Ipiña
(Beni, 1910); Blanca Elena Paz (Santa Cruz, 1953); Martha Peña
de Rodríguez (Santa Cruz); Giovanna Rivero Santa Cruz (Santa
Cruz, 1972); Roxana Sélum (Beni, 1959); Alison Spedding (Inglaterra,
1962) y Gaby Vallejo Canedo (Cochabamba, 1941).
Kathy S. Leonard, sin lugar a dudas, sabía desde un principio
que para conocer mejor a las autoras había que reunir no
sólo una muestra significativa de sus obras, sino también
sus opiniones respecto al rol de la mujer boliviana en el contexto
cultural en general y literario en particular. Esta inquietud la
llevó a entrevistar varias veces a cada una de las escritoras,
quienes, desde sus hogares o fuentes de trabajo, accedieron a contestar
las preguntas, convencidas de que esta era una excelente oportunidad
para difundir sus obras más allá de las fronteras
nacionales.
Asimismo, consciente de que la literatura
femenina boliviana era poco conocida en el contexto internacional,
decidió ampliar las entrevistas con el fin de abordar temas
que resultaran reveladores y novedosos. Ella misma nos lo explica
en la introducción de los libros: Pedí a las escritoras
que hablaran de su producción literaria respecto a una variedad
de elementos: las limitaciones culturales que hubieran tenido que
superar; el efecto que la situación socio-política
actual dentro de Bolivia pudiera haber tenido respecto a su producción
literaria; si los varios movimientos femeninos han afectado a su
obra; qué relación tienen con otros escritores, hombres,
mujeres, dentro de su propio país y en el exterior; si según
su opinión hay una diferencia entre el punto de vista literario
de hombres y mujeres; y cuáles son los problemas que han
encontrado al intentar publicar sus obras en Bolivia. Otras preguntas,
de naturaleza personal, tienen el propósito de iluminar o
clarificar la producción literaria de la autora. Por ejemplo:
¿De qué manera influyó su niñez en la
decisión de ser escritora?; ¿cómo se considera
a sí misma como persona y como escritora?; ¿cómo
maneja el papel multifacético de madre-esposa-trabajadora-escritora?;
¿cómo integra su vida familiar a su vida literaria?
Como podrá apreciar el lector,
las preguntas planteadas por Kathy S. Leonard tuvieron el firme
propósito de revelarnos el mundo personal y profesional de
las autoras entrevistadas; una tarea que no estuvo libre de dificultades,
puesto que mientras ella vivía en Estados Unidos, las escritoras
residían en los diferentes departamentos de Bolivia, un hecho
que la obligó a viajar tres veces consecutivas al laboratorio
de sus investigaciones para culminar su proyecto, que hoy es una
suerte de sueño que se hizo realidad gracias a su trabajo
tesonero y su amor desmedido por un país, donde encontró
las respuestas a sus preguntas y un gran estímulo para proseguir
con sus investigaciones en el apasionante campo de la literatura.
Víctor
Montoya
Escritor |