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Sor Juana Inés de la Cruz, Transmisora de lo Popular*
 

Por Susana Arroyo
Número 30

Es para mí un honor hablar de Sor Juana Inés de la Cruz en un foro tan importante como este I Congreso Internacional Sociedades y Culturas. La primera vez que presenté una comunicación sobre la obra de la poetisa mexicana aquí, en España, fue hace 10 años en la ciudad de Burgos. En aquel momento mostraba algunos resultados de una larga investigación sobre uno de los poemas magistrales de Sor Juana, el Primero Sueño, laberíntica silva de 975 versos cuya riqueza léxica y abundancia de alusiones, mitos y tropos, en el más preciso hiérbaton, la convierten en una obra de inigualable belleza y esplendor poético, así como fuente de hondas disertaciones por estudiosos y eruditos de todo el mundo. En esta ocasión, muestro "la otra cara" de una escritora por demás sui generis, una monja criolla del siglo XVII quien en su tiempo recibió altos honores como dama de la Corte de la Virreina, la Condesa de Paredes, en el entonces virreinato de la Nueva España. Al señalar "la otra cara", me refiero a su poesía popular.

En esta comunicación pretendo definir las líneas de tono popular características en una parte de la obra de una de las escritoras más importantes de México, no sólo de la literatura mexicana o hispanoamericana sino de la literatura universal, y no sólo de la época del barroco colonial sino de todos los tiempos debido al alto nivel de sus matices lingüísticos, estilísticos y retóricos.

Sor Juana, bien llamada por el filósofo alemán Ludwig Pfandl la "Décima Musa"1, nace hacia el año 1650, época difícil para el mundo novohispano. La Corte Española había logrado asentarse en un territorio entre cuyos moradores se había impuesto la perfección del linaje. Desde la antigua Tenochtitlan se cumplía con alto rigor la jerarquía estamentaria: nobles, sacerdotes y militares encabezaban el crisol de inalterables castas en las que siempre hubo un elemento común: la pureza de la sangre indígena.

Tras la Conquista, además de una situación política, militar y social de absoluto desconocimiento para los indios y una religión de difícil comprensión y aceptación, surge un nuevo significado del concepto "casta".

De la sección de Historia Colonial compendiada por numerosos historiadores, publicada por la Editorial Dolmen cito:

Las pocas mujeres españolas existentes en Indias, los escasos prejuicios raciales del español, y la baja extracción de los emigrantes influyeron poderosamente en el fenómeno del mestizaje. Las mujeres españolas que emigraron a Indias fueron entre el 10 y el 20 por ciento de los hombres, a lo que hay que añadir que éstos eran por lo regular muy jóvenes.

El emigrante español tenía entre 18 y 25 años e iba solo, por lo que formaba su familia en América. En cuanto a los escasos prejuicios raciales del español, éstos derivaron de la misma formación de la etnia hispana, integrada por numerosas oleadas de pueblos europeos y norteafricanos.

El español estaba lleno de prejuicios sociales y religiosos, planteándose serios problemas a la hora de casarse con una india, pero carecía de prejuicios para unirse sexualmente con mujeres de otras razas.
El tercer factor, la baja extracción de los españoles, inducía a muchos a preferir unirse con indias que nada exigían, ni siquiera el matrimonio, en vez de españolas, presuntuosas y exigentes y muy selectivas, quizá por su misma escasez. El mestizaje surgió, por ello, coetáneo al descubrimiento y la conquista.

Las huestes penetraban en los poblados de los naturales y violaban o robaban las mujeres. Los españoles originaron mestizos procedentes de uniones ilegales o libres, lo que hizo caer sobre tales mestizos el estigma de su vergonzoso origen. El problema fue en aumento, porque la selectividad de la mujer española para unirse en matrimonio con blancos acomodados obligó a los mestizos a unirse con mestizas o con indias. A los mestizos se unieron los mulatos, por lo común fruto de la unión de blancos con negras, ya que aquí operó aún más la selectividad de la mujer española para buscar pareja por lo que fueron igualmente fruto de uniones libres y tuvieron el mismo estigma de su ilegitimidad, sumado al de su ancestro de esclavitud: lo más infame que podía concebirse. También representaron un serio problema a causa de su aumento.

Los mulatos sufrían las mismas prohibiciones que los mestizos, y algunas más. Así, por ejemplo, no podían andar por las calles de las ciudades durante la noche o montar a caballo. Las mulatas y negras libres tenían prohibido usar adornos de oro o perlas y vestirse con telas de seda, lo que satisfacía mucho a las criollas.
En cuanto a las castas, fueron el resultado de múltiples cruzamientos interétnicos. Los mulatos se unieron frecuentemente a indias o mestizas, surgiendo así los zambos, principio de una serie de castas donde fue imposible determinar los ancestros. Estas castas fueron consideradas la ínfima clase social.

El estamento superior de la sociedad colonial lo constituyeron los españoles y sus descendientes los criollos. (Fin de la cita).

En este mundo por demás barroco, nace Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana a las faldas del Popocatépetl y el Ixtaccíhuatl, majestuosos volcanes, en un pequeño poblado cuyo nombre en sí nos da cabal idea del mestizaje: San Miguel Nepantla. Sin embargo, Sor Juana nace criolla, hija de una madre criolla y padre de origen vascongado, aunque siempre preocupada por la desventajosa situación de mestizos, negros, zambos, etc.

Sor Juana cultivó todos los géneros poéticos de la época, aprendió latín en 20 sesiones y versificaba de natural intento en endecasílabos y alejandrinos, en octavas reales y en perfecto español apegado a las normas lingüísticas, retóricas, estilísticas y estéticas de la época. Desde muy temprana edad compuso piezas de refinado lirismo, con profundo conocimiento del arte clásico e impregnadas de la sabiduría que depuró en su cuantiosa biblioteca. La inmensa mayoría de su obra literaria -compendiada en cuatro tomos por el Padre Alfonso Méndez Plancarte, en 19513 -, abarca comedias, sainetes, autos, loas, letras sacras, sonetos, liras, endechas, décimas, romances, silvas; en prosa su Carta Autobiográfica a Sor Filotea de la Cruz y, de manera muy especial los villancicos, pequeñas piezas compuestas para ser cantadas.

Sor Juana no abandona el culteranismo y el conceptismo, lo alterna con obras de escasa dimensión literaria para acercarse con legítima intención a las clases populares, a las etnias, a los desprotegidos, a las castas.

Sor Juana manejaba con donaire la lengua de los indios, el náhuatl. Su convivencia con las tan diversas mezclas étnicas, aunada a su inquieto espíritu y su inmensa capacidad literaria, la llevó a componer obras en latín, en un perfecto español al estilo de Góngora y Quevedo y, de manera traviesa y juguetona, pequeñas piezas llamadas "tocotines", mezcla de náhuatl y español, de canto, baile y poesía; alegría y divertimento, imaginería barroca.

¿Los temas? Eran los usuales o casuales de la época, la llegada de un nuevo embajador español, el nombramiento de otro, el cumpleaños de la Virreina o la celebración de algún santo.

Tras la Corte, el enclaustramiento. Así, Juana Inés es apoyada por la Virreina para recibir los votos como monja jerónima. Desde la celda del Convento de San Jerónimo en la hoy Ciudad de México, Sor Juana compone su majestuosa obra lírica publicada en su tiempo por encargo de la Virreina en las ciudades de Madrid, Barcelona y Sevilla, principalmente, y una que otra pieza suelta en Puebla de los Ángeles (México) .

Dentro de estas publicaciones -Inundación Castálida, Segundo Tomo de las Obras completas, Obras Poéticas de la Musa Soror Juana, Fama y Obras Póstumas (desde 1676 hasta 1700)-, y a veces de manera aislada, se encuentran los delicados Villancicos.

Los villancicos originalmente son escritos en latín como anticipación a las celebraciones de Navidad. La más famosa colección que existe de esta forma aparece en el Cancionero de Palacio, publicado en 1500. Sin embargo, el tono popular de los villancicos fue procurado por los grandes escritores españoles desde el Marqués de Santillana, Garci Sánchez de Badajoz, Gil Vicente o Juan del Encina hasta Cervantes, Góngora, Lope y Quevedo. Sor Juana, por tanto, es consecuente con su época y con una vasta tradición literaria. Sor Juana, además de latín y español, escribe villancicos en náhuatl.

No contenta con la mezcla de tres idiomas, escribe delicados villancicos en dialectos juguetones: canario, vizcaíno y vascuence, negro, zambo, mestizo, mulato, indio, adjudicándoles estructuras gramaticales sencillas e imitando entonaciones y maneras de hablar. Entre ellos se encuentran ensaladas y entremeses, cantos de ocasión, juguetes, jácaras, etc.

Ejemplos de este mosaico étnico, retórico y lingüístico son los siguientes:
(Del Villancico II del Segundo Nocturno, Asunción de 1676)5
(Latín)

Illa quae Dominum Caeli
gestasse in utero, digna,
et Verbum divinum est
mirabiliter enixa:
cuis Ubera Puello
lac dedere benedicta,
et vox conciliavit somnum
Davidica dulcior lyra:
Quae subiectum habuit Illum
materna sub disciplina,
Caeli quem tramentes horrent
dum fulmina iratus vibrat.

(Del Villancico VII del Tercero Nocturno, Asunción de 1676)
(Español)

La Retórica nueva
escuchad, Cursantes,
que con su vista sola persüade,
y en su mirar luciente
tiene cifrado todo lo elocuente,
pues robando de todos las atenciones,
con Demóstenes mira y Cicerones.
Coplas. - Quintillas
Para quien quisiere oír
o aprender a bien hablar,
y lo quiere conseguir,
María sabe enseñar
el arte del bien decir.
En enseñar ejercita
la dulzura de su voz
que a tiempos no se limita;
que como su asunto es Dios,
siempre es cuestión infinita.

(Tocotín del Villancico VIII. Ensaladilla. Tercero Nocturno, Asunción de 1676) (Náhuatl6 )

-Tla ya timohuica
totlazo Zuapilli
maca ammo, Tonantzin,
titechmoilcahuíliz.
Ma nel in Ilhuícac
Huel timomaquítiz
¿amo nozo quenman
timotlalnamíctiz?
In moayolque mochtin
huel motilinizque;
tlaca amo, tehuatzin
ticmomatlaníliz.
Ca mitztlacamati
motlazo Piltzintli
mac tel, in tepampa
xicmotlatlauhtili.

(Villancico VIII del Tercero Nocturno, San Pedro Nolasco, 1677)
(Mestizo y mexicano)

Tocotín
Los Padres bendito
tiene on Redentor;
amo nic neltoca
quimati no Dios.
Sólo Dios Piltzintli
del Cielo bajó,
y nuestro tlatlácol
nos lo perdonó.
Pero esos Tepoxqui
dice en so sermón
que este San Nolasco
mïetchin compró.
Yo al Santo lo tengo
mucha devoción
y de Sempual Xúchil
un Xúchil le doy.

(Villancico VIII del Tercero Nocturno, Asunción, 1685)
(Ensalada)

[…]
Supplices te exoramus
ut preces nostras audias
miserrimosque exaudias;
te, Domina, rogamus,
Et ad Matrem mistissimam clamamus.

Prosigue la Introducción

-Bueno está el Latín; mas yo
de la Ensalada os prometo
que lo que es deste bocado,
lo que soy yo, ayuno quedo.

Y para darme un hartazgo
como un Negro camotero
quiero cantar, que al fin es
cosa que gusto y entiendo;
pero que han de ayudar todos.
Tropa. -Todos os lo prometemos.
-Pues a la mano de Dios,
y transfórmome en Guineo.

Negro

-¡Oh Santa María,
que a Dioso parió,
sin haber comadre
ni tené doló!
-Rorro, rorro, rorro,
rorro, rorro, ro!
¡Qué cuaja, qué cuaja, qué cuaja,
qué cuaja te doy.
-Espela, aún no suba,
que tu negro Antón
te guarra cuajala
branca como Sol […]

Prosigue la Introducción

-Pues que todos han cantado,
yo de campiña me cierro:
que es decir, que de Vizcaya
me revisto. ¡Dicho y hecho!
Nadie el Vascuence murmure,
que juras a Dios eterno
que aquésta es la misma lengua
cortada de mis abuelos.

Sor Juana es sinécdoque de mexicanidad, de universalidad; es, además, defensora a ultranza como transmisora de lo popular se manifiesta libre y rutilante en una protesta social para defender los derechos de las clases desfavorecidas y humilladas por los grupos del poder. Sor Juana es una ferviente defensora de los humildes e indefensos, de los marginados, de los esclavos, de quienes nunca eligieron la cuna a la que pertenecieron, de quienes integraron las castas. La vasta comprensión del mundo que le rodeaba la ha hecho una mujer adelantada a su tiempo.

Hay una gran variedad de lenguas en España y las más conocidas son castellano, catalán, gallego y vasco. Pero también existen otras 'lenguas', a las cuales frecuentemente se denomina dialectos o subdialectos, no sin muchas protestas de sus hablantes. Hay gran división de opiniones en este asunto. Ejemplos de este tipo son el valenciano, el balear, el mallorquín, el bable y el gascón. También se habla una variante de portugués en las zonas adyacentes a Portugal7.

Dijo alguna vez Don Miguel de Unamuno8 que las discusiones sobre los problemas de la lengua le recordaban algo que ocurrió en América y que que no olvidaría nunca. Tratábase de una orden religiosa que dio a los indios guaraníes un catecismo queriendo traducir al guaraní los conceptos más complicados de la Teología, y, naturalmente, fueron acusados por otra Orden de que les estaban enseñando herejías; y es que no se puede poner el Catecismo en guaraní ni en azteca sin que inmediatamente resulte una herejía.

Con toda seguridad a nuestra Sor Juana no le pareció así pues creyó prudente adoctrinar a los indios, zambos, mulatos y negros desde sus propias lenguas para quizá lograr así un acercamiento mayor a la Iglesia.

Del mismo Unamuno, concluyo esta disertación con una cita:

El español, lo mismo me da que se llame castellano, yo le llamo el español de España... El castellano es una obra de integración: han venido elementos leoneses y han venido elementos aragoneses, y estamos haciendo el español, lo estamos haciendo todos los que hacemos Lengua o los que hacemos poesía... España... Es renación, renación de renacimiento y renación de renacer, allí donde se funden todas las diferencias, donde desaparece esa triste y pobre personalidad diferencial.


Notas:

1PFANDL, Ludwig [a]. (1983). Sor Juana Inés de la Cruz. La décima musa de México. Trad. Juan Antonio Ortega y Medina. Edición y prólogo de Francisco de la Maza. (1946). México:UNAM.
2<http://www.artehistoria.com/frames.htm?
http://www.artehistoria.com/historia/contextos/1535.htm
>
3 MÉNDEZ Plancarte, Alfonso. (1976). "Prólogo y notas". Obras Completas de Sor Juana Inés de la Cruz. Tomo I. Lírica personal. (1951). Biblioteca Americana. México:FCE.
4 <http://www.cuatros.com/villanci.htm>
5 Méndez Plancarte, Alfonso. (1976). "Prólogo y notas". Obras Completas de Sor Juana Inés de la Cruz. Tomo II. Villancicos y Letras Sacras. (1952). Bilbioteca Americana. México: FCE.
6 <http://www.ifrance.com/nahuatl/nahuatl.page.html>
7 <http://stp.ling.uu.se/~camilla/sped/intro.html>

8 Las lenguas de España, Miguel de Unamuno.

* Ponencia presentada en el I Congreso Internacional Sociedades y Culturas: Abriendo Caminos. Sociedad Española de Estudios Literarios y Universidad de Sevilla


Dra. Susana Arroyo Hidalgo
Catedrática del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México y de la Universidad Autónoma de Barcelona, España