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Por Guilebaldo López
Número 31
El mal de una sociedad posmoderna
y mundializada es la fugacidad del tiempo y el espacio, cuando se
relativizan pierden el sentido del pasado, para plantear sólo
el presente, cuando no existe otro momento en la vida del sujeto,
el sujeto es atrapado en un instante que le hace perder el sentido
de identidad y de realidad.
Esta sociedad nos regresa a un primitivismo
actual que capitaliza el pasado como la nostalgia que deja a su
paso la posmodernidad desembocada en el proceso de globalización.
Nuestra vida moderna y tecnológica
se marcó a partir de 1942, con Norber Wiener, entramos sin
darnos cuenta a la era tecnológica, pasamos de lo analógico
a lo digital, instantáneamente cambio nuestras vidas; le
dio "sentido", se nos "hizo más fácil",
fue entonces cuando empezamos ha ordenar el sentido de nuestras
vidas, a partir del contacto de las máquinas con los dedos,
olvidándonos del sujeto.
Fue cuando se nos olvido el otro,
como parte de la alteridad y la otredad, se nos olvidó que
ese otro, sujeto, estaba constituido de una libertad en una comunidad
heterogénea, representado social y culturalmente, se nos
olvidó que para comprenderlo bastaría la comprensión
personal que depende de la revelación del otro, la otredad
no es el yo individual distante sino el nosotros.
"La otredad, una otredad de
significaciones y puntos de vista, permeará el horizonte
último del mundo, resultado de una humanidad que la constituye
histórica y culturalmente. Hablamos, pues, de una relación
que siempre nos remite a una configuración de sentidos, en
el seno de la cual la evidencia sitúa a las cosas"1.
La sociedad de la información
nos posibilita y nos limita al contacto con los otros y al diálogo,
su sentido de convergencia es en el contexto de la apropiación
del espacio cibernético espacial y territorial, nuestro espacio
que provoca emociones y sentimientos en tiempo real, es nuestra
sociedad tecnologizada, una sociedad diferente e indiferente.
Dice Jesús Galindo que "el
ciberespacio está abierto, y nuevos colonos aparecen y lo
ocupan. Una nueva socialización esta en emergencia, algo
distinto y semejante, una vez más. El mundo ha cambiado,
un nuevo territorio ha nacido, extenso e inmenso. Y casi cualquiera
lo puede explorar y ocupar, casi"2.
La mundialización nos alcanza
y agobia, su discurso mediático y virtual nos amenaza, nos
mutila, es racista, provoca xenofobia, nos hace conocer el mundo
y somos conocedores de él. Somos capaces de hacer varias
cosas en una sola máquina, sin embargo, hay otras ciudades
del mundo que ni siquiera han tocado un teléfono. Otras que
apenas acceden a la radio, otras más a la televisión
de colores, pero con posibilidades limitadas de programación,
ese es el costo y la exclusión de la tecnología digital.
No es la tiranía en contra
de la tecnología, es la búsqueda constante de una
propuesta que permita a estas comunidades una autogestión
tecnológica, socializar la tecnología o buscar su
transferencia hacia las "comunidades minoritarias" y "excluidas"
de la cultura global. Una muestra es la creación de "telecentros"
comunitarios, donde se emplea la tecnología como mecanismo
para conectarse al mundo, para conocer el mundo, no para mutilar
sus aspiraciones a la vida, para construir redes sociales y de convivencia
cultural.
Regresar la mirada al proceso histórico
de la sociedad, nos ubica en dos sentidos, contextualizar la historia,
como forma natural de "la melancolía del pasado",
por el asunto de mundialización, y la otra de saber de la
historia de la tecnología a partir de la historia de los
sujetos.
Hablamos de la nueva era de la información
y de un "cuarto reino", el de las máquinas, cuando
ni siquiera, en América Latina, hemos dejado la modernidad
para saltar a la postmodernidad, y la tecnología ya ha dado
varias vueltas.
Sabemos del proceso histórico
de los medios y del desarrollo de la tecnología3,
y que cada nueva tecnología provoca dolor y crea una forma
especial de espacio, pero poco sabemos de la otra historia de la
tecnología, la historia oral, del primer contacto que nuestros
padres y abuelos tuvieron con la tecnología.
De esta configuración de
sujetos por la tecnología, en alguna etapa de su vida, de
la historia oral de estos hombres y mujeres que convivieron con
cierto tipo de tecnología y se adaptan a otra.
Dimos un salto muy rápido
y así estamos viviendo. La historia contemporánea,
apartó la historia de los sujetos, y se avocó más
a la tecnología, y menos a la historia contada, narrada y
platicada, que nos permita saber dónde quedó la memoria
histórica y la memoria colectiva de estos.
Es plantearnos la posibilidad de
la comunidad real de comunicación y la comunidad ideal de
comunicación, "por un lado, la expansión global
de la ciencia moderna y la tecnología han generado problemas
morales de alcance planetario"4,
lo que impide que una discusión de intenciones sea posible.
Hablar de comunidad de comunicación,
nos plantea un proceso de liberación de un sujeto oprimido,
es referirnos a la liberación del oprimido, de la periferia
de la tríada, del bloque económico mundial, Japón,
Estados Unidos y Europa. Además de una dominación
del discurso negado y de la explotación del hombre. Esta
lucha por una comunidad de comunicación y la comunicación
ideal de comunicación es una lucha del oprimido que irrumpe
en este sistema, aunque lo deja abierto a la posibilidad en donde
habrá nuevos pobres que lucharán, contra los límites
de la sociedad de la información, otra vez.
En una sociedad de la información
en donde los vínculos están rotos, en donde la comunicación
humana esta interrumpida, en donde los actores sociales demandan
la reconstrucción del mundo del oprimido, en donde se establezca
las relaciones humanas. Una aspiración de la comunidad ideal
de comunicación, de entendimiento humano, a partir de una
estructura dialéctica, debe presuponer dos cosas:
"Que una persona es miembro
de una comunidad real de comunicación con sus antecedentes
históricos de tradición y de precomprensión
del mundo con sus méritos y deficiencias, y al mismo tiempo
es miembro de una comunidad ideal de comunicación, que no
existe y nunca existirá realmente, pero por extraño
que parezca, debe presuponer incluso anticiparse contrafácticamente
como existente en todo argumento serio. La comunidad ideal de comunicación
es más que una utopía concreta porque sirve como el
ideal estándar necesario para el desempeño de todas
las pretensiones de validez universal que podamos tener en el discurso.
Entonces, la comunidad de comunicación aún por realizarse,
es también más que una comunidad ideal de comunicación
porque puede existir en el espacio y esto encierra un forteriori
respecto a la comunidad de vida por realizarse, que de hecho podría
llamarse una utopía concreta"5.
Es necesario preguntarnos cuál
es el contrapeso entre la sociedad de la información y la
comunidad de comunicación, principalmente desde esta otra
parte del mundo, desde América Latina.
"Por nuestra parte, como latinoamericanos,
participantes de una comunidad de comunicación periférica,
donde la experiencia de la "exclusión" es un punto
de partida cotidiano.-y no de llegada- es decir, un a priori y no
un a posteriori, debemos encontrar el "lugar" filosófico
de nuestra experiencia de miseria, de pobreza, de dificultad en
el argumentar (por falta de recursos), de incomunicación
o meramente de no-ser-partes de la comunidad de comunicación
hegemónica"6.
Lo fundamental de la comunidad de
comunicación es abrirse a la vida humana, la comunidad ideal
de comunicación, es actuada y vivida como una comunidad de
comunicación real por los sujetos, de cómo perciben
el mundo de vida de ellos, es decir del puente que trazan
entre ellos y nosotros, como comunidad de relación de vinculación
comunitaria.
El reto de esta sociedad de comunicación
ideal, en esta era tecnológica, es saber cómo buscar
los mecanismos para hacer posible la socialización de la
tecnología, la transferencia de la tecnología hacia
este tipo de sociedad, es decir de cómo construir los vínculos
entre la sociedad de la información y la comunidad de comunicación
ideal en donde los sujetos, en donde el otro estuviera dispuesto
a una apertura diacrónica de la racionalidad con el que tiene
enfrente, con su semejante que sea capaz de dialogar con comunidades
que fundan su vida en otros mundos de vida o modos de vida. Entender
las razones del otro, de dejar de actuar en lo individual, para
empezar a ser el nosotros.
"De otra parte, el vacío
de utopías que atraviesa el ámbito de la política
se ve llenado en los últimos años por un cúmulo
de utopías provenientes del campo de la tecnología
y la comunicación: "aldea global", "mundo
virtual", "ser digital", etc. Y la más engañosa
de todas, la "democracia directa" atribuyendo al poder
de las redes informáticas la renovación de la política
y superando de paso las "viejas" formas de la representación
por la "expresión viva de los ciudadanos", ya sea
votando por internet desde la casa o emitiendo telemáticamente
su opinión. Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones
ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia
de las redes cibernéticas lo que se está minando son
los fundamentos mismos de lo público, esto es los procesos
de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que
se crea la ilusión de un proceso sin interpretación
ni jerarquía, se fortalece la creencia en que el individuo
puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social,
y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación
y representación"7
La representación de los
sujetos de la sociedad contemporánea entramados en la "aldea
global", es la del hombre como un ser dedicado totalmente a
la comunicación y sometido a la tiranía de la imagen,
en donde los sujetos se ven y se sienten observados, mirados, por
la fantasía representada en un espacio mediático y
virtual. Nuestros espacios simbólicos y de apropiación
cultural minados, por esta etapa de la "comunicación
sin contenido", de la "comunicación vacía",
de la "sociedad transparente", en donde todo lo privado
se "vuelve público", cuyo poder se extrae de los
gustos por la "transparencia social".
Es aquí, el lugar de pertenencia
de los medios masivos de información, es el espacio donde
se excluyen, mutilan a partir de sus discursos racistas y xenofóbicos,
en donde no se permite pensar en nuestra realidad, sino en lo que
dicen los otros de nuestra realidad, como muestra de una falsa modernidad.
Aspiramos a vivir en una comunidad
de comunicación, en una comunidad ideal de comunicación,
pero primero debemos conocer al sujeto que se interpone entre lo
ideal y lo utópico, o entre la construcción de nuestros
mundos posibles y deseables, es decir de saber quién es el
homo comunicans y cómo se ha formado. La sociedad digital
nos permite conocer a este nuevo sujeto cuyo interior esta en el
exterior, por ello la pregunta de saber qué es la interioridad.
"La interioridad individual
es el horizonte de lo propio y de la conciencia de la configuración
de sentido. Toda imagen y noción sobre lo interno parte de
este paradigma del cuerpo y la intimidad. El conocimiento de la
separación se ordena en la distinción del yo y del
otro. Del mismo modo todo sentido de la comunicación, del
encuentro, del contacto, de la unión de los distintos parte
de esa misma premisa. El mundo interno y el mundo externo parecen
separados pero no lo están, en cierto sentido son entidades
incluso opuestas, pero en otro son componentes de una identidad.
Las opciones forman parte de un proceso configurador, lo uno se
separa, lo separado se une. Las exterioridades e interioridades
son relativas unas a otras. Desde un ámbito particular lo
que esta más allá es exterior, lo que está
acá es interior. La vida interna es el universo del significado,
la conciencia se mueve en un mundo de asociaciones lingüísticas
y semióticas donde el exterior aparece bajo ciertos ordenes
de sentido. La percepción consciente trama información
anterior con impresiones actuales, indaga significados en el acceso
a la memoria, prepara respuestas con base en sentidos acordados.
(Galindo,1994)
En la sociedad de la información,
en la sociedad transparente, el "ser humano" no existe
más, sino más bien existen seres sociales y no sociables,
seres que no generan vínculos societales, sino redes cibernéticas,
redes de complejidad, que alcanzan un determinado grado de afectividad,
hablamos pues del "ser digital".(Negroponte, 1996)
Por lo tanto esto nos permite pensar
en una nueva "humanidad" en donde se observa que el nuevo
pensamiento antropológico de la era contemporánea
o del siglo XXI, "no es un pensamiento humanista y que no coloca
al hombre en el centro de todo. La vida no está más
en la biología sino en la "comunicación"8.
Así podemos hablar de inteligencia artificial y vida artificial.
Todo esto nos permite plantear la
utopía de la comunicación, hacia la comunidad de comunicación,
la comunidad ideal de comunicación y la comunidad real de
comunicación. Porque la utopía nos permite sociológicamente
conocer y ver los contrastes de la sociedad, sus formas de ordenarse
y su dirección. Desde aquí podemos contemplar los
procesos de articulación interna de la cultura al comparar
la vida que vivimos y la que soñamos, los mundos posibles
y los mundos deseables del sujeto. La utopía social ha surgido
de manera más o menos explícita que el ideal o idea
regulativa de una comunidad humana y que también podría
ser algo históricamente realizable.(Paoli, 2002).
Por eso en este proceso de la era
digital, de la sociedad de la información, en donde el sujeto
encuentra su interior en el exterior, nos interesa que la comunicación
que se establezca genere vínculos para que sea plena y cree
conciencia y respeto mutuo entre los sujetos de comunicación.
Y cómo establecer la comunicación
verdadera entre saber quiénes son los sujetos de comunicación?
La comunicación verdadera, no excluye, no mutila, no es racista,
rompe cualquier tipo de barreras para alcanzar al otro, este es
el gran anhelo de la humanidad.
En cambio el homo comunicans se
refugio, "en la totalidad de la que era dueño y señor,
se ve entonces cada vez más amenazado. No queda más
que guarecerse contra cualquier signo de lo ajeno, de la no-propiedad,
de lo indisponible aunque se trate del otro mismo, del prójimo,
ya sin rostro, ya sólo medio de auto-contemplación
y reproducción: exterioridad neutralizada. Parece el desmembramiento
de la totalidad no basta para poner en su justo sitio la razón
y a las sospechas sobre la misma. Parece entonces, que los horizontes
originarios rescatados no salvaron al otro"9.
Notas:
1
Checchi, González Tania (1997).-Sentido y exterioridad:
un itinerario fenomenológico a partir de Emmanuel Lévinas.
P.60-61.UIA. México, D. F.
2 Ver Cibercultura, ciberciudad,
cibersociedad. Construcción de mundos posibles en nuevas
metáforas conceptuales.
3 Flichy, Patrice (1991). Una
historia moderna de la de comunicación. Gustavo Gili,
Barcelona.
4 Schelkshorn, Hans (1994).Discurso
y liberación (un acercamiento crítico a la "Ética
del discurso" y a la ética de la Liberación de
Enrique Dussel. p.13.En Debate en Torno a la ética del
discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde
América Latina. Comp.. Enrique Dussel. Siglo XXI-UAM-I.
5 Apel, Karl-Otto(1994). La pragmática
trascedental y los problemas éticos Norte-Sur. p.43-45. En
Debate en Torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo
filosófico Norte-Sur desde América Latina. Comp.
Enrique Dussel. Siglo XXI-UAM-I.
6 Dussel, Enrique. Comp. (1994).
La razón del otro. La "interpelación" como
acto de habla. p.72. En Debate en Torno a la ética del
discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde
América Latina. Siglo XXI-UAM-I.
7 Martín-Barbero, Jesús(2000).
Televisión pública, televisión cultural: entre
la desaparición y la reinvención. P.51. Revista
Gaceta. No 47.Dic. Bogota, Ministerio de Colombia.
8 Breton, Philippe (2000). La
Utopía de la comunicación. El mito de la Aldea Global.
P. 53. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires.
9 Checchi, González Tania.,
Op.cit. p.17.
Guilebaldo
López
Profesor Investigador, Universidad
José Vasconcelos de Oaxaca, Oax., México |