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Febrero - Marzo 2003

 

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La Utopía de la Comunicación, entre las Fronteras de la Sociedad de la Información y la Comunidad de Comunicación
 

Por Guilebaldo López
Número 31

El mal de una sociedad posmoderna y mundializada es la fugacidad del tiempo y el espacio, cuando se relativizan pierden el sentido del pasado, para plantear sólo el presente, cuando no existe otro momento en la vida del sujeto, el sujeto es atrapado en un instante que le hace perder el sentido de identidad y de realidad.

Esta sociedad nos regresa a un primitivismo actual que capitaliza el pasado como la nostalgia que deja a su paso la posmodernidad desembocada en el proceso de globalización.

Nuestra vida moderna y tecnológica se marcó a partir de 1942, con Norber Wiener, entramos sin darnos cuenta a la era tecnológica, pasamos de lo analógico a lo digital, instantáneamente cambio nuestras vidas; le dio "sentido", se nos "hizo más fácil", fue entonces cuando empezamos ha ordenar el sentido de nuestras vidas, a partir del contacto de las máquinas con los dedos, olvidándonos del sujeto.

Fue cuando se nos olvido el otro, como parte de la alteridad y la otredad, se nos olvidó que ese otro, sujeto, estaba constituido de una libertad en una comunidad heterogénea, representado social y culturalmente, se nos olvidó que para comprenderlo bastaría la comprensión personal que depende de la revelación del otro, la otredad no es el yo individual distante sino el nosotros.

"La otredad, una otredad de significaciones y puntos de vista, permeará el horizonte último del mundo, resultado de una humanidad que la constituye histórica y culturalmente. Hablamos, pues, de una relación que siempre nos remite a una configuración de sentidos, en el seno de la cual la evidencia sitúa a las cosas"1.

La sociedad de la información nos posibilita y nos limita al contacto con los otros y al diálogo, su sentido de convergencia es en el contexto de la apropiación del espacio cibernético espacial y territorial, nuestro espacio que provoca emociones y sentimientos en tiempo real, es nuestra sociedad tecnologizada, una sociedad diferente e indiferente.

Dice Jesús Galindo que "el ciberespacio está abierto, y nuevos colonos aparecen y lo ocupan. Una nueva socialización esta en emergencia, algo distinto y semejante, una vez más. El mundo ha cambiado, un nuevo territorio ha nacido, extenso e inmenso. Y casi cualquiera lo puede explorar y ocupar, casi"2.

La mundialización nos alcanza y agobia, su discurso mediático y virtual nos amenaza, nos mutila, es racista, provoca xenofobia, nos hace conocer el mundo y somos conocedores de él. Somos capaces de hacer varias cosas en una sola máquina, sin embargo, hay otras ciudades del mundo que ni siquiera han tocado un teléfono. Otras que apenas acceden a la radio, otras más a la televisión de colores, pero con posibilidades limitadas de programación, ese es el costo y la exclusión de la tecnología digital.

No es la tiranía en contra de la tecnología, es la búsqueda constante de una propuesta que permita a estas comunidades una autogestión tecnológica, socializar la tecnología o buscar su transferencia hacia las "comunidades minoritarias" y "excluidas" de la cultura global. Una muestra es la creación de "telecentros" comunitarios, donde se emplea la tecnología como mecanismo para conectarse al mundo, para conocer el mundo, no para mutilar sus aspiraciones a la vida, para construir redes sociales y de convivencia cultural.

Regresar la mirada al proceso histórico de la sociedad, nos ubica en dos sentidos, contextualizar la historia, como forma natural de "la melancolía del pasado", por el asunto de mundialización, y la otra de saber de la historia de la tecnología a partir de la historia de los sujetos.

Hablamos de la nueva era de la información y de un "cuarto reino", el de las máquinas, cuando ni siquiera, en América Latina, hemos dejado la modernidad para saltar a la postmodernidad, y la tecnología ya ha dado varias vueltas.

Sabemos del proceso histórico de los medios y del desarrollo de la tecnología3, y que cada nueva tecnología provoca dolor y crea una forma especial de espacio, pero poco sabemos de la otra historia de la tecnología, la historia oral, del primer contacto que nuestros padres y abuelos tuvieron con la tecnología.

De esta configuración de sujetos por la tecnología, en alguna etapa de su vida, de la historia oral de estos hombres y mujeres que convivieron con cierto tipo de tecnología y se adaptan a otra.

Dimos un salto muy rápido y así estamos viviendo. La historia contemporánea, apartó la historia de los sujetos, y se avocó más a la tecnología, y menos a la historia contada, narrada y platicada, que nos permita saber dónde quedó la memoria histórica y la memoria colectiva de estos.

Es plantearnos la posibilidad de la comunidad real de comunicación y la comunidad ideal de comunicación, "por un lado, la expansión global de la ciencia moderna y la tecnología han generado problemas morales de alcance planetario"4, lo que impide que una discusión de intenciones sea posible.

Hablar de comunidad de comunicación, nos plantea un proceso de liberación de un sujeto oprimido, es referirnos a la liberación del oprimido, de la periferia de la tríada, del bloque económico mundial, Japón, Estados Unidos y Europa. Además de una dominación del discurso negado y de la explotación del hombre. Esta lucha por una comunidad de comunicación y la comunicación ideal de comunicación es una lucha del oprimido que irrumpe en este sistema, aunque lo deja abierto a la posibilidad en donde habrá nuevos pobres que lucharán, contra los límites de la sociedad de la información, otra vez.

En una sociedad de la información en donde los vínculos están rotos, en donde la comunicación humana esta interrumpida, en donde los actores sociales demandan la reconstrucción del mundo del oprimido, en donde se establezca las relaciones humanas. Una aspiración de la comunidad ideal de comunicación, de entendimiento humano, a partir de una estructura dialéctica, debe presuponer dos cosas:

"Que una persona es miembro de una comunidad real de comunicación con sus antecedentes históricos de tradición y de precomprensión del mundo con sus méritos y deficiencias, y al mismo tiempo es miembro de una comunidad ideal de comunicación, que no existe y nunca existirá realmente, pero por extraño que parezca, debe presuponer incluso anticiparse contrafácticamente como existente en todo argumento serio. La comunidad ideal de comunicación es más que una utopía concreta porque sirve como el ideal estándar necesario para el desempeño de todas las pretensiones de validez universal que podamos tener en el discurso. Entonces, la comunidad de comunicación aún por realizarse, es también más que una comunidad ideal de comunicación porque puede existir en el espacio y esto encierra un forteriori respecto a la comunidad de vida por realizarse, que de hecho podría llamarse una utopía concreta"5.

Es necesario preguntarnos cuál es el contrapeso entre la sociedad de la información y la comunidad de comunicación, principalmente desde esta otra parte del mundo, desde América Latina.

"Por nuestra parte, como latinoamericanos, participantes de una comunidad de comunicación periférica, donde la experiencia de la "exclusión" es un punto de partida cotidiano.-y no de llegada- es decir, un a priori y no un a posteriori, debemos encontrar el "lugar" filosófico de nuestra experiencia de miseria, de pobreza, de dificultad en el argumentar (por falta de recursos), de incomunicación o meramente de no-ser-partes de la comunidad de comunicación hegemónica"6.

Lo fundamental de la comunidad de comunicación es abrirse a la vida humana, la comunidad ideal de comunicación, es actuada y vivida como una comunidad de comunicación real por los sujetos, de cómo perciben el mundo de vida de ellos, es decir del puente que trazan entre ellos y nosotros, como comunidad de relación de vinculación comunitaria.

El reto de esta sociedad de comunicación ideal, en esta era tecnológica, es saber cómo buscar los mecanismos para hacer posible la socialización de la tecnología, la transferencia de la tecnología hacia este tipo de sociedad, es decir de cómo construir los vínculos entre la sociedad de la información y la comunidad de comunicación ideal en donde los sujetos, en donde el otro estuviera dispuesto a una apertura diacrónica de la racionalidad con el que tiene enfrente, con su semejante que sea capaz de dialogar con comunidades que fundan su vida en otros mundos de vida o modos de vida. Entender las razones del otro, de dejar de actuar en lo individual, para empezar a ser el nosotros.

"De otra parte, el vacío de utopías que atraviesa el ámbito de la política se ve llenado en los últimos años por un cúmulo de utopías provenientes del campo de la tecnología y la comunicación: "aldea global", "mundo virtual", "ser digital", etc. Y la más engañosa de todas, la "democracia directa" atribuyendo al poder de las redes informáticas la renovación de la política y superando de paso las "viejas" formas de la representación por la "expresión viva de los ciudadanos", ya sea votando por internet desde la casa o emitiendo telemáticamente su opinión. Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia de las redes cibernéticas lo que se está minando son los fundamentos mismos de lo público, esto es los procesos de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que se crea la ilusión de un proceso sin interpretación ni jerarquía, se fortalece la creencia en que el individuo puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social, y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación y representación"7

La representación de los sujetos de la sociedad contemporánea entramados en la "aldea global", es la del hombre como un ser dedicado totalmente a la comunicación y sometido a la tiranía de la imagen, en donde los sujetos se ven y se sienten observados, mirados, por la fantasía representada en un espacio mediático y virtual. Nuestros espacios simbólicos y de apropiación cultural minados, por esta etapa de la "comunicación sin contenido", de la "comunicación vacía", de la "sociedad transparente", en donde todo lo privado se "vuelve público", cuyo poder se extrae de los gustos por la "transparencia social".

Es aquí, el lugar de pertenencia de los medios masivos de información, es el espacio donde se excluyen, mutilan a partir de sus discursos racistas y xenofóbicos, en donde no se permite pensar en nuestra realidad, sino en lo que dicen los otros de nuestra realidad, como muestra de una falsa modernidad.

Aspiramos a vivir en una comunidad de comunicación, en una comunidad ideal de comunicación, pero primero debemos conocer al sujeto que se interpone entre lo ideal y lo utópico, o entre la construcción de nuestros mundos posibles y deseables, es decir de saber quién es el homo comunicans y cómo se ha formado. La sociedad digital nos permite conocer a este nuevo sujeto cuyo interior esta en el exterior, por ello la pregunta de saber qué es la interioridad.

"La interioridad individual es el horizonte de lo propio y de la conciencia de la configuración de sentido. Toda imagen y noción sobre lo interno parte de este paradigma del cuerpo y la intimidad. El conocimiento de la separación se ordena en la distinción del yo y del otro. Del mismo modo todo sentido de la comunicación, del encuentro, del contacto, de la unión de los distintos parte de esa misma premisa. El mundo interno y el mundo externo parecen separados pero no lo están, en cierto sentido son entidades incluso opuestas, pero en otro son componentes de una identidad. Las opciones forman parte de un proceso configurador, lo uno se separa, lo separado se une. Las exterioridades e interioridades son relativas unas a otras. Desde un ámbito particular lo que esta más allá es exterior, lo que está acá es interior. La vida interna es el universo del significado, la conciencia se mueve en un mundo de asociaciones lingüísticas y semióticas donde el exterior aparece bajo ciertos ordenes de sentido. La percepción consciente trama información anterior con impresiones actuales, indaga significados en el acceso a la memoria, prepara respuestas con base en sentidos acordados. (Galindo,1994)

En la sociedad de la información, en la sociedad transparente, el "ser humano" no existe más, sino más bien existen seres sociales y no sociables, seres que no generan vínculos societales, sino redes cibernéticas, redes de complejidad, que alcanzan un determinado grado de afectividad, hablamos pues del "ser digital".(Negroponte, 1996)

Por lo tanto esto nos permite pensar en una nueva "humanidad" en donde se observa que el nuevo pensamiento antropológico de la era contemporánea o del siglo XXI, "no es un pensamiento humanista y que no coloca al hombre en el centro de todo. La vida no está más en la biología sino en la "comunicación"8. Así podemos hablar de inteligencia artificial y vida artificial.

Todo esto nos permite plantear la utopía de la comunicación, hacia la comunidad de comunicación, la comunidad ideal de comunicación y la comunidad real de comunicación. Porque la utopía nos permite sociológicamente conocer y ver los contrastes de la sociedad, sus formas de ordenarse y su dirección. Desde aquí podemos contemplar los procesos de articulación interna de la cultura al comparar la vida que vivimos y la que soñamos, los mundos posibles y los mundos deseables del sujeto. La utopía social ha surgido de manera más o menos explícita que el ideal o idea regulativa de una comunidad humana y que también podría ser algo históricamente realizable.(Paoli, 2002).

Por eso en este proceso de la era digital, de la sociedad de la información, en donde el sujeto encuentra su interior en el exterior, nos interesa que la comunicación que se establezca genere vínculos para que sea plena y cree conciencia y respeto mutuo entre los sujetos de comunicación.

Y cómo establecer la comunicación verdadera entre saber quiénes son los sujetos de comunicación? La comunicación verdadera, no excluye, no mutila, no es racista, rompe cualquier tipo de barreras para alcanzar al otro, este es el gran anhelo de la humanidad.

En cambio el homo comunicans se refugio, "en la totalidad de la que era dueño y señor, se ve entonces cada vez más amenazado. No queda más que guarecerse contra cualquier signo de lo ajeno, de la no-propiedad, de lo indisponible aunque se trate del otro mismo, del prójimo, ya sin rostro, ya sólo medio de auto-contemplación y reproducción: exterioridad neutralizada. Parece el desmembramiento de la totalidad no basta para poner en su justo sitio la razón y a las sospechas sobre la misma. Parece entonces, que los horizontes originarios rescatados no salvaron al otro"9.


Notas:

1 Checchi, González Tania (1997).-Sentido y exterioridad: un itinerario fenomenológico a partir de Emmanuel Lévinas. P.60-61.UIA. México, D. F.
2 Ver Cibercultura, ciberciudad, cibersociedad. Construcción de mundos posibles en nuevas metáforas conceptuales.
3 Flichy, Patrice (1991). Una historia moderna de la de comunicación. Gustavo Gili, Barcelona.
4 Schelkshorn, Hans (1994).Discurso y liberación (un acercamiento crítico a la "Ética del discurso" y a la ética de la Liberación de Enrique Dussel. p.13.En Debate en Torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde América Latina. Comp.. Enrique Dussel. Siglo XXI-UAM-I.
5 Apel, Karl-Otto(1994). La pragmática trascedental y los problemas éticos Norte-Sur. p.43-45. En Debate en Torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde América Latina. Comp. Enrique Dussel. Siglo XXI-UAM-I.
6 Dussel, Enrique. Comp. (1994). La razón del otro. La "interpelación" como acto de habla. p.72. En Debate en Torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde América Latina. Siglo XXI-UAM-I.
7 Martín-Barbero, Jesús(2000). Televisión pública, televisión cultural: entre la desaparición y la reinvención. P.51. Revista Gaceta. No 47.Dic. Bogota, Ministerio de Colombia.
8 Breton, Philippe (2000). La Utopía de la comunicación. El mito de la Aldea Global. P. 53. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires.
9 Checchi, González Tania., Op.cit. p.17.


Guilebaldo López
Profesor Investigador, Universidad José Vasconcelos de Oaxaca, Oax., México