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Febrero - Marzo 2003

 

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Multiculturalismo, Mujer y Medios de Comunicación
 

Por Víctor Silva
Número 31

Hoy en día ya no se discute que las identidades culturales se construyen y que los elementos que participan en ese proceso son heterogéneos y plurales. De esa forma se construyen tanto las identidades políticas, sexuales, como las individuales o colectivas, más un amplio y novedoso abanico de mezclas y/o criollizaciones, si seguimos en este último punto a Édouard Glissant1.

Estos procesos, y subrayo el hecho de que sean procesos y producciones móviles y nómadas y no marcas estables y sustanciales, deconstruyen y desarticulan las consideraciones binarias sobre el mismo y el otro. Hablamos de deconstrucción como forma de subvertir esos discursos binarios, como una especie de desobediencia civil, incluso de disidencia, porque como plantea Jacques Derrida, "la deconstrucción no consiste en pasar de un concepto a otro, sino en invertir y en desplazar un orden conceptual" (1971, 1989: 372). En este contexto más que referirnos a una tendencia multicultural que recupera lo exótico de las culturas, consideramos relevante el papel que ocupa la discontinuidad histórica en la construcción identitaria, las elecciones políticas y económicas que han tomado (y toman) las comunidades, los cambios que se han ido produciendo y las líneas de fuga que atraviesan a las sociedades considerándolas como rizomas. Por eso más que hablar de raíces y árboles, o de identidades de raíz única, nos interesa destacar los rizomas y los agenciamientos, las líneas de fuga que se desplazan por entre las grietas de las identidades y las alteridades, para desactivar esa lógica binaria de pensar. Como escribe Claire Parnet:

Porvenir y pasado no tienen mucho sentido, lo que cuenta es el devenir-presente: la geografía y no la historia, el medio y no el principio ni el final, la hierba que está en el medio y que crece por el medio y no los árboles que tienen copa y raíces. La hierba siempre está entre los adoquines. Pero el pensamiento es precisamente aplastado por esos adoquines que llamamos filosofía, por esas imágenes que lo ahogan y lo marchitan. 'Imágenes', en este caso, no se refiere a la ideología2, sino a toda una organización que obliga a que el pensamiento se ejerza de forma efectiva de acuerdo con las normas de un poder o de un orden establecidos; y aún más, que instala en él un aparato de poder, que lo erige en aparato de poder: la Ratio como tribunal, como Estado universal, como república de los espíritus (cuanto más sometidos estéis, más legisladores seréis, puesto que sólo estaréis sometidos...a la razón pura) (Deleuze y Parnet: 1977, 1997: 29).

La situación se complica aún más en una contemporaneidad donde las cartografías sociales las están dibujando nuevos procesos multiculturales, plurales e híbridos. Los intentos teóricos de que se transformen en interculturales pasan por el desarrollo de los dispositivos de comunicación. No obstante, en muchas de las propuestas teóricas que se formulan no se tienen en cuenta las violencias simbólicas, de acuerdo al concepto de Pierre Bourdieu, y reales que se están produciendo por las actuaciones de los medios de comunicación.

Por otra parte, las temporalidades han cambiado y el tiempo vacío y homogéneo con el que se construía el discurso esencialista de las identidades se ha diseminado en un amplio abanico de enunciados sobre la sexualidad, el feminismo, la raza, las organizaciones sociales. En ese contexto de tiempos y espacios plurales, híbridos, mestizos y rizomáticos, es que pretendemos ubicar el discurso de género en esta comunicación, no considerándolo como una esencia natural, sino una construcción enunciativa que disemina aún más el actual momento híbrido y mestizo de existencia.

Comenzamos ya con aclaraciones terminológicas, y de esa forma, hay que aclarar que la diseminación, es una dispersión radical, una dilapidación que estalla e impide que vuelva al padre, es decir, que el logos vuelva a algún origen. A través de la lógica del entre, la diseminación no trabaja sólo el horizonte semántico de las palabras, sino que hace proliferar lo seminal de su sentido en el juego de la sintaxis en la que él se inserta. Esa sintaxis es desordenada y a diferencia de lo semántico que "tiene como condición la estructura (lo diferencial), pero no es él mismo, estructural", lo seminal "se disemina sin haber sido nunca él mismo y sin regreso a sí". Su empeño en la división es decir en su multiplicación a pérdida y a muerte, lo constituye como tal, en proliferación viva (Derrida, 1969, 1975: 527). La diseminación es el germen de la dispersión...

(...) abre el camino a "la" simiente que no (se) produce, por consiguiente, que no se adelanta sino en plural. Plural singular que ningún origen singular habrá precedido jamás. Germinación, diseminación. No hay primera inseminación. La simiente, en primer lugar, es dispersada. La inseminación "primera" es diseminación. Huella, injerto, cuya huella se pierde (ibidem)

Por lo tanto cuando decimos que las identidades se diseminan estamos expresando que no hay vuelta al origen, a la raíz única, sea esta territorial o personal, sino que la multiplicación sigue líneas nómadas, móviles, contienen la flexibilidad de la construcción permanente. Una identidad -siguiendo a Derrida- dislocada, desplazada, enviada fuera de sí misma, es decir, diseminada (487).

Los medios de comunicación y sus enunciados performativos
En el caso que nos ocupa los medios de comunicación -desde los artefactos técnicos- construyen performativamente enunciados sobre el OTRO sin ningún correlato referencial. No obstante, y lo sostenemos como hipótesis, esos performativos se nos presentan como constatativos, es decir, construyen los hechos por la fuerza de la enunciación pero se presentan virtualmente como descripciones de hechos, como simple verdad que se opone a todas las falsedades sobre las cuales ellos nos alertan. Asimismo, y como segunda hipótesis, señalamos que el performativo es desbordado por el acontecimiento, el primero ya no puede contener la imprevisibilidad del segundo.

Pero vamos por parte y reflexionemos previamente sobre el contexto en este marco de diseminación. En la marca se injertan enunciados complicando la situación del contexto, que aunque siempre la relación marca-contexto sea compleja, en este caso se transforma al obtener el simulacro consistencia y materialidad en su propia inmaterialidad (lo que es una paradoja). Como señala Derrida: "la ausencia del referente es una posibilidad admitida con bastante facilidad hoy día" (1971, 1989: 359). Esa posibilidad no es sólo una eventualidad empírica, sino que construye la marca, "y la presencia eventual del referente en el momento en que es designado" (ibidem, 360).

Las huellas de la virtualidad o del simulacro mediático ya no sólo alejan el referente, como ocurre con cualquier escritura, sino que cambian los tiempos, o mejor dicho, los ritmos de la experiencia del tener-lugar, la materialidad institucional desde las que se construían los discursos. En ese sentido, de acuerdo a los discursos que construyen los medios de comunicación, la mujer agredida latinoamericana, la prostituta del Este o la fundamentalista musulmana que acepta sin reservas llevar burka, no son casos específicos y singulares sino marcas culturales que representan contextualmente a toda la cultura de referencia.

Hasta una intelectual mujer occidental, y subrayo esos rasgos, como es el caso de Oriana Fallaci, se sube al grupo de académicos e intelectuales que señalan la superioridad de Occidente sobre Oriente. Sin tener en cuenta que Oriente ha sido transformado por Occidente, "no dejándolo intacto, infiltrándose en él y envenenándole en su frase" (Derrida, 1969, 1975: 473). Sin embargo, esta actitud de intelectuales occidentales (orientalistas, podríamos llamarlos junto con Edward Said) que propagan discursos simplistas sobre el mundo musulmán no es nueva. Ya lo señalaba Edward Said en los años '70 en su obra Orientalismo, cuando denunciaba la actitud académica "hacia el oriente islámico", actitudes supuestamente eruditas que no hacían más que apoyar las caricaturas que se propagaban en la cultura popular (1978, 1990: 341). Como ejemplo se puede citar el caso de Giovanni Sartori, que con su tendencia a simplificar los hechos y aclarando que habla desde un punto de vista laico y en términos culturales lo que daría mayor respetabilidad a su discurso, dice que "la civilización occidental y el islam actual son fundamentalmente incompatibles, creo que es cierto y estoy dispuesto a defenderlo". Posteriormente señala:

(...) las dos cuestiones están en plantearse si los inmigrantes que llegan desde el sur a Italia y España son gentes fáciles de integrar y sobre todo si tienen voluntad de integrarse. Yo creo que no tienen ningún deseo de integrarse salvo excepciones. E incluso si desearan hacerlo serían los más difíciles de integrar, ya que su sistema de creencias y de valores difiere totalmente del nuestro (2001: 13)

Como señala Edward Said, Oriente se tornó inmediatamente accesible a un ciudadano occidental y, por lo tanto, se aproximó más a él y es ahora menos un mito. Sin embargo, aunque sea más conocido, no deja de ser un lugar cruzado por sórdidos intereses puramente materiales, bajo la influencia del petróleo, los grupos de presión sionistas que consolidan su control sobre el Cercano Oriente, o la hostilidad religiosa "acompañada de ignorancia" que desde hace mucho tiempo afecta todo lo relacionado con el Islam, "hostilidad que cada día asume formas diferentes" (Said, 2001: 2). Como escribe Said:

Un rápido repaso a esos 50 años ofrece pruebas espectaculares de que ni las actitudes desafiantes ni las actitudes sumisas de los árabes han servido para cambiar las ideas de EEUU sobre sus intereses en Oriente Próximo, un dominio regional cuyos dos principales aspectos siguen siendo el abastecimiento rápido y barato de petróleo y la protección de Israel (2002: 11).

Esos intelectuales que denuncian la violencia que sufre la mujer en Oriente (situación de violencia que es repudiable desde todo punto de vista), no denuncian de la misma forma la violencia física y simbólica que sufre la mujer en Occidente, profundizada cada día más por los discursos que se construyen desde los medios de comunicación (tanto los llamados informativos como los publicitarios)3. Asimismo no destacan que la mujer, sea en Oriente como en Occidente, sigue siendo el sector social que sufre más y, por otra parte, en el caso de la migración el sector menos protegido por parte de las legislaciones y de los discursos mediáticos. Por ello no es lo mismo ser un inmigrante hombre (que también padece mecanismos estructurales de violencia) o una mujer inmigrante, ya que esta última es mayor el grado de sufrimiento que padece, tanto si hablamos del punto de vista laboral como desde las relaciones sociales.

El performativo que se construye desde los medios de comunicación, no sólo hace "las cosas" mediante palabras, parafraseando a Austin, sino que se convierte en el acontecimiento, que a su vez generaliza y homogeneiza las culturas. Volvemos a ese tiempo homogéneo y vacío, a esa identidad de raíz única que no permite ver la complejidad rizomática de las identidades culturales. Esta reducción privilegia el contexto con centros de anclajes y no permite que el signo pueda ser injertado, citado, puesto entre comillas y, en el fondo, romper con todo contexto dado y "engendrar al infinito nuevos contextos, de manera absolutamente no saturable". Como escribe Derrida:

Esto no supone que la marca valga fuera de contexto, sino al contrario, que no hay más que contextos sin ningún centro de anclaje absoluto. Esta citacionalidad, esta duplicación o duplicidad, esta iterabilidad de la marca no es un accidente o una anomalía, es eso (normal/anormal) sin lo cual una marca no podría siquiera tener un funcionamiento llamado "normal" (1971, 1989: 362)

Una marca debe poder citarse y su origen perderse en el camino sin encontrarse su meta o destino, sino injertarse en líneas de fuga que se pierden cuando se encuentran con otras líneas. Hay que tener en cuenta que aunque el discurso de los medios de comunicación se construye sobre la dualidad de la verdad/falsedad, esos fetiches decía Austín, el performativo se construye sobre el valor de la fuerza y de la diferencia de la fuerza. "Así son las cosas y así se las hemos contado", decía un popular presentador de noticias. Su cuento era la verdad, aunque -jugando con las palabras- no fuera más que un cuento, un relato ficcional.

Para clarificar términos vale la pena recordar que Austin distinguió entre actos de habla constatativos, que son las afirmaciones clásicas concebidas en muchas ocasiones como verdaderas o falsas de los hechos, y actos de habla performativos4, que son los que nos permiten hacer algo por medio de la palabra misma. Los performativos producen o transforman una situación determinada. Por otra parte hay que considerar -más si se analiza el discurso de los medios de comunicación desde los actos de habla performativos- que las nociones de Austin de ilocución o perlocución no designan el transporte o el paso de un contenido de sentido, es decir de la comunicación, sino la comunicación de un movimiento original, una operación y producción de un efecto. Como señala Derrida:

Comunicar, en el caso del performativo, si algo semejante existe con todo rigor y en puridad (...) sería comunicar una fuerza por el impulso de una marca" (1971, 1989: 362). Por otra parte, a diferencia del enunciado constatativo, el performativo no tiene su referente fuera de él, antes o frente a él, no describe algo que exista fuera del lenguaje o ante él, sino que produce o transforma una situación, y si -como recuerda Derrida- "se puede decir que un enunciado constatativo efectúa también algo y transforma siempre una situación, no se puede decir que esto constituya su estructura interna, su función o su destino manifiestos como en el caso del performativo(363).


Un aspecto de relevancia que hay que tener en cuenta -si se analiza en el marco de la comunicación y teniendo en cuenta las hipótesis planteadas- es que el performativo es comunicación de un sentido intencional, incluso si este sentido no tiene referente en la forma de una cosa o de un estado de cosas anterior o exterior.

Esta presencia consciente de los locutores o receptores que participan en la realización de un performativo, su presencia consciente e intencional en la totalidad de la operación implica teleológicamente que ningún resto escapa a la totalización presente. Ningún resto, ni en la definición de las convenciones exigidas ni en el contexto interno y lingüístico, ni en la forma gramatical ni en la determinación semántica de las palabras empleadas; ningún polisemia irreductible, es decir, ninguna "diseminación" que escape al horizonte de la unidad del sentido (364).

Pero vamos a complicar un poco la situación. Si el performativo se formula conscientemente, según la exposición de Austin, no podría ser sorprendido por un acontecimiento, es decir, el acontecimiento que se formula por el performativo debe ser intencionada y conscientemente formulado. En la segunda conferencia que se publica en Cómo hacer cosas con palabras (traducción del texto inglés How to do things with words) señala los posibles fracasos o desgracias de la enunciación performativa, que serían: 1) procedimiento convencional: "tiene que haber un procedimiento convencional aceptado, que posea cierto efecto convencional; dicho procedimiento debe incluir la emisión de ciertas palabras por parte de ciertas personas en ciertas circunstancias"; 2) la corrección: "en un caso dado, las personas y circunstancias particulares deben ser las apropiadas para recurrir al procedimiento particular que se emplea"; 3) integralmente: "el procedimiento debe llevarse a cabo por todos los participantes en forma correcta" y "en todos los casos"; 4) "en aquellos casos en que, como sucede a menudo, el procedimiento requiere que quienes lo usan tengan ciertos pensamientos o sentimientos, o está dirigido a que sobrevenga cierta conducta correspondiente de algún participante, entonces quien participa en él y recurre así al procedimiento debe tener en los hechos tales pensamientos o sentimientos, o los participantes deben estar animados por el propósito de conducirse de la manera adecuada" y 5) "los participantes tienen que comportarse efectivamente así en su oportunidad" (Austin: 1962, 1990: 56). En resumen: la intención es el centro organizador y, por lo tanto, la posibilidad de lo negativo es estructural pero es excluida como riesgo accidental. Se excluye la sorpresa, lo parasitario, como por ejemplo la cita, el paréntesis, el margen. Lo que no tuvo en cuenta Austin es que la producción de acontecimientos, aún más en el actual dominio de lo mediático, en muchas ocasiones, no puede ser previsible, formularse intencionada y conscientemente. Sino tengamos en cuenta los hechos del 11 de septiembre y el atentado a las torres gemelas, ¿qué performativo podía prever esos acontecimientos?

Al dejar fuera la cita, como elemento parasitario, y considerarla como lo "no serio", "lo impuro", Austin no tuvo en consideración que sin la citacionalidad (utilizando el término de Derrida), es decir, "lo impuro", no hay posibilidad de que exista un performativo exitoso, porque -como muy bien lo analizó Derrida- "un performativo con éxito es forzosamente un performativo 'impuro'" (1971, 1989: 367). Un enunciado performativo debe ser iterable, repetible, debe poder de alguna manera ser identificado como "cita", más en un medio de comunicación donde la iterabilidad es una de las características sobresalientes de su marco discursivo.

(...) esta pureza relativa (de los performativos) no se levanta contra la citacionalidad o la iterabilidad, sino contra otras especies de iteración en el interior de una iterabilidad general que produce una fractura en la pureza pretendidamente rigurosa de todo acontecimiento de discurso o de todo speech act. Es preciso, pues, no tanto oponer la citación o la iteración a la no iteración de un acontecimiento sino construir una tipología diferencial de formas de iteración (...) En esta tipología, la categoría de intención no desaparecerá, tendrá su lugar, pero, desde este lugar, no podrá ya gobernar toda la escena y todo el sistema de la enunciación (ibidem, 368).

Se tratará fundamentalmente de diferentes tipos de marcas o de cadenas de marcas iterables y no de una oposición entre enunciados citables, por una parte, enunciados-acontecimientos singulares y originales, por otra. "La primera consecuencia será la siguiente: dada esta estructura de iteración, la intención que anima la iteración no estará nunca presente totalmente a sí misma y a su contenido" (ibidem). La iteración que la estructura introduce a priori es una rotura esencial. Por lo tanto lo considerado "no serio" ya no podrá ser excluido, como lo deseaba Austin, del lenguaje "ordinario".

Para Jacques Derrida el espacio general de su posibilidad (es decir el espaciamiento como disrupción de la presencia en la marcha, la tele-comunicación por ejemplo) no puede ser excluido, aunque se oponga término a término a los efectos de la conciencia, del habla (como oposición a la escritura o a lo que nosotros llamamos técnica), porque "no hay ningún efecto de performativo, ningún efecto de lenguaje ordinario, ningún efecto de presencia y de acontecimiento discursivo" (369) que excluya ese espacio general de posibilidad. En definitiva, la discusión se plantea entre la presencia (habla) y la ausencia (tele-técnica), aunque hay que tener en cuenta que donde hay ausencia o mejor dicho no-presencia, están las huellas de lo que estuvo presente en un estado pasado.

La paradoja actual -si consideramos la dualidad presencia-ausencia (no presencia)- es que si ese acontecimiento debe tener lugar por definición, hoy día ese lugar ha sido dislocado, el tener lugar es cada día más una virtualidad, un no lugar, un espacio general de posibilidad, o un como si, según la consideración de la virtualidad de Derrida.

Por lo tanto -como proponíamos como hipótesis- el acontecimiento sorprende al performativo, si estoy preparado o soy conciente de la presencia de ese enunciado, no hay sorpresa, imprevisibilidad. Lo único que puede ocurrir es lo imposible, por lo tanto, la fuerza del acontecimiento es siempre más fuerte que la del performativo. "(...) ante el/lo otro que llega y me ocurre, toda fuerza performativa queda desbordada, excedida, expuesta" (2001, 2002: 75).

La fuerza de la distinción entre performativo-constatativo, acontecimiento (tener lugar)-virtualidad (huella), en el análisis de los discursos que los medios de comunicación construyen sobre las alteridades (en el caso multicultural de la mujer-migrante), nos alertan sobre la posibilidad de un dominio técnico que produce los acontecimientos, que etnocéntricamente reducen la compleja relación entre culturas a titulares, confunde los contextos con las singularidades, y nos plantean que son enunciados sobre la verdad y la falsedad (constatativo) cuando no son más que fuerzas enunciativas de acontecimientos que sorprenden a los propios performativos.
Cito como ejemplo el siguiente texto de Said:

En el cine y en la televisión, el árabe se asocia con la lascivia o con una deshonestidad sanguinaria. Aparece como un degenerado hipersexual, bastante capaz, es cierto, de tramar intrigas tortuosas, pero esencialmente sádico, traidor y vil. Comerciante de esclavos, camellero, traficante, canalla subido de tono; estos son algunos de los papeles tradicionales que los árabes desempeñan en el cine (1978, 1990: 338).

Con referencia al performativo, si como plantea Derrida, es superado por el acontecimiento (sea en formato noticias, publicidad o espectáculo banalizado), éste, a su vez, en los discursos de los medios de comunicación se encuentra impotente frente a la técnica (lo que reduce en parte el poder que le otorga el filósofo francés). Quiero decir que en la televisión, quizás actualmente el medio por excelencia, el acontecimiento es la técnica misma, el ojo que nos ve o la máquina de visión, como diría Virilio, porque -como escribía el pintor Paul Klee, "ahora los objetos nos perciben". Cito a Virilio:

En efecto, hoy no se puede hablar del desarrollo de lo audiovisual sin interpelar igualmente ese desarrollo de la imaginería virtual y su influencia sobre los comportamientos, o más aún, sin anunciar también esta nueva industrialización de la visión, la expansión de un auténtico mercado de la percepción sintética, con lo que eso supone de cuestiones éticas, y no solamente las de control y vigilancia con el delirio de la persecución que supone eso, sino sobre todo la cuestión filosófica de ese desdoblamiento del punto de vista, esa división de la percepción del entorno entre lo animado, el sujeto vivo, y lo inanimado, el objeto, la máquina de visión (1998: 78).

Desde el punto de vista del control social, el tener-lugar inherente al acontecimiento y, por extensión, al performativo (que tiene lugar en la conciencia y en la intencionalidad del hecho enunciado), es el descrito por Gilles Deleuze, siguiendo a Burroughts.

Si como señala Gilles Deleuze:

Encuestas recientes revelan que uno de los espectáculos más apreciados es hoy la asistencia, en el plató, a un programa televisivo: no se trata ya de belleza ni de pensamiento, sino de entrar en contacto con la técnica, de tocar la técnica (...) la continuidad mediante la cual el arte embellecía y espiritualizaba la naturaleza, y después rivalizaba con ella, se ha convertido en inserción televisiva. La visita a la fábrica, con su severa disciplina, se ha convertido en el espectáculo ideal (¿cómo se fábrica un programa?), y lo enriquecedor en el valor estético supremo ("fue una experiencia tan enriquecedora..."). La enciclopedia del mundo y la pedagogía de la percepción han dejado su lugar a la formación profesional del ojo, un mundo de controladores y controlados que comulgan en su admiración por la técnica, por la mera técnica. Lentillas por todas partes. Este es el punto en el que su optimismo crítico se convierte en pesimismo crítico (1990, 1996: 119).

Y es bueno aclarar que no nos encontramos en un mundo de ciencia ficción (¿o si?) porque fueron difundidos por todos los medios, los nuevos mecanismos de control que se están utilizando en Inglaterra, donde los propios padres les colocan los chip ha sus hijos para vigilarlos constantemente. Siguiendo con la televisión, hay que tener en cuenta, que no se ha buscado su especificidad en una función estética, sino en una función social, de control y poder.

Como conclusiones primarias podemos considerar: 1) frente a una diseminación de las identidades, en el contexto de las que se ubican las identidades de género, los tele-medios de comunicación reducen los contextos culturales singularizándolos, mostrando una particularidad como la esencia natural de toda una cultura. 2) Frente a las actuales identidades rizomáticas los medios de comunicación reducen la construcción identitaria a una identidad de raíz única. 3) Los contextos, se convierten en lo mediático, en centros de anclaje sin movilidad, ya que es descartada la citacionalidad, la iterabilidad que desarticula cualquier pretensión de centralidad. 4) En ese contexto la performatividad, que conceptualmente produce los acontecimientos pero que paradójicamente es superada por los mismos, se reduce a un control enunciativo técnico, a una máquina de visión, buscando su especificidad no en una función estética, sino en una función social, de control y poder. En este contexto es que tenemos que estar alerta sobre el discurso de género que se construye en lo mediático.


Notas:

1Édouard Glissant sostiene la tesis siguiente: "(...) el mundo se criolliza o, lo que es lo mismo, (...) las culturas del mundo, en contacto instantáneo y absolutamente conscientes, se alteran mutuamente por medio de intercambios, de colisiones irremisibles y de guerras sin piedad, pero también por medio de progresos de conciencia y de esperanza que autorizan a afirmar -sin que uno sea un utópico o, más bien, admitiendo serlo- que las distintas humanidades actuales se despojan con dificultad de aquello en lo que han insistido desde antiguo, a saber: el hecho de que la identidad de un individuo no tiene vigencia ni reconocimiento salvo que sea exclusiva respecto de la de todos los demás individuos (1996, 2002: 17-18).
2
Recordamos junto con Deleuze y Guattari que la noología no debe confundirse con la ideología, la primera estudia las imágenes del pensamiento y su historicidad. Ver de los autores mencionados Mil mesetas, capitalismo y esquizofrenia (1980, 2000) y de Deleuze y Parnet Diálogos (1977, 1997).
3
Por citar algunos ejemplos mencionamos: las denuncias no comprobadas y consideradas falsas por los juzgados que realizó en Crónicas marcianas Carmina Ordóñez, la falta de seriedad con que ha sido tratado ese tema en ese mismo programa, la publicidad de Coca Cola sobre el campeonato de fútbol infantil donde un niño juega con muñecas y una niña a la pelota, pero finalmente en la publicidad se observa como el niño patea las cabezas de la muñecas a un estante donde tiene atesoradas todas las cabezas, la violencia con que son tratadas las mujeres en los programas rosas que han ocupado casi todas las pantallas televisivas, como fue tratado en los informativos el caso Nevenka Fernández, acosada sexualmente por un alcalde del Partido Popular.
4
Performative fue traducido al español como realizativo, son neologismos derivados de realizar. Perfomativo viene del inglés to perform.


Referencias bibliográficas :

AUSTIN (1962) Cómo hacer las cosas con palabras. Barcelona, Paidós. 1990
DELEUZE, Gilles (1990): Conversaciones. Valencia, Pre-textos. 1996.
DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix (1980): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-textos, 2000.
DELEUZE, Gilles y PARNET, Claire (1977) Diálogos. Valencia, Pretextos, 1997.
DERRIDA, Jacques (1969) "La diseminación", en (1972) La diseminación. Madrid, Fundamentos. 1975.
(1971) "Firma, acontecimiento, contexto" en Márgenes de la filosofía. Madrid, Cátedra. 1989.
(2001): Universidad sin condición. Madrid, Trotta, 2002.
GLISSANT, Édouard (1996): Introducción a una poética de lo diverso. Barcelona, Ediciones del Bronce, 2002.
SAID, Edward (1978) Orientalismo. Madrid, Libertarias/Prodhufi, SA, 1990.
(2001) "Tiempo para la honestidad intelectual", Brecha. 27 de setiembre de 2001. Montevideo.
(2002) "EEUU y los árabes", El País. Miércoles 24 de julio de 2002. Madrid.
TERTSCH, Hermann (2001) "Entrevista a Giovanni Sartori: La inmigración sin límites es una amenaza", Domingo. El País, 8 de abril de 2001.
VIRILIO, Paul: (1995) La velocidad de liberación. Buenos Aires, Manantial, 1997.
(1998): La máquina de visión. Madrid, Cátedra
(1999) La bomba informática. Madrid, Cátedra


Lic. Víctor Manuel Silva Echeto
Grupo de investigación: Escrituras y escritoras Universidad de Sevilla, España y Universidad de la República,Uruguay.