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Agosto - Septiembre 2003

 

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Comunicación Productiva:
Un Nuevo Enfoque Teórico
 

Por Abraham Nosnik
Número 34

Presentación
Antes que nada y primero que todo quiero agradecer a nuestros anfitriones, las autoridades de la Pontificia Universidad Javeriana (institución hermana de mi Alma Mater, la Universidad Iberoamericana) y los organizadores de este Congreso Internacional, colegas maestros investigadores y alumnos y alumnas de la Facultad de Comunicación y Lenguaje y de la Especialización en Comunicación Organizacional.

He recibido el gran honor de ser invitado a hablar de una i dea de comunicación que puede resultar curiosa y en el mejor de los casos, útil para seguir sirviendo al mundo y a la Humanidad con información. No exagero al afirmar lo anterior porque creo que una forma de entender la Comunicación Productiva es el estudio y el uso tanto de la información como de la retroalimentación para mejorar el mundo y "todo lo que está en él"1, como Alexander Graham-Bell se refiriera, en 1914, a la misión de la National Geographic Society cuya revista y canal de televisión seguramente hemos leído y visto, respectivamente, con gran admiración la mayoría de los que hoy nos congregamos aquí para descubrir y compartir nuevas verdades acerca de la comunicación.

Agradezco, pues, a todos Ustedes su amable invitaci ón y la oportunidad de aprender y dejarme sorprender acerca del tema que es nuestra vocación y parte importante de nuestro estilo de vida.

Un poco de historia
Hace casi ocho años tuve la osadía, como la tengo el día de hoy, de presentarme frente a mis colegas y estudiosos y estudiantes de la comunicación, en general, y de la comunicación organizacional, específicamente, y afirmar que, desde mi punto de vista, nos encontramos "atrapados" o "estancados" en la Teoría de la Comunicación en el concepto y la práctica de la retroalimentación. Creo que este es un atrevimiento. Creo también que la anterior observación, respecto de nuestro estancamiento teórico, es cierta. Parto, pues, de
la siguiente hipótesis para defender la existencia de algo que, por carecer de mejor nombre, he identificado desde un principio como Comunicación Productiva. (Nosnik, 1996)

La hipótesis es la siguiente: la Teoría de la Comunicación, como hasta ahora la conocemos y hemos estudiado, ha consistido en el análisis de la información y de los diálogos que se pueden generar, construir, establecer o producir gracias a dicha información. Sin embargo, el no ir más allá de la retroalimentación ha limitado nuestro entendimiento del propio proceso de la comunicación.

Para defender mi derecho a presentar esta hipótesis ante Ustedes y mostrar algunos de los hallazgos que en estos ocho años, auxiliado por mis alumnos y alumnas, he podido identificar para someterlos a la consideración de Ustedes, echaré mano, en esta presentación de tres ejes conceptuales: la Teoría del Lenguaje de Charles W. Morris; la Teoría de la Comunicación y los tres procesos fundamentales de la información, todo ello con base en mi óptica, mi entendimiento y por supuesto, mis propios sesgos.

Fundamentos y perspectivas de la Comunicación Productiva
Hace un par de semanas le í en una revista muy popular de circulación mundial el siguiente proverbio de origen africano (según consignaba la propia publicación): "Las varas unidas son invencibles, pero las varas aisladas las rompe hasta un niño" (en su original en inglés, el texto decía: "Sticks in a bundle are unbreakable, but sticks alone can be broken by a child")2. De inmediato mi mente captó que dicho refrán es, al mismo tiempo, una versión sintética y una imagen sugerente de la función y posibilidad de existencia de la Comunicación Productiva. Comunicación Productiva es, pues, el estudio de cómo individuos y colectivos se unen gracias a la información y al diálogo (información más retroalimentación) para inventarse y conquistar sus propias utopías.

La información y el diálogo por separado son de por sí importantes y harto complejos de lograr cuando se busca calidad y excelencia en cada uno de estos procesos, pero la unión de la información y la retroalimentación para servir a un conjunto de individuos unidos a su vez para servir un fin superior que rebasa sus necesidades e intereses individuales, obliga a la difusión de la información y a los mecanismos de retroalimentación a trabajar a su máxima capacidad para lograr, en el mejor de los casos, la calidad de vida a la que ese grupo humano aspira.

Si lo anterior resulta aceptable, debemos estudiar y destacar los ámbitos donde sucede la comunicación y observar si ésta cumple con el papel de facilitar que un grupo humano, o varios al mismo tiempo, puedan llegar a fines que generen beneficios para quienes dieron lo mejor de sí mismos para crear un bienestar común que incluya también la satisfacción de necesidades e intereses individuales, válidos y legítimos para el resto de la comunidad.

Si mi observación acerca de la historia de la productividad intelectual de nuestro campo (la comunicación) y nuestra especialidad (la comunicación organizacional) es justa y objetiao, hemos avanzado sólo las dos terceras partes de lo que potencialmente podemos avanzar.

Para mostrar por qué hablo del avance teórico en los términos anteriores (un avance de las dos terceras partes de un camino posible) me auxilio, como ya lo advertí hace un momento, de tres ejes teóricos: la Teoría del Lenguaje de Charles W. Morris, la Teoría de la Comunicación y los tres procesos fundamentales de la información.

Lenguajes, interpretaciones y contextos
En su obra acerca de la naturaleza del lenguaje enfocada al estudio de los signos, Charles W. Morris (Morris, 1985) afirma que su visión consta de tres principales ámbitos: la sintaxis, la semántica y la pragmática.

Como la gran mayoría de nosotros sabemos, la sintaxis se refiere al uso de los signos entre sí. No es cualquier uso, es el uso correcto de un conjunto de signos, o lenguaje, que expresa de forma clara ideas o pensamientos. De tal manera que la sintáxis no es otra cosa que el dominio de la gramática de los diferentes lenguajes que utilizamos para expresar claramente lo que queremos comunicar acerca del mundo y, de nuevo con Graham-Bell, todo lo que éste contiene, incluidos nosotros mismos.

También sabemos que existen diferentes tipos de lenguajes: los llamados "naturales" como el español, inglés, francés, ruso, etc. Los que representan realidades tan abstractas como la matemática y la lógica. Y finalmente, los que permiten expresarse por medio de la tecnología (lenguaje periodístico; lenguaje radiofónico, lenguaje televisivo, cinematográfico, etc.) y aquéllos que posibilitan que la tecnología se active y funcione: el llamado "software" o programas de computación cuya base la constituyen los "lenguajes de programación".

Últimamente asistimos a una combinación curiosa de tecnologías y lenguajes que utilizamos para lograr diversas sinergias informativas en la llamada "supercarretera de la información" que echa mano de las ventajas de colaboración entre las telecomunicaciones, la informática (la industria de la computación) y los propios medios de comunicación social. Así logramos estar interconectados con capacidades de "ubicuidad" (ser localizados en prácticamente todos lados gracias a la tecnología satelital), "automatización" (sustitución del trabajo humano por aquél de la máquina, en este caso la computadora) y a tener acceso a una diversidad casi infinita de "contenidos" (la programación de los medios de comunicación social), y todas las combinaciones posibles, por ejemplo: escuchar un programa de radio al verlo en la Internet.

Es evidente el desarrollo y la diversidad de los lenguajes humanos y artificiales (creados por los propios humanos). Sin embargo, la sintáxis sigue siendo la sintáxis: el dominio de una gramática para la expresión correcta, y por tanto clara, de ideas y pensamientos.

Alguna vez, revisando una carpeta de materiales de un curso de redacción para ejecutivos, encontré la clave funcional de la gramática. Se decía en el mencionado material didáctico que la "gramática" es el conjunto de reglas para expresar claramente nuestras ideas. La sintaxis, por tanto, es el conjunto de reglas de expresión clara de un lenguaje, de cualquier lenguaje, de todo lenguaje.

La semántica estudia el problema central de la comunicación, el problema que hace posible que haya estudiosos interesados en ella y congresos para intercambiar ideas al respecto. La semántica estudia la interpretación que uno o más individuos damos a lo que otro u otros individuos intentaron comunicar por medio del mensaje transmitido (organizado sintácticamente con diferentes grados de maestría o perfección).

La interpretación, como ya muchos lo saben, contiene dos semillas importantes. La semilla de la posibilidad del diálogo que
nombramos "significado denotativo". Encontramos también la semilla del enriquecimiento y la destrucción del diálogo que nombramos "significado connotativo". El significado denotativo es una convención social acerca de las palabras y su significado, sus referentes. El significado connotativo es la experiencia personal y por lo tanto, la diversidad de implicaciones, en cuanto a las palabras y su significado, sus referentes. Por ejemplo, cuando yo digo "perro" la gran mayoría de Ustedes quizá haya imaginado a un animal con ciertas características universales que nos refieren a cierto tipo de criatura y no a otra. Si yo incluso pregunto "¿de qué raza fue el perro que Usted imaginó?" la gran mayoría nombrará razas de perro conocidas como "pastor alemán", "boxer", "dálmata", etc. El hecho de que todos (suponiendo que así sucedió) pensáramos en un mismo tipo de animal al escuchar la palabra "perro" pero imagináramos
cada quien diferentes razas, establece los dos extremos de la naturaleza del proceso de comunicación: por un lado, imposible
comunicarse con cien por ciento de efectividad y por otro, imposible no comunicarse del todo.

En ocasiones anteriores (ver por ejemplo, Nosnik, 2000: 153 ) me he referido a la paradoja de origen de la comunicación humana que de forma sintética he expresado así: "la intención no corresponde al efecto". Esto quiere decir que lo que yo intento comunicarles como emisor nunca corresponderá perfectamente a mi idea tal y como la he pensado, y el efecto que el mensaje que yo les pueda transmitir, a su vez, tendrá una dinámica de interpretación que está fuera de mi control. De hecho, y en cierta medida, también está fuera de su propio control como receptores pues nunca sabemos perfectamente cómo reaccionaremos ante una información que recibimos. Sin embargo, a pesar de que la intención del emisor no es perfectamente igual al efecto causado en el receptor, podemos
aprender muchas cosas acerca de nuestra capacidad de comunicar, es decir, de informar a los demás y de informarnos con base en la retroalimentación de los demás, a partir, precisamente, de esta situación desigual. Aún más, si no existiera diferencia entre la intención del emisor y el efecto en
el receptor la comunicación simplemente no tendría sentido pues la retroalimentación sale sobrando: no habría nada que el emisor
debiera controlar, verificar y en su caso, modificar para que su propósito se cumpla en términos del entendimiento, actitudes y
comportamiento del receptor.

La paradoja pues consiste en que aspiramos a que nuestra co municación con los demás se perfeccione de tal modo que, cada vez y en forma progresiva, nuestras intenciones como emisores sean más similares a los efectos que causamos con nuestra información en los receptores. Sin embargo, es la desigualdad o los efectos diferenciales causados en los receptores por nuestras informaciones como emisores los que, de hecho, nos hacen avanzar en nuestro conocimiento acerca de la naturaleza de la comunicación humana.

La pragmática de la comunicación se refiere, como muchos de Ustedes lo saben ya, al estudio del impacto de la actividad simbólica en la conducta humana como también a la conducta humana como actividad simbólica o mensaje. Es decir, la pragmática existe tanto como un acompañamiento del lenguaje verbal como un lenguaje en sí mismo que llamamos "no verbal".

Es cuando el lenguaje no verbal acompaña y complementa al verbal cuando el problema del contexto o la metacomunicación surge.

Este problema nos remite a un elemento más: la coherencia o contradicción que existe entre lo comunicado verbalmente y lo que los individuos comunicamos de forma corporal, actitudinal, gestual, conductual.

La pragmática, pues, nos ubica en el contexto o ambiente donde se intercambian mensajes, donde sucede la comunicación. La relación entre el proceso de comunicación y el contexto donde ésta sucede es de primera importancia para entender más profundamente la naturaleza de la información y de los diálogos que construimos a partir de ella. Baste decir por ahora que lo coherente o contradictoria que resulta una comunicación con su contexto es tan importante como nuestra calidad expresiva al utilizar un lenguaje (sintaxis) y la interpretación de los mensajes que recibimos y que establece la similitud y la diferencia con la intención de quien emitió y nos dirigió tales mensajes (semántica).

Las teorías de la Teoría de la Comunicación.
Desde mi punto de vista, son tres las teor ías que forman la Teoría de la Comunicación: la Teoría de la Información, la Teoría de las Redes y la Teoría de las Innovaciones.

La Teoría de la Información estudia las condiciones de estructuración e inteligibilidad de los mensajes. Coincide en sus propósitos de manera importante con la sintaxis, pues para poder estructurar y hacer inteligibles (comprensibles) los mensajes requerimos de dominar a tal punto un lenguaje que su uso sea correcto gramaticalmente y por ello comunique con claridad lo que intenta comunicar (mensajes).

Una distinción importante que debe hacerse en este contexto de discusión es aquélla entre datos e información. Según Ackoff
(2002:175) "(L)os datos son símbolos que representan las propiedades de objetos y eventos. La información se compone de datos procesados, donde el procesamiento está dirigido a aumentar la utilidad de los datos". Dicho de otra manera, los datos nos comunican eventos aislados y la información nos indica su utilidad al organizarlos en un patrón coherente que nos ayuda a tomar decisiones o resolver problemas. "Al igual que los datos", continúa Ackoff, "la información también representa las propiedades de los objetos y eventos, pero lo hace de manera más compacta y útil que los datos. La distinción entre datos e información es funcional, no estructural". Y agrega: "La información se encuentra contenida en descripciones, es decir, las respuestas a preguntas que empiezan con palabras tales como quién, qué, cuándo, dónde y cuántos". (Ackoff, 2002:176)

La Teoría de la Información, pues, consiste en el conjunto de conceptualizaciones que nos permiten asegurar la calidad del insumo de la comunicación: la información. Casi todos sabemos desde nuestras primeras clases y cursos que la información no es comunicación y que la comunicación requiere de la información, sin embargo, a pesar de que casi todos comprendemos la naturaleza de esta diferencia, en ocasiones, y en especial en el mundo práctico, olvidamos los estándares de calidad que deben acompañar a la información para cumplir los objetivos del proceso de la comunicación.

Por Teoría de Redes entenderé el estudio del espacio donde circula la información para que cuando menos un emisor y un receptor puedan establecer un diálogo, es decir, un intercambio de mensajes que, en cada ciclo de dicho intercambio, se genere valor informativo. El valor informativo está en función de los objetivos tanto del emisor como del receptor, en función de la influencia que quieren ejercer, respectivamente, sobre el receptor (en el caso del emisor) y sobre el emisor (en el caso del receptor). Los objetivos de un proceso de comunicación pueden ser múltiples y variados, y además pueden buscarse simultáneamente.

Se implica de lo anterior, que para que los datos se transf ormen en información y la información sirva a la comunicación como insumo, deben existir seres inteligentes que puedan pensar objetivos y apreciar por el cumplimiento e incumplimiento de los mismos, lo valioso, o poco valioso, que resultan los datos que forman la información y la información que se intercambia entre emisores y receptores, y viceversa.

Si lo anterior se considera cierto y razonable, existe una implicación más: así como los datos aumentan su utilidad cuando forman parte de la información, así la información aumenta su utilidad al ser parte de un proceso que busca cumplir con una serie de objetivos que llamamos "comunicación". Además, sin referencia a una serie de objetivos de comunicación la información pierde valor así como los datos pierden valor informativo en ausencia de una decisión que tomar o un problema a resolver.

Todo esto nos remite a los conceptos de eficacia y eficiencia. La eficacia se refiere a la forma en que como seres inteligentes nos adaptamos, al igual que todas las demás especies vivas, a un medio ambiente. Los objetivos y metas que definimos para ello nos facilitan esta labor. El carecer de objetivos y metas claras nos dificultan nuestra tarea. Por lo tanto, la eficacia es parte de nuestra lucha por sobrevivir y consiste en el impacto que causamos en el medio ambiente por medio de nuestras metas y objetivos. La eficiencia es el costo en recursos que debemos enfrentar por cumplir nuestros objetivos y metas que buscan facilitarnos nuestra sobrevivencia. Por lo tanto, la eficiencia sirve a la eficacia y la eficacia guía u orienta a la eficiencia. Los datos son un recurso de la información como la información es un recurso de la comunicación. Dependiendo de los objetivos y metas de comunicación que nos hayamos puesto, y de su nivel de cumplimiento, los datos y la información adquieren su valor.

De todo esto podemos ofrecer una generalización conceptual que puede resultar útil en función de nuestro interés en comunicación: la variable o proceso más general permite asignar valor y evaluar la variable o proceso menos general. Por ejemplo, y como lo hemos visto a lo largo de la última parte de la exposición: la variable más general "información" asigna el valor y evalúa la utilidad de la variable más específica "dato", al igual que el proceso más general "comunicación" asigna el valor y evalúa la utilidad de la variable "información". Este principio de asignación de valor y utilidad en las variables involucradas en la información y comunicación resultará muy importante para comprender, y en su caso debatir, la existencia y aportación de la Comunicación Productiva.

Si el "Principio de valor y utilidad" planteado hace unos m omentos lo exponemos en términos de planeación de los procesos de información y comunicación resulta que nos encontramos con el tema de la calidad en el siguiente sentido: para planear la información y comunicación que requerimos también debemos identificar la calidad de los insumos de tal suerte que dichos insumos más nuestra capacidad de aplicarlos a metas y objetivos, resultan en la información y comunicación que deseamos desde un inicio. La implicación de todo esto es que las metas y objetivos de comunicación determinan la calidad de la información. No existe calidad en la información
independientemente de los objetivos y metas contenidos en un proceso de comunicación.

La Teoría de las Redes, pues, establece tanto la conceptualización del espacio como el número de emisores y receptores que intercambiaron, intercambian o intercambiarán en un futuro información. A la descripción específica y acotada de qué emisores intercambian información con qué receptores, y viceversa, le llamamos comúnmente "proceso de la comunicación".

Así como la Teoría de la Información coincide de forma importante con la sintaxis en el esquema de Morris, la semántica, en este mismo esquema, coincide con la Teoría de Redes. No puede existir una red sin un receptor que reciba un mensaje de un emisor, lo interprete y evidencie el efecto de dicho mensaje sobre sí mismo además del grado de acuerdo y desacuerdo con el propio mensaje de su emisor.

Por lo tanto, sintaxis es a Teoría de la Información como semántica es a Teoría de las Redes. Además, la sintaxis es a la semántica, como la información es a la red. Así el valor y la utilidad de uso de un lenguaje depende de la capacidad de interpretación de los interactuantes, en especial de quien tiene menor capacidad de abstracción y conceptualización.

¿Tecnologías de información o de comunicación?
Uno de los debates más importantes en comunicación es si las tecnologías que sirven de infraestructura para difundir la información en sociedad son también tecnologías de comunicación.

Una implicación de los puntos expuestos hasta ahora es que no existen tecnologías de comunicación, las tecnologías, todas ellas, son necesariamente de información. ¿Por qué? Para que una tecnología fuese de comunicación debería ser capaz de generar metas y objetivos de intercambio de información con otras tecnologías y/o seres humanos, además de ser capaz de interpretar los mensajes que otras tecnologías y/o seres humanos le enviasen y poder expresar su acuerdo y desacuerdo respecto del contenido de los mensajes recibidos.

Desde mi particular punto de vista, la contribución de la tecnología es a la eficiencia del proceso de comunicación no a su eficacia. Es decir, la tecnología es un insumo y/o recurso para que se dé la comunicación, sin embargo, la tecnología por sí misma no puede sustituir al ser humano, por lo menos hasta ahora, en la definición de metas y objetivos de comunicación y en la libertad de ejercer su capacidad para interpretar los mensajes recibidos con base en su experiencia y aspiraciones.

Por Teoría de la Innovación entiendo el esfuerzo conceptual por comprender y explicar el cambio en un contexto, ambiente o sistema.

Con base en los objetivos y metas y los recursos disponibles de un sistema se da el valor y la utilidad del cambio o cambios que se indujeron al mismo.

Encontramos en esta definici ón la aplicación del principio de valor y utilidad mencionado líneas arriba. La relación del cambio respecto del sistema donde ocurre es la misma descrita con referencia al dato respecto de la información y de ésta respecto de la comunicación. Quizá se intuya entonces que la calidad del proceso de la comunicación depende de los objetivos y metas del sistema donde ocurre.

Cuando hablo de sistemas me refiero m ás específicamente a los ambientes y contextos que el ser humano crea artificialmente para lograr sobrevivir y trascender en convivencia con otros seres humanos. Es decir, por una parte el ser humano se une a otros individuos de su especie para satisfacer diversos tipos de necesidades de supervivencia que solo sería más difícil o casi imposible llevarlo a cabo, y además, también llevar a cabo tareas o actividades que apelan más a su espiritualidad e identificación con el cosmos.

De tal manera que nos encontramos con el ámbito que, en el inicio de mi presentación, identifiqué como un tercer tramo que nos falta explorar más aun para entender mejor la naturaleza de la comunicación.

La Comunicación Productiva inició como una inquietud y una curiosidad al observar que los procesos de calidad en las organizaciones son, en cierto sentido, procesos de comunicación a la inversa: no inician con lo que el emisor quiere informar a su receptor sino con la inquietud de un emisor (llamado "proveedor" en este tipo de metodologías) por saber qué es lo que el receptor requiere de él para poder cumplir con sus metas y objetivos productivos. La calidad demandada por el receptor depende, a su vez, de lo que la organización como un todo busca, y lo que busca dicha organización depende, una vez más, de lo que la sociedad donde opera considera bueno y aceptable como contribución, insumo o alimento a la misma.

De tal forma, tenemos que la Comunicación Productiva consiste en situar al proceso de la comunicación en su propio contexto, o en el sistema al que sirve para que dicho sistema como un todo cumpla, a su vez, con sus propios objetivos y metas. Comunicación Productiva, pues, nace de la retroalimentación que nos permite conocer las necesidades de los sistemas donde ocurre la comunicación para que ésta se alinee con los fines últimos de éstos y así contribuir a su logro.

Comunicación Productiva, entonces, como lo hace la pragmática en el esquema de Morris, busca hacer compatible el lenguaje verbal utilizado por los actores del proceso comunicativo y el desempeño que busca el propio sistema para lograr sus fines y su contribución. La relación comunicación (lenguaje verbal) y metacomunicación (lenguaje corporal) que encontramos en la pragmática corresponde en mucho al desempeño del proceso de comunicación con referencia al desempeño del sistema donde ocurre la propia comunicación.

Como herramienta de planeación la Comunicación Productiva se convierte en el estudio de la calidad que requiere un sistema en
cuanto a sus insumos de información y diálogo (el propio proceso de la comunicación) para llegar a sus fines últimos. Es decir, la Comunicación Productiva estudia los flujos de información y los mecanismos de retroalimentación necesarios para la mejora del mundo, entendiendo el mundo como el sistema que contiene a todos los demás sistemas, el sistema que aloja los fines últimos, los objetivos y las metas reales y potenciales a los que aspiramos los seres humanos.

Los procesos fundamentales de la información
Así como el lenguaje se puede dividir en sintaxis, semántica y pragmática, y la Teoría de la Comunicación se puede dividir en
información, redes e innovaciones, los procesos de la información pueden identificarse como una triada: producción, difusión o distribución y uso inteligente.

El proceso de la producci ón de información corresponde a la sintaxis en el esquema de Morris y a la Teoría de la Información en el contexto de la Teoría de la Comunicación.

El proceso de la distribuci ón o difusión de información corresponde a la semántica en el esquema de Morris y a la Teoría de las Redes en el contexto de la Teoría de la Comunicación.

Finalmente, el uso inteligente de la informaci ón corresponde a la pragmática en el esquema de Morris y a la Teoría de la Innovación en el contexto de la Teoría de la Comunicación.

Niveles de Comunicación: actitudes y capacidades
Mi presentación ha girado hasta ahora alrededor de lo que podríamos identificar como capacidades de comunicación, es decir, las habilidades de producir mensajes en un lenguaje (sintaxis, Teoría de la Información y función de producción de la información), de establecer comunicación con los demás (semántica, Teoría de las Redes y la función de distribución/difusión de la información) y finalmente, cambiar para mejor un sistema con base en la información y el diálogo (pragmática, Teoría de la Innovación y la función de uso inteligente o aplicación de la información y la retroalimentación a los fines o propósitos últimos de un sistema).

Sin embargo, el estudio de la comunicación y en concreto la propuesta de Comunicación Productiva también contempla que cada capacidad viene acompañada de una actitud.

Así tenemos que la primera capacidad, aquélla de informar, se acompaña de la actitud que llamaré "egocéntrica". Juntas la actitud "egocéntrica" y la capacidad de informar constituyen el primer nivel de comunicación que conocemos como lineal.

A la segunda capacidad identificada como "comunicarse con l os demás" le corresponde la actitud "empática" y juntas forman el
segundo nivel de comunicación que conocemos como dinámico.

Los dos primeros niveles de comunicaci ón, lineal y dinámico, son conocidos desde hace tiempo en nuestro campo y especialidad. El tercer nivel, el productivo, es más reciente, y se integra de la actitud de "receptividad" y de la capacidad de "alineación".

Quisiera dedicar unas l íneas a explicar qué entiendo por actitudes y capacidades de comunicación y definir, brevemente, cada una de ellas. Por actitud de comunicación entenderé la disposición que tiene un individuo o una institución (sea ésta de cualquier nivel y tamaño: local, regional, nacional, internacional, mundial) respecto a la creación y el intercambio de información con otros individuos e instituciones.

Una actitud egocéntrica de comunicación corresponde a la conciencia, voluntad y necesidad de un individuo e/o institución de servirse de la información real disponible y potencialmente generable para cumplir con sus propios objetivos y metas.

Una actitud empática de comunicación corresponde a la conciencia, voluntad y necesidad de un individuo e/o institución de considerar el punto de vista, la necesidad y la influencia de otros individuos e instituciones respecto de generar e intercambiar información real disponible y potencialmente generable con dichos individuos e instituciones.

Una actitud receptiva de comunicación corresponde a la conciencia, voluntad y necesidad de un individuo e/o institución de coordinarse y colaborar con otros individuos e instituciones para mejorar personal, profesional y organizacionalmente de tal suerte que la convivencia entre individuos, grupos, sociedades, naciones y países resulte en menor violencia y un mayor avance general en términos de fines propios y ajenos para beneficio particular y colectivo.

Por otro lado, las capacidades de comunicaci ón se refieren al grado de efectividad que un individuo e/o institución como sistema alcanza al cumplir con sus metas, objetivos y fines con el menor costo posible. Es decir, la capacidad es el nivel de eficacia (cumplimiento de metas, objetivos y fines) de un sistema (individuo, institución) y su correspondiente nivel de eficiencia (costo de eficacia).

La capacidad de informar, corresponde entonces, al dominio de la gramática de un lenguaje con el que producimos mensajes
organizados de tal manera que podamos tomar decisiones y resolver problemas al menor costo posible.

La capacidad de comunicarse con los dem ás corresponde al acuerdo y el acuerdo acerca del desacuerdo que dos o más individuos e/o instituciones (sistemas) interactuantes en un espacio llamado red establecen con base en la información que intercambian.

La capacidad de comunicarse con los demás se expresa en la comprensión e incomprensión que resulta entre los individuos e
instituciones (sistemas) después de interactuar entre sí y haber intercambiado información.

La capacidad de alineación corresponde a la habilidad de uno o más individuos e/o instituciones de definir para sí mismos y entre sí metas, objetivos y fines que permitan el uso de la información (mensajes organizados con base en las metas, objetivos y fines propios y compartidos) y los diálogos (los mecanismos de interpretación y retroalimentación que resultan tanto de aceptar comprenderse como de la aceptación de no lograr la mutua comprensión) para mejorar el mundo y todo lo que éste contiene.

Así, pues, llegamos al final de esta presentación. Por medio de ella quise exponer que existen tres realidades respecto de nuestra vocación comunicativa. Hasta ahora, hemos sido capaces de generar y estudiar a fondo los "flujos de información" (nivel lineal) y los "procesos de comunicación" (nivel dinámico). Creo que nos espera aun la empresa más magnífica que cualquier ser humano pueda imaginar para todo estudioso y profesional de nuestro gremio: mejorar el mundo.

Concluyo con unas palabras de Rabí Joel ben Abraham Shemariah que se refieren a este gran reto al que la Comunicación Productiva quiere contribuir:

"El primer objetivo de la vida, aquí en la Tierra, es estar en paz con todos los hombres".

Muchas gracias. Mis mejores deseos para todos.


Notas:

1 Estas palabras aparecen en la portada de la revista Na tional Geographic, en su número del 100 aniversario.
2 El proverbio africano apareci ó en: Rabbi Marc Gellman and Monsignor Tom Hartman "How do you find God? The search for meaning in everyday life", Reader's Digest, del mes de abril 2002.


Referencias:

Ackoff, Russell Lincoln, El paradigma de Ackoff, Una admini stración sistémica, México, D.F.: Limusa-Wiley, 2002.
Graham-Bell, Alexander, "100 Years Reporting on "the world and all that is in it" (portada) National Geographic, Vol. 174, No. 3, September 1988, Centennial Number.
Morris, Charles W., Fundamentos de la Teoría de los Signos, Barcelona: Ediciones Paidós, 1985.
Nosnik, Abraham, "Linealidad, dinamismo y productividad en la comunicación humana y social" en Nonotzan, revista del Centro de Investigación de la Universidad del Tepeyac, Vol. I, No. 2, Marzo de 1996. (El mismo artículo se encuentra publicado en Razón y Palabra, la revista electrónica del Proyecto Internet del Tec de Monterrey (ITESM), Campus Estado de México.
Nosnik, Abraham, "Productividad de la comunicaci ón en la era de Internet", en Islas Octavio y Fernando Gutiérrez, PROYECTO INTERNET, Internet: el medio inteligente, México, D.F.: CECSA, 2000.


Abraham Nosnik Ostrowiak
Consultor de empresas e instituciones