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Por Mariluz Restrepo
Número 34
Tomando FILO como metáfora
a partir de su doble sentido de "hilo" y de "borde
agudo" discutiré posibles sentidos de la comunicación
organizacional. Parto de entender la comunicación en su dimensión
ontológica como "co-permitir-ver" para desentrañar
la incidencia que ello tendría en las prácticas de
quienes ejercen la función de 'comunicadores' en las organizaciones.
Recojo algunas características de nuestra cultura tecno-científica
que se hacen presentes en la WEB, la escojo como un ejemplo paradigmático
de los modos de comunicación hoy para extraer algunas de
sus particularidades y apostar desde allí por un modelo conversacional
de la comunicación.
Para dar qué hacer FILO proviene del latín
filum y según el Diccionario de la Real Academia
Española significa "arista o borde agudo" y en
su forma antigua también es HILO que significa "hebra
larga y delgada que se forma retorciendo el lino, lana, cáñamo
u otra materia textil". Este doble sentido y sus variaciones
figuradas pueden ayudarnos a situar la actividad contemporánea
de la comunicación organizacional que a mi juicio no puede
ser distinta de la que nos atañe como seres humanos.
I. Comunicadores en el filo
La comunicación frecuentemente se ve reducida al equipararla
con información, con transmisión lineal de 'contenidos'
o con medios técnicos. Insisto aquí en su sentido
más profundo como hecho fundamentalmente humano, como acción
constitutiva de las relaciones entre los seres humanos configuradores
de comunidades y culturas; es decir, comunicación como posibilitadora
de sentidos.
En el par ágrafo 34 de Ser y tiempo, Heidegger define la
comunicación como "co-permitir ver" y añade
que ello conlleva a "ser uno con otro". No se trata de
trasmitir vivencias de un interior a otro, sino de co-encontrarse,
de ser 'ser-ahí-con'.
Co-permitir es ya un buen indicio de esa tarea posibilitadora de
doble vía, necesariamente; no solo han de permitir ver quienes
han sido instituidos o investidos comunicadores, sino también
los otros con quienes se establece la comunicación. Somos
por constitución humana comunicadores. Ambas partes han de
hacer posible que unos y otros 'vean', es decir, que se comprendan
posibles sentidos. Me atrevo a afirmar que la comunicación
es cuestión de tres: de uno, otro y el 'mensaje', este último
entendido como sentido generado y construido entre uno y otro. Es
en ese sentido puesto al des-cubierto mediante la comunicación
donde anida nuestro ser social: el ser uno con otro.
Remitirnos a esta perspectiva ontológica de la comunicación
como fundamento de nuestra tarea en organizaciones concretas nos
ha de colocar en el "filo de la navaja" (como nos lo enseña
Somerset Maugham en su novela titulada así). Es la comunicación
como un hilo que se ensarta, se anuda, se teje, la que nos hace
comunidad, la que permite que cualquier organización en el
umbral de su eficiencia, su efectividad y su racionalidad se mantenga
humana y razonable para ser ejemplo de comunidad viva. Pero la comunicación
reducida a su mínima expresión: a ser 'herramienta'
y/o estrategia de la llamada administración científica
se convierte en arista, filo cortante, borde áspero separando
a los que hablan de los que escuchan, a los que deciden de los que
acatan, a los que saben y tienen de los necesitados. Entre ambos
hilo y filo, el comunicador se sitúa en un dilema y es a
quien le corresponde reconocer los riesgos y posibilidades de uno
y otro. Quien profesa la comunicación y no es un mero funcionario
no puede eludir su responsabilidad de apostar por la supervivencia
de nuestra condición humana por encima del rendimiento y
el éxito. La comunicación es su sentido profundo así
nos lo exige.
Primero porque la comunicación en las organizaciones se da
siempre aunque no existan procesos institucionalizados formalmente
ni el cargo de comunicador. Una organización es un modo de
ser social: es un núcleo de decisiones cuyas formas de socialización
determinan su configuración y su modo de incidir en la cultura.
La socialización es fruto de la interacción humana
posibilitada por múltiples formas de comunicación:
las transacciones que determinan sus formas de operación,
el conjunto normativo y de control que regula las acciones, las
formas de interrelación que van definiendo una manera específica
de hacer las cosas, y por ende una manera de ser; las acciones de
divulgación que 'dan a conocer' y 'ponen en contacto "historias
de unos y otros"; las diversas formas de reunión -sociales
y de trabajo-; los rituales y símbolos, los procesos educativos
y los de participación, etc. Ahí radica la identidad
y la cultura de la organización; es lo que hace que una entidad
sea esa y no otra.
Segundo, porque la comunicación no puede ser prescrita, ni
impuesta. Esta será siempre la que se genera entre el ser
de la empresa o institución y el ser de los otros: ya sea
entre directivas y subalternos, entre colegas o entre modos de ser
organizacionales con modos de ser de los diversos públicos
externos que le atañen. Es preciso, entonces, reconocernos
y reconocer a nuestros interlocutores como configuradores de los
procesos de comunicación que nos constituyen.
Tercero, porque con frecuencia la comunicación se desvirtúa
y decisiones organizacionales en torno a ella se quedan en querer
influir y unificar, en ofrecer recetas mágicas para la realización
de acciones exitosas. A veces su función enmascarada en la
libertad de expresión, busca a toda costa que los otros -los
receptores- se acomoden a lo generado por quienes pueden ser enunciadores.
Son que se han propuesto contradecir lo que la WEB ofrece. También
muchos otros sitios WEB, generalmente de personas y entidades más
osadas hacen explícitas esas condiciones que aquí
me propongo evidenciar.
Si tomamos algunas de las palabras utilizadas para nombrar especificidades
de la WEB encontramos que en ellas ya están muchos de los
rasgos que la constituyen. Y si retomamos un libro muy sentido al
inicio de la década del 90, Seis propuestas para el próximo
milenio de Italo Calvino y las referimos a los términos descubrimos
la riqueza de la WEB, sus modos de representación y las formas
como generan comunicación. Me limito a mencionar seis términos
pertinentes a la WEB y su correspondencia con alguna de las 'propuestas'
para que brevemente reconozcamos algunos de esos rasgos constitutivos
de la WEB que ojalá sean iluminadores para nuestro trabajo
como comunicadores.
WEB se traduce por RED y aunque no hace total justicia al término
en inglés, expone la MULTIPLICIDAD a la que Calvino se refiere.
Dice Calvino al escoger a Gadda como ejemplo que él "ve
al mundo como un sistema de sistemas en el que cada sistema singular
condiciona los otros y es condicionado por ellos. (…) Gadda
trató toda su vida de representar el mundo como un enredo
o una maraña o un ovillo, de representarlo sin atenuar en
absoluto su inextricable complejidad, o mejor dicho, la presencia
simultánea de los elementos más heterogéneos
que concurren a determinar cualquier acontecimiento" (p. 120).
No solo la WEB como sistema, cada página también es
una red compuesta por múltiples 'nudos' que son a su vez
redes, mezcla perpetua entre lo global y lo local. La WEB laberinto,
con su complejidad de elementos simultáneos y sus entrecruces
no nos dejan olvidar que así es la vida, que así pensamos,
así sentimos y así conversamos; que nuestra vida no
es lineal, ni fija, ni unidimensional, que los procesos de comunicación
mejor los podemos describir con Michel Serres como momentos de 'intercepción'
de sentido que se atraviesan entre multiplicidad de ruidos que provienen
de nosotros, de los otros y del mundo en que vivimos.
Lo VIRTUAL que la WEB pone en evidencia - sin que desconozcamos
que modos virtuales han existido desde siempre, la pintura rupestre
y los sonidos articulados son ya modos virtuales para referirnos
al mundo- no es otra cosa que la LEVEDAD que nos propone Calvino
que ha de ser 'tan leve como un pájaro, mas no como una pluma'
y que explica a partir del mito de Perseo que "no mira el rostro
de la Gorgona sino su imagen reflejada en el escudo de bronce (…)
Para cortar la cabeza de la Medusa Perseo se apoya en lo más
leve que existe: los vientos y las nubes y dirige la mirada hacia
lo que únicamente puede revelársele en una visión
indirecta y leve, en una imagen cautiva en un espejo" (p. 16).
No es coincidencia que la WEB sea necesariamente construida en pantalla;
precisamente, lo que la convierte en virtual. El término
PANTALLA parece provenir del portugués pantalha palabra utilizada
en el siglo XVI para referirse a láminas que protegen la
vista de la luz. WEB, leve; evocación de luz, de reflejos,
de imágenes.
SITIO, nombre de 'lugares virtuales', modo de trastocar lo topológico
subrayando, más bien, la presencia del espacio referido al
tiempo, a la 'situación' en donde se nuestra, se expone el
mundo. Es lugar hecho visible en nuestra imaginación en un
momento determinado, en un aquí y un ahora. Ese es un sitio
WEB: presencia habitable en nuestra imaginación. Hago la
correlación con la VISIBILIDAD que nos propone Calvino quien
retoma palabras de San Ignacio: "Ver con la vista de la imaginación
el lugar corpóreo donde se halla la cosa que quiero contemplar"
(p. 100) y Calvino puntualiza: "Las imágenes mismas
son las que desarrollan sus potencialidades implícitas, el
relato que llevan dentro" (p.104). Sitio, imagen del mundo,
imaginación de encuentros, recreaciones y sentidos posibles.
BOTÓN, puerta que enlaza (link) sitios -y también
sitios del sitio- , que abre o cierra caminos, que guía nuestros
encuentros con la EXACTITUD que expone Calvino, que está
entre 'la llama y el cristal'. La exactitud se "cristaliza
en una forma, adquiere un sentido, no fijo, no definitivo, no endurecido
en una inmovilidad material, sino vigente como un organismo (p.84).
Exactitud que requiere "una atención extremadamente
precisa y meticulosa es lo que se exige de una composición
de cada imagen, en la definición minuciosa de los detalles,
en la selección de los objetos, de la iluminación,
de la atmósfera para alcanzar la vaguedad deseada (p. 75).
Los botones dan especificidad a la WEB, la hacen viva, involucran
al otro: habrán de ser suficientemente precisos para que
el otro participe, para que encuentre trayectos y, a la vez, suficientemente
indeterminados para que el otro NAVEGUE, se mueva a su ritmo, en
su tempo, y así construya y recree.
NAVEGAR la WEB no es figuralmente hacerlo por una carretera , menos
por una carrilera, sí por agua o aire. En ambos casos trayectos
no trazados, inciertos, ambiguos, sinuosos, turbulentos guiados
por las circunstancias, dados por el mismo recorrido. La navegación
se parece más a correr que a caminar, como esa sensación
en las que sentimos que nuestros pies no tocan el suelo, que volamos
paralelos al horizonte. Requiere la RAPIDEZ de Calvino con la máxima
que acoge para explicarla: 'apresúrate despacio". Esa
rapidez de estilo y de pensamiento quiere decir sobre todo agilidad,
movilidad, desenvoltura, cualidades todas que se avienen con una
escritura dispuesta a las divagaciones, a saltar de un argumento
a otro, a perder el hilo cien veces y a encontrarlo al cabo de cien
vericuetos (p. 59). Navegar la WEB sin itinerario definido, más
bien flotar, planear, saltar, orzar, desplazarse, transitar y trajinar,
espíritu libre, posible como Ulises siempre tan presente.
PORTAL, modo especifico de ser sitio en la WEB. Allí lo que
se muestra, se expone, se hace público es totalidad posible,
virtual. Es representación, como nos lo recuerda el prefijo
re que implica presencia otra vez, igual pero diferente, y también
insistencia de presencia. Es puerta de puertas, lugar de múltiples
accesos; umbral, vano, mediación; lugar incierto de encuentros
y relaciones. En el portal somos lo mismo de otra forma abiertos
a ser navegados , interpelados, interceptados… Me arriesgo
a pensar que la CONSISTENCIA, propuesta sin esbozar debido a la
muerte inesperada de Calvino, en cierta forma anuda las anteriores
y podría ser característica del portal. El Diccionario
la define como "cohesión, unión íntima
de moléculas" como "conexión, relación
o unión de unas cosas con otras" y también como
'duración`. Y esa cohesión es solo la que lo cohesionado
exija. De ahí, por ejemplo, que la consistencia de un helado
no pueda ser la de un caramelo. La consistencia responde a la identidad,
a lo que las cosas son y que para ser lo que son necesitan serlo
continuamente; es decir, identidad como el ser que permanentemente
se está haciendo. El término inglés becoming
-coming to be- es muy diciente de como la identidad es
lo que estamos haciéndonos. Este es tal vez el aspecto más
contundente de la WEB, su capacidad de transformación permanente,
de representar la vida misma, no fijándola sino dejándola
fluir.
La consistencia de un portal, primero,
estará en relación con lo que la WEB y solo la WEB
puede ser-hacer y también en relación con lo que representa.
Su consistencia será perpetuo movimiento, oscilación,
diseño con y en el tiempo, reflejo vivo de lo que representa.
Portal, otra entrada a lo mismo siempre cambiante.
Comprender la WEB como RED múltiple
de sentidos variados y plurales, constituida por SITIOS que al NAVEGARSE
a través de PORTALES y BOTONES se constituyen en juegos de
VIRTUALIDAD que se viven en tiempo real, que inauguran relaciones,
que establecen interacciones, que intervienen en nuestro mundo y
en el de otros habría de interpelarnos en nuestras prácticas
de comunicación organizacional. Primero, por las implicaciones
que tiene tal comprensión en el diseño y construcción
permanente de páginas WEB de nuestras organizaciones, portales
y sitios, que las colocan ante el mundo -literalmente ante el mundo-
en presencia, exponiendo su identidad, generando intercambios, posibilitando
relaciones, estableciendo comunicación, siendo uno-con-el-otro.
Y, segundo, porque de los modos constitutivos de la WEB se puede
desentrañar modos de comunicación que nos colocan
de nuevo ante la inconmensurabilidad humana, por fortuna.
III. Conversación, hilo de nuevo en el filo
No se trata aquí de desarrollar este tema tan ambicioso.
Sí de reconocer como la WEB con su exigencia de navegar,
interactuar, y recrear hace patente que el sentido se construye
en el encuentro con el otro; que el mensaje que yo inicio necesariamente
se completa en la recepción del otro y por eso cobra sentido.
Ahí radica el desarrollo de lo humano y la configuración
de culturas vivas. Hecho tan antiguo como el hombre mismo, traicionado
por el deseo de ser omnipotentes, de querer mover al mundo desde
nuestro punto de vista; eso es ser estratégicos: llevar al
otro a que actúe como yo, a quitarle su iniciativa, a borrar
su diferencia, a mecanizarlo. ¡Cómo nutrimos el sistema
que nosotros mismos padecemos y denunciamos!
Conocer y comprender la WEB nos hace profundamente humildes. Nos
subraya nuestros límites como comunicadores. Nos obliga a
descubrirnos impotentes ante el requerimiento de que el otro intervenga;
nos enseña a escuchar con la esperanza de que el otro también
nos escuche para que en ese proceso seamos 'uno-con-el-otro'. Esta
condición interactiva muy real de la WEB cuando se aprovecha
en toda su capacidad me hace pensar en el modo originario de comunicación
entre los seres humanos: la conversación; no cuerpo a cuerpo,
sí en presencia virtual, muy real y contundente. Y si no,
admiren a unos jóvenes chateando o recuerden el trabajo compartido
con el colega de otro continente, la consecución de hotel
a última hora, o la cercanía e inmediatez de ese e-mail
tan esperado.
Tomo aquí la conversación como modelo para pensar
nuestros modos de comunicación. Cuando conversamos no pasamos
las palabras de aquí para allá, más bien, se
trata de ir resolviendo con el otro algún 'misterio'; de
comprender el sentido de lo que el otro hace, dice y piensa, de
ir descubriendo juntos porqué algo es como es. No me refiero
aquí al debate ni a la discusión, si, a con-versar,
a dar vueltas a un asunto en compañía. Diremos, con
el gran pensador francés, contemporáneo Michel Serres,
que la conversación es 'el conjunto de aplicaciones de un
saber en otro o sobre otro, el conjunto de sus conversiones'. La
conversación es cuestión de valoración mutua,
de encuentro en la diferencia, permitiendo al otro decirse y hacerse,
intentando siempre comprender lo que el otro intenta expresar. Se
requiere de la escucha atenta de ambas partes para intentar re-conocernos
unos con otros. Conversar exige generosidad, entrega, estar dispuestos
a dejar el lugar fijo para ver el punto de vista del otro, para
habitar otros sentidos. Requiere estar dispuestos a caer en el vacío,
de acoger ese lugar 'cero', momento de suspensión del sentido,
en donde ni uno ni otro se acomodan ni se imponen el uno sobre el
otro; lugar de encuentro donde se descubren sentidos posibles La
conversación reafirma y realza el deseo de comprensión,
no el consenso, sí la esperanza de ser respetados, reconocidos,
comprendidos en el respeto y reconocimiento del otro.
La conversación, hilo que nos coloca de nuevo en filo del
sentido de la comunicación. No en vano decimos 'seguir el
hilo de la conversación'. Dejarnos llevar por ella, que traza,
discurre, cruza, entrelaza, anuda, compone: con ella, en ella se
tejen historias, se crea sentido, se inauguran formas de vida…
Optar por la conversación como modelo de comunicación
nos sitúa en el riesgo de buscar en las organizaciones la
convivencia y no la conveniencia, de abocar por lo razonable no
por la estrategia, de subrayarle a la dirección y a la administración
su condición de ser guía de comunidades humanas.
Al velar por la comunicación en su sentido profundo, recreadora
de conversación, corremos el riesgo de 'perder' el tiempo;
de vivir en el encuentro siempre renovado, de ser tachados Quijotes,
ilusos, soñadores, llenos de fe en la imaginación
no en el dato, de amar sin mirar a quién, de seguir teniendo
infinita esperanza en lo imposible…
Gracias por su escucha.
Mariluz Restrepo J.
Directora Humanidades e Idiomas, Escuela
Colombiana de Ingeniería "Julio Garavito" |