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Por Carlos Camacho
Número 35
¿Por
qué hablar de ciudadanía hoy?
De
una manera real se empieza a percibir, como fundamento para la consolidación
de los noveles sistemas democráticos de América Latina,
la urgente necesidad de su legalidad y legitimación desde
la sociedad civil. No sólo en los ámbitos académicos,
sino cada vez más con mayor ímpetu entre las organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales, el tema de la ciudadanía
va cobrando especial importancia por una serie de razones que provienen
fundamentalmente de tres vertientes:
a)
Política-ideológica:
-
La falta de reconocimiento y menosprecio, desde el tiempo de la
Colonia, de la cultura política de los sectores populares
debido a razones políticas e ideológicas que impiden
concebir al "otro", en sus múltiples diferencias
especialmente interculturales , como igual (conciudadano). Esto
se manifiesta en desigualdad e injusticia social producto de una
profunda negación cultural y de una serie de sentimientos
y acciones arraigados de discriminación e intolerancia.
- Paralelamente,
se observan marcados procesos de auto negación,
donde el "otro" se siente y percibe como inferior (ciudadano
de segunda o tercera clase) y desestima su propia identidad.
b)
Histórica:
- Una
modernidad aún inconclusa en la que conviven multiplicidad
de sentidos de vida o pluralidad de culturas, en cuyo seno se
entrecruzan diferentes lógicas de desarrollo que
no logran ser resignificadas y apropiadas por la gente debido
a las concepciones lejanas y alejadas desde las que fueron pensadas
y transplantadas.
- Una
larga etapa histórica de gobiernos de facto (militares)
en diferentes países latinoamericanos en la década
de los años '70 que avasalló las posibilidades reales
del ejercicio constitucional de derechos, especialmente los relacionados
con la libertad de expresión y opinión, y anuló
las garantías constitucionales de los ciudadanos. Todo
ello, sumado a violaciones a los derechos humanos por medio del
uso de aparatos de represión y muerte, desgastó
el sistema democrático y perfiló un clima de injusticia
en el que ahora en menor medida, pero con clara evidencia viven
las mayorías alejadas o aisladas del poder económico
y político. Estas jóvenes democracias tienen aún
mucho camino por recorrer para recobrar la esperanza perdida y
el sueño anhelado.
c)
Económica:
- Los
altos índices de pobreza llevan a que la gente especialmente
de los sectores populares se preocupe de satisfacer, en primera
instancia, sus necesidades básicas más elementales
antes que participar y decidir públicamente. Empero, muchas
veces, ésta es razón sustancial para el "levantamiento"
de movimientos sociales agrupados en torno a la identidad, el
género, el consumo, etc. Por su parte, al tener estas necesidades
resueltas, los sectores más acomodados se repliegan, cada
vez más, en ámbitos privados (individuales, grupales
o familiares) que los alejan de la construcción de comunidad.
- El
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo2
sostiene que la pobreza (condición pre-ciudadana) está
vinculada, en su dimensión subjetiva, con la incapacidad
de ejercer ciudadanía, que se manifiesta en relaciones
sociales excluyentes y desigualdad de oportunidades, impidiendo
afirmar los valores y traducir las aspiraciones de todos los sectores
de la sociedad en proyectos de vida compartidos.
En
mayores y menores grados estas tres vertientes, entre otras, muestran
a la ciudadanía en Latinoamérica como el resultado
de un proceso sociopolítico que pretende en pleno siglo XXI
la lucha por la igualación de todos en pos del fortalecimiento
de Estados con plenas garantías para dar concreción
y vigencia a los derechos humanos en la consolidación de
sociedades verdaderamente democráticas, justas y equitativas.
Por
ello, la urgente tarea de encarar un trabajo multidisciplinario
en la construcción de ciudadanía desde diversos frentes.
Este ensayo se aproxima a la labor específica de los medios
masivos de comunicación en esta dirección. A continuación,
se detallan algunos rasgos que permiten comprender los aspectos
que abarca el tema de la ciudadanía antes de que se analicen
los procesos masivos para su gestación activa y responsable.
Construcción
de ciudadanía: lecturas hacia su encuentro
La
comprensión cabal del concepto permitirá apropiarse
críticamente de él y trabajarlo en función
de un horizonte común. Por ello, sobre la base de diferentes
nociones de ciudadanía planteadas por autores como Rosa María
Alfaro, Germán Rey, Adela Cortina, Fernando Calderón,
Sinesio López y otros, a continuación se establece
un conjunto de elementos básicos que permiten acercarse a
los principales rasgos constitutivos que la definen:
a)
Ciudadanía es igualdad legal, social y humana.-
El concepto de ciudadanía destaca que todos somos iguales
ante la ley, con derechos que reclamar y deberes que cumplir en
tanto miembros de una sociedad y un Estado. De esta manera, permite
reconocer en el "otro" un conciudadano que está
en la misma condición y con el que hay algo común
(lo público) que nos une. Por lo tanto, supone consideraciones
y tratos mutuos de respeto y consideración igualitaria.
b)
Ciudadanía es pertenencia activa.- Igualmente, esta
noción propone la idea de pertenencia, vinculación
y membresía a una determinada comunidad política
entre cuyos miembros se establecen relaciones de interdependencia,
responsabilidad, solidaridad y lealtad. En esta dirección,
"yo soy parte de" en la medida en que me siento y me
comporto como parte fundamental de la sociedad, mereciendo respetos
y generando responsabilidades. Esta ligazón que el individuo
va construyendo cotidianamente no significa sumisión al
sistema existente, ya que también supone la idea de conflicto,
competencia y consideración, incorporación crítica.
c)
Ciudadanía es integración social.- Hoy
día el concepto de ciudadanía permea, a su vez,
la idea misma de integración en una triple dirección,
tal como lo tratan Calderón et.al.3:
==>
mayor equidad productiva: distribución más justa
de opciones con sus efectos en el acceso a bienes y servicios;
==> mayor equidad simbólica: orden más equitativo
en el intercambio comunicativo, en el consumo cultural, en el
manejo de la información y en el acceso a los espacios
públicos; y,
==> difusión del ejercicio igualitario de derechos y
reciprocidad efectiva entre sujetos de distintas identidades culturales.
d)
Ciudadanía se vincula a ejercicio político y de
poder.- Como apunta López4,
la emergencia de la ciudadanía implica un cambio fundamental
por medio del cual "los gobernados dejan de ser un objeto
sometido al poder para convertirse en un sujeto y titular legítimo
del poder." Esto se debe a que, tanto en el plano local o
nacional, la ciudadanía permite la constitución
y potenciamiento de distintos actores sociales (individuos, grupos
e instituciones) en el sistema político de toma de decisiones
colectivas, asegurando que exista un real ejercicio democrático.
Cuando las personas se asumen como ciudadanas e interactúan
con distintos actores sobre la base de respeto y reconocimiento
recíprocos (el otro como un semejante), institucionalizan
procesos de cambio social consensuado en función de la
expansión de sus derechos políticos y sociales.
e)
Ciudadanía rescata al individuo y la comunidad de intereses.-
Alfaro reconoce que la ciudadanía destaca que el individuo
vale por sí mismo, lo implica como persona individual.
No obstante, este reconocimiento de que "yo soy ciudadano(a)"
me compromete a velar por la existencia de algo común
que me liga a los otros por medio de la construcción de
acuerdos, creación de redes, espacios y comportamientos
de solidaridad colectiva, conformación de esferas públicas
(intereses, espacios e imágenes comunes).
La
ciudadanía, en esta lógica de razonamiento, no es
sólo un status sociopolítico determinado por un balance
adecuado de derechos y deberes; sino, también una identidad
compartida, vale decir, una expresión de la propia pertenencia
a una determinada comunidad política.
De
acuerdo con lo indicado, seguidamente se realiza una síntesis
de lo esbozado (gráfico 1) que puede resultar de utilidad
para la comprensión del lector.
Clic
en la imagen para ampliar
Sobre
la base de la reflexión de López5
y Cortina6, se establece que la
gestación de la ciudadanía comprende tres momentos
básicamente:
a)
Momento jurídico.- Confiere a los individuos un conjunto
de derechos y deberes garantizados constitucional e institucionalmente
por el Estado. Este status jurídico de la ciudadanía
comprende, a su vez, tres elementos:
==>
Elemento político (ciudadanía política)
entendido como el derecho a participar en el ejercicio del poder
político, como autoridad política o elector. La
ciudadanía política se establece en el vínculo
político entre el individuo y la comunidad política.
Por lo tanto, la ciudadanía es el reconocimiento oficial
de esa integración, en la cual el ciudadano se convierte
en miembro de pleno derecho de un Estado nacional al cual le debe
lealtad permanente. Esta relación otorga al ciudadano una
identidad o identificación nacional que lo aproxima a sus
semejantes los que gozan de una misma ciudadanía y lo separa
de los diferentes.
==> Elemento social (ciudadanía social), que
comprende desde el derecho al bienestar y a la seguridad hasta
el derecho a compartir la herencia social y la vida civilizada.
De ahí que el concepto de ciudadanía social plantee
una dirección doble: de la comunidad política hacia
el ciudadano y del ciudadano hacia la comunidad política,
donde aquél contrae unos deberes y asume activamente sus
responsabilidades, y aquélla demuestra por su propia justicia
que le reconoce como miembro suyo (reconocimiento de la pertenencia)
defendiendo sus derechos indispensables para llevar adelante una
vida humana digna.
==> Elemento civil (ciudadanía civil) compuesto
por los derechos necesarios a la libertad individual: libertad
de palabra, pensamiento y acción, libertad de propiedad
y de contrato, derecho a la justicia (defender y afirmar por ley
todos los derechos de uno en términos de igualdad con otros).
Ciertamente, junto a la ciudadanía política, social
y económica, se debe considerar la dimensión de
ciudadanía civil por la que una persona pertenece
y se integra espontánea, libre y voluntariamente a las
comunidades y asociaciones civiles, consideradas como una potencial
fuente de civilidad, solidaridad y participación social;
y, asimismo, portadoras de un impulso ético que se expresa,
según Cortina7, en tres
lugares privilegiados: el tercer sector, las profesiones y la
opinión pública.
A
estos elementos esbozados por López, Cortina le añade
los siguientes:
==>
Elemento económico (ciudadanía económica).
Para que los miembros de una sociedad se sientan suyos es fundamental
garantizarles el ejercicio de una ciudadanía económica,
asegurando que participen de un modo significativo en la toma
de decisiones económicas que les afectan. Así, se
constituye en ciudadano económico "habitantes
del mundo de la empresa", como los llama Cortina cada uno
de los afectados por las decisiones empresariales que se sabe
y siente miembro integrante de una determinada empresa, parte
fundamental de un proyecto compartido y que, por lo tanto, se
asume a sí mismo como sujeto protagonista y corresponsable
de las actividades emprendidas por ésta.
==> Elemento cultural (ciudadanía intercultural)
que hace justicia para con la identidad de las personas, planteando
la necesidad de construirla, fomentarla y mantenerla desde un
diálogo intercultural, que permita aprender y entender
los intereses de personas con distintos bagajes culturales, luchar
por el reconocimiento de sus derechos, comprenderse a sí
misma, buscar cooperativamente la verdad y la justicia y, en última
instancia, descubrir nuestra riqueza humana, crecer personal y
socialmente en humanidad.
==> Elemento cosmopolita (ciudadanía universal)
que se debe fraguar desde la "semilla de universalismo"
entrañada en los seres humanos, capaz de obviar todas las
fronteras en una suerte de república ética universal
con la realización de mayor libertad, igualdad y solidaridad
para todos los seres humanos (globalización ética):
un mundo en que todas las personas se sepan y sientan ciudadanas.
b)
Momento público.- En este momento que tiene un carácter
público, los ciudadanos asumen una competencia política,
vale decir, un conjunto específico de roles sociales a través
de los cuales los ciudadanos pueden tomar decisiones, fiscalizar,
exigir, demandar y ejecutar todas aquellas acciones que los lleven
a defender sus intereses como miembros de diversos grupos sociales
en la arena política.
c)
Momento ético.- Se refiere a un conjunto de cualidades
morales y responsabilidades cívicas necesarias para definir
a alguien como "buen ciudadano". Por lo tanto, este momento
ético está enlazado con el buen desempeño de
los derechos y responsabilidades en los espacios públicos.
Por
lo tanto, se construye ciudadanía cuando se brinda a las
personas en cada uno de los tres momentos mencionados (jurídico,
público y ético) todos los elementos necesarios que
les permitan el más amplio desenvolvimiento de la libertad
y la igualdad, que se transforman en derechos universales y positivos
(o efectivos) y responsabilidades a través de su difusión,
reconocimiento y protección, así como del desarrollo
de las garantías constitucionales y supraestatales con el
propósito de garantizarlos efectivamente.
Por
ende, ejercicio de la ciudadanía "consiste en
la participación real y activa de las personas en la construcción
de la sociedad y en su transformación. Se realiza a partir
de la asunción de los deberes y derechos formales para incorporarlos
a la vida cotidiana en todos los terrenos políticos, económicos
y culturales"8. Así,
desarrollar la ciudadanía es incidir desde la vida
cotidiana en la toma de decisiones y posiciones -por medio de la
participación activa y la asunción responsable de
derechos y deberes- que afectan la pertenencia a una comunidad,
a la sociedad civil, con el propósito de desarrollar acciones
destinadas a gestar colectivamente el propio destino, esto es, la
capacidad de ser sujeto protagónico de la construcción
pública con otros a partir del reconocimiento de la individualidad
que marca la diversidad.
En
esta dirección, es crucial impulsar procesos sistemáticos
de educación ciudadana para la formación de
una cultura política ciudadana sustentada en el cultivo
de los siguientes valores morales cívicos: igualdad, respeto,
tolerancia, solidaridad y diálogo. Para Humberto Vandenbulcke9(1999:1),
la educación ciudadana10
persigue -frente a la pasividad, resignación, lamento y sumisión
de mucha gente en la sociedad actual- los siguientes propósitos:
- Sacar
a la gente de su pasividad y encausar procesos para que llegue
a la propuesta, la iniciativa, la búsqueda de soluciones,
la formulación de propuestas, la toma de iniciativas y
la acción individual y colectiva.
- Aumentar
la participación de la población en la (auto)gestión
de la sociedad.
- Democratizar
y potenciar a la sociedad desde abajo, es decir, desde la sociedad
civil.
- Defender
los derechos y promover también los deberes ciudadanos
con respecto al mejoramiento de la calidad de vida (desarrollo
integral).
- Llenar
a la gente de confianza y afirmar la identidad de los pobres para
poder luchar y actuar en la sociedad.
Modelo
de comunicación para la construcción de ciudadanía
Ante
el debilitamiento y la crisis de las tradicionales instituciones
políticas y otras instancias de representación pública
que han dejado de cumplir su función mediadora, cada vez
más los medios masivos de comunicación se han convertido
en un lugar estratégico desde donde se median los discursos
de los distintos actores sociales e institucionales de la sociedad.
Muchas veces, esto ocasiona pugnas entre partidos políticos
y medios por la legitimidad social.
Jesús
Martín-Barbero11 sostiene
que lo que está acaeciendo con la política es la "reconfiguración
de las mediaciones en que se constituyen sus nuevos modos
de interpelación de los sujetos y representación de
los vínculos que cohesionan la sociedad." De ahí
que los medios no se limitan a vehicular las representaciones existentes
ni tampoco a sustituirlas, sino que han pasado a hacer parte de
la trama de los discursos y de la acción política,
esto es, a "constituir una escena fundamental de la vida pública."
Este
papel mediador de los medios -entre los ciudadanos y el Estado o
las instituciones/organizaciones- provoca, entre otras cosas, el
acercamiento, la discusión y la búsqueda mancomunada
de soluciones, el surgimiento de movimientos sociales, la definición
de identidades culturales, sociales y políticas, la expresión
amplia de actores diversos y plurales, institucionales e individuales
de la sociedad civil.
Especialmente,
los medios de comunicación popular se proclaman como
una de las nuevas instancias de representación de las mayorías
latinoamericanas (culturas populares). Las acciones comunicacionales
y educativas de estos medios están encaminadas en el cambio
hacia una sociedad más justa y digna para todos, por medio
de la promoción de una cultura democrática asentada
en la participación, el diálogo y la tolerancia. Una
muestra de este trabajo lo constituyen la Asociación Mundial
de Radios Comunitarias (AMARC) y la Asociación Latinoamericana
de Educación Radiofónica (ALER).
Sobre
la base del análisis riguroso de estas experiencias12,
se plantea una matriz de intervención para aproximarse al
rol de los medios masivos de comunicación en la gestación
de ciudadanía desde los ámbitos comunicativos complementarios
que despliegan en su práctica cotidiana.
La
matriz que sintetiza este planteamiento (gráfico 2) se mueve
sobre dos ejes: el diacrónico -entre el discurso (lógicas
de producción) de las medios y las competencias de recepción
de las audiencias (consumo) y el sincrónico o simultáneo:
entre la oferta informativa noticiosa y la formación de opinión
pública. A su vez, las relaciones entre éstos se hallan
mediadas por la participación de los oyentes en la producción,
durante y fuera de la emisión de los programas. Estas prácticas
cobran sentido cuando constituyen una identidad mediática
que pretende, intencionada y planificadamente, la democratización
de la comunicación mediante la reivindicación
y el pleno ejercicio del derecho fundamental a la comunicación13
-tanto en la emisión como en la recepción de mensajes.
Se
entiende con la UNESCO14 que
esa democratización comprende una serie de estrategias encaminadas
a que el individuo pase a ser un elemento activo (interlocutor)
y no un simple objeto de la comunicación aumentando su participación,
lo que conducirá al incremento de la variedad de mensajes
intercambiados y de representación social en los mismos.
Al tener voz y representatividad públicas en los medios,
las personas adquieren poder (empoderamiento), protagonismo y legitimidad
social que facilitan la incorporación de sus temáticas-problemáticas
en la agenda pública (lo que es común a todos
en la construcción y transformación social), facilitando
la toma de decisiones y acciones colectivas sobre las mismas.
Para
acrecentar el grado y la calidad de la participación ciudadana
en y desde los medios masivos al estilo de grandes foros democráticos
, éstos deben brindar una oferta informativa noticiosa
de calidad15 para que los
ciudadanos viertan opiniones argumentadas capaces de establecer
diálogos y generar debates públicos para llegar a
consensos sobre lo que es común a todos (asuntos públicos).
Pero no basta brindar esa información, sino que también
se debe procurar la educación para la recepción,
en el sentido de ayudar a las personas a desarrollar sus propias
capacidades y habilidades para apropiarse, usar y re-significar
la información y, fundamentalmente, impulsar su capacidad
crítica y argumentativa para formarse una opinión
propia y sustentada y, de este modo, generar corrientes de opinión
dominantes y promover acciones transformadoras. Estas corrientes
son las que permiten la vigilancia y el control social por parte
de receptores que se constituyen en interlocutores.
La
UNESCO16 refuerza lo que se
acaba de mencionar al advertir que la democratización de
la comunicación tiene otras múltiples connotaciones,
entre las que destaca las siguientes:
-
Suministro de medios más numerosos y más variados
a un mayor número de personas.
- Acceso
mayor del público a los medios de comunicación existentes.
- Intercambio
de informaciones en un mayor plano de igualdad y reciprocidad
(circulación de doble sentido).
- Información
más abundante procedente de una pluralidad de fuentes,
que permitan una mayor selección.
Todos
estos aspectos llevarán a los individuos, siguiendo la reflexión
de la UNESCO, a una mayor participación en la adopción
de decisiones basadas en un conocimiento completo de unos hechos
heteróclitos y de unos puntos de vista divergentes.
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FUENTE:
Elaboración del autor.
Conclusiones
provisionales
En
la mayor parte de los países de Latinoamérica, con
escasa madurez democrática, la labor de construcción
de ciudadanía o de "ciudadanías" por
su carácter multiétnico y pluricultural es primordial
para la consolidación de un régimen de libertad personal
y justicia social, fundado en el respeto y el ejercicio pleno de
los derechos, libertades y garantías reconocidas por la Carta
Magna de cada país y por acuerdos internacionales como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y La
Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto de
San José de Costa Rica" (1969).
En
estos países se hace dificultosa la creación de las
condiciones que permitan gozar de este ejercicio pleno porque los
individuos aún no han llegado a conocer, comprender, interpretar
y, mucho menos, a asumir el estado de Derecho en el que ahora viven,
y que les reconoce por lo menos en el papel plena libertad, equidad
y justicia. La violación sistemática de los derechos
humanos y la completa anulación de las garantías constitucionales
en los regímenes dictatoriales impidieron ejercer la ciudadanía
y, en medio de un clima de temor y represión, plasmaron una
conciencia de injusticia e inequidad que a los latinoamericanos
les cuesta dejar atrás.
Gestar
ciudadanía es, por lo tanto, asumir un compromiso social
y político por la transformación gradual de esa situación
en busca de una vida digna para todos. Es ejercer, mantener y estimular
la conciencia cívica de que todos los seres humanos
son libres e iguales ante la ley, y tienen que llevar a la práctica
de forma cabal y comprometida los mismos derechos y obligaciones,
sin distinciones de raza, sexo, nivel socioeconómico, creencia
religiosa ni ninguna otra. Los derechos de cada persona están
limitados únicamente por los derechos de los demás
y por las justas exigencias del bien común.
Además,
construir ciudadanía es favorecer la participación
activa de la gente en la edificación y transformación
de la sociedad en la que viven conforme a sus necesidades e intereses.
Lo anterior implica la conducción a un entorno democrático
favorable en el cual las personas, tanto individual como colectivamente,
puedan ampliar y desarrollar sus capacidades. De este modo, se amplían
sus opciones y oportunidades para acceder a mejores condiciones
de vida, donde ellos son los principales protagonistas y beneficiarios.
Hoy
es imposible pensar en la formación de esa cultura política
ciudadana al margen de los medios masivos de comunicación,
más aún cuando se constata que ni las instituciones
gubernamentales ni los partidos políticos han asumido esa
obligación. En esta tarea de formación se encuentran,
al igual que otros medios e instituciones, las radios populares
porque desde su razón de ser asumen junto, desde y a partir
de los sectores populares un compromiso por la democratización
de la comunicación y de la sociedad.
Recomendaciones
para el trabajo masivo
A
partir de una serie de trabajos de investigación realizados
por el autor, se plantean una serie de recomendaciones para los
medios masivos de comunicación interesados y comprometidos
con la construcción de ciudadanía:
a)
Abordar la actualidad informativa local estableciendo "puentes"
de relación y articulación con el panorama informativo
regional, nacional e internacional. Estos "puentes"
permitirán a los interlocutores relacionar y comparar hechos
de interés público para establecer líneas
de acción tomando en cuenta otras realidades que pueden
brindar parámetros para tomar decisiones en su vida cotidiana.
En definitiva, los medios deben tomar conciencia de su capacidad
potencial de incidencia en la agenda pública y su importancia
fundamental en la generación de procesos de desarrollo
local desde el ámbito comunicativo. Esto es posible cuando
se empieza a reflexionar en la posibilidad de plasmar desde la
información una cultura política democrática
y ciudadana que tenga posibilidad de influencia en los centros
de poder.
b)
Este enfoque de comunicación ciudadana responde
a la necesidad de planificar y evaluar el trabajo periodístico
sistemáticamente. Para ello, es fundamental el diseño
periódico de una agenda informativa -sobre la base
de una política más amplia- que responda en primera
instancia al panorama informativo local, pero que de la misma
manera tome en cuenta aspectos regionales, nacionales e internacionales.
Si bien las noticias de interés colectivo son el fundamento
en la construcción de estas agendas, también se
deben tomar en cuenta las noticias de interés sobre asuntos
privados, de utilidad para la vida diaria y las de interés
reducido a las que los oyentes les asignan diversas utilidades.
Sin embargo, recuérdese que las de interés público
son aquéllas que necesariamente requieren orientación
y seguimiento -y la mayoría de las veces la opinión
editorial del medio de comunicación para impulsar o refutar
diversas corrientes- ya que inician procesos de formación
de opinión pública. Por otro lado, la incidencia
en la opinión pública se verá fortalecida
por las relaciones interinstitucionales que se promuevan permanentemente
en la cobertura de las noticias, ya que de este modo la radio
podrá "validar" su labor desde las instancias
organizadas de la sociedad civil.
c)
Respecto a la evaluación de la labor periodística
se sugiere involucrar activamente a la audiencia por medio del
uso de técnicas de investigación cuantitativas (por
ejemplo, la encuesta) y cualitativas (como los grupos focales).
De la misma manera, no se puede dejar de lado el acercamiento
a los emisores/productores para pensar y re-diseñar conjuntamente
la programación de acuerdo con los resultados del estudio
de las audiencias, al mismo tiempo de pretender su permanente
capacitación y profesionalización.
d)
Inclusive, la participación de los interlocutores -concebida
como un "puente articulador" que facilita la democratización
de la comunicación- en la producción, durante y
fuera de la emisión, debe ser planificada y evaluada basándose
en objetivos concretos que respondan a las expectativas de la
población y a la misión del medio de comunicación
en la sociedad. De este modo, los medios masivos se van constituyendo
en verdaderos espacios públicos donde se construyen consensos
sociales, se influye en las decisiones colectivas en torno a causas
justas y nobles, donde se edifica lo público (algo común
que me liga a los otros) con y desde los ciudadanos.
e)
Diversificar la oferta comunicativa a través del uso de
diversos géneros, formatos y recursos, especialmente de
los subgéneros periodísticos interpretativos e investigativos,
con una mayor utilización de los formatos de discusión
pública (mesa redonda, debate, panel), reportajes, entrevistas
de fondo, notas ampliadas o contextualizadas, documentadas e ilustradas
y otros. En la línea de José Ignacio López
Vigil17 (1997:249-250) cuando
menciona que para ampliar una noticia en el campo del periodismo
interpretativo se debe situar geográfica o históricamente
los hechos, relacionar un hecho con otros, revelar otras causas,
complementar la información y prever las consecuencias
de los hechos. Así, el emisor-intérprete está
dando elementos de juicio para que el oyente saque sus propias
conclusiones.
f)
Finalmente, resaltar la importancia de la investigación
científica y social en todos estos procesos, ya que es
crucial en la medida que permite conocer a los públicos
en sus múltiples dimensiones de consumo de los discursos
mediáticos, pero también en sus expectativas sobre
los medios de comunicación que requieren para fortalecer
el ejercicio cotidiano de su ciudadanía. Mucho queda por
hacer para acercarse a la cotidianidad de esas personas a las
que se llaman "audiencias" y que, muchas veces, sólo
se las concibe con parámetros estadísticos, sin
pensar que detrás de cada una de ellas hay un mundo lleno
de esperanzas y sentidos que aprender.
Notas:
2Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), Informe de Desarrollo Humano en Bolivia
2000, 1ª ed., La Paz, 2000, PNUD, pp. 31, 131.
3Fernando Calderón, Martín
Hopenhayn y Ernesto Ottone, Esa esquiva modernidad. Desarrollo,
ciudadanía y cultura en América Latina y el Caribe,
1ª ed., Caracas, 1996, UNESCO, Nueva Sociedad, p.55.
4Sinesio López Jiménez,
Ciudadanos reales e imaginarios. Concepciones, desarrollo y mapas
de la ciudadanía en el Perú, Lima, 1997, IDS,
p. 43.
5 López, op. cit., pp.
53-54.
6 Adela Cortina, Ciudadanos
del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía,
Madrid, Alianza Editorial, 1997, pp. 265.
7 Cortina, op.cit., p.140.
8 Claudia Villamayor y Ernesto
Lamas, Gestión de la radio comunitaria y ciudadana,
1ª ed., Quito, 1998, AMARC, Fundación Friedrich Ebert
Stiftung, p.225.
9 Humberto Vandenbulcke, "La
radio popular en la educación ciudadana. La experiencia de
la red de UDECA", conferencia magistral presentada en la Asamblea
General de ERBOL, realizada en julio de 1999, en la ciudad de Cochabamba-Bolivia,
p.1.
10 Como se podrá advertir
más adelante, esta educación está directamente
ligada en los medios masivos a la de la recepción.
11Jesús Martín-Barbero,
De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y
hegemonía, 5ª ed., Santafé de Bogotá,
Convenio Andrés Bello, p.xiv (Prefacio).
12 Véase Carlos A. Camacho
Azurduy, Las radios populares en la construcción de ciudadanía.
Enseñanzas de la experiencia de ERBOL en Bolivia, 1ª
ed., La Paz, 2001, UASB, pp.275.
13 El Artículo 19 de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa
que "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión
y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado
a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones
y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras,
por cualquier medio de expresión."
14 UNESCO, Un solo mundo,
voces múltiples. Comunicación e información
en nuestro tiempo, 1ª ed., 1980, Fondo de Cultura Económica,
México D.F., p. 289.
15 Sobre este tema consúltese
Sandro Macassi Lavander, "Información para una ciudadanía
responsable", La Pizarra - Revista del Comunicador Práctico,
No.11, agosto de 1994, pp.12-15.
16 Op.cit, p. 302.
17 José Ignacio López
Vigil, Manual urgente para radialistas apasionados, 1ª
ed., Quito, 1997, AMARC, pp. 249-250.
Referencias:
Calderón,
Fernando, Hopenhayn, Martín y Ottone, Ernesto, Esa esquiva
modernidad. Desarrollo, ciudadanía y cultura en América
Latina y el Caribe, 1ª ed., Caracas, 1996, UNESCO, Nueva
Sociedad, pp.112.
Camacho
Azurduy, Carlos A., Las radios populares en la construcción
de ciudadanía. Enseñanzas de la experiencia de ERBOL
en Bolivia, 1ª ed., La Paz, 2001, UASB, pp.275.
Cortina,
Adela, Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía,
Madrid, Alianza Editorial, 1997, pp. 265.
López
Jiménez, Sinesio, Ciudadanos reales e imaginarios. Concepciones,
desarrollo y mapas de la ciudadanía en el Perú,
Lima, 1997, IDS, pp.119.
López
Vigil, José Ignacio, Manual urgente para radialistas apasionados,
1ª ed., Quito, 1997, AMARC, pp. 550.
Martín-Barbero,
Jesús, De los medios a las mediaciones. Comunicación,
cultura y hegemonía, 5ª ed., Santafé de Bogotá,
Convenio Andrés Bello, pp.351.
Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Informe de
Desarrollo Humano en Bolivia 2000, 1ª ed., La Paz, 2000,
PNUD, pp.214.
UNESCO,
Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e
información en nuestro tiempo, 1ª ed., 1980, Fondo
de Cultura Económica, México D.F., pp. 508.
Vandenbulcke,
Humberto, "La radio popular en la educación ciudadana.
La experiencia de la red de UDECA", conferencia magistral presentada
en la Asamblea General de ERBOL, realizada en julio de 1999, en
la ciudad de Cochabamba-Bolivia, pp.7.
Villamayor,
Claudia y Lamas, Ernesto, Gestión de la radio comunitaria
y ciudadana, 1ª ed., Quito, 1998, AMARC, Fundación
Friedrich Ebert Stiftung, pp.258.
Carlos
A. Camacho Azurduy
Docente boliviano de la Maestría en
Comunicación y Desarrollo de la Universidad
Andina Simón Bolívar. |