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Por Cida Golin y Maria Da Graca
Número 35
Estructura
polifónica, el espacio urbano es un soporte perforado por
el lenguaje, cruce de discursos, vivencias, cuerpos y múltiples
historias. La ciudad, como bien demostró Italo Calvino, refleja
construcciones imaginarias, fabulaciones y hablas que en ella circulan,
a partir de ella, son elaboradas2.
Para el antropólogo Mássimo Canevacci, comprender
una ciudad significa recoger fragmentos, lanzando entre ellos puentes
capaces de provocar una pluralidad de significados o de encrucijadas
herméticas3. El geógrafo
Milton Santos encuentra allí un campo de fuerzas, una mezcla,
el lugar de la contradicción4,
características que Teixeira Coelho subraya al describir
ese territorio como única realidad política concreta
para los sujetos: “la ciudad es que existe, la ciudad sabe,
la ciudad vive. La cultura está en la ciudad, la cultura
es la ciudad”5.
En una época en que las fronteras se estiran y cambian de
significado, apoyadas en nuevos sistemas informativos que subvierten
nociones de espacio y tiempo, el hábitat, la casa,
el espacio conocido, fijo y familiar gana énfasis en el contexto
nómada de individuos, fuerza del trabajo y mercancías6.
Santos recuerda que los lugares reproducen “la totalidad-mundo
de modos específicos, individuales, diversos. Ellos son singulares,
pero son también globales. La ciudad, pronta a enfrentar
su tiempo a partir de su espacio, crea y recrea una cultura con
la cara de su tiempo y de su espacio”, o sea, la existencia
en aquel territorio ejerce un papel revelador sobre el mundo7.
Quadros aproxima la radio y la ciudad como desdoblamientos del concepto
de lugar, donde el hombre realiza cambios simbólicos con
características específicas: locales-espacio de mediación
dentro de determinada cultura. En la urgencia de informar, la radio
guarda la calidad oral del contar, de suscitar la imaginación,
un mosaico de voces, ininterrumpidas y cotidianas, con un sentido
profundo de la función de utilidad pública en una
comunidad: “la voz que habla es de la aldea, habla para un
yo único no fragmentado”8.
Lewis Mumford subraya cuánto la ciudad, en su origen, debe
a la aldea las relaciones de orden, estabilidad y vecindad en el
compartir del ritmo vital entre los que nacen, trabajan, casan,
agonizar y mueren. Las ciudades antiguas, por ejemplo, no crecían
más allá de las distancias de las caminadas o de la
audición: “En la Edad Media, quedar dentro del alcance
de las campanas de Bow definía los límites
de la City de Londres”9.
A través de su sonoridad, inmersa en un tiempo histórico
de visualidad excesiva y ruidos intermitentes, la radio se constituye,
de forma estratégica, en alternativa a un escenario de discursos
homogéneos que encubren, muchas veces, identidades locales.
Como contrapunto, el vehículo sirve de voz a un habla específica
y propia. En el momento en que se redireccionó, principalmente
a partir de los años 60, dejando la sala de visitas y el
entretenimiento para la televisión, pasó cada vez
más a contemplar noticias y prestación de servicios
locales, aproximándose de la cultura de la comunidad en donde
opera. Cualquier manual para iniciantes recomienda que la pauta
del vehículo privilegie temas próximos, criterio de
relevancia: aquello que se ve y se conversa en la calle, una información
urgente, un accidente de tránsito, el pozo de la calle, las
reivindicaciones de los barrios10.
La tendencia a la programación en flujo, con repetición
incesante de bloques, y de noticias, a partir del cambio de presentadores
y de fajas de público11,
lleva al vehículo, cada vez más, a la sincronía
con el ritmo y las especificidades de un ciclo de 24 horas. Se trata,
según Medistch, del ordenamiento circular en función
del reloj en detrimento de la linealidad del antes y después.
El criterio principal pasa a ser la fluidez basada en la frecuencia,
en la duración del enunciado y en la repetición de
su enunciación12. En
ese sentido, pasa a ser un espejo de la ciudad donde está
inserido, reflejando en el lenguaje cíclico y temporal las
tragedias cotidianas, la prisa, el ritmo caótico (o no) del
tránsito. La programación en flujo, tendencia de importantes
emisoras del radio informativo, corrobora la metrópoli contemporánea
como el lugar del movimiento incesante, de la multitud, del transporte,
del moverse en vías expresas, de la dictadura de la velocidad.
Para conocerse una región, una ciudad, un barrio, también
es preciso pasear por su radio, su habla y su entonación.
Con esa pretensión, el Departamento de comunicación
de la Universidad de Caxias do Sul (UCS), a través del proyecto
de investigación La radio es la ciudad – La identidad
de la radio en la región colonial italiana de Rio Grande
do Sul, en curso desde el segundo semestre de 2001, con el
apoyo de CNPq y FRAPERGS, viene rescatando las producciones radiofónicas
características de la región, identificando su historia
y peculiaridades de lenguaje, a fin de avanzar en el perfil del
vehículo regional, colaborando, también para el rescate
de la memoria de la radio en general. En ese sentido, es fundamental
señalar que la rica historia de la radio en la región
fue parcialmente rescatada en apenas dos publicaciones13
y a través de las monografías producidas por alumnos
del curso de periodismo de la UCS. Del material recogido hasta el
momento, es posible detectar por lo menos tres grandes recorridos
posibles a partir de la centralización analítica en
el conjunto de programas italianos (en que el dialecto véneto
es el lenguaje predominante), de carácter religioso (es una
región de fuerte tradición católica) y de línea
humorística a partir de un personaje principal, el gringo
Radicci, que de las historietas del diario ganó también
la radio (y otros productos culturales) con la inconfundible voz
de su creador, el dibujante Iotti.
Velocidades posibles: el radio informativo de Caxias do
Sul
Caxias do Sul, segundo polo metal-mecánico de Brasil, es
una localidad situada en lo alto de la sierra gaucha, a 125 kilómetros
de Porto Alegre (RS) y fue fundada por inmigrantes italianos al
final del siglo XIX. A pesar de la localización geográfica
de difícil acceso, la integración ferroviaria y la
inauguración de la ruta nacional BR 116 (1942), vía
de conexión con grandes centros proveedores y de consumo,
consolidaron el perfil industrial del municipio. Posee hoy 360.223
habitantes, la renta per cápita sobrepasa el doble
del promedio estatal14 con 15
mil establecimientos industriales y 96 mil trabajadores empleados
en la economía formal15.
Al mediodía en punto, en esa ciudad de economía pujante,
va al aire el Informativo Formolo (Jornal Formolo). Confundiéndose
con la existencia y la trayectoria cincuentenaria de la radio en
la región, el radio informativo trae para dentro de las casas,
y en el tradicional horario del almuerzo, las noticias principales
de la mañana, el reportaje local y un servicio fijo de utilidad
pública: los anuncios fúnebres, encontrados y perdidos,
empleos; rescatando, así, la función primordial de
la radio en la ciudad, cuando era apenas un servicio de altoparlantes
instalado en la plaza central, la Dante Alighieri.
Hay en ese radio informativo resquicios de una temporalidad distinta
de aquella pregonada por el lenguaje predominante de las escuelas
radiofónicas canónicas que eligen la rapidez y la
velocidad como características intrínsecas al vehículo.
No en tanto, en la medida en que dialoga con el local en que está
inserido, la radio subvierte la lógica de la metrópoli
de la comunicación y del consumo, en que la geometría
del espacio fue sustituida por el flujo móvil, inestable
e fragmentario de la comunicación. El informativo, a propósito,
presenta otro ritmo, más pausado, en que la voz impostada
del locutor o los arcaísmos de lenguaje presentes en participaciones
sociales o de luto remiten a los primordios del vehículo.
El producto se enraizó de tal forma en el cotidiano de la
comunidad al punto de que el público resiste los cambios
propuestas para el formato. Por otro lado, ese fenómeno cultural
carga consigo vínculos precisos entre la radio y el espacio
urbano, entrelazando el producto radiofónico con elementos
fundadores de la ciudad primitiva, como la plaza o el ritual de
la muerte.
En este sentido, Milton Santos ya había comentado que, en
la familia de los imaginarios de la globalización y de las
técnicas, se encuentra la idea de que la velocidad constituye
un dato irreversible en la producción de la historia. Para
el geógrafo, “solamente algunas personas, firmas e
instituciones son altamente veloces. En verdad, el resto de la humanidad
produce, circula y vive de otra manera. El acto de la minoría
acaba siendo representativo de la totalidad”. En realidad,
la vida cotidiana abarca varias temporalidades simultáneamente
presentes16.
La radio en la plaza
Las primeras experiencias radiofónicas en Caxias do Sul ocurrieron
entre 1942 y 1944, en pleno apogeo de la radio nacional, como entretenimiento
masivo. Como todo el estado de Rio Grande do Sul, la región
consumía la programación de las emisoras Gaúcha,
Farroupilha, Tupi, Nacional y emisoras argentinas, uruguayas
y paraguayas. Época de la segunda guerra mundial, el gobierno
brasileño prohibía la concesión de canales
radiofónicos. Los primeros ejercicios de la propia voz se
dieron, entonces, en el espacio principal de la sociabilidad urbana
de aquel periodo, la plaza Dante Alighieri, local de las flores
y de las piedras en forma de racimos de uva, reducto de la conversación
diaria, del comentario callejero, de los cines, del encuentro de
la misa dominical, del footing y punto de articulación
de los “grandes romances” y futuros casamientos bendecidos
en la catedral Diocesana17.
Los sonidos inaugurales de la Radio Guacira, en verdad
apenas un servicio de altoparlantes comandado por el periodista
y corresponsal del Diario de noticias, Jimmy Rodríguez.
De las cinco a las nueve horas de la noche, al ciudad pequeña
y silenciosa, que consumía diarios locales semanales, además
de los diarios de la capital, escuchaba, desde la Caipora hasta
el barrio San Pelegrino, músicas, dedicatorias, informaciones,
eventualmente alguna edición extraordinaria18.
Se sabe que la plaza es un espacio que se confunde con el propio
origen del concepto occidental de urbano, y esa primitiva manifestación
ya refleja la relación directa de la radio con la ciudad
entendida como espacio primordial de diálogo. En su estado
primitivo, el ágora, la plaza griega, era el local
de la asamblea, de reunión, un lugar destinado sobretodo
a la palabra19. La plaza de
Caxias do Sul tiene poco más de un siglo y sirvió
de punto de comercio de los carreteros y de posada para colonos.
Sus monumentos reflejan las narrativas fundadoras de la ciudad,
un homenaje a la inmigrante Luisa Eberle, pionera de la metalurgia,
y al poeta florentino de los sonetos amorosos, padre de la poesía
italiana. Justamente en el tiempo de los altoparlantes, años
de la segunda guerra, la Liga de Defensa Nacional entendió
que todos los paseos, plazas, calles y sitios públicos con
nombres extranjeros serían un atentado a la patria. La plaza
Dante, pasó entonces a llamarse oficialmente Ruy Barbosa,
nombre postizo que fue revocado en 1990 sin nunca haber sido, siquiera,
exigido un busto al famoso orador y abolicionista brasileño.
En 1946, para suplir la carencia de un sistema sonoro que sólo
alcanzaba moradores próximos a la plaza, surgía la
Radio Caxias trayendo consigo, en el nombre, la identidad de su
ciudad. Instalada en la sede del Recreio Guarany, la voz de
la metrópoli del vino tenía como antena dos palos
de eucaliptos clavados en la huerta del club. La emisora entraba
al aire de las 11 a las 14 y de las 17 a las 22 horas. Su programación
seguía la de las escuela de la Radio Nacional y de la Tupi
y había, entre la comunidad, un sentimiento fuerte de identificación
con el nuevo vehículo, a pesar de la poca cantidad de aparatos
receptores20, tanto que en 1958
fue necesario instalar, nuevamente, altoparlantes en la plaza para
transmitir la Copa del mundo. La radio funcionaba, sobretodo, como
un correo, en los moldes de la Radio Guacira, permitiendo que los
serranos de las colonias y de localidades vecinas transmitiesen
mensajes a sus familiares en un periodo en el que el acceso al teléfono
era para una elite: “Hola familia de Juan da Silva. Él
comunica que seguirá en el ómnibus del sábado.
Pide para que lo esperen con montaría, en la portera de la
hacienda...”21. Todavía
hoy, en Forqueta, barrio de Caxias do Sul, el altoparlante de la
iglesia, enfrente a la plaza, desempeña un papel conductor
en lo cotidiano, divulgando noticias de interés y convocando
a la comunidad para reuniones y eventos afines22.
La radio Caxias fue inaugurada el 27 de abril de 1946, y en junio
estrenaba en la programación el radio informativo de las
12:15 que, desde el inicio, se constituía en un significativo
espacio radiofónico, considerando que la población,
en aquel periodo, sólo contaba con diarios impresos semanalmente.
El presentador Vivaldo Vargas, desde hace 20 años la voz
principal del noticioso, recuerda que bastaba andar en las calles
principales de la ciudad para oír el programa23.
Comercio cerrado, era la hora de sintonizar el informativo durante
la importante comunión del almuerzo, del retorno a casa.
En la mesa, estaba el diálogo y el silencio de los oyentes
en contrapunto con la voz sobria del informativo interpretando las
noticias de la comunidad. La llamada portería (en
la planta baja del predio, donde hasta hoy el público lleva
sus notas pagas), siempre pautó cada edición del radio
informativo con un número variable de notas útiles,
anuncios fúnebres, encontrados y perdidos. Era común
el anuncio no sólo de las muertes, sino también de
los nacimientos, y directamente por la radio, la invitación
para padrinos de bautismo24.
Curiosamente, fue en Caxias do Sul, a través de la Radio
y TV Caxias, cuya emisora de televisión fue comprada posteriormente
por la RBS, que surgió el primer Informativo del almuerzo
(Jornal do Almorço)25,
tradicional programa televisivo, confirmando la importancia del
mediodía como un instante de búsqueda de información
y de prestar atención a los asuntos comunes.
El mediodía
Se trata de un momento emblemático. Basta un breve recorrido
por el simbolismo del número 12 para verificar su condición
espacio-temporal, marco de los ciclos26.
Anunciadas siempre por las campanas de la iglesia, las doce son
exactamente la mitad del día, punto tradicional de parada,
de descanso, horario biológico del alimento necesario para
la sustentación del trabajo y demás actividades diarias
del sujeto. Todavía permanece, en la ciudad y región,
el hábito del almuerzo, del regreso a casa, del encuentro
con la familia. Reflejando la tendencia apuntada por una investigación
cualitativa27, el director
de la emisora Evandro Fontana es taxativo: “Además
de la polenta y de la pasta, es el momento de alimentarse de las
cosas de ciudad, de la casa”.
Después de más de medio siglo de existencia, el radio
informativo del mediodía se mantiene como uno de los pilares
de la programación de la emisora pionera. Esa posición
es confirmada por los resultados de la encuesta IBOPE, de 2001,
en que 264 mil personas fueron consultadas. El Informativo Formolo,
como ahora es llamado (Formolo es el patrocinador)28,
quedó en primer lugar en la audiencia de AM (5,68%), entre
todas las clases sociales, siendo el horario de mediodía
responsable por una audiencia del 4%. Otras emisoras como la Difusora
Caxiense y la Radio San Francisco también invierten en informativos
generales en esa faja horaria, mientras que la Universidad AM presenta
un programa de deportes.
Dividido en siete bloques, el radio informativo dura cerca de una
hora. La primera mitad se constituye del noticiario propiamente
dicho, dándole prioridad a los reportajes en las ciudades
de cobertura. Las demás informaciones, de relevancia nacional
e internacional, son tratadas en pequeños textos leídos
por los dos presentadores. La segunda parte es destinada a servicios
de utilidad pública como avisos de corte de agua y luz, calles
cortadas, encontrados y perdidos, oportunidades de trabajo, eventos
sociales y las famosas participaciones de luto. En general, el lenguaje
remonta a las primeras escuelas radiofónicas de las que el
Reporter Esso es el paradigma. La locución es compenetrada
y pomposa. Hay un ritmo más lento que aquel utilizado en
lo restante de la programación de la emisora. El uso de trillas
y efectos sonoros es discreto y contenido. El Ibope (ranking) indica
que más del 60% de la audiencia es formada por personas con
más de 40 años, confirmando una de las tendencias
verificadas en la sintonía de las AMs, el envejecimiento
del público29. Los oyentes
del Formolo, cuyas declaraciones fueron recogidas y registradas,
poseen más de 50 años.
“(...) Cuando da el noticiario, yo voy cerca para escuchar,
para ver bien las cosas.”
“(...) Porque yo estoy sola, tomo mi plato y ya voy allá
cerca para escuchar.”
“(...) Nosotros prestamos atención, ¿no es?,
a las cosas que vemos. Con alguna cosa nosotros quedamos conversando,
pero es poca cosa. A nosotros nos gusta realmente prestar atención.”30
Un
aspecto que aparece en la mayoría de las declaraciones es
la insistencia de algunos oyentes en utilizar las expresiones “mirar”
y “ver de cerca” al referirse al informativo. Los enunciados,
de alguna forma, remiten al núcleo del lenguaje radiofónico:
la creación de imágenes mentales. El discurso radiofónico,
al deflagrar representaciones, acciona esquemas cognitivos, que
traen a tona la memoria, la imaginación y el sentimiento
de pertenencia al lugar por el actualizarse y revivir experiencias
compartidas.
El anuncio fúnebre
Así como en la radio Garibaldi, emisora del municipio del
mismo nombre, a 42 kilómetros de Caxias do Sul, todavía
es posible saber quién está en el hospital de la comunidad
a través del Boletim Hospitalar (Boletín
del hospital) transmitido en el horario del mediodía31,
los caxienses eligieron el Radioinformativo Formolo como el espacio
primordial para el anuncio de la muerte. Se trata de una de esas
etapas de un ritual de pasaje: la separación del muerto de
la comunidad de los vivos y su integración en la de los muertos,
un recorrido hecho al margen de dos realidades antagónicas:
la vida y la muerte32. En el
mismo horario, la otra emisora, la competencia, la radio San Francisco,
de propiedad de los frailes capuchinos, también transmite
invitaciones de entierro y misas de aniversario, textos antecedidos
con la sonoridad grave de la campana de una iglesia. Antes de la
llegada de la radio, los avisos de fallecimiento eran registrados
en folletos, marcados con una cruz, y colocados en todas las principales
tiendas de Caxias do Sul33.
Desde los primordios del radio informativo, el anuncio fúnebre
es tratado como una noticia y, conforme el tiempo de los espacios
vendidos, puede suprimir materias previstas en el segmento del periodismo
informativo. Las notas fúnebres, responsables por el 5% de
la facturación anual de la emisora34,
responden a los oyentes cautivos del programa, generalmente de la
tercera edad, un segmento naturalmente acostumbrado a esta temática.
En su instigante estudio sobre El hombre y la muerte, Edgar
Morin recuerda que el ego de los ancianos está próximo
del ego de los muertos; psicológicamente, la vejez sería
de simpatía y de preparación para la muerte35.
“Sí, yo aviso, prendo. Las notas fúnebres
yo siempre miro, siempre, siempre”.
“Aquél que murió, lo que más importa,
para mí, es la nota fúnebre”.
“La nota fúnebre, porque dopo el
resto no me interesa, ¿no es?”
“Me gusta más que todo. Oír aquél que
murió, ¿no es? Oír el entierro.”
“Es, de todo el noticiero que da, un acontecimiento, los
fallecidos, los fallecimientos.”36
Conforme
revelan algunos oyentes del programa, el anuncio de la muerte concentra
las atenciones, ninguna otra actividad es realizada en ese momento.
Está siempre la expectativa en relación con el nombre
de un pariente o conocido, y la obligación de repasarla a
otros: al vecino, a los amigos, concretizando el luto social necesario
para cerrar la herida de los individuos sobrevivientes. Tal hábito
fue creado y reforzado por la emisora durante más de medio
siglo de existencia apoyado en el inicio por la inexistencia de
diarios impresos, apenas semanales. Generaciones de familias pasaron
por la portería de la Radio Caxias para cumplir con el ritual
de anunciar el entierro o por el periódico (el anuncio de
las misas en memoria del fallecimiento). Un intento reciente de
exclusión de esta práctica, en el radio informativo,
generó protestas del público, determinando el retorno
del antiguo modelo37.
Se encuentra aquí, como en la plaza, un vehículo más,
muy fuerte, entre la radio y el espacio urbano. La cuestión
de la muerte, la herida irreparable del hombre38,
siempre exigió el territorio fijo. Se sabe que el origen
de la ciudad se encuentra en el respeto del hombre, incluso el de
Neandertal, por sus muertos. Conforme Munford, en medio de las andanzas
del hombre paleolítico, los muertos fueron los primeros “en
tener una morada permanente, una caverna, una cueva señalada
por un monte de piedras, un túmulo colectivo. Constituían
marcos a los cuales probablemente retornaban los vivos, en intervalos,
a fin de comulgar con los espíritus ancestrales o de aplacarlos.
(...) La ciudad de los muertos antecede a la ciudad de los vivos”39.
En un tiempo hecho de estrategias para recusar la transitoriedad
de la existencia, de juvenilización de los cuerpos y de horror
a la vejez40, el radio informativo
sirve como un soporte de expiación, de verbalización
o exhibicionismo del dolor de la pérdida. Al contrario de
otros periodos históricos, el siglo XX asistió a la
dificultad del individuo en elaborar su propia muerte, persiguiendo
todas las formas posibles de ocultamiento. Según Ariès,
hay una negación y una dificultad en lidiar con el moribundo
expresa también en el discurso médico: es preciso
no hablar en la muerte inminente41.
Simultáneamente, el hospital se transforma en el local adecuado
para morir: el confinamiento temporal y espacial de la muerte es
tan fuerte que la mayoría de los óbitos ocurre en
las UTIs42.
Con
un tono más grave y menor velocidad en la emisión
del habla, para acentuar el clima triste o melancólico, y
el énfasis en consonantes que configuran la entonación
local y característica, con la pronunciación cargada
de la /R/, la voz del radio informativo sirve de vehículo
para interpretaciones de discursos diversificados sobre la muerte,
desde composiciones en que el luto es compartido de forma socialmente
contenida hasta exposiciones de carácter más íntimo
y personal.
XXX, esposa, hijos, nuera y nietos de XXX, pesarosos
con su fallecimiento, participan que los actos fúnebres
tendrán lugar mañana, a las diez horas. El féretro
saldrá de la sala B de las Capillas San José, ya
encomendado para el cementerio público municipal, donde
será dada la sepultura. Noticiamos el fallecimiento de
XXX.
Invitación para misa de sexto mes de fallecimiento
de XXX. Querido y muy recordado XXX. Hoy hacen seis meses
que partiste de esta vida, dejándonos en la más
profunda tristeza y el más profundo silencio. ¡Cuánta
nostalgia sentimos de ti! Nuestras hijas están creciendo,
y cada día que pasa están más bonitas, ¡pues
ellas se parecen tanto contigo! XXXX, todos los días reza
por ti y XXXX llama “¡papá!”. Es difícil,
muy difícil, enfrentar el día a día sin tu
presencia. Rezamos para que tengas paz y sentimos que podemos
contar con tu protección, junto a Dios. (...)
Invitación para misa de séptimo año
de fallecimiento de XXX. ¡Querida madre! Hacen
siete años que partiste para la eternidad y nos dejaste
sólo tristeza y nostalgia para toda tu familia. Madre,
en este mundo todo continúa igual, el sol todavía
brilla allá en lo alto, la noche aparece misteriosa en
el cielo. Cuando la luna está llena, con el corazón
apretado por la nostalgia, miramos al cielo, y en su inmensidad
vemos la imagen de aquella que hace siete años partió
de esta vida. Todo el sufrimiento del mundo no te traerá
de vuelta, pero la oración dará paz a tu alma. No
hay palabras que digan la nostalgia inmensa que sentimos de ti.
¡Te amaremos siempre! (...)
Invitación para misa de primer año de fallecimiento
de XXX. ¡XXX! El Ángel de la noche, mensajero de
la voluntad divina, vino a segar en el jardín de nuestra
familia la más flor más gallarda y perfumada para
plantarla en el cantero eterno. Y, mientras aguardamos tu llamado,
haremos descender sobre ti nuestras lágrimas, acompañadas
de las preces fervorosas en sufragio de tu bella alma, que todavía
vive en el corazón dolorido de tus seres queridos. (...)43
Llama
la atención de cualquier oyente, o lector, la emoción
compartida con el público en relación con la muerte,
la pérdida, el dolor de la vida que prosigue. La muerte,
en la gran mayoría de los textos, está asociada a
la nostalgia entendida como tristeza, al sufrimiento de quien queda
y a los diversos elementos naturales (flor, cielo, sol, noche, luna).
Una misma nota fúnebre puede ser emitida en horarios distintos
del obituario (inicio, medio y fin), si fuera paga para eso. De
parte de los interesados hay una necesidad de vincular su nombre
con el del muerto, de escucharlo en la radio como un homenaje postrero44.
Persiste, también una cierta resistencia del público
en abandonar algunas expresiones en desuso, como por ejemplo, el
cuerpo será dado a la sepultura. Ese arcaísmo,
repetido diariamente, al mismo tiempo, recuerda otro término,
dar a luz, revelando, por el lenguaje, el ciclo de vida
y muerte, de la salida y el retorno al útero (madre o tierra).
Conforme Mircea Eliade, el simbolismo del regreso al vientre tiene
siempre una validez cosmológica45.
O como escribe Etienne Samain, el muerto debe dejar su casa (cultura)
para volver a la tierra (naturaleza)46.
Muchos de los textos emitidos son ofrecidos por la propia radio,
otros llegan por el propio anunciante. Se percibe, muchas veces.
La creación de un fuerte clima emocional, de interlocución
directa con aquél que murió, a través de la
voz del locutor, socializada con la comunidad, adquiriendo una autoridad
casi religiosa. Es posible aproximarse, en ese momento, a algunas
ideas desarrolladas en el libro El mito de la radio, en
el que Mónica Nunes asocia el discurso mítico a algunos
rituales de la programación radiofónica. Se sabe del
valor mágico otorgado a la palabra por las culturas orales
primitivas, en que la palabra dicha posee poder sobre las cosas,
y se sabe también cuánto el hombre arcaico se valió
de todos los recursos mágicos-religiosos para reducir el
sufrimiento. La voz adquiere una función estratégica
en ese ritual de despedida en que es imposible separar el mensaje
verbal del vocal47. Para la
autora, se trata de algo inevitable: “En torno de la radio,
somos sociedad sin escrita, pues la voz-música y la palabra
en su forma oral son las únicas posibilidades de aprehensión
del sentido”48.
Consideraciones finales
La radio siempre encontró en la prestación de servicios
y en los textos de utilidad pública una salida segura en
la competencia con los otros medios de comunicación. El radio
informativo Formolo, obviamente, está dentro del contexto
de informar lo global y concentrar en lo local49,
y la facturación consecuente de ese segmento asegura su permanencia
e, por lo tanto, su condición de hábito cultural.
Tanto es así que, después de las participaciones de
luto, los servicios continúan. Son encontrados y perdidos,
invitaciones para fiestas, eventos religiosos, descripciones minuciosas
de perros de estimación perdidos.
El contraste de los enunciados choca al receptor acostumbrado con
las principales reglas de los manuales del periodismo radial (el
propio presentador Vivaldo Vargas adopta técnicas para no
reír cuando precisa leer las notas pagas sobre “perritas
enfermas y perdidas y niños deprimidos.”)50
Al mismo tiempo, se revela así apenas el territorio urbano
en su excelencia; el vehículo es uno de sus desdoblamientos,
una de sus vías de circulación bajo el punto de vista
orgánico. Ya fue comprobado cómo la radio, por lo
menos en el caso analizado de Caxias do Sul, carga consigo elementos
primordiales del territorio urbano como espacio del diálogo
y de la memoria. Hay una relación simbiótica entre
el ciudadano caxiense y la emisora, traducida tanto en la resistencia
del público a la modernización del formato radiofónico,
como en el enmarañado de reminiscencias individuales y colectivas
que autoriza el noticiero a transitar en el umbral trágico
de la condición humana, frontera entre la vida y la muerte.
La ciudad, ya escribió Maffesoli, es aquélla donde
nuestros afectos hechas raíces, donde se vive en la imperfección.
Sirve como imagen de la especialización de la sociedad, en
que los mínimos actos de la vida banal constituyen un ámbito
que se desmiembra en varios territorios. Lo cotidiano que ella exprime
está centrado en el presente; se trata de una temporalidad
fragmentada, donde la repetición funciona como un no-tiempo.
Los ritos, representativos e inmutables, en una especie de protección
contra la angustia del devenir51.
La radio, por lo tanto, vive de la temporalidad presente y cíclica,
reflejando todos los tiempos posibles y simultáneos: la velocidad
y la lentitud, el futuro y el pasado. Por lo tanto en la radio,
como en la TV, los tiempos se formatean en programas y programaciones.
Como describe Signates: “es el tiempo de la calle visualizando
en las programaciones, de forma minutada, marcado por las viñetas
y debido en usos cronometrados. Los usos y las prácticas
subvierten esa linealidad, transformándola en modos de vida,
en señales rituales, convirtiendo a la radio y a la televisión
en relojes”52.
Manuel Castells, al analizar la sociedad contemporánea que
busca romper con la marcha cronológica lineal en una especie
de casino global, recuerda cuánto el tiempo, no sólo
en la naturaleza sino también en la sociedad, parece ser
específico a un determinado contexto local. En la contramano
de la velocidad o de los paradigmas escolares del periodismo radial,
el Informativo Formolo permanece en el ciclo periódico de
la sonoridad efímera, reflejando, todos los días,
uno de los tiempos posibles de su ciudad. Ancorado en el horario
del almuerzo, se vincula, sobretodo, a la temporalidad cíclica
y rítmica de la casa, marcada por la entrada y la salida
de las personas. Trae la calle al espacio doméstico: “El
sujeto de la comunicación, del interior de su cotidiano,
picota la programación en disponibilidades, recusando y modificando
los sentidos de la temporalidad lineal, al someterla al orden de
la casa, dentro del propio acto de someterse a ella”53.
Para olvidar el tiempo que se escurre, es preciso repetir, organizar
la vida en ciclos repetitivos. Las prácticas amorosas, los
hábitos culinarios, la relación con la palabra, las
relaciones de amistad y vecindad, las formas de vestirse y las maneras
de vivir, en fin, los rituales de la vida cotidiana son, para Maffesoli,
marcados por la noción de límite. Por la gestión
de la muerte54. Heraldo de los
muertos, alcanzando a todos, inclusive a la población de
hábitos rurales, el Informativo Formolo es el día
a día que pasa en la circunstancia cotidiana de los sobrevivientes.
Generaciones de oyentes caxienses se suceden en la portería
de la radio, pautando, con sus pérdidas, pequeñas
tragedias o alegrías, la vida que continúa. Ese vínculo
es tan fuerte, tan coloquial, que el locutor puede despedirse de
su público fiel, al final de la edición, con un espontáneo:
“Hasta mañana, si Dios quiere”.
Notas:
2 Marcondes Filho, Ciro. 1996,
p.151
3 Canevacci, Máximo. 1997,
p.35
4 Tiburcio, Carlos y Bava, Silvio.
2001, p.4-7
5 Coelho, Texeira. 2000, p.132
6 Ortiz, Renato. 1999, p.69
7 Santos, Milton. 2000, p.112;
132
8 Quadros, Marta. 1997, p.126;132-133
9 Mumford, Lewis. 1998, p.21-11;
76
10 Parada, Marcelo. 2000, p.24;
30
11 Ferraretto, Luiz Artur. 2000,
p.60
12Medistch, Eduardo. 1999, p.195-196
13 Comunicación popular
de Olivar Mattia y Valentín Lazzarotto y Radio Caxías:
50 años coordinado por Mario Gardelin.
14 Según estudios de
la PUCRS, fue de U$10.028,56 en 1998.
15 IBGE, 2000
16 Santos, Milton. 2000, p.127
17 Declaración del locutor
Dante Andreis, marzo de 2002, para la investigación La
radio es la ciudad.
18
Gardelin, Mario. 1996
19Munford,
Lewis. 1998, p.166
20
Mattia y Lazzarotto. 1996, p.67
21
Gardelin, Mario. 1996, p.45
22Investigación
realizada por Camila Moschen en 2001.
23Declaración
de Vivaldo Vargas para la disciplina de Radio I, UCS, diciembre
de 2001.
24
Entrevista concedida por el locutor
Dante Andreis en abril de 2002, uno de los más antiguos colaboradores
de la Radio Caxias.
25
Declaraciones de Vivaldo Vargas y
Néstor Gollo; conferir monografía Jornal do almorço:
26 anos de Shirley de Barros Paravisi, UCS, 1998.
26
Según el diccionario de los
símbolos, el doce es siempre el número de una realización,
de un ciclo concluido. Se trata del producto de los 4 puntos cardinales
por los 3 planos del mundo. Divide el cielo (12 signos del zodíaco),
el año (12 meses), así como el tiempo para los pueblos
chinos y de Asia central (grupos de 12 años), además
de los ciclos solar y lunar (60 años). Cf. Chevalier et.
al. 1990
27Según
declaración de Evandro Fontana en marzo de 2002, la empresa
de investigación Monófrio apuntó, en 2000 que,
en el horario del mediodía, el oyente se mantiene activo
y demanda noticias locales, informaciones de su comunidad. Ya en
el fin de la tarde, busca una programación más relajante.
28
Actualmente son las Casas Formolo,
de materiales de construcción, que prestan su nombre al radioiformativo.
Según Dante Andreis, éste ya se llamó Chies,
Maesa, (Cerveza Perla) Cerveja Pérola, Industrial
Madeireira.
29
Maranini, Nicolau. 2001
30
Declaraciones de oyentes del radioinformativo
Formolo recogidos durante el periodo de enero y febrero de 2002
por la alumna becada CNPq Camila Moschen.
31Rosa,
Diego. 2000. Monografía de conclusión del curso de
Periodismo, UCS.
32Samain, Etienne. 2000
33
Según el levantamiento
realizado por el alumno becado Gustavo Deon, en Flores de Cunha,
localidad que está a unos 16 kilómetros de Caxias
do Sul, el altoparlante de la parroquia Nuestra Señora de
Lourdes, en la plaza principal de la ciudad, todavía es el
principal vehículo para avisos de fallecimiento. Sin costo
alguno para los familiares, el texto es leído por los frailes
entre las 8 y las 18:30 horas, y el sonido de propaga hasta seis
cuadras de la plaza. Al toque de la música característica,
todos paran, estacionan los autos, interrumpen las clases, se aproximan
a las ventanas para escuchar los anuncios de muerte. Hace dos años,
una jueza, alegando prejuicio al descanso de los moradores, intentó
cerrar el servicio. En vano: la población local protestó,
y la tradición de casi medio siglo permanece viva.
34La
facturación anual de la emisora, según Evandro Fontana,
es de aproximadamente dos millones de reales.
35 Morin,
Edgar. 1997,p.316
36 Declaraciones
recogidas entre enero y febrero de 2002 por la alumna becada Camila
Moschen.CNPq
37Declaración
de Evandro Fontana.
38
Morin, Edgar. 1997, p.104
39Munford,
Lewis. 1998, p.13
40
Marcondes Filho, Ciro. 1996,
p.374
41 Ariès
apud. Héctor Leis, mimeo.
42 Castells,
Manuel. 2000, p.479
43 Tales
anuncios fueron emitidos en 2001 en el radioinformativo Formolo,
y, para fines de análisis en esta exposición, suprimimos
los nombres involucrados en las noticias emitidas.
44 Vale
registrar la declaración del alumno becado FRAPERGS Gustavo
Deon, sobre el fallecimiento de su abuelo en diciembre de 1993:
“La comunidad de San Maximiliano, a 40 kilómetros de
Caxias do Sul, asistía al velorio de Cándido Deon,
agricultor famoso en la región, hombre de iglesia, trabajador,
carismático y alegre. Hijos, amigos y parientes se desparramaban
por la iglesia, próximos al cuerpo del fallecido, y lamentaban
el hecho. Exactamente al mediodía, lentamente, la mayoría
de los presentes se retiró de la iglesia, yendo hasta el
salón parroquial. La radio encendida, la voz de Vivaldo Vargas
devoraba las noticias hasta el momento esperado de las notas de
fallecimiento y, por consecuencia, de las lágrimas. Terminada
la lista de los muertos, parientes y amigos retornaron a la iglesia.
Misión cumplida: la noticia fue emitida y todas tomaron conocimiento
de la muerte de Cándido”.
45 Eliade,
Mircea. s/d, p.202
46Samain,
Etienne. 2000
47 Nunes,
Mónica. 1993, p.101; 141
48 Nunes,
Mónica. 1993, p.145
49 Klockner,
Luciano. 2001, p.160
50Declaración concedida
a los alumnos becados Camila Moschen y Gustavo Deon el 10 de abril
de 2002.
51Maffesoli, Michel. 1984, p.58
52Signates, Luiz. 2000
53 Signates, Luiz. 2000
54 Maffesoli, Michel. 1984,
p.88; 93; 114
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Dra. Cida Golin
y Maria Da Graca Guaranha Kreisner
Profesoras de la Universidad
de Caxias do Sul (UCS).
C
on la participación de los alumnos becados de iniciación
científica Camila Moschen (CNPQ)
y Gustavo Deon (FAPERGS) |