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Por Fernando Márquez
Número 35
Durante
la década de 1970 tuvo lugar una extensa discusión
sobre la información y las relaciones entre los países
desarrollados y los tercermundistas. El desfase entre el Primer
y el Tercer Mundo, herencia colonial, originó el llamado
a un "Nuevo Orden Económico Mundial" que implicaba
una distribución más equitativa de los recursos económicos
como reparación a la explotación durante el colonialismo.
Pero al colonialismo político no sólo había
sucedido otro económico sino también un colonialismo
"informativo": la frase "Nuevo Orden Mundial de la
Información y la Comunicación" (NOMIC) vinculó
a la información al debate sobre la distribución mundial
de recursos económicos, haciendo un llamado en lo relacionado
con los recursos de información y comunicación por
las mismas razones (disparidad cualitativa y cuantitativa). Las
críticas se dieron desde tres ángulos:
- Flujo
unidireccional de la información - El "libre flujo"
de la información se había convertido en una "circulación
de sentido único" ante el desequilibrio entre las
fuentes y los destinatarios. No hay intercambio debido a la magnitud
de la desigualdad.
- Contenido
de la información - Las agencias de noticias, más
preocupadas con los asuntos del Primer Mundo, ponían énfasis
en las notas "sensacionalistas" o "de desastre"
más que en las "noticias de desarrollo".1
El papel dominante en la definición de lo que era noticia
distorsionaba y excluía valores y expresiones de los países
tercermundistas, con lo que la discusión giró alrededor
de qué debería reportarse acerca de una nación
y quién habría de decidirlo.
- Control
de la información - El desequilibrio informativo mantiene
la dependencia, creando un nuevo estilo de colonialismo en el
que las organizaciones de comunicación ayudaban a mantener
el control al exportar el sistema de valores de la estructura
de poder transnacional (dominación ideológica o
imperialismo cultural). Este se les transfiere a través
de su dependencia en las principales agencia de noticias y medios
masivos occidentales que sirven como elemento distorsionador y
de penetración política.
El
acuerdo en común era la necesidad de hacer algo por la carencia
de capacidades comunicativas del Tercer Mundo. Los países
desarrollados estaban de acuerdo en expandir las competencias comunicativas
de los países en desarrollo, pero no en restringir el libre
flujo. El problema residía en quién debería
fungir como autoridad en la naturaleza de los medios. Por un lado,
se consideraba que el Estado era el único organismo capaz
de representar los deseos de la gente contra los intereses de las
corporaciones de medios. Por otro, se consideraba que el Estado
impedía la libre circulación de la información
por la censura que ejercía en contra de la libertad de prensa.
La propuesta de los países desarrollados era confiar en las
supuestas virtudes de lo comercial y del mercado, entendiendo que
la privatización mejoraría la eficacia de los medios
de comunicación. La realidad es que la intervención
gubernamental y la regulación impedían el crecimiento
económico al no permitir a los medios actuar libremente.
Los medios se habían olvidado de sus responsabilidades sociales
para dejarse guiar por criterios estrictamente económicos:
"Los medios globales son los misioneros de esta época,
que promueven las virtudes de lo comercial y del mercado a grandes
voces y de forma incesante a través de sus rapaces empresas
y programas." 2
La promesa de asistencia surgió de Occidente: este tenía
lo que el Tercer Mundo necesitaba, esto es, capital y tecnología.
Finalmente, se logró aprovechar la demanda generada por la
necesidad de infraestructura de las comunicaciones (a partir de
la desregulación y la privatización del sector de
comunicaciones, en especial del Tercer Mundo) para dar mayor participación
al sector privado en las comunicaciones internacionales (intereses
transnacionales en el campo tecnológico-comunicacional).
Desde la década de 1970, en la que tuvieron lugar las diversas
reuniones en foros internacionales (Movimiento de Países
No Alineados y la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO) sobre la situación
de la comunicación y las relaciones entre los países,
no se ha realizado una reunión internacional de ese alcance.
Debido a los cambios que han tenido lugar desde entonces es indispensable
que se lleve a cabo una nueva discusión en la que se identifiquen
y entiendan los nuevos caminos que van surgiendo con los avances
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TICs).
A principios del siglo XXI, casi treinta años después
de que surgió el llamado hacia un NOMIC, sigue existiendo
una dependencia en el campo informativo que divide a los países
desarrollados de los subdesarrollados. Para esta nueva revisión,
sobre la situación de la comunicación y las relaciones
entre los países y las regiones, que tendrá lugar
en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
(CMSI),3 siguen estando pendientes
los temas relacionados con la disparidad en los flujos de información4
y la diferencia en la producción de contenidos entre las
regiones.5
Antes los satélites y los medios de comunicación,
ahora las redes y las tecnologías de la información
y la comunicación, aparecen como promesa de hacer posible
el acceso al desarrollo. Pero la superioridad de infraestructuras,
y por lo tanto en el acceso, implica necesariamente un predominio,
pues esta representa capacidades superiores de desarrollo y explotación
a través de la producción y distribución de
contenidos. La discusión sobre los flujos sigue siendo relevante
en tanto que: "Suele ocurrir que las conexiones entre dos ciudades
europeas o asiáticas, por no hablar de las africanas o latinoamericanas,
se direccionan primero a través de un nodo estadounidense."6
Las posibilidades de eliminar la marginación comunicativa
/ digital en la sociedad de la información siguen y seguirán
viéndose limitadas en la medida en que pocos países
cuentan con las mismas capacidades para crear y distribuir la información.
La disparidad entre las naciones y dentro de estas de los que tienen
y los que no tienen acceso a Internet, los que tienen los
conocimientos o no para potenciar su uso y los que producen o no
sus propios contenidos, la llamada brecha digital, amplía
aún más la desigualdad y la exclusión social.
Se trata de una cuestión no solo de capacidad tecnológica,
sino de inclusión social. El progreso integrador de la sociedad
de la información requiere tanto de la fase instrumental
como de la conformación de realidades sociales. La búsqueda
por terminar con la brecha digital (al exterior y al interior de
los países) no debe aparecer solo en función de la
cantidad y/o calidad del acceso, sino en el fomento de vías
de apropiación (la capacidad de vincularnos con las nuevas
tecnologías y desarrollar nuevas posibilidades). Mejorar
el acceso no se puede limitar al aspecto netamente instrumental.
Si no existe una capacitación que haga posible un uso inteligente
y responsable de las TICs, no importa la velocidad con la que los
datos digitales pueden fluir entre las computadoras.
El
aumento en los flujos de información y el acceso a estos
por sí mismos no son suficientes para aprovechar las oportunidades
para el desarrollo que ofrece la era de la información: "...hay
el riesgo de que, sin políticas específicas, intencionadas,
las maravillas de la comunicación electrónica sean
nuevos motivos de dependencia y no de crecimiento autónomo."7
Formular una política de comunicación significa asumir
el propio desarrollo, siendo usuario y creador de las tecnologías
de la información y la comunicación y sus contenidos.
Es importante que cada país cuente con políticas de
comunicación destinadas a entender y apropiarse las TICs.
Estas políticas no deberían limitarse a los medios
de comunicación (los medios tradicionales seguirán
desempeñando una importante función en la divulgación
de contenidos) y a las TICs, sino que tendrían que tomar
en consideración todos lo medios que puedan usarse para alcanzar
los propios objetivos generales de desarrollo (relación entre
la comunicación y otros sectores). Al considerar el avance
de las TICs como parte integral de una estrategia de desarrollo
más amplia, se evita el error de igualar al desarrollo tecnológico
con el progreso social.
La intención es que cada sociedad pueda desarrollar sus propios
significados, desarrollar sus propios usos y gratificaciones y usar
las nuevas tecnologías de diversas maneras. Los actores del
sistema social mundial se ven enfrentados a la necesidad de elaborar
dichas políticas al mismo tiempo que se sitúan en
un juego de obligaciones comunes: "El nuevo hombre tecnológico,
hipnotizado por su propio ombligo electrónico, debe convertirse
en el guardián de su hermano, a pesar de sí mismo."8
El sentimiento de pertenecer a un mundo común no implica
compartir una visión común. Recordemos que las políticas
son primariamente formulaciones "políticas", es
decir, se derivan de presupuestos, de visiones de mundo distintas.
Fue precisamente la "politización" del tema lo
que provocó la salida de Estados Unidos y Reino Unido de
la UNESCO y el pobre desempeño del Programa Internacional
para el Desarrollo de la Comunicación, resultado práctico
de la discusión sobre la información y la comunicación
entre los países desarrollados y en vías de desarrollo
(los llamados a un NOMIC). Pero la sociedad de la información
requiere innumerables fuerzas y conjunción de intereses alrededor
del mundo, por lo que se debe permitir la diversidad de ideas y
conocimientos. El debate sobre qué sociedad es la que se
pretende construir con el apoyo de las TICs que se requiere incorporar
una gama amplia de actores sociales preocupados por el tema de la
sociedad civil, del sector comercial y de los gobiernos.
La capacidad de decidir es una capacidad política y ética,
que no tecnológica. La política debe estructurar el
ámbito común en que el hombre ha de entenderse y cooperar
con los demás buscando las maneras más oportunas de
garantizar el bien social. Se deben analizar alternativas, decidir,
aceptar y enfrentar las posibilidades y responsabilidades de la
acción. Por lo tanto se debe identificar el sentido y la
función de la tecnología: la sociedad de la información
debe estar al servicio de la humanidad y las TICs tienen que atender
al bienestar humano. La tecnología involucra humanidad, en
tanto que tiene su origen y debe tener como fin al hombre. Considero
que esta visión "humanista"9
(el hombre como origen y fin) es la que debe guiar la búsqueda
de las maneras más oportunas de garantizar el bien social,
ya que el problema no es tecnológico, sino de voluntad política.
El surgimiento de la sociedad de la información requiere
no sólo de la infraestructura física y tecnológica
propia, sino también de nuevos acuerdos. Los espacios de
convergencia implicarían una responsabilidad dentro de un
proceso de retroalimentación. El impulso a la sociedad de
la información no puede descansar en una región o
en un solo país sino en un esquema de cooperación
internacional. Beneficiar a la comunidad mundial demanda una discusión
global.
La selección de Unión Internacional de Telecomunicaciones
(UIT) como foro para la CMSI presenta dos problemas. En primer lugar,
se trata de una instancia eminentemente técnica encargada
de la normalización de las telecomunicaciones. En segundo
lugar, se diferencia de todas las demás organizaciones internacionales
en que se basa en el principio de la cooperación entre gobiernos
y sector privado (llamados Miembros de los Sectores, se trata de
organizaciones interesadas en las telecomunicaciones) y nunca antes
había trabajado con la sociedad civil. Sin embargo, la razón
por la que se puede celebrar la existencia de la CMSI es que la
propuesta aceptada establece que el congreso debe incluir las dimensiones
del cambio que son de carácter social, político, cultural,
económico e institucional y una evaluación en la que
participe activamente la sociedad civil (grupos de organizaciones
no gubernamentales involucradas en proyectos de información
y comunicación alrededor del mundo).
Aún cuando los Estados seguirán siendo actores fundamentales,
deberán aprender a trabajar de manera conjunta (nuevos mecanismos
de comunicación y coordinación) unos con otros, junto
con los actores no estatales (organizaciones no gubernamentales,
sociedad civil), que han o están creando redes y coaliciones
que trascienden sus fronteras (organización en red), dentro
de una estrategia basada en la información, es decir, comunicar,
consultar, coordinarse y colaborar, más que asistir, con
otros actores.
El poder "blando" o intangible (la capacidad de expresar
ideas, valores y normas que atraen, influyen y guían a otros)10
es esencial no solo para el surgimiento de la sociedad de la información.
Es necesario si se quiere pasar de una sociedad de la información
(adquisición de conocimientos, con preponderancia de consumidores),
a una de la comunicación (en la que se establecen medios
de acceso, haciendo a otro partícipe de lo que uno tiene,
en la que predominan los ciudadanos con derechos que les permiten
tomar parte activa en el proceso) e incluso a una del conocimiento
(ejercicio de las facultades intelectuales, tener trato y comunicación
con alguien). La marginación comunicativa, y ahora digital,
en la sociedad internacional sigue y seguirá existiendo en
la medida en que pocos países cuentan con las mismas capacidades
para crear y distribuir la información. La creación
y difusión de contenidos sigue siendo la clave de la inclusión
y la participación en este "net world order" o
"nuevo orden mundial de la sociedad del conocimiento".
Notas:
1Por
ejemplo: fragilidad, inestabilidad y corrupción, los cuales
eran considerados males originados por fallas internas en lugar
de su sujeción al colonialismo europeo o al neocolonialismo.
Por desastres se entiende fenómenos naturales y accidentes.
El "periodismo desarrollista" o "periodismo del desarrollo"
estaría al servicio de finalidades de orden social.
2Herman, Edward S. y Robert W.
McChesney. Los medios globales - Los nuevos misioneros del capitalismo
corporativo, p. 63.
3Se trata de la primera reunión
que se celebrará a escala mundial sobre las Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TICs). Se desarrollará
en dos etapas: la primera fase en Ginebra, Suiza, del 10 al 12 de
diciembre de 2003 y la segunda en Tunisia, Túnez, del 16
al 18 de noviembre de 2005. La primera adoptará una Declaración
de Principios y un Plan de Acción, abordando todos los temas
relacionados con la sociedad de la información, mientras
que la segunda se centrará en los temas de desarrollo, se
evaluarán los progresos que se hayan alcanzado y se adoptarán
nuevos planes de acción a realizar.
4Martti Ahtisaari, presidente
de la 25 Conferencia Anual del Instituto Internacional de Comunicaciones
(1994), destacó que es necesario: "'Impedir que la supercarretera
internacional de la información se convierta en una ruta
de una sola vía...y asegurar que la información fluya
equitativamente en ambas direcciones'." Trejo Delarbre, Raúl.
"Norte y Sur, coordenadas parcialmente difuminadas",
La nueva alfombra mágica, en<http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/cuatro/cuatro1.htm>
5 "Las nuevas tecnologías
de comunicación sirven para propagar y compartir de manera
más directa (más involucradora y comprometedora, incluso,
en ocasiones) las identidades culturales de cada comunidad. Pero
también, por lo general, sirven como vehículos de
las concepciones predominantes del mundo y del orden entre las naciones."
Trejo Delarbre, Raúl. "Un eclecticismo incómodo",
La nueva alfombra mágica, en
<http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/cinco/cinco5.htm>
6Manuel Castells, La Galaxia
Internet, p. 236.
7 Trejo Delarbre, Raúl.
"América Latina, ante el tren de las nuevas tecnologías",
La nueva alfombra mágica, en
<http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/uno/uno11.htm>
Acceso: 1° de febrero de 2003.
8 Marshall McLuhan y B. R. Powers.
La aldea global, p. 106.
9 La tecnología descubre
la realidad y a nosotros mismos, al hacer posibles nuevas formas
de vivir permite nuevas posibilidades humanas; se descubren nuevas
dimensiones de la realidad. Por la técnica descubrimos al
mundo y a nosotros en él. Las nuevas tecnologías extienden
los horizontes de lo que la gente puede crear y lo que puede aprender
en el proceso.
10 El concepto de poder "blando"
(bland) o intangible es de Robert O. Keohane y Joseph
S. Nye. Véase Robert O. Keohane y Joseph S. Nye, Power
and Interdependence, Longman, EE.UU, 2001.
Referencias:
Herman,
Edward S. y Robert W. McChesney. Los medios globales - Los nuevos
misioneros del capitalismo corporativo, Cátedra, Madrid,
1999.
Keohane, Robert O. y Joseph S. Nye. Power and Interdependence,
Longman, EE.UU, 2001.
Marshall McLuhan y B. R. Powers. La aldea global, Gedisa,
Barcelona, 1996.
Trejo Delarbre, Raúl. La nueva alfombra mágica,
1994, en
<http://www.etcetera.com.mx/LIBRO/ALFOMBRA.HTM>
Lic.
Fernando Márquez López
Investigador en materia de comunicación,
cultura y nuevas tecnologías.. |