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Octubre - Noviembre 2003

 

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Comunicación a Distancia y Educacion
 

Por Julia Gallegos
Número 35

Los Centros Comunitarios De Aprendizaje En México
El acceso a la tecnología ha incrementado la brecha entre las personas que tienen oportunidades de información, educación y empleo. El facilitar a las comunidades rurales los medios necesarios a una información clara puede contribuir a combatir pobreza y mejorar la eficiencia de los proyectos de gobierno, siempre y cuando los servicios sean de calidad y atiendan a la diversidad con información relevante (Marker, McNamara & Wallace, 2002). Sin embargo, debates surgen tras los efectos negativos del impacto de la tecnología en las economías que han tenido un proceso lento de infraestructura en telecomunicaciones ya que el 75% de las líneas telefónicas están concentradas en solamente ocho de las naciones industrializadas (Skuse, 2001).

Marker y otros (2002) señalan como factores clave en intervenciones que utilizan la comunicación a distancia el promover la confianza, un ambiente adecuado y capacitación para utilizar estas tecnologías. El uso de las telecomunicaciones debe tomar en cuenta variables socioculturales y factores como lo son el género, la edad, la clase social, etnicidad y el nivel de educación. La relevancia de la información es esencial para este tipo de proyectos; las comunidades rurales frecuentemente están interesadas en información sobre su localidad y las oportunidades de desarrollo personal y laboral de las cuales serán beneficiados (Benjamin en Heeks, 1999).

Dentro de la comunicación a distancia o telecomunicaciones, los proyectos de telecentros han aumentado desde su origen en Suiza en 1985 y varían de acuerdo a sus facilidades, tamaño y contexto. Los telecentros han sido diseñados para ser sustentables a largo plazo, por lo tanto sus proyecciones deben de ser analizadas tomando en cuenta las condiciones locales de la comunidad entre otras variables (Oestmann & Diamond, 2001).

Centros Comunitarios de Aprendizaje en México (CCA)
Una de las prioridades del Plan Nacional de Desarrollo (2001-2006) ha sido el programa Contigo. El anterior ha sido un estrategia multidisciplinaria para atender las micro regiones establecidas por la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) buscando la equidad y el desarrollo de nuestro país. Las micro regiones son las áreas identificadas como zonas de pobreza y pobreza extrema, las cuáles comprenden 20 millones de nuestra población mexicana. Para seleccionarlas, se eligieron criterios económicos y educativos. Por ejemplo, en las microregiones el 23.2 % de la población mayor de 15 años es analfabeta; en cuánto a condiciones de vida el 41.4% de las casas carecen de piso de cemento, el 30.1% no cuenta con agua potable y el 27.5% de los hogares no cuentan con servicios de agua y drenaje. Dentro del país, se han identificado 263 micro regiones las cuáles se concentran principalmente en regiones al sur de México (SEDESOL, 2002).

El programa Contigo se basa en dos componentes: la diseminación de beneficios de carácter social y el desarrollo del potencial humano. Para impactar en el área educativa se creó la iniciativa de los CCA utilizando las tecnologías de la información, particularmente el Internet, para detonar procesos de desarrollo y conectar comunidades aisladas con procesos económicos y sociales. Los CCA muestran una combinación de esfuerzos del sector público y privado hacia un mismo ideal: combatir el rezago educativo y la pobreza extrema.

Los contenidos educativos de los programas pretenden impactar en tres dimensiones: humana, social y económica, orientando sus contenidos a desarrollar habilidades para el trabajo y así mejorar la calidad de vida de los mexicanos (as) (CCA, 2002)2. Ante un iniciativa tan importante, ¿cómo diseñar un marco que permita evaluar los contenidos educativos para retroalimentar los programas y el impacto del proyecto en la comunidad?

México, al igual que otros países de América Latina, ha carecido de marcos evaluativos que logren explicar los resultados de las iniciativas de desarrollo. Patton (1987) explica que para lograr monitorear los múltiples procesos de cambio y promover un aprendizaje significativo es necesario establecer lineamientos de evaluación al momento de crear un proyecto de desarrollo. Sin embargo, como Wells menciona “mucha atención se enfoca en el proceso de implementación mientras que el monitoreo y la evaluación han carecido de debida importancia” (1994:7).

En el caso particular de los telecentros se ha visto la necesidad de desarrollar indicadores que reflejen el impacto y los cambios ocurridos. Para mejorar la educación a distancia, el análisis contingente de este proceso es básico al igual que la retroalimentación continúa. Una de las áreas de oportunidad que se presentan en proyectos de evaluación es la frecuente suposición al establecer relaciones de causa-efecto, aún y cuando no existan en el contexto evaluado. Para evitar la subjetividad de los resultados es recomendable entender las relaciones entre las variables del proyecto y cambiar de una evaluación linear a una multidisciplinaria.

En América Latina la literatura en evaluación de proyectos es limitada. Sin embargo, esto no es un impedimento para crear un marco de evaluación efectivo para los CCA. Las bases de ésta dependerán del propósito y su contexto, el cuál favorece el uso de métodos participativos que proporcionen una información más objetiva. El uso de métodos participativos en la evaluación ha sido difícil, más no imposible y se puede ir implementando de manera gradual al cambiar nuestros paradigmas naturalistas hacia una evaluación más responsable.

Cada proyecto es único por naturaleza. Si bien no es recomendable la transferencia de modelos de evaluación, es importante explorar diferentes experiencias para mejorar nuestras prácticas. Al evaluar el impacto de los CCA, lo primero que nos tenemos que preguntar es ¿qué opina la comunidad sobre ellos? Y la relevancia de sus contenidos ante las necesidades de la comunidad. El brindar oportunidades de empleo evitará la exclusión social que no termina al solo brindar oportunidades educativas. A lo anterior, Amartya Sen menciona que “las oportunidades de empleo no deben de ir en contra de la herencia cultural” (1999:31). El respeto a la identidad cultural de la población atendida facilitará nuestra comprensión sobre el respeto al otro, que cómo señala Eco “es como tener 1000 años de desarrollo” (1994:22).

Mientras que las conexiones se han expandido cada vez más, su penetración no ha sido comprendida. Al término de ésta iniciativa de desarrollo nos preguntaremos ¿qué cambio hubo en las microregiones? ¿Lograron identificarse con su proyecto? ¿Habrá una fase de continuación que actúe como catalizador al promover actividades benéficas para la comunidad?

“El Concepto del otro en nosotros, representa una parte del pensamiento laico, el fundamento esencial de toda idea de solidaridad” Umberto Eco, 1997.


Notas:

2
Se sugiere visitar la página web: <www.cca.org.mx>


Referencias:

Benjamin, P. (1999), Community development and democratisation through information technology: Building the New South Africa, in: Heeks, R., Reinventing Government in the Information Age: International practice in IT-enabled public sector reform, (London, Routledge).

Centros Comunitarios de Aprendizaje en: <www.cca.org.mx>

Eco, U. (1994). When the others appears to the scene in: Five Moral Pieces. (Harcourt Inc.)

Eco, U. & Carlo Maria Martini (1997). ¿En qué creen los que no creen? (Editorial Alfaguara, México).

Marker, P., Mc Namara, K., & Wallace, L., (2002), The significance of information and communication technologies for reducing poverty, Department for International Development, January 2002.

Oestmann, S., & Dymond, A. (2001), Telecentres: experiences, lessons and trends, in: Latchem et al, Telecentres: Case studies and key issues, (Vancouver, The Commonwealth of Learning).

Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 en: <http://www.pnd.presidencia.gob.mx/pnd/cfm/index.cfm>

Patton, M.Q. (1987), Creative Evaluation, (United States of America, SAGE Publications).

Sen, Amartya (1999), Development as Freedom (Anchor Books, New York).

Skuse, A. (2001), Information communication technologies, poverty and empowerment, Department for International Development, Social Development Department, Dissemination Note No. 3.

Wells, M. (1994), Biodiversity Conservation and Local Peoples’ Development Aspirations: New Priorities for the 1990s, ODI Rural Development Forestry Network, Network Paper 18a.


Julia Gallegos Guajardo
Maestra en Educación Internacional, Universidad de Sussex, Inglaterra. Candidata a Doctora en Educación Especial, Universidad de Texas en Austin.