Por Octavio Isaac Rojas
Número 36
México,
como cualquier otro país en democracia, vive en una eterna
e interminable batalla electoral.
Lo
que diferencia a nuestro país de otros con mayor costumbre
democrática, es la tradición caudillista que pone
a las personas por delante de los partidos y, peor aún, de
los programas que se proponen pero finalmente no se aplican.
Esta
situación ha hecho que en las recientes campañas electorales
haya primado la telegenía de los candidatos y el efectismo
de algunas de sus acciones, antes que una presentación coherente
de sus proyectos de gobierno, con datos y previsiones técnicas
que los sustentasen y a partir de los cuales se pudiese abrir un
debate constructivo, más allá de las descalificaciones
a las que nos han acostumbrado en las elecciones más recientes.
Las
campañas de desprestigio entre los candidatos en liza electoral,
lo único que han logrado es una degradación de la
clase política en su conjunto y la percepción de que
existe una menor vigencia de las instituciones para resolver los
problemas que aquejan a la sociedad.
La
discusión sobre la viabilidad de los jóvenes regímenes
democráticos no es exclusiva de los países de América
del Sur, en nuestro país también se está dando
esta discusión con resultados preocupantes.
En suma, la democracia en México es de mala calidad - desde
un punto de vista de confianza ciudadana y legitimidad como modelo
político para resolver las dificultades que enfrenta el país
-, tal y como lo demuestran algunos resultados del Latinobarómetro
20031, que indican que
- Más
de la mitad de la población apoya a la democracia, pero
sólo el 18% está satisfecho con ésta (a pesar
de que el nivel ha aumentado desde 1996, aunque no significativamente).
- Al
63% de la población no le importaría un gobierno
no democrático si le resolviera sus problemas.
- Sólo
el 10% confía en los partidos políticos.
- El
65% cree que la política depende de los líderes.
- Sólo
un 24% confía en el gobierno.
Ante
esta situación, existen retos inmensos no sólo para
los políticos, sino para la sociedad mexicana en su conjunto,
para fortalecer las instituciones, dándoles una mayor vigencia
y viabilidad futura, lo que sentaría definitivamente las
bases del país moderno que México tendría que
ser.
Este
trabajo pretende enfocarse en los retos de comunicación de
cara a las elecciones presidenciales de 2006.
Aunque
falten todavía bastantes meses para la designación
de los candidatos y más aún para la celebración
de la campaña oficial, el país vive una ebullición
preelectoral atribuible, entre otros muchos factores, al desgaste
sufrido por el actual gobierno.
Esta
situación ha motivado que los partidos políticos y
algunos personajes de la vida pública hayan comenzado a posicionarse
frente a la ciudadanía con la intención de obtener
un respaldo en sus aspiraciones.
Las
acciones y el discurso que las acompaña son pasos en el camino
de la persuasión, cuyo abuso en los últimos años
ha sido muy desafortunado para el país, ya que las palabras
y los desplantes no han traído cambios significativos para
la vida cotidiana de los mexicanos.
La
ciudadanía no sólo no se ha dejado "seducir",
sino que le ha dado la espalda a las distintas alternativas políticas,
en un claro castigo a la retórica hueca y a la politiquería
que han presenciado recientemente.
Los medios
En
el centro de esta crisis de desconfianza en la política se
encuentran también los medios de comunicación.
Si
bien durante muchos años éstos se identificaban directamente
como "aliados del régimen", incapaces de hacer
crítica a los poderosos en turno, su papel en el momento
actual está siendo cuestionando categóricamente.
No
sólo su viabilidad económica está siendo amenazada
por la realidad, ya que, al recibir menos publicidad gubernamental,
su capacidad de subsistencia en el corto plazo está más
que limitada.
Lo
que ha hecho que los medios atraviesen también una severa
crisis es -en algunos casos- la ausencia de lectores, radioescuchas
o televidentes efectivos, su escasa capacidad de gestión
empresarial o, también y por desgracia, su abuso en las imprecisiones,
su escasa capacidad de análisis y falta de rigor en sus contenidos.
De
2000 a 2002, un millón de familias mexicanas dejaron de comprar
periódicos y otras 350.000 ya no adquirieron revistas2.
Lo que no quiere decir necesariamente que las poco más de
3 millones de familias que sí consumen diarios lo hagan de
manera asidua, ya que sólo dedican 2.91 dólares al
año3 a este rubro, lo que
representa un promedio de 3 ediciones adquiridas entre las miles
que ofrecen al año todas las cabeceras que se editan en nuestro
país.
También
hay que tener en cuenta que los dos periódicos con mayor
difusión son el deportivo Esto y el de nota roja La Prensa,
seguido de lejos por El Universal, Ovaciones, El Financiero, Reforma
y El Gráfico4.
Los
niveles de difusión de los periódicos no se corresponden
ni de lejos con el de otros países con un nivel de riqueza
parecido y están a años luz de los de las naciones
más desarrolladas.
Por
otro lado, el consumo de revistas alcanza niveles más adecuados
al nivel de riqueza de nuestro país, pero las que se consumen
mayoritariamente son las dedicadas al mundo del espectáculo,
algunas de las cuales alcanzan un sorprendente tiraje semanal de
más de 500.000 ejemplares5.
Esto
quiere decir que, aunque con una presencia importante en los hogares
mexicanos, las revistas en poco o nada contribuyen a la discusión
política en nuestro país.
Por
otro lado, si analizamos las audiencias de las televisiones, aunque
su nivel se ha mantenido o ha crecido en los últimos tiempos,
también hay que hablar de un cambio de los contenidos televisivos
con la importación de formatos que tienen al entretenimiento
como objetivo primordial.
De
ahí que los 89 millones de televidentes potenciales se recreen
frente a la pantalla chica con telenovelas, películas, programas
cómicos, deportivos6, reality
shows o concursos, en los que poco o nada se tratan temas políticos.
De cualquier manera, estos espacios han sido utilizados para trasmitir
los mensajes de los candidatos con gran éxito, como quedó
constante en el caso de Vicente Fox7
en las elecciones presidenciales de 2000.
Por
lo que respecta a la radio, el medio con mayor alcance, aunque no
necesariamente el de la audiencia más grande, podemos decir
que ofrece un amplio abanico de contenidos a través de 1.146
emisoras8, lo que indica pluralidad,
aunque, al igual que sucede con la televisión, la propiedad
de las cadenas se encuentra muy concentrada en poderosos grupos
mediáticos con importantes intereses económicos.
Ante
este panorama, en el que la población será testigo
de la extinción de varios medios9,
se le suman algunas tentaciones autoritarias para coartar la libertad
de expresión a través de declaraciones desafortunadas
de magnates televisivos10 o
de las más altas instancias del gobierno federal11.
Aunque
aún persistan muchos de los vicios en la relación
medios-poder que han imperado durante los últimos años
(no por nada México sigue siendo reconocido como un país
con nivel medio de corrupción periodística12),
el avance en la libertad de expresión es irreversible.
Sin
duda, uno de los pilares de esta libertad es la aplicación
de un nuevo entramado legal, que está sentando las bases
para hacer más transparente la actuación de los servidores
públicos, mediante el acceso de cualquier tipo de información
por parte de la sociedad civil.
Pero
no sólo hay que asegurar y fortalecer las reglas del juego
democrático para buscar una cada vez mayor profesionalización
de los periodistas, también hay que ofrecerles mejores sueldos,
mayor formación y de una mayor protección en el ejercicio
informativo, a través de medidas concretas que protejan la
integridad física de estos profesionales, de sus fuentes
y de sus familias.
Esta
incierta participación de los medios en una verdadera reflexión
sobre la cultura política y las prácticas electorales
de la ciudadanía es una de las sombras del actual proceso
político.
La
gran oportunidad -a la par que enorme reto- para los partidos y
los medios radica en aprovechar los espacios mediáticos como
verdaderos foros de debate en el que la "cosa pública"
sea discutida, los proyectos de nación contrastados y la
capacidad de los potenciales gobernantes puesta a prueba.
Inversión publicitaria
La
ostentación en el gasto publicitario durante las campañas
electorales es, sin duda, un reto fundamental para el conjunto de
los partidos políticos y del gobierno. La credibilidad del
sistema entero está en juego, sobre todo si la ética
política aconseja austeridad en un país en el que
un porcentaje insoportable de la población vive en la extrema
pobreza.
La
inversión publicitaria de los partidos políticos durante
los meses de enero a abril de 2003 fue liderada por el PRI con 309
millones de pesos, seguido por el PVEM con 227.82, luego el PAN
con 218.80 y el PRD con 141.65.
A
esta cifra habría que añadirle lo invertido por la
coalición PRI-PVEM, con 345.14 millones de pesos, y una enorme
cantidad invertida por el Gobierno de la República a la promoción
del voto y a presentar los avances de su gobierno que aún
nadie se ha aventurado a calcular, pero que, a entender de la mayoría
de la opinión pública apoyaba directamente al PAN.
Comparando
con otros países latinoamericanos, México es el país
que más gasta en publicidad durante una campaña electoral
nacional con un presupuesto de más de 130 millones de dólares13,
casi 10 veces más que Brasil, que tiene una población
aún mayor que la de nuestro país.
Esto
quiere decir que la democracia mexicana es una de las más
caras del mundo, ya que cada voto válido ha llegado a tener
coste de 29,75 dólares aproximadamente (basado en inversión
publicitaria, entre número de votos válidos de la
elección legislativa de 2003).
Esta
alta ineficacia de la inversión podría atajarse con:
- Una
reducción de los fondos públicos destinado a promoción
electoral (estableciendo y/o revisando los baremos de gasto según
el cargo de elección que se trate, apoyado en un amplio
consenso entre las fuerzas políticas).
- Unas
reglas diferentes para la financiación pública de
los partidos pequeños.
- Reduciendo
el tiempo de las campañas.
- Redefiniendo
el uso de los espacios gratuitos en los medios de comunicación
que por ley tiene el gobierno, cediendo una parte de éstos
a los partidos durante la época electoral.
Además,
tendría que haber una más celosa fiscalización
de las aportaciones públicas y privadas a los partidos. De
tal manera, se le podría dar seguimiento al dinero real que
se utiliza en las campañas. Esta reforma es urgente después
de los escándalos suscitados por los casos de financiación
irregular de "Los Amigos de Fox" y "El Pemexgate".
Si
bien no se discute la legitimidad y la necesidad de la financiación
para las campañas políticas en los medios de comunicación,
lo que sí es una necesidad urgente es la creación
de un nuevo marco de actuación en el que la utilización
del dinero -tanto público como privado- tenga como referencia
no sólo la necesidad de llegar a la población a cualquier
precio, sino la eficacia en un uso más racional de los recursos,
la relación con el gasto con respecto a otros países
y la evolución misma del país en lo que se refiere
a la conformación de una verdadera cultura democrática.
Los portavoces
Dando
un repaso a las portadas de los principales medios mexicanos y comparándolas
con las de hace 6, 12 ó 18 años, es decir, en medio
de los últimos tres sexenios de los anteriores presidentes,
veremos que antes había un protagonista claro de la vida
pública, mientras que ahora una cantidad ingente de personajes
se pronuncian sobre los temas que ocupan al país.
Hay
tres partidos con posibilidades reales de alcanzar la presidencia
de la República en las elecciones del 2006. De esos institutos
políticos, se pueden distinguir varios precandidatos, cada
uno con una visión propia y con un estilo diferente.
La
ambición de convertirse en candidato para estas elecciones
ha hecho que cada aspirante despliegue una estrategia de comunicación
particular, lo que deja en serias dificultades a los partidos para
establecer un discurso coherente a través del cual comunicarse
con la ciudadanía.
Un
estudio de opinión dice señala que existen 2114
políticos que o bien han dejado de manifiesto sus aspiraciones
o se les han mencionado como posibles candidatos.
Cada
posible candidato articula su estrategia de comunicación
a través de sus propias actuaciones y declaraciones, o de
las de personas o grupos afines. Debido a esto, existe una multiplicación
de interlocutores que está creando una verdadera confusión
entre la ciudadanía.
Si
bien esta situación es positiva y deseable en un país
con una democracia tan joven, ya que establece una amplitud de criterios
antes impensable, la capacidad de difusión de los mensajes
es limitada, creando confusión entre el público al
que van destinados y, lo peor, causando su desmovilización
y su rechazo ante este desconcierto discursivo.
La
representación de una sociedad compleja, las propuestas para
solucionar sus problemas y hacer realidad sus aspiraciones puede
ser expuesta de una forma sencilla y asequible para el grueso de
la ciudadanía, y no por esto disminuir la calidad del debate
político. Pero para esto deben llegarse a acuerdos mínimos
en el interior de los partidos políticos.
En
países con mayor tradición democrática que
la que tiene México, los partidos son conscientes de que
su capacidad para conectar con la ciudadanía reside en gran
parte en la articulación de un discurso coherente en el que
se recojan los deseos e inquietudes de la sociedad.
La
designación de portavoces ayuda a que la gente conozca y
contraste los programas defendidos por cada opción política,
pero en el momento actual en México hay demasiadas personas
tratando de decir demasiadas cosas.
De
la famosa frase de Fidel Velásquez: "el que se mueve
no sale en la foto", se ha pasado a una carrera demagógica,
sin sentido ni coherencia, como teniendo un miedo atroz al silencio
y a la reflexión, dejándose llevar por la noticia
del día en un intento absurdo por mantenerse siempre en la
cresta de la ola.
El
gran reto para los partidos no está ahora en ser escuchados,
existen los medios para hacerlo, sino en establecer comunicación
efectiva con la población, en el que se recojan opciones
viables para resolver los problemas que la aquejan y programas para
alcanzar aspiraciones que todos creemos posibles.
El mapa electoral15
Los grandes electores
Los
cambios poblacionales vividos en nuestro país en los últimos
años hacen que as elecciones se decidan cada vez más
en las ciudades que en los ambientes rurales.
La
gran concentración poblacional en algunos estados de la República
resultará fundamental en las próximas elecciones presidenciales,
aunque no por eso se puedan descuidar otras entidades que inclinarán
la balanza en unas elecciones muy competidas, como prometen ser
las del año 2006.
Así
las cosas, en tan sólo 7 estados se concentra más
del 50% del electorado. Considerar esta realidad es especialmente
importante teniendo en cuenta que en las elecciones pasadas Fox
ganó con un 42,52% del total de votos y más si viendo
las actuales intenciones de voto la victoria puede lograrse con
un porcentaje de votos que apenas rebase el 30%16.
Dentro
de cada estado también se vive una intensa lucha por los
votos entre los tres principales partidos: PAN, PRD y PRI.
De
esta manera, en las elecciones del 2000, mientras que el Estado
de México, el DF, Jalisco, Guanajuato y Nuevo León
fueron ganados por la Alianza por el Cambio, y en Veracruz y Puebla
el PRI resultó triunfador, para las elecciones del 2003 cambiaron
muchas cosas y el 2006 puede traer aún más sorpresas.
Si
bien las elecciones a mediados de un mandato presidencial significan
un desgaste para el partido en el poder, la derrota del PAN ha dejado
a este instituto político con malas expectativas para el
2006. Ya que, aunque haya repetido su victoria en Guanajuato y el
Estado de México, perdió el DF a manos del PRD, y
Jalisco con el PRI, mientras que corrió la misma mala suerte
en Nuevo León frente a la alianza PRI-PVEM. En un signo de
fortaleza, el PRI mantuvo Puebla y Veracruz.
En
este sentido, las próximas elecciones a gobernador en estos
dos estados (Puebla y Veracruz), en 2004, y sobre todo en el Estado
de México, en 2005, darán una idea de las inclinaciones
políticas de estas importantes entidades de cara a los comicios
presidenciales.
Por
lo pronto, la pérdida de la gubernatura de Nuevo León
ha significado un revés preocupante para el PAN, además
de un verdadero balón de oxígeno para el PRI.
Pero
también hay que considerar el comportamiento de la población
en las elecciones para saber su influencia real en el conjunto de
las elecciones. En el 2000, mientras que en el Estado de México,
el DF, Veracruz, Puebla y Nuevo León la participación
fue mayor al 60%, en Jalisco y en Guanajuato fue de menos del 50%.
Por
este motivo, el papel de Michoacán y Oaxaca, entidades en
el octavo y noveno lugar del porcentaje total de votos, podrá
ser determinante en el recuento que de la victoria final a alguno
de los tres candidatos.
Recordamos
que Michoacán se mantiene como feudo perredista y Oaxaca
es priísta de tradición, y en ambos la participación
ronda el 60%.
No
hay estados pequeños
Centrarse en estas entidades puede ser un error estratégico,
si consideramos que la diferencia de votos puede ser muy reducida.
Así,
a los casos ya mencionados de Michoacán y Oaxaca, se le tienen
que añadir por importancia en el conjunto de votos a Chihuahua,
Tamaulipas, Chiapas, Sinaloa, Guerrero, Sonora, Baja California,
Hidalgo, San Luis Potosí y Coahuila. Todos estos estados
representan individualmente entre el 4 y el 2% del total de electores
y junto a los 7 primeros suman aproximadamente el 85%. Frente a
un número tan elevado de entidades, la estrategia se vuelve
más compleja.
Quizás
una primera lectura recomendaría centrar los esfuerzos de
comunicación en la zona norte del país, en el que
la fuerza del PRI y el PAN eclipsan por completo a un PRD que tiene
incluso problemas para alcanzar la votación suficiente para
mantener su registro en algunas entidades.
Los
estados del centro y sur del país jugarán su propia
dinámica y tienen determinadas peculiaridades, puesto que
tienen un porcentaje más equilibrado de personas que viven
en núcleos urbanos y en zonas rurales frente a lo que sucede
en el norte, en donde la población se concentra eminentemente
en diversas ciudades.
Por
este motivo, parece improbable esperar que el PAN, ya sea en solitario
ni siquiera en alianza con otro partido, pueda arañar el
sueño de ganar en estos estados con alta filiación
priísta.
Chihuahua,
Tamaulipas, Sinaloa y Oaxaca vivirán elecciones para gobernador
el próximo año. Es importante destacar esta situación,
ya que en la carrera por la sucesión un tropiezo en su estado
natal puede dejar fuera a varios precandidatos o reforzarlos en
caso de un triunfo indiscutible.
Un
ejemplo de esto se pudo ver en las elecciones de este año
en Tabasco, en las que el PRD ha resultado triunfador, fortaleciendo
la imagen de Andrés Manuel López Obrador y poniendo
en aprietos a Roberto Madrazo, dos favoritos en sus respectivos
partidos para encabezar la lucha por la Presidencia de la República.
Chiapas,
Michoacán y Baja California también celebrarán
elecciones, pero a nivel municipal o para diputados locales, de
menor influencia y proyección mediática.
El
resto de los estados jugará un papel más o menos importante
en la medida en que sus ciudadanos se movilicen y acudan masivamente
a las urnas. Aunque suene políticamente incorrecto, lo que
se pueda aconsejar técnicamente por racionalización
de esfuerzos, tanto a nivel de recursos humanos como financieros,
es que la atención a estas entidades no tendría que
ser ni siquiera proporcional a su número porcentaje de votos,
para enfocarse en aquellas entidades en donde se jugará realmente
la Presidencia de la República.
Otra
cosa es que políticamente se aconseje tener presencia en
todos los estados pensando que se trata de una convocatoria nacional,
pero a través de actos con el mayor efecto multiplicador
posible, para que atraviese las fronteras de esos estados y alcance
una repercusión nacional.
La
carrera rumbo a la presidencia está muy peleada a mitad del
sexenio foxista, momento en el que aún no se conocen candidatos
y faltan por ocurrir una serie de hechos de gran importancia política
y mediática que pueden influir en la campaña aún
lejana.
En
la próxima entrega, haremos un repaso de la situación
desde una perspectiva de la comunicación: su actual posicionamiento,
las posibilidades según precandidatos, pautas de actuación
y estrategias en términos electorales, de los tres principales
partidos políticos, así como de otros actores que
también podrán influir de manera importante en la
carrera presidencial que terminará en 2006... sólo
para volver a empezar.
Notas:
1
INFORME RESUMEN. Latinobarómetro 2003. <http://www.latinobarometro.org/ano2003/Informe-Resumen%20Latinobarómetro%202003.pdf>
23/11/03.
2 FUENTES, Roberto. Un millón
de familias dejó de leer periódicos. Revista Expansión.
<http://www.expansion.com.mx/>.
15/10/03.
3 ídem
4 GARCÍA, Cynthia. Persiste
pobre lectura de periódicos. El Asesor de México.
<http://www.elasesor.com.mx/adage/noticia3.html>.
01/10/03.
5 RAMÍREZ, Manuel Martínez.
El Chisme domina en medios impresos. El Asesor de México.
<http://www.elasesor.com.mx/actualmx/noticia2.html>.
27/10/03.
6 IBOPE. Top Ten México.
<http://www.ibope.com.mx
/
reportes/topten.html>. 01/03/03.
7 ORTIZ, Francisco. Comprender
a la gente. Por qué ganó Fox. ED. Nuevo Siglo
Aguilar. México. 2002.
8 DELARBRE, Raúl Trejo.
Reporte sobre los medios en México 2002. <http://raultrejo.tripod.com/ensayosmedios/
Reportemediosmexico2002.htm>. 01/11/03.
9 PEÑALOSA, Javier.
La revuelta de los periódicos. Revista Expansión.
México <http://www.expansion.com.mx/2nivel.asp?cve=857_09>.
22/01/03.
10 RODRÍGUEZ, Israel
y GONZÁLEZ, Roberto. Azcárraga: Fox ha actuado
"con falta de profesionalismo" al escoger operadores.
La Jornada. México. <http://www.jornada.unam.mx/2003/
oct03/031015/010n1pol.php?origen=index.html&fly=1>. 15/10/03.
11 NASSIF, Alberto Azis. ¿Presidencia
erosionada? La Jornada. <http://www.jornada.unam.mx/2001/
nov01/011106/029a2pol.html>. 06/11/03.
12 KRUCKEBERG, Dean y TSETSURA,
Katerina. A composite index by country of variables related to
the likehood of the existence of "Cash for news coverage".
Research Report. IPR. <http://www.instituteforpr.com/international.phtml
?article_id=bribery_index>. 21/03/03.
13GRUENBERG, Christian. Políticos
ricos y políticos pobres. Fundación Poder Ciudadano.
<www.participa.cl/pdf/politicos_ricos_y
_politicos_pobres.Gruenberg.pdf>. 01/11/03.
14 CONSULTA MITOSKY. Encuesta:
Rumbo al 2006. Así van. Octubre 2003. <http://www.consulta.com.mx/interiores/99_pdfs/
11_elecciones_pdf/NA1003_AsiVan.pdf>. 01/10/03.
15 Información sobre
resultados finales aportado por el IFE (Instituto Federal Electoral).
<www.ife.org.mx>
23/11/03.
16 CONSULTA
MITOSKY. Encuesta: Rumbo al 2006. Así van. Octubre 2003.
<http://www.consulta.com.mx/interiores/99_pdfs/
11_elecciones_pdf/NA1003_AsiVan.pdf>. 01/10/03.
Referencias:
Documentales :
ORTIZ,
Francisco. Comprender a la gente. Por qué ganó
Fox. Ed. Nuevo
Siglo Aguilar. México. 2002.
Electrónicas:
CONSULTA
MITOSKY. Encuesta: Rumbo al 2006. Así van. Octubre 2003.
<http://www.consulta.com.mx/interiores/99_
pdfs/11_elecciones_pdf/NA1003_AsiVan.pdf>. 01/10/03.
DELARBRE, Raúl Trejo. Reporte sobre los medios en México
2002. <http://raultrejo.tripod.com/ensay
osmedios/Reportemediosmexico2002.htm>. 01/11/03.
FUENTES, Roberto. Un millón de familias dejó de
leer periódicos. Revista Expansión. <http://www.expansion.com.mx/>.
15/10/03.
GARCÍA, Cynthia. Persiste pobre lectura de periódicos.
El Asesor de México. <http://www.elasesor.com.mx/adage/noticia3.html>.
01/10/03.
GRUENBERG, Christian. Políticos ricos y políticos
pobres. Fundación Poder Ciudadano. <www.participa.cl/pdf/politicos_ricos_y_
politicos_pobres.Gruenberg.pdf>. 01/11/03.
IBOPE. Top Ten México. <http://www.ibope.com.mx/reportes/topten.html>.
01/03/03.
IFE (Instituto Federal Electoral). <www.ife.org.mx>.
23/11/03.
INFORME RESUMEN. Latinobarómetro 2003. <http://www.latinobarometro.org/ano2003/Informe-Resumen%20Latinobarómetro%202003.pdf>.
23/11/03.
KRUCKEBERG, Dean y TSETSURA, Katerina. A composite index by country
of variables related to the likehood of the existence of "Cash
for news coverage". Research Report. IPR. <http://www.instituteforpr.com/
international.phtml?article_id=bribery_index>. 21/03/03.
PEÑALOSA, Javier. La revuelta de los periódicos.
Revista Expansión. México <http://www.expansion.com.mx/2nivel.asp?cve=857_09>.
22/01/03.
NASSIF, Alberto Azis. ¿Presidencia erosionada? La
Jornada. <http://www.jornada.unam.mx/2001/
nov01/011106/029a2pol.html>. 06/11/03.
RAMÍREZ, Manuel Martínez. El Chisme domina en medios
impresos. El Asesor de México. <http://www.elasesor.com.mx/actualmx/noticia2.html>.
27/10/03.
RODRÍGUEZ, Israel y GONZÁLEZ, Roberto. Azcárraga:
Fox ha actuado "con falta de profesionalismo" al escoger
operadores. La Jornada. México. <http://www.jornada.unam.mx/2003/
oct03/031015/010n1pol.php?origen=index.html&fly=1>. 15/10/03.
Octavio
Isaac Rojas Orduña
Master en Comunicación Corporativa y
Publicitaria, Especialista en Comunicación y Gestión
Política, ambos por la Universidad Complutense
de Madrid, España. |