|
Por Andrew Green
Número 37
Partimos
de la premisa siguiente:
(A) Toda organización de documentos que se base en las características
de los documentos mismos constituye una codificación de conocimientos
acerca de ellos.
De
ésta se deriva una segunda premisa:
(B) Las metodologías de organización documental son
también metodologías para codificar el conocimiento
acerca de los documentos.
Hablo
de “la organización documental” en un sentido
muy amplio; el argumento que desarrollaré englo-ba sistemas
muy diversos que se utilizan para organizar y acceder a colecciones
de documentos de todo tipo, desde los libros hasta los materiales
gráficos y audiovisuales. Por “metodología”
entiendo un conjun-to de “métodos, principios y reglas”1
que se emplean para un propósito determinado; supondré
que todo sistema concreto que se utilice para la organización
documental (como el Dewey Decimal o las Reglas de Catalogación
Anglo-Americanas) se encuentra sustentado por una metodología
determinada. Este supuesto constituirá el punto de partida
para cuestionar los principios en base a los cuales dichos sistemas
funcionan. que se emplean para un propósito determinado;
supondré que todo sistema concreto que se utilice para la
organización documental (como el Dewey Decimal o las Reglas
de Catalogación Anglo-Americanas) se encuentra sustentado
por una metodología determinada. Este supuesto constituirá
el punto de partida para cuestionar los principios en base a los
cuales dichos sistemas funcionan.
Primero
trataré el grupo metodologías que establecen una equivalencia
entre la clasificación del docu-mento y su ubicación
física en el acervo. La creación de esta equivalencia
es un principio operante sobre todo en la organización de
bibliotecas, que se apoyan en los sistemas de clasificación
como el Library of Con-gress y el Dewey Decimal. Estos sistemas
asignan a cada objeto una clave que sirve simultáneamente
para describirlo y para señalar el lugar donde se almacena.
Por ejemplo, en el sistema del Library of Congress, se asigna la
clave QE534.2.B64” al libro Introducción a terremotos,
de Bruce Bolt. Esta clave contiene datos acerca del tema del libro,
que en este caso se clasifica bajo las categorías “Ciencia”,
“Geología” y “Geología" dinámica
y estructural”; esta clasificación se registra con
la primera parte de la clave, “QE534.2”. También
contiene información acerca del autor del libro, la cual
se codifica como “B64” en la parte final de la misma.
A veces a todo esto se anexan datos adicionales, como el año
de publicación o un número de ejemplar para distinguir
entre múltiples copias de un documento.2
El sistema de claves fue diseñado de manera que siem-pre
habrá una sola manera de ordenarlas secuencialmente; y los
objetos clasificados se ubican físicamente en el acervo con
base en esta secuencia. La misma clave simultáneamente describe
el documento y determina
dónde se coloca.
Los sistemas Library of Congress y el Dewey Decimal fueron creados
en el siglo XIX pero han sido actualizados continuamente, sobre
todo para adecuarlos a las necesidades cambiantes de descripción
de obras. Se emplean en miles de bibliotecas en todo el mundo.
También se utilizan sistemas similares en archivos de materiales
muy diversos. Por ejemplo, la fototeca Pedro Guerra de la Facultad
de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma
de Yucatán emplea una “clave topográfica”
que también funciona para describir las piezas y ordenarlas
físicamente. El método que se usa para construir dicha
clave se explica sencillamente a través de un ejemplo:
[...] 2A05_021, en donde la primera variable se encuentra representado
por el número dos indi-cando
el tipo de soporte de la pieza que en este caso corresponde a
una placa seca o negativo
cuya imagen se encuentra plasmada en cristal; la segunda variable
cuyo lugar ocupa la letra A
permite identificar el autor de la misma, siendo para este caso
el señor Pedro Guerra Jordán; el
lugar correspondiente a la tercera variable lo ocupa el numeral
05, mediante el cual proporciona
datos acerca del tamaño del negativo, por tanto en el supuesto
que nos ocupa indica el tamaño
de una placa de 5 x 7 pulgadas; mientras que los últimos
tres dígitos representados por la termi-nación
021 permite apreciar el seguimiento de las piezas por medio de
un número progresivo,
de acuerdo al formato o tamaño de las placas en cuestión.3.
Lo
que quiero subrayar acerca de estas formas de organizar los acervos
es la relación muy estrecha que existe entre la codificación
de la información documental y los soportes o medios que
la registran, que son (1) las etiquetas que se colocan en las espinas
de los libros y otros documentos, y (2) el orden físico de
los documentos. Las posibilidades y limitaciones de los soportes
han influenciado sustancialmente la manera en que estos sistemas
representan la información. Me parece que las limitaciones
más importantes han sido (1) el tamaño reducido de
las etiquetas, el cual obliga a condensar todos los datos en una
clave muy breve, y (2) la necesidad de ordenar todos los objetos
en una sola secuencia.
Menciono
otro tipo de organización documental que han empleado tanto
los archivos como las bibliotecas: los catálogos en papel
y cartón, con fichas acerca de cada documento, las cuales
casi siempre registran una mayor cantidad de información
que las claves que acabamos de describir. Los sistemas de tarjetas
que se usaban (y en muchos casos, que todavía se usan) en
las bibliotecas son quizá el mecanismo más conocido
de este tipo; en esas instituciones, los tarjeteros permitían
ubicar un libro a partir de su título, autor o tema, y proporcionaban
descripciones de los materiales elaboradas con base en normas establecidas.
La situación en los archivos visuales, audiovisuales y sonoros
ha ido mucho más variada. A menudo se siguen usando catálogos
en tarjetas o en cuadernos, y a veces ni eso hay; y es menor el
grado de normalización en el formato de las fichas. Lo que
quisiera enfatizar acerca de las múltiples metodologías
disponibles para la elaboración de catálogos en cartón
o papel es: la manera en que éstas representan el conocimiento
documental también ha sido fuertemente influenciada por las
características de los soportes físicos que emplean.
Otra vez, el limitante fundamental ha sido la necesidad de inscribir
en un soporte pequeño mucha información variada.
Un ejemplo
de una metodología de este tipo es la que propone la norma
de catalogación de materiales sonoros editada por la IASA (Asociación
Internacional de Archivos Sonoros) en 1998.
Las
reglas de catalogación de la IASA especifican los requisitos
para la descripción e identificación de grabaciones
sonoras y materiales audiovisuales relacionados, fijan un orden
para
los elementos de la descripción y especifican un sistema
de puntuación para esa descripción. Fueron diseñadas
para ser empleadas en archivos sonoros y audiovisuales como una
guía para elaborar registros catalográficos y como
norma para intercambiar información bibliográfica
acerca de grabaciones sonoras y materiales audiovisuales relacionados4.
Como
dice el texto citado, esa norma incluye reglas para el uso de signos
de puntuación en las fichas. Éstos sirven para indicar
el significado de los distintos componentes de la ficha. Por ejemplo,
en la primera sección de ésta, se utiliza un diagonal
("/") para señalar la primera persona u organización
responsable por la creación de una obra; para los demás
autores o responsables se utiliza el punto y coma (";").
Para indicar una traducción del título principal,
se emplea un signo de igual ("="). Y así sucesivamente;
el sistema de puntuación constituye un eje fundamental para
interpretar los elementos de un registro elaborado con base en esta
norma.
¿Por
qué se utiliza la puntuación así? ¿Qué
ventaja tiene? ¿Por qué no escribir el nombre completo
de cada elemento en la ficha? Por ejemplo, según esa norma
una ficha podría empezar así:
El
Circo [grabación sonora] / Maldita Vecindad.
Pero
¿no sería más claro así?
Titulo:
El Circo |
Descripción
del material: grabación sonora |
Autor:
Maldita Vecindad |
Me
parece que uno de los motivos por los cuales ha resultado útil
emplear la puntuación de esa manera -tanto en la norma de
la IASA como en otras similares- es simplemente que así se
ahorra espacio y por lo tanto se logra registrar una mayor cantidad
de información en la superficie limitada de una tarjeta.
Otra
huella de las limitaciones del soporte es el uso de abreviaciones,
como "ed." para "edición" o "s.l."
para "sin localizar", las cuales permiten condensar aún
más los datos de la ficha. Y además de los problemas
el espacio, hay otras limitaciones de este soporte que han repercutido
en las maneras de codificar la información (por ejemplo la
necesidad de generar un índice por cada tipo de punto de
acceso, o de reunir en una misma tarjeta datos dispersos, para mayor
comodidad del usuario).
Desde
luego, debemos considerar también las metodologías
que se usan para organizar un acervo y codificar la información
documental por medio de las computadoras. Destaca que, si bien este
medio es revolucionario en muchos sentidos, la mayoría de
los sistemas que actualmente lo emplean son una traducción
casi directa de las formas de documentación que utilizan
soportes de papel y cartón. De hecho, éste es el propósito
explícito del formato MARC, como su nombre indica: "Registro
catalográfico legible por máquina" ("Machine
Readable Cataloguing record"). El desarrollo del formato empezó
en los años '60 cuando apenas se creaban los primeros catálogos
automatizados. El MARC propone representar en el medio digital la
misma información que se inscribe en las tarjetas de cartón.
Si
bien es una norma muy completa, el MARC sigue reflejando esta herencia.
En particular, agrupa y ordena los datos de una manera que sigue
los patrones establecidos con los catálogos en cartón
o papel.
Además,
el MARC tiene algunas limitaciones muy específicas que se
derivan del formato de archivo digital que emplea, que es el soporte
propiamente dicho5. (Un ejemplo
es el campo 130, que incluye un mecanismo para indicar qué
elemento del título se utiliza para ubicar la ficha en una
secuencia alfabética. Este mecanismo es útil para
títulos como "La Jornada" o "El viaje al centro
de la tierra", que se colocarían bajo "J"
y "V" respectivamente, y no "L" o "E".
Sin embargo, por las limitaciones del formato digital empleado,
es imposible señalar para este fin una palabra que inicie
después del noveno carácter del título.).
Lo
que he enfatizado al hablar de diferentes metodologías de
organización documental es la relación que existe
entre contenido, expresión y soporte físico. Queda
claro que todos los sistemas mencionados integran en un solo movimiento
intelectual la búsqueda de soluciones a los problemas de
(1) codificación y estructuración del conocimiento
acerca de los documentos, (2) comunicación de este conocimiento
y (3) registro físico. Sin embargo, para abordar estos problemas
se requieren herramientas bastante diferentes; y si bien debemos
combinar soluciones de estas tres áreas para un fin concreto
(que es organizar y acceder a una colección de documentos),
es deseable que las limitaciones que encontremos en cada una de
ellas afecten lo menos posible al desarrollo de las demás.
Por
lo tanto, para construir prácticas catalográficas
más eficaces en primer lugar es necesario separar estas áreas
y no confundirlas, como hacen los sistemas que he descrito. (Las
premisas anunciadas al principio de esta ponencia ayudan a poner
en evidencia esta confusión.) Hoy existen varias propuestas
de sistemas y metodologías catalográficos que ponen
en práctica esta separación, en mayor o menor grado.
En vistas de la potencial que dichas propuestas encierran para resolver
problemas que antes parecían insolubles, así como
la manera en que los supuestos básicos que las sustentan
se apartan de modos de pensamiento anteriores, presento la siguiente
hipótesis: estos nuevos sistemas representan el inicio de
un cambio de paradigma en la catalogación6.
A
continuación enlisto los elementos centrales de este cambio:
1.
Se hará una separación analítica entre los
problemas de codificación y estructuración del conocimiento,
comunicación de éste y registro físico.
2. El primer paso en la generación de un catálogo
será el análisis del conocimiento que se tiene acerca
de los documentos y la elaboración de una estructura abstracta
que permitirá representar este conocimiento. Esta estructura
reflejará los puntos de vista de sus autores acerca de las
cualidades esenciales de las cosas que se describen y las relaciones
que existen entre éstas. (En varios ámbitos, las estructuras
de este tipo se denominan "ontologías"7.)
3. Esta estructura abstracta será el componente central del
catálogo. Se podrán elaborar múltiples expresiones
del conocimiento que la estructura contendrá, en diferentes
lenguajes y soportes físicos, para fines de comunicación
entre personas o máquinas; pero el formato abstracto siempre
será considerado el "original" o "molde"
del cual las demás expresiones se derivarán.
He
elaborado esta idea del paradigma emergente no precisamente a partir
del contenido de las nuevas pro-puestas de sistemas catalográficos,
sino sobre todo con base en una aplicación rigurosa de los
principios que creo están operando detrás de ellas8.
Algunos
ejemplos de dichas propuestas son:
El informe
"Requisitos Funcionales para Registros Bibliográficos"
(FRBR), de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios
y Bibliotecas (IFLA). Publicado en 1998, este reporte propone una
estructura informacional abstracta conformada por "entidades"
(como "obra", "expresión" y persona"),
relaciones entre éstas, y "atributos" que las describen
(como "título", "fecha" y "tema").
Considero que esta iniciativa está menos desarrollada que otras,
sin embargo contiene elementos que las demás no contemplan.
Thomas Hickey et. al. afirman que el FRBR "está teniendo
un impacto profundo en cómo se perciben los datos bibliográficos"9
; y Paul Weston lo relaciona con cambios en los fundamentos de la
catalogación:
La necesidad de reevaluar los fundamentos de la catalogación
se hizo muy evidente a raíz de los trabajos teóricos
que llevaron a la publicación del FRBR en 1998. Por un
lado se pensó que había inconsistencias por el uso
intenso del ISBD, norma basada en principios que poca relevancia
tienen en el ambiente electrónico, ya que fueron definidos
a partir de preocupaciones que se relacionan con las versiones
impresas del catálogo nacional10
Anexo
A contiene un ejemplo de una estructura que generó
el FRBR.
Los
Topic Maps, una norma que se desarrolló durante la década
de los '90 para "describir estructuras de conocimiento y vincularlas
con recursos informacionales"11.
El
Web Semántico (WS)12
y varias normas (como RDF y OWL) e iniciativas (por ejemplo el ABC
Ontology and Model13) relacionadas.
El WS es una de las propuestas más completas en el ámbito
de la estructuración del conocimiento catalográfico.
El Anexo B presenta un ejemplo de una estructura
informacional del WS.
Al
revisar los anexos mencionados, el lector verá que las estructuras
informacionales que he llamado "abs-tractas" se presentan
como gráficas. Esto es porque las gráficas son una
forma sencilla de representar estas estructuras que las somete a
un mínimo de transformaciones. Es de enfatizar que en estas
gráficas, lo importante no es la forma de los círculos
o el grosor de las líneas, sino la estructura de relaciones
entre entidades, en un sentido abstracto. Una misma estructura informacional
abstracta puede expresarse con muchos dibujos que pueden ser diferentes
en aspectos superficiales.
Es
importante reconocer que muchos de estos avances retoman ideas provenientes
de la informática, y especialmente la rama de esta disciplina
conocida como la "inteligencia artificial". Esta área
de estudio aun está muy lejos de lograr su propósito
de crear máquinas pensantes; sin embargo, como parte de esta
búsqueda ha avanzado sustancialmente en la "representación
del conocimiento", es decir, en la elaboración de estructuras
informacionales como las que he mencionado14.
Espero
que el anuncio de estos cambios no resulte desconcertante para quienes
trabajen de cerca con los actuales sistemas de organización
documental. Es de recordar que este cambio de paradigma no deberá
implicar la pérdida de logros ya consolidados en la sistematización
y normalización de datos catalográficos, sino la construcción
de herramientas de consulta que permitirán ir más
allá de universo de posibilidades hoy conocido. Asimismo,
puede haber quienes temen que dejarán de ser vigentes sus
conocimientos en bibliotecología o archivología, y
piensan que será difícil aprender nuevos sistemas
que a primera vista parecen bastante complicados. Frente a esta
preocupación, debo subrayar que un poco de práctica
es lo único que uno necesita para poder emplear las nuevas
metodologías con facilidad, y su manejo será aun más
sencillo una vez que estén disponibles las herramientas informáticas
"amigables" que podemos esperar surgirán. Pero
sobre todo, enfatizo, el nuevo panorama que se abre trae a la vez
problemas y soluciones que vuelven el trabajo con documentos un
quehacer cada vez menos burocrático y más interesante,
y evidencian su carácter de labor de investigación.
Sin
duda este nuevo paradigma podrá ser acompañado de
cambios en las configuraciones sociales del trabajo archivísitico
en específico y de la investigación en general. Es
importante no quedarnos inactivos frente a estos posibles cambios,
sino hacer todo lo posible para dirigirlos, con la finalidad de
que deriven en configuraciones más abiertas y menos elitistas.
Los conocimientos básicos acerca de las ontologías
y estructuras similares no deben ser el dominio de unos cuantos
mientras los demás quedemos "mistificados" ante
una ciencia aparentemente impenetrable; se trata de saberes que
podemos y debemos socializar y hacer accesibles, acción que
constituirá una reafirmación del principio fundamental
de la bibliotecología y las bibliotecas: el acceso al conocimiento.
Asimismo, las modificaciones en el paradigma de la catalogación
podrán y deberán ser acompañadas de un reconocimiento
y debilitamiento de la división artificial que se ha erigido
entre los trabajos "técnicos" y los de "investigación",
división que sólo sirve para impedir el intercambio
fructífero entre ámbitos del quehacer humano.
A.
Ejemplo de una estructura de los Requisitos Funcionales para Registros
Bibliográficos (FRBR)
Una de las estructuras más interesantes que propone el FRBR
es la que establece la relación entre una obra (que se define
como una creación intelectual o artística distinta),
una expresión (que es la realización de una
obra), una manifestación (la concreción
de una expresión u obra en un tipo determinado
de soporte) y un objeto (un ejemplar de una manifestación).
Por ejemplo: un guión de Shakespeare sería una obra;
la versión de esa obra editada por Kenneth Muir,
quien cotejó el texto con varias fuentes, sería una
expresión; el trabajo de diseño gráfico
que permite apreciar esa expresión en un libro sería
una Manifestación; y un ejemplar del libro que contiene
esa manifestación sería un objeto.
Una
de las estructuras básicas del FRBR.
Fuente: Functional Requirements for Bibliographic Records: Final
Report. (op. cit.)
Esta estructura constituye una base para el análisis de
los contenidos de los registros bibliográficos.
B.
Ejemplo de una estructura del Web Semántico
El
Web Semántico (WS) proporciona un marco general para la
estructuración de ontologías y la vinculación
de éstas entre sí. La unidad básica de las
estructuras de tipo WS es la afirmación. La siguiente
gráfica representa una afirmación (de tipo WS) que
contiene la misma información que la afirmación
(en lenguaje
natural): El autor del recurso <http://www.w3.org/Home/Lassila>
es "Ora Lassila".
Una
afirmación en el Web Semántico.
Fuente: Resource Description Framework (RDF) Model and Syntax Specification.
Ora Lassila, editor. Cambridge,
EEUU: World Wide Web Consortium, 1999. Fecha de consulta: 12 de
agosto de 2003
<http://www.w3.org/TR/REC-rdf-syntax/>.
El
WS permite ensamblar e interrelacionar cantidades de estructuras
de este tipo para crear una estructura más grande que codifique
toda la información de un catálogo.
Notas:
* Esta
ponencia fue presentada en el Seminario de Estudios sobre lo Visual
en la Investigación Social, en el Instituto Mora, México
D.F., el primero de septiembre de 2003. Los términos de su
uso se establecen por medio de una licencia libre de la agrupación
Creative Commons. Quedan permitidas su reproducción, modificación
y distribución para fines no comerciales, siempre que se
cite debidamente la fuente. Además, sólo se permite
su distribución bajo los términos de la misma licencia.
Los detalles de ésta pueden consultarse en el sitio
<http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/1.0/>.
Para citar en trabajos académicos esta ponencia o las ideas
que desarrolla, aplican las mismas reglas conocidas de ese ámbito.
1
Random House Webster's College Dictionary. Nueva York:
Random House, 1991.
2 Rosenberg, Matt, "Understanding
Call Numbers", en About.com. Fecha de consulta: 12
de agosto de 2003
<http://
geography.miningco.com/library/congress/blhowto.htm>.
3 José Carlos Magaña
Toledano, "La fototeca Guerra ante el problema de la catalogación",
en el Sitio Web del Sistema Nacional de Fototecas. Fecha
de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.sinafo.inah.gob.mx/sinafo/htme/enfoto/htme/tenf001.html>.
4 International Association of
Sound Archives, The iasa cataloguing rules: A manual for description
of sound recordings and related audiovisual media. IASA, 1998.
Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.iasa-web.org/icat/>.
5 Para una excelente explicación
del MARC, vea: Betty Furie, Conociendo MARC bibliográfico:
catalogación legible por máquina. Traducción
al español de Understanding MARC Bibliographic por
Ageo García Barbabosa. Washington, DC: Biblioteca del Congreso,
2001. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.loc.gov/marc/umbspa/>.
6 Al hablar del "paradigma"
de una disciplina, evoco la obra de Thomas Kuhn acerca de las revoluciones
científicas. Sin entrar en detalles al respecto, propongo
entender un paradigma como "un esquema de supuestos básicos
a través de los cuales se evalúan las percepciones
y se delimitan [los valores] y relaciones, aplicándolos a
una disciplina o profesión". Thomas Kuhn, The Structure
of Scientific Revolutions. Chicago: University of Chicago Press,
1962. Citado en: Jack D. Glazier, "A Proposed Model for Paradigmatic
Relations Within an Emergent Discipline", en Anales de
documentación no. 5, 2002. Murcia, España: Universidad
de Murcia. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.um.es/fccd/anales/ad05/ad0506i.pdf>.
(Traducción al español disponible en <http://www.um.es/fccd/anales/ad05/ad0506e.pdf>.)
Al final de su artículo, Glazier afirma, acerca de la Bibliotecología
en Estados Unidos:
Según la terminología
de Kuhn, la Bibliotecología [en inglés, "Library
and Information Science"] es todavía una
disciplina inmadura. Sin embargo, se está desplazando paulatinamente
hacia un nivel más elevado de convergencia
o madurez.
7
En la filosofía, una ontología es "una relación
sistemática de la Existencia". En la informática
su significado es similar pero más limitado: es "una
especificación explícita y formal acerca de cómo
representar tanto los objetos, conceptos y demás enti-dades
que se supone existen en un determinado campo de interés,
como las relaciones que se presentan entre ellos". (Fuente:
"ontology" en The Free On-Line Dictionary of Computing.
Londres: Imperial College London. Fecha de consulta: 12 de agos-to
de 2003 <http://foldoc.doc.ic.ac.uk/foldoc/foldoc.cgi?query=ontology&action=Search>.)
Como resulta imposible representar todos los objetos de un campo
con todas sus características, los autores de una ontología
deben determinar qué elementos codificar y qué omitir;
es por esto que una ontología refleja la opinión de
sus autores acerca de lo representado. Vea también: Raul
Corazzon, Descriptive and Formal Ontology. Formalontology, 2003.
Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003
<http://www.formalontology.it/>.
8 De los nuevos sistemas catalográficos
que han surgido, uno que propone explícitamente un conjunto
de principios similares a éstos es el Web Semántico,
que a continuación se describe.
9 Thomas B. Hickey, et. al. "Experiments
with the IFLA Functional Requirements for Bibliographic Records
(FRBR)", en D-Lib Magazine. Vol. 8, núm. 9,
septiembre 2002. Virginia, EEUU: Corporation for National Research
Initiatives. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.dlib.org/dlib/september02/hickey/09hickey.html>.
Vea también: IFLA Study Group on FRBR, Functional Requirements
for Bibliographic Records: Final Report. Munich, Alemania: K. G.
Saur, 1998. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.ifla.org/VII/s13/frbr/frbr.pdf>.
10 Paul Gabriele Weston, "Bibliographic
Cataloguing: from Marc to FRBR", en BollettinoABI: Revista
italiana di biblioteconomia e scienze dell' informazione. Vol. 41,
núm. 3, 2001. Associazione italiana biblioteche. Fecha de
consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.aib.it/aib/boll/2001/01-3-284.htm>.
11 Steve Pepper, "The TAO
of Topic Maps: Finding the Way in the Age of Infoglut", en
ontopia: solutions for managing knowledge and information.
Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.ontopia.net/topicmaps/materials/tao.html>.
12 Vea: "Semantic Web"
en el Sitio del World Wide Web Consortium. Fecha de consulta:
12 de agosto de 2003 <http://www.
w3.org/2001/sw/>.
13 Vea: Carl Lagoze y Jane Hunter,
"The ABC Ontology and Model", en Journal of Digital
Information. Vol. 2, núm. 2. Sout-hampton, Gran Bretaña:
IAM Research Group. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://jodi.ecs.soton.ac.uk/
Articles/v02/i02/Lagoze/lagoze-final.pdf>.
14Vea: Randall Davis, et. al.
"What is a Knowledge Representation?" en AI Magazine.
Vol. 14, núm 1, 1993. American Association for Artificial
Intelligence. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003 <http://www.aaai.org/Library/Magazine/
Vol14/14-01/Papers/AIMag14-01-002.pdf>. O también:
John F. Sowa, Knowledge Representation: Logical, Philosophical,
and Computational Foundations. Pacific Grove, EEUU: Brooks
Cole Publishing Co., 2000. Fecha de consulta: 12 de agosto de 2003
<http://users.bestweb.net/~sowa/krbook/>.
En la informática también se propone, para varios
tipos de proceso, efectuar una "separación nítida
entre contenido y presentación", principio que tiene
un parentesco notable con el cambio de paradigma que he descrito.
Sin embargo, los intentos de generar esquemas para representar el
conocimiento no son exclusivos de la informática. Vea, por
ejemplo, el libro del siglo XVII de John Wilkins, An Essay Towards
a Real Character and a Philosophical Language. Fecha de consulta:
12 de agosto de 2003 <http://reliant.teknowledge.com/Wilkins/>
Andrew
Russell Green
Integrante del Laboratorio Audiovisual de Investigación
Social, proyecto de investigación
Instituto Mora/CONACyT. México |