Por Carlos Fara
Número 37
Bajo
este título el diario El Cronista de hoy, martes 10 de febrero,
publica el artículo de Carlos Fara que a continuación
se adjunta.
"La década del ´90 se caracterizó en América
Latina por lograr algo que parecía una quimera en los ´80:
programas de reformas de libre mercado que contaran con apoyo popular.
Menem, Fujimori, Salinas, Cardoso, Fernández, entre otros.
Por supuesto, esa racha se cortó en el momento que los primeros
éxitos de estabilidad y consumo se esfumaron.
Luego pasamos básicamente
de gobiernos de centro derecha que hicieron las reformas, a gobiernos
de centro izquierda prometiendo no volver atrás con todas
las reformas, sino buscando equidad social con responsabilidad fiscal.
Ahí están lidiando Kirchner, Lula, Duarte, Toledo,
Gutiérrez, quizá Vázquez. Y por supuesto, Chile.
El presidente Kirchner se encuentra
en la clásica encrucijada en estos momentos: cómo
articular la demanda de crecimiento y equidad interna con el reclamo
de los mercados financieros. Lo peor que le puede pasar a un líder
en estas situaciones es quedar mal con las dos partes. En cuanto
eso sucede, poco es el tiempo que pasa hasta que es eyectado del
sillón de Rivadavia. En Argentina ya salieron dos por la
puerta de atrás. Kirchner sabe todo esto y se recuesta en
uno de los lados.
Pero la batalla será larga
y compleja. Para esta pelea, el presidente necesita que la sociedad,
tranquila, optimista, de vacaciones y consumiendo, se despierte
un poco y esté alerta. Por eso, la semana pasada empezó
un trabajo discursivo de convertir esta lid en una “causa
nacional”, llamando a los empresarios a integrarse a este
frente de lucha.
El colega americano Dick Morris,
en su libro “Juegos de Poder”, trae a la memoria una
serie de lecciones de la historia, en función de crisis que
atravesaron líderes como Roosevelt o Churchill. Da 8 recomendaciones:
1- Señalar lo atípico
de la situación: el presidente Kirchner lo está
tratando de hacer en la medida que llama a convertir la quita del
75 % en la madre de todas las batallas, una especie de “no
pasarán”.
2- Enfatizar la dificultad
de la tarea: esto hace Kirchner cuando dice que estamos
mejor pero seguimos en el infierno, como para que nadie crea que
con el crecimiento del 8 % de 2003 está todo arreglado.
3- Reducir el optimismo
facilista: aún cuando está en la misma línea
del punto anterior, quizá el gobierno descuida un poco a
veces las advertencias sobre el futuro, y cuando la crisis se agrava,
como ahora, necesita ponerle un poco de atenuante al optimismo.
4- Granjearse la confianza
del Congreso, atrayendo a la oposición: en este
ítem el gobierno se corta más bien solo. Si bien es
cierto que no hay oposición muy clara, ni sólida en
la Argentina, el presidente no puede quedarse solo en el escenario.
El radicalismo le pide participación, y aunque la UCR no
es una marca prestigiada, se trata de la segunda fuerza a nivel
nacional.
5- No mentir: el
gobierno no cae en el error de Malvinas (“vamos ganando”),
aunque algunos analistas creen que sí lo hace. Este punto
es fundamental para que luego no se produzcan desilusiones insalvables.
6- Suspender las prioridades
internas durante la guerra: este tópico no se aplica,
precisamente porque las prioridades internas son parte de la batalla.
7- No atacar a los adversarios
internos: el gobierno ha decidido emparentar a los fondos
buitres con los responsables políticos y económicos
de la década del ´90. En términos de opinión
pública eso funciona bien. Sin embargo, el tono utilizado
con los sectores que quiere sumar no es para nada conciliador. La
invitación a los empresarios a sumarse al “modelo nacional”
es imperativa (“… se tienen que sentir parte …
es hora de que los empresarios asuman …”).
8- No engañarse a
sí mismo, pensando que la tarea es simple: en los
últimos días, todos los integrantes del gobierno salieron
a advertir que habrá que acostumbrarse a convivir con la
incertidumbre. El oficialismo se mueve con rapidez, lo que demuestra
que no está dormido.
Pero claro, una guerra no es la
crisis del default, donde siempre surge el debate respecto de quién
es el responsable de la situación: si el que lo declaró,
o el que se endeudó de más.
Es malo quedar en el medio de dos frentes de combate, pero peor
aún es ir a la guerra y perderla. Por eso muchos análisis
advierten que la actitud del gobierno para consumo interno está
bien, pero el mundo se maneja de otra forma. La “buena fe”
es, en parte, una construcción de expectativas. La administración
Kirchner no tendrá grandes problemas políticos en
sus 4 años, sino que su gran tema será cómo
regular las expectativas populares."
Carlos
Fara
Director Ejecutivo de Fara
& Asociados, Buenos Aires, Argentina |