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2004

 

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El Internet Desde la Perspectiva del Caos
 

Por Fanny de Himmelstern
Número 37

Nuestras prácticas cotidianas se han visto influenciadas y transformadas por el uso de Internet. Las nuevas experiencias tecnológicas han alterado las bases de gran cantidad de disciplinas, de la mayoría de nuestras costumbres y de gran parte de los análisis culturales. La relación triple entre cultura, tecnología y ciencia esta convertida en una sola amalgama que se intenta esclarecer desde diferentes perspectivas. No se trata esta vez, de simplemente analizar la utilización de nuevas tecnologías en la cultura, esta vez, el uso del Internet ha modificado nuestras percepciones y nuestros modos de hacer de una forma tan radical, que podemos hablar de estar viviendo una nueva cultura, un nuevo orden. Hay, pues, una nueva cultura por definir.

La gente se comunica en forma diferente, ahora se habla más con los amigos en el “chat” que con los vecinos del edificio o del barrio. La gente lee y escribe en forma diferente, los hipertextos y las ventanas, los enlaces y las páginas “web” nos enseñan a leer y escribir de otra manera. Incluso El Tiempo, el periódico más tradicional y de más prestigio en nuestro país, acaba de lanzar un nuevo diseño y un nuevo formato muy acorde con las propuestas gráficas que se identifican con el Internet, donde se invita a los lectores no a leer el periódico, como se acostumbra a hacer con los materiales impresos, sino a navegar en él. En fin, las personas obtienen toneladas de información a través de tecnologías que todavía no dominan y que por lo mismo, producen angustia e inseguridad. Hay una cultura multiplicada, interactuada, globalizada pero a la vez solitaria e individualista que se intenta comprender.

Me propongo en este artículo, desarrollar un ejercicio en donde se toman prestadas algunas categorías de la Teoría del Caos y se utilizan como explicaciones y como relaciones para comprender mejor el Internet. Existen asociaciones de ideas que nos ayudan a definir y explicar nuevos aspectos culturales, hay nociones para aplicar a esta nueva cultura, que nos sirven como modelo, más allá de utilizarlas solamente como metáforas que se aproximan; porque hay una reproducción y también una recreación del mundo que a su vez se vuelve metáfora para “hacerlo” y para comprenderlo.

Pareciera, como lo decía Calabrese1, que “más allá de la superficie exista una forma subyacente que permite las comparaciones y las afinidades. Una forma, es decir un principio de organización abstraído de los fenómenos que preside su sistema interno de relaciones.” Es a este principio de organización al que intento acercarme, para proponer un modelo que nos ayude a comprenderlo, porque los medios tecnológicos ya no se conciben como simples objetos, sino como los lugares sociales en donde se intercambian los discursos simbólicos.

Entropías, procesos de información y de comunicación
Los usos del Internet plantean nuevos interrogantes frente a las transformaciones que se vienen presentando en los procesos de información y de comunicación. La naturaleza de los mismos ha ido cambiando, e inclusive se modifican nociones tan importantes como las de tiempo y espacio, por mencionar apenas las más evidentes.

La Teoría de la Información contribuye con conceptos que, si bien partieron de bases matemáticas, aclaran y permiten hoy comprender muchos de los procesos de información de esta era globalizada. La noción de información aquí, parte del término latino “informare” que significa poner en forma. In-formar, es pues, dar forma, lo que se expresa ya como la organización de un sistema que se relaciona con ordenar, con organizar y clasificar.

Cuando se dejan a un lado las nociones lineales de emisor, canal y receptor, de las que parten los modelos de la Teoría de la Información, por considerarlas nociones aplicables solamente al espectro de las telecomunicaciones, aparecen planteamientos como el de la retroalimentación y el paradigma de redes, que rompen con los conceptos mecanicistas tradicionales. Indudablemente, estos modelos y paradigmas explicativos de la comunicación, pueden relacionarse directamente con los modos de hacer actuales y los procesos de comunicación en red que plantea el Internet.

Si nos remontamos a las bases de la Teoría de la Información, que fue desarrollada inicialmente a finales de los años 40 y comienzos de los 50, basada en la obra de Shannon y Weaver, “Mathematical Theory of Communication”,se analiza la comunicación como la transmisión de mensajes; aquí, los métodos establecidos tienen como objetivo conseguir eso: una buena y eficiente transmisión de mensajes. Partieron de estudios matemáticos y de ciencias como la termodinámica de donde nacieron las nociones de entropía, redundancia, ruidos, interferencias, incertidumbre. Estos elementos, fundamentales para las telecomunicaciones en términos de búsqueda del rendimiento y la rentabilidad permitieron más adelante, concebir modelos que muchos analistas han aplicado a todo el espectro de la comunicación humana.

La noción de entropía, por ejemplo, nos ayuda a comprender , el concepto de información, desde la mirada primaria de la transmisión de información, como el paso de energía de un lugar a otro, hasta las aproximaciones actuales en los procesos de comunicación, donde se habla de poner en común, de producción de sentido y de significación.

Las explicaciones iniciales que dieron lugar a la creación del término entropía, con la aparición de la máquina de vapor en el siglo XVIII y la ciencia del calor, descubren que cada vez que se pone una máquina en funcionamiento, parte de la energía que se inyecta con el pistón para hacerla funcionar, se pierde, se degrada y por lo tanto hay disminución del rendimiento. La energía se ha vuelto desorganizada, caótica. La descripción del fenómeno de energía que se degrada por el paso del calor al frío, llevó a la idea de la entropía, noción que condujo a los principios de la termodinámica2. A su vez, la noción de entropía cobró importancia como una de las más útiles herramientas para re-elaborar el modelo de la teoría de la información desde las telecomunicaciones en cuanto a la búsqueda de rendimiento y rentabilidad, ya que se trataba de eliminar cualquier ruido o interferencia que pudiera disminuir la claridad en el canal de la transmisión de la información: a mayor entropía, menor información y viceversa.

La entropía sirve como noción que permite medir el mayor o menor grado de probabilidad y de incertidumbre que puede presentarse en una transmisión de información. La incertidumbre puede disminuirse, disminuyendo las interferencias y los ruidos en la transmisión por el canal. Si se controla lo previsible, lo medible y se logra no dejar al azar esa transmisión, eliminando los ruidos y las interferencias, se obtendrá menor entropía y por lo tanto, mayor información.

Estas nociones fueron poco a poco interesando a los científicos sociales, para interpretar y utilizar modelos que sirvieran en la transmisión ya de significados y de comunicación, logrando así reflexiones como las de Umberto Eco en Obra abierta donde afirma que a mayor incertidumbre y mayor impredecibilidad, habrá mayor información, puesto que existe una mayor cantidad de posibilidades dejadas al azar; posibilidades de interpretación y de significación3.

Pero el azar aquí, en vez de alterar el orden complejo y destruírlo, causa variaciones en las interpretaciones y por lo tanto puede conducir a nuevos ordenes, crear nuevos ordenes , según nos explican Briggs y Peat4. La entropía es pues, un agente del desorden y del caos, que puede generar una destrucción de significados con el fin de crear otros.

Desde estos planteamientos, algunos aplicados a aspectos de tipo científico y otros de tipo social, la noción de entropía se convierte en directamente proporcional a la información: A mayor entropía, mayor información. La teoría de la información se revalúa y con ella, la teoría de la comunicación también se replantea ciertos fundamentos.

En los procesos que vivimos al navegar por Internet, nos aproximamos a enormes experiencias entrópicas que nos proporcionan enormes cantidades de información. Transitamos constantemente del orden al desorden y viceversa. Lo hacemos a través de un sistema de redes que se interconectan entre sí, para proporcionarnos acceso a esa gran cantidad de información, o para permitirnos la comunicación con personas apartadas geográficamente, que se acercan inmediata y simultáneamente mediante el Internet. Estamos hablando de experiencias tecnologicas que se insinúan inpredecibles, recorridos llenos de incertidumbres, con inumerables posibilidades. Tecnologías que proponen variedad de senderos y de interpretaciones. Estamos experimentando transformaciones en los procesos tanto de información como de comunicación. Estamos viviendo experiencias entrópicas que a la luz de los pricipios del caos, contribuyen a generar nuevos ordenes a partir del desorden.

¿Cómo se nombra el Internet?
Redes: desorden y orden
Los ingenieros utilizan conceptos y terminología de la vida cotidiana para construir los sistemas digitales y para explicarlos. El usuario del Internet se desplaza por el ciberespacio desde la lógica de lo tecnológico, pero desde la comprensión de los usos cotidianos. Definiciones acerca de ventanas, portales, navegadores, y otras, nos remiten a lenguajes comunes y poco sofisticados, pero son al mismo tiempo, los que definen el Internet. Son “juegos de lenguaje” que evidencian la forma como nos aproximamos a los usos de esta tecnología.

Básicamente Internet es una red de redes que interconecta a millones de usuarios de computador en todo el mundo. Esa enorme red de redes crece y se modifica diariamente, cambia, se autotransforma y por lo tanto produce incertidumbre e impredecibilidad. Las páginas de Internet se actualizan periódicamente, se modifican en su contenido y presentación a grandes velocidades. Los usuarios y el número de páginas que aparecen a diario aumenta exponencialmente. Los nodos y los enlaces se multiplican de manera que cada día se encuentra más información, más gente con quien comunicarse, más invitaciones a transitar por la red, más posibilidades.

Los efectos de la turbulencia, es decir, las corrientes caóticas, que pueden definirse como corrientes entrópicas, que van del orden al desorden, de la incertidumbre a la predecibilidad, apuntan a que el orden y el caos están dinámica y misteriosamente interrelacionados. Orden, información, estabilidad, organización, o también autoadaptación que proviene de desordenes, entropías, inestabilidad, caos. El científico social Derrick de Kerckhove dice que que el Internet ”es una entidad autoorganizada, tanto porque indvidualmente nadie puede responsabilizarse de su orden como porque resuelve las diferencias sobre una base ad hoc, autoadaptándose a cada instante a unas condiciones que vacían constantemente, aunque su efecto general se mantenga estable”. Habla de un “inconsciente conectivo” que se integra y se auto-organiza5. Pareciera como si el Internet creciera por sí solo, pareciera que nos conectamos y nos comunicamos sin tener real conciencia de la magnitud de sus posibilidades.

Roman Gubern en su libro “El eros electrónico” afirma que vivimos en una época definida por normas estéticas laxas, donde la sociedad se caracteriza por el eclecticismo y por una sensibilidad plural y poliédrica en materia de señales de identidad. “Hoy coexisten –dice- sin escándalo la alta costura con el punk y los blue-jeans6 Y agrega, “los usuarios de Internet pueden beneficiarse de un principio fundamental de la teoría del caos, a saber, que pequeñas causas –como el aleteo de una mariposa- pueden generar grandes efectos, según la fórmula del multieco (repetición multiplicadora de los usuarios). De éste modo en esta ágora informática abierta se pueden producir revoluciones mediáticas inducidas desde el ciberespacio, haciendo realidad el principio de la diversificación cultural democrática”7

Gubern dice también que el modelo de red de Internet no tiene centro y se enlaza en relaciones asimétricas complementarias o discrepantes. Y explica que la información se difunde de modo rizomático, entendiendo que un rizoma es un tallo subterráneo de una planta, de múltiples raíces finas que se encuentran todas interconectadas entre sí. Agrega, entonces que Internet es un medio centrífugo y ramificado capilarmente, según principios de ubicuidad y de equiprobabilidad de las conexiones, “que transforma la ilusión audiovisual de viajar con la mirada en la realidad de viajar con el pensamiento”8 El término navegar, que se emplea para desplazarse por la red, implica movimiento constante, embarcarse, abordar y estar a la deriva también.

La cultura electrónica nos obliga a repensar así toda las formas culturales, económicas y políticas de nuestro tiempo. Los sistemas de valores también se tornan laxos y amoldables. Los nuevos patrones del comercio electrónico, los intercambios culturales, las políticas de propiedad y de autoría se vienen modificando al tiempo con los desarrollos de Internet. Nos inducen a analizar el mundo y a la vez, a examinarnos a nosotros mismos, porque transitamos en una superautopista de la información, con otro tipo de pasajeros, aquellos que mantienen el medio en constante movimiento y que se encuentran de una manera turbulenta y desordenada. El Internet se descubre como un modelo de red, con una nueva forma de interpretación del mundo, dentro de la que no existen limitaciones de tipo geográfico o temporal. La realidad virtual trasciende los límites del mundo físico.

Navegadores inestables y entrópicos (laberínticos)
La inmersión al Internet parte de un sistema que permite trasladarse, desplazarse o “navegar” a partir de los Navegadores o “browsers” que son los programas que permiten a un usuario moverse, leer información y en general, interactuar con Internet. Hay sensaciones de mutación, de inestabilidad, de movimiento, de traslados en el espacio, de cambio de sitio.

Hay un laberinto de posibilidades. Pero se trata de un laberinto que en lugar de conducir a una salida, parece ser que nos atrae hacia una “llegada”. Se transita por el laberinto de las redes para llegar a algún sitio, para obtener una información, para solucionar un punto de partida o para dejar al azar la llegada o de pronto la no llegada, porque cada cual recorre su propio camino. Laberinto de redes como un tejido, donde siempre se entrelazan unos hilos sobre otros, donde aparecen multiplicidad de desenlaces, cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones. Alguna vez los senderos de ese laberinto convergen, nos decía Borges: “Tsúi Pen no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos. En una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se coartan o que se ignoran, abarcan todas las posibilidades...”9

Los desplazamientos son inmediatos e instantáneos, se desarrollan a unas velocidades que en el tiempo real convencional, se tornan inmedibles. Los espacios también se modifican porque el navegador le permite al usuario estar aquí (frente al teclado y la pantalla), pero allá (con relación al sitio al cual el usuario se ha desplazado).

Los navegadores permiten abrir y cerrar ventanas, permiten tareas simultáneas que se desarrollan a la vez. Ofrecen la posibilidad de encontrar en el camino varios lugares, pero además recorrerlos todos al tiempo. Hay una aleatoriedad en estos recorridos que se torna entrópica.

Motores de búsqueda: robots turbulentos que convierten al usuario en creador
Los navegadores interconectan millones de páginas (web pages) de información, sin lograr obtener una visión de conjunto. Los motores de búsqueda, también denominados robots, permiten realizar una búsqueda sobre un dato en particular. Aquí encontramos una relación metafórica directa con el caos y el azar. Se parte de un desorden para llegar a un orden, pero es un orden con multiplicidad de posibilidades, es un orden que se construye sobre el camino, un orden creado no por el “emisor” sino por el “receptor”. Un nuevo orden si se quiere, a partir del caos de miles de redes pequeñas, situadas en infinitud de lugares e interconectadas entre sí.

Los motores de búsqueda como Yahoo o Alta Vista, ofrecen un orden a partir del desorden. Se trata de unos recorridos que pueden hacerse redundantes. Ofrecen una nueva organización que no es rígida, tiene la flexibilidad de lo imprevisible y de las incertidumbres, porque organiza solamente de acuerdo al orden que el usuario quiera encontrar.Es una organización que cobra vida, al igual que el universo y sus formas vivas; la entropía y la incertidumbre, tienen una base azarosa pero no accidental. La fuerza del azar y del no azar coexisten en el marco de una relación complementaria. Crear, exige actuar en un límite borroso entre el orden y el caos. En la perspectiva de Darwin, los organismos complejos aparecen debido a la copia, mutación, copia de mutaciones. En suma un sistema que puede evolucionar por selección natural es un sistema vivo10. Pero hay que entender el caos no como turbulencias y cambios sin rumbo, sino como una forma, otra froma que le da paso al orden. La turbulencia está siempre presente en la naturaleza: en las corrientes de aire, en los ríos y mares que modifican las líneas costeras, , en los desastres metereológicos que experimentamos en todos los sitios de la tierra: temblores, huracanes, volcanes. Cuando tratamos de describir nuestra era globalizada e informatizada, podemos coincidir en que se trata de una época turbulenta y veloz, que se mueve entre nuevas nociones, replanteamientos de las nociones anteriores y desordenes que conducen a nuevos ordenes. Aparecen copias y mutaciones que se recrean en su propia creación.

El lenguaje virtual no tiene lugar y sus formas son fluidas, plásticas, paradójicas. Se crean personajes ´reales´ en ambientes y espacios dotados de características desconcertantes. Se transforman las identidades se reagrupan las comunidades. Son modos de pasar del orden al desorden somultáneamente y sin pausas.

Portales que invitan a transformar en la inestabilidad
Los portales son definidos en el Internet, como creadores y agregadores de contenidos que tomando diferentes fuentes, organizan sus contenidos y su información de acuerdo a intereses comunes. Hay portales por temas de interés o portales por países, ciudades, actividades etc.

Un portal es como el vestíbulo de una casa, una casa que invita a conocer todas sus habitaciones, sus colores, sus estilos, sus aromas, sus costumbres.

Los portales en Internet se organizan de la misma manera. Invitan metafóricamente a que el visitante entre a navegar en un orden propuesto, pero un orden que puede ser transgredido y re-creado por el visitante. Un orden que se construye en conjunto entre emisores y receptores y que puede ser constantemente alimentado por todos los integrantes. Portales, en fin, que son creados a partir de propuestas entrópicas y si queremos turbulentas, porque proponen diseños que tienen rupturas y recurrencias. Los recorridos se hacen por medio de hipertextos, mediante una interactividad en que el visitante es a su vez el creador.

El principio de la turbulencia: cuyo diseño muestra rupturas, rizos, recurrencias de toda clase es otro de los principios fundamentales para la comprensión de la teoría de caos, aparece para describir una sensación de inestabilidad, que redundó en los modelos no lineales: si se ejerce un cambio en algun punto de presión del universo, se puede producir un impacto desproporcionado en otro. Los hipertextos y enlaces, de los que hablamos a continuación, parecen reflejarse en este principio.

Hipertextos y enlaces
He mencionado los hipertextos, como las formas mediante las cuales se desplazan los usuarios dentro del Internet. Se trata de sistemas de escritura y presentación que permiten que el texto contenga enlaces a otros documentos. El cursor del computador se coloca sobre una frase, una imagen o una palabra y al hacer el “click”, automáticamente aparece un enlace que lo ha conducido a otro texto, pero es otro texto u otra imagen que tiene relación directa con lo anterior. El usuario se ha desplazado re-creando su propio recorrido, eligiendo su propio camino, a partir de rupturas y recurrencias que le han permitido llegar a otros sitios. El laberinto se autoconstruye y se autorecorre con la participación interactiva del usuario.

Las experiencias que sensibilizan al hombre en el computador, parecen experiencias caóticas, porque nos permite re-elaborar nuevo ordenes. Los recorridos que hacemos entre las páginas web del Internet, la utilización de hipertextos que nos permiten saltar de una información a otra y efectuar recorridos laberínticos, se semeja mucho a las concepciones entrópicas de la información y a la naturaleza compleja de los fractales. El concepto de realimentación en la teoría del caos, apunta a que todos los sistemas están interrelacionados, al multiplicar un término por sí mismo producimos realimentación o “iteración” y no linealidad. En las teorías del aprendizaje este término se aplica para explicar que lo que se aprende ahora esta relacionado con la cantidad de información incorporada anteriormente..... La realimentación se ve entonces como autoorganización11.

En el lenguaje de los computadores, en las lógicas binarias, las paradojas iterativas conducen al caos y al desorden porque si se repiten constantemente ciertas cifras o figuras, las máquinas dejan de comprender su “lógica”. Se dice que para los seres humanos tienen el efecto contrario, pues conducen a la intuición creativa e incluso a a la iluminanción. En este sentido podemos aún pensar en el lenguaje como una manera de dar forma al pensamiento utlizando recurrencias circulares y autorreferenciales. Más aún, las propuestas físicas sugieren que la iteración hace que la estabilidad y el cambio no sean opuestos sino reflejos mutuos. En esta misma línea, los estudios indican que siempre el potencial caótico primero se condensa y luego se despliega y que la condición inicial determina el proceso; cualquier leve modificación de una señal, modifica la información y esta a su vez transforma la forma; por supuesto que hay formas más sensibles a las iteraciones que otras12. Lo anterior nos confirma que es pertinente mencionar los fractales y la iteración como nociones para comprender y producir rupturas mentales: el movimiento, la transformación un repliegue que produce creación y a su vez caos.

Así, en nuestros recorridos por la red de Internet, se repite la forma pero no la trayectoria: hay autoreferencialidad, hay iteración para la transformación y en la transformación somos nosotros mismos los que le damos esa nueva forma del espiral de rizoma. En estos sistemas dinámicos se ha encontrado una nueva perspectiva de realidad, perspectiva que puede comprenderse mejor aplicando las nociones que aquí se esbozan.

Hasta aquí me he limitado únicamente a un primer esquema explicativo de cómo se autodefine el Internet y hemos encontrado algunas nociones que se adaptan y se vuelven referenciales tanto de los quehaceres cotidianos, como de los lenguajes comunes y además de los principios generales del caos y el orden. Queda por analizar toda la gama de usos que se aplican al Internet en la vida cotidiana, usos que parten de la búsqueda de información, hasta el intenso ejercicio de comunicación globalizada. El solo tema de los correos electrónicos, los “chats”, los “ICQ” y las comunidades vistuales daría para otro artículo en esta misma línea. Lo mismo sucede con las aplicaciones que se han venido multiplicado velozmente en el campo del comercio electrónico y del entretenimiento ( los juegos de realidad vistual).

Como lo afirmaría Isaias Berlin, en esta era nos encontramos, ante una perspectiva que tiene una visión dispersa y múltiple de la realidad y de los hombres, que no integran lo que existe en una explicación u orden coherente pues se percibe el mundo como una compleja diversidad en la que, aunque los hechos y fenómenos particulares gocen de sentido y coherencia, el todo es tumultuoso contradictorio, inapresable13

La información también se reorganiza. Se accede a ella en forma hipertextuada y recorriendo caminos sin conocer la meta, aprendiendo en el camino a abrir “ventanas”, a conocer “portales” y motores de búsqueda y navegadores. Los mismo términos empleados son las metáforas de esa nueva realidad y de ese nuevo orden que nos agrede y que agredemos. Nos encontramos ante un nuevo orden, una nueva manera de in-formar.Y este nuevo orden ha sido impuesto por la mediatización tecnológica. Una era en continuo movimiento. Un movimiento que se fragmenta y se reordena siempre en el límite. Límite entre realidad y virtualidad, entre orden y caos. Entre el azar y la certidumbre. Estamos aquí y ahora, pero también allá y en otro tiempo. El mapa espacio temporal se desdibuja y la tecnología nos obliga a recorrer otros espacios y otros tiempos. Lugares en los no lugares. Es una era que se puede resumir en la fascinación y el temor caótico, pero un caos desde la posibilidad de un nuevo orden.


Notas:

1 CALABRESE, O. La era neobarroca. Madrid, Catedra,1989
2Ver ESCARPIT, R. Teoría general de la información y de la comunicación. Icaria.1976
3 Vease ECO, U. Obra abierta. Barcelona, Ariel, 1962 y 67
4 BRIGGS, J y PEAT, D. Espejo y reflejo: del caos al orden. Barcelona,Gedisa,1990. p.22
5 de Kerckhove ,Derrick. Inteligencia conectada y mente colectiva en Revista de Occidente No.206, junio,1998.p.42
6 GUBERN, R. El eros electrónico. Madrid, Taurus,Alfaguara,2000.p.47
7
Briggs y Peat, Op.cit ,p.77
8
Ibid.,p.122
9
Borges, J.L. El jardín de los senderos que se bifurcan, en Ficciones, Madrid, Emecé,1992
10
EMMECHE, C. Vida simulada en el ordenador. Barcelona, Gedisa,1998
11
Briggs y Peat Op.cit pgs.66-77
12
Ibid, pgs.66-77
13
BERLIN, I. El erizo y la zorra. Barcelona, Muchnik, 1998


Fanny de Himmelstern