Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Febrero - Marzo
2004

 

Número actual
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52)(55) 58645613
Fax. (52)(55) 58645613

Un Tiempo
 

Por Juan Carlos Bonilla
Número 37

Pasado el tiempo, uno puede hablar de locos y de Dioses y de drogas y de cuanta cosa uno quiera, pero realmente dentro de las rejas de la prisión esto deja de ser importante, cada grano que recubre esta pared de ladrillos parece un instante vivido en el sucedáneo mundo extravagante de las equivocaciones, por que seamos realistas, vivimos este mundo en torno a errores cometidos una y otra vez, si no fuera así no tendría sentido la historia, la ciencia política, el estudio mismo de la comunicación, las novelas, la pasión y mucho menos el amor. Imaginemos un mundo perfecto muy a la Aldous Huxley, donde la misma derrota del mundo feliz se encuentra en la perfección de sus habitantes, desde Alfas hasta Epsilones, todos hechos de una manera predestinada y perfecta para vivir una vida acorde a sus capacidades y colocadas estratégicamente como tablero de ajedrez, es más, todo fuera tan sencillo como ser peones o reyes. Pero seamos realistas, no podríamos concebir ni siquiera el amor verdadero sino, por una verdadera atracción hacia las desgracias de la persona amada.

Que fácil es escribir desde mi celda, criticar al mundo y volverme ese Dios que le ha dado vida al mundo de mi imaginación, como lo ha hecho Miguel de Unamuno, Kundera o el mismo Jesucristo, es más que sería del pobre de Omar, si Omar, aquel del que me acuerdo como loco teniendo problemas para abrir una cerveza y que acabó enamorado de la misma, recuerdo que él y chela tuvieron tantos problemas antes de consumir su amor en un beso que acabaría con la vida de la misma, pobre, Omar se veía tan triste al haber perdido a su querida, pero en verdad el es un auténtico cabrón, enseguida llegó otra igual, la tomó con sus manos de gigante y ya se había olvidado de la anterior. Pues no sé, parece bastante estúpido, pero en una algarabía orgiástica con ayuda de sustancias, se pueden crear y reproducir pasiones tan fuertes y absurdas como las de la vida real, sólo es cuestión de pensar en lo más absurdo, comparar hasta el fondo con algo muy importante, y podremos pasar un buen momento de lo más simpático y quién sabe, a lo mejor hasta escribir un libro o hasta en una revista importante o hasta la misma Biblia.

Por que en este grano que veo en la pared, que solamente sería posible gracias a aquel impostor de Dios que conocí aquel día en un parque, se ve la figura de Adriana, si, claro que es Adriana, pobrecilla, yo la vi en pleno viaje somático ser expulsada del mundo de las personas con voluntad a causa del desprecio que le hizo a Ricardo Flores, aquel catrín que vaya, que suerte se carga ese tipo, sabe conseguir las mejores drogas para atraer a las chicas hacia él privándolas de toda voluntad, no sé, yo creo que en definitiva si es una violación, una chica del calibre de Adriana no puede dejar de sentir repulsión hacia aquella prominente barriga, que asco, y aquellos dientes amarilloverdosos, su olor es casi tan repugnante como su aspecto, y no podemos olvidar aquella verruga que hace un juego perfecto con lo grasosos de su piel que brilla poco más que el tumulto de joyería que adorna su ostentoso cuerpo como a un árbol de navidad seco y plagado de gusanos. Pero en fin, espero no crear en la voluntad de mi drogadicción un mundo tan patético y situaciones tan repugnantes como estas, el ver a Adriana en los brazos de aquel cerdo, observar su delicado cuerpo con los ojos rojos siendo besado y lengüeteado por su saliva que yo creía radioactiva, esto si sería más cruel que una tortura directo a mis genitales, no solo verlo, en fin, sólo fue un viaje, pero ese maldito viejo creído Jesucristo supersatánico, que en su delirio me dice que yo fui el creador, eso si que no, y si no, que muera aquí ahogado en mi propia miseria o por la misma mano de Adriana.

Imaginar cuantas cosas putrefactas se pueden crear en un desquebrajado instante de insolencia, imaginarlo realmente multiplicado por la gran cantidad de drogos que habitan nuestro mundo, y no sólo eso, los que hayan sido creados en otro viaje, cuántas personas no estarán en este momento confinadas al mundo de la broma y de lo absurdo, cuántas personas limitadas al confín de máscaras puestas por la voluntad de un hombre insolente y ególatra. No sólo Dios, el creó un mundo, los drogadictos crearon otros, a lo mejor y hasta comunas emancipadas y felices, los escritores, los novelistas, todos, todos somos Dioses, todos somos creadores de vidas y sin darnos cuenta destinos que alteran mundos, personas, sociedades, culturas y políticas, pero aun así, somos impotentes a defendernos de nosotros mismos, como si fuera este un mundo de Dioses librando guerras entre nosotros mismos. Tenemos como mejor ejemplo a Bill Gates, Quentin Tarantino, Emilio Azcarraga, y sus muy variadas y enfocadas instituciones, pero como siempre, el lado bueno de luchadores de la justicia que ahora se conocen mejor como críticos de la sociedad, o de la comunicación, personalidades como McLuhan, Sartori, Marx, Luhmann, Hesse, Soler o Burroughs.

Vidas entregadas a la lucha, pero como siempre existe una próxima y una próxima y otra próxima generación, los futuros estudiosos de sucesos y críticas, la nueva era infinita, que empieza por ser una parte liberal revolucionaria y acabo por ser conservadora de su propio tiempo, y me propongo dentro de mis próximos números hacer un suceso de relaciones antiguas con contemporáneas, crear nuevo seres y mundos, sin parar, personajes que vivan paralelamente mi mundo, mi contexto y nuestra vida, por que es nuestra, es viva imagen de nosotros mismos todo lo que gira alrededor, no importa si somos publicistas o científicos, artistas o críticos, gobernantes o gobernados, bajo la óptica de la comunicación, nuestras relaciones son intrínsecas y dialécticas, somos mero objeto de estudio de nosotros mismos y vivimos con una sola razón, experimentar hasta lo no conocible, la muerte, vivir para morir, respirar para acabar asfixiados y sentir para acabar inertes.


Juan Carlos Bonilla
Estudiante de Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México.