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Por Bernard Lamizet
Número 38
Palabras
clave (key-words): Lectura,
interpretación, documento, memoria
Abstract:
El
concepto de lectura se encuentra en la articulación de la
semiótica y la informática. Es la complejidad del
concepto de lectura que el presente texto se propone cuestionar,
a la vez que hace aparecer las diferencias entre la semiótica
y la informática dentro de la epistemología del tratamiento
del documento y mostrando las diferencias del estado del signo y
de las operaciones de interpretación entre la semiótica
y la informática. La semiótica de la lectura resulta,
así, de una articulación entre el concepto de lectura
elaborada y puesta en práctica en el campo de la semiótica
y el concepto de la lectura elaborado y puesto en práctica
dentro del campo de la informática.
La relación con la información no
es más que la misma en una lógica semiótica
y una lógica informática. En el campo de la informática,
la información, objeto a tratar, es susceptible de ser sometido
a operaciones, es un real medible, cuantificable, operatorio y nacido
de una casualidad hecha por sí misma de una sucesión
de operaciones. En cambio, en el campo de la semiótica, la
información es una forma simbólica intepretable, vinculada
a una lógica arbitraria, y es sometida a una actividad lingüística
que escapa a la casualidad, ya que depende de elecciones asumidas
por un sujeto al curso de un proceso simbólico de coumunicación
y de mediación.
La
semiótica de la información es el conjunto de procedimientos
y de procesos por los cuales la información se inscribe en
una lógica interpretable. Es la memoria la que, en semiótica
como en informática, permite reconocer la información
operatoria por conservarse y la información inútil
(el “ruido”). La lectura se convierte en una mediación
semiótica a partir del momento en el que no designa más
que una sola actividad, pero designa muchos modos de uso simbólico
del espacio público.
Semiótica
de la Lengua
El
concepto de lectura se encuentra en la articulación de la
semiótica y de la informática. Es la complejidad del
concepto de lectura que el presente texto se propone cuestionar,
a la vez que poner en manifiesto las diferencias entre la semiótica
y la informática en la epistemología del procesamiento
de datos y mostrar las diferencias de estatuto del signo y de las
operaciones de interpretación en semiótica y en informática.
La semiótica de la lectura resulta, así, de una articulación
entre el concepto de lectura elaborado y ejecutado dentro del campo
de la semiótica y el concepto de lectura elaborado y ejecutado
en el campo de la informática.
El concepto de documento y el de lectura se encuentran articulados
en el campo de la semiótica y el de la informática,
el uno y el otro, destinados a pensar el uso simbólico
de los documentos en un proceso de información. La semiótica
y la informática se inscriben, por otra parte, ambas, dentro
de las nuevas lógicas de procesamiento de datos que aparecieron
a principios de siglo a partir de la complejización de las
ciencias del lenguaje.
Los procesos que se inscriben en un conjunto de operaciones informáticas
están incluidos en la dialéctica entre lo singular
y lo colectivo, que no son de naturaleza diferente: la cuantificación
en la que se inscribe la informática resulta de una enumeración
de unidades que son del mismo orden que el conjunto que constituyen.
La lógica de los sistemas informáticos descansa sobre
una lógica de número, medible, cuantificable; en cambio,
la mediación semiótica articula a un singular y a
un colectivo que no son de la misma naturaleza, puesto que el colectivo
que se aplica en los procesos semióticos en el campo de la
comunicación es de carácter social y político,
mientras que el singular es del orden de la subjetividad y del deseo.
Mientras que los procesos informáticos resultan de un conjunto
de enumeraciones de unidades singulares inscritas en conjuntos colectivos,
los procesos semióticos resultan de la institución
de mediaciones lingüísticas entre los sujetos singulares
y los conjuntos colectivos a los cuales pertenecen.
Dentro de los procesos informáticos, la información
es motivada y puesta en una red, dentro de un conjunto de operaciones
y de cuantificaciones que no están incluidas en un sujeto,
sino en un operador. En cambio, en los procesos semióticos,
la información, arbitraria, está incluida en el conjunto
de mediaciones puestas en juego por un sujeto, portador de una dialéctica
simbólica entre su dimensión singular (que está
incluida en el deseo) y su dimensión colectiva (que está
incluida en la política), básicamente extranjeras
e irreductibles una a la otra. Mientras que los operadores de la
informática son actores indistintos unos de otros, los sujetos
de la semiótica son sujetos portadores de identidades de
las que difieren entre ellos, en razón de la diferencia que
distingue las articulaciones de las cuales son portadoras entre
su dimensión singular y su dimensión colectiva.
Esta es la razón por la cual la informática está
incluida en el conjunto de operaciones no arbitrarias, mientras
que la semiótica está incluida en la mediación,
estructurada por una lógica arbitraria.
La arbitrariedad caracteriza al signo, ya que representa la
implicación del sujeto de la comunicación, dentro
del doble proceso de la enunciación y de la interpretación.
La arbitrariedad del signo es, hasta cierto punto, el nombre que
toma la libertad de la comunicación dentro del campo de la
semiótica. En cambio, no hay arbitrariedad dentro de la lógica
informática del documento y de las actividades de la información,
puesto que se trata de operaciones que fijan las condiciones de
uso del documento dentro de los procesos de comunicación,
y son las exigencias de la información las que determinan
las operaciones, tanto lectura como escritura, aplicadas por los
actores de los dispositivos de la información.
Semiótica,
informática e información
El
informe en la información no es el mismo en una lógica
semiótica que en una lógica informática. Dentro
del campo de la informática, la información, objeto
a tratar y susceptible de ser sometido a operaciones, es un real
medible, cuantificable, operatorio y producto de una causalidad
hecha ella misma de una sucesión de operaciones. En el campo
de la informática, la información es a la vez un conjunto
de datos que pueden ser objeto de un procesamiento y que pertenecen
a la competencia de los actores de la comunicación y la mediación,
y al resultado que aplican en su actividad documental. En cambio,
en el campo de la semiótica, la información es una
forma simbólica interpretable, vinculada a una lógica
arbitraria y sometida a una actividad lingüística que
escapa a la causalidad, puesto que está incluida en las elecciones
asumidas por el sujeto durante un un proceso simbólico de
comunicación y de mediación. En el campo de la semiótica,
la información es una significación que incluye una
interpretación puesta en práctica por los sujetos
de la comunicación, enunciador y lector, y es precisamente
la identificación simbólica entre estos dos actores
que instituye como sujetos del lenguaje y que asegura la aplicación
de los códigos lingüísticos constitutivos de
los procesos semióticos.
Semiótica del programa
El concepto de programa define un conjunto de operaciones con miras
a producir una información. En el campo semiótico,
un programa es la articulación entre un sujeto de la enunciación
y de la interpretación, un sistema de codificación
y de interpretación y un conjunto de informaciones que son
objeto de una puesta en forma y una puesta en lengua.
Una novela es un programa semiótico, ya que las informaciones
relativas a los lugares, a los personajes y a lo que está
en juego puede estructurar la significación global de la
novela, es decir las condiciones en las cuales tiene lugar la interpretación
de la que es objeto durante el proceso de la lectura puesta en práctica
por el sujeto de la comunicación y de la enunciación.
En un enfoque comparable, un programa informático representa
el conjunto de procesamientos y operaciones cuyos datos deben ser
objeto para convertirse en una información.
Un programa informático se articula entre las operaciones
y los sistemas de codificación, independientemente del sujeto
que los pone en práctica. Mientras que la lógica semiótica
del programa descansa en la actividad de un sujeto de enunciación
y de interpretación, la lógica informática
del programa se basa en una cadena de operaciones y aplicaciones
independientes del actor que los pone en práctica. El concepto
del programa, en estas condiciones, está incluido en la semiótica
de operaciones matematizables y repetibles no importa en qué
contexto de comunicación.
Interpretación y operación
Fundamentalmente, el lenguaje semiótico y el lenguaje informático
se inscriben en procesos de diferente aplicación, que se
pueden describir por los conceptos, más generales, de interpretación
y de operación. Mientra que el lenguaje semiótico
es objeto de una interpretación, comprometiendo al sujeto
que lo aplica y la cultura de la cual es portador que instituye
su identidad, el lenguaje informático es el objeto de un
conjunto de operaciones de procesamiento de datos que no compromete
al sujeto, puesto que ellas son independientes de los sujetos que
las aplican, pero son fijadas por los dispositivos y las aplicaciones
que de ellas resultan. La interpretación semiótica
consiste en la articulación que hace el sujeto del lenguaje
de las representaciones simbólicas a las referencias que
hace y a las significaciones en las que se basa, por medio del reconocimiento
y de la aplicación de un sistema de interpretación.
En este sentido, la interpretación semiótica descansa
sobre la instauración de una relación de naturaleza
dialógica entre el sujeto de la enunciación y el sujeto
de la lectura, que se indentifican simbólicamente el uno
del otro.
La lectura semiótica consiste, fundamentalmente, en un conjunto
de prácticas que instituyen una identidad común, compartida,
por los sujetos de la mediación simbólica que intervienen
en el proceso de comunicación. En cambio, las operaciones
de carácter informático no consisten en interpretaciones,
sino en la aplicación de las series de operaciones cuya codificación
consiste en la puesta en memoria y el reconocimiento de los operadores,
que no conducen a representaciones interpretables sino a los resultados,
es decir a entidades cuantificables y medibles correspondientes
a realidades activas en las operaciones ejecutadas. Dentro de las
operaciones de orden informático, no se identifican los actores
que las ejecutan, pero la universalidad de la cuantificación
aplicada envuelve el postulado de uniformidad de los operadores.
Se trata precisamente de lo que Kant llama la universalidad de los
juegos matemáticos.
Semiótica
del documento
Un documento es un conjunto de informaciones que es, por una parte,
vinculable y operatorio dentro de un proceso de comunicación
y, por otra, el registro de una memoria que es la del lector del
documento. La semiótica del documento se basa en la articulación
entre el sistema de significación que da cuenta de la significación
de ese documento y el sistema cultural que permite su registro en
una memoria y su disponibilidad en las prácticas de la comunicación.
En el campo semiótico como en el de la informática,
la semiótica del documento hace aparecer las informaciones
disponibles contenidas en el documento y las condiciones dentro
de las cuales ellas pueden hacerlas objeto de una interpretación.
La semiótica del documento consiste en inscribir un documento
dentro de una perspectiva semiótica, es decir volver a su
significado problemático.
Hay dos tipos de mediación semiótica del documento,
es decir dos tipos de inteligibilidad problemática de la
dimensión semiótica del documento. Por una parte,
el documento se entiende como un conjunto de significantes portadores
de información sobre el mundo: se trata de las informaciones
en las que el lector define la referencia durante los procesos de
la interpretación y la designación de las referencias,
a las cuales se remite el documento en el proceso de producción
de la información. Por otra parte, el documento se entiende
como un conjunto de significantes portadores de información
sobre el enunciador del discurso del que es portador: se trata de
informaciones en las cuales la referencia define la subjetividad
del enunciador en el proceso mismo de la enunciación, dentro
de su dimensión identitaria. La semiótica del documento
es, así, aquella que se puede llamar una semiótica
dual. La lectura define dos procesos de comunicación; el
primero pone en relación la subjetividad del lector con la
del enunciador, en un proceso de identificación simbólica;
el segundo, pone en relación el material discursivo del significante
(texto, imagen, diversos significantes de la comunicación)
con la identidad cultural y simbólica cuyo documento es una
forma de testimonio.
La
lectura como proceso semiótico complejo
El proceso dual que constituye, así, la lectura, consiste
en el reconocimiento y en la apropiación, por parte del sujeto,
de las informaciones de naturaleza diversa y de diversas referencias
comunicacionales cuyo documento es portador. Se trata de un proceso
dual, porque, a cada momento de este proceso, se articularán
ambas realidades cuya comunicación por la lectura es el asiento,
la realidad de los sujetos y la realidad de la referencia. La informática
y la semiótica consisten, ambas, en el conjunto de codificaciones
y de operaciones de tal naturaleza que devuelve la información
disponible para el lector. La semiótica de la lectura consiste
en el conocimiento de las operaciones de interpretación por
las cuales el sujeto se apropia del documento, que se trata de un
documento que ha sido el objeto de una escritura (lectura clásica)
o de un documento que resulta de un conjunto de operaciones y de
procesamiento de datos (lectura informática). Es por eso
que la informática define la lectura como la puesta a
disposición de la información, más que
como la investigación de las referencias y de las significaciones
que la comportan. A partir del momento en que la lectura se instituye
como proceso semiótico puede referirse a cualquier dispositivo
de producción de la información, sin que esto se limite
a la lectura del escrito. Es por eso que podemos hablar de la lectura
a propósito de toda operación de reconocimiento de
una semiótica: se puede hablar de lectura del sonido, de
lectura de la imagen, de lectura de un programa imformático.
La polisemia del concepto de lectura es un signo de la transformación
de la lectura en una mediación semiótica compleja.
Se pueden definir de la siguiente manera los cuatro momentos de
lo que podemos llamar el proceso complejo de la lectura semiótica.
El primer momento es la experiencia de identifiación de la
lectura, en el curso de la cual el sujeto que lee construye su propia
identidad articulándola en la representación de la
identidad que supone a un enunciador. Se trata, allí, del
proceso, instituyendo, la especulación comunicacional, del
espejo del cambio semiótico. El segundo momento
es aquel en el curso del cual se instituye el código, el
sistema simbólico, constitutivo del objeto de la lectura.
Se trata de una doble identificación, la del código
del lenguaje y la de la referencia de la información. El
tercer momento de la lectura es el de la articulación de
la dimensión simbólica del discurso que es objeto
de la lectura a la dimensión efectiva del sujeto que lee,
en su propia personalidad, en su subjetividad o en su actividad
institucional. Finalmente, se puede decir, así, que al llamar
el complejo semiótico de la lectura concluye con la apropiación
propiamente dicha sobre el discurso o sobre el mensaje por el sujeto
de la lectura. En cuanto es objeto de una identificación
y de una interpretación, el discurso que es el objeto de
la lectura se inscribe en la cultura disponible del sujeto que lee,
que, en lo sucesivo, puede inscribir los términos en sus
propias actividades simbólicas.
Semiótica
de la información
La
semiótica de la información es el conjunto de procedimientos
y de procesos por los cuales la información se inscribe en
una lógica interpretable. Que se trate de una interpretación
por un sujeto dentro del curso habitual de las operaciones de lectura,
o de un procesamiento de datos en términos informáticos,
la semiótica de la información consiste siempre en
un conjunto de operaciones que le permiten al sujeto adquirir a
la vez el sentido de la información y su disponibilidad.
La semiótica de la información consiste en la formulación
de las condiciones en las cuales es posible su interpretación,
mientras que el procesamiento de datos de la información
consiste en la formulación de las condiciones en las cuales
el uso de esta información es posible dentro de un conjunto
de operaciones. La lectura vuelve a una semiótica de la información,
la cual consiste, siempre, en la institución de una mediación
de la información que, articulada dentro del primer código
por el enunciador del discurso al curso de la escritura, hace el
objeto de una segunda articulación por el lector en el curso
de este otro momento semiótico al curso del cual el otro
sujeto hace la apropiación simbólica del texto en
la lectura. Pero la otra dimensión de la información,
que podemos, por tanto, llamar paralela, la informática
de la lectura, no es del mismo órden. No se trata de
una operación en el curso de la cual son identificados los
códigos y los sistemas de representación de los que
se sostienen en el texto que hace objeto de la lectura, sino de
una operación en el curso de la cual el sistema textual es
reenviado a una serie de operaciones articuladas unas a otras, al
final de la cual será definida como lo que se puede llamar
la dinámica informática del texto. Se trata
del conjunto de operaciones que es posible poner en ejecución
a partir de los datos abastecidos por el texto, de los que concebidos
como conjunto cuantificable de datos lingüísticos e
icónicos. La semiótica de la información articula
una a otra la semiótica de la lectura y la informática
de la lectura.
Semiótica
de la memoria
La semiótica y la información descansan ambas en el
reconocimiento de un estado superior de la memoria. El estado de
la memoria en el campo de la semiótica es el de una referencia
de la significación: es en función de la memoria del
lenguaje disponible que voy a dar una significación a la
información que tengo para constituirla como signo e interpertarla.
En el campo de la informática, la memoria es un conjunto
de operaciones disponibles. Ella no se sitúa en el campo
de la significación, sino hace posibles las operaciones que
constituyen lo que se llama el procesamiento de datos. En cambio,
en el campo de la informática como en el de la semiótica,
la memoria representa al mismo operador de reconocimiento de la
información. Es la memoria que, en semiótica como
en informática, permite el reconocimiento de la información
operatoria para conservar la información inútil (el
“ruido”). Pero sin duda la importancia de la semiótica
de la memoria no va más allá. La semiótica
de la memoria tiene, de hecho, la función superior de articular
la semiótica de un texto a la semiótica de todos los
demás de la que el sujeto puede ser portador de su saber,
es decir de su cultura o de su imaginación. La semiótica
de la memoria es una semiótica de la competencia del sujeto.
Ella articula la enunciación de cada nuevo documento, o su
lectura, un conjunto de documentos de los que el sujeto es portador
de su competencia. La memoria se convierte, finalmente, así,
en un proceso en el que se puede desempeñar dos instancias.
La primera instancia de la memoria es una forma de filtro. Cada
nuevo documento, o cada nueva información, es sometido a
un proceso al término del cual la memoria decide, o no, aceptarlo
o integrarlo al saber del que es portadora. Este primer filtro es
una forma de garantizar la coherencia de la memoria del sujeto;
se trata, para el sujeto, de reconocerse, dentro del conjunto
de las representaciones de las que está hecha su memoria.
Se podría designar este primer filtro de la semiótica
de la memoria como el momento en el que la memoria actúa
como una mediación: ella instituye una forma de dialéctica
entre la singularidad de cada nuevo documento adquirido por el sujeto
y la dimensión colectiva del conjunto de los saberes del
que puede ser portadora.
La segunda instancia de la memoria es capital dentro del proceso
semiótico de la lectura. Se trata del momento en el curso
del documento adquirido así al final de la lectura se convierte
en un documento disponible a la competencia del sujeto.
No se trata solamente de ejecutar una mediación entre el
nuevo documento y el conjunto de documentos que lo precedieron en
la memoria, sino de articularlos, en una mediación diferente,
en el conjunto de documentos posibles, que se suceden en la
actividad de comunicacíón del sujeto. Toda lectura,
en ese sentido, porque significa un momento de apropiación
del significado y de la información para el sujeto, está
disponible para prácticas posteriores de comunicación
ejecutables por el sujeto, el documento, las significaciones que
él ha realizado, o las informaciones de las cuales es portadora.
Los procesos informáticos son objeto de una semiótica
comparable con la memoria estructurada y puesta en ejecución.
En efecto, el filtro de la lectura, que constituye una
forma de mediación de homogeneidad de los sistemas de información,
es ejecutada en los dispositivos informáticos como dentro
de las prácticas lingüísticas o simbólicas
de la lectura. La lectura informática es, ella así,
un proceso que descansa sobre el reconocimiento de cierto número
de significados característicos de una competencia común.
Se puede hablar, en este sentido, de la lectura informática
como del conjunto de operaciones constitutivas de la identidad
del lenguaje informático. Pero la lectura informática
es también hecha de una segunda instancia, al curso de la
cual toda información así constituida se encuentra
disponible para posteriores informaciones o posteriores procesos
de datos en las operaciones aún por venir.
A este respecto, la lectura informática representa, como
la lectura simbólica, un conjunto de operaciones y de prácticas
fiables de la homogeneidad del sistema significante. Podríamos
ir más lejos: es la articulación de la lectura informática
y de la lectura simbólica que instaura, así, el tecto
o el conjunto de los significados ejecutados, en un verdadero sistema
de información, disponible para futuros tratamientos,
o para operaciones posteriores de gestión de la información
y de sus contenidos. Sin duda, por otra parte, se debe a estas dos
dimensiones de la lectura que es posible hablar de una verdadera
semiótica de la memoria, puesto que ella pone en
relación dos memorias diferentes una de la otra.
Temporalidad
de la mediación informática y espacialidad de la mediación
semiótica
El
análisis semiótico de la escritura y de la legibilidad
de los documentos descansa sobre la puesta en evidencia de los espacios
semióticos que constituyen los documentos interpretados.
La puesta en página, es decir la constitución de una
semiótica del espacio forma parte de elementos constitutivos
de la significación, y el sujeto de la comunicación
comienza por construir el espacio dentro del cual las informaciones
se convierten en signos, precisamente debido a su modo de ocupar
el espacio de la legibilidad. En cambio, el procesamiento de datos
de la información no se sitúa en el espacio sino en
el tiempo, puesto que es la sucesión y la articulación
de las operaciones entre ellas que asegura, para el operador, la
producción de la información. La mediación
informática de la información se despliega en la temporalidad
constituida por la combinación y la sucesión de las
operaciones requeridas, mientras que la mediación semiótica
de la información se despliega en la espacialidad significante
de la organización de los discursos y de las representaciones.
La articulación de la informática y la semiótica
dentro de un sistema complejo del espacio y del tiempo se articula,
de hecho, en la elaboración de un estatuto de la información
que hace del objeto de la lectura un tratamiento ejecutable. Estructurada
dentro del tiempo, la información depende de la actividad
que la pone en ejecución. Es con arreglo a la competencia
y al saber del que es portador, pero es también con arreglo
a los proyectos que tiene la intención de poner en ejecución,
que la información plenamente es objeto de una apropiación
por el operador o el lector en el tiempo de su actividad informática.
Estructurada dentro del espacio, la información depende de
la materialidad del sistema significante que la hace legible y la
hace aparecer al sujeto. Esta es la función de los otros
dispositivos simbólicos de los que el sujeto es portador,
y que son constitutivos de los lenguajes con los cuales el sujeto
con los cuales da cuenta del mundo, que la dimensión propiamente
semiótica de la lectura pone al sujeto a confrontar los signos
que interpreta de otros signos presentes, al mismo tiempo,
que el espacio de la comunicación. Mientras que la temporalidad
de la lectura informática reenvía la sucesión
de las operaciones en las cuales ella es hecha, la espacialidad
de la lectura semiótica reenvía al conjunto de las
relaciones voluntarias y mantenidas por el sujeto a los otros sujetos
y para otros significantes dentro del espacio de la comunicación.
Semiótica del sujeto
Podemos comparar el estatuto del sujeto en el campo de la informática
y dentro de la semiótica. El sujeto de la informática
es un operador, dicho de otra manera: un actor en la medida
en que practica sobre la información un cierto número
de operaciones que la vuelven disponible y utilizable en el programa
informático en curso de elaboración o de ejecución.
En cambio, en el campo de la semiótica, el sujeto es un intérprete,
dicho de otro modo: un sujeto en la medida de pensar y de apropiarse
de la información en función de la significación
que reviste, y entendido en relación a su inconsciente. Es,
finalmente, la diferencia entre actor (definido, en informática,
por las operaciones que ejecuta) y un sujeto (definido en semiótica,
por su relación con otro). Fundamentalmente, la diferencia
entre el sujeto semiótico y el operador informático
reside en el hecho que, para el primero, la información resulta
de una interpretación, y que, para el segundo, es el resultado
de un conjunto de operaciones.
La cuestión de la arbitrariedad
Es la arbitrariedad del signo la que funda el enfoque semiótico.
En otros términos, es la que funda el hecho semiótico,
es el carácter de lo imprevisible de la intepretación
por la cual el signo se hace objeto por parte del sujeto. En cambio,
el enfoque informático consiste en un procesamiento de la
informació, y, por consecuencia, tanto el resultado de las
operaciones como las condiciones dentro de las cuales ellas se celebran,
son previsibles y pueden ser objeto de un conjunto de reglas y de
normas de naturaleza homogénea.
En el campo de la informática, la información no resulta
de la arbitrariedad de los signos, sino de un conjunto de operaciones
previsibles. En el campo de la semiótica, la información
resulta de la interpretación de un signo arbitrario por el
sujeto del lenguaje.
Lectura e interpretación
La diferencia entre la lectura y la interpretación depende
de la diferencia entre el estatuto del concepto de información
y el concepto de significación. En efecto, mientras que se
puede definir la lectura como el proceso de reconocimiento y de
apropiación de la información, la interpretación
permanece limitada a la designación del proceso de reconocimiento
de los signos de elucidación de su significación dentro
de un sistema convencional que se reconoce. La lectura designa por
lo tanto la elaboración de una información por un
operador, en un sistema de comunicación dentro del cual se
instituye como un actor social distinto del emisor, mientras que
la interpretación designa la elaboración de una significación
por un sujeto en una situación de espejo en la cual se identifica
simbólicamente al enunciador.
La
semiótica de la lectura
Para que la lectura se convierta plenamente en una mediación,
hace falta sin duda que se convierta en un concepto independiente
de la práctica que ella designa, y, por consecuencia, de
la relación en la cual ha sido instituida, en la escritura.
La lectura se convierte en una mediación a partir del momento
en el que no designa una sola actividad, sino cuando designa múltiples
modos de uso simbólico del espacio público. Es con
las tecnologías de la información y de la comunicación
que se ha comenzado a hablar de lectura a propósito de discos,
de registros y de modos de representación y de registro (registro
de sonido por magnetófono o registro de imágenes por
vídeo).
La informática ha peseguido la institución de esta
mediación de la lectura y, de esta manera, cumple los procesos
de elaboración de una semiótica de la lectura.
Notas:
*
Texto original del francés Sémiotique de la Lecture.
Traducción de Susana Arroyo-Furphy.
Bernard Lamizet
P rofesor de Ciencias de la Información y de la Comunicación
en el Instituto de Estudios Políticos
de Lyon, Francia. |