Por Marisa Avogadro
Número 39
Corazón de Chocolate
Le di un beso: ¡chuic! Y di
un saltito para atrás. Me miró fijo a los ojos con
sus ojitos color miel y muy brillantes. Los míos no los veía,
mas imaginaba que brillaban igual.
Llegaba a sentir la suavidad de
su pelo gris u su olor a hierbas silvestres. Todo el paisaje hoy
me parecía diferente. Los colores más fuertes, los
aromas más penetrantes.
Los colibríes, verdes, azules
noche, picoteaban en pareja de flor en flor. Las mariposas movían
rítmicamente sus alas al compás de la brisa y los
sauces también mecían su larga cabellera con el viento.
Los pajaritos cantaban por todos lados. Las liebres y las ardillas
saltaban de un árbol a otro. Las lentas tortugas caminaban
de aquí para allá.
Y yo, enamorado, con una zanahoria
en una mano y un corazón de chocolate en la otra, esperaba
a Conejola para dárselo. No era extraño, en San Valentín,
todos festejamos el día del Amor, hasta los conejos.
Lucas y Jacky
Sus ojos marrones, vivaces y penetrantes
me observan desde que llego a la casa. Mueve Lucas su larga y peinada
cola marrón y negra, mientras Jacky, blanca como un pompón,
permanece sentada.
Los acaricio y mis dedos resbalan
por su pelaje suave y brillante. Como osito de peluche, Jacky, refinada,
intensamente blanca con algunas manchitas negras, estira y cruza
sus patas sentada a mis pies.
Lucas, de orejas alertas, mueve
su hocico en busca de ternura. A veces llego a sentir que sus ojos
me hablan. Sus ojos marrones, marrones miel con una mirada profunda
y al mismo tiempo tan suave, siguen cada uno de mis pasos.
Arriba, vamos al patio y caminamos
los tres a la par. Sus gestos, sus ladridos, sus movimientos, todo
en ellos es un lenguaje.
Se siente el crujido de la bolsa
del alimento y ya están preparados juntos a sus tazones,
cada uno en su lugar.
Ahora, estamos listos, el agua fresca
nos espera en el jardín y jugamos entre las plantas. Me acerco
y corto un jazmín y ya está Lucas oliendo las flores.
Cuánta ternura, tanta lealtad,
tanto afecto. Mundo animal para algunos, para otros, tan sólo
mundo nuestro.
Mtra.
Marina González Martínez
Catedrática del Departamento de Humanidades del ITESM
Campus Estado de México, México. |